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Jueves, 28 de marzo de 2024

Rito Celta

De Enciclopedia Católica

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Trataremos esta materia bajo los siguientes siete epígrafes:

Historia y Origen

Aunque con bastante imprecisión, el término “Rito Celta” suele aplicarse a los variados ritos practicados en Gran Bretaña, Irlanda, quizás en Bretaña, y, esporádicamente, en la España septentrional, así como en los monasterios producto de las misiones irlandesas de San Columbano en Francia, Alemania, Suiza e Italia, en una época en que, parcial o totalmente, se profesaban otros ritos diferentes al entonces existente en Roma. La expresión no remite necesariamente a que hubiera una obligada homogeneidad; pues las pruebas, tal y como se nos presentan, evidencian una diversidad considerable. Estas pruebas son muy escasas y fragmentarias, y la mayor parte de lo que se ha escrito sobre ellas no ha sido más que el resultado de conjeturas basadas sobre fundamentos muy endebles, además de verse alterada por la polémica.

El comienzo del período es confuso. No hay evidencia antes del siglo V, e incluso la de entonces es muy parca. El extremo final puede marcarse en 1172, cuando el Sínodo de Cashel adoptó finalmente el rito anglorromano. La existencia de un rito diferente en Gran Bretaña e Irlanda se ha utilizado para acreditar que la Cristiandad de estas islas era en su origen independiente de Roma; aunque, incluso si fuera cierto este extremo, no está claro cómo podría demostrar algo más que el hecho en sí mismo. En realidad, la existencia de un Rito Celta no conlleva implicaciones de una o de otra forma sobre la cuestión anglorromana. Durante la fase anterior al siglo VIII, la diversidad de ritos era precisamente la regla, más que la excepción. Roma, aunque cuando se le pedía consejo podría recomendar, naturalmente, su propia forma de hacer las cosas, no se esforzaba entonces lo más mínimo en imponer una uniformidad obligatoria sobre cualesquiera iglesias locales. Con una cohesión de fe máxima, y eventualmente una considerable cantidad de interacción entre diferentes secciones de la Iglesia Occidental, existía una gran diversidad de praxis en asuntos a cuya variedad, como parece deducirse de la contestación de San Gregorio a San Agustín, no se le atribuía mucha importancia. No cabe duda de que, paulatinamente, la influencia de centros importantes, como la propia Roma de una parte y Toledo de otra, tendió a disminuir las diferencias y a conducir a las Iglesias divergentes hacia la unificación en grandes distritos litúrgicos, de modo que, para la época de la fusión final, ocurrida en tiempos de Carlomagno, el Rito Romano con su variante Ambrosiana, el Rito Celta Romanizado y el Rito Hispano Galo, ahora representado por la supervivencia mozárabe, eran prácticamente todo lo que quedaba; pero debemos advertir contra la atribución de una fecha adelantada para esta categorización. La unidad esencial del Imperio Romano era tal que, ya la Cristiandad hubiera venido a Gran Bretaña desde Roma, desde la Galia o desde Oriente en primera instancia, el hecho no habría tenido consecuencias sobre el origen y difusión de las costumbres litúrgicas, que ciertamente se desarrollaron en un período posterior a su introducción primigenia. En el siglo IV encontramos una Iglesia Británica aparentemente organizada, con obispos que la representan en el Concilio de Arlés (314), y evidentemente en Rímini (359). Esta Iglesia estaba claramente en estrecha comunicación con la Iglesia de la Galia, según se infiere de la dedicación a San Martín de los dos templos de Withern y Canterbury, y de la misión de Victridio de Rouen en 396, así como las de los santos Germano y Lupo en 429, y Santos Germano y Severo en 447, dirigidas contra la herejía de Pelagio, originada en Gran Bretaña. No resulta ilógica la suposición de que en el período en que las liturgias comenzaban a diferenciarse más o menos por distritos y provincias, la liturgia de la Iglesia Británica debiera de parecerse a la de la vecina Iglesia Gala, extremo deducible de la pregunta de San Agustín a San Gregorio concerniente a los distintos protocolos de la Misa observados en la Galia y en Roma, por la cual parece que él hallaba que en Gran Bretaña dominaban las costumbres galas. Pero puede que San Agustín sólo estuviera aludiendo al estilo del capellán franco de la reina Berta en Canterbury, el Obispo Luidardo; y no hay evidencia en uno u otro sentido, ni de qué usanza litúrgica se practicara entre los britanos romanizados mismos.

El pasaje atribuido a Gidas (Haddan y Stubbs, I, 112), “Britones toti mundo contrarii, moribus Romanis inimici, non solum in misa sed in tonsura etiam” [los britanos son contrarios a todo el mundo, adversos hacia las costumbres romanas, no sólo en la misa sino también en la tonsura (N. del T.)], es probablemente del siglo VII. Aun sobre el débil cimiento de esta duda, y aunque haya sido desestimada por todos los liturgistas serios, ha dado pie a una elaborada teoría que todavía permanece casi como artículo de fe para una escuela tan grande de argumentadores anglicanos que es imposible ignorar su existencia. Esta tesis (acerca de la cual véase también LITURGIA Y RITO AMBROSIANO) viene a decir que San Ireneo, discípulo de San Policarpo, quien lo era a su vez de San Juan el Divino, trajo el Rito de Éfeso a la Provenza, desde donde se propagó hacia Gran Bretaña a través de la Galia. Este, por así decirlo, rito “efesiano” (término a menudo usado como sinónimo de “Hispanogalo”) fue, según los partidarios de esta teoría, la base del Rito Saro, y a partir de aquí se derivó la creencia de que la Iglesia de Inglaterra es en su origen independiente de la de Roma. Apenas nos es necesario confirmar que el Rito Saro es simplemente una variante local del Romano, y que la influencia del Rito Gálico sobre él no es mayor que sobre cualquier otra versión del Romano, así que las deducciones que el Obispo de Chichester recientemente ha reexpuesto con gran certidumbre por su parte en su “Historia del Misal Inglés” quedan bastante desautorizadas por los hechos. Pero, según se lo examina, se comprobará que el origen efesio del Rito Gálico se apoya sólo en la afirmación de un escritor irlandés dieciochesco (en el manuscrito Cott. Nero A. II del Museo Británico), quien, por cuenta propia, hace descender el Rito Celta, en lo concerniente al Divino Oficio, de Alejandría, y según una afirmación de Colman en el Sínodo de Whitby (664), respetando el origen de la Pascua Celta, lo cual, como San Wilfrido ya apuntara en la época, es evidentemente incorrecto. La teoría parece haber sido aventurada en los tiempos modernos primeramente por Sir William Palmer en sus “Origines Liturgicae”, basándose en la autoridad del antedicho escritor irlandés, y se ha abierto camino en muchos libros de texto anglicanos. Sin embargo, los únicos rasgos diferenciales entre la Iglesia Británica de la época de San Agustín y la Romana de los cuales tenemos certeza, son: (1) la regla de observar la Pascua; (2) la tonsura; (3) ciertos cambios en el modo de bautizar.

La Controversia Pascual

Los britanos se adhirieron al antiguo ciclo romano de 84 años en lugar de al más reciente de 19 años. Para calcular el domingo en el cual debe caer la Pascua, contaban la tercera semana lunar entre el día 14 y el 20, en lugar de hacerlo entre el 15 y el 21 según el equinoccio vernal. Hasta el 457, cuando se adoptó en Roma el período de 532 años de Victorio de Aquitania, Gran Bretaña coincidía con Roma en su divergencia con Alejandría y Oriente. En 525, Roma volvió a alterar su norma, sustituyéndola por el ciclo de Dionisio Exiguo, para adaptarse a la usanza oriental; y desde entonces hasta el cambio de estilo de 1582, Roma y Oriente convinieron en la norma de la Pascua. Incluso hoy siguen fijando ésta mediante la misma regla, aunque el hecho de que el 21 de marzo griego sólo sea un equinoccio vernal imaginario, trece días después del auténtico, hace que generalmente la Pascua griega caiga, en realidad, en fecha diferente a la romana. Aun así, todavía se arguye (v. gr. en el Catecismo del Arzobispo de Nuttall, s.p.c.k., 1907) que la diferencia en la Pascua prueba el origen oriental de la Iglesia Británica. Si bien, de demostrar algo, es precisamente lo contrario. Está claro que Colman, en el Sínodo de Whitby, conservaba en mente algún vago recuerdo de la lejanamente extinta controversia cuartodecimana, al pretender el origen efesio de su Pascua; mientras que San Wilfrido apuntó acertadamente que la esencia de la regla cuartodecimana era que la Pascua pudiera ser mantenida en el día de la semana que cayera, si bien los célticos la observaban sólo el domingo. San Aldelmo, en su carta al rey Gerontio de Cornualles, parece acusar a los córnicos de cuartodecimanismo, pero él también erró en su comprensión del meollo de tal controversia. La cuestión de la Pascua se resolvió ocasionalmente en varios momentos y diferentes lugares de la Iglesia Celta. Las siguientes fechas se derivan de Haddam y Stubbs: Irlanda del Sur, en 626-8; Irlanda del Norte: 692; Northumbria (convertida por las misiones célticas): 664; Devon Oriental y Somerset, los celtas dominados por Wessex: 705; los pictos: 710; Iona: 716-8; Straathclyde: 721; Gales septentrional: 768; Gales meridional: 777. Cornualles fue el que resistió más tiempo; quizás incluso, en zonas, hasta la época del obispo Aedwulfo de Crediton (909).

La forma de la tonsura

Los britanos acostumbraban afeitar toda la cabeza hasta una línea que iba de oreja a oreja, en lugar de lucir la tonsura coronal de los romanos. Esto, aun sin evidencia cierta de que fuera usanza de los druidas, se tildaba de tonsura magorum (magus se aceptaba como sinónimo de druida; y hasta hoy, los magoi de Mateo 2 han sido druidheam en la Biblia Gaélica Escocesa). Más tarde, la facción romana la motejó de tonsura Simonis Magi, en contraposición a su propia “tonsura de San Pedro”. Así se menciona en el pasaje erróneamente atribuido a Gildas (Haddam y Stubbs, I, 113).

Diferencias indefinidas en el modo de bautizar

Se ha especulado, sin evidencia cierta, con que la Iglesia Británica se parecía a la Española en que bautizaba mediante una única inmersión. Pero esta modalidad había sido concedida por Roma específicamente a España. Sin embargo, de una carta del Papa Zacarías a San Bonifacio (1 de mayo de 748, Haddan y Stubbs, III, 51) se desprendería que un sínodo inglés no especificado había prohibido cualquier bautismo que no fuera en nombre de la Trinidad, y había declarado que cualquiera que omitiese el Nombre de cualquier Persona de la Trinidad no bautiza realmente. Spelman y Wilkins sitúan este sínodo en Londres en tiempos de San Agustín (603). Mansi lo data en el primer año de Teodoro de Tarso, 668. Según esto, parece que sería la fórmula lo erróneo, y ciertamente durante la época de Teodoro se consideró la posibilidad de que hubiera habido sacerdotes, principalmente célticos, bautizados inválidamente. “Si quis presbiter ordinatus deprehendit se non esse baptizatus, baptizetur et ordinetur iterum et omnes quos prius baptizavit baptizentur” [si algún presbítero ordenado se hubiere enterado de no haber sido bautizado, será bautizado, y ordenado otra vez; y todos los que haya bautizado anteriormente, serán bautizados (N. del T.)], dice el “Poenitentiale Theodori” (Lib. II, cap. iii, 13), y en el capítulo ix del mismo libro, tras decretar la reordenación de aquéllos ordenados por obispos escoceses y británicos “qui in Pascha et tonsua catholici non sunt” [que no son católicos por su Pascua y tonsura (N. del T.)], y el hisopeo de las iglesias consagradas por ellos, Teodoro añade: “Et qui ex horum similiter gente vel quicunque de baptismo suo dubitaverit, baptizetur” [y el que de entre éstos, así como de la demás gente, ya sea cualquiera, que dudare de su bautismo, habrá de ser bautizado (N. del T.)].

