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Jueves, 21 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Abadía de San Dionisio»

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La Abadía de San Dionisio se encuentra a unas cuatro millas al norte de París sobre una pequeña colina de la que toma el nombre. San Dionisio (Dionysius), primer obispo de París, junto con sus compañeros mártires (270), fueron enterrados allí y la pequeña capilla, construida sobre la tumba, se fue convirtiendo en un famoso lugar de peregrinación durante los siglos quinto y sexto. En el año 630 el rey Dagoberto fundó una abadía para los monjes Benedictinos y reemplazó la capilla original con una gran basílica, conservando sin embargo algo de la edificación antigua. Él y sus sucesores enriquecieron la nueva fundación con variados obsequios y privilegios y, dada la presencia en ella de las reliquias del Santo, se convirtió en una de las más ricas e importantes abadías de Francia. En el año 653 fue puesta aparte de la jurisdicción episcopal. Carlomagno comenzó a construir una nueva iglesia, a la consagración de la cual Cristo, según la tradición popular, asistió en persona. Durante el siglo noveno se colaron muchas irregularidades y los monjes cayeron muy bajo a causa de la relajación de la regla. El Abad Alduino hizo grandes pero vanos esfuerzos por reformarlos y por ello fue obligado a retirarse por un tiempo, en compañía de unos pocos monjes piadosos, a una cercana casa de religiosos. Con el tiempo, sin embargo, las cosas mejoraron y pudo reasumir el gobierno de la abadía. A partir de allí su esplendor e importancia fue creciendo gracias a la sabia dirección de una serie de grandes abades, a quienes Alejandro III en 1179, les otorgó el derecho de pontificalia. El más famoso de entre ellos fue Sigerio, el número treinta y seis de la serie (1122-52) quien, además de gran eclesiástico fue tan gran hombre de estado que actuó como Regente de Francia cuando el Rey Luis VII tuvo que ausentarse de Francia durante las Cruzadas. La iglesia actual de San Dionisio inició su construcción por el 1140 y marcó el inicio de la tendencia Gótica en arquitectura y de su transición al estilo Romanesco. Posteriores adiciones y alteraciones bajo el gobierno de diferentes abades produjeron uno de los hermosos edificios Góticos de Francia. (Ver: Arquitectura Gótica).
 
La Abadía de San Dionisio se encuentra a unas cuatro millas al norte de París sobre una pequeña colina de la que toma el nombre. San Dionisio (Dionysius), primer obispo de París, junto con sus compañeros mártires (270), fueron enterrados allí y la pequeña capilla, construida sobre la tumba, se fue convirtiendo en un famoso lugar de peregrinación durante los siglos quinto y sexto. En el año 630 el rey Dagoberto fundó una abadía para los monjes Benedictinos y reemplazó la capilla original con una gran basílica, conservando sin embargo algo de la edificación antigua. Él y sus sucesores enriquecieron la nueva fundación con variados obsequios y privilegios y, dada la presencia en ella de las reliquias del Santo, se convirtió en una de las más ricas e importantes abadías de Francia. En el año 653 fue puesta aparte de la jurisdicción episcopal. Carlomagno comenzó a construir una nueva iglesia, a la consagración de la cual Cristo, según la tradición popular, asistió en persona. Durante el siglo noveno se colaron muchas irregularidades y los monjes cayeron muy bajo a causa de la relajación de la regla. El Abad Alduino hizo grandes pero vanos esfuerzos por reformarlos y por ello fue obligado a retirarse por un tiempo, en compañía de unos pocos monjes piadosos, a una cercana casa de religiosos. Con el tiempo, sin embargo, las cosas mejoraron y pudo reasumir el gobierno de la abadía. A partir de allí su esplendor e importancia fue creciendo gracias a la sabia dirección de una serie de grandes abades, a quienes Alejandro III en 1179, les otorgó el derecho de pontificalia. El más famoso de entre ellos fue Sigerio, el número treinta y seis de la serie (1122-52) quien, además de gran eclesiástico fue tan gran hombre de estado que actuó como Regente de Francia cuando el Rey Luis VII tuvo que ausentarse de Francia durante las Cruzadas. La iglesia actual de San Dionisio inició su construcción por el 1140 y marcó el inicio de la tendencia Gótica en arquitectura y de su transición al estilo Romanesco. Posteriores adiciones y alteraciones bajo el gobierno de diferentes abades produjeron uno de los hermosos edificios Góticos de Francia. (Ver: Arquitectura Gótica).
  
