Herramientas personales
En la EC encontrarás artículos autorizados
sobre la fe católica
Jueves, 21 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Santa Faz o velo de la Verónica»

De Enciclopedia Católica

Saltar a: navegación, buscar
Línea 1: Línea 1:
[[Archivo:Santa faz.jpg|300px|thumb|left|Santa Faz. Alberto Durero]][[Archivo:14067542.jpg|300px|thumb|left|]][[Archivo:Champa10.jpg|300px|thumb|left|]][[Archivo:Viñeta santa faz.jpg|300px|thumb|left|]][[Archivo:The cloth of veronica duerer-2.jpg|300px|thumb|left|]][[Archivo:Durer3306.jpg|300px|thumb|left|]][[Archivo:St-veronica-with-the-holy-shroud.jpg|300px|thumb|left|]][[Archivo:Anonimo.jpg|300px|thumb|left|]]La creencia de los cristianos en la existencia de auténticas imágenes de Cristo se remonta a la tradición de Agbar V de Edesa y el “Mandylion” , según la cual este rey habría recibido del apóstol san Judas Tadeo un lienzo donde se hallaba impreso el rostro de Jesús paciente. La denominación de Tetradyplon (“cuatro veces doblado”) llevó posteriormente a la identificación de esta reliquia con la del Santo Sudario, aunque la tradición las distingue perfectamente: de una parte el Santo Sudario –conservado en Turín en la actualidad, pero que fue venerado en Constantinopla hasta el momento del odioso saco de la capital del Imperio Bizantino por los cruzados en abril de 1204– sobre el cual se encuentra “proyectada” una figura en tres dimensiones « proyectada » y que no tiene hasta ahora explicación razonable en el estado actual de las ciencias; de otra parte, la Santa Faz o lienzo con el que una piadosa mujer jerosolimitana enjugó el rostro del Señor de la sangre, sudor y salivazos recibidos, durante su ascensión al Calvario para ser crucificado. Sobre este velo se habría impreso por icontacto directo el Santo Rostro de Cristo, tratándose, pues, de una “impregnación” y no de una “proyección” como en el caso del Santo Sudario. Si bien en el Evangelio se menciona este último, la Santa Faz no pertenece a la revelación de la Escritura, sino parte de una tradición que se desarrolló netre los siglos VI y VII, probablemente como una derivación de la del Mandylion. Sin embargo ya en el siglo IV aparece el nombre macedonio « Βερονίκη » o Berenice vinculado al de la hemorroísa de los evangelios sinópticos, curada milagrosamente por Jesús. Este nombre significa “portadora de victoria” y fue identificado más tarde con el de “Verónica”, que parece su latinización y que ciertamente se refiere a la Santa Faz. En efecto, Verónica es una contracción de “veron ikon” o “imagen verdadera”. La identificación de los nombres trajo, además, la de los personajes y así la mujer piadosa de Jerusalén que enjugó el rostro de Cristo y la hemorroísa fueron consideradas la misma persona. Además, el significado de “Berenice” cobró sentido al relacionarse el nombre con el de Verónica, ya que el Santo Rostro de Cristo vence a los enemigos según aquello del Libro de los Números (X, 35): “surge Domine et dissipentur inimici tui et fugiant qui oderunt te a facie tua”. Varios lugares reivindican la posesión de un lienzo presentado como el velo de la Verónica : Roma, Milán, Jaén en España y Alicante entre otras. Giraud de Barri atestigua ya en el siglo XII disputas en torno a dichas reivindicaciones. Tampoco hay que confundir la reliquia de la Santa Faz con el Santo Sudario de Oviedo, reliquia ésta que consiste en el paño que cubría la cabeza de Cristo amortajado en el Sepulcro y que consta en el Evangelio de san Juan que era una pieza diferente a la del Sudario corporal. El 6 de enero de 1849, en la festividad de la Epifanía, relatan testigos de la época que tuvo lugar en la basílica de San Pedro un prodigio extraordinario: mientras se hallaban los fieles venerando las reliquias mayores conservadas en el venerable templo, los canónigos del capítulo vaticano y los fieles presentes pudieron ver cómo, sobre el velo de mármol de la estatua de santa Verónica en una de las cuatro pilastras del crucero, la imagen del Santo Rostro se volvía más y más nítida hasta adquirir relieve, ofreciendo así un aspecto muy vívido del “varón de dolores” descrito por el profeta Isaías. El hecho fue confirmado por el papa León XIII en breve del 1º de octubre de 1885. En la liturgia la devoción a la Santa Faz encontró eco a través de fiesta y misa propias fijadas el martes de carnestolendas o de Quincuagésima, víspera del Miércoles de Ceniza, con lo cual el tiempo de cuaresma se abría bajo la mirada del Redentor. La devoción privada, además, se manifestó en las Letanías de la Santa Faz, compuestas en el siglo XVII.