Así se aprecia que, con estas excepciones, y salvo también una afirmación de Gildas (al efecto de que ciertas lecciones leídas en las ordenaciones eran diferentes a las de cualquier rito conocido), y una posible alusión suya a la unción de las manos en la ordenación, no tenemos información acerca de los ritos de la Iglesia Británica. Puede haber sido gálico, pero igualmente puede haber sido de tipo romano; o, si la cristiandad de Gran Bretaña fue anterior a la constitución de liturgias definidas, tal vez fuera autóctono, con o sin influencias extranjeras. Los bretones eran bastante capaces de componer su propia liturgia sobre aquel núcleo común a toda la Cristiandad; pero no sabemos si lo hicieron o no.

De hecho, una porción de Gran Bretaña debe el origen de gran parte de su cristiandad a las misiones irlandesas posteriores a San Patricio. Santa Ía y sus compañeras, y San Piran, San Senén, San Petrock y el resto de los santos irlandeses que llegaron a Cornualles a finales del siglo V y principios del VI, hallaron aquí, en cualquiera instancia del occidente, una población tal vez recaída en el paganismo desde el tiempo del rey pagano Teudar. Cuando estos santos introdujeron, o reintrodujeron el Cristianismo, probablemente trajeron con ellos cualesquiera que fuesen sus ritos al uso; y sabemos que Cornualles tuvo su propia querella eclesiástica con Wessex en la época de San Aldelmo, la cual, según se intuye de una afirmación del Misal de Leofric, todavía duraba a principios del siglo X, aunque no se especifican sus detalles.

Los ritos de la Iglesia Irlandesa descansan sobre terreno más firme, aunque incluso ahí la información es escasa. Había cristianos en Irlanda anteriormente a San Patricio, pero no tenemos noticias sobre cómo rendían culto, y su existencia se ignora en el “Catalogus Sanctorum Hiberniae” atribuido al Tirechano del siglo VII. Aunque las fechas de este interesante documento no tienen por qué aceptarse literalmente, es digno de general crédito, y divide los santos de Irlanda en tres órdenes, cada uno de los cuales registra que duró lo que el reinado de cuatro reyes. Estos tres órdenes cubren, entre todos, un período de unos 225 años, desde la llegada de San Patricio en 440, durante el reinado de Laoghaire MacNeil, hasta el de Blathmac y Diarmait, hijos de Aodh Slane, en 665. Se logra la simetría omitiendo unos seis de los reinados implicados; pero las fechas externas de cada periodo están suficientemente claras, y el valor liturgológico del documento consiste en las afirmaciones, muy probablemente ciertas en esencia, que respetan los usos de los santos de estos órdenes además de las Misas y celebrationes, v. gr. el Divino Oficio y las cuestiones de la Pascua y tonsura. (Celebratio – “Oficio Divino”; Irlandés, Celebrad. Dr. MacCarthy en su edición del Misal de Stowe proporciona varios ejemplos de este uso de la palabra.) El primer orden fue en la época de San Patricio. Eran todos obispos, 350 en total, fundadores de templos. Tenían una Cabeza, Cristo; un guía, Patricio; una Misa, y una tonsura de oreja a oreja, y celebraban una Pascua “quarta decima luna post aequinoctium vernale” [tras el decimocuarto día de la fase lunar siguiente al equinoccio vernal (N. del T.)]. Todos estos obispos habían surgido de entre los romanos, los franceses (v. gr. los galos), los bretones y los escoceses. Su período se enmarca entre el reinado de Laoghaire y el de Tuathal Moelgarbh (c. 440-554). El segundo orden fue de unos pocos obispos y muchos sacerdotes, en total 300. Tenían una Cabeza, Cristo, celebraban diferentes Misas y “diversas regulas”, tenían una Pascua el decimocuarto día de la luna posterior al equinoccio, y una tonsura de oreja a oreja. La Misa les llegó a través de los bretones, David, Gilla (Gildas) y Docus (Cadoc). Puede advertirse que la “Vita Gildae” cuenta cómo el Rey Ainmerech envió por Gildas para que éste restaurase el orden eclesiástico en su reino “quia paene catholican fidem in ipsa insula omnes reliquerant” [porque, en la misma isla, todos casi habían dejado atrás la fe católica (N. del T.)]. Este segundo orden duró desde el final del reinado de Tuathal hasta el de Aodh MacAinmerech (c. 544-99). El tercer orden fue de sacerdotes y unos cuantos obispos, 100 en total, “qui in locis desertis habitabant et oleribus et aqua et eleemosynis vivebant, propria devitabant” [que habitaban en lugares desiertos y vivían de legumbres, agua y limosna, evitaban las propiedades (N. del T.)], evidentemente ermitaños y monjes. Tenían diferentes Misas, reglas distintas y diferentes tonsuras, “alii enim habebant coronam, alii caesariem” [pues otros tenían coronilla; otros, cabello largo (N. del T.)], y celebraban diversas Pascuas, unas en el decimocuarto y otras en el decimosexto día de la luna, “cum duris intentionibus”, lo cual tal vez signifique “obstinadamente”. Todo esto duró desde el reinado de Aeda Allain (Aodh Slaine) hasta el de sus dos hijos (Blathmac y Diarmait, c. 599-665). La interpretación parece ser que el primer orden celebraba una forma de Misa introducida por San Patricio, los órdenes segundo y tercero usaban parte de esa Misa y parcialmente una de origen británico, y en el caso del tercer orden se introdujeron también modificaciones de origen romano. Aunque no tenemos evidencia directa de uno u otro modo, parecería probable que San Patricio, alumno de San Germano de Auxerre y de San Honorato de Lérins, hubiera traído con él una misa de tipo gálico, y está claro que la Misa Británica introducida por los Santos David, Gildas y Cadoc difería de ella, aunque no tenemos forma de saber hasta qué punto. La “unam celebrationem” del primer orden y las “diversas regulas” del segundo y tercero, probablemente se refieren en ambos casos a los Santos Oficios, y podemos recurrir a la autoridad del tratado del siglo XVIII del manuscrito Cott. Nero A. II para lo que haya de valor en su no improbable versión de que San Germano enseñó el “Cursus Scottorum” a San Patricio, quien realmente estuvo algún tiempo bajo su tutelado. El trabajo del “Catalogus” parece implicar que los ordenes primero y segundo hubieran sido cuartodecimanos, pero éste no es su significado a todas luces, bajo la consecuencia de, en este caso, haber derivado en un tercer orden sextodecimano, si hubiera existido tal cosa; y además tenemos la antedicha afirmación de San Wilfredo, opuesto a la Pascua Celta en el Sínodo de Whitby, de que no fue tal la realidad. El Tirechano sólo puede querer decir lo que sabemos por otras fuentes: que la decimocuarta jornada de la luna era la primera en que podía caer la Pascua, no que se mantuviera en ese día fuese domingo o no. Fue la ambigüedad de la propia expresión lo que confundió a Colman en 664 y a San Aldelmo en 704. Los órdenes primero y segundo usaban la tonsura céltica, y parece que la tonsura coronal romana se introdujo parcialmente durante el período del tercer orden. Después de eso tenemos una época oscura, durante la cual la Pascua romana, que había sido aceptada en la Irlanda meridional en 626-28, se universalizó, siendo aceptada por Irlanda del Norte en 692, y parece probable que se hubiera generalizado una Misa según el modelo de los fragmentos de Carlsruhe y Piacenza y los Misales de Stowe y Bobbio, es decir, un canon romano con algunos rasgos de tipo no romano. Pero no fue hasta el siglo XII cuando se abolió el rito peculiar irlandés, que, según Gilbert, obispo de Limerick (1106-1139), se había generalizado en casi toda Irlanda. San Malaquías, obispo de Armagh (1134-48), había emprendido la campaña en su contra, y en el sínodo de Cashel (1127), un Rito Romano “juxta quod Anglicana observat Ecclesia” [junto al cual practica la Iglesia de Inglaterra (N. del T.)] fue sustituido finalmente.

De Escocia hay muy poca información. El intercambio con Irlanda era considerable, y los pocos detalles que se pueden reunir de fuentes tales como la vida de Santa Columba por Adamnan, o las varias reliquias de la Iglesia Escoto-Northumbrica, apuntan a un parecido general con Irlanda durante los primeros momentos. Del rito de la orden monástica de los Culdeos (Céli Dé o Goillidhe-Dé, siervos de Dios, o posiblemente Cultores Dei) se sabe muy poco, aunque es verdad que lo tenían propio, posiblemente similar al irlandés. La Pascua y Tonsura romanas fueron adoptadas por los pictos en 710, y en Iona en 716-18; y mucho después, alrededor de 1080, Santa Margarita de Escocia, esposa del rey Malcolm III, en su deseo de reformar la Iglesia Escocesa en la dirección de Roma, descubrió y abolió ciertas costumbres peculiares de las que su capellán y biógrafo Teodorico nos especifica menos de lo que desearíamos. Parece que los escoceses no empezaban la Cuaresma el miércoles de Ceniza, sino al lunes siguiente, según es todavía la práctica ambrosiana. Se negaban a comunicarse el día de Pascua, y las controversias habidas sobre el tema parecen concordar en que el estado seglar nunca se comunicaba en absoluto. En algunos lugares celebraban la Misa “contra totius Ecclesiae consuetudinem, nescio quo ritu barbaro” [totalmente contra lo habitual de la Iglesia, no sé con qué rito extranjero (N. del T.)]. Esta última afirmación se lee en relación con la que está en el Registro del de San Andrés (redactado 1144-53), “Keledei in angulo quodam ecclesiae, quae modica nimis est, suum officium more suo celebrant” [según su costumbre, los culdeos celebran su oficio en cierto rincón de la iglesia, la cual es escueta en extremo (servimos la más superficial y ambigua de las varias traducciones posibles, n. del t.)]. Cuánta sea la diferencia que pueda haber habido, no es posible deducirla de expresiones como éstas. Escocia pudo haber conservado un primitivo Rito Celta, o puede haber empleado la misa altamente romanizada de Stowe o Bobbio. El único fragmento de un Rito Escocés, el Oficio de la Comunión de los Enfermos, en el Libro de Deer, probablemente del siglo XI, evidentemente no es de tipo romano, y coincide con los de los libros irlandeses existentes.