 
La abadía tuvo una prominente figuración en la historia de Francia y sus abades fueron por muchas centurias los principales señores del reino. La “Oriflama”, originalmente la enseña de la abadía, llegó a ser la de los reyes de Francia y fue puesta sobre el altar mayor de donde sólo era removida cuando el rey estaba allí en persona. Su última aparición fue en la batalla de Agincourt en 1415. Juana de Arco depuso sus armas en la iglesia de San Dionisio en 1429. Muchos reyes y príncipes y otras personas nobles fueron enterradas allí y tres romanos pontífices visitaron la abadía en diferentes tiempos: Esteban II en el 754, Inocencio II en el 1131 y Eugenio III en 1146. Otro gran abad, Mateo de Vendome, actuó como administrador del reino cuando San Luis partió para las Cruzadas en 1269. Luego del Concilio de Trento la Abadía de San Dionisio se convirtió en la cabeza de diez monasterios, y en 1633 fue unida, con su casas dependientes, a la nueva congregación de St-Maur, cuando su convento fue enteramente reconstruido. En 1691 Luis XVI suprimió la abadía y unió el monasterio con sus pertenencias a la casa real de las nobles damas de St-Cyr, fundada por la Señora de Maintenon. La abadía fue finalmente disuelta durante la revolución, cuando muchos daños les fueron hechos a la iglesia y a las tumbas. Fue luego restaurada, bajo Napoleón III, por Viollet-le-Duc. Las reliquias de San Dionisio, que habían sido transferidas a la iglesia parroquial del pueblo en 1795, fueron regresadas a la abadía en 1819. Hoy es “monumento nacional” y uno de los más importantes sitios de París. Muchos de los documentos y manuscritos relacionados con su historia están ahora en los Archivos Nacionales de la Biblioteca Nacional.
 
La abadía tuvo una prominente figuración en la historia de Francia y sus abades fueron por muchas centurias los principales señores del reino. La “Oriflama”, originalmente la enseña de la abadía, llegó a ser la de los reyes de Francia y fue puesta sobre el altar mayor de donde sólo era removida cuando el rey estaba allí en persona. Su última aparición fue en la batalla de Agincourt en 1415. Juana de Arco depuso sus armas en la iglesia de San Dionisio en 1429. Muchos reyes y príncipes y otras personas nobles fueron enterradas allí y tres romanos pontífices visitaron la abadía en diferentes tiempos: Esteban II en el 754, Inocencio II en el 1131 y Eugenio III en 1146. Otro gran abad, Mateo de Vendome, actuó como administrador del reino cuando San Luis partió para las Cruzadas en 1269. Luego del Concilio de Trento la Abadía de San Dionisio se convirtió en la cabeza de diez monasterios, y en 1633 fue unida, con su casas dependientes, a la nueva congregación de St-Maur, cuando su convento fue enteramente reconstruido. En 1691 Luis XVI suprimió la abadía y unió el monasterio con sus pertenencias a la casa real de las nobles damas de St-Cyr, fundada por la Señora de Maintenon. La abadía fue finalmente disuelta durante la revolución, cuando muchos daños les fueron hechos a la iglesia y a las tumbas. Fue luego restaurada, bajo Napoleón III, por Viollet-le-Duc. Las reliquias de San Dionisio, que habían sido transferidas a la iglesia parroquial del pueblo en 1795, fueron regresadas a la abadía en 1819. Hoy es “monumento nacional” y uno de los más importantes sitios de París. Muchos de los documentos y manuscritos relacionados con su historia están ahora en los Archivos Nacionales de la Biblioteca Nacional.
  
STE. MARTHE, "Gallia Christiana," VII (Paris, 1744); DOUBLET, "Histoire de l'abbaye de Saint-Denys" (Paris, 1625); FELIBEIN, "Histoire de St-Denys" (Paris, 1706); DAVID, "Les Grandes Abbayes de l'Occident" (Lille, 1907); BEALE, "The Churches of Paris" (London, 1893).  
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STE. MARTHE, "Gallia Christiana," VII (Paris, 1744); DOUBLET, "Histoire de l'abbaye de Saint-Denys" (Paris, 1625); FELIBEIN, "Histoire de St-Denys" (Paris, 1706); DAVID, "Les Grandes Abbayes de l'Occident" (Lille, 1907); BEALE, "The Churches of Paris" (London, 1893).  
  
 
G. CYPRIAN ALSTON
 
G. CYPRIAN ALSTON
  
 
Traducido por José Octavio Lara, Pbro.
 
