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Lunes, 25 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Berdini de Sarteano, Beato Alberto»

De Enciclopedia Católica

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Fraile Franciscano y misionero nacido en Sarteano, en Toscana en 1385, murió en Milán el 15 de de Agosto de 1450. Entró a la orden de los Conventuales Menores en 1405, pero más tarde, atraído por la vida apostólica y las notables virtudes de San Bernardino de Siena, la fama de cuya santidad se había esparcido por toda Italia, y deseoso de seguir más estrictamente la regla de San Francisco, pasó a los Frailes Menores y se convirtió en uno de los devotos discípulos y fieles compañeros del gran Apóstol del Santo Nombre. Bajo la guía magistral de San Bernardino su fama como orador se hizo tan renombrada que fue comúnmente conocido como el “Rey de los Predicadores” (Rex Praedicatorum); y es cronicado que el famoso retórico, Guerimus de Ferrara, cuando fue anunciado que el Bienaventurado Alberto iba a predicar en Ferraro, el preceptor anticipó la hora para su conferencia, y cuando esta terminó, llevó a sus estudiantes a escuchar el sermón del misionero, diciéndoles: “Ustedes han escuchado la teoría, vayamos ahora a verla puestas en práctica.” El Papa Eugenio IV lo comisionó como uno de sus delegados para negociar con los Cismáticos Griegos e inducirlos a estar presente en el concilio mantenido en Bolonia en 1453. Aunque el título de Bienaventurado siempre fue acordado a Alberto de Sarteano, principalmente, como nos dice uno de los antiguos cronistas de la orden nos dice,  debido al hecho de los numerosos milagros que operó después de su muerte en Milán, su culto nunca ha sido explícitamente aprobado por la Iglesia. Sin embargo, últimamente se han dado activos pasos para su beatificación formal.
 
Fraile Franciscano y misionero nacido en Sarteano, en Toscana en 1385, murió en Milán el 15 de de Agosto de 1450. Entró a la orden de los Conventuales Menores en 1405, pero más tarde, atraído por la vida apostólica y las notables virtudes de San Bernardino de Siena, la fama de cuya santidad se había esparcido por toda Italia, y deseoso de seguir más estrictamente la regla de San Francisco, pasó a los Frailes Menores y se convirtió en uno de los devotos discípulos y fieles compañeros del gran Apóstol del Santo Nombre. Bajo la guía magistral de San Bernardino su fama como orador se hizo tan renombrada que fue comúnmente conocido como el “Rey de los Predicadores” (Rex Praedicatorum); y es cronicado que el famoso retórico, Guerimus de Ferrara, cuando fue anunciado que el Bienaventurado Alberto iba a predicar en Ferraro, el preceptor anticipó la hora para su conferencia, y cuando esta terminó, llevó a sus estudiantes a escuchar el sermón del misionero, diciéndoles: “Ustedes han escuchado la teoría, vayamos ahora a verla puestas en práctica.” El Papa Eugenio IV lo comisionó como uno de sus delegados para negociar con los Cismáticos Griegos e inducirlos a estar presente en el concilio mantenido en Bolonia en 1453. Aunque el título de Bienaventurado siempre fue acordado a Alberto de Sarteano, principalmente, como nos dice uno de los antiguos cronistas de la orden nos dice,  debido al hecho de los numerosos milagros que operó después de su muerte en Milán, su culto nunca ha sido explícitamente aprobado por la Iglesia. Sin embargo, últimamente se han dado activos pasos para su beatificación formal.
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BENEDETTO NERI, La Vita e I Tempi del Beato Alberto da Sarteano (Quaracchi, 1902); HAROLDUS, B. Alberti a Sarthiano Vita et Opera, opus posthumum; SBARALEA, Supplementum et Castigatio ad Scriptores trium ordinum S. Francisi (Roma, 1806); LEMMENS, Chronica Beati Bernardini, Aquitani (Roma, 1902); DA CIVEZZA, Storia delle Missioni Francescane (Roma, 1860).  
 
BENEDETTO NERI, La Vita e I Tempi del Beato Alberto da Sarteano (Quaracchi, 1902); HAROLDUS, B. Alberti a Sarthiano Vita et Opera, opus posthumum; SBARALEA, Supplementum et Castigatio ad Scriptores trium ordinum S. Francisi (Roma, 1806); LEMMENS, Chronica Beati Bernardini, Aquitani (Roma, 1902); DA CIVEZZA, Storia delle Missioni Francescane (Roma, 1860).  
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STEPHEN M. DONOVAN  
 
STEPHEN M. DONOVAN  
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Transcripto por Alberto Hernández Banuchi  
 
Transcripto por Alberto Hernández Banuchi  
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Traducido por Luis Alberto Alvarez Bianchi
 
Traducido por Luis Alberto Alvarez Bianchi

Última revisión de 21:05 3 ene 2007

Fraile Franciscano y misionero nacido en Sarteano, en Toscana en 1385, murió en Milán el 15 de de Agosto de 1450. Entró a la orden de los Conventuales Menores en 1405, pero más tarde, atraído por la vida apostólica y las notables virtudes de San Bernardino de Siena, la fama de cuya santidad se había esparcido por toda Italia, y deseoso de seguir más estrictamente la regla de San Francisco, pasó a los Frailes Menores y se convirtió en uno de los devotos discípulos y fieles compañeros del gran Apóstol del Santo Nombre. Bajo la guía magistral de San Bernardino su fama como orador se hizo tan renombrada que fue comúnmente conocido como el “Rey de los Predicadores” (Rex Praedicatorum); y es cronicado que el famoso retórico, Guerimus de Ferrara, cuando fue anunciado que el Bienaventurado Alberto iba a predicar en Ferraro, el preceptor anticipó la hora para su conferencia, y cuando esta terminó, llevó a sus estudiantes a escuchar el sermón del misionero, diciéndoles: “Ustedes han escuchado la teoría, vayamos ahora a verla puestas en práctica.” El Papa Eugenio IV lo comisionó como uno de sus delegados para negociar con los Cismáticos Griegos e inducirlos a estar presente en el concilio mantenido en Bolonia en 1453. Aunque el título de Bienaventurado siempre fue acordado a Alberto de Sarteano, principalmente, como nos dice uno de los antiguos cronistas de la orden nos dice, debido al hecho de los numerosos milagros que operó después de su muerte en Milán, su culto nunca ha sido explícitamente aprobado por la Iglesia. Sin embargo, últimamente se han dado activos pasos para su beatificación formal.

BENEDETTO NERI, La Vita e I Tempi del Beato Alberto da Sarteano (Quaracchi, 1902); HAROLDUS, B. Alberti a Sarthiano Vita et Opera, opus posthumum; SBARALEA, Supplementum et Castigatio ad Scriptores trium ordinum S. Francisi (Roma, 1806); LEMMENS, Chronica Beati Bernardini, Aquitani (Roma, 1902); DA CIVEZZA, Storia delle Missioni Francescane (Roma, 1860).

STEPHEN M. DONOVAN

Transcripto por Alberto Hernández Banuchi

Traducido por Luis Alberto Alvarez Bianchi