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Lunes, 25 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Santa Faz o velo de la Verónica»

De Enciclopedia Católica

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[[Archivo:Santa faz.jpg|300px|thumb|left|Santa Faz. Alberto Durero]][[Archivo:Image Ste Face NSJC-731x1024.jpg|300px|thumb|left|]][[Archivo:Champa10.jpg|300px|thumb|left|]]La creencia de los cristianos en la existencia de auténticas imágenes de Cristo se remonta a la tradición de Agbar V de Edesa y el “Mandylion” , según la cual este rey habría recibido del apóstol san Judas Tadeo un lienzo donde se hallaba impreso el rostro de Jesús paciente. La denominación de Tetradyplon (“cuatro veces doblado”) llevó posteriormente a la identificación de esta reliquia con la del Santo Sudario, aunque la tradición las distingue perfectamente: de una parte el Santo Sudario –conservado en Turín en la actualidad, pero que fue venerado en Constantinopla hasta el momento del odioso saco de la capital del Imperio Bizantino por los cruzados en abril de 1204– sobre el cual se encuentra “proyectada” una figura en tres dimensiones « proyectada » y que no tiene hasta ahora explicación razonable en el estado actual de las ciencias; de otra parte, la Santa Faz o lienzo con el que una piadosa mujer jerosolimitana enjugó el rostro del Señor de la sangre, sudor y salivazos recibidos, durante su ascensión al Calvario para ser crucificado. Sobre este velo se habría impreso por icontacto directo el Santo Rostro de Cristo, tratándose, pues, de una “impregnación” y no de una “proyección” como en el caso del Santo Sudario. Si bien en el Evangelio se menciona este último, la Santa Faz no pertenece a la revelación de la Escritura, sino parte de una tradición que se desarrolló netre los siglos VI y VII, probablemente como una derivación de la del Mandylion. Sin embargo ya en el siglo IV aparece el nombre macedonio « Βερονίκη » o Berenice vinculado al de la hemorroísa de los evangelios sinópticos, curada milagrosamente por Jesús. Este nombre significa “portadora de victoria” y fue identificado más tarde con el de “Verónica”, que parece su latinización y que ciertamente se refiere a la Santa Faz. En efecto, Verónica es una contracción de “veron ikon” o “imagen verdadera”. La identificación de los nombres trajo, además, la de los personajes y así la mujer piadosa de Jerusalén que enjugó el rostro de Cristo y la hemorroísa fueron consideradas la misma persona. Además, el significado de “Berenice” cobró sentido al relacionarse el nombre con el de Verónica, ya que el Santo Rostro de Cristo vence a los enemigos según aquello del Libro de los Números (X, 35): “surge Domine et dissipentur inimici tui et fugiant qui oderunt te a facie tua”. Varios lugares reivindican la posesión de un lienzo presentado como el velo de la Verónica : Roma, Milán, Jaén en España y Alicante entre otras. Giraud de Barri atestigua ya en el siglo XII disputas en torno a dichas reivindicaciones. Tampoco hay que confundir la reliquia de la Santa Faz con el Santo Sudario de Oviedo, reliquia ésta que consiste en el paño que cubría la cabeza de Cristo amortajado en el Sepulcro y que consta en el Evangelio de san Juan que era una pieza diferente a la del Sudario corporal. El 6 de enero de 1849, en la festividad de la Epifanía, relatan testigos de la época que tuvo lugar en la basílica de San Pedro un prodigio extraordinario: mientras se hallaban los fieles venerando las reliquias mayores conservadas en el venerable templo, los canónigos del capítulo vaticano y los fieles presentes pudieron ver cómo, sobre el velo de mármol de la estatua de santa Verónica en una de las cuatro pilastras del crucero, la imagen del Santo Rostro se volvía más y más nítida hasta adquirir relieve, ofreciendo así un aspecto muy vívido del “varón de dolores” descrito por el profeta Isaías. El hecho fue confirmado por el papa León XIII en breve del 1º de octubre de 1885. En la liturgia la devoción a la Santa Faz encontró eco a través de fiesta y misa propias fijadas el martes de carnestolendas o de Quincuagésima, víspera del Miércoles de Ceniza, con lo cual el tiempo de cuaresma se abría bajo la mirada del Redentor. La devoción privada, además, se manifestó en las Letanías de la Santa Faz, compuestas en el siglo XVII.
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[[Archivo:Santa faz.jpg|300px|thumb|left|Santa Faz. Alberto Durero]][[Archivo:Image 14067542.jpg|300px|thumb|left|]][[Archivo:Champa10.jpg|300px|thumb|left|]]La creencia de los cristianos en la existencia de auténticas imágenes de Cristo se remonta a la tradición de Agbar V de Edesa y el “Mandylion” , según la cual este rey habría recibido del apóstol san Judas Tadeo un lienzo donde se hallaba impreso el rostro de Jesús paciente. La denominación de Tetradyplon (“cuatro veces doblado”) llevó posteriormente a la identificación de esta reliquia con la del Santo Sudario, aunque la tradición las distingue perfectamente: de una parte el Santo Sudario –conservado en Turín en la actualidad, pero que fue venerado en Constantinopla hasta el momento del odioso saco de la capital del Imperio Bizantino por los cruzados en abril de 1204– sobre el cual se encuentra “proyectada” una figura en tres dimensiones « proyectada » y que no tiene hasta ahora explicación razonable en el estado actual de las ciencias; de otra parte, la Santa Faz o lienzo con el que una piadosa mujer jerosolimitana enjugó el rostro del Señor de la sangre, sudor y salivazos recibidos, durante su ascensión al Calvario para ser crucificado. Sobre este velo se habría impreso por icontacto directo el Santo Rostro de Cristo, tratándose, pues, de una “impregnación” y no de una “proyección” como en el caso del Santo Sudario. Si bien en el Evangelio se menciona este último, la Santa Faz no pertenece a la revelación de la Escritura, sino parte de una tradición que se desarrolló netre los siglos VI y VII, probablemente como una derivación de la del Mandylion. Sin embargo ya en el siglo IV aparece el nombre macedonio « Βερονίκη » o Berenice vinculado al de la hemorroísa de los evangelios sinópticos, curada milagrosamente por Jesús. Este nombre significa “portadora de victoria” y fue identificado más tarde con el de “Verónica”, que parece su latinización y que ciertamente se refiere a la Santa Faz. En efecto, Verónica es una contracción de “veron ikon” o “imagen verdadera”. La identificación de los nombres trajo, además, la de los personajes y así la mujer piadosa de Jerusalén que enjugó el rostro de Cristo y la hemorroísa fueron consideradas la misma persona. Además, el significado de “Berenice” cobró sentido al relacionarse el nombre con el de Verónica, ya que el Santo Rostro de Cristo vence a los enemigos según aquello del Libro de los Números (X, 35): “surge Domine et dissipentur inimici tui et fugiant qui oderunt te a facie tua”. Varios lugares reivindican la posesión de un lienzo presentado como el velo de la Verónica : Roma, Milán, Jaén en España y Alicante entre otras. Giraud de Barri atestigua ya en el siglo XII disputas en torno a dichas reivindicaciones. Tampoco hay que confundir la reliquia de la Santa Faz con el Santo Sudario de Oviedo, reliquia ésta que consiste en el paño que cubría la cabeza de Cristo amortajado en el Sepulcro y que consta en el Evangelio de san Juan que era una pieza diferente a la del Sudario corporal. El 6 de enero de 1849, en la festividad de la Epifanía, relatan testigos de la época que tuvo lugar en la basílica de San Pedro un prodigio extraordinario: mientras se hallaban los fieles venerando las reliquias mayores conservadas en el venerable templo, los canónigos del capítulo vaticano y los fieles presentes pudieron ver cómo, sobre el velo de mármol de la estatua de santa Verónica en una de las cuatro pilastras del crucero, la imagen del Santo Rostro se volvía más y más nítida hasta adquirir relieve, ofreciendo así un aspecto muy vívido del “varón de dolores” descrito por el profeta Isaías. El hecho fue confirmado por el papa León XIII en breve del 1º de octubre de 1885. En la liturgia la devoción a la Santa Faz encontró eco a través de fiesta y misa propias fijadas el martes de carnestolendas o de Quincuagésima, víspera del Miércoles de Ceniza, con lo cual el tiempo de cuaresma se abría bajo la mirada del Redentor. La devoción privada, además, se manifestó en las Letanías de la Santa Faz, compuestas en el siglo XVII.
  