+
[[Archivo:Santa faz.jpg|300px|thumb|left|Santa Faz. Alberto Durero]][[Archivo:14067542.jpg|300px|thumb|left|]][[Archivo:Champa10.jpg|300px|thumb|left|]][[Archivo:Viñeta santa faz.jpg|300px|thumb|left|]][[Archivo:The cloth of veronica duerer-2.jpg|300px|thumb|left|]][[Archivo:Durer3306.jpg|300px|thumb|left|]][[Archivo:St-veronica-with-the-holy-shroud.jpg|300px|thumb|left|]][[Archivo:Anonimo.jpg|300px|thumb|left|]][[Archivo:Veronikka.jpg|300px|thumb|left|]]La creencia de los cristianos en la existencia de auténticas imágenes de Cristo se remonta a la tradición de Agbar V de Edesa y el “Mandylion” , según la cual este rey habría recibido del apóstol san Judas Tadeo un lienzo donde se hallaba impreso el rostro de Jesús paciente. La denominación de Tetradyplon (“cuatro veces doblado”) llevó posteriormente a la identificación de esta reliquia con la del Santo Sudario, aunque la tradición las distingue perfectamente: de una parte el Santo Sudario –conservado en Turín en la actualidad, pero que fue venerado en Constantinopla hasta el momento del odioso saco de la capital del Imperio Bizantino por los cruzados en abril de 1204– sobre el cual se encuentra “proyectada” una figura en tres dimensiones « proyectada » y que no tiene hasta ahora explicación razonable en el estado actual de las ciencias; de otra parte, la Santa Faz o lienzo con el que una piadosa mujer jerosolimitana enjugó el rostro del Señor de la sangre, sudor y salivazos recibidos, durante su ascensión al Calvario para ser crucificado. Sobre este velo se habría impreso por icontacto directo el Santo Rostro de Cristo, tratándose, pues, de una “impregnación” y no de una “proyección” como en el caso del Santo Sudario. Si bien en el Evangelio se menciona este último, la Santa Faz no pertenece a la revelación de la Escritura, sino parte de una tradición que se desarrolló netre los siglos VI y VII, probablemente como una derivación de la del Mandylion. Sin embargo ya en el siglo IV aparece el nombre macedonio « Βερονίκη » o Berenice vinculado al de la hemorroísa de los evangelios sinópticos, curada milagrosamente por Jesús. Este nombre significa “portadora de victoria” y fue identificado más tarde con el de “Verónica”, que parece su latinización y que ciertamente se refiere a la Santa Faz. En efecto, Verónica es una contracción de “veron ikon” o “imagen verdadera”. La identificación de los nombres trajo, además, la de los personajes y así la mujer piadosa de Jerusalén que enjugó el rostro de Cristo y la hemorroísa fueron consideradas la misma persona. Además, el significado de “Berenice” cobró sentido al relacionarse el nombre con el de Verónica, ya que el Santo Rostro de Cristo vence a los enemigos según aquello del Libro de los Números (X, 35): “surge Domine et dissipentur inimici tui et fugiant qui oderunt te a facie tua”. Varios lugares reivindican la posesión de un lienzo presentado como el velo de la Verónica : Roma, Milán, Jaén en España y Alicante entre otras. Giraud de Barri atestigua ya en el siglo XII disputas en torno a dichas reivindicaciones. Tampoco hay que confundir la reliquia de la Santa Faz con el Santo Sudario de Oviedo, reliquia ésta que consiste en el paño que cubría la cabeza de Cristo amortajado en el Sepulcro y que consta en el Evangelio de san Juan que era una pieza diferente a la del Sudario corporal. El 6 de enero de 1849, en la festividad de la Epifanía, relatan testigos de la época que tuvo lugar en la basílica de San Pedro un prodigio extraordinario: mientras se hallaban los fieles venerando las reliquias mayores conservadas en el venerable templo, los canónigos del capítulo vaticano y los fieles presentes pudieron ver cómo, sobre el velo de mármol de la estatua de santa Verónica en una de las cuatro pilastras del crucero, la imagen del Santo Rostro se volvía más y más nítida hasta adquirir relieve, ofreciendo así un aspecto muy vívido del “varón de dolores” descrito por el profeta Isaías. El hecho fue confirmado por el papa León XIII en breve del 1º de octubre de 1885. En la liturgia la devoción a la Santa Faz encontró eco a través de fiesta y misa propias fijadas el martes de carnestolendas o de Quincuagésima, víspera del Miércoles de Ceniza, con lo cual el tiempo de cuaresma se abría bajo la mirada del Redentor. La devoción privada, además, se manifestó en las Letanías de la Santa Faz, compuestas en el siglo XVII.
  
