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Sábado, 23 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Juan Bautista Hogan»

De Enciclopedia Católica

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Mejor conocido por su larga estancia en Francia, como Abad Hogan. Nació cerca de Ennis en County Clare, Irlanda, el 24 de junio de 1829, y murió en Saint-Sulpice, París, el 29 de septiembre de 1901.
 
Mejor conocido por su larga estancia en Francia, como Abad Hogan. Nació cerca de Ennis en County Clare, Irlanda, el 24 de junio de 1829, y murió en Saint-Sulpice, París, el 29 de septiembre de 1901.
  
Sus primeros años los vivió en Irlanda, pero un tío, que era sacerdote en la Diócesis de Périgueux, en Francia, lo trajo a este último país a la edad de 15 años y lo colocó en el seminario preparatorio de Bordeaux. Desde su capacitación inicial, dio evidencia de tener un talento más allá de lo ordinario y poder de adaptación, fue por mérito propio que adquirió el dominio del idioma francés, y perfeccionó su asimilación perfecta a la forma de vida francesa, aunque siempre con influencia de su ancestro inglés, y de las peculiaridades del temperamento irlandés.
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Sus primeros años los vivió en Irlanda, pero un tío, que era sacerdote en la Diócesis de Périgueux, en Francia, lo trajo a este último país a la edad de 15 años y lo colocó en el seminario preparatorio de Bordeaux. Desde su capacitación inicial, dio evidencia de tener un talento más allá de lo ordinario y poder de adaptación, fue por mérito propio que adquirió el dominio del idioma francés, y perfeccionó su asimilación perfecta a la forma de vida francesa, aunque siempre con influencia de su ancestro inglés, y de las peculiaridades del temperamento irlandés.
  
Habiendo completado sus estudios clásicos, entró en el Seminario Teológico de Bordeaux, y como al final de su curso aún estaba muy joven para ser ordenado, fue en 1849, al Seminario de Saint-Sulpice en París, donde hizo un curso de post-grado de dos años en teología. Luego, sintiendo el llamado para participar en la educación clerical, entro en la “Solitude” o noviciado de los sulpicianos en Issy, y fue ordenado sacerdote el 5 de junio de 1852.
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Habiendo completado sus estudios clásicos, entró en el Seminario Teológico de Bordeaux, y como al final de su curso aún estaba muy joven para ser ordenado, fue en 1849, al Seminario de Saint-Sulpice en París, donde hizo un curso de post-grado de dos años en teología. Luego, sintiendo el llamado para participar en la educación clerical, entro en la “Solitude” o noviciado de los sulpicianos en Issy, y fue ordenado sacerdote el 5 de junio de 1852.
  
Al siguiente septiembre, aún no habiendo cumplido 23 años, fue nombrado como presidente del Seminario Teológico Dogmático en Saint-Sulpice, donde dio muestras de sus cualidades en función de su facultad de enseñar. Allí se convirtió en un eminente instructor.
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Al siguiente septiembre, aún no habiendo cumplido 23 años, fue nombrado como presidente del Seminario Teológico Dogmático en Saint-Sulpice, donde dio muestras de sus cualidades en función de su facultad de enseñar. Allí se convirtió en un eminente instructor.
  
Durante los años subsecuentes, fue llamado a enseñar, también forzado por las circunstancias, en otras ramas de la ciencia eclesiástica, pero de 1863 a 1884, ocupó sin interrupción la cátedra de teología moral, agregando esto, durante un período de 13 años, el curso de liturgia sagrada.
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Durante los años subsecuentes, fue llamado a enseñar, también forzado por las circunstancias, en otras ramas de la ciencia eclesiástica, pero de 1863 a 1884, ocupó sin interrupción la cátedra de teología moral, agregando esto, durante un período de 13 años, el curso de liturgia sagrada.
  
