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Jueves, 21 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Alberto Durero»

De Enciclopedia Católica

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Famoso pintor y grabador, nacido en Nurenberg, Alemania, el 21 de mayo de 1471. Murió en la misma localidad, el 6 de abril de 1528. Durero únicamente salió tres veces de su ciudad natal, famosa en ese entonces por su comercio, estudios y arte. Su primer viaje lo emprendió una vez terminados sus períodos de aprendiz tanto con su padre, que era un orfebre, como con el pintor y grabador Wohlgemut. En esa ocasión viajó a través de Alemania y visitó Colmar y Basle, en donde visitó la familia de Schongaur, recién fallecido. Pasó algún tiempo en Venecia entre 1505 y 1507. Entre 1520 y 1521 visitó Holanda, especialmente Antwerp.  
 
Famoso pintor y grabador, nacido en Nurenberg, Alemania, el 21 de mayo de 1471. Murió en la misma localidad, el 6 de abril de 1528. Durero únicamente salió tres veces de su ciudad natal, famosa en ese entonces por su comercio, estudios y arte. Su primer viaje lo emprendió una vez terminados sus períodos de aprendiz tanto con su padre, que era un orfebre, como con el pintor y grabador Wohlgemut. En esa ocasión viajó a través de Alemania y visitó Colmar y Basle, en donde visitó la familia de Schongaur, recién fallecido. Pasó algún tiempo en Venecia entre 1505 y 1507. Entre 1520 y 1521 visitó Holanda, especialmente Antwerp.  
  
PRIMER PERÍODO (ANTES DE 1505)
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==Primer período== (ANTES DE 1505)
  
 
Luego de las obras de su juventud (retratos, madonas, escudos de armas, bosquejos de paisajes), estableció su propio estudio en 1494.  Ese mismo año contrajo matrimonio con Agnes Frey, pero nunca tuvieron hijos. Entre sus amigos de Nuremberg se contaba en primer término el erudito humanista Willibald Pirkheimer. A él le debió Durero no solamente un enorme progreso en sus conocimientos sino también una amistad de toda la vida y su familiaridad con la cultura clásica antigua de la que ocasionalmente sacó temas para su obra. El arte de Durero, sin embargo, estando enraizada en la Edad Media alemana, siempre permaneció esencialmente alemana. La influencia del arte de Italia y Holanda sólo fue suplementaria. Durante su vida casi no se daban las oportunidades para la pintura mural, pero la demanda de obras para altares y retratos era inversamente mayor. Sus grabados en madera fueron buscados por el público en general; sus grabados en cobre eran coleccionados por los conocedores. Entre sus obras más bien logradas están el tríptico del altar de Baumgartner, cuyo lienzo central representa la adoración del Niño Jesús; los de los lados, a los donadores de la obra representando a los santos Jorge y Eustaquio. La “Lamentación de Cristo”, con su pathos tan claramente descrito. Su autorretrato (1500) es otra obra notable suya. Esas obras se conservan en la Alte Pinakothek en Munich. El autorretrato del que se acaba de hacer mención está muy idealizado, al igual que el retrato de una dama de la familia Furleger.  Pero el realismo predomina en los retratos de sus padres. Mas allí, al igual que en “El Hijo Pródigo” y en sus dibujos, Durero busca elevar su naturalismo a base de dulce simplicidad, profundidad de sentimiento y grandeza de concepción. “La Adoración de los Magos”, en los Uffizi de Florencia, es comparada, al menos en el gusto alemán, con las obras maestras de Italia y Holanda. Los grabados en madera de Durero tienen una calidad peculiar; sin estar coloreados, producen el efecto de color. “El Apocalipsis” (15 láminas) se distingue por su atrevida fantasía y grandeza de composición. Los más destacados de la serie son: “Los Cuatro Jinetes”, “Los Ángeles del Eufrates” y “La Batalla de los Ángeles con el Dragón”. Al mismo período pertenecen, mayormente, la poderosísima “La Gran Pasión” (7, y después, 20 láminas) y la hermosísima “Vida de la Virgen” (16, y después, 20 láminas), en la que las escenas de la vida de la Sagrada Familia en Egipto tienen toda la dulzura de un idilio encantador.  Debe hacerse mención de la así llamada “Pasión Verde”, en el Albertina Museum de Viena. Es una serie de 12 dibujos hechos con pluma sobre papel verde, así como de la “Pasión Menor”, de fecha posterior, conformada por 37 grabados en madera y 17 en cobre, sobre el mismo tema. Ocho años antes de su muerte, el artista volvió por quinta vez a la Pasión de Cristo. Algunos bosquejos se encuentran en los Uffizi de Florencia y en el Albertina de Viena. Durero llevó a una gran perfección el grabado en madera y cobre. Estos últimos son obras de la mano del artista, así como sus bocetos; los grabados en madera son fruto de sus instrucciones a los grabadores que realizaban sus diseños.  
 
