Diferencia entre revisiones de «Novena a la Virgen de la leche»
De Enciclopedia Católica
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Última revisión de 09:33 8 nov 2023
NOVENA A LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LA LECHE Y BUEN PARTO
Compuesta por el Rev. P. Don José Sierra. Año de 1762
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Criador de todas las cosas visibles e invisibles dueño de mi vida, y Redentor de mi alma: pésame Señor, de todo corazón, de haberos ofendido, solo por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas; propongo firmemente, ¡oh Dios mío! la perfecta enmienda de mi vida, pésame, Señor, de lo poco que he sentido la repetición de mis maldades, prometo, Padre de Misericordias, hacer una verdadera y entera confesión de todas mis culpas y pecados, con verdadero dolor y constante propósito de no volver a ofenderos, apartándome de toda ocasión perniciosa. Espero, Señor, en vuestra Divina Misericordia me habéis de perdonar, dándome vuestra gracia, para que, recuperando, en lo que me resta de vida, lo mucho que he perdido, pueda enmendar mis yerros, perseverar en vuestro servicio, y gozaros por eternidad de Gloria. Amén.
DÍA PRIMERO ORACIÓN Soberana Reyna de los Cielo, Señora de los Ángeles, Estrella brillante de Jacob, que, floreciendo con perfección admirable, y resplandeciendo ilustrada con la virtud del Altísimo, constituida Templo del Señor Supremo para sosegar los suspiros de los Santísimos Patriarcas, que deseaban la venida de nuestro Salvador, fuisteis visitada, saludada y loada del Arcángel San Gabriel en vuestro ejemplar Oratorio después que al Justo Zacarías en el Templo anuncio, el Embajador del Cielo, el feliz Nacimiento de San Juan Bautista, para que fortificada con Fe, Esperanza y Caridad, y ensalzado Sagrario del Espíritu Santo, fuese concebido en vuestro Tálamo virginal, con inefable gozo de vuestra Alma Santísima, el Hijo de Dios Eterno, quien, sin apartarse de su Eterno Padre, humillándose a tomar nuestra naturaleza , bajó del Cielo, para nacer en el pobre Portal de Belén, Divino Sol de Justicia, y resplandecer humilde en un Pesebre, Perla preciosa de eterna redención, suplicámoste Señora, Carroza animada del Divino Verbo Encarnado, por tan especiales prerrogativas, por el duplicado gozo, que en la Embajada del Arcángel San Gabriel recibió vuestro Corazón, publicada la concepción del precioso Infante Bautista, signo misterioso de universal Redención; y por la espiritual alegría, que tuvisteis en vuestro Parto purísimo, adorando a nuestro Dios; vestido de carne mortal, que, ilustrados con las tres Virtudes Teologales, y dirigidos por la grande santidad del Señor San Juan Bautista, nos admitáis en esta Novena devotísima esclavos humildes y del profundo abismo dé mi nada os pido, Madre clementísima de pecadores, que para sacar de mi corazón el tributo de amor, que a Vos es muy debido, abráis con llave de luz las puertas de mi corazón, y me habilitéis, para alcanzar de vuestro muy amado Hijo el favor particular, que deseo si es para gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS Dios te salve María, Criatura excelentísima, en la realidad humana, en perfecciones cuasi Divina, dotada por el Altísimo con grandes honras, triunfáis enriquecida con especiales privilegios. A Vos, Madre, Reyna y Señora nuestra, recurrimos todos vuestros devotos en esta Novena, porque brilláis Milagro de la Gracia, y de la Omnipotencia Virgen Madre, resplandeciendo admirable Misterio de Cielo y Tierra, habiendo engendrado en tiempo un Hijo, a quien el Eterno Padre engendra en la Eternidad, para hacernos visible a nuestro Dios hecho Hombre, pariéndole sin dolores en Belén, por tan gloriosas prerrogativas, y por el grande gozo que tuvisteis, acompañada de vuestro castísimo Esposo José, viendo, Aurora de la Gracia, en un Pesebre, Oriente del Divino Sol de Justicia, al Divino Verbo Encarnado Preciosa Perla, Margarita de vuestras purísimas Entrañas; os suplicamos humildes, Reyna Soberana, nos alcancéis de vuestro Hijo poderosos, pureza de corazón, para qué, regalándole nuestro espíritu, como el del Dulcísimo Padre San Bernardo, con la celestial ambrosía de vuestros vaginales pechos, logremos todos el favor que pretendemos y si no nos conviene abrasad Señor nuestros corazones, en los amorosos incendios de vuestro Hijo Santísimo, para que clamando con interior recogimiento, solo pidamos lo que es del agrado de la Majestad Divina. Amén. Una salve a María Santísima
GOZOS Pues sois estrella segura Divina Sagrada Aurora R/: Sed nuestro amparo Señora Del Buen Parto Virgen Pura.