Después de treinta y dos años enseñando en Saint-Sulpice, fue enviado en 1884 a los Estados Unidos, siendo nombrado como presidente del recién instituido Seminario Teológico de Boston. Luego de haber cumplido con las responsabilidades de este puesto durante cinco años, fue transferido a la presidencia del Seminario Teológico para Graduados, que tenía relación con la Universidad Católica de Washington.
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Después de treinta y dos años enseñando en Saint-Sulpice, fue enviado en 1884 a los Estados Unidos, siendo nombrado como presidente del recién instituido Seminario Teológico de Boston. Luego de haber cumplido con las responsabilidades de este puesto durante cinco años, fue transferido a la presidencia del Seminario Teológico para Graduados, que tenía relación con la Universidad Católica de Washington.
  
Esta digna posición también la mantuvo durante cinco años, sus enseñanzas estuvieron más que todo dirigidas a la esfera de la Teología Ascética. Fue luego llamado (1894) al Seminario de San Juan, en Boston, y estuvo allí como presidente, por los últimos siete años de su vida. Al final del año escolar de 1901, y en vista de su declinante salud, prácticamente se le forzó a interrumpir sus labores por el descanso que necesitaba. Se hicieron los arreglos para que estuviese el siguiente invierno en Hyéres, en el sur de Francia, pero murió en el viaje, a la edad de setenta y dos años.
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Esta digna posición también la mantuvo durante cinco años, sus enseñanzas estuvieron más que todo dirigidas a la esfera de la Teología Ascética. Fue luego llamado (1894) al Seminario de San Juan, en Boston, y estuvo allí como presidente, por los últimos siete años de su vida. Al final del año escolar de 1901, y en vista de su declinante salud, prácticamente se le forzó a interrumpir sus labores por el descanso que necesitaba. Se hicieron los arreglos para que estuviese el siguiente invierno en Hyéres, en el sur de Francia, pero murió en el viaje, a la edad de setenta y dos años.
  
Dr. Hogan, aún cuando es difícil ubicarlo como un especialista, fue un académico de gran erudición. Tuvo un vivo interés en todos los tópicos, ya sea que pertenecieran o no al campo eclesiástico o a la ciencias seculares, y tuvo gran conocimiento en la literatura de los objetos de estudio de esos campos. Tuvo el raro don de poder impartir y compartir conocimientos con diferentes niveles de mentalidad, lo que le hizo ser un maestro ideal, y su influencia tuvo amplias repercusiones y fue muy apreciada, especialmente en Francia. En este país llegó a alcanzar la más alta distinción entre clérigos y seculares, quienes recibieron el beneficio de su guía intelectual.
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Dr. Hogan, aún cuando es difícil ubicarlo como un especialista, fue un académico de gran erudición. Tuvo un vivo interés en todos los tópicos, ya sea que pertenecieran o no al campo eclesiástico o a la ciencias seculares, y tuvo gran conocimiento en la literatura de los objetos de estudio de esos campos. Tuvo el raro don de poder impartir y compartir conocimientos con diferentes niveles de mentalidad, lo que le hizo ser un maestro ideal, y su influencia tuvo amplias repercusiones y fue muy apreciada, especialmente en Francia. En este país llegó a alcanzar la más alta distinción entre clérigos y seculares, quienes recibieron el beneficio de su guía intelectual.
  
Tuvo una mente versátil y analítica, caracterizada tanto por la amplitud de conocimiento, como por la profundidad, en lo referente a las dificultades relacionadas con problemas filosóficos y teológicos. Su método fue fundamentalmente socrático, libre de dogmatismos y tuvo la cualidad de poder despertar interés, al menos en los estudiantes más inteligentes, en relación aún con los temas más áridos y confusos.  Alguien que le conoció bien, íntimamente, durante muchos años, rindió tributo a sus méritos en un artículo en el “Homiletic Monthly”, de diciembre de 1901, se refería a los “Clerical Studies” del Abad Hogan.
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Tuvo una mente versátil y analítica, caracterizada tanto por la amplitud de conocimiento, como por la profundidad, en lo referente a las dificultades relacionadas con problemas filosóficos y teológicos. Su método fue fundamentalmente socrático, libre de dogmatismos y tuvo la cualidad de poder despertar interés, al menos en los estudiantes más inteligentes, en relación aún con los temas más áridos y confusos.  Alguien que le conoció bien, íntimamente, durante muchos años, rindió tributo a sus méritos en un artículo en el “Homiletic Monthly”, de diciembre de 1901, se refería a los “Clerical Studies” del Abad Hogan.
  