Luego de las obras de su juventud (retratos, madonas, escudos de armas, bosquejos de paisajes), estableció su propio estudio en 1494.  Ese mismo año contrajo matrimonio con Agnes Frey, pero nunca tuvieron hijos. Entre sus amigos de Nuremberg se contaba en primer término el erudito humanista Willibald Pirkheimer. A él le debió Durero no solamente un enorme progreso en sus conocimientos sino también una amistad de toda la vida y su familiaridad con la cultura clásica antigua de la que ocasionalmente sacó temas para su obra. El arte de Durero, sin embargo, estando enraizada en la Edad Media alemana, siempre permaneció esencialmente alemana. La influencia del arte de Italia y Holanda sólo fue suplementaria. Durante su vida casi no se daban las oportunidades para la pintura mural, pero la demanda de obras para altares y retratos era inversamente mayor. Sus grabados en madera fueron buscados por el público en general; sus grabados en cobre eran coleccionados por los conocedores. Entre sus obras más bien logradas están el tríptico del altar de Baumgartner, cuyo lienzo central representa la adoración del Niño Jesús; los de los lados, a los donadores de la obra representando a los santos Jorge y Eustaquio. La “Lamentación de Cristo”, con su pathos tan claramente descrito. Su autorretrato (1500) es otra obra notable suya. Esas obras se conservan en la Alte Pinakothek en Munich. El autorretrato del que se acaba de hacer mención está muy idealizado, al igual que el retrato de una dama de la familia Furleger.  Pero el realismo predomina en los retratos de sus padres. Mas allí, al igual que en “El Hijo Pródigo” y en sus dibujos, Durero busca elevar su naturalismo a base de dulce simplicidad, profundidad de sentimiento y grandeza de concepción. “La Adoración de los Magos”, en los Uffizi de Florencia, es comparada, al menos en el gusto alemán, con las obras maestras de Italia y Holanda. Los grabados en madera de Durero tienen una calidad peculiar; sin estar coloreados, producen el efecto de color. “El Apocalipsis” (15 láminas) se distingue por su atrevida fantasía y grandeza de composición. Los más destacados de la serie son: “Los Cuatro Jinetes”, “Los Ángeles del Eufrates” y “La Batalla de los Ángeles con el Dragón”. Al mismo período pertenecen, mayormente, la poderosísima “La Gran Pasión” (7, y después, 20 láminas) y la hermosísima “Vida de la Virgen” (16, y después, 20 láminas), en la que las escenas de la vida de la Sagrada Familia en Egipto tienen toda la dulzura de un idilio encantador.  Debe hacerse mención de la así llamada “Pasión Verde”, en el Albertina Museum de Viena. Es una serie de 12 dibujos hechos con pluma sobre papel verde, así como de la “Pasión Menor”, de fecha posterior, conformada por 37 grabados en madera y 17 en cobre, sobre el mismo tema. Ocho años antes de su muerte, el artista volvió por quinta vez a la Pasión de Cristo. Algunos bosquejos se encuentran en los Uffizi de Florencia y en el Albertina de Viena. Durero llevó a una gran perfección el grabado en madera y cobre. Estos últimos son obras de la mano del artista, así como sus bocetos; los grabados en madera son fruto de sus instrucciones a los grabadores que realizaban sus diseños.  
  