En 590, San Columbano y sus compañeros penetraron en el Continente y establecieron monasterios por Francia, el sur de Alemania, Suiza y el norte de Italia, de los cuales los más conocidos fueron Luxeuil, Bobbio, San Galeno y Ratisbona. Por la regla de San Columbano conocemos algo de un Oficio Divino céltico. Estos misioneros irlandeses junto con su muy estricta regla, no formaban un binomio muy popular entre el laxo clero galo, que intentó socavarles el ánimo. En un concilio en Mâcon (623), se discutieron ciertos cargos propuestos por un tal Agrestio. Entre ellos está el siguiente: “In summa quod a caeterorum ritu ac norma desciscerent et sacra mysteria sollemnia orationum et collectarum multiplici varietate celebrarent” [lo cual pasarían finalmente desde los otros al rito y a la norma, ya celebrasen los sagrados misterios solemnes mediante la oración, ya mediante una compleja variedad de reuniones/colectas (N. del T.)]. Ha habido más de una interpretación de esta cláusula, algunas partidarias, con el Papa Benedicto XIV, de que se refiere al uso de muchas colectas [oraciones privadas del sacerdote por todo el pueblo cristiano, con las cuales acaban los ritos iniciales de la Santa Misa (N. del T.)] antes de la Epístola, en lugar de la única colecta del entonces Misal romano; otras, que implica una multiplicidad de variedades para el total de la Misa [“collecta” como “reunión” de fieles cristianos (N. del T.)], análoga a la existente en el Rito Hispanogalo. Los monasterios columbanos fueron acogiéndose gradualmente a la Orden Benedictina.

Todavía está por dilucidarse el origen último de las diversas plegarias, etc., halladas en los fragmentos del Rito Celta de los libros de devoción privada, tales como el Libro de Cerne, manuscrito Harl. 7635, y manuscrito Reg. 2. A. xx; los cuales son, ya irlandeses, ya compuestos bajo influencia irlandesa. El Fragmento de Turín y el Antifonario de Bangor (ver ANTIFONARIO DE BANGOR) recogen, para casi todos, piezas que no se encuentran en ningún otro sitio, o que sólo se encuentran en otros libros irlandeses. El Libro de Cerne es muy ecléctico, y en los fragmentos que contiene también pueden rastrearse orígenes gelasianos, gregorianos, gálicos e hispanos; y el Misal de Stowe tiene fragmentos que se hallan no sólo en el Misal de Bobbio, sino también en los libros Gelasiano, Gregoriano, Gálico, Hispano e incluso Ambrosiano. La conclusión general apunta a que, mientras los irlandeses no dependían de los préstamos de otras naciones, ellos originaron por sí mismos buena cantidad de materia, mucha de la cual pasó eventualmente al rito compuesto que hoy se conoce como Romano. Este parece ser, grosso modo, el resumen de la opinión de la más reconocida autoridad en el tema, D. Edmund Bishop, que implica la mucho mayor cuestión del origen y desarrollo de todos los ritos occidentales.

Fuentes manuscritas

Los siguientes manuscritos contienen fragmentos del Rito Celta:

Británicos (v. gr. Galés, Cornuallés o Britano)

Ninguno. Hay una Misa en el manuscrito Bodl. 572 (en Oxford), en honor a San Germano, en lo que parece ser cornuallés, y relata a la “Ecclesia Lanaledensis”, en la que se ha creído ver el monasterio de San Germano de Cornualles, unas cuantas millas al oeste del Tamar. No hay otra evidencia del nombre, que fue también la designación bretona de Aleth, hoy parte de Saint-Malo. El manuscrito, que contiene también ciertas glosas, posiblemente en cornuallés o bretón (sería imposible hallar distinción entre ambos en aquellas fechas), pero que el profesor Loth sostiene que son galés, es probablemente del siglo IX, y la Misa es de aspecto bastante romano, probablemente transcrita después de que aquella parte de Cornualles hubiera caído bajo influencia sajona. Presenta un Prefacio Propio muy interesante.

Irlandeses (ya insulares o continentales)

1. Fragmento de Turín. Manuscrito del siglo VII de la Biblioteca de Turín. Fue publicado por W. Mayer, con un estudio que lo compara con el Antifonario de Bangor, en el “Nachrichen” de Gottingen de 1903. Mayer considera que el fragmento fue escrito en Bobbio. Consta de seis hojas, y contiene los cánticos, “Cantemus Domino”, “Benedicite” y “Te Deum”, con colectas que les siguen y los salmos Laudate (cxlvii-cl) y el “Benedicitus”, cuyo texto no se incluye, dos himnos con colectas para seguirlos y otras dos oraciones. Hay un facsímil de una página y una descripción en “Collezione paleográfica Bobbiese”, Vol. I.

2..Antifonario de Bangor. Manuscrito procedente del monasterio de Bangor, en Down, redactado o copiado desde un original escrito en los tiempos del abad Cronan (680-91). Actualmente está en la Biblioteca Ambrosiana de Milán. Se ha editado en facsímil, para la Sociedad Henry Bradshaw (1895-96), por F. E. Warren, habiendo sido ya impreso por Muratori en el “Anecdota Bibl. Ambros.”, IV, pp. 121-59, en la “Patrologia Lat.” de Migne, LXXII, 579; y en el “Jornal de Arqueología del Ulster”, 1853. Contiene una gran colección de cánticos, himnos, colectas y antífonas, todo, con contadas excepciones, relativo al Oficio Divino. Todas excepto dos de las veintiuna piezas del fragmento de Turín, se encuentran también en este manuscrito. (Ver ANTIFONARIO DE BANGOR).

3. Misal de Bobbio. Manuscrito del siglo VII hallado por Mabillon en Bobbio, norte de Italia. Actualmente, en la Biblioteca Nacional de París (Lat. 13, 246). Publicado por Mabillon (Lit. Rom. Vet., II) y por Neale y Forbes (Antiguas liturgias de la Iglesia Gala). Hay un análisis del mismo por Dom Cagin, en “Paleographie musicale”, V. por Neale y Forbes se titula “Missale Vesontionense seu Sacramentarium Gallicanum”, siendo su atribución a Besançon debida a la presencia de una Misa en honor de San Segismundo. Monseñor Duchesne parece considerarlo más o menos ambrosiano, pero D. Edmund Bishop (en una nota litúrgica al “Libro de Cerne” de Kuypers) lo considera “un ejemplo del tipo de libro dominante durante la segunda época de l.os Santos Irlandeses”, y lo relaciona con el indudablemente irlandés Misal de Stowe. contiene una “Missa Romensis cotidiana”, y Misas para varios días e intenciones, con la Orden del Bautismo y el “Benedictio Cerei”. inconexamente

4. Misal de Stowe. Manuscrito de finales del siglo VIII o principios del IX, con alteraciones por parte de manos posteriores, muchas de ellas escritas por un tal Moelcaich, que firma autógrafamente al final del Canon, y a quien el Dr. MacCarthy identifica, no muy convincentemente, con Moelcaich MacFlann, ca. 750. Fue descubierto en el extranjero, en el siglo XVIII, por John Grace de Nenan, quien lo cedió a la biblioteca del Duque de Buckingham en Stowe. Comprado por el último Conde de Ashburnham en 1849, pasó desde su colección a la Real Academia Irlandesa. Contiene parte del Evangelio de San Juan, probablemente sin bastante relación con lo que le sigue, encuadernado con el Ordinario y el Canon de la Misa, tres Misas, el Orden del Bautismo y de la Visitación, Unción y Comunión de los Enfermos; y, en irlandés, un tratado sobre la Misa, del cual se halla una variante en el “Leabhar Breac”. Las partes litúrgicas están en “Iglesia Céltica” de Warren. Fue editado por el Dr. B. MacCarthy en 1885 para la Real Academia Irlandesa, y actualmente está siendo reeditado (habiéndose publicado ya un facsímil) para la Sociedad Henry Bradshaw por el Sr. G. F. Warner, a cuyo trabajo tanta ayuda tiene que agradecer éste que escribe. En 1898 apareció una traducción del Ordinario y el Canon de la Misa en las “Transacciones” de la Sociedad Eclesiológica de Glasgow, hecha por J. Charleston.

5. Fragmento de Carlsruhe A. Cuatro páginas de autoría irlandesa del final del siglo VIII o de principios del IX, en la Biblioteca de Carlsruhe. Contiene partes de tres Misas, una de las cuales es “pro captivis”. La versión recuerda a la del Misal de Bobbio, en que las Epístolas y Evangelios parecen haber precedido a las demás variables bajo el título de “lectiones ad misam”.

6. Fragmento de Carlsruhe B. Cuatro páginas de autoría irlandesa, probablemente del siglo IX. Contiene fragmentos de Misas, e incluye una variante de las intercesiones insertada en la Intercesión por los Vivos del Misal de Stowe y de los extractos de Witzel del manuscrito de Fulda. Hay también en él algunos fragmentos en irlandés.

7. Fragmento de Piacenza. Cuatro páginas (de las cuales las dos externas son ilegibles) escritas por mano irlandesa, posiblemente del siglo X. Las dos páginas internas contienen partes de tres misas, una de las cuales titulada “ordo misase sanctae mariae”. En las otras se contienen los Prefacios de dos de las Misas Dominicales del Misal de Bobbio, una de las cuales se usa el octavo domingo después de la Epifanía en el mozárabe. [El texto de estos tres fragmentos (5-7), con una disertación sobre los mismos por el Rev. H. M. Bannister, se da en el “Jornal de Estudios Teológicos” de octubre de 1903.]

8. Libro de Dimma. Manuscrito, posiblemente del siglo VIII, hoy en el Trinity College de Dublín. Contiene los Cuatro Evangelios, e inserta una orden para la Unción y Comunión de los Enfermos entre el de San Lucas y el de San Juan. Este último está impreso en “Iglesia Céltica” de Warren.

9. Libro de Mulling. Manuscrito, probablemente del siglo VIII, hoy en el Trinity College, Dublín. Contiene los Cuatro Evangelios, un Oficio para la Unción y Comunión de los Enfermos, y un fragmentario índice o plan de un servicio. Éstos han sido impresos, con una explicación, en los “Capítulos sobre el Libro de Mulling” de Lawlor, y el Oficio de Unción y Comunión en el “Iglesia Céltica” de Warren.

10. Fragmentos de San Gall. Son fragmentos de los siglos VIII y IX que aparecen en los manuscritos 1394 y 1395 de la Biblioteca de San Gallen. El primer libro (1394) contiene parte de un ordinario de la Misa que, hasta donde llega, recuerda al del Misal de Stowe. El segundo (1395) contiene la confesión y letanía que también inicia el Misal de Stowe, un fragmento de una Misa de Difuntos, una plegaria en la Visitación de los Enfermos, y tres formas de bendición de la sal y el agua. Todas éstas se han presentado en el “Iglesia Céltica” de Warren.

11. Fragmento de Basle. (A. vii. 3 en la Biblioteca de Basle). Se trata de un salterio griego con una traducción glosada en latín. En una hoja volante al inicio, hay dos himnos en loor de Nuestra Señora y de Santa Brígida, una oración a Nuestra Señora y a los ángeles y santos, y una larga plegaria “De conscientiae reatu ante altare”. La última está impresa en la “Iglesia Céltica” de Warren.

12. Fragmento de Zurich (Biblioteca Pública de Zurich). Hoja del siglo X que contiene parte de un oficio por la profesión de una monja. Está impreso en la “Iglesia Céltica” de Warren.