Aunque fue un académico con grandes dotes en el arte de la exposición, el Dr. Hogan le dio poca atención al escribir y publicar.  La excepción a ello lo constituyen artículos ocasionales en periódicos.  Sus únicos trabajos publicados están en el “Clerical Studies”, que primero apareció en el “Ecclesiastical Review” (Filadelfia, 1891-95), y “Pensamientos Diarios”.  Ambos han sido traducidos al francés. El primero de los mencionados, que ocupa un lugar importante en los manuales para clérigos, cubre el campo entero de la ciencia eclesiástica, dando tratamiento a cada sujeto en su propia manera original y sugestiva, todo ello tanto desde la perspectiva práctica como teórica. El segundo de los mencionados es un libro de pequeñas meditaciones para utilización de sacerdotes y seminaristas.
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Aunque fue un académico con grandes dotes en el arte de la exposición, el Dr. Hogan le dio poca atención al escribir y publicar.  La excepción a ello lo constituyen artículos ocasionales en periódicos.  Sus únicos trabajos publicados están en el “Clerical Studies”, que primero apareció en el “Ecclesiastical Review” (Filadelfia, 1891-95), y “Pensamientos Diarios”.  Ambos han sido traducidos al francés. El primero de los mencionados, que ocupa un lugar importante en los manuales para clérigos, cubre el campo entero de la ciencia eclesiástica, dando tratamiento a cada sujeto en su propia manera original y sugestiva, todo ello tanto desde la perspectiva práctica como teórica. El segundo de los mencionados es un libro de pequeñas meditaciones para utilización de sacerdotes y seminaristas.
  
 
The Am. Ecclesiastical Review (Philadelphia, Oct., 1901); The Messenger (New York, Oct., 1901); Catholic News (New York, Oct., 1901); Pilot (Boston, Oct., 1901); Tablet (London, Oct., 1901), archivos.  
 
The Am. Ecclesiastical Review (Philadelphia, Oct., 1901); The Messenger (New York, Oct., 1901); Catholic News (New York, Oct., 1901); Pilot (Boston, Oct., 1901); Tablet (London, Oct., 1901), archivos.  

Última revisión de 16:10 22 dic 2007

Mejor conocido por su larga estancia en Francia, como Abad Hogan. Nació cerca de Ennis en County Clare, Irlanda, el 24 de junio de 1829, y murió en Saint-Sulpice, París, el 29 de septiembre de 1901.

Sus primeros años los vivió en Irlanda, pero un tío, que era sacerdote en la Diócesis de Périgueux, en Francia, lo trajo a este último país a la edad de 15 años y lo colocó en el seminario preparatorio de Bordeaux. Desde su capacitación inicial, dio evidencia de tener un talento más allá de lo ordinario y poder de adaptación, fue por mérito propio que adquirió el dominio del idioma francés, y perfeccionó su asimilación perfecta a la forma de vida francesa, aunque siempre con influencia de su ancestro inglés, y de las peculiaridades del temperamento irlandés.

Habiendo completado sus estudios clásicos, entró en el Seminario Teológico de Bordeaux, y como al final de su curso aún estaba muy joven para ser ordenado, fue en 1849, al Seminario de Saint-Sulpice en París, donde hizo un curso de post-grado de dos años en teología. Luego, sintiendo el llamado para participar en la educación clerical, entro en la “Solitude” o noviciado de los sulpicianos en Issy, y fue ordenado sacerdote el 5 de junio de 1852.