 
R.V.R.
 
R.V.R.

Revisión de 04:53 21 feb 2012

Santa Faz. Alberto Durero
14067542.jpg
Champa10.jpg
Viñeta santa faz.jpg
The cloth of veronica duerer-2.jpg
Durer3306.jpg
St-veronica-with-the-holy-shroud.jpg
Anonimo.jpg
Veronikka.jpg
La creencia de los cristianos en la existencia de auténticas imágenes de Cristo se remonta a la tradición de Agbar V de Edesa y el “Mandylion” , según la cual este rey habría recibido del apóstol san Judas Tadeo un lienzo donde se hallaba impreso el rostro de Jesús paciente. La denominación de Tetradyplon (“cuatro veces doblado”) llevó posteriormente a la identificación de esta reliquia con la del Santo Sudario, aunque la tradición las distingue perfectamente: de una parte el Santo Sudario –conservado en Turín en la actualidad, pero que fue venerado en Constantinopla hasta el momento del odioso saco de la capital del Imperio Bizantino por los cruzados en abril de 1204– sobre el cual se encuentra “proyectada” una figura en tres dimensiones « proyectada » y que no tiene hasta ahora explicación razonable en el estado actual de las ciencias; de otra parte, la Santa Faz o lienzo con el que una piadosa mujer jerosolimitana enjugó el rostro del Señor de la sangre, sudor y salivazos recibidos, durante su ascensión al Calvario para ser crucificado. Sobre este velo se habría impreso por icontacto directo el Santo Rostro de Cristo, tratándose, pues, de una “impregnación” y no de una “proyección” como en el caso del Santo Sudario. Si bien en el Evangelio se menciona este último, la Santa Faz no pertenece a la revelación de la Escritura, sino parte de una tradición que se desarrolló netre los siglos VI y VII, probablemente como una derivación de la del Mandylion. Sin embargo ya en el siglo IV aparece el nombre macedonio « Βερονίκη » o Berenice vinculado al de la hemorroísa de los evangelios sinópticos, curada milagrosamente por Jesús. Este nombre significa “portadora de victoria” y fue identificado más tarde con el de “Verónica”, que parece su latinización y que ciertamente se refiere a la Santa Faz. En efecto, Verónica es una contracción de “veron ikon” o “imagen verdadera”. La identificación de los nombres trajo, además, la de los personajes y así la mujer piadosa de Jerusalén que enjugó el rostro de Cristo y la hemorroísa fueron consideradas la misma persona. Además, el significado de “Berenice” cobró sentido al relacionarse el nombre con el de Verónica, ya que el Santo Rostro de Cristo vence a los enemigos según aquello del Libro de los Números (X, 35): “surge Domine et dissipentur inimici tui et fugiant qui oderunt te a facie tua”. Varios lugares reivindican la posesión de un lienzo presentado como el velo de la Verónica : Roma, Milán, Jaén en España y Alicante entre otras. Giraud de Barri atestigua ya en el siglo XII disputas en torno a dichas reivindicaciones. Tampoco hay que confundir la reliquia de la Santa Faz con el Santo Sudario de Oviedo, reliquia ésta que consiste en el paño que cubría la cabeza de Cristo amortajado en el Sepulcro y que consta en el Evangelio de san Juan que era una pieza diferente a la del Sudario corporal. El 6 de enero de 1849, en la festividad de la Epifanía, relatan testigos de la época que tuvo lugar en la basílica de San Pedro un prodigio extraordinario: mientras se hallaban los fieles venerando las reliquias mayores conservadas en el venerable templo, los canónigos del capítulo vaticano y los fieles presentes pudieron ver cómo, sobre el velo de mármol de la estatua de santa Verónica en una de las cuatro pilastras del crucero, la imagen del Santo Rostro se volvía más y más nítida hasta adquirir relieve, ofreciendo así un aspecto muy vívido del “varón de dolores” descrito por el profeta Isaías. El hecho fue confirmado por el papa León XIII en breve del 1º de octubre de 1885. En la liturgia la devoción a la Santa Faz encontró eco a través de fiesta y misa propias fijadas el martes de carnestolendas o de Quincuagésima, víspera del Miércoles de Ceniza, con lo cual el tiempo de cuaresma se abría bajo la mirada del Redentor. La devoción privada, además, se manifestó en las Letanías de la Santa Faz, compuestas en el siglo XVII.