De la suprema sagrada Heroicamente divina Sois Vos sola peregrina, Ab eterno preservada, La casa más agraciada, De su bella arquitectura
Sois el arca soberana En donde el Noé segundo, Para redimir al mundo, Gloriosamente se humana, De quién todo el bien dimana En el puerto que asegura.
Sois el jardín prodigioso De cuyo seno divino, Al mundo, nació el más fino Sagrado lirio oloroso De cuyo candor glorioso Dimana toda ventura.
Sois el mar en donde advierto, Que, en vuestro golfo constante, El mismo sol naufragante, Halló cielo en vez de puerto, En cuyo piélago cierto Dio a la primer llaga cura.
Sois la planta en quien la mano, Se eterniza del amor, De cuyo fruto el sabor, Diviniza al que es humano Del que mana soberana, Jeroglífico y figura.
Sois velona tan valiente, Que vuestro sagrado pilé Quien pisó la cerviz fue Del león fiero y rugiente, Después de que cayó demente De aquella divina altura.
Al que os clama con fervor En el trance riguroso Del parto más horroroso Acude fiel a vuestro amor, Perenne es vuestro favor, En toda humana criatura.
Pues que siempre se asegura El favor que os implora: R/: Sed nuestro amparo Señora Del Buen Parto Virgen Pura.
L/: Después del Parto permaneciste Virgen R/: Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
ORACIÓN: Concédenos poder volver ante ti con nuestra criatura para dar gracias a Dios, que obra maravillas en quienes se acogen a Él con confianza. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
DÍA SEGUNDO ORACIÓN Oh Madre castísima, gloriosa con Virginidad fecunda, y resplandeciente con pureza de Ángeles, antes que en el Portal de Belén manifestasteis al mundo el Ramo de paz y de misericordia, para enjugar las lágrimas de los Santísimos Patriarcas y Profetas, adornada con excelencia de Arcángeles, ilustrada con ciencia de Querubines y brillante con amor de Serafines, determinasteis, Señora, caminar con admirable presteza a las Montañas de Judá, volando cándida Paloma con místico ramo de oliva en vuestra sagrada boca y para en misteriosa visita mostrar a vuestra Prima Isabel el fin del diluvio del pecado, celebrando muy alegre lo que el Arcángel Embajador os había dicho en la Anunciación y con suavísima voz significar la felicidad del precioso Niño Juan, decretado Precursor de nuestra mística reparación, para que predicando la penitencia y nos entregásemos al Cordero de Dios: suplicámoste, Madre nuestra, por tan excelsas prerrogativas, por la prontitud y vigilancia con que dispusisteis con vuestro viaje quedarte libre del pecado original en el vientre de fu Madre el Infante Bautista; y por el gozo superior que tuvisteis, viendo adorado de los Espíritus Soberanos a vuestro Divino Hijo, cantando todos la Gloria al Rey Pacifico en Belén, nos alcancéis paz interior, y que fortificados, con la ciencia de bien vivir, considerando siempre en la Muerte, Juicio, Infierno, y Gloria, se purifique nuestro espíritu, solemnizando los Divinos misterios con la perfección, que San Juan Bautista los veneró, para que suavizados nuestros corazones con la mística dulzura del sagrado néctar de vuestros virginales Pechos, contemplemos las muchas felicidades, que por Vos logran en vuestro Parto maravilloso el Cielo y la Tierra y a mí me conceda el favor particular que pido, si es para gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.