13. Liber Hymnorum. No es exactamente un libro litúrgico, sino una colección de cuarenta himnos en latín y gaélico, casi todos de origen irlandés, con cánticos y “ccclxv orationes quas beatus Gregorius de toto psalterio congregavit”. Presenta prefacios explicativos en irlandés o latín para cada himno. Algunos de estos himnos se encuentran en el Antifonario de Bangor, el “Leabhar Breac” y el libro de Cerne. Hay dos manuscritos de esta colección, no exactamente iguales, uno del siglo XI en el Trinity College de Dublín; otro, en el Convento Franciscano de Dublín, de alguna fecha posterior. Una combinación de ambos manuscritos fue editada para la Sociedad Henry Bradshaw (1897-98) por el Dr. J. H. Bernard y el Dr. R. Atkinson.

Escoceses

Libro de Deer. Libro de Evangelios del siglo X, antiguamente perteneciente al monasterio de Deer, en Buchan, y hoy en la Biblioteca de la Universidad de Cambridge. Contiene parte de una orden para la comunión de los Enfermos con una rúbrica en gaélico, escrita por una sola mano de quizás finales del siglo XI. Éste se ha impreso en la “Iglesia Céltica” de Warren. El manuscrito completo fue publicado por el Dr. Stuart para el Club Spalding en 1869.

Otros manuscritos

Además de por estos manuscritos, la materia ha llegado hasta nosotros diseminada en documentos no litúrgicos, algunos de los cuales no son celtas si bien muestran señales de influencia céltica. Entre todos ellos se cuentan:

1. Libro de Cerne. Amplia colección de oraciones, etc., para uso privado, asociada al nombre de Aethelwald el Obispo, posiblemente un obispo de Lindisfarne (712-40), pero quizás un obispo posterior de Lichfield (818-30). Este manuscrito de finales del siglo VIII o principios del IX, otrora perteneciente a la abadía de Cerne, en Dorset, pero hoy en la Biblioteca Universitaria de Cambridge, aunque realmente de origen en Northumbria o Mercia, contiene numerosa materia irlandesa, gelasiana e hispanogálica. Ha sido editada (con una muy valiosa “Nota Litúrgica” de D. E. Bishop) por dom A. B. Kuypers (Cambridge, 1902).

2. Harl. manuscript 7653, Museo Británico. Fragmento de siete hojas de un manuscrito irlandés del siglo IX que contiene una letanía, el Te Deum y cierto número de devociones privadas. Ha sido editado por el Sr. W. de G. Birch, con el Libro de Nunnaminster, para la Sociedad de la Memoria de Hampshire (1889), y por el Sr. Warren en su monografía sobre el Antifonario de Bangor (Vol. II, p. 83).

3. Reg. 2. A. xx, Museo Británico. Manuscrito del siglo VIII, de probable origen en Northumbria. contiene selecciones de los Evangelios, colectas, himnos, cánticos, devociones privadas, etc. Ha sido totalmente descrito en el “Antifonario de Bangor” del Sr. Warren (Vol. II, p. 97).

4. Leabhar Breac, o Libro Moteado. Manuscrito irlandés del siglo XIV, perteneciente a la Real Academia Irlandesa, que contiene una muy extensa colección de piezas eclesiásticas y religiosas en irlandés. Los contenidos no son, por regla general, de carácter litúrgico, pero el libro contiene una variante del curso irlandés de la Misa que también se halla en el Misal de Stowe. Éste ha sido impreso, con una traducción, en la edición del Misal de Stowe del Dr. MacCarthy, y en “Transacciones de la Sociedad Eclesiológica de Aberdeen”, con traducción y notas del Sr. D. MacGregor (1898). El libro al completo ha sido publicado en facsímil, pero sin transliteración ni traducción, aunque con un detallado índice de contenidos, por la Real Academia Irlandesa (1876) , y las Pasiones y Homilías en él contenidas han sido editadas con una traducción y glosario del Dr. R. Atkinson en la serie de Conferencias de Todd de la propia Academia (1887).

El Oficio Divino

Las principales evidencias referidas a la naturaleza y origen del Oficio Divino Celta se encuentran en la Regla de San Columbano, en el fragmento de Turín y en el Antifonario de Bangor, en el curso del siglo VIII del manuscrito Cott. Nero A. II., y en alusiones del “Catalogus Sanctorum Hiberniae”. La Regla de San Columbano da directrices con respecto al número de salmos que han de recitarse en cada hora; el fragmento de Turín y el Antifonario de Bangor dan el texto de los cánticos, himnos, colectas y antífonas; y el curso Cottoniano establece qué se sostenía en el siglo VIII como origen del “Cursus Scottorum” (Cursus psalmorum y Synaxis son términos utilizados para el Oficio Divino en la Regla de San Columbano.) El último distingue entre el “Cursus Gallorum”, supuestamente derivado de Éfeso y de San Juan a través de San Policarpo y San Ireneo, y este “Cursus Scottorum”, el cual, de acuerdo con este autor, probablemente un monje irlandés que estaba en Francia, se originó con San Marcos en Alejandría, y con San Marcos se exportó a Italia. Fue utilizado por San Gregorio Nacianceno, San Basilio, y los ermitaños San Antonio, San Pablo, San Macario, San Juan y San Malchus. San Casiano, San Honorato, y San Porcario de Lérins, San Cesáreo de Arlés, San Germano y San Lupo lo usaron también; y San Germano se lo enseñó a San Patricio, quien lo llevó a Irlanda. Allí lo practicaron “Wandilochus Senex” y “Gomorillus” (Comgall), y San Wandilochus y Columbano lo trajeron a Luxeuil. De hecho, es posible que se pueda hallar la parte de la historia de San Germano en adelante, pero la otra parte no es tan probable. Las afirmaciones del “Catalogus” concernientes a “unam celebrationem” al principio y “diversas regulas” durante la segunda y tercera edades de los santos, probablemente refieren al cursus original de San Patricio y a la introducción de otro cursus, parcialmente de Gran Bretaña (éste quizás con la Misa de los Santos David, Gildas y Cadoc); y no remiten con suficiente autoridad a que lo que San Columbano llevó a la Galia fuera lo mismo que lo que San Patricio había traído de la propia Galia en una época anterior. La Regla de San Columbano y el Libro de Bangor distinguen ocho Horas, “ad duodecimam” [Vísperas, llamadas “ad Vespertinam” y “ad Vesperam” en el Libro de Bangor; la Vida de Santa Columba de Adamnan la denomina una vez (iii, 23) “Vespertinalis missa”], “ad initium noctis” (como expresión de Completas), “ad nocturnam”, o “ad medium noctis”, “ad matutinam” (Laudes), “ad secundam” (como expresión de Prima), “ad tertiam”, “ad sextam” y “ad nonam”. En cada una de las cuatro Horas menores, San Columbano ordena tres salmos; en las Vísperas, “ad initium noctis” y “ad medium noctis”, doce para cada una; y “ad matutinam”, un arreglo muy curioso y complicado de la salmodia que varía en longitud según se alarguen las noches más o menos. Los sábados y domingos del 1 de noviembre al 25 de marzo, se recitaban setenta y cinco salmos diarios, bajo una antífona por cada tres salmos. Del 25 de marzo al 24 de junio, éstos disminuían a razón de tres salmos semanales hasta un mínimo de treinta y seis. Diríase, aunque no lo explicita, que el mínimo duraba unas cinco semanas, para volver a incrementarse en la misma razón hasta llegar al máximo, el 1 de noviembre. Durante otros días de la semana había un máximo de veintiséis y un mínimo de veinticuatro. La Regla no especifica cómo se distribuía el Salterio, pero del Libro de Bangor parece desprenderse que los salmos “Laudate” (cslvii-cl) se recitaban juntos, indudablemente, como en todos los demás ritos, tanto en Oriente como en Occidente, excepto por lo que respecta a ciertos usos franceses dieciochescos en los Laudes, y que el “Domine, Refugium” (salmo lxxxix) se cantaba “ad secundam”. Adamnan menciona que, en una ocasión, Sta. Columba cantó el Salmo 44 “Eructavit cor meum” durante las Vísperas. Los salmos de las Horas menores eran para ser acompañados por cierto número de versículos intercesores. En el Libro de Bangor, éstos, algo desarrollados con respecto a los de la lista de la Regla, aunque ciertamente para ser identificados con ellos, se dan en la forma de una, dos o tres antífonas y una colecta para cada intercesión. El Antifonario de Bangor registra seis cánticos:

1. “Audite, coeli”, titulado “Canticum Moysi”. Éste no tiene antífonas, sino una repetición a intervalos del primer verso, tras la convención del Invitatorio al “Venite” del Rito Romano.

2. “Cantemus Domino”, también encabezado “Canticum Moysi”.

3. “Benedictus”, también llamado “Benedictio trium puerorum”.

4. “Te Deum”, precedido por el Salmo 112:1, “Laudate, pueri”.

5. “Benedicitus”, también llamado “Evangelium”.

6. “Gloria in excelsis”, seguido del salmo y otros versos similares a los que, con él, conforman la Doxologia megale del Rito Griego. Se ordena su uso “ad vesperum et matutinam”, recordando su uso por el Rito Griego en Completas (Apodeipnon) y Laudes (Orthros). Cuando se escribió el Misal de Stowe, los irlandeses usaban este cántico también en misa, en su posición romana.

El Antifonario de Bangor propone diferentes series de colectas para las diferentes horas. Existe una tirada en verso (cf. la Misa en hexámetros del fragmento galo Reichenau). Da asimismo diversas series de colectas, no siempre completas, aunque siempre en el mismo orden. Es de suponer que estas series muestren una especie de armazón de las Laudes de Bangor. El orden siempre es: (1) “Post canticum” (evidentemente de los asuntos que, como los de la primera oda de un canon griego, remiten al cruce del mar Rojo, “Cantemus Domino”); (2) “Post Benedictionem trium Puerorum”; (3) “Post tres Psalmos”, o “Post Laudate Dominum de coelis” (Salmos cxlvii-cl); (4) “Post Evangelium” (con el claro significado de “benedictus”, que es el único canto evangélico del libro y el único no proporcionado por otra fuente. El mismo término se aplica a menudo –v. gr. en el Breviario de York-- a “Benedictus”, “Magnificat” y “Nunc Dimittis”); (5) “Super Hymnum”; (6) “De Martyribus”.- El último puede, tal vez, compararse con las conmemoraciones que vienen al final de Laudes en, por ejemplo, el actual Oficio Divino Romano. Hay también series de antífonas, “super Cantemus Domino et Benedicite”, “super Laudate Dominum de coelis”, y “De Martyribus”. En el Libro de Bangor existen colectas para acompañar al “Te Deum”, proporcionadas separadamente de las anteriormente dichas, como si formasen parte de otra Hora; pero, en el fragmento de Turín, las mismas, con el texto del “Te Deum”, siguen al “Benedicite” y sus colectas, y preceden al “Laudate Dominum de coelis”. En el Libro de Mulling hay un fragmento de un índice, o plan, de cierto servicio. El Dr. Lawlor parece creer que se trata del esquema de un Oficio ordinario practicado por la mañana y por la tarde; pero los editores del “Liber Hymnorum” lo toman por un servicio especial penitencial, y lo comparan con el oficio penitencial esbozado en la “Segunda Visión de Adamnan” del Leabhar Breac, al cual verdaderamente recuerda, según ellos lo interpretan. El esquema hallado en el Libro de Mulling es: (1) ilegible; (2) “Magnificat”; (3) estrofas 4, 5, 6 de himno de Sta. Columba “Noli pater”; (4) lección extraída de Mateo, 5; (5) las tres últimas estrofas del himno de San Segundo, “Audite omnes”; (6) dos estrofas suplementarias; (7) las tres últimas estrofas del himno de Cumma que hay en Fota, “Celebra Juda”; (8) como apéndice a este himno, la antífona “Exaudi nos Deus”; (9) las tres últimas estrofas del himno de San Hilario, “Hymnum Dicat”; (10) o bien la antífona “Unitas in Trinitate”, o (según parece mostrar el bosquejo de Adamnan) el himno de San Colman MacMurchon en loor de San Miguel, “In Trinitate spes mea”; (11) el Credo; (12) el Padrenuestro; (13) ilegible, pero posiblemente la colecta “Ascendat oratio”.

La Misa

Dos libros, los Misales de Bobbio y de Stowe, contienen el Ordinario irlandés de una Misa cotidiana en su forma romanizada tardía. Muchas de las variables están en el libro de Bobbio, y en los fragmentos de Carlsruhe y Piacenza se hallan porciones de las mismas Misas. También se puede recabar algo de los fragmentos de San Gall, del Antifonario de Bangor, y la orden de la Comunión de los Enfermos de los Libros de Dimma, Mulling y Deer. El tratado en irlandés del final del Misal de Stowe, y su variante en el Leabhar Breac, añaden algo más a nuestro conocimiento. El Misal de Stowe nos da tres formas un tanto diferentes: la original del siglo IX, hasta donde se conserva sin haberse borrado; la corrección de Moelcaich; y, hasta donde llega, la Misa descrita en el tratado irlandés. Por su tamaño y contenidos, parece una especie de Missale Itinerantium, con un Ordinario que podría servir para casi cualquier ocasión, un Común de los Santos general, y dos Misas por intenciones especiales (por los penitentes y por los difuntos). La adición del Orden del Bautismo, no según sale en el libro de Bobbio, en el “Missale Gothicum” o en el “Missale Gallicanum”, como parte de los servicios de la víspera de la Pascua, sino como objeto separado, y la Visitación de los Enfermos, apunta a que se interprete como lo que era el mínimo aconsejable para que un sacerdote lo llevase encima. En varios casos, los fragmentos que debe decir el público están sólo indicados por el principio y el final. El libro de Bobbio, por otro lado, es un Misal completo, también sólo para un sacerdote, de mayor tamaño y con misas para las fiestas de guardar del año.

La Misa de Stowe original se acerca más a la de Bobbio que la forma revisada. El resultado de la versión de Moelcaich es producir algo más que un Canon gelasiano inserto en una Misa no romana. Se ha convertido en una Misa mixta, gelásica (o gelasiana), romana o romano-ambrosiana en su mayor parte, con mucho de la forma hispano-gálica subyacente a ella, y tal vez con detalles locales. Puede ser presentada como ejemplo del más tardío tipo de Misa irlandesa del que tenemos noticia. El título de la Misa cotidiana de Bobbio es “Missa Romensis cotidiana”, y el mismo título encabeza la Colecta “Deus qui culpa offenderis”, al final de todo del “Missale Gothicum”. Esta colecta, que está en el Sacramentario Gregoriano, aparece tanto en Bobbio como en Stowe, y en el último se emplaza bajo el título “Orationes et preces misase aecclesiae romane”, con lo cual se evidencia que las adiciones o sustituciones romanas eran reconocidas como tales.

La Secuencia de la Misa cotidiana encontrada en el Misal de Stowe, es:

Praeparatio Sacerdotis.

1. Confesión de los pecados, que empieza “Peccavimus, domine, peccavimus”. Ésta y la Letanía que sigue se encuentran también en los fragmentos de San Gall, pero no en el libro de Bobbio. 2. Letanía de los Santos. Según el autor original hay sólo trece invocaciones (Nuestra Señora, diez Apóstoles, San Marcos y San Lucas). Moelcaich añadió treinta y una más, de las cuales veinticuatro son irlandesas. El manuscrito está equivocadamente encuadernado, de forma que estos añadidos parecen asociados con los dípticos del Canon. 3. “Oratio Augustini”: “Rogo te Deus Sabaoth”. Ésta se encuentra en varios libros franceses de los siglos IX y X (véase “La Iglesia Céltica” de Warren). 4. “Oratio Ambrosi”: “Ante conspectum divinae majestatis”. Incluida por Moelcaich, se encuentra en varios libros franceses. 5. Colecta: “Ascendat oratio nostra”. Va tras el Credo y el Padrenuestro en el “Liber Hymnorum”.

