Diferencia entre revisiones de «Afecto oriental de los Papas: León XIII»
De Enciclopedia Católica
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El Papa León XIII suscribió más de 240 documentos dirigidos a las Iglesias de Oriente, lo que da muestra de la importancia que concedió este Papa a las citadas Iglesias [1] . Dichos intentos vienen derivados de la convicción personal de que las Iglesias orientales se encontraban en un estado de cisma, y no de herejía, por lo que podía dirigir a ellas de modo particular, ya que en el fondo las consideraba verdaderas Iglesias, como más tarde aparecerá en el Concilio Vaticano II [2] | El Papa León XIII suscribió más de 240 documentos dirigidos a las Iglesias de Oriente, lo que da muestra de la importancia que concedió este Papa a las citadas Iglesias [1] . Dichos intentos vienen derivados de la convicción personal de que las Iglesias orientales se encontraban en un estado de cisma, y no de herejía, por lo que podía dirigir a ellas de modo particular, ya que en el fondo las consideraba verdaderas Iglesias, como más tarde aparecerá en el Concilio Vaticano II [2] | ||
Se trata, por tanto de un pontificado unionístico [3] , derivado del marcado carácter eclesiólogo de su magisterio, como lo muestra la encíclica Inscrutabili Dei Consilio que abre su pontificado [4]. Aclaramos, ya desde ahora, que el término Iglesias uniatas o acción unionística no significa en el pensamiento de los papas a partir de León XIII que la Iglesia Universal se identifique con la latina o que se intente someter a los orientales a la jurisdicción latina. Otra cosa es que los pontífices tengan una visión de la Iglesia latinizante, y que su concepción de la unidad eclesial, al menos hasta Pablo VI, sea entendida sólo como fruto del retorno de los disidentes al seno de la Iglesia católica .[5] | Se trata, por tanto de un pontificado unionístico [3] , derivado del marcado carácter eclesiólogo de su magisterio, como lo muestra la encíclica Inscrutabili Dei Consilio que abre su pontificado [4]. Aclaramos, ya desde ahora, que el término Iglesias uniatas o acción unionística no significa en el pensamiento de los papas a partir de León XIII que la Iglesia Universal se identifique con la latina o que se intente someter a los orientales a la jurisdicción latina. Otra cosa es que los pontífices tengan una visión de la Iglesia latinizante, y que su concepción de la unidad eclesial, al menos hasta Pablo VI, sea entendida sólo como fruto del retorno de los disidentes al seno de la Iglesia católica .[5] |
Revisión de 04:52 4 feb 2013
El Papa León XIII suscribió más de 240 documentos dirigidos a las Iglesias de Oriente, lo que da muestra de la importancia que concedió este Papa a las citadas Iglesias [1] . Dichos intentos vienen derivados de la convicción personal de que las Iglesias orientales se encontraban en un estado de cisma, y no de herejía, por lo que podía dirigir a ellas de modo particular, ya que en el fondo las consideraba verdaderas Iglesias, como más tarde aparecerá en el Concilio Vaticano II [2] Se trata, por tanto de un pontificado unionístico [3] , derivado del marcado carácter eclesiólogo de su magisterio, como lo muestra la encíclica Inscrutabili Dei Consilio que abre su pontificado [4]. Aclaramos, ya desde ahora, que el término Iglesias uniatas o acción unionística no significa en el pensamiento de los papas a partir de León XIII que la Iglesia Universal se identifique con la latina o que se intente someter a los orientales a la jurisdicción latina. Otra cosa es que los pontífices tengan una visión de la Iglesia latinizante, y que su concepción de la unidad eclesial, al menos hasta Pablo VI, sea entendida sólo como fruto del retorno de los disidentes al seno de la Iglesia católica .[5] Esposito divide el magisterio del Papa León XIII en dos períodos [6]. El primero abarca desde el principio del pontificado hasta 1893, fecha en que se celebró el Congreso Eucarístico de Jerusalén. El segundo, abarca desde 1893 a la muerte del Pontífice. En opinión de dicho autor, fue en el segundo período cuando el Papa mostró por las Iglesias de Oriente aunque ya antes había caído en la cuenta de que la acción de la Iglesia católica no podía alejarse de la política que enfrentaba a las entonces dos partes del mundo, Occidente y Oriente. El programa de su acción posterior se encontraba recogido en la carta dirigida a su Secretario de Estado mons. Nna, donde ponía de manifiesto su interés por las Iglesias orientales. Este mismo año de 1878 publicó la encíclica Quod apostolici muneris, donde se denunciaba las nuevas corrientes socialistas, comunistas y nihilistas que comenzaban a asolar Europa. Esta encíclica fue muy bien acogida, tanto por el zar de Rusia, como por los ortodoxos, que incluso permitieron su lectura en varias iglesias rusas. Este buen ambiente entre el Papa y los representantes del Imperio ruso llevó al restablecimiento de las relaciones de la Santa Sede con el gobierno ruso, primero mediante un acuerdo preliminar, firmado en 1880, y en 1882 mediante otro definitivo. Estos acuerdos no lograron solucionar los problemas referentes al clero polaco y uniata, pero al menos dejaban abierto el camino del diálogo. En el campo específicamente religioso, León XIII publicó en 1880 el primer documento importante respecto a las Iglesias orientales, se trata de la encíclica Grande munus christiani nominis propagandi [7] , sobre los apóstoles de los eslavos Cirilo y Metoddio, en la que ponía d emanifiesto la solicitud de la Sede Apostólica romana por los eslavos y el deseo de unir a las Iglesias orientales con la Sede por el representada. La encñiclica fue muy bien acogida por los eslavos unidos a Roma, como se manifestó en la peregrinación de 4,000 de ellos a Roma el 5 de julio de 1881 [8]. Este mismo año, León XIII dio el decreto Orientalium ecclesiarum ritus, en virtud del cual se restablecía en el monasterio de Grotaferrata el rito bizantino en toda su pureza [9]. No olvidó el Papa que en Oriente Próximo estaba otra parte importante de las Iglesias orientales católicas; a esto responde que el de junio de 1882 tomase otra medida simbólico, pero de gran importancia: se trataba de la supresión de los obispos llamados in partibus infidelium – cuya sede se hallaba situada en territorios cristianos, pero no católicos-, mediante las letras apostólicas In Suprema[10] . En el campo de los hechos, León XIII destacó por la ayuda prestada a la fundación de colegios y seminarios para los orientales, no sólo en Roma, sino también en Oriente Próximo, como el seminario melquita de Santa Ana en Jerusalén, cuya dirección fue encomendada a los Padres Blancos, muy queridos por la Iglesia melquita[11] , como recordó el mismo Papa[12] . La nueva orientación de la Sede Romana respecto a Oriente se hallaba representada en la curia romana por monseñor Vannutelli, entonces delegado apostólico en Constantinopla; pero no faltaban otros miembros de la citada curia que no tenían la misma opinión, como mons. Piavi, delegado apostólico en Siria. No obstante, la línea que triunfó fue la del primero, como lo demuestra entre otros acontecimientos la elevación al cardenalato de Hassoun y su marcha a Roma[13] , la fundación del seminario melquita en Jerusalén en 1882, y el de los armenios en Roma el 1 de marzo de 1883.
Transcrito por José Gálvez Krüger
Fuente: Las Iglesias orientales. Adolfo González Montes. BAC. Madrid. MM.