SEGUNDO PERIODO (1505-1520)
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==Segundo período== (1505-1520)
  
 
En “El Festival del Rosario”, pintado en Venecia para unos mercaderes alemanes que ahí vivían, compite exitosamente con los coloristas italianos, si bien no se puede decir que los colores son su fuerte. La pintura (en la Abadía de Strahow, en Praga) está dañada, pero se conserva una buena copia en el Museo Imperial de Viena. Una pintura al óleo, de esa misma época, “El Cristo en la Cruz”, y otras obras que le siguieron, e.g. “Adán y Eva” (Madrid y Florencia), muestran que el viaje de Durero a Italia y la relación que ahí trabó con Giovanni Bellini no fueron inútiles para su arte, pero se notan claramente la nacionalidad y la independencia de su genio. Otra obra que ha recibido gran admiración es el así llamado retablo de Séller, que fue destruido en Munich por un incendio que nació ahí en 1674. Existen valiosos estudios sobre esta obra y una copia de la misma. Uno de los mejores ejemplos del arte germano es la “Adoración de la Trinidad” o “Todos los Santos” (1511). Colocada junto a la “Disputa” de Rafael, o a las pinturas de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, producidas en el mismo año, no saldría perdiendo en la comparación. Dios Padre se sienta sobre un trono y sostiene la Cruz con el Crucificado; sobre ambos, en forma de paloma, parece flotar el Espíritu Santo. Sobre ellos doblan sus rodillas en adoración los santos del cielo en dos compañías, con la Madre de Dios y Juan el Bautista a la cabeza. En la parte superior de la pintura, sobre las santas huestes, coros de ángeles rodean la Santísima Trinidad. Debajo, la Iglesia Militante, guiada por la poderosa figura de un papa y un emperador, participa en la adoración. Toda esta multitud está sobre las nubes, como una idealización del mundo. En el fondo, a un lado, como si hubiera sido dejado atrás, se percibe la humilde figura del artista. Esta obra merece idéntico mérito por la perfección de su acabado y por la sublimidad de su concepción. El marco, tallado en estilo renacentista a partir de dibujos de Durero, aún se conserva en Nuremberg. Ese mismo año, 1511, Durero produjo “La Virgen con laPera”, una de sus mejores madonas. Entre los años 1513-1514 realizó tres grandiosos grabados en cobre. Estos pueden ser vistos como representaciones ideales de un caballero valiente, un buscador insaciable de la verdad y un santo feliz en la presencia de Dios. Se titulan: “El Caballero con la Muerte y el Diablo”, “Melancolía” y “San Jerónimo en su Estudio”. A estos se deben añadir varias pinturas, por ejemplo, de Carlomagno, de Sigmundo y de Alberto de Brandernburg. Hay también unos dibujos marginales, que manifiestan gran imaginación y humor, realizados para el “Libro de oraciones” de Maximiliano. El “Arco triunfal de Maximiliano” pertenece al mismo período. Posteriormente Durero trabajó en ”El triunfo de Maximiliano” y produjo para el Emperador el enorme “Carro triunfal”.
 
