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Jueves, 21 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Tabernáculo»

De Enciclopedia Católica

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(Del latín tabernaculum, tienda).  
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En la Edad Media, tabernáculo significaba, en ocasiones, el altar del copón, una estructura apoyada sobre pilares y cubierta con un baldaquín, puesta sobre un altar, a veces un ostensorio o una custodia, un receptáculo, en forma de torre, para preservar y exponer reliquias y el Santísimo Sacramento, a veces, por último, como se utiliza hoy, el nombre dado a un receptáculo que contiene el viril.  Es decir que, en la actualidad, en el uso eclesiástico, es únicamente el nombre del receptáculo o cofre colocado sobre la mesa del altar mayor o de otro altar, en donde se guardan los vasos que contienen el Santísimo Sacramento, como el copón y la custodia.  Como regla general, en las catedrales y en las iglesias monásticas,  no se coloca en el altar mayor sino en un altar lateral, o en el altar de la capilla dedicada especialmente a los sacramentos; esto se hace tanto a título de la reverencia que se le debe al Santísimo Sacramento como para evitar interferir con el desarrollo de las ceremonias de las celebraciones solemnes que se llevan a cabo en el altar mayor.  Por otra parte, normalmente se pone sobre el altar mayor en iglesias parroquiales, por ser la ubicación más apropiada ("Cærem. ep.", I, xii, No. 8; "Rit. rom.", tit. IV, i, no. 6; S.C. Episc., 10 febrero, 1579).  La Sagrada Congregación de Ritos ha tomado varias determinaciones en relación con el tabernáculo.  Según éstas, para mencionar sólo las decisiones más importantes, no se exponen reliquias ni imágenes para ser veneradas sobre o delante del tabernáculo ("Decreta auth.", nos. 2613, 2906).  Tampoco se permite colocar floreros ante la puerta del tabernáculo de modo que lo oculten (no. 2067). El interior del tabernáculo debe ser dorado o tapizado en seda blanca (no. 4035, ad 4); sin embargo, el exterior deberá estar cubierto por un paño que debe ser blanco o que debe cambiarse según el color de los ornamentos del día; este manto se conoce con el nombre de conopeo (no. 3520; cf. "Rit. rom., loc. cit.). La bendición del tabernáculo es habitual pero no obligatoria.  
  
