Diferencia entre revisiones de «Marruecos»
De Enciclopedia Católica
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Última revisión de 15:41 12 dic 2008
(Prefectura apostólica de Marruecos)
El país conocido como Marruecos (de Marrakech, el nombre de una de sus principales ciudades) ocupa la esquina noroeste del continente africano, quedando separado de la Argelia francesa por una línea imaginaria, de unas 217 millas de longitud, que corre desde Nemours a Tenish es Sassi. Es el Gatulia o la Mauritania Tingitana (de Tingos = Tánger) de los antiguos romanos. Los nativos lo llaman Gharb (Oeste) o Magreb Al Aksa (extremo oeste). Ocupa una extensión total de 308 000 millas cuadradas y cuenta con una población de 10 millones de habitantes. A excepción de Abisinia es actualmente el único estado nativo independiente en África y uno de los más inaccesibles para los europeos. Aunque a menudo se habla de Marruecos como un imperio, la autoridad del soberano es una mera ficción en la mayor parte del territorio que, en este sentido, está dividido, con más o menos precisión, en el Bled el Maksen o “zona sujeta a impuestos” y en el Bled es Siba o “zona insumisa”. Físicamente, la superficie está rota en tres cadenas montañosas paralelas siendo la más importante el Gran Atlas, que forma una meseta de cuarenta a cincuenta millas de anchura con picos, a menudo revestidos de nieve, de 10 000 a 13 000 pies de altura. Lindando con el Mediterráneo se hallan las montañas del Riff a cuyas faldas se encuentran los bien regados y fértiles montes del Tell. Al lado opuesto, al extremo sur, se extiende el desierto del Sahara, interrumpido sólo por unos cuantos oasis. Entre el litoral mediterráneo y el Sahara, la meseta del Atlas, interrumpida por valles y barrancos, ríos y pequeños arroyos, contiene numerosas regiones de maravillosos campos fértiles. La costa de Marruecos es en su mayor parte peligrosa y ofrece pocos atractivos para el comercio.
Los mejores puertos son los de Tánger, Mogador y Agadir. El Araids, o Larache, y Tánger son las salidas al mar de Faz, que es una de las tres capitales de Marruecos, siendo las otras dos Marrakech y Maknas. Debido a las altas montañas, las brisas marinas y la apertura del país, el clima es saludable, templado y moderado. La temperatura es mucho más alta en el sur que en el norte; el calor, en ciertos distritos, resulta a veces insufrible. El suelo esta adaptado a todo tipo de cultivos y, a veces produce tres cosechas por año. También se da la ganadería. Hay muy poca industria, y el comercio está fundamentalmente en manos de europeos y judíos.
Desde los más tempranos albores de la historia conocida, Marruecos ha estado habitado por los bereberes (de la palabra bárbaro). Este pueblo fue conocido por los romanos como Numidae, y Mahurin (occidentales) por los fenicios. Del nombre fenicio, los escritores griegos y, después, los latinos hicieron Mauri, dando lugar a la palabra moro. Estos moros, númidas o bereberes, fueron sojuzgados por los romanos, los vándalos, los bizantinos, los visigodos y, finalmente, los árabes, cuya conquista política y religiosa se inicia en 681. Los árabes y bereberes cruzaron juntos hacia España y, luego, Francia, donde su avance fue detenido en Poitiers (732) por Charles Martel. No fue hasta la caída de Granada en 1492 cuando los cristianos de la Península Ibérica expulsaron a los moros de suelo europeo y trasladaron a África la guerra contra ellos. Portugal no retuvo ninguna de sus posesiones en Marruecos; pero España aún conserva ocho puertos, conocidos como los presidios, uno en la costa atlántica y siete en el Mediterráneo. Además de los bereberes, la población de Marruecos incluye judíos, confinados en todas las ciudades en barrios apartados (mellah), sudaneses, mayoritariamente esclavos, y europeos comprometidos con el comercio en la costa, principalmente en Tánger y Mogador. Durante doscientos años Marruecos ha sido gobernado por a ley de Mahoma. El sultán es teóricamente jefe supremo en los asuntos temporales y espirituales. Sus deseos son llevados a cabo por los visires, o secretarios, en las diferentes ramas de la administración (maghzen). Por regla general la situación general del país es de revolución y anarquía. En 1906 la Conferencia Internacional de Algeciras propuso un sistema político combinado francés y español, pero la cuestión marroquí esta todavía (1910) por resolver.
Con la excepción de los residentes europeos, los judíos segregados mencionados más arriba, y un grupo de aborígenes (bereberes), que viviendo en el Atlas se han mostrado reacios al Islam, toda la población de Marruecos es mahometana, e inaccesible a la propaganda cristiana. La primera misión católica en este país se organizo en 1234, cuando el Padre Angelo, un fraile franciscano y legado papal, fue nombrado Obispo de Marruecos. La sucesión llegó hasta 1566, cuando el obispado fue suspendido y entregada su jurisdicción al Arzobispo de Sevilla. En 1631 se fundo la Prefectura Apostólica de Marruecos; su primer titular, Beato Giovanni da Prado, fue martirizado en Marrakech en ese año y su fiesta es celebrada por la Orden Franciscana el 29 de mayo. Otros misioneros siguieron ejerciendo su ministerio entre persecuciones y desgracias de toda clase hasta 1859, cuando la prefectura se reorganizó en su base actual. Es administrada por los franciscanos del Colegio de Compostela. Hay en Marruecos unos 10 000 católicos, casi todos europeos; 24 misioneros, 8 estaciones (en los puertos principales), 16 escuelas, con 1200 niños, y un hospital en Tánger, donde reside el perfecto apostólico.
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A. LE ROY
Transcrito por R. Wiemann
Traducido por José Ángel Cadelo