En “El Festival del Rosario”, pintado en Venecia para unos mercaderes alemanes que ahí vivían, compite exitosamente con los coloristas italianos, si bien no se puede decir que los colores son su fuerte. La pintura (en la Abadía de Strahow, en Praga) está dañada, pero se conserva una buena copia en el Museo Imperial de Viena. Una pintura al óleo, de esa misma época, “El Cristo en la Cruz”, y otras obras que le siguieron, e.g. “Adán y Eva” (Madrid y Florencia), muestran que el viaje de Durero a Italia y la relación que ahí trabó con Giovanni Bellini no fueron inútiles para su arte, pero se notan claramente la nacionalidad y la independencia de su genio. Otra obra que ha recibido gran admiración es el así llamado retablo de Séller, que fue destruido en Munich por un incendio que nació ahí en 1674. Existen valiosos estudios sobre esta obra y una copia de la misma. Uno de los mejores ejemplos del arte germano es la “Adoración de la Trinidad” o “Todos los Santos” (1511). Colocada junto a la “Disputa” de Rafael, o a las pinturas de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, producidas en el mismo año, no saldría perdiendo en la comparación. Dios Padre se sienta sobre un trono y sostiene la Cruz con el Crucificado; sobre ambos, en forma de paloma, parece flotar el Espíritu Santo. Sobre ellos doblan sus rodillas en adoración los santos del cielo en dos compañías, con la Madre de Dios y Juan el Bautista a la cabeza. En la parte superior de la pintura, sobre las santas huestes, coros de ángeles rodean la Santísima Trinidad. Debajo, la Iglesia Militante, guiada por la poderosa figura de un papa y un emperador, participa en la adoración. Toda esta multitud está sobre las nubes, como una idealización del mundo. En el fondo, a un lado, como si hubiera sido dejado atrás, se percibe la humilde figura del artista. Esta obra merece idéntico mérito por la perfección de su acabado y por la sublimidad de su concepción. El marco, tallado en estilo renacentista a partir de dibujos de Durero, aún se conserva en Nuremberg. Ese mismo año, 1511, Durero produjo “La Virgen con laPera”, una de sus mejores madonas. Entre los años 1513-1514 realizó tres grandiosos grabados en cobre. Estos pueden ser vistos como representaciones ideales de un caballero valiente, un buscador insaciable de la verdad y un santo feliz en la presencia de Dios. Se titulan: “El Caballero con la Muerte y el Diablo”, “Melancolía” y “San Jerónimo en su Estudio”. A estos se deben añadir varias pinturas, por ejemplo, de Carlomagno, de Sigmundo y de Alberto de Brandernburg. Hay también unos dibujos marginales, que manifiestan gran imaginación y humor, realizados para el “Libro de oraciones” de Maximiliano. El “Arco triunfal de Maximiliano” pertenece al mismo período. Posteriormente Durero trabajó en ”El triunfo de Maximiliano” y produjo para el Emperador el enorme “Carro triunfal”.
  
TERCER PERÍODO (1520-1528)
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==Tercer período== (1520-1528)
  
 
Unos bocetos de “San Jerónimo y la Calavera”, descubiertos posteriormente por Antón Weber en Lisboa, son fuerte testimonio de la diligencia del artista durante su estancia en Holanda. La impresionante cabeza del santo se parece mucho a la “Cabeza de un Anciano” en el Albertina. Luego de su retorno a Nuremberg Durero pintó una admirable “Cabeza de Cristo” y retratos de Pinkheimer, Erasmo y Holzschuher. Su última obra importante (1526) fue “Los cuatro Apóstoles”, Pedro con Juan, Pablo y Marcos. Esas pinturas, actualmente en Munich, son admiradas por la individualidad del carácter expresada en las figuras y en el magnífico trabajo de las telas. De la inscripción que aparece bajo las pinturas, aunque Pedro está representado sosteniendo las llaves del cielo, y por circunstancias que poco o nada prueban, algunos han querido deducir que Durero se inclinó por las doctrinas de Lutero en la última parte de su vida. Pero ni siquiera protestantes como Van Eye, A. W. Becker, C, Kinkle y otros aceptan esa teoría. M. Thausing, el gran experto en Durero, también la rechaza. No cabe duda de que en aquel tiempo había muchas personas de buena voluntad que deseaban una reforma eclesiástica y esperaban que las posiciones luteranas pudieran acelerarla. Pero fueron engañados, y así lo reconocieron. Pirkheimer lo hizo, en nombre propio y de su amigo: “Confieso que en el inicio creí en Lutero, como nuestro Alberto, de bendita memoria... pero como cualquiera puede ver, la situación ha empeorado”. Entre los años 1525-1527 Durero escribió tres libros: de geometría, de las proporciones de la figura humana y sobre el arte de la fortificación.  
 