La Misa en sí misma

1. Según los tratados irlandeses, parece que el cáliz se preparaba antes del Introito, práctica muy al uso tanto en Oriente como en Occidente durante los primeros tiempos. Todavía es costumbre en el Oriente, y se conserva hasta hoy entre los dominicos en la Misa menor, y en el Rito Mozárabe (véanse los Ensayos Eclesiológicos del Dr. Legg, pp. 91-178). En la primera se derramaba agua con las palabras “Peto (Leabhar Breac, Quaeso) te, Pater, deprecor te, Fili, obsecro te, Spiritus Sancte”. El Leabhar Breac especifica que debe derramarse una gota según se nombre a cada Persona. El vino se derramaba de forma similar sobre el agua, con las palabras “Redittit pater, indulget Filius, miseretur Spiritus Sanctus”. 2. El Introito. Mencionado en los tratados irlandeses, pero no dado en el Ordinario ni en ningún otro misal. Probablemente se cantaba de algún Salterio. 3. Colecta. La de los Ordinarios de Stowe y Bobbio es “Deus qui de beato Petro”, la colecta para el día de San Pedro, “iii Kal Julias” en el Sacramentario Gelasiano. En el Stowe, un corrector ajeno a Moelcaich ha establecido “in solemnitatibus Petri et Christi [sic]”. 4. “Imnus Angelicus”, v. gr. “Gloria in excelsis”. Comenzado por el autor original, continuado por Moelcaich sobre una tira de papel inserta. Llega después de la conclusión de la “Misa Romensis cotidiana” del libro de Bobbio, y precedido, bien por una plegaria “post Alos”, que probablemente signifique el Trisagion (Hagios o Theos, k.t.l.), o bien el griego del Sanctus según se usaba en todos los dominios del mozárabe, uno u otro de los cuales puede haber llegado hasta aquí, como lo hizo (de acuerdo con San Germano de París) en el Rito Galo. Éste era seguido en el último por el Kyrie eleison y el “Benedictus”, llamándose el posterior “Prophetia”. Hay colectas tituladas “post Prophetiam” en el Misal de Bobbio, al principio de varias Misas. En el Bobbio, tras el Gloria hay una colecta “post Benedictionem”; es decir, “tras el Benedicite”. Éste se decía en el Galo después de la Epístola, como en parte aún se dice en el Mozárabe. Según Mabillon, las colectas “post Precem” significan lo mismo; aunque esto parece improbable, más bien posiblemente referido este nombre a las plegarias posteriores a la Letanía de la Oración Preceptiva conocida como “Prex” [Preces]. 5. Colecta “Deus qui diligentibus te”, presentada en el Gelasiano como colecta dominical. Escrita por Moelcaich sobre material borrado (probablemente la continuación original del “Gloria in excelsis”), y otra mano ha prescrito una indicación para su uso “in cotidianis diebus”, en lugar de la que sigue. 6. Colecta “Deus qui culpa offenderis”. Por la mano original que insertó los encabezamientos ya mencionados, y “haec oratio prima Petri”. Sigue a la colecta de San Pedro en el Ordinario de Bobbio. 7. “Hic augmentatum”. Insertada por Moelcaich, sea cual fuere su significado, se menciona en el tratado irlandés como “tormach” (incremento, expansión), emplazado previamente a la “Lección del Apóstol”. Más tarde, en el Ofertorio, nos encontramos “secudna pars augmenti hic super oblata”. Probablemente implique colectas propias adicionales. San Columbano usa la palabra en el sentido de “adición”, con referencia a las peticiones añadidas a los salmos de las horas del día, “cum versiculorum augmento intervenientium”. 8. La Epístola. En el Misal diario de Stowe, 1 Corintios 11:26-52. Para ciertos días, el Bobbio tenía una lección del Antiguo Testamento o del Apocalipsis antes de la Epístola. 9. El Gradual. El tratado le llama “salm digrad”. Si hay algo que pueda ser incluido bajo tal nombre entre la Epístola y el Evangelio, obedece al esquema: (a) Oración, “Deus qui nos regendo conservas”, añadida, si bien no por Moelcaich. Se encuentra en los manuscritos gelasianos tardíos. (b) Oración, “Omnipotens sempiterne Deus, qui populum tuum”. Colecta pascual del Misal Bobbio, dada también por Gerbert como ambrosiana. (c) Salmo 104:4, 1-3, 4. (d) Oración, “Grata sint tibi Domine”. Secreta [cada una de las oraciones que se dicen en algunas misas después del ofertorio y antes del prefacio] de una Misa de Adviento en el Gelasiano. (e) Aleluya. Salmo 117:14. (f) Oración, “Sacrificiis praesentibus, Domine”. La “secreta” de otra Misa de Adviento en el Gelasiano. (g) “Deprecatio Sancti Martini pro populo” (título añadido por Moelcaich.) Ésta es una Letanía Oración Preceptiva, o Prex, que parece estrechamente emparentada con la Gran Sinapte del Rito Griego y la letanía usada en los cuatro primeros Domingos de Cuaresma en lugar del “Gloria in Excelsis” del Ambrosiano. (h) Oración “Sacrificium tibi, Domine”. Colocada en el mismo lugar en la Misa que publicó M. Flaccus Illyricus (Martène, I, 182). (k) Lethdirech sund [aquí medio descubiertos (el cáliz y la patena)]. El tratado o curso se refiere a éste como indinochtad corrici leth inna oblae agus incailich (descubrimiento hasta la mitad de la ofrenda y el cáliz), y se asocia allí con el cantado del Evangelio y el Allóir. En tiempos anteriores se menciona como seguimiento del Gradual. (l) Salmo 140:2, cantado tres veces. (m) “Hic elivatur lintiamen calicis”. El Dr. Legg (Ensayos Eclesiológicos, P. 133) menciona que este levantado del velo era práctica en Inglaterra poco tiempo antes de la Reforma; y, en las diócesis de Coutances y San Pol-de-Leon, mucho después. (n) Oración “Veni Domine sanctificator”. Casi el “Veni sanctificator” del presente Ofertorio romano. [De éstos, están escritos por mano original de (a) a (h), parte de (i) ha sido inserta por Moelcaich, posiblemente sobre borrados; el resto de (i), y de (k) hasta (n) están escritas por Moelcaich en hojas separadas. Los versos de los salmos sólo se indican por sus principios y finales. Puede que las oraciones fueran habladas, y que el sacerdote finalizara las ceremonias con el velo del cáliz mientras la congregación cantaba los salmos y el Aleluya. En Bobbio no hay nada de esto. A juzgar por la colecta “Post Benedictionem”, que es la que sigue al “Benedictus es” (Daniel 3) en los sábados de las cuatro témporas según el Misal Romano, posiblemente el “Benedicite” o bien este “Benedictus” se intercalaran entre la Epístola y el Evangelio, como en la descripción del Gálico que hace san Germán.] 10. El Evangelio. En la Misa Stowe, Jn. 6:51-57. Ésta está, en principio, escrita por la mano de Moelcaich en una hoja inserta, y acaba por el autor original. Los tratados dicen que al Evangelio le seguía el “Alloir”, que el Dr. Stokes traduce como “Aleluya”; pero según el Sr. MacGregor viene a significar “Bendición”, y lo compara con el “Per evangelica dicta”, etc., del Rito Romano. 11. “Oratio Gregorii super evangelium”. En una tira de papel inserta por mano de Moelcaich. En el Sacramentario Gregoriano, en el segundo sábado y el tercer domingo de Cuaresma, pero no relacionada con el Evangelio. 12. El Credo. Por mano original, con el “Filioque” intercalado entre líneas, posiblemente por Moelcaich. 13. El Ofertorio. La secuencia en el Misal Stowe es: (a) Landirech sund (aquí totalmente destapado). Escrito por Moelcaich. (b) “Oblata, Domine, munera sanctifica, nosque a peccatorum nostrorum maculis emunda.” Éste está en el Misal Bobbio (donde se le llama “post nomina”), en el Gelasiano y en el Gregoriano. Es el secreta de la tercera Misa de Navidad en el actual Misal Romano. Según el tratado, después del descubrimiento total, se elevaba el cáliz mientras se cantaba esto. El Leabhar Breac dice que se elevaba “quando cantitur Imola Deo sacrificum laudis”. (d) Oración, “Hostias quaesumus, Domine”. Ésta tiene lugar en una serie de “Oraciones et preces divinae” en el Sacramentario Leonino. Aquí está escrita por Moelcaich sobre un borrado de algo que empieza por “G”; probablemente, según aventura el Sr. Warner, la plegaria “Grata sit tibi”, que sigue “Oblata, Domine” en el Misal Bobbio. Según la corrección de Moelcaich, esto tiene lugar más tarde de un modo extendido. (e) Oración “Has oblationes et sincera labamina”. Por mano de Moelcaich. Esta plegaria, que incluye una intercesión “pro animabus carorum nostrorum N. et cararum nostrarum quórum nomina recitamus”, es evidentemente una reminiscencia de la más antigua lectura de los dípticos en este momento, como ocurre en las liturgias Hispano-Gálicas. Según apunta el Sr. Warren, ella misma y la siguiente oración en su forma de Stowe recuerdan las “Orationes post nomina” galas o mozárabes. (f) “Secunda pars augmenti hic super oblata”. Probablemente se refiere a ciertas oraciones propias adicionales, análogas a las secreta romanas (ver 7, supra). (g) oración “Grata sit tibi haec oblatio”. Forma expandida de la oración que seguía a la “Oblata” en el escrito original. Se incluye un largo pasaje en relación con los dípticos. La mayor parte de esta oración está en la primera página de un cuadernillo de cuatro hojas escritas por Moelcaich. En el Bobbio, sólo “Oblata” y “Grata sit tibi” se muestran en el Ofertorio, llamándose una de ellas “Post nomina”, y otra “Ad Pacem”. En el siglo VII, quizás la paz viniera aquí, al igual que en el galo y el mozárabe. 14. Un “Sursum Corda” al que no precede el “Dominus Vobiscum”. 15. El Prefacio. A diferencia del Prefacio diario del Bobbio, el cual, como el del Misal Romano, va directamente del “per Christum Dominum nostrum” al “Per quem”, éste inserta un largo pasaje, que por un lado recuerda, según empieza y acaba, a la Trinidad y el Prefacio Dominical del Misal Romano, pero por otro resulta original propio. Al final de este pasaje hay una indicación en irlandés con objeto de que, si acaba en “Per quem”, aquí se continúe con el dignum del añadido (dignum in tormaig), v. gr. el Prefacio Propio. Después de la frase del “Per quem”, hay una indicación similar para si el añadido acaba con “Sanctus”. 16. El Sanctus, con un Post-Sanctus, recuerda en cierto modo al del Misal Mozárabe para el Día de Navidad, y al de la víspera de Navidad del “Missale Gothicum”. Hay un Post-Sanctus también, en la primera de las tres Misas mostradas en el Stowe. Le sigue “Qui pridie”, como si en ese caso no se utilizara el Canon Gelasiano. 17. “Canon dominicus papae Gilasi”. Éste es el Canon Gelasiano (según se muestra en la edición del Sr. H. A. Wilson), con ciertas variantes, las más notables de las cuales son: (a) Después de “papa nostro, “Te igitur” añade “episcopo sedis apostolicae”; y, después de “fidei cultoribus”, “et abbate nostro n. episcopl”. En el Bobbio, también se añade el “Sedis apostolicae”. (b) Sigue una indicación, “Hic recitantur nomina vivorum”. (c) “Mement etiam domine” contiene una lista larga de intercesiones por varios tipos de personas. Esto también se halla en el fragmento Carlsruhe B, pero no en el Bobbio. (d) Communicantes”. Variantes para Navidad, Circuncisión (llamada Kalendis), “Stellae” (v. gr. Epifanía, cf. Galés, Dydd Gwyl Ystwyll; Córnico, Degl Stul; y “In stilla domini” de los Evangelios de Cutberto. La variante real aquí es natalis calicis, v. gr. Jueves Santo, el final de uno y el principio de otro han sido omitidos en la copia), Pascua, Clausula pasca (v. gr. segundo domingo de Pascua), Ascensión y Pentecostés. El cuadernillo inserto acaba con el segundo de éstos, y los otros están en una página entera de palimpsesto y parte de otra. La mano original, hoy borrada en parte, empieza con un fragmento de la primera frase del Canon, “tuum dominum nostrum supplices te rogamus”, y contiene todo excepto la primera línea de las frases “Te igitur” y “Memento”, sin el largo pasaje de intercesión, la indicación “nomina vivorum” o las variantes. (e) La escritura original comienza “Et memoriam venerantes, continuando como el actual Canon romano, invariada hasta la siguiente frase. El Canon Bobbio incluye a los santos Hilario, Martín, Ambrosio, Agustín, Gregorio, Jerome y Benedicto. (f) “Hanc igitur oblationem” contiene una interpolación que remite a una iglesia “quam famulus tuus… aedificabit”, y rogando que el fundador se pueda convertir de su idolatría. Hay muchas variantes del “Hanc igitur” en el Gelasiano. En la Misa diaria, el Bobbio inserta “quam tibi offerimus in honorem nominis tui Deus” después del “cunctae familiae tuae”, pero los ordinarios gelasiano y gregoriano están de otra forma. (g) In “Quam oblationem” y “Qui pridie” hay sólo unas cuantas alteraciones: egit por agens, acepit [calicem] por accipiens (igual que en el libro de Bobbio), y “calix sancti sanguinis mei” (sancti aparece borrado en el Bobbio), hasta el final, donde Moelcaich ha añadido la frase ambrosiana “passionem meam predicabitis, resurrectionem meam adnuntiabitis, adventum meum sperabitis, donec iterum veniam ad vos de coelis”. Finales parecidos se dan también en las Liturgias de San Marcos y Santiago, y en varias liturgias Sirias. Los tratados indican al sacerdote que se incline tres veces en el “accipit Jesus panem”, y que, después de ofrecer el cáliz a Dios, cante “Miserere mei Deus” (Leabhar Breac), y que los asistentes se arrodillen en silencio durante esto, la “oración peligrosa”. Luego, el sacerdote da tres pasos hacia atrás y hacia delante. (h) “Unde et memores” tiene unos cuantos errores evidentes, y añade el gelasianismo sumus después de memores. (i) “Supplices te rogamus” añade et petimus, y omite caelesti. (k) “memento etiam Domine et eorum nomina qui nos praecessereunt com signo fidei et dormiunt in somno pacis”. Esta frase, omitida en el Gelasiano, concuerda con el Bobbio. En el posterior, siguen las palabras “commemoratio defunctorum”. En el Stowe hay una interpolación para pedir intercesión, con una larga nómina de santos veterotestamentarios, apóstoles y otros, muchos de ellos irlandeses. La lista concluye con la frase “et ómnium pausantium”, también usada en el Mozárabe. Equivocadamente inserta ante estos nombres, hay una aportación de Moelcaich a la Letanía “Praeparatio”. (l) “Nobis quoque” difiere del Gelasiano en el orden de los nombres de las santas, coincidiendo con Bobbio si no fuera porque no añade Eugenia. (m) Tras “Per quem haec omnia”, Moelcaich ha añadido “ter canitur”, y una indicación en irlandés para elevar la Hostia principal sobre el cáliz y mojar la mitad de Ella en el interior. Luego, sigue por mano original “Fiat Domine misericordia tua”, etc. (Salmo xxxii, 22), al cual probablemente se refiere “ter canitur”. 18. La Partición. Moelcaich añade una indicación en irlandés: “Aquí se rompe el pan”. El autor original pone “Cogno[v]erunt Dominum in fractione panis. Panis quem frangimus corpus est D. N. J. C. Calix quem benedicimus sanguis est D. N. J. C. in remissionem peccatorum nostrorum”, interrumpido por seis Aleluyas. Luego, sobre algo borrado, Moelcaich incluye “Fiat Domine misericordia, etc. Cognoverunt Dominum Alleluia”, y una oración o profesión de fe, “Credimus, Domine, credimus in hac confractione”. Este responsorio corresponde al Confractorium ambrosiano y a la Antiphona ad Confractionem panis mozárabe. La oración “Credimus”, etc., tiene un ligero parecido con la recitación del Credo en este punto del Mozárabe. El tratado propone una partición elaborada, diferente para cada día, y que recuerda a la del Rito Mozárabe y a la interpretación (antes de la Consagración) del Oficio Pascual de la Prótesis; y, al igual que éste, con significaciones místicas. La división corriente es: en cinco partes, para los días ordinarios; siete, para los santos y las vírgenes; ocho, para los mártires; nueve, para “el sacrificio del domingo, como la cifra de las nueve moradas del Cielo y los nueve grados de la Iglesia”; once por los Apóstoles; doce por la Circuncisión y el Jueves Santo; trece, por el segundo domingo de Pascua (minchasc) y la Ascensión; y, por la suma de la Pascua, Navidad y el domingo de Pentecostés, sesenta y cinco. Se dan directrices para que las partículas se dispongan formando una cruz dentro de un círculo, y que se administren las diferentes porciones según diferentes clases de personas. El Leabhar Breac omite todo esto, y sólo habla (igual que el Stowe y el tratado anterior) de un fraccionamiento en dos mitades, una reunión de ambas y una remezcla, la última de las cuales, en el Canon de Stowe viene tras el Padrenuestro. En el Rito Ambrosiano, tanto el fraccionamiento como la remezcla se dan en este momento, en lugar de después del Padrenuestro, como en el Romano. [En el fragmento de San Gall hay tres colectas (que se encuentran en los libros Gelasiano, Leonino y Gregoriano), y una “Collectio ante Orationem Dominicam”, que acaba con la misma introducción al Padrenuestro que en el Stowe y en el Bobbio. Éstos son todo lo que viene entre el Prefacio y el Padrenuestro.] El resto en adelante, hasta el final de la Comunión, está por mano de Moelcaich. 19. El Padrenuestro, precedido de la introducción: “Divino magisterio edocti [en lugar del romano “Praecptis salutaribus moniti”] et divina institutione formati audemus dicere”. Igual aparece en el Bobbio y en el fragmento de San Gall. No hay nada que demuestre que éste y el Embolismo que sigue fueran variables, como en el Gálico (cfr. Missale Gothicum y otros), y el presente Mozárabe. El Embolismo del Stowe es prácticamente el mismo gelasiano, excepto en que omite el nombre de Nuestra Señora y presenta “Patricio” en lugar de “Andrea”. El Embolismo de Bobbio no omite Nuestra Señora, pero no tiene ni a San Andrés ni a San Patricio. El Padrenuestro en los libros de Deer, Dimma y Mulling tiene una introducción y un Embolismo diferentes, e incluso lo es el de la Comunión de los Enfermos. 20. La Paz. “Pax et caritas D. N. J. C. et communicatio sanctorum omnium sit Semper nobiscum. Et cum spiritu tuo.” Así aparece en el fragment de San Gall, en tal lugar. Oración: “Pacem mandasti, pacem dedisti, etc. 21. La Conmixtión. “Conmixtio corporis et sanguinis D. N. J. C. sit nobis salus in vitam perpetuam”. Estas palabras no están en el Bobbio ni en el fragmento de San Gall, pero en el segundo se manda que se realice aquí la conmixtión (mittit sacerdos sancta in calicem), y que entonces se dé la Paz. En la descripción de San Germano, un sacerdote pronunciaba aquí una fórmula muy parecida a la de la Paz, en lugar de una bendición más larga (y variable) administrada por un obispo. Éstas no estaban en absoluto asociadas a la Paz, que en el Gálico, como hoy en el Mozárabe, venía mismo tras el “Sursum corda”. Aquí se han mezclado las dos ideas, como en el Romano y el Ambrosiano. 22. La Comunión. “Ecce Agnus Dei, ecce qui tollis [sic] pecata mundi”. Estas palabras no aparecen en el Bobbio, ni en San Gall. Son casi las mismas palabras que preceden a la comunión del pueblo en el actual Rito Romano. En San Gall, la rúbrica emplaza la Comunión del pueblo después de la Paz. Probablemente estas palabras tuvieron en el Stowe la misma connotación que en el presente. Luego, en el Stowe, sigue: “Pacem meam do vobis, Pacem relinquo vobis [Jn. 14:27]. Pax multa diligentibus legem tuam Domine, Et non est in illis scandalum. Regem coeli cum pace, Plenum odorem vitae, Novum Carmen cantate, Omnes sancti venite. Venite comedite panem meorum, Et bibite vinum quod miscui vobis. Dominus regit me” [Salmos, 22:1], con Aleluya después de cada frase. (El San Gall presenta sólo la cita de Jn. 14:27, antes del Salmo 22; pero “Venite comedite” viene después. En el Antifonario de Bangor hay un himno de once tetrástrofos, “Sancti venite, Christi corpus sumite”, titulado “Ymnus quando comonicarent sacerdotes”.) Luego, en el Stowe, el San Gall y la Comunión de los enfermos del Stowe, así como en los Libros de Deer, Dimma y Mulling, sigue cierto número de antífonas de comunión. El Antifonario de Bangor también presenta una colección. No existen dos muestrarios iguales, pero algunas antífonas son comunes a casi todos ellos. Hay un homenaje al responsorio de la Comunión llamado “Ad accedentes”, del Rito Mozárabe; y se encuentran formas similares en las liturgias de la Pascua, a veces con idénticas fórmulas verbales. Puede que el Tricanum de San Germano fuera algo por el estilo. Al final de éstas, en el Stowe se lee el colofón “Moelcaich scripsit”, con el cual Moelcaich da fin a sus correcciones y añadidos a la Misa. 23. La Post Comunión, “Quos coelisti dono stasti”. Ésta es una postcomunión dominical del Gelasiano, para el Sexto Domingo de Pentecostés en el Gregoriano y para el Sexto Domingo de Trinidad en el Sarum. El Bobbio lo presenta en la misa ordinaria, con el título “Post communionem”, como en el San Gall. Hay postcomuniones para las tres Misas que después siguen. Dos son gelasianas, y la tercera es una forma del “Praefatio” gálico o Plegaria de Intenciones. 24. “Consummatio missae”. Tal es el título en el Bobbio, de la oración “Gratias tibi agimus… qui nos corporis et sanguinis Christi filii tui communione satiasti”, con la que acaba la misa en el Stowe y el San Gall. En el Leonino (Jul. xxiv, y Sept. iii) parece estar compuesta por dos plegarias. En los libros gálicos es una oración variable. La fórmula de despedida en el Stowe es “Missa acta est in pace”.