Tabernáculo, en términos bíblicos significa, generalmente, un santuario similar a una tienda móvil,  que utilizaban los hebreos antes de la construcción del Templo de Salomón. Las distintas expresiones utilizadas en el texto hebreo para referirse al Tabernáculo ('ohel, tent; 'ohel mo'ed, tienda del encuentro; 'ohel ha-'eduth, tienda del testimonio; mishkan, dwelling; mishkan ha- 'eduth, recinto del testimonio; mishkan 'ohel, morada de la tienda; beth Yahvé, casa de Yahvé; godesh, holy; miqdash, santuario; hekal, templo), si bien nos dan una idea bastante aproximada de la apariencia de esta estructura, debido a la aparente consistencia de estos pasajes en los que aparecen estas distintas expresiones, hace que los comentadores modernos de las Escrituras tengan que enfrentarse a múltiples interrogantes. Es así como en El Éxodo se describe el arca como protegida por una tienda (xxxiii, 7; Hebr. 'ohel mo'ed), ubicada “no lejos del campamento” (Cf. Num., xi, 16 sqq.; 24-30; xii; Deut., xxxi, 14 sqq.), custodiada por "Josué, el hijo de Nun" (11), y a cuya entrada Yahvé solía manifestársele a Moisés (9-11; cf. Num., xii, 5; Deut., xxxi, 15). El que esta "tienda del encuentro" (o tal vez mejor, "tienda del oráculo") no era idéntica al tabernáculo es algo que los críticos modernos sostienen basados en que esta 'ohel mo'ed existía ya antes de que Beseleel and Ooliab iniciaran la construcción del Tabernáculo (Ex., xxxv-xxxvi) y el lugar habitual de este último estaba dentro del campamento (Num., ii, 1 sqq.; x, 15 sqq.). Se hace gran énfasis en ésta y muchas otras aparentes discrepancias para concluir que la descripción del tabernáculo, según aparece en Ex., xxv-xxxi, xxxix-xl, proviene de los autores post-exilio del Códice Sacerdotal. No obstante, suponiendo la precisión histórica de las narraciones bíblicas, nos limitaremos aquí a una breve descripción de ese “santuario portátil”de los hebreos. En dicho santuario hay que diferenciar la tienda del tabernáculo, propiamente dicha, del recinto cerrado en el que se encontraba la tienda. El “cortil del tabernáculo” (Ex., xxvii, 9) era un área rectangular space, de 100 por 50 codos (probablemente la medida egipcia, en la que un codo corresponde a 5,17 metros) cerrado por “cortinas de fino torzal de lino” (xxvii, 9), de 5 codos de alto, de 100 codos de largo a los lados septentrional y austral,  50 de largo al levante y 15 al poniente; y de 20 codos a cada lado de la entrada. La entrada se cerraba con una cortina de fino torzal de lino bordado de jacinto, de púrpura y de grana, “dos veces teñida” sobre un fondo blanco (probablemente en el sentido de Ex., xxvii, 16). Todas estas cortinas estaban suspendidas de sesenta pilares, aunque no “ondeantes”, como lo sostiene equivocadamente Josephus, puesto que el largo total de las cortinas equivale exactamente al perímetro del cortil, con un pilar por cada cinco codos de cortina. Estos pilares de madera de setím cinco  codos de alto reposaban sobre pedestales (“basas” , Ex., xxxix, 39) de bronce y se sostenían en su lugar mediante cuerdas (ibid., xxxix, 40) atadas a estacas de bronce (ibid., xxxv, 18) clavadas en el suelo; los pilares remataban en capiteles (Ex., xxxix, 17, etc.; debemos pensar que la altura arriba indicada incluye los pedestales y capiteles de los pilares) con una banda o collar con recubrimiento de plata (para colgar la cortina) Al lado de levante de la entrada se encontraban, por orden: el altar de los holocaustos (Ex., xxvii, 1-8, etc.), la cubierta de bronce (xxx, 18-21; xxxviii, 8, etc.), y el tabernáculo propiamente dicho. Este se consideraba como la tienda donde habitaba Dios; por consiguiente, consistía esencialmente de cortinas, del marco de madera, que, aunque indispensable, tenía solo una importancia secundaria. Toda la estructura medía 30 codos por 10 y estaba dividida en dos secciones, la del poniente, o “Santuario”, que contenía el altar del incienso, el candelabro dorado y la mesa de los panes de la preparación y la otra que contenía el Sanctum Sanctorum, donde estaba el Arca de la Alianza con el propiciatorio y el querubín. Estas secciones tenían 20 y 10 codos de largo, respectivamente.
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HISTORIA
  
La tradición exegética judía, seguida por casi todos los exegetas bíblicos cristianos, considera que el marco de madera estaba compuesto por 48 tablones sólidos (o vigas) de madera de setím de 10 por 11,2 por 1 codo, colocados uno al lado del otro. Esto equivale a un peso de unas 50 toneladas, desproporcionado para el que estas vigas debían soportar y extremadamente difícil de transportar. Algunos eruditos modernos, que han estudiado más a fondo los términos técnicos utilizados  en el original, tienen otro concepto. Según ellos, los “tablones” del tabernáculo deben entenderse como bastidores livianos compuestos de dos tablones verticales unidos entre sí (probablemente en la parte superior, media e inferior) por vigas o travesaños (Ex., xxvi, 17). Veinte de estos marcos recubiertos de oro (xxvi, 29) se encontraban en el lado septentrional del tabernáculo, 20 en el lado austral y seis hacia levante. A fin de darle solidez y rigidez, se colocó un bastidor inclinado en la esquina septentrional y austral hacia levante para reforzar la estructura (xxvi, 23); la parte inferior de los tablones verticales se incrustaba profundamente en muescas de plata sobre las bases, que deben interpretarse como bloques cuadrados (de aproximadamente un codo de altura y ¾ de codo); por último, cinco barras de madera que atravesaban las argollas aseguradas a los marcos, lo reforzaban de lado y lado(xxvi, 26-28).. Hacia el poniente, los bastidores debían reemplazarse por cinco pilares de madera de setím, recubiertos de oro, encajados en pedestales de bronce y coronados  por capiteles de oro (xxvi, 37). Cuatro pilares igualmente trabajados, con pedestales de plata, separaban el Santuario del Sanctum Sanctorum.
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En la Edad Media no había una costumbre uniforme en cuanto al lugar donde se guardaba el Santísimo Sacramento. El Cuarto Concilio de Letrán, y muchos sínodos provinciales y diocesanos celebrados en la Edad Media, sólo exigían que la Hostia se mantuviera en un recipiente seguro, bien cerrado. A lo sumo, exigían era que se colocara en un lugar limpio y visible.  Sólo unos pocos sínodos designan el lugar con más detalle, como los Sínodos de Colonia (1281) y de Münster (1279) que ordenaron que se mantuviera en un lugar elevado sobre el altar y protegido por una cerradura con llave. En términos generales, se pueden distinguir cuatro métodos principales de preservar el Santísimo Sacramento en la época medieval:
  
