Diferencia entre revisiones de «El Greco»
De Enciclopedia Católica
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− | Uno de los más notables artistas españoles. Nació en Creta, entre 1545 y 1550. Murió en Toledo el 7 de abril de 1614. Con fecha de 15 de noviembre de 1570, el miniaturista Giulio Clovio escribió al cardenal N. Famese recomendándole a El Greco, su padrino, y describiéndolo como originario de Creta, y mencionando que estaba por entonces en Roma y había sido discípulo de Tiziano. El Greco, a pesar de ello, deja ver poca influencia de su maestro pues su obra, aparte de algunos rasgos típicos de Bassano, Baroccio, Veronés o Tintoretto, muestra gran individualidad y distinción. El Greco llegó a España en 1577. Acostumbraba firmar sus trabajos con letras griegas y utilizando la versión latina de su nombre griego. Insistió siempre, además, en su origen cretense. Hubo de comparecer ante el tribunal de la Inquisición, en Toledo, en 1582, para servir de intérprete a favor de un compatriota suyo que había sido acusado de ser moro: Ahí confirmó él que se había avecindado en Toledo. Nada se sabe de sus padres o de su historia temprana, ni porqué se fue a España, pero con el tiempo llegó a ser un auténtico español y su pintura refleja las características del pueblo entre el que vivió. Desde el inicio se escogió una línea propia bien definida, regocijándose entre tonos fríos con azul; utilizando el gris y muchas tonalidades de blanco, y un trabajo impresionista que anunciaba unas ideas del arte que fueron introducidas formalmente más de ciento cincuenta años más tarde. Su primera obra autentificada es un retrato de su patrocinador y conciudadano Clovio. Dicha obra está hoy en Nápoles. Su última pintura, la de un cardenal, está en la Galería Nacional. | + | [[Archivo:Greco.jpg|300px|thumb|left|]]Uno de los más notables artistas españoles. Nació en Creta, entre 1545 y 1550. Murió en Toledo el 7 de abril de 1614. Con fecha de 15 de noviembre de 1570, el miniaturista Giulio Clovio escribió al cardenal N. Famese recomendándole a El Greco, su padrino, y describiéndolo como originario de Creta, y mencionando que estaba por entonces en Roma y había sido discípulo de Tiziano. El Greco, a pesar de ello, deja ver poca influencia de su maestro pues su obra, aparte de algunos rasgos típicos de Bassano, Baroccio, Veronés o Tintoretto, muestra gran individualidad y distinción. El Greco llegó a España en 1577. Acostumbraba firmar sus trabajos con letras griegas y utilizando la versión latina de su nombre griego. Insistió siempre, además, en su origen cretense. Hubo de comparecer ante el tribunal de la Inquisición, en Toledo, en 1582, para servir de intérprete a favor de un compatriota suyo que había sido acusado de ser moro: Ahí confirmó él que se había avecindado en Toledo. Nada se sabe de sus padres o de su historia temprana, ni porqué se fue a España, pero con el tiempo llegó a ser un auténtico español y su pintura refleja las características del pueblo entre el que vivió. Desde el inicio se escogió una línea propia bien definida, regocijándose entre tonos fríos con azul; utilizando el gris y muchas tonalidades de blanco, y un trabajo impresionista que anunciaba unas ideas del arte que fueron introducidas formalmente más de ciento cincuenta años más tarde. Su primera obra autentificada es un retrato de su patrocinador y conciudadano Clovio. Dicha obra está hoy en Nápoles. Su última pintura, la de un cardenal, está en la Galería Nacional. |
El primer trabajo importante que le fue encargado en España fue la pintura del retablo del altar del templo de Santo Domingo el Antiguo, en Toledo. Quizás él haya sido llevado a España en relación con algún trabajo en El Escorial, pero hizo de Toledo su hogar. La casa donde vivió es hoy día un museo de sus obras, preservada para España por uno de sus nobles (El Marqués de la Vega Inclán, N.T.). Su primera obra importante es "El Espolio", que adornaba el altar mayor de Toledo (actualmente en la sacristía de la catedral de esa ciudad, N.T.), pero sin duda su obra más grandiosa es "El Entierro del Conde de Orgaz", en el templo de Santo Tomé. Los retratos que constituyen el fondo del sepelio representan, con infinita destreza, casi cada aspecto del temperamento español, y pocas veces, si no es que nunca, los dos o tres rostros visibles más cercanos han sido igualados en belleza. Es una de las obras maestras del mundo. La importancia de El Greco para el arte universal fue ignorada por largo tiempo, mas sin embargo ahí estaba, real y poderosa. Velázquez le debe mucho y, en tiempos modernos, Sargent confiesa que su destreza artística se debe a un estudio profundo de la obra de El Greco. | El primer trabajo importante que le fue encargado en España fue la pintura del retablo del altar del templo de Santo Domingo el Antiguo, en Toledo. Quizás él haya sido llevado a España en relación con algún trabajo en El Escorial, pero hizo de Toledo su hogar. La casa donde vivió es hoy día un museo de sus obras, preservada para España por uno de sus nobles (El Marqués de la Vega Inclán, N.T.). Su primera obra importante es "El Espolio", que adornaba el altar mayor de Toledo (actualmente en la sacristía de la catedral de esa ciudad, N.T.), pero sin duda su obra más grandiosa es "El Entierro del Conde de Orgaz", en el templo de Santo Tomé. Los retratos que constituyen el fondo del sepelio representan, con infinita destreza, casi cada aspecto del temperamento español, y pocas veces, si no es que nunca, los dos o tres rostros visibles más cercanos han sido igualados en belleza. Es una de las obras maestras del mundo. La importancia de El Greco para el arte universal fue ignorada por largo tiempo, mas sin embargo ahí estaba, real y poderosa. Velázquez le debe mucho y, en tiempos modernos, Sargent confiesa que su destreza artística se debe a un estudio profundo de la obra de El Greco. |
Revisión de 12:43 31 jul 2017
Uno de los más notables artistas españoles. Nació en Creta, entre 1545 y 1550. Murió en Toledo el 7 de abril de 1614. Con fecha de 15 de noviembre de 1570, el miniaturista Giulio Clovio escribió al cardenal N. Famese recomendándole a El Greco, su padrino, y describiéndolo como originario de Creta, y mencionando que estaba por entonces en Roma y había sido discípulo de Tiziano. El Greco, a pesar de ello, deja ver poca influencia de su maestro pues su obra, aparte de algunos rasgos típicos de Bassano, Baroccio, Veronés o Tintoretto, muestra gran individualidad y distinción. El Greco llegó a España en 1577. Acostumbraba firmar sus trabajos con letras griegas y utilizando la versión latina de su nombre griego. Insistió siempre, además, en su origen cretense. Hubo de comparecer ante el tribunal de la Inquisición, en Toledo, en 1582, para servir de intérprete a favor de un compatriota suyo que había sido acusado de ser moro: Ahí confirmó él que se había avecindado en Toledo. Nada se sabe de sus padres o de su historia temprana, ni porqué se fue a España, pero con el tiempo llegó a ser un auténtico español y su pintura refleja las características del pueblo entre el que vivió. Desde el inicio se escogió una línea propia bien definida, regocijándose entre tonos fríos con azul; utilizando el gris y muchas tonalidades de blanco, y un trabajo impresionista que anunciaba unas ideas del arte que fueron introducidas formalmente más de ciento cincuenta años más tarde. Su primera obra autentificada es un retrato de su patrocinador y conciudadano Clovio. Dicha obra está hoy en Nápoles. Su última pintura, la de un cardenal, está en la Galería Nacional.El primer trabajo importante que le fue encargado en España fue la pintura del retablo del altar del templo de Santo Domingo el Antiguo, en Toledo. Quizás él haya sido llevado a España en relación con algún trabajo en El Escorial, pero hizo de Toledo su hogar. La casa donde vivió es hoy día un museo de sus obras, preservada para España por uno de sus nobles (El Marqués de la Vega Inclán, N.T.). Su primera obra importante es "El Espolio", que adornaba el altar mayor de Toledo (actualmente en la sacristía de la catedral de esa ciudad, N.T.), pero sin duda su obra más grandiosa es "El Entierro del Conde de Orgaz", en el templo de Santo Tomé. Los retratos que constituyen el fondo del sepelio representan, con infinita destreza, casi cada aspecto del temperamento español, y pocas veces, si no es que nunca, los dos o tres rostros visibles más cercanos han sido igualados en belleza. Es una de las obras maestras del mundo. La importancia de El Greco para el arte universal fue ignorada por largo tiempo, mas sin embargo ahí estaba, real y poderosa. Velázquez le debe mucho y, en tiempos modernos, Sargent confiesa que su destreza artística se debe a un estudio profundo de la obra de El Greco.
Los retratos individuales de El Greco son verdaderas maravillas de discernimiento; pocas personas han logrado describir las complejidades de la emoción mental con tal éxito. La mayor colección de su obra fuera de España perteneció al rey de Rumania. Unas obras se exhibían en Sinaia, otras en Bucarest. Otras obras se encuentran en la Galería Nacional de Londres, en las colecciones de Sir John Sterling-Maxwell, la Condesa de Yarborough, y Sir Frederick Cook, en las galerías de Dresden, Parma y Nápoles; en posesión de renombrados coleccionistas franceses; en varios museos de Estados Unidos. Todas son destacados ejemplos de su arte. Pero para estudiar de cerca de El Greco hay que desplazarse a Toledo, Illescas, Madrid, al Escorial y a varias colecciones privadas de españoles. Su obra merece un estudio muy detallado. Era él un hombre de costumbres e ideas poco comunes; de tremenda determinación, extraordinariamente suspicaz y de devoción extrema. Nunca faltaba a los sacramentos; dejó detalladamente descrito su propio funeral y fue sepultado en la Iglesia de Santo Tomé.
Cossío, Manuel B. El Greco. Madrid, 1908; BARRES y LAFOND, Domenico Theotocopuli (Paris, 1911). Mayer, August L. El Greco. Munich, 1911; Legendre, Maurice and Alfred Hartmann. Domenikos Theotokopoulos Called El Greco. Paris, 1937; Camón Aznar, José. Dominico Greco. 2 vols. Madrid, 1950; Wethey, Harold E. El Greco and His School. 2 vols. Princeton, 1962.
GEORGE CHARLES WILLIAMSON. Transcrito por WGKofron Con agradecimiento al P. John Hilkert, Akron, Ohio Traducido por Javier Algara Cossío