Los elementos no romanos en el Misal de Stowe, son: (1) La Letanía de Intenciones entre la Epístola y el Evangelio, que, sin embargo, viene después del Evangelio en el Gálico. (2) El Post-Sanctus. (3) El Responsorio del Fraccionamiento. (6) Las Antífonas de la Comunión, y el Responsorio. En la “missa apostolorum et martirum et sanctorum et sanctarum virginum” del Stowe, el Prefacio y el Sanctus aparecen seguidos por un Post-Sanctus de forma normal Hispano Gala, “Vere sanctus, vere benedictus”, etc., al que sigue directamente el “Qui pridie” sin dar lugar a la intervención del “Te igitur” y el resto de la primera parte del Canon Gelásico. Esto puede mostrar lo que era una Misa Irlandesa antes de la intercalación gelasiana. Esto no aparece en as otras dos Misas.

En el Bobbio, las misas de a lo largo del año parecen ser de estilo gálico hasta el Prefacio, y Romanas Gelásicas de ahí en adelante. Además de la Epístola, el Evangelio y a veces una lección del Antiguo Testamento o del Apocalipsis (el Prophetia del Rito Ambrosiano), son las más completas en cuanto a las siguientes variables: (1) Colectas, a veces llamadas “Post Prophetiam”, cuando no sin nombre. (2) Plegaria de Intenciones, a veces llamada por su nombre gálico, “Praefatio”. A ésta le siguen una o más colectas. (3) Colecta “post nomina”. (4) Colecta “Ad Pacem”. (5) A veces “secreta”, pero cuando se utiliza este encabezamiento, la Misa es totalmente romana y no tiene “Praefatio”, “Post nomina” ni “Ad Pacem”, sino una sola colecta que la precede. (6) “Contestatio”, en un caso llamada “immolatio missae”. Este es el Praefatio en sentido romano. Aquí acaba la Misa, aparentemente sin cambio en la post-comunión, aunque éstas se presentan en tres Misas del Stowe. Las Misas son: tres para Adviento, víspera y día de Navidad; San Esteban; los Santos Inocentes; Santiago y San Juan; la Circuncisión; Epifanía; el Solio de San Pedro; Santa María; la Asunción (ésta y el Solio de San Pedro se dan en el Martirologio de Oengus el 18 de enero, evidentemente su sitio aquí); cinco para la Cuaresma; “In symboli traditione”; el Jueves Santo; Sábado Santo y Día de Pascua; dos Misas Pascuales; la Invención de la Cruz; los días de Letanía; Ascensión; Pentecostés (llamada “in Quincuaginsimo”); San Juan Bautista; “in S. Johannis passione”; Santos Pedro y Pablo; San Segismundo; los Mártires; un Mártir; un Confesor; San Martín; una Virgen; por los Enfermos; la Consagración; San Miguel; por los viajeros; por el propio sacerdote; “Missa omnimoda”; cuatro misas votivas, por los Vivos y los Muertos; “in domo cujuslibet”; siete Misas dominicales; por el rey; dos Misas ordinarias; por un sacerdote fallecido; por los Muertos (sesenta y uno en total). La Misa “in symboli traditione” incluye la traditio y expositio symboli que, en el Jueves Santo, va seguida por la Lectio passionis del Viernes Santo, y la Misa del Sábado Santo precedida por las preces y orationes intercesorias parecidas a las hoy usadas en el Viernes Santo, por la “benedictio cerei” (para la cual se dan un himno y una oración en el Antifonario de Bangor), sólo representada aquí por “Exultet”, y por el orden del Bautismo.

El servicio bautismal

Existen dos líneas célticas del bautismo: una, en el misal de Bobbio del siglo VII; y otra en la parte del siglo IX del Misal de Stowe. Difieren la una de la otra considerablemente en el orden de las ceremonias, aunque coinciden en gran parte de su fórmula verbal de hecho. La de Stowe es la más larga de todas las fórmulas tempranas, y en su generalidad la que más tiene en común con la gelásica y la gregoriana. En algunos de sus detalles, tiene la apariencia de una combinación bastante torpe de ambas líneas, porque el Exorcismo, la Renunciación y la Confesión de Fe se repiten dos veces, y la larga Bendición de la Fuente y el Agua Bautismal es una combinación de las formas gelásica y gregoriana. En el Stowe no se da la fórmula real del bautismo, pero en el Bobbio se lee: “Baptizo te in nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti unam habentem [sic] substantiam ut habeas vitam aeternam partem cum sanctis”. Esta forma recuerda a las del “Missale Gothicum”, el “Vetus Gallicanum”, y el mozárabe “Liber Ordinum” del siglo XI, en que añade “ut habeas vitam aeternam”, aunque todos difieren en otros añadidos. Ambos, Stowe y Bobbio, thenen el gálico lavado de pies que sigue al Bautismo, con palabras muy similares a las del “Gothicum” y el “Vetus Gallicanum”.

Forma de Bobbio:

1. “Ad Christianum faciendum”. (a) Primer Exorcismo. (b) Signum Crucis. (c) Insuflación. 2. Bendición de la fuente. (a) Exorcismo del agua. (b) Dos colectas. (c) “Sursum Corda” y Prefacio. (d) Crismación en la Fuente. 3. Segundo Exorcismo: “Exorcidio te spiritus imunde”. 4. “Ephpheta”. La fórmula es “Effeta, effeta est hostia in odorem suavitatis”. Cf., más tarde, la fórmula de Stowe. 5. Unción de los catecúmenos con óleos en la nariz, orejas y pecho. La fórmula es “Ungo te oleo sanctificato sicut unxit Samuel David in regem et prophetam”. 6. Renunciación. Las tres renuncias de la fórmula de Stowe (y el Romano general), combinadas en una sola respuesta. 7. Confesión de Fe, con el Credo íntegro. 8. Bautismo. 9. Crismación, con la cual se pronuncia la fórmula “Deus D. N. J. C. qui te regeneravit”, etc. 10. Vestidura con el sobretodo blanco. 11. Lavado de pies. 12. “Post Baptism”, dos colectas.