Una cortina compuesta de dos piezas de tapicería unidas por argollas doradas se tendía sobre todo el bastidor; cada pieza de tapicería consistía de cinco tiras de 28 por 4 codos unidas por asas. Medía en total 20 por 40 codos y debe haber cubierto hasta la parte superior de los pedestales al norte y al sur, donde es probable que estuviera asegurada (estas cortinas tenían  asas en la parte superior, seguramente para este fin), mientras que, hacia el este, llegaba hasta el suelo. Otra tela de pelo de cabra (el material del que estaban hechas normalmente las tiendas) cubría esta cortina de tapicería y sus dimensiones eran aproximadamente las mismas. Once piezas tejidas de pelo de cabra ( (6+5)x4=44 por 30 codos, calculados así para alcanzar a cubrir toda la cortina interna por el norte el este y el sur y para colgar el doblada por el occidente a fin de cubrir los capiteles de los pilares (Ex., xxvi, 7-13). Dos cubiertas externas (cuyas dimensiones no se indican), una de piel de carnero y otra de piel de dugón protegían toda la estructura.  Otra cortina, aparentemente elaborada en la misma forma que la que cerraba la entrada al cortil, ocultaba la entrada al tabernáculo (ibid., 36); por último, un velo des mismo tejido del de la cortina interna, colgado de los cuatro pilares ya descritos, completaba la separación entre el Sanctum Sanctorum y el Santuario.
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·        En un gabinete en la sacristía, una costumbre relacionada con la usanza cristiana primitiva;  
  
Historia
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·        En un gabinete empotrado en la pared del coro o en una proyección de una de las paredes, construida en forma de torre, conocida como la Casa del Sacramento, que a veces llegaba hasta la bóveda;  
Retardada debido a las manifestaciones de adoración idólatra del pueblo mientras esperaban que concluyera el intercambio entre Moisés y Dios en el Monte Sinaí, la construcción se llevó a cabo por parte de hábiles obreros seleccionados por Dios, y su dedicación tuvo lugar el primer día del segundo año después de la huída de Egipto. A partir de entonces, el tabernáculo, bajo el cuidado especial de los levitas de la familia de Gersón, acompañó a los israelitas en sus travesías por el desierto; durante las marchas, venía después de las primeras seis tribus y antes de las otras seis (Num., ii, 3-34); en los campamentos, ocupaba el lugar central, con tres tribus a cada lado. Es muy probable que, después del cruce del Jordán, el Tabernáculo permaneciera en Gálgala hasta su traslado a Silo (Jos., xviii, 1), donde permaneció por muchos años. En tiempos de Saúl, se dice que el Tabernáculo se encuentra en Nobe (I Reyes, xxi, 1-6), y más tarde en  Gabaón (I Par., xvi, 39), hasta que Salomón lo hizo trasladar a su nuevo Templo (III Reyes, viii, 4; II Par., v, 5). Desapareció en los primeros años del siglo VI a.C, ya haya sido tomado por el ejército de Babilonia en 588, o, si se le ha de dar crédito a la carta introductoria a II Mac., fue escondida por Jeremías en un lugar seguro, desconocido.
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JOSEPHUS, Jewish Antiquities, III, vi; PHILO, De Vita Moysis. Talmud Babyl.: Tract. Middoth, a baraitha gives the opinions of the ancient doctors on the subject. BROWN, The Tabernacle (6th ed., 1899); ORR, The Problem of the O.T. (New York, 1906); OTTLEY, Aspects of the O.T. (Oxford, 1897); WELLHAUSEN, Prolegomena (Edinburgo, 1885); WESTCOTT, Essay on the General Significance of the Tabernacle in The Epistle to the Hebrews (New York, 1889), 233 sqq.; B HR, Symbolik des mosaisch. Kultus (1837-39); FRIEDRICH, Symbolik der mos. Stiftshütte (Leipzig, 1841); GRAF, Die geschichtl. Bücher des A. T. (Leipzig, 1866), 51 sqq.; NEUMANN, Die Stiftshütte (Gotha, 1861); POPPER, Der bibl. Bericht ber die Stiftshütte (Leipzig, 1862); RIGGENBACH, Die mosaisch. Stiftshütte (1861); SCHICK, Stiftshütte u. Tempel (1898).
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·        En un viril, rodeado de una cubierta o receptáculo y generalmente cubierto por un pequeño baldaquín, suspendido sobre el altar por una cadena o cordón;  
  