DÍA TERCERO ORACIÓN Oh Amable Madre de Gracia y de Misericordia, que, floreciendo vuestro Tálamo virginal, misteriosa habitación de la Trinidad Beatísima, tenéis del Padre Eterno el Poder, del Hijo la Sabiduría, y del Espíritu Santo la Bondad. Vuestro Parto purísimo fue salvación del Género humano, después que, en la muy religiosa Casa del Justo Sacerdote Zacarias, brillasteis mística Aurora, por quien el mundo comenzó a clarear en el Infante Bautista, con el resplandor del Divino Sol de Justicia. Vos, o Reyna Soberana, excelsa sobre los hombres y elevada sobre los Ángeles, siendo misteriosa Nave de Pan del Cielo en el Mar dé la Divina Gracia resplandecisteis celestial instrumento, introducida vuestra dulcísima voz por los oídos de la Venerable Matrona Isabel, para que el prodigioso Niño Juan se alegrare en las entrañas de fu Madre, santificado con la gracia y misericordia del Divino Verbo Encarnado; y que armado contra los enemigos del alma, Mundo, Demonio y Carne, nuestro santificado Precursor, como Ángel del Eterno Padre diese a los hombres felices nuevas de la venida del Hijo de Dios: por tan especiales prerrogativas, por el favor grande con que honrasteis al gracioso Niño Juan; y por el singular regocijo que tuvisteis, cuando el Ángel anunció a los Pastores el salutífero Nacimiento de vuestro querido Hijo, suplicamos, Madre y Abogada nuestra, nos alcancéis gracia para triunfar del Mundo, del Demonio y de la Carne, reconociendo todos, goza el Generó humano salud espiritual; por vuestro Parto glorioso; y que dulcificado nuestro espíritu con la ambrosía de vuestros benditos Pechos, imitemos al Glorioso Bautista en seguir con fidelidad a nuestro Señor Jesucristo; y yo merezca conseguir de su Majestad el especial favor que suplico, si es para honra del Supremo Señor, y bien de mi alma. Amén.
DÍA CUARTO ORACIÓN Oh Purísima Virgen María, más querida de la Beatísima Trinidad, que lo fue de Asuero Esther, de David la Sunamitis y de Jacob Raquel, vuestro Parto dichoso descubrió al mundo en Belén su justificación, y vuestra voz sonora es tan dulce, y afable que atrae con admiración a los hombres, tan poderosa, que resucita los muertos; y tan eficaz, que ahuyenta los demonios; porque oyendo Santa Isabel la voz de vuestra salutación, atrajisteis el Infante Bautista resucitado de la culpa original, quedando despreciado el demonio, publicó el Santificado Hiño por la boca de su Madre la grande gloria que tenéis en ser Madre de Dios; adoró en el Claustro materno al Divino Verbo Encarnado; y solemnizó regocijado los Desposorios del Hijo de Dios con la Naturaleza humana en vuestro Tálamo virginal. Oh Sabiduría del Altísimo! ¡Oh eficacia de vuestra voz poderosa Emperatriz de los Cielos! por vuestra salutación misteriosa se manifestó el Niño Juan agradecido a Dios, sirviéndole siempre con las potencias de su alma, fidelísimo Precursor: suplicámoste, Reyna y Señora nuestra, por tan elevadas prerrogativas con que se llenan de gozo espiritual nuestros corazones, por la flor, que del Jardín de la Gloria llevasteis a la religiosa casa de Zacarías, para que en ella fuese adorada la margarita preciosa de nuestra Redención; y por el grande gozo, que recibisteis adorando los Pastores en el Portal de Belén a vuestro Hijo Soberano recién nacido puesto en un Pesebre y envuelto con pobres, aunque, muy limpios pañales, nos alcancéis un rayo de la divina gracia, para que pobres, humildes y devotos, imitando siempre al Grande Bautista, nos mostremos agradecidos a nuestro Señor Jesucristo, empleados en su servicio con las tres potencias de nuestra alma, Memoria, Entendimiento y Voluntad; y que yo merezca me concedáis el especial favor que deseo, si es para gloria de Dios y bien dé mi alma. Amén.
DÍA QUINTO ORACIÓN Oh Esclarecida Virgen de Vírgenes, que resplandeciendo Sagrario de Pan vivo que bajó del Cielo, para que vuestro Parto admirable pasase en apacible sosiego los deseos de Patriarcas; justísimos, quisisteis permanecer casi tres meses en la Casa ilustrísima del Venerable Sacerdote Zacarias, brillando admirable, y misteriosa Maestra del santificado Niño Juan, a quien, dio sus rayos el Divino Sol de Justicia, constituyéndole Lucero de la Gracia y adelantándole el uso de la razón, por tomar así posesión del oficio de Salvador, para que dulcificado su espíritu con la ambrosia de vuestra sagrada Doctrina, saliese á luz tan santo, sabio, y valeroso Capitán de la Ley de Gracia, que, con todos, sus cinco sentidos mostraste al mundo su Redentor: Por tan excelsas prerrogativas, que nos dirigen a que gustemos espiritualmente el sabroso maná de vuestra celestial instrucción; y por el gozo grande que tuvisteis, alimentándose vuestro hermosísimo Hijo con el dulce néctar de vuestra purísima Leche, os suplicamos, Madre amantísima, nos alcancéis gracia, para que iluminados con la luz de vuestra sagrada Doctrina, podamos, imitando al santificado Niño Bautista, servir y adorar con todos nuestros sentidos a esta Perla preciosa, que tenéis en vuestras manos y que nos redimió; logrando yo el singular favor que suplico, si es para gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.