R.V.R.


LITANIAE IN CVLTV SANCTAE FACIEI CHRISTI DOMINI

A Sanctio Davila, episcopo Giennensi, compositae pro eius dioecesi.


(ad usum privatum)


Kyrie, eleison.

Christe, eleison.

Kyrie, eleison.

Christe, audi nos.

Christe, exaudi nos.

Pater de coelis, Deus, miserere nobis.

Fili, Redemptor mundi, Deus, miserere nobis,

Spiritus Sancte, Deus, miserere nobis.

Sancta Trinitas, unus Deus, miserere nobis.


Sancta pulchritudo speciei eius,

Sancta imago verae faciei Iesu Christi in crucis baiulatione ad vivum impressae,

Sancta Facies in Nativitate ab Angelis decantata et a pastoribus et regibus adorata,

Sancta Facies in Iordanis baptismate ab omnipotenti Patre clarificata,

Sancta Facies in Transfiguratione montis Thabor glorificata,

Sancta Facies, paradisus in terris,

Sancta Facies, gloria et corona nostra,

Sancta Facies, spelndor Patris,

Sancta Facies, figura substantiae eius,

Sancta Facies, memoria Redemptionis nostrae,

Sancta Facies, desiderium angelorum,

Sancta Facies, speculum sanctorum,

Sancta Facies, gaudium beatorum,

Sancta Facies, refectio iustorum,

Sancta Facies, resurrectio peccatorum,

Sancta Facies, vita mortuorum,

Sancta Facies, lux mundi,

Sancta Facies, via errantium peccatorum,

Sancta Facies, salus omnium in te credentium,

Sancta Facies, non aversa ab increpantibus et conspuentibus eam,

Sancta Facies, cui non fuit species, nec décor, nec aspectus,

Sancta Facies, quasi abscondita et despecta pro nobis,

Sancta Facies, propter nos confusione cooperta,

Sancta Facies, oprobriis saturata,

Sancta Facies, quae percutienti dedit maxillam,

Sancta Facies, quae vellentibus dedit gennas,

Sancta Facies, quae propter nos sudavit sanguinem,

Sancta Facies, propter nos velata et percusa,

Sancta Facies, in quam impii tyranni exspuerunt et alapas dederunt,


Propitius esto, parce nobis, Domine.

Propitius esto, exaudi nos, Domine.


Ab omni malo, libera nos, Domine.

Per Crucem et Passionem tuam, libera nos, Domine.

Per hanc Faciem sanctam tuam, libera nos, Domine.