CHARLES L. SOUVAY
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·        Por último, sobre la mesa del altar, ya sea únicamente en el viril o en un receptáculo similar a un tabernáculo o a un pequeño cofre incrustado en el retablo o sobre la predela del altar.
Transcrito por Reynir Gudmundsson
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Este último método se menciona en la "Admonitio synodalis" del siglo IX por Regino de Prüm (d. 915), más tarde por Durandus, y en las reglamentaciones emitidas por los Sínodos de Trier y de Münster, ya mencionado.  Hay evidencia de trípticos que contiene cofres para guardar el Santísimo Sacramento que se remontan al siglo XIV, como, por ejemplo, el del altar de Santa Clara en la Catedral de Colonia, aunque no fueron muy numerosos hasta fines del período medieval.  El altar mayor  que data de 1424 en la Iglesia de San Martín en Landshut, Bavaria, es un ejemplo de una combinación de retablo y Casa del Sacramento.  Para el siglo XVI ya se había convertido en costumbre, gradual y lentamente más generalizada, guardar el Santísimo Sacramento en un receptáculo colocado en un punto elevado sobre el altar.  Este era el caso especialmente en Roma, en donde se inició esta costumbre, y en Italia en general, principalmente por el buen ejemplo de San Carlos Borromeo. El cambio se fue dando muy lentamente en Francia, en donde aún en el siglo XVIII seguía siendo habitual en muchas catedrales suspender el Santísimo Sacramento sobre el altar, al igual que en Bélgica y Alemania, donde la costumbre de utilizar la Casa del Sacramento se mantuvo en muchos lugares hasta después de mediados del siglo XIX cuando la decisión de la Sagrada Congregación de Ritos del 21 de agosto de 1863, puso fin al uso de dichos receptáculos.
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THIERS, Traité de l'exposition du St-Sacrement de l'autel (Paris, 1673); CORBLET, Hist. du Sacrement de l'Eucharistie, I (Paris, 1885); ROHAULT DE FLEURY, La Messe, II (Paris, 1883); LAIB AND SCHWARZ, Studien über die Geschichte des christl. Altars (Stuttgart, 1857); SCHMID, Der christl. Altar (Ratisbon, 1871); RAIBLE, Tabernakel Einst u. Jetzt (Freiburg, 1908).
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JOSEPH BRAUN
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Transcrito por Wm Stuart French, Jr.
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Dedicado al Reverendo Robert E. O'Kane
 
Traducido por Rosario Camacho-Koppel
 
Traducido por Rosario Camacho-Koppel
 
www.catholicmedia.net
 
www.catholicmedia.net

Revisión de 03:58 6 feb 2008

En la Edad Media, tabernáculo significaba, en ocasiones, el altar del copón, una estructura apoyada sobre pilares y cubierta con un baldaquín, puesta sobre un altar, a veces un ostensorio o una custodia, un receptáculo, en forma de torre, para preservar y exponer reliquias y el Santísimo Sacramento, a veces, por último, como se utiliza hoy, el nombre dado a un receptáculo que contiene el viril. Es decir que, en la actualidad, en el uso eclesiástico, es únicamente el nombre del receptáculo o cofre colocado sobre la mesa del altar mayor o de otro altar, en donde se guardan los vasos que contienen el Santísimo Sacramento, como el copón y la custodia. Como regla general, en las catedrales y en las iglesias monásticas, no se coloca en el altar mayor sino en un altar lateral, o en el altar de la capilla dedicada especialmente a los sacramentos; esto se hace tanto a título de la reverencia que se le debe al Santísimo Sacramento como para evitar interferir con el desarrollo de las ceremonias de las celebraciones solemnes que se llevan a cabo en el altar mayor. Por otra parte, normalmente se pone sobre el altar mayor en iglesias parroquiales, por ser la ubicación más apropiada ("Cærem. ep.", I, xii, No. 8; "Rit. rom.", tit. IV, i, no. 6; S.C. Episc., 10 febrero, 1579). La Sagrada Congregación de Ritos ha tomado varias determinaciones en relación con el tabernáculo. Según éstas, para mencionar sólo las decisiones más importantes, no se exponen reliquias ni imágenes para ser veneradas sobre o delante del tabernáculo ("Decreta auth.", nos. 2613, 2906). Tampoco se permite colocar floreros ante la puerta del tabernáculo de modo que lo oculten (no. 2067). El interior del tabernáculo debe ser dorado o tapizado en seda blanca (no. 4035, ad 4); sin embargo, el exterior deberá estar cubierto por un paño que debe ser blanco o que debe cambiarse según el color de los ornamentos del día; este manto se conoce con el nombre de conopeo (no. 3520; cf. "Rit. rom., loc. cit.). La bendición del tabernáculo es habitual pero no obligatoria.