 
R.V.R.
 
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Revisión de 03:16 21 feb 2012

Santa Faz. Alberto Durero
Champa10.jpg
La creencia de los cristianos en la existencia de auténticas imágenes de Cristo se remonta a la tradición de Agbar V de Edesa y el “Mandylion” , según la cual este rey habría recibido del apóstol san Judas Tadeo un lienzo donde se hallaba impreso el rostro de Jesús paciente. La denominación de Tetradyplon (“cuatro veces doblado”) llevó posteriormente a la identificación de esta reliquia con la del Santo Sudario, aunque la tradición las distingue perfectamente: de una parte el Santo Sudario –conservado en Turín en la actualidad, pero que fue venerado en Constantinopla hasta el momento del odioso saco de la capital del Imperio Bizantino por los cruzados en abril de 1204– sobre el cual se encuentra “proyectada” una figura en tres dimensiones « proyectada » y que no tiene hasta ahora explicación razonable en el estado actual de las ciencias; de otra parte, la Santa Faz o lienzo con el que una piadosa mujer jerosolimitana enjugó el rostro del Señor de la sangre, sudor y salivazos recibidos, durante su ascensión al Calvario para ser crucificado. Sobre este velo se habría impreso por icontacto directo el Santo Rostro de Cristo, tratándose, pues, de una “impregnación” y no de una “proyección” como en el caso del Santo Sudario. Si bien en el Evangelio se menciona este último, la Santa Faz no pertenece a la revelación de la Escritura, sino parte de una tradición que se desarrolló netre los siglos VI y VII, probablemente como una derivación de la del Mandylion. Sin embargo ya en el siglo IV aparece el nombre macedonio « Βερονίκη » o Berenice vinculado al de la hemorroísa de los evangelios sinópticos, curada milagrosamente por Jesús. Este nombre significa “portadora de victoria” y fue identificado más tarde con el de “Verónica”, que parece su latinización y que ciertamente se refiere a la Santa Faz. En efecto, Verónica es una contracción de “veron ikon” o “imagen verdadera”. La identificación de los nombres trajo, además, la de los personajes y así la mujer piadosa de Jerusalén que enjugó el rostro de Cristo y la hemorroísa fueron consideradas la misma persona. Además, el significado de “Berenice” cobró sentido al relacionarse el nombre con el de Verónica, ya que el Santo Rostro de Cristo vence a los enemigos según aquello del Libro de los Números (X, 35): “surge Domine et dissipentur inimici tui et fugiant qui oderunt te a facie tua”. Varios lugares reivindican la posesión de un lienzo presentado como el velo de la Verónica : Roma, Milán, Jaén en España y Alicante entre otras. Giraud de Barri atestigua ya en el siglo XII disputas en torno a dichas reivindicaciones. Tampoco hay que confundir la reliquia de la Santa Faz con el Santo Sudario de Oviedo, reliquia ésta que consiste en el paño que cubría la cabeza de Cristo amortajado en el Sepulcro y que consta en el Evangelio de san Juan que era una pieza diferente a la del Sudario corporal. El 6 de enero de 1849, en la festividad de la Epifanía, relatan testigos de la época que tuvo lugar en la basílica de San Pedro un prodigio extraordinario: mientras se hallaban los fieles venerando las reliquias mayores conservadas en el venerable templo, los canónigos del capítulo vaticano y los fieles presentes pudieron ver cómo, sobre el velo de mármol de la estatua de santa Verónica en una de las cuatro pilastras del crucero, la imagen del Santo Rostro se volvía más y más nítida hasta adquirir relieve, ofreciendo así un aspecto muy vívido del “varón de dolores” descrito por el profeta Isaías. El hecho fue confirmado por el papa León XIII en breve del 1º de octubre de 1885. En la liturgia la devoción a la Santa Faz encontró eco a través de fiesta y misa propias fijadas el martes de carnestolendas o de Quincuagésima, víspera del Miércoles de Ceniza, con lo cual el tiempo de cuaresma se abría bajo la mirada del Redentor. La devoción privada, además, se manifestó en las Letanías de la Santa Faz, compuestas en el siglo XVII.

R.V.R.