Traducido por José Octavio Lara, Pbro.
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[[Categoría:Abadías]]

Última revisión de 17:39 11 dic 2008

La Abadía de San Dionisio se encuentra a unas cuatro millas al norte de París sobre una pequeña colina de la que toma el nombre. San Dionisio (Dionysius), primer obispo de París, junto con sus compañeros mártires (270), fueron enterrados allí y la pequeña capilla, construida sobre la tumba, se fue convirtiendo en un famoso lugar de peregrinación durante los siglos quinto y sexto. En el año 630 el rey Dagoberto fundó una abadía para los monjes Benedictinos y reemplazó la capilla original con una gran basílica, conservando sin embargo algo de la edificación antigua. Él y sus sucesores enriquecieron la nueva fundación con variados obsequios y privilegios y, dada la presencia en ella de las reliquias del Santo, se convirtió en una de las más ricas e importantes abadías de Francia. En el año 653 fue puesta aparte de la jurisdicción episcopal. Carlomagno comenzó a construir una nueva iglesia, a la consagración de la cual Cristo, según la tradición popular, asistió en persona. Durante el siglo noveno se colaron muchas irregularidades y los monjes cayeron muy bajo a causa de la relajación de la regla. El Abad Alduino hizo grandes pero vanos esfuerzos por reformarlos y por ello fue obligado a retirarse por un tiempo, en compañía de unos pocos monjes piadosos, a una cercana casa de religiosos. Con el tiempo, sin embargo, las cosas mejoraron y pudo reasumir el gobierno de la abadía. A partir de allí su esplendor e importancia fue creciendo gracias a la sabia dirección de una serie de grandes abades, a quienes Alejandro III en 1179, les otorgó el derecho de pontificalia. El más famoso de entre ellos fue Sigerio, el número treinta y seis de la serie (1122-52) quien, además de gran eclesiástico fue tan gran hombre de estado que actuó como Regente de Francia cuando el Rey Luis VII tuvo que ausentarse de Francia durante las Cruzadas. La iglesia actual de San Dionisio inició su construcción por el 1140 y marcó el inicio de la tendencia Gótica en arquitectura y de su transición al estilo Romanesco. Posteriores adiciones y alteraciones bajo el gobierno de diferentes abades produjeron uno de los hermosos edificios Góticos de Francia. (Ver: Arquitectura Gótica).

La abadía tuvo una prominente figuración en la historia de Francia y sus abades fueron por muchas centurias los principales señores del reino. La “Oriflama”, originalmente la enseña de la abadía, llegó a ser la de los reyes de Francia y fue puesta sobre el altar mayor de donde sólo era removida cuando el rey estaba allí en persona. Su última aparición fue en la batalla de Agincourt en 1415. Juana de Arco depuso sus armas en la iglesia de San Dionisio en 1429. Muchos reyes y príncipes y otras personas nobles fueron enterradas allí y tres romanos pontífices visitaron la abadía en diferentes tiempos: Esteban II en el 754, Inocencio II en el 1131 y Eugenio III en 1146. Otro gran abad, Mateo de Vendome, actuó como administrador del reino cuando San Luis partió para las Cruzadas en 1269. Luego del Concilio de Trento la Abadía de San Dionisio se convirtió en la cabeza de diez monasterios, y en 1633 fue unida, con su casas dependientes, a la nueva congregación de St-Maur, cuando su convento fue enteramente reconstruido. En 1691 Luis XVI suprimió la abadía y unió el monasterio con sus pertenencias a la casa real de las nobles damas de St-Cyr, fundada por la Señora de Maintenon. La abadía fue finalmente disuelta durante la revolución, cuando muchos daños les fueron hechos a la iglesia y a las tumbas. Fue luego restaurada, bajo Napoleón III, por Viollet-le-Duc. Las reliquias de San Dionisio, que habían sido transferidas a la iglesia parroquial del pueblo en 1795, fueron regresadas a la abadía en 1819. Hoy es “monumento nacional” y uno de los más importantes sitios de París. Muchos de los documentos y manuscritos relacionados con su historia están ahora en los Archivos Nacionales de la Biblioteca Nacional.

STE. MARTHE, "Gallia Christiana," VII (Paris, 1744); DOUBLET, "Histoire de l'abbaye de Saint-Denys" (Paris, 1625); FELIBEIN, "Histoire de St-Denys" (Paris, 1706); DAVID, "Les Grandes Abbayes de l'Occident" (Lille, 1907); BEALE, "The Churches of Paris" (London, 1893).

G. CYPRIAN ALSTON

Traducido por José Octavio Lara, Pbro.