Per admirabilem Faciem tuam ostensam, libera nos, Domine.

Per signatum lumen Vultus tui super nos, libera nos, Domine.

Per laetitiam Vultus tui in cordibus nostris, libera nos, Domine.

Per lumen Vultus tui in quo ambulamus, libera nos, Domine.

Quia praeocupamus Faciem tuam in confessione, libera nos, Domine.

Quia iam laeti moriemur, quoniam ostendisti nobis Faciem tuam, libera nos, Domine.

Per gloriam et decorem Vultus tui super nivem dealbatum ET super nos sempre, libera nos, Domine.


Peccatores, te rogamus audi nos.

Ut nobis parcas, te rogamus audi nos.

Ut cuncto populo Christiano pacem donare digneris, te rogamus audi nos.

Ut fideles ad servandam Faciem tuam deditos prosperitatem largire digneris, te rogamus audi nos.

Ut Ecclesiam sanctam in qua reconditum est múnus incomparabile Vultus tui, te rogamus audi nos.

Ut Domnum Apostolicum, senatum eius et omnes ecclesiasticos ordines in sancta religione confortare et conservare digneris, te rogamus audi nos.

Fili Dei, te rogamus audi nos.


Facies Iesu Christi Domini nostri, qui tollis peccata mundi, parce nobis, Domine.

Facies Salvatoris nostri, qui tollis peccata mundi, exaudi nos, Domine.

Facies Redemptoris nostri, qui tollis peccata mundi, miserere nobis.


Christe, audi nos.

Christe exaudi nos.

Kyrie, eleison.

Christe, eleison.

Kyrie, eleison.

Pater noster (secreto usque ad:)

V. Et ne nos inducas in tentationem.

R. Sed libera nos a malo.

V. Cum invocarem exaudivit me Deus justitiæ meæ. R. In tribulatione dilatasti mihi. V. Miserere mei, et exaudi orationem meam. R. Filii hominum, usquequo gravi corde? V. Ut quid diligitis vanitatem, et quæritis mendacium? R. Et scitote quoniam mirificavit Dominus sanctum suum. V. Dominus exaudiet me cum clamavero ad eum. R. Irascimini, et nolite peccare. V. Quæ dicitis in cordibus vestris.

R. In cubilibus vestris compungimini. V. Sacrificate sacrificium justitiæ, et sperate in Domino. R. Multi dicunt : Quis ostendit nobis bona ? V. Signatum est super nos lumen vultus tui, Domine. R. Dedisti lætitiam in corde meo. V. A fructu frumenti, vini, et olei sui.

R. Multiplicati sunt. V. In pace in idipsum dormiam, et requiescam ; R. Quoniam tu, Domine, singulariter in spe constituisti me.

V. Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto.

R. Sicut erat in principio, et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amen.

V. Oremus pro Pontifice nostro Benedicto.

R. Dominus conservet eum, et vivificet eum, et beatum faciat eum in terra, et non tradat eum in animam inimicorum eius.

V. Oremus et pro rege nostro (seu moderatore nostro)

R. Salvum fac eum, Domine, et populum eius commissum.

V. Rescipe in Faciem Christi tui.

R. Et ne avertas Faciem tuam a nobis.

V. Ne proiicias a facie tua populum tuum.

R. Et Spiritum Sanctum tuum ne auferas a nobis.

V. Ostende nobis, Domine, Facien tuam.

R. Et salvi erimus.

V. domine, exaudi orationem meam.

R. Et clamor meus ad te veniat.

V. Dominus vobiscum.

R. Et cum Spiritu tuo.


Oremus. Plentissime Deus, qui sacra signa sanctae Passionis tuae in sacro vultu ad vivum expresso nobis reliquisti, concede propitius, ut per mortem et sepulturam tuam ad resurrectionis gloriam perducamur.


Veronicae imaginem tuam sudário impressam relinquere voluisti: praesta supplicibus tuis, ut qui eam in hoc speculo et aenigmate veneramur in terris, desiderabilem veram faciem tuam laeti et securi videre mereamur in coelis. Qui vivis ET regnas, Deus, in saecula saeculorum. R. Amen.