Al siguiente septiembre, aún no habiendo cumplido 23 años, fue nombrado como presidente del Seminario Teológico Dogmático en Saint-Sulpice, donde dio muestras de sus cualidades en función de su facultad de enseñar. Allí se convirtió en un eminente instructor.

Durante los años subsecuentes, fue llamado a enseñar, también forzado por las circunstancias, en otras ramas de la ciencia eclesiástica, pero de 1863 a 1884, ocupó sin interrupción la cátedra de teología moral, agregando esto, durante un período de 13 años, el curso de liturgia sagrada.

Después de treinta y dos años enseñando en Saint-Sulpice, fue enviado en 1884 a los Estados Unidos, siendo nombrado como presidente del recién instituido Seminario Teológico de Boston. Luego de haber cumplido con las responsabilidades de este puesto durante cinco años, fue transferido a la presidencia del Seminario Teológico para Graduados, que tenía relación con la Universidad Católica de Washington.

Esta digna posición también la mantuvo durante cinco años, sus enseñanzas estuvieron más que todo dirigidas a la esfera de la Teología Ascética. Fue luego llamado (1894) al Seminario de San Juan, en Boston, y estuvo allí como presidente, por los últimos siete años de su vida. Al final del año escolar de 1901, y en vista de su declinante salud, prácticamente se le forzó a interrumpir sus labores por el descanso que necesitaba. Se hicieron los arreglos para que estuviese el siguiente invierno en Hyéres, en el sur de Francia, pero murió en el viaje, a la edad de setenta y dos años.

Dr. Hogan, aún cuando es difícil ubicarlo como un especialista, fue un académico de gran erudición. Tuvo un vivo interés en todos los tópicos, ya sea que pertenecieran o no al campo eclesiástico o a la ciencias seculares, y tuvo gran conocimiento en la literatura de los objetos de estudio de esos campos. Tuvo el raro don de poder impartir y compartir conocimientos con diferentes niveles de mentalidad, lo que le hizo ser un maestro ideal, y su influencia tuvo amplias repercusiones y fue muy apreciada, especialmente en Francia. En este país llegó a alcanzar la más alta distinción entre clérigos y seculares, quienes recibieron el beneficio de su guía intelectual.

Tuvo una mente versátil y analítica, caracterizada tanto por la amplitud de conocimiento, como por la profundidad, en lo referente a las dificultades relacionadas con problemas filosóficos y teológicos. Su método fue fundamentalmente socrático, libre de dogmatismos y tuvo la cualidad de poder despertar interés, al menos en los estudiantes más inteligentes, en relación aún con los temas más áridos y confusos. Alguien que le conoció bien, íntimamente, durante muchos años, rindió tributo a sus méritos en un artículo en el “Homiletic Monthly”, de diciembre de 1901, se refería a los “Clerical Studies” del Abad Hogan.

Aunque fue un académico con grandes dotes en el arte de la exposición, el Dr. Hogan le dio poca atención al escribir y publicar. La excepción a ello lo constituyen artículos ocasionales en periódicos. Sus únicos trabajos publicados están en el “Clerical Studies”, que primero apareció en el “Ecclesiastical Review” (Filadelfia, 1891-95), y “Pensamientos Diarios”. Ambos han sido traducidos al francés. El primero de los mencionados, que ocupa un lugar importante en los manuales para clérigos, cubre el campo entero de la ciencia eclesiástica, dando tratamiento a cada sujeto en su propia manera original y sugestiva, todo ello tanto desde la perspectiva práctica como teórica. El segundo de los mencionados es un libro de pequeñas meditaciones para utilización de sacerdotes y seminaristas.

The Am. Ecclesiastical Review (Philadelphia, Oct., 1901); The Messenger (New York, Oct., 1901); Catholic News (New York, Oct., 1901); Pilot (Boston, Oct., 1901); Tablet (London, Oct., 1901), archivos.

JAMES F. DRISCOLL. Transcripción de Douglas J. Potter Dedicada al Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen María Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes