Diferencia entre revisiones de «Catecismo y doctrina cristiana resumidos»
De Enciclopedia Católica
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Revisión de 07:34 10 mar 2013
Contenido
- 1 Introducción al texto de la doctrina crsitiana
- 2 Las obliagaciones del Cristiano
- 3 Padre nuestro
- 4 Ave María
- 5 Credo Apostólico
- 6 Salve Regina
- 7 Los Mandamientos de la Ley de Dios son diez
- 8 Sacramentos de la Santa Madre Iglesia son siete
- 9 Los Artículos de la Fe
- 10 Los que pertenecen a la Divinidad
- 11 Los que pertenecen a la Santa Humanidad
- 12 Los Obras de misericordia
- 13 Los pecados capitales que llaman mortales
- 14 Contra estos siete vicios hay siete virtudes
- 15 Los enemigos del alma son tres
- 16 Las virtudes que hemos de tener, son siete
- 17 Las potencias del alma son tres.
- 18 Los sentidos corporales son cinco
- 19 Los dones del Espíritu Santo son siete
- 20 Los frutos del Espíritu Santo son doce
- 21 Las Bienaventuranzas son ocho.
- 22 El pecado venial se perdona por una de estas nueve cosas
- 23 Los novísimos y postrimerías del hombre son cuatro.
- 24 Confesión general
- 25 Sobre la doctrina cristiana
- 26 Capítulo I: Del nombre y señal del cristiano
- 27 Capítulo II: De de las obligaciones del cristiano
- 28 Capítulo III : Sobre el Credo
- 29 Capítulo IV: Sobre los Artículos
- 30 Capítulo V: Sobre el Padre nuestro
- 31 Capítulo IV: De las oraciones.
- 32 Capítulo VII: Sobre el Ave María y la Salve
- 33 Capítulo VIII: Sobre los Mandamientos de la ley de Dios
- 34 Sobre el Quinto Mandamiento
- 35 Sobre el Sexto Mandamiento
- 36 Sobre el Octavo Mandamiento
- 37 Capítulo IX
- 38 Capítulo X: Sobre los Mandamientos de la Santa Iglesia
- 39 Capítulo XI: Sobre los Sacramentos
- 40 Sobre el Bautismo
- 41 Sobre la Confirmación
- 42 Sobre la Penitencia
- 43 Sobre la Comunión
- 44 Sobre la Extremaunción
- 45 Capítulo XII: De las Indulgencias
- 46 Capítulo XIII: Sobre las obras de misericordia
- 47 CAPITULO XIV: Sobre los enemigos del alma
- 48 Ccapítulo XV: Sobre los pecados y virtudes
- 49 CAPITULO XVII: Sobre las potencias del alma
- 50 CAPITULO XVIII: Sobre los sentidos corporales
- 51 CAPITULO XIX: Sobre los dones del Espíritu Santo
- 52 CAPITULO XX: Sobre los frutos del Espíritu Santo
- 53 CAPITULO XXI: Sobre las bienaventuranzas
Introducción al texto de la doctrina crsitiana
Todo fiel cristiano
Está muy obligado
A tener devoción
De todo corazón
A la santa Cruz
De Cristo nuestra luz;
Pues en ella
Quiso morir
Por nos redimir
De nuestro pecado,
Y librarnos del enemigo malo:
Y por tanto
Te has de acostumbrar
A signar y santiguar,
Haciendo tres cruces:
La primer en la frente,
Porque nos libre Dios
De los malos pensamientos:
La segunda en la boca,
Porque nos libre Dios
De las malas palabras:
La tercera en los
Pechos,
Porque nos libre Dios
De las malas obras;
Diciendo así:
Por la señal
De la santa Cruz,
De nuestros enemigos
Líbranos, Señor
Dios nuestro,
En el nombre del Padre,
Y del Hijo,
Y del Espíritu Santo.
Amén.
Las obliagaciones del Cristiano
Luego recemos
Lo que debemos,
Lo que la Iglesia
Romana nos muestra,
Lo que manda saber,
Creer y hacer,
Credo y Mandamientos,
Oraciones y Sacramentos,
Bien pronunciado,
Creído y obrado,
Y digámoslo así:
Padre nuestro
Padre nuestro estás en los cielos, santificado sea el tu nombre, venga a nos tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día dánosle hoy, y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; y no nos dejes caer en la tentación, más líbranos del mal. Amén.
Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Credo Apostólico
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Criador del cielo y de la tierra, y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por el Espíritu Santo, y nació de Santa María Virgen. Padeció debajo del poder de Poncio Pilato. Fue crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos, y al tercer día resucito de entre los muertos. Subió a los cielos, y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida perdurable. Amén.
Salve Regina
Dios te salve, Reina y madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce siempre Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Los Mandamientos de la Ley de Dios son diez
Los tres primeros pertenecen al honor de Dios, y los otros siete al provecho del prójimo.
- El primero, amar a Dios sobre todas las cosas.
- El segundo, no jurar el nombre de Dios en vano.
- El tercero, santificar las fiestas.
- El cuarto, honrar a tu padre y madre.
- El quinto, no matar.
- El sexto, no fornicar.
- El séptimo, no hurtar.
- El octavo, no levantar falso testimonio ni mentir.
- El noveno, no desear la mujer de tu prójimo.
- El décimo, no codiciar las cosas ajenas.
Estos diez mandamientos se encierran en dos: en servir y amar a Dios sobre todas las cosas, y a tu prójimo como a ti mismo.
Los Mandamientos de la Santa Madre Iglesia son cinco
- El primero, oír Misa entera en los domingos y fiestas de guardar.
- El segundo, confesar a lo menos una vez dentro del año, o antes, si espera peligro de muerte, o ha de comulgar.
- El tercero, comulgar por Pascua florida.
- El cuarto, ayunar cuando lo manda la santa Madre Iglesia.
- El quinto, pagar diezmos y primicias.
Sacramentos de la Santa Madre Iglesia son siete
- El primero, Bautismo.
- El segundo, Confirmación.
- El tercero, Penitencia.
- El cuarto, Comunión.
- El quinto, Extremaunción.
- El sexto, Orden Sacerdotal.
- El séptimo, Matrimonio.
Los Artículos de la Fe
So catorce
Siete pertenecen a la Divinidad, y los otros siete a la Santa Humanidad de Nuestro Señor Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.
Los que pertenecen a la Divinidad
Son estos:
- El primero, creer en un solo Dios Todopoderoso.
- El segundo, creer que es Padre.
- El tercero, creer que es Hijo.
- El cuarto, creer que es Espíritu Santo.
- El quinto, creer que es Criador.
- El sexto, creer que es Salvador
- El séptimo, creer que es Glorificador.
Los que pertenecen a la Santa Humanidad
Son estos:
- El primero, creer que nuestro Señor Jesucristo, en cuanto Hombre, fue concebido por el Espíritu Santo.
- El segundo, creer que nació de Santa María Virgen, siendo ella *virgen antes del parto, en el parto y después del parto.
- El tercero, creer que recibió muerte y pasión por salvar a nosotros pecadores.
- El cuarto, creer que descendió a los infiernos, y saco las almas de los Santos Padres que estaban esperando su santo advenimiento.
- El quinto, creer que resucito al tercer día de entre los muertos.
- El sexto, creer que subió a los cielos, y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso.
- El séptimo, creer que vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos, conviene a saber, a los buenos para darles gloria, porque guardaron sus santos Mandamientos; y a los malos pena perdurable, porque no los guardaron.
Los Obras de misericordia
Son catorce:
las siete corporales, y las otras siete espirituales
Las corporales son estas:
- La primera, visitar los enfermos.
- La segunda, dar de comer al hambriento.
- La tercera, dar de beber al sediento.
- La cuarta, vestir al desnudo.
- La quinta, dar posada al peregrino.
- La sexta, redimir al cautivo.
- La séptima, enterrar los muertos.
- Las siete espirituales son estas:
- La primera, enseñar al que no sabe.
- La segunda, dar buen consejo al que lo ha de menester.
- La tercera, corregir al que yerra.
- La cuarta, perdonar las injurias.
- La quinta, consolar al triste.
- La sexta, sufrir con paciencia las flaquezas de nuestros prójimos.
- La séptima, rogar a Dios por vivos y muertos.
Los pecados capitales que llaman mortales
Son siete:
- El primero, Soberbia.
- El segundo, Avaricia.
- El tercero, Lujuria.
- El cuarto, Ira.
- El quinto, Gula.
- El sexto, Envidia.
- El séptimo, Pereza
Contra estos siete vicios hay siete virtudes
1.ª Contra Soberbia, Humildad. 2.ª Contra Avaricia, Largueza. 3.ª Contra Lujuria, Castidad. 4.ª Contra Ira, Paciencia. 5.ª Contra Gula, Abstinencia. 6.ª Contra Envidia, Caridad. 7.ª Contra Pereza, Diligencia.
Los enemigos del alma son tres
El primero, el Mundo. El segundo, el Demonio. El tercero, la Carne.
Las virtudes que hemos de tener, son siete
Tres Teologales, y las cuatro Cardinales. Las teologales son estas: La primera, Fe. La segunda, Esperanza. La tercera, Caridad. Las cardinales son estas: La primera, Prudencia. La segunda, Justicia. La tercera, Fortaleza. La cuarta, Templanza.
Las potencias del alma son tres.
La primera, Memoria. La segunda, Entendimiento. La tercera, Voluntad.
Los sentidos corporales son cinco
Ver, Oír, Oler, Gustar y Tocar.
Los dones del Espíritu Santo son siete
El primero, don de Sabiduría. El segundo, don de Entendimiento. El tercero, don de Consejo. El cuarto, don de Fortaleza. El quinto, don de Ciencia. El sexto, don de Piedad. El séptimo, don de Temor de Dios.
Los frutos del Espíritu Santo son doce
Caridad, Gozo espiritual, Paz, Paciencia, Longanimidad, Bondad, Benignidad, Mansedumbre, Fe, Modestia, Continencia y Castidad.
1.ª Bienaventurados los pobres del espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. 2.ª Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra. 3.ª Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. 4.ª Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos. 5.ª Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 6.ª Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. 7.ª Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 8.ª Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
El pecado venial se perdona por una de estas nueve cosas
- 1.ª Por oír Misa con devoción.
- 2.ª Por comulgar dignamente.
- 3.ª Por oír la palabra de Dios.
- 4.ª Por bendición episcopal.
- 5.ª Por decir el Padre nuestro.
- 6.ª Por la Confesión general.
- 7.ª Por agua bendita.
- 8.ª Por pan bendito.
- 9.ª Por golpes de pecho.
Todo esto dicho con devoción.
Los novísimos y postrimerías del hombre son cuatro.
- La primera, es la Muerte.
- La segunda, el Juicio.
- La tercera, el Infierno.
- La cuarta, la Gloria.
Confesión general
Yo pecador me confieso a Dios todopoderoso, y a la Bienaventurada siempre Virgen María, al Bienaventurado San Miguel Arcángel, al Bienaventurado San Juan Bautista, a los Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, y a todos los Santos, y a Vos, Padre, que pequé gravemente con el pensamiento, palabra y obra, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por tanto ruego a la Bienaventurada siempre Virgen María, al Bienaventurado San Miguel Arcángel, al Bienaventurado San Juan Bautista, a los Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, y a todos los Santos, y a Vos, Padre, que roguéis por mí a Dios nuestro Señor.
Sobre la doctrina cristiana
Capítulo I: Del nombre y señal del cristiano
P. Decid, niño, ¿cómo os llamáis?
Responda su nombre, fulano, Pedro, Juan o Francisco, etc. Encomiéndese cada uno, y tenga devoción al Santo de su nombre.
P. ¿Sois cristiano?
R. Sí, por la gracia de nuestro Señor Jesucristo.
P. ¿Qué quiere decir cristiano?
R. Hombre que tiene la fe de Cristo, que profeso en el bautismo. P. ¿Quién es Cristo?
R. Dios y Hombre verdadero.
P. ¿Cómo es Dios?
R. Porque es natural Hijo de Dios vivo.
P. ¿Cómo es Hombre?
R. Porque es también Hijo de la Virgen María.
P. ¿Por qué se llama Cristo?
R. Por la unción y plenitud de gracia que tiene sobre todos.
P. ¿Es este Cristo el Mesías verdadero?
R. Sí, padre, el prometido en la Ley y en los Profetas.
P. ¿Qué fueron sus oficios más principales?
R. Los de Salvador y Maestro.
P. ¿Qué doctrina enseño?
R. La doctrina cristiana.
P. ¿Cuántas partes tiene la doctrina cristiana?
R. Cuatro principales.
P. ¿Cuáles son?
R. El Credo y Mandamientos, Oraciones y Sacramentos.
P. ¿Cuál es la insignia y señal del cristiano?
R. La santa Cruz.
Capítulo II: De de las obligaciones del cristiano
P. ¿A qué está obligado el hombre primeramente?
R. A buscar el fin último, para que fue criado.
P. ¿Para qué fin fue criado?
R. Para servir a Dios y gozarle.
P. ¿Con qué obras se sirve a Dios más principalmente?
R. Con obras de Fe, Esperanza y Caridad.
P. ¿Qué nos enseña la Fe?
R. Que creamos en Dios como en verdad infalible.
P. ¿Qué la Esperanza?
R. Que esperemos en él, como en poder infinito.
P. ¿Qué la Caridad?
R. Que le amemos sobre todo, como a Bien sumo.
P. ¿Cómo sabremos bien creer?
R. Entendiendo bien el Credo y los Artículos de la Fe.
P. ¿Cómo esperar y pedir?
R. Entendiendo bien el Padre nuestro.
P. ¿Cómo obrar?
R. Entendiendo bien los Mandamientos que hemos de guardar, y los Sacramentos que hemos de recibir.
P. ¿Luego obligados estamos a saber y entender todo esto?
R. Sí, padre, porque no podemos cumplirlo sin entender
Capítulo III : Sobre el Credo
P. Decid el Credo.
R. Creo en Dios, etc.
P. ¿Qué hemos dicho ahora?
R. El Credo.
P. ¿Quién hizo el Credo?
R. Los Apóstoles.
P. ¿Para qué?
R. Para informarnos en la Fe.
P. ¿Y nosotros para qué lo decimos?
R. Para confesarla, y confirmarnos más en ella.
P. ¿Qué tan ciertas son las cosas que la Fe nos enseña?
R. Como verdades infalibles, dichas por Dios, que ni puede engañarse, ni engañarnos.
P. ¿De dónde sabéis vos haberlas dicho Dios?
R. De nuestra Madre la Iglesia regida por el Espíritu Santo.
P. ¿Qué tan necesario es creerlas?
R. Tanto, que sin Fe de ellas nadie puede ser justo, ni salvarse.
P. ¿Y podrá con Fe sola?
R. No, padre, sin Caridad y buenas obras.
P. El Credo Artículos, ¿son una misma cosa?
R. Sí, padre.
Capítulo IV: Sobre los Artículos
P. Decid los Artículos de la Fe
R. Los Artículos de la Fe, etc.
P. Dijisteis que el primero es creer en Dios: ¿qué entendéis vos por Dios?
R. Un Señor infinitamente bueno, sabio, poderoso, principio y fin de todas las cosas.
P. ¿Este Dios es una persona sola?
R. No, padre, sino tres en todo iguales.
P. ¿Quiénes son?
R. Padre, Hijo y Espíritu Santo.
P. ¿El Padre es Dios?
R. Si, padre
P. ¿El Hijo es Dios?
R. Si, padre
P. ¿El Espíritu Santo es Dios?
R. Si, padre
P. ¿Son por ventura tres Dioses?
R. No, sino uno en esencia, y Trino en personas.
P. ¿Y tienen Dios figura corporal como nosotros?
R. No, en cuanto Dios; porque es espíritu puro.
P. ¿Cómo es Dios Todopoderoso?
R. Porque con solo su querer hace cuanto quiere.
P. ¿Cómo es Dios Criador?
R. Porque lo hizo todo de nada.
P. ¿Cómo es Dios Salvador?
R. Porque el da la gracia y perdona los pecados.
P. ¿Qué le mueve a darnos su gracia?
R. La gran bondad suya, y los merecimientos de Cristo.
P. ¿Qué cosa es gracia?
R. Un ser divino, que nos hace hijos de Dios, y herederos de su gloria.
P. ¿Qué bienes nos vienen con esa gracia?
R. El poder y querer hacer obras ante Dios satisfactorias y meritorias.
P. ¿Por qué medio se alcanza la gracia, y crece después de habida?
R. Con oraciones, sacramentos y ejercicios de virtudes.
P. ¿Cómo es Dios Glorificador?
R. Porque da la gloria a quien persevera en su gracia.
P. ¿Y los que van al purgatorio quiénes son?
R. Los que mueren en gracia, debiendo por sus pecados alguna pena.
Sobre los Artículos de la Santa Humanidad.
P. ¿Cuánto a los Artículos de la Santa Humanidad, os pregunto: Cuál de las tres divinas Personas se hizo Hombre?
R. EI Hijo de Dios Eterno.
P. ¿Cómo fue de nuevo concebido, siendo Eterno?
R. Tomando cuerpo y alma racional no por obra de varón, sino milagrosamente.
P. ¿Cómo pudo nacer de María Virgen?
R. Sobrenatural y milagrosamente, como fue concebido.
P. ¿Y su Madre, después vivió siempre Virgen?
R. Si, padre, perpetuamente.
P. ¿Para qué se hizo Hombre?
R. Para poder morir por el hombre, y darle ejemplo.
P. ¿Por qué quiso morir?
R. Por redimirnos del pecado, y librarnos de la muerte eterna.
P. ¿Cómo incurrimos en ella?
R. Pecando Adán nuestro primer padre, en quien todos pecamos.
P. ¿Pues sin morir, no pudiera Dios hallar otro medio?
R. Si: nos convino este más que otro alguno.
P. ¿Siendo Dios inmortal, como pudo morir?
R. Porque junto con ser Dios era también hombre mortal.
P. ¿Por qué escogió muerte de cruz?
R. Porque cuanto era más ignominiosa y penosa, fue más meritoria y gloriosa.
P. ¿Decís que bajo a los infiernos: que entendéis vos por infiernos?
R. Cuatro senos o lugares de las ánimas que no van al cielo.
P. ¿Cuáles son?
R. EI primero, el de los condenados, que mueren en pecado mortal. El segundo, el de los niños, que mueren sin Bautismo. El tercero, el purgatorio de los justos, que tienen que purgar. EI cuarto, el que había de los justos, después que no tenían que purgar, donde estaban como depositados.
P. ¿Y a cuál de estos infiernos bajo Cristo nuestro Señor?
R. Al de los justos.
P. ¿Cómo bajó?
R. Con el alma unida a la Divinidad.
P. ¿Y su cuerpo como quedó?
R. Unido con la misma Divinidad.
P. ¿Cómo resucito?
R. Tornándose a juntar su Cuerpo y Alma gloriosos.
P. ¿Cómo subió a los cielos?
R. Inmortal con su propia virtud.
P. ¿Cómo se entiende que esté sentado a la mano derecha del Padre?
R. Porque está en igual gloria con Él en cuanto Dios; y en cuanto Hombre, en mayor que otro alguno.
P. ¿Cómo ha de ser la resurrección de la carne?
R. Tornándose a juntar estos propios cuerpos nuestros con nuestras almas a vida inmortal y eterna.
P. ¿Qué creéis cuando decís: Creo en la comunión de los santos?
R. Que los unos fieles participamos de los bienes espirituales de los otros, como miembros de un mismo cuerpo.
Encomiéndese la memoria de los cuatros Novísimos.
Capítulo V: Sobre el Padre nuestro
P. Decid el Padre nuestro.
R. Padre nuestro, etc.Doctrina
P. ¿Quién ordeno la oración del Padre nuestro?
R. El mismo Cristo a petición de los Apóstoles.
P. ¿Para qué la ordeno?
R. Para enseñarnos a orar.
P. ¿Qué cosa es orar?
R. Levantar el alma a Dios y pedirle mercedes.
P. ¿Por qué nos enseña el Señor a llamarle Padre?
R. Porque le pidamos con afecto de hijos.
P. ¿Cómo lo somos?
R. Por el ser que de Él hubimos de naturaleza y gracia.
P. ¿Por qué decimos nuestro?
R. Porque como buenos hermanos, pidamos todos para todos.
P. ¿Cuándo decís Padre nuestro con quién habláis?
R. Con Dios nuestro Padre.
P. ¿Dónde está Dios nuestro Padre?
R. En todo lugar, por esencia, presencia y potencia.
Advertir la presencia de Dios, como nos mira en todo lugar y tiempo, y el recato y modestia con que debemos estar delante de Él.
P. ¿Pues por qué decís, que está en los cielos?
R. Porque en ellos se manifiesta más particularmente.
P. ¿Qué peticiones contiene el Padre nuestro?
R. Siete, dispuestas con muy grande orden.
P. ¿Con qué orden?
R. Las tres primeras pertenecen al honor de Dios, y las otras cuanto al provecho del prójimo y nuestro.
P. ¿Qué pedimos en ellas?
R. Abundancia de todos los bienes, y remedio de todos los males.
P. ¿Qué pedís diciendo: Santificado sea tu nombre?
R. Que sea tenido en reverencia, y alabado.
P. ¿Qué pedís diciendo: Venga a nos el tu reino?
R. Que reine en nosotros por gracia y después nos de la gloria.
P. ¿Qué pedís diciendo: hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo?
R. Que la hagan los hombres entera y prontamente, como los Ángeles.
P. ¿Qué pedís diciendo: EI pan nuestro de cada día dánosle hoy?
R. Todo lo que es sustento necesario de cuerpo y alma.
P. ¿Por qué le pedís para hoy limitadamente?
R. Por quedar necesitados a pedir lo mismo para mañana.
P. ¿Qué pedís diciendo: Perdónanos nuestras ofensas?
R. Perdón de culpas y penas, debidas por ellas.
P. ¿Por qué añadís: Así como nosotros perdonamos a quienes nos han ofendido?
R. Porque no perdonara Dios al que a otro no perdona. P. ¿Qué pedís, diciendo: No nos dejes caer en la tentación? R. Que no nos permita darle consentimiento. P. ¿De cuál mal pedís que os libre, diciendo: Mas líbranos de mal? R. Del demonio y del infierno, y de casos desastrosos
Capítulo IV: De las oraciones.
P. ¿Hay otras oraciones además de la del Padre nuestro?
R. Sí, padre, las de la Escritura, Iglesia y Santos.
P. ¿Cuál de las oraciones es la mayor?
R. La del Padre nuestro, como regla de todas.
P. ¿Por qué es regla el Padre nuestro?
R. Porque lo compuso Cristo y contiene todo lo que puede desearse.
P. ¿Cuáles son las condiciones de la buena oración?
R. Piedad, confianza, humildad y perseverancia.
P. ¿Y el que de todo esto se siente falto, qué ha de hacer?
R. Procurarlo, y perseverar en hacer lo que pudiere.
P. ¿Hemos también de hacer oración a los Ángeles y a los Santos?
R. Sí, padre, como a nuestros mediadores.
P. ¿Qué cosa son Ángeles?
R. Espíritus soberanos, que están a Dios alabando.
P. ¿De qué le sirven a más de esto?
R. De guardar a los hombres, y traer y llevar a Dios recados suyos. Encomendar a cada uno la devoción y reverencia del Ángel de su guarda.
P. ¿Qué oraciones decía a nuestra Señora?
R. EI Ave María y Salve, de ordinario.
Capítulo VII: Sobre el Ave María y la Salve
P. Decid el Ave María.
R. Dios te salve, María, etc.
P. ¿Quién hizo el Ave María?
R. De la salutación del Ángel y de santa Isabel se torna la parte primera, y la Iglesia añadió la postrera.
P. Decid la Salve.
R. Dios te salve.
P. ¿Y la Salve, de quién la aprendisteis?
R. Del uso de la Iglesia.
P. ¿Cuándo decís estas oraciones, con quien habláis?
R. Con la Virgen Santa María.
P. ¿Quién es la Virgen Santa María?
R. Una gran Señora, llena de virtudes y gracia, y Madre de Dios verdadero.
P. ¿En dónde está esa gran Señora?
R. En el cielo en cuerpo y alma.
P. ¿La que está en el templo, qué es?
R. Imagen suya.
P. ¿De qué sirve?
R. De ponernos delante aquella que representa.
P. ¿Qué reverencia debemos a las imágenes?
R. La misma que daríamos a los Santos que representan.
P. ¿Y a las reliquias de los Santos, que reverencia debemos?
R. La que a ellos mismos, que fueron templo vivo de Dios.
P. ¿Qué oraciones decís a los Santos?
R. Las Letanías y otras: también el Padre Nuestro y Ave María.
P. ¿Pues cómo? ¿En el Padre nuestro y Ave María no habláis con Dios y su Madre?
R. Sí: más a Dios pido por medio de los Santos, y a ellos que me sean intercesores.
Capítulo VIII: Sobre los Mandamientos de la ley de Dios
P. Decid los Mandamientos.
R. Los Mandamientos de la ley de Dios, etc.
Sobre el primer Mandamiento os pregunto
P.¿A que nos obliga el amor de Dios?
R. A adorarle a Él solo como a Dios, con Fe, Esperanza y Caridad.
P. ¿Cómo se ha de adorar?
R. Con reverencia de cuerpo y alma.
P. Pues siendo Dios espíritu, no bastara la del alma?
R. No, padre; que hubimos de Él también el cuerpo.
P. ¿Qué es amar a Dios sobre todas las cosas?
R. Querer antes perderlas que ofenderle.
P. ¿Quién peca contra la Fe?
R. El que cree cosas supersticiosas; ignora, niega y duda las necesarias.
P. ¿Quién peca contra la Esperanza
R. El que desconfía de la misericordia de Dios, y locamente presume de ella.
P. ¿Quién peca contra la Caridad?
R. El ingrato a sus beneficios, y a su voluntad y ley es desobediente.
Sobre el Segundo Mandamiento
P. Sobre el segundo Mandamiento os pregunto: ¿Quién se dice jurar en vano?
R. EI que jura sin verdad, sin justicia o necesidad.
P. ¿Quién jura sin verdad que tanto peca?
R. Mortalmente, si advierte que jura o sabe que miente.
P. ¿Y el que jura con duda, peca mortalmente?
R. Sí, padre, por el peligro en que se pone de jurar con mentira.
P. ¿Quién es el que jura sin justicia?
R. Quien jura de hacer algo mal hecho.
P. ¿Y el que jura esto, que tanto peca?
R. Más o menos gravemente, conforme a lo mal jurado.
P. ¿Por qué se ofende a Dios tanto en estas dos maneras de juramento?
R. Por ser gran desacato traerle por testigo de cosas falsas o mal hechas.
P. ¿Pues quien ha jurado hacer algo mal hecho, que hará?
R. Dolerse de haberlo jurado, y no cumplirlo.
P. ¿Quién jura sin necesidad, que tanto peca?
R. Venialmente a lo menos por la poca reverencia.
P. ¿Y es también pecado jurar por las criaturas en alguna manera de estas?
R. Sí, padre, porque se jura al Criador en ellas.
P. ¿Pues como diremos para no pecar?
R. Sí, o no, como Cristo nos enseña.
P. ¿Cuánto a los votos decidme: Cuando es pecado no cumplir o dilatarlos?
R. Cuando no hay razón para ello a juicio de letrados.
Sobre el Tercer Mandamiento
P. ¿Sobre el tercer Mandamiento os pregunto; ¿Quién es el que santifica las fiestas?
R. Quien oye Misa entera en ellas, y las huelga, y gasta en santas obras.
P. ¿Será pecado trabajar en pocas cosas necesarias?
R. No padre; más en duda de si lo es, debe preguntar a quien lo sabe.
P. ¿Quién otro peca contra este Mandamiento?
R. EI que al templo se desacata, o censura de la Iglesia.
Sobre el Cuarto Mandamiento
P. Sobre el cuarto Mandamiento os pregunto: ¿Quién se dice con verdad, que honra a sus padres?
R. Quien los obedece, socorre y reverencia.
P. ¿Quiénes otros son tenidos por padres a más de los naturales? R. Los mayores en edad, saber y gobierno.
P. ¿Qué deben los padres naturales a sus hijos?
R. Sustentarlos, doctrinarlos y darles estado, no contrario a su voluntad.
P. Los casados, con sus mujeres ¿cómo deben haberse?
R. Amorosa y cuerdamente, como Cristo con su Iglesia.
P. ¿Las mujeres con sus maridos cómo?
R. Con amor y reverencia como la Iglesia con Cristo.
P. ¿Los amos con los criados?
R. Como con hijos de Dios.
P. ¿Y los criados con los amos?
R. Como quien sirve a Dios en ellos.
Sobre el Quinto Mandamiento
P. Sobre el quinto Mandamiento os pregunto: ¿Que veda másque el matar?
R. No hacer a nadie mal en hecho, ni en dicho, ni aun en deseo.
P. ¿Quién peca contra esto?
R. EI que amenaza, hiere e injuria, o a su ofensor no perdona.
P. ¿Hay además de esto, otras maneras de matar?
R. Sí, padre: escandalizando, o no ayudando al gravemente necesitado.
Sobre el Sexto Mandamiento
P. Sobre el sexto Mandamiento os pregunto: ¿Quién lo guarda enteramente?
R. EI que es casto de palabras, obras y pensamientos.
P. ¿Peca en los malos pensamientos quién procura desecharlos?
R. Antes merece, si con esto quita las ocasiones.
P. ¿Pues quién es el que peca en los malos pensamientos?
R. Quién propone cumplirlos, o de su voluntad se deleita en ellos.
P. ¿Qué se manda a los casados en el uso del matrimonio?
R. Que ni falten a su debida decencia ni a la fe que se prometieron. P. ¿Qué cosas nos ayudan a ser castos? R. Las oraciones, Sacramentos, ocupaciones y buenas compañías. P. ¿Cuáles nos dañan? R. La destemplanza, y visitas y conversaciones ocasionadas
Sobre el Séptimo Mandamiento. P. Sobre el séptimo Mandamiento os pregunto: ¿Quién lo cumple?Doctrina Cristiana www.vaticanocatolico.com 24 compuesto por el P. Jerónimo de Ripalda R. Quien no toma, ni tiene, ni quiere lo ajeno contra la voluntad de su dueño. P. ¿Quién lo quebranta? R. Quien a otro hace alguna manera de daño injusto, o es causa de que otro lo haga. P. ¿Y al que hurto o daño, bástale confesar su pecado? R. No, si no paga lo que debe, o a lo menos la parte que puede. P. ¿Y el que no puede, que hará? R. Procurar como pueda, cuanto en si fuere.
Sobre el Octavo Mandamiento
P. Sobre el octavo Mandamiento os pregunto: ¿Quién cumple con el octavo Mandamiento?
R. El que no juzga males ajenos ligeramente, ni los dice ni oye sin fines buenos.
P. ¿Quién lo quebranta?
R. Quien infama contra justicia, descubre secreto, o miente
P. ¿Se puede sin pecado mentir en alguna cosa con fin bueno?
R. Nunca; mas puede callarse la verdad disimulando.
Sobre el Nono y Décimo Mandamiento.
P. ¿Qué vedan el nono y décimo Mandamiento?
R. Las codicias deshonestas y de hacienda.
P. ¿Es pecado desear tener más que otro por vía justa?
R. No; que solo se vedan las codicias injustas y desordenadas.
P. ¿Por qué se vedan con especial mandamiento las codicias deshonestas y de hacienda?
R. Por ser más importunas y peligrosas
Capítulo IX
P. ¿Cuáles son los mandamientos que la ley natural nos dicta?
R. Querer, o no querer para mi prójimo lo que para mí quiero, o no quiero.
P. ¿Hay otros mandamientos que saber a más de los dichos?
R. Sí, los de los estados y oficios particulares.
P. ¿Y estos, quiénes deben saberlos?
R. Aquellos a quienes les toca.
P. ¿Y no podrán excusarse por ignorancia?
R. No en las cosas comunes de sus oficios.
P. ¿Qué cosas ayudan a guardar los Mandamientos?
R. La oración, frecuencia de Sacramentos, sermones y libros devotos, y trato de buenas compañías.
P. ¿Qué cosas dañan?
R. Costumbres y ocasiones malas, poca devoción y sobrada confianza.
Capítulo X: Sobre los Mandamientos de la Santa Iglesia
Sobre el primer Mandamiento de la Iglesia
P. Cuanto al oír Misa, decidme: ¿Qué cosa es Misa?
R. Un sacrificio que se hace de Cristo, y una representación de su vida y muerte.
P. ¿A quién se hace este divino sacrificio?
R. Al Eterno Padre.
P. ¿Para qué?
R. Para tres fines: para hacerle gracias, satisfacerle, y pedirle beneficios.
P. ¿A quién aprovechan las Misas?
R. A los vivos, y a los difuntos del purgatorio.
P. ¿Y de estos, a cuáles más principalmente?
R. A aquellos por quienes se dicen, las oyen y ofrecen.
P. ¿Quién cumple con el precepto de oír Misa entera?
R. Quien asiste a toda ella sin distraerse de su voluntad.
P. ¿Quién está desobligado de oírla?
R. Quien con verdadera necesidad está impedido.
Sobre el segundo y tercer Mandamiento de la Iglesia
P. ¿Por qué decís, confesar y comulgar a lo menos una vez al año?
R. Porque no es más de precepto.
P. ¿De consejo?
R. Las que aconseja el discreto Confesor bien informado.
Sobre el cuarto Mandamiento de la Iglesia.
P. EI precepto de ayunar, ¿a qué nos obliga?
R. A no comer manjares vedados ni más de una vez al día.
P. ¿A qué hora debe comerse?
R. De medio día adelante, o poco más antes.
P. ¿Y védanos beber en día de ayuno?
R. No, ni antes ni después de mediodía.
P. ¿Cuánta debe ser la colación de la noche?
R. Cuanta se usa comúnmente entre gente de buena salud
P. ¿Qué personas están excusadas del precepto del ayuno?
R. Las que no tienen veinte y un años cumplidos.
P. ¿Y quiénes otros?
R. Los que no pueden ayunar cómodamente por edad, enfermedad o necesidad de trabajar.
P. ¿Qué hará el que no tiene obligación de ayunar por no tener edad?
R. Imponerse para cuando la tenga.
Sobre el quinto Mandamiento de la Iglesia.
P. ¿De cuáles frutos debemos diezmos, y cuánto?
R. Conforme a las costumbres recibidas en los obispados.
P. ¿Y debemos dar al diezmo lo mejor?
R. A lo menos no lo peor; pues da Dios todo.
Capítulo XI: Sobre los Sacramentos
P. Decid los Sacramentos.
R. Los Sacramentos, etc.
P. ¿Quién instituyo los Sacramentos?
R. El mismo Cristo.
P. ¿Qué cosa son los Sacramentos?
R. Unas espirituales medicinas que nos sanan y justifican.
P. ¿De qué manera nos justifican?
R. Dándonos gracia interior por las señales exteriores.
P. ¿Cómo pueden darnos gracia las señales exteriores?
R. Por los méritos de Cristo aplicados ellas.
P. ¿Y es necesario recibir los Sacramentos con buena disposición?
R. Sí; porque sin ella no se recibirá la gracia.
Sobre el Bautismo
P. ¿Qué cosa es Bautismo?
R. Un espiritual nacimiento, en que nos dan el ser de gracia, y la insignia de cristiano.
P. ¿Qué ayuda nos da el Bautismo para la vida cristiana?
R. Las virtudes necesarias.
P. ¿Qué pecados quita?
R. EI original y cualquier otro, si le halla.
Se advierta que sea pecado original, refiriendo lo que paso en el Paraíso terrenal.
Sobre la Confirmación
P. ¿Qué cosa es Confirmación?
R. Un aumento espiritual del ser que nos dio el Bautismo.
P. ¿En qué manera nos da ese aumento?
R. Dándonos gracia fuerzas, con que confesamos la fe cristiana.
Se advierta como se da el Espíritu Santo para confirmarnos y confortarnos contra los demonios y tiranos que persiguen la Fe.
Sobre la Penitencia
P. ¿Qué cosa es Penitencia?
R. Una espiritual medicina del pecado cometido después del Bautismo. P. ¿Qué efectos causa la Penitencia?
R. Gracia, con que se nos perdonan las culpas pasadas, y se preservan las venideras.
P. ¿Qué partes tiene?
R. Contrición, confesión y satisfacción.
P. ¿Qué es contrición?
R. Contrición perfecta es un pesar sobre todos los pesares de haber a Dios ofendido por ser Dios quién es, con propósito de confesión y enmienda.
P. ¿Qué bienes nos trae esa contrición por si sola sin Sacramento?
R. Que al que verdaderamente la tiene, perdona Dios todos los pecados mortales, aunque sean sin número; lo cual no hace la atrición. P. ¿Qué cosa es atrición?
R. Atrición es un pesar de haber ofendido a Dios por miedo del castigo de Dios en la otra vida, o por la fealdad del pecado, con propósito de confesión y enmienda.
P. ¿El precepto de confesar los pecados, a que nos obliga? R. A pensarlos primero, y decirlos todos sin callar a sabiendas mortal ninguno.
P. ¿Y bastara el decirlos a cualquier Sacerdote? R. No, si no tiene jurisdicción necesaria para absolverlos. P. Y si a la hora de su muerte se hallase uno sin Sacerdote que le absolviese, ¿ha de decir los pecados a los seglares?
R. No, pero es bien delante de ellos dar muestras de dolor y pedir confesión.
P. ¿Y si el peligro no da lugar para esperarle, y el doliente se halla en pecado mortal, que debe hacer para no condenarse? R. EI remedio es hacer un acto de contrición y de amor de Dios, siquiera de corazón.
P. ¿Qué cosa es satisfacción?
R. Pagar con obras de penitencia la pena debida por las culpas. P. ¿Pues las penas de Cristo no nos bastan?
R. Sí; más quiere que satisfagamos con el nosotros.
P. ¿Cuáles son las obras satisfactorias?
R. Oración, limosna y ayuno.
Se adviertan en el Sacramento de la Penitencia tres cosas: la primera precedente a la confesión; el examen por los Mandamientos, con el arrepentimiento y propósito de la enmienda y satisfacción: La segunda es concomitante; que sea entera la confesión: la tercera es Doctrina Cristiana subsecuente; cumplir presto y en gracia la penitencia, y que se confiesen a menudo.
Sobre la Comunión
P. ¿Qué cosa es la Comunión?
R. Un manjar espiritual que sustenta el alma y le da vida eterna.
P. ¿Qué se nos da en este manjar tan divino?
R. EI mismo Cristo, Dios y Hombre todo entero.
P. ¿Cómo en solo señal o figura?
R. No, padre, sino en su misma real substancia.
P. Luego no hay en el Sacramento substancia de pan y vida?
R. No, sino los accidentes.
P. ¿Pues la substancia de pan y vino, que se hizo?
R. Conviértase en cuerpo y sangre de Cristo.
P. ¿Con qué poder se hace esto?
R. Con el divino, comunicado a los Sacerdotes.
P. ¿Los legos por qué comulgan con especie de pan solo?
R. Porque en ella, y en cada parte de ella, se contiene Cristo todo.
P. ¿Con qué disposición debemos venir a comulgar?
R. Ayunos, y confesados de cualquier pecado mortal que se nos acuerde.
P. ¿Qué debemos pensar antes de la Comunión?
R. Quien viene en el Sacramento, a quien viene, cómo y con qué fines.
P. ¿Para qué ordeno el Señor tan alto Sacramento?
R. Para honrarnos, obligarnos y enriquecernos.
P. ¿Qué debemos hacer después de la Comunión?
R. Dar a Dios despacio gracias, y ofrecernos, como muy obligados, a su servicio.
Se declara como está Cristo presente todo en la hostia y en el cáliz, y en cada partícula: persuadirles a comulgar a menudo, y la preparación y reverencia debida.
Sobre la Extremaunción
P. ¿Qué cosa es Extremaunción?
R. Una última y especial convalecencia del alma.
P. ¿Qué bienes causa?
R. Limpia las reliquias del pecado que por ignorancia o negligencia suelen quedarnos.
P. ¿Por qué se guardan para la postre?
R. Porque nos dispongamos al fin postrero.
Advertir, que no aguarden a muy tarde a pedir la Extremaunción, sino cuando haya aun sentido.
Sobre el Orden y Matrimonio.
P. ¿Qué obra el Sacramento del Orden?
R. Da gracias a los ordenados para hacer bien su oficio.
En el Sacramento del Orden se advierta y encomiende el respeto debido a los Sacerdotes; y especialmente por poder consagrar a Cristo nuestro Señor, y absolvernos de nuestros pecados.
P. ¿Qué obra el Sacramento del Matrimonio?
R. Da gracias a los casados para vivir bien en él. Se advierta como se debe recibir este Sacramento con reverencia, confesados, y can buena intención; y a los grandes como han de elegir estado.
Capítulo XII: De las Indulgencias
P. Demás de los Sacramentos. ¿Qué otras ayudas tenemos en la Iglesia? R. Las que llaman sacramentales; como el agua bendita, las indulgencias y jubileos.
Se advierta como el agua bendita tiene virtud de quitar los pecados veniales, y ahuyentar los demonios; y encomendarles que la tengan en sus aposentos, y usen de ella con mucha fe y devoción.
P. ¿Qué cosa son indulgencias?
R. Perdones de penas debidas por nuestras culpas.
P. ¿En cuya virtud se nos conceden?
R. En la del tesoro de los méritos de Cristo, y de sus Santos.
P. ¿Cómo se han de ganar las Indulgencias?
R. Haciendo 10 que se manda al pie de la letra, en “estado de gracia”.
Capítulo XIII: Sobre las obras de misericordia
P. Decid las obras de Misericordia.
R. Las obras de Misericordia son, etc.
P. ¿Por qué las llamáis de Misericordia?
R. Porque no se deben de justicia.
P. ¿Cuándo obligan de precepto?
R. En necesidades graves y a juicio de discretos.
P. ¿Cuáles de ellas son más meritorias?
R. Las espirituales por el mayor bien que comunican.
P. ¿Si hubiere necesidad de las corporales?
R. Entonces la mayor necesidad las hará más obligatorias.
CAPITULO XIV: Sobre los enemigos del alma
P. Decid los enemigos del alma.
R. Los enemigos del alma son, etc.
P. ¿Por qué llaman a estos los enemigos del alma? ¿Por ventura le pueden hacer fuerza a que peque?
R. No. padre; sino inclinarla con tentaciones
P. ¿Pues por qué permite Dios las tentaciones?
R. Para nuestro ejercicio y mayor corona.
P. ¿El demonio como nos tienta?
R. Poniéndonos allá dentro malos pensamientos, tropiezos por de fuera. P. ¿Qué remedio hay para los malos pensamientos?
R. Los buenos, y la cruz y el agua bendita.
P. ¿Contra las malas ocasiones que remedio?
R. El mejor de todos es huirlas.
P. ¿Y para cuando no se puede?
R. Prevenirnos con oración, consejo y recato.
P. ¿EI mundo como nos tienta?
R. Trayendo los dichos y usos de los mundanos.
P. ¿Qué remedio?
R. La ley de Dios, y los ejemplos de los Santos.
P. ¿La carne como nos tienta?
R. Con inclinaciones y pasiones malas.
P. ¿Qué cosa son pasiones?
R. Ímpetus, o turbaciones interiores, que nos ciegan.
P. ¿Cuáles son?
R. Las principales son cuatro: gozo, temor, esperanza y dolor.
P. ¿Qué remedios hay contra estas pasiones?
R. La gracia de Dios y las virtudes.
Ccapítulo XV: Sobre los pecados y virtudes
P. Decid los pecados mortales o capitales.
R. Los pecados capitales, etc.
P. ¿Cuántas maneras hay de pecado?
R. Tres: original, venial y mortal.
P. ¿Qué cosa es pecado original?
R. Aquel con que nacemos, heredado de nuestros primeros padres.
P. ¿Qué cosa es pecado mortal?
R. Pensar, decir, hacer, o faltar en algo contra la ley de Dios.
P. ¿Qué daños hace al alma el pecado mortal?
R. Quitarle la caridad y a Dios que es vida suya, la gracia y la gloria, y condenarla al infierno.
P. ¿Cuál es el remedio del pecado?
R. La verdadera penitencia, como se dijo en el Sacramento de la Penitencia.
P. ¿Qué cosa es pecado venial?
R. El que no mata al alma; pero la enferma.
P. ¿Cómo la enferma?
R. Por qué la entibia, y dispone para el pecado mortal.
P. ¿Por qué se llama pecado venial?
R. Porque fácilmente se comete y perdona.
P. ¿Por cuántas cosas se perdona?
R. Por las nueve arriba dichas.
P. A estos siete pecados, ¿por qué los llaman capitales?
R. Porque son cabezas de otros muchos.
P. ¿Son pecados mortales las soberbias y avaricias?
R. No todas sino solas las que son contra la caridad de Dios y el prójimo.
P. ¿Y cuándo son contra la caridad?
R. Cuando se quiebra por ellas algún Mandamiento de Dios o de la Iglesia.
P. ¿Qué cosa es soberbia?
R: Apetito desordenado de ser a otro preferido.
P. ¿Qué es humildad?
R. Debida inclinación al propio desprecio.
P. ¿Qué cosa es avaricia?
R. Apetito desordenado de hacienda.
P. ¿Y qué es liberalidad?
R. Inclinación a darla, como y cuando conviene.
P. ¿Qué cosa es lujuria?
R. Apetito torpe a cosas carnales . P. ¿Qué cosa es castidad?
R. Inclinación a la limpieza.
P. ¿Qué cosa es ira?
R. Apetito de venganza desordenado.
P. ¿Y mansedumbre qué es?
R. Moderación de ira.
P. ¿Qué es paciencia?
R. Tristeza moderada en los trabajos.
P. ¿Qué cosa es gula?
R. Apetito desordenado a comer y beber.
P. ¿Templanza qué es?
R. El freno de este apetito.
P. ¿Qué cosa es envidia?
R. Tristeza del bien ajeno.
P. ¿Caridad del prójimo qué es?
R. Sentir el bien y el mal ajeno, como el propio.
P. ¿Qué cosa es pereza?
R. Andar con tristeza y tedio en las cosas divinas.
P. ¿Y diligencia que es?
R. Presteza y gozo de todo esto.
De las virtudes teologales y cardinales
P. Decid las virtudes.
R. Las virtudes son siete, etc.
Sobre las virtudes teologales.
P. ¿Qué quiere decir virtudes teologales?
R. Lo mismo que divinas.
P. ¿Para qué tienen tan alto nombre?
R. Porque nos juntan con Dios, y el solo las infunde.
P. ¿Qué cosa es Fe?
R. Una luz y conocimiento sobrenatural, con que sin ver, creemos lo que Dios dice y la Iglesia nos propone.
P. ¿Veis vos, que sea Dios trino y uno, o como es Cristo Dios y Hombre?
R. No; pero lo creo más que si lo viese.
P. ¿Por qué lo creéis con esa certeza?
R. Porque lo dice Dios, y la Iglesia lo propone.
P. ¿Qué cosa es Esperanza?
R. Esperar la bienaventuranza, y los medios para ella.
P. ¿En qué está nuestra bienaventuranza?
R. En ver a Dios en sí mismo, amarle y gozarle eternamente.
P. ¿Por qué medios se alcanza?
R. Con la gracia divina y méritos de Cristo y nuestras buenas obras.
P. ¿Qué cosa es Caridad?
R. Amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos.
Sobre las virtudes cardinales
P. ¿Por qué se llaman cardinales estas virtudes?
R. Porque son muy principales y raíces de otras.
P. Que oficio tiene la Prudencia?
R. Tener el medio entre los extremos.
P. ¿Qué oficio tiene la Justicia?
R. Dar a cada uno su derecho.
P. ¿Qué oficio tiene la Fortaleza?
R. Moderar el temor y osadía.
P. ¿Qué oficio tiene la Templanza?
R. Enfrenar la gula y los apetitos sensuales.
P. ¿Cuál de las virtudes es la mayor?
R. La Caridad, que les da vida y todas las endereza.
P. ¿A qué fin las endereza?
R. A Dios, can quien ella nos junta.
P. ¿Cuál de los hombres es ante Dios el más santo?
R. EI que tuviere más caridad, sea el que fuere.
P. ¿Quién tiene más caridad?
R. EI que mejor guarda los mandamientos.
P. ¿Los consejos del Evangelio cuantos son?
R. Tres: pobreza voluntaria, estado de castidad, y vida de obediencia.
P. ¿De qué sirven estos consejos?
R. De guardar mejor con ellos los preceptos.
CAPITULO XVII: Sobre las potencias del alma
P. Decid las potencias del alma. R. Las potencias del alma, etc. P. ¿Para qué nos dio Dios el entendimiento? R. Para que le conozcamos y pensemos en cosas suyas. P. ¿Para qué la memoria? R. Para que nos acordemos de su ley y beneficios. P. ¿Para qué la voluntad y libre albedrío? R. Para que le amemos, y hagamos con merecimiento la suya.
CAPITULO XVIII: Sobre los sentidos corporales
P. Decid los sentidos corporales. R. Los sentidos corporales, etc. P. ¿Para qué nos dio Dios los sentidos, y todos los demás miembros? R. Para que con todos le sirvamos en todas las cosas.
CAPITULO XIX: Sobre los dones del Espíritu Santo
P. Decid los dones del Espíritu Santo.
R. Los dones del Espíritu Santo son siete, etc.
P. ¿Para qué son necesarios los dones del Espíritu Santo? R. Para hacernos obedientes a las divinas inspiraciones. P. ¿De qué nos aprovecha e1 don de entendimiento? R. De darnos a entender verdades. P. ¿Y el don de sabiduría? R. De hacer juzgar bien en ellas. P. ¿Y el don de ciencia? R. De elegir bien lo consultado. P. ¿Y el don de piedad? R. Concierta el alma con Dios. P. ¿Y el de temor y fortaleza? R. Conciértala bien consigo. P. ¿Pues todo esto no es oficio de las virtudes? R. Las virtudes nos rinden a la razón y ley debida; y los dones a la moción del Espíritu Santo.
CAPITULO XX: Sobre los frutos del Espíritu Santo
P. Decid los frutos del Espíritu Santo. R. Los frutos del Espíritu Santo, etc. P. ¿Qué son los frutos del Espíritu Santo? R. Como la fruta en el árbol, lo más suave, útil y perfecto de las virtudes.
P. Decid las bienaventuranzas. R. Las bienaventuranzas, etc. P. ¿Qué cosa son bienaventuranzas?
R. Las mejores obras de las virtudes y dones del Espíritu Santo.
P. ¿Quiénes son los pobres de espíritu? R. Los que ya no quieren honras, ni riquezas, ni aun moderadas. P. ¿Quiénes son los mansos? R. Los que ya no tienen ira, ni aun casi movimiento de ella. P. ¿Cómo poseen la tierra? R. Como señores de sí mismos. P. ¿Quiénes son los que lloran? R. Los que dejan los placeres aun moderados. P. ¿Quiénes son los que tienen hambre y sed de justicia? R. Los que hacen con fervor su deber en todo. P. ¿Quiénes son los misericordiosos? R. Los muy piadosos aun con los extraños. P. ¿Quiénes son los limpios de corazón? R. Los que son en todo mortificados en sus pasiones. P. ¿Quiénes son los pacíficos? R. Los obradores de paz en sí y en otros. P. ¿Quiénes son los que padecen por la justicia? R. Los que están firmes en ella, aunque los persigan. P. ¿Por qué estas obras se llaman bienaventuranzas? R. Porque en ellas consiste la felicidad de esta vida, y la esperanza de la otra. P. EI Señor nos lleve a todos a ella. R. Amen.