HISTORIA

En la Edad Media no había una costumbre uniforme en cuanto al lugar donde se guardaba el Santísimo Sacramento. El Cuarto Concilio de Letrán, y muchos sínodos provinciales y diocesanos celebrados en la Edad Media, sólo exigían que la Hostia se mantuviera en un recipiente seguro, bien cerrado. A lo sumo, exigían era que se colocara en un lugar limpio y visible. Sólo unos pocos sínodos designan el lugar con más detalle, como los Sínodos de Colonia (1281) y de Münster (1279) que ordenaron que se mantuviera en un lugar elevado sobre el altar y protegido por una cerradura con llave. En términos generales, se pueden distinguir cuatro métodos principales de preservar el Santísimo Sacramento en la época medieval:

· En un gabinete en la sacristía, una costumbre relacionada con la usanza cristiana primitiva;

· En un gabinete empotrado en la pared del coro o en una proyección de una de las paredes, construida en forma de torre, conocida como la Casa del Sacramento, que a veces llegaba hasta la bóveda;

· En un viril, rodeado de una cubierta o receptáculo y generalmente cubierto por un pequeño baldaquín, suspendido sobre el altar por una cadena o cordón;

· Por último, sobre la mesa del altar, ya sea únicamente en el viril o en un receptáculo similar a un tabernáculo o a un pequeño cofre incrustado en el retablo o sobre la predela del altar.

Este último método se menciona en la "Admonitio synodalis" del siglo IX por Regino de Prüm (d. 915), más tarde por Durandus, y en las reglamentaciones emitidas por los Sínodos de Trier y de Münster, ya mencionado. Hay evidencia de trípticos que contiene cofres para guardar el Santísimo Sacramento que se remontan al siglo XIV, como, por ejemplo, el del altar de Santa Clara en la Catedral de Colonia, aunque no fueron muy numerosos hasta fines del período medieval. El altar mayor que data de 1424 en la Iglesia de San Martín en Landshut, Bavaria, es un ejemplo de una combinación de retablo y Casa del Sacramento. Para el siglo XVI ya se había convertido en costumbre, gradual y lentamente más generalizada, guardar el Santísimo Sacramento en un receptáculo colocado en un punto elevado sobre el altar. Este era el caso especialmente en Roma, en donde se inició esta costumbre, y en Italia en general, principalmente por el buen ejemplo de San Carlos Borromeo. El cambio se fue dando muy lentamente en Francia, en donde aún en el siglo XVIII seguía siendo habitual en muchas catedrales suspender el Santísimo Sacramento sobre el altar, al igual que en Bélgica y Alemania, donde la costumbre de utilizar la Casa del Sacramento se mantuvo en muchos lugares hasta después de mediados del siglo XIX cuando la decisión de la Sagrada Congregación de Ritos del 21 de agosto de 1863, puso fin al uso de dichos receptáculos.

THIERS, Traité de l'exposition du St-Sacrement de l'autel (Paris, 1673); CORBLET, Hist. du Sacrement de l'Eucharistie, I (Paris, 1885); ROHAULT DE FLEURY, La Messe, II (Paris, 1883); LAIB AND SCHWARZ, Studien über die Geschichte des christl. Altars (Stuttgart, 1857); SCHMID, Der christl. Altar (Ratisbon, 1871); RAIBLE, Tabernakel Einst u. Jetzt (Freiburg, 1908).

JOSEPH BRAUN Transcrito por Wm Stuart French, Jr. Dedicado al Reverendo Robert E. O'Kane Traducido por Rosario Camacho-Koppel www.catholicmedia.net