Unos bocetos de “San Jerónimo y la Calavera”, descubiertos posteriormente por Antón Weber en Lisboa, son fuerte testimonio de la diligencia del artista durante su estancia en Holanda. La impresionante cabeza del santo se parece mucho a la “Cabeza de un Anciano” en el Albertina. Luego de su retorno a Nuremberg Durero pintó una admirable “Cabeza de Cristo” y retratos de Pinkheimer, Erasmo y Holzschuher. Su última obra importante (1526) fue “Los cuatro Apóstoles”, Pedro con Juan, Pablo y Marcos. Esas pinturas, actualmente en Munich, son admiradas por la individualidad del carácter expresada en las figuras y en el magnífico trabajo de las telas. De la inscripción que aparece bajo las pinturas, aunque Pedro está representado sosteniendo las llaves del cielo, y por circunstancias que poco o nada prueban, algunos han querido deducir que Durero se inclinó por las doctrinas de Lutero en la última parte de su vida. Pero ni siquiera protestantes como Van Eye, A. W. Becker, C, Kinkle y otros aceptan esa teoría. M. Thausing, el gran experto en Durero, también la rechaza. No cabe duda de que en aquel tiempo había muchas personas de buena voluntad que deseaban una reforma eclesiástica y esperaban que las posiciones luteranas pudieran acelerarla. Pero fueron engañados, y así lo reconocieron. Pirkheimer lo hizo, en nombre propio y de su amigo: “Confieso que en el inicio creí en Lutero, como nuestro Alberto, de bendita memoria... pero como cualquiera puede ver, la situación ha empeorado”. Entre los años 1525-1527 Durero escribió tres libros: de geometría, de las proporciones de la figura humana y sobre el arte de la fortificación.  

Revisión de 02:02 17 ene 2013

Famoso pintor y grabador, nacido en Nurenberg, Alemania, el 21 de mayo de 1471. Murió en la misma localidad, el 6 de abril de 1528. Durero únicamente salió tres veces de su ciudad natal, famosa en ese entonces por su comercio, estudios y arte. Su primer viaje lo emprendió una vez terminados sus períodos de aprendiz tanto con su padre, que era un orfebre, como con el pintor y grabador Wohlgemut. En esa ocasión viajó a través de Alemania y visitó Colmar y Basle, en donde visitó la familia de Schongaur, recién fallecido. Pasó algún tiempo en Venecia entre 1505 y 1507. Entre 1520 y 1521 visitó Holanda, especialmente Antwerp.

==Primer período== (ANTES DE 1505)

Luego de las obras de su juventud (retratos, madonas, escudos de armas, bosquejos de paisajes), estableció su propio estudio en 1494. Ese mismo año contrajo matrimonio con Agnes Frey, pero nunca tuvieron hijos. Entre sus amigos de Nuremberg se contaba en primer término el erudito humanista Willibald Pirkheimer. A él le debió Durero no solamente un enorme progreso en sus conocimientos sino también una amistad de toda la vida y su familiaridad con la cultura clásica antigua de la que ocasionalmente sacó temas para su obra. El arte de Durero, sin embargo, estando enraizada en la Edad Media alemana, siempre permaneció esencialmente alemana. La influencia del arte de Italia y Holanda sólo fue suplementaria. Durante su vida casi no se daban las oportunidades para la pintura mural, pero la demanda de obras para altares y retratos era inversamente mayor. Sus grabados en madera fueron buscados por el público en general; sus grabados en cobre eran coleccionados por los conocedores. Entre sus obras más bien logradas están el tríptico del altar de Baumgartner, cuyo lienzo central representa la adoración del Niño Jesús; los de los lados, a los donadores de la obra representando a los santos Jorge y Eustaquio. La “Lamentación de Cristo”, con su pathos tan claramente descrito. Su autorretrato (1500) es otra obra notable suya. Esas obras se conservan en la Alte Pinakothek en Munich. El autorretrato del que se acaba de hacer mención está muy idealizado, al igual que el retrato de una dama de la familia Furleger. Pero el realismo predomina en los retratos de sus padres. Mas allí, al igual que en “El Hijo Pródigo” y en sus dibujos, Durero busca elevar su naturalismo a base de dulce simplicidad, profundidad de sentimiento y grandeza de concepción. “La Adoración de los Magos”, en los Uffizi de Florencia, es comparada, al menos en el gusto alemán, con las obras maestras de Italia y Holanda. Los grabados en madera de Durero tienen una calidad peculiar; sin estar coloreados, producen el efecto de color. “El Apocalipsis” (15 láminas) se distingue por su atrevida fantasía y grandeza de composición. Los más destacados de la serie son: “Los Cuatro Jinetes”, “Los Ángeles del Eufrates” y “La Batalla de los Ángeles con el Dragón”. Al mismo período pertenecen, mayormente, la poderosísima “La Gran Pasión” (7, y después, 20 láminas) y la hermosísima “Vida de la Virgen” (16, y después, 20 láminas), en la que las escenas de la vida de la Sagrada Familia en Egipto tienen toda la dulzura de un idilio encantador. Debe hacerse mención de la así llamada “Pasión Verde”, en el Albertina Museum de Viena. Es una serie de 12 dibujos hechos con pluma sobre papel verde, así como de la “Pasión Menor”, de fecha posterior, conformada por 37 grabados en madera y 17 en cobre, sobre el mismo tema. Ocho años antes de su muerte, el artista volvió por quinta vez a la Pasión de Cristo. Algunos bosquejos se encuentran en los Uffizi de Florencia y en el Albertina de Viena. Durero llevó a una gran perfección el grabado en madera y cobre. Estos últimos son obras de la mano del artista, así como sus bocetos; los grabados en madera son fruto de sus instrucciones a los grabadores que realizaban sus diseños.

==Segundo período== (1505-1520)

En “El Festival del Rosario”, pintado en Venecia para unos mercaderes alemanes que ahí vivían, compite exitosamente con los coloristas italianos, si bien no se puede decir que los colores son su fuerte. La pintura (en la Abadía de Strahow, en Praga) está dañada, pero se conserva una buena copia en el Museo Imperial de Viena. Una pintura al óleo, de esa misma época, “El Cristo en la Cruz”, y otras obras que le siguieron, e.g. “Adán y Eva” (Madrid y Florencia), muestran que el viaje de Durero a Italia y la relación que ahí trabó con Giovanni Bellini no fueron inútiles para su arte, pero se notan claramente la nacionalidad y la independencia de su genio. Otra obra que ha recibido gran admiración es el así llamado retablo de Séller, que fue destruido en Munich por un incendio que nació ahí en 1674. Existen valiosos estudios sobre esta obra y una copia de la misma. Uno de los mejores ejemplos del arte germano es la “Adoración de la Trinidad” o “Todos los Santos” (1511). Colocada junto a la “Disputa” de Rafael, o a las pinturas de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, producidas en el mismo año, no saldría perdiendo en la comparación. Dios Padre se sienta sobre un trono y sostiene la Cruz con el Crucificado; sobre ambos, en forma de paloma, parece flotar el Espíritu Santo. Sobre ellos doblan sus rodillas en adoración los santos del cielo en dos compañías, con la Madre de Dios y Juan el Bautista a la cabeza. En la parte superior de la pintura, sobre las santas huestes, coros de ángeles rodean la Santísima Trinidad. Debajo, la Iglesia Militante, guiada por la poderosa figura de un papa y un emperador, participa en la adoración. Toda esta multitud está sobre las nubes, como una idealización del mundo. En el fondo, a un lado, como si hubiera sido dejado atrás, se percibe la humilde figura del artista. Esta obra merece idéntico mérito por la perfección de su acabado y por la sublimidad de su concepción. El marco, tallado en estilo renacentista a partir de dibujos de Durero, aún se conserva en Nuremberg. Ese mismo año, 1511, Durero produjo “La Virgen con laPera”, una de sus mejores madonas. Entre los años 1513-1514 realizó tres grandiosos grabados en cobre. Estos pueden ser vistos como representaciones ideales de un caballero valiente, un buscador insaciable de la verdad y un santo feliz en la presencia de Dios. Se titulan: “El Caballero con la Muerte y el Diablo”, “Melancolía” y “San Jerónimo en su Estudio”. A estos se deben añadir varias pinturas, por ejemplo, de Carlomagno, de Sigmundo y de Alberto de Brandernburg. Hay también unos dibujos marginales, que manifiestan gran imaginación y humor, realizados para el “Libro de oraciones” de Maximiliano. El “Arco triunfal de Maximiliano” pertenece al mismo período. Posteriormente Durero trabajó en ”El triunfo de Maximiliano” y produjo para el Emperador el enorme “Carro triunfal”.

==Tercer período== (1520-1528)

Unos bocetos de “San Jerónimo y la Calavera”, descubiertos posteriormente por Antón Weber en Lisboa, son fuerte testimonio de la diligencia del artista durante su estancia en Holanda. La impresionante cabeza del santo se parece mucho a la “Cabeza de un Anciano” en el Albertina. Luego de su retorno a Nuremberg Durero pintó una admirable “Cabeza de Cristo” y retratos de Pinkheimer, Erasmo y Holzschuher. Su última obra importante (1526) fue “Los cuatro Apóstoles”, Pedro con Juan, Pablo y Marcos. Esas pinturas, actualmente en Munich, son admiradas por la individualidad del carácter expresada en las figuras y en el magnífico trabajo de las telas. De la inscripción que aparece bajo las pinturas, aunque Pedro está representado sosteniendo las llaves del cielo, y por circunstancias que poco o nada prueban, algunos han querido deducir que Durero se inclinó por las doctrinas de Lutero en la última parte de su vida. Pero ni siquiera protestantes como Van Eye, A. W. Becker, C, Kinkle y otros aceptan esa teoría. M. Thausing, el gran experto en Durero, también la rechaza. No cabe duda de que en aquel tiempo había muchas personas de buena voluntad que deseaban una reforma eclesiástica y esperaban que las posiciones luteranas pudieran acelerarla. Pero fueron engañados, y así lo reconocieron. Pirkheimer lo hizo, en nombre propio y de su amigo: “Confieso que en el inicio creí en Lutero, como nuestro Alberto, de bendita memoria... pero como cualquiera puede ver, la situación ha empeorado”. Entre los años 1525-1527 Durero escribió tres libros: de geometría, de las proporciones de la figura humana y sobre el arte de la fortificación.

SINGER, Versuch einer Dürer Bibliographie en Studien sur deutches Kunstgeschichte (1905); CONWAY, Literary Remains of Albrecht Dürer (Cambridge, 1889); CUST, Albrecht Dürer, A Study of His Life and Works (Londres, 1897); KNACKFUSS, A. Dürer (6a. ed., 1899), traducido por DODGESON (LONDRES, 1900); WEBER, A. Dürer (3a. ed. Ratisbona, 1903); Colección de dibujos por LIPPMANN (4 volúmenes.); de grabados en Madera, LUTZOW; de grabados en cobre y bocetos, LUTZOW y SOLDAU; de cartas y diarios, THAUSUNG.

G. GIETMANN Transcrito por Suzanne Plaisted Dedicado a Thomas Pelham Miller Traducido por Javier Algara Cossío.