DÍA SEXTO ORACIÓN Oh Amantísima Virgen Madre, en quien la integridad Virginal resplandece perpetua con la Divina Luz que Moisés vio en misteriosa Zarza, que sin quemarse ardía: en vos, Reyna Soberana, brilla la Castidad de las Vírgenes, luce la Constancia de los Confesores, se ensalza la Fortaleza de los Mártires, y arde, la Caridad de los Apóstoles; porque volando Águila gloriosa al Líbano del Paraíso, del más elevado Cedro recibisteis Corona de Reyna, Virgen y Madre de Dios, para que vuestro Parto castísimo diese en el Portal de Belén salud al mundo enfermo, después que, con vuestra Real, presencia honrasteis la Santa Casa del Justo Zacarias, asistiendo a vuestra Prima venerable, que dio a luz un Niño Santo Lucero de la Gracia, y confirmado con las cuatro Virtudes Cardinales, Precursor del Altísimo: suplicámoste, Señora, por la magnificencia misteriosa con que ensalzasteis en su Nacimiento al Santificado Niño Juan, festejándole con expresiones de amor Seráfico, cuando se regocijaban en Dios los Montañales, que confesaban, y publicaban manifiesta la misericordia Divina en tan graciosa Natividad; y por la superior alegría que recibisteis viendo alabado, y ensalzado de los Pastores de Belén a vuestro Hijo Santísimo, nos comuniquéis luz del Cielo, para que, adornados con Prudencia, Justicia, Fortaleza, y Templanza, adoremos esta Perla preciosa, que se engendró por virtud del Espíritu Santo en el gracioso centro de Vuestra Pureza Virginal; reconociendo, que sois peregrino Cristal, por donde vino al mundo abreviada la Luz Divina y que regalado mi espíritu con la mística dulzura de vuestros benditos Pechos, reciba el especial favor que pretendo, si es para gloria de Dios, y bien de mi alma. Amén.
DÍA SÉPTIMO ORACIÓN Oh Admirable Madre de Dios! Delineada Imagen del Supremo Artífice, celestial Compendio de toda hermosura criada, y digna idea de la Divinidad, por lo que en toda vuestra vida siempre agradasteis a la Beatísima Trinidad: vuestro Parto felicísimo, Virgen Purísima, fue admirable reparación de las ruinas que ocasionaron los malos Ángeles y así el Dulcísimo Nombre de Jesús, puerto a Vuestro Hijo Santísimo, fue terror de los demonios en el Portal de Belén, porque en él hallo el Género humano luz, alimento, y medicina. Prendas de esta felicidad tuvimos todos después que, en la Circuncisión del Niño Bautista, se le impuso el nombre de Juan al Infante santificado, para que triunfase de los siete vicios capitales con la gracia del Señor, el que en las entrañas de su Madre nadó a la vida de la Gracia. Por tan maravillosas prerrogativas, y por la grande alegría, que recibió, Vuestro Corazón con el dulcísimo Nombre de Jesús, puesto a vuestro Hijo Santísimo en su Circuncisión os suplicamos, Madre y Señora nuestra, nos alcancéis del Altísimo gracia, para que fortificados con las siete Virtudes que destruyen las siete cabezas del Dragón infernal, triunfemos siempre del común enemigo, como en el Nombre de Jesús se coronó de triunfos San Juan, Llénese de espiritual fragancia mi espíritu con la suavidad de vuestro Santísimo Nombre, ¡oh piadosísima Reyna! como vuestra Alma Santísima le regaló en Belén con místicas delicias en el poderoso Nombre de Jesús, para que nunca me falte la dignificación del Nombre de Juan, que es Gracia del Señor, porque habiendo sido anunciados por el Arcángel San Gabriel los tres resplandecientes Nombres Jesús, María y Juan, brillantes luces son, para que dé Vos alcance el favor, particular, que suplico si es para gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.