Forma de Stowe:

1. Exorcismo y Signum Crucis. Tres oraciones. La primera es de mano de Moelcaich, e incluye la Señal de la Cruz; la segunda se da también en el Antifonario de Bangor como “Collectio super hominem qui habet diabolum”, y la tercera “Deus qui ad salutem” se repite antes de la Bendición de la Fuente. 2. Consecratio salis, con un exorcismo del Gelasiano. 3. Renunciación. Tres respuestas por separado. 4. Confesión de Fe. El Credo es de la forma más breve posible, una simple profesión de fe para cada Persona de la Trinidad. 5. Insuflación, sin palabras. 6. Primera Unción en el pecho y la espalda con óleo y crisma, mientras se dice “Ungo te oleo sanctificatio in nomine”, etc. 7. Segunda Renunciación, con las mismas palabras que antes. 8. Cuatro oraciones de exorcismo, dos de las cuales son gelásicas y dos gregorianas. 9. Rúbrica irlandesa. “He aquí que la sal se pone en la boca del niño”. 10. “Ephpheta”. La fórmula es: “Effeta quot est aperitio effeta est hostia in honorem [sic] suavitatis in nomine” etc. Como el Romano moderno, el Gelasiano y el gregoriano tienen “Effeta quod est adaperire in odorem suavitatis, tu autem effugare Diabole, appropinquabit enim judicium Dei”. El juego con las palabras effeta y effecta es peculiar del Bobbio y del Stowe. En otros libros, “Ephpheta”no se asocia con la administración de la sal, según parece ser aquí, sino al toque de la nariz y los oídos con saliva. 11. Oración, “Domine sancte Pater omnipotens aeterne Deus, qui es et qui eras et qui venturus es”. Ésta se da en el Gelasiano como “Ad catechumenum ex Pagano faciendum”, y se pronuncia en el actual Bautismo romano de adultos antes de administrar la sal, en el caso de los conversos del Paganismo. 12. Oración, “Deus qui ad salutem humani generis”. Ésta, que forma parte del “Benedictio Aquae” en el Gelasiano, el Gregoriano y el Romano moderno, se repite aquí por segunda vez, habiendo ya sido dicho con el primer exorcismo. 13. Oración “Exaudi nos Domine… et mittere dignare”. La plegaria usada en los “Asperges” del Rito romano actual. 14. La Segunda Unción. “Huc usque catechumenus. Incipit oleari oleo et crísmate in pectus et item scapulas antequam baptizaretur”. 15. La Letanía. “Circa fontem canitur”. No se da el texto. En el rito Ambrosiano, la letanía se dice después del Bautismo, y en el Romano moderno en la víspera de Pascua, después de la Bendición de la Fuente. 16. Dos salmos (mejor dicho, versos de dos salmos): “Sitvit anima mea usque vivum, quemadmodum. Vox Domini super aquas multas. Adferte.” Éste es un rodeo para expresar lo mismo que Salmos 41:2 y Salmos 28:3. La totalidad del Salmo 41 se dice en el Ambrosiano, y el Salmo 28 en el Romano (Bautismo de adultos). 17. La Bendición de la Fuente. La primera parte consiste en unos exorcismos que, aunque aparecen en varias partes de los libros gelasianos existentes, siempre se relacionan con las Bendiciones de la Fuente, o del agua que contiene. La última parte consiste, con unos cuantos cambios en las palabras, en la oración “Omnipotens sempiterne Deus, adesto magnae pietatis tuae mysteriis”; y el Prefacio y las oraciones que siguen en las ceremonias gelasiana, gregoriana, y la romana moderna de la víspera de Pascua, acaban con el vaciado del crisma en la Fuente. La instrucción que sigue ordena que se derrame el crisma “in modum crucis”, “et quique voluerit implet vasculum aqua benedictionis ad domos consecrandas et populus praesens aspergitur aqua benedicta”. 18. La Confesión de Fe repetida, pero con una fórmula ligeramente extendida. 19. El Bautismo. Prescribe una inmersión triple o aspersión, pero no presenta fórmula. 20. La Crismación. La unción es in cerebrum in fronte. La oración es “Deus omnipotens Pater D. N. J. C. qui te regeneravit”, etc. Este se encuentr en el Gelasiano, Gregoriano, moderno Romano y Ambrosiano, y en el Bobbio y el “Vetus Gallicanum”. La fórmula es “Ungo te de oleo et de Chrismate salutis et sanctificationis in nomine… nunc et per omnia in saecula saeculorum”, y “operare creatura olei operare in nomine”, etc. 21. La imposición del atavío con el sobretodo blanco por parte del diácono, normalmente con las palabras “Accipe vestem candidam”, etc., dichas por el sacerdote. 22. La marca de la Cruz en las manos. El sacerdote dice: “Aperiatur manus pueri”, y “Signum crucis Christi accipe in manum tum desteram et conservet te in vitam aeternam”. El Sr. Warren encuentra un ejemplo de esta ceremonia en el Ritual Jumièges del siglo IX, pero no parece que se conozca por otros medios. 23. El Lavatorio de Pies. Esta ceremonia es peculiarmente céltica y gálica, y no se encuentra en los libros romanos. El Concilio de Elvira, en España (305) había dispuesto que lo realizaran acólitos, no sacerdotes. La fórmula de Stowe empieza con versos de los Salmos, “Lucerna pedibus” y otros, con Aleluyas. Luego sigue una fórmula y una oración, ambos referidos a Cristo lavándole los pies a Sus Discípulos. 24. La Comunión. “Corpus et sanguinis [sic] D. N. J. C. sit tibi in vitam aeternam”, seguido de una acción de gracias por la Comunión y el Bautismo. Y, al final, están una Bendición del Agua (también hallada en el gregoriano) y un Exorcismo (presente también en los libros Galico y Ambrosiano, y una forma ligeramente cambiada, en el mozárabe “Liber ordinum” del siglo XI). Estos, si es que pertenecen al Bautismo, están claramente fuera de lugar, innecesariamente puestos, según sugiere el Sr. Warren, por la introducción de la más larga “Benedictio Fontis” romana. Sin embargo, puede que pertenezcan a la Visitación de los Enfermos, que sigue sin solución de continuidad en el manuscrito. En el Libro de Mulling, ese servicio tiene una “benedictio Aquae” al principio.

La visitación, unción y comunión de los enfermos

Se conocen cuatro modelos de estos servicios: el del Misal de Stowe y los de los libros de Dimma, Mulling y Deer. Stowe y Dimma son los más largos y completos, así como estrechamente afines entre sí. El Mulling difiere en las plegarias de intenciones, y en que añade al principio una “Benedictio aquae” y “Benedictio hominis”, la segunda de las cuales viene al final en Stowe y Dimma, aunque con diferente fórmula, y concuerda con el Dimma en que inserta un recitado del Credo que no aparece en Stowe. La fórmula de Deer sólo tiene la comunión, que esencialmente coincide con las otras tres. El orden en Stowe es:

1- “Benedictio Aquae”. “Benedic, Domine, hanc creaturam aquae” (gregoriano) y “Exorcizo te spiritus immunde” (encontrado en la Orden Bautismal de Bobbio antes del “Ephpheta” y en el Orden Ambrosiano citado por Martène, pero en ambos como un “exorcismus hominis”). Warren considera que estos dos pertenecen al Orden Bautismal, pero cf. la posición del “Benedictio super aquam” y “Benedictio hominis” en el Libro de Mulling. 2- Praefatio en el sentido gálico: “Oremus fratres, Dominum Deum nostrum pro fratre nostro” seguido de seis colectas, todas las cuales menos una se hallan en el Praefatio igual que en el Dimma. 3- Dos Evangelios. Mateo 22:23, 29-33, y 24:29-31. El primero se halla en Dimma, donde también aparece una Epístola, 1 Corintios 15:19-22. 4- La Unción. En el Dimma, ésta viene precedida de una declaración de fe en la Trinidad, en la vida eterna y en la Resurrección. En el Mulling, el Credo sigue a la Unción. La fórmula de la Unción aquí es “ungo te de oleo sanctificato ut salveris in nomine… in saecula”, etc. El Dimma dice “Ungo te de oleo sanctificato in nomine Trinitatis ut salveris in saecula saeculorum”, y el Mulling “Ungo te de oleo sanctificationis in nomine Dei Patis et Filii et Spiritus Sancti ut salveris in nomine Sancti Trinitatis”. Las fórmulas de los viejos Rituales ambrosianos y el Rito pretridentino del Patriarcado de Venecia comienzan con “Ungo te oleo sanctificato”. Una fórmula muy similar la observa Martene en un Breviario de Montecassino del siglo XII (Vol. IV, 241), y otro está en el Ritual Asti del siglo X descrito por Gastoue (Rassegna Gregoriana, 1903). Las fórmulas romana y ambrosiana moderna comienzan con “Per istam unctionem”. Los libros célticos no dicen nada de las partes del cuerpo que hayan de ser ungidas. 5- El Padrenuestro con la introducción “Concede Domine nobis famulis tuis”, y el embolismo “Libera nos Domine”. El Dimma tiene la misma introducción, pero, después del Padrenuestro, el Infirmus se pone a recitar “Agnosce, Domine, verba quae precepisti”. Como una nueva (o tal vez una opcional) introducción a un Padrenuestro. Los Mulling y Deer tienen una introducción, “Creator naturarum omnium”. En cada caso el Padrenuestro y sus accesorios son preliminares a la Comunión. 6- Tres plegarias por el enfermo, alusivas a su Comunión. Éstas no aparecen en Dimma, Mulling ni Deer. Una, “Domine sancte Pater te fideliter”, está en el actual Ritual Romano. 7- La Paz. “Pax et caritas D. N. J. C.”, etc., como en la Misa. 8- La Comunión. Las palabras con que se administra según se dan en Stowe, son: “Corpus et sanguis D. N. J. C. fili Dei vivi altissimi, et reliqua”. El Dimma omite altissimi y da la finalización al completo, “conservat animam tuam in vitam aeternam”. El Deer tiene lo mismo, excepto que acaba “in vitam perpetuam et salutem”. Luego siguen himnos de la Comunión similares a los de la Misa. Éstos difieren en orden y selección en la Misa de Stowe, el Stowe, Dimma, Mulling y la Comunión de los Enfermos de Deer, así como en el Antifonario de Bangor, aunque varios son comunes a todos ellos. 9- Acción de Gracias. “Deus tibi gratias agimus”. Ésta se encuentra en las fórmulas de Dimma, Mulling y Deer, donde da fin al servicio. En el Dimma viene precedida de la Bendición. 10- La Bendición, “Benedicat tibi Dominus et custodiat te”, seguida por la señal de la Cruz y “Pax tibi n vitam aeternam”.

La consagración de los templos

En el Leabhar Breac hay un tratado que describe la consagración de una iglesia. La ceremonia consta de cinco partes: la consagración del suelo y del altar con su mobiliario, la consagración del exterior, la aspersión del interior y la aspersión del exterior. La consagración del suelo incluye la escritura de dos alfabetos sobre él. Se instruye que haya siete cruces recortadas sobre el altar, y no se dice nada sobre las reliquias. En general, el servicio parece ser del mismo tipo que el romano, aunque algunos detalles varíen; y si suponemos correcta la sucesión de sus partes integrantes, también está en orden. El tratado, editado con una traducción del Revdo. T. Olden, D. D., fue impreso por la Sociedad Eclesiológica de San Pablo (Vol. IV, 1900).

Himnos

Hay muchos himnos irlandeses nativos, tanto en latín como en irlandés. De éstos, sin duda la mayoría no fueron concebidos para usos litúrgicos, sino más bien para lectura en privado, pero está demostrado que cierto número de ellos se usó en los servicios de la Iglesia Celta. En el “Liber Hymnorum” hay himnos de Patricio, Columba, Gildas, Sechnall, Ultan, Cummaim de Clonfert, Muging, Coleman mac UiCluissaigh, Colman Mac Murchan, Cuchuimne, Oengus, Fiach, Broccan, Sanctam, Scandalan Mor, Mael-Isu ua Brolchain y Ninine, además de unos cuantos poetas no irlandeses. El Antifonario de Bangor añade a la lista los nombres de Comgall y Camelac. De los doce himnos que da el último, ocho no se encuentran en ningún otro sitio, y diez están especialmente compuestos para uso litúrgico.


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Fuente: Jenner, Henry. "The Celtic Rite." The Catholic Encyclopedia. Vol. 3. New York: Robert Appleton Company, 1908. <http://www.newadvent.org/cathen/03493a.htm>.

Traducido por José Benito Freijanes Martínez