DÍA OCTAVO ORACIÓN Oh Piadosísima Reyna y Señora nuestra, Gloria de los Ángeles, Alegría de los hombres y Honra del Género humano; toda sois admirable, llena de gracia: por vuestra Virginidad sois singular; por vuestra Fecundidad sois amable y por vuestra Santidad sois venerable, resplandeciendo hermosa Escala de Jacob, por donde la Luz Divina baja al mundo y los hombres suben a su Criador. Brillando Vos, o Virgen Purísima, Templo y Sagrario de la Trinidad Beatísima, en la santa Casa del Justo Zacarías, quiso el Divino Verbo Encarnado descubrir Lucero de la Gracia al santificado Niño Bautista, para que después en el Portal de Belén una Estrella prodigiosa mostrase, que nuestro Dios humanado resplandecía Divino Sol de Justicia. Adornada del Sol y coronada de Estrellas, os despedisteis, Señora, de vuestra muy amada Prima Isabel, abrazando también al gracioso Niño Juan, quien con tres finas expresiones de Cortesano, Piadoso y Santo Varón, adoro desde el claustro materno al Divino Verbo Encamado,' depreciando varonil la vanidad del mundo, consagrándose fervoroso al Omnipotente, y disponiéndose constante para dar su Cabeza por nuestro Redentor; quedándose enriquecido con los doce Frutos del Espíritu Santo, para después festejar alegre la solemnidad de ser adorado de los Reyes en Belén el Hijo de Dios: Por tan excelentes prerrogativas que publican vuestra Sagrada Soberanía; y por el gozo grande, que recibió vuestra Alma Santísima, viendo adorado de tres Reyes al Rey de los Reyes, vuestro Hijo, ofreciéndole tres misteriosos dones, Oro, Incienso y Mirra, todos suplicamos humildes, Madre de Misericordia, nos enriquezcáis con el Oro de Caridad perfectísima, con el Incienso de Oración fervorosa y con la Mirra de mortificación ejemplar, para que, perfeccionado nuestro espíritu con los Frutos del Espíritu Santo, nos alegremos agradecidos, como San Juan Bautista, en que de todo el Orbe sea adorado nuestro Señor Jesucristo y yo alcance de vuestra Misericordia el particular favor que pido, si es para gloria de Dios, y bien de mí alma. Amén.
DÍA NOVENO ORACIÓN Oh Madre clementísima, bendita entre todas las mujeres, y por todas las Generaciones alabada; porque para triunfar milagro de los milagros en Belén por vuestro Parto maravilloso, solemnizasteis en Casa del Santo Profeta Zacarias el misterio de la Encarnación del Divino Verbo con música muy agradable a la Trinidad Beatísima cuando gozoso el santificado Niño Juan, y ensalzado con los siete Dones del Espíritu Santo, se ofreció, en las entrañas de su Madre, al Señor, que después en el Templo, o Virgen Purísima, habíais de ofrecer al Padre Eterno, obediente a la Ley, no por necesidad, Ofrecisteis a Dios su Cordero, ofreciendo al Padre Eterno vuestro amado Hijo Jesús; y redimido por cinco ciclos, el que nos redimió con cinco llagas; oísteis del místico Cisne y Justo Sacerdote Simeón: A vuestra alma traspasara una espada de dolor: Suplicámoste, Madre amantísima, por el celo y eficacia, con que espiritualmente el gracioso Niño Juan saltó desde el vientre de su Madre a la cárcel, para ofrecerse desde la cuna al cuchillo y morir por nuestro Redentor; y por la piedad suma, con que ofrecisteis al Padre Eterno vuestro muy amado Hijo, que con su Sangre preciosa nos redimió, nos alcancéis de su Divina Majestad, gracia para que así como el Infante Bautista juntó lo amargo de su prisión y muerte con la dulzura de su santificación, y como vuestros gozos; que lograsteis en nuestro Salvador, fueron pensionados con dolores, fortificados con los siete Dones del Espíritu Santo, saquemos de las adversidades, triunfos; y en los trabajos, llevados con paciencia, se conserven las prosperidades de nuestro espíritu; y vuestra piedad me conceda el favor especial que pido, si es para gloria de Dios y bien de mi alma. Amén.