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Jueves, 31 de octubre de 2024

Port Royal

De Enciclopedia Católica

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Famosa abadía benedictina que ejerció una profunda influencia en la vida religiosa y literaria de Francia en el s. XVII. Fundada en 1204 por Matilde de Garlande, esposa de Mathieu de Montmercy, en el valle de Chevreuse, a seis leguas ( entre 16 y 17 millas) de Paris, en el lugar de la actual villa de Magny –les – Hamaux, en Seine-et-Oise. Estuvo en primer lugar sometida a la regla de S. Benito y después al Cister; sufrió mucho durante las invasiones inglesas y las guerras de religión. A principios del s. XVII la disciplina estaba completamente relajada pero en 1608 fue reformada por la madre Angélica Arnaud con la ayuda y estímulo de S. Francisco de Sales. Las monjas formadas en Port Royal se extendieron por todas Francia trabajando en la reforma de otros monasterios. En 1626 Port Royal era un lugar poco saludable que ya no ofrecía acomodo adecuado y la comunidad emigró a París, estableciéndose en el Faubourg St-Jaques. Renunciando al antiguo privilegio concedido por los papas, la nueva abadía se puso bajo la jurisdicción del arzobispo de Paris. Desde entonces, la monjas, dedicadas a la adoración de la Eucaristía, tomaron el nombre de Hermanas del Santísimo Sacramento. En 1636 el Abad de St-Cyran era el director espiritual del monasterio y enseguida lo convirtió en un nido de Jansenismo . Reunió en torno a sí al abad Singlin, a los dos hermanos de la madre Angélica, Arnaud d´Andilly y Antoine, a sus tres sobrinos, Antoine Lematre , Lemaitre de Lacy y Lemaitre de Sericourt, Nicole, Lancelot,Hamon, Le Nain de Tillemont y otros que urgidos por el deseo de soledad y estudio se retiraron al monasterio “de los campos”. Había pues un Port Royal de Paris y Port Royal des Champs (“de los campos”). En 1638 abrieron lo que llamaron “pequeñas escuelas” (petite écoles) en las que Lancelot, Nicole , Guyot y de Selles enseñaban a los sobrinos de St-Cyran y a algunos otros niños. En 1647 se trasladaron a Paris y otra vez devueltos al campo a Les Granges, cerca de Port-Royal, a Trous, a casa de M de Bagnols, a Le Chesnay, a la residencia de M de Bunières. La controversia jansenista estaba en su punto álgido por entonces. En 1639 Richelieu había arrestado a St-Cyran y lo enviado a prisión de la que no salió hasta 1643, muriendo poco después. En 1640 había aparecido el “Augustinus” de Jansenio y en 1643 la obra de Arnaud “La Comunión frecuente” que dio lugar a violentas discusiones. Port Royal era el cuerpo y alma de la oposición. Las mujeres eran tan tercas como los hombres y todos los partidarios de las nuevas enseñanzas ya en Paris o en toda Francia se volvían hacia el monasterio esperando luz y apoyo. Monjas y solitarios afluyeron allí. El convento de Paris se quedó pequeño para albergar a tantos así que una multitud se volvió de nuevo al campo. Desafortunadamente, en 1653 y 1656, cinco proposiciones extraídas del “Augustinus” fueron condenadas por la Sorbona, por los obispos y por dos bulas papales y, aunque no se encontraban literalmente en él, reflejaban, según Bossuet , “el espíritu del libro”. En ese momento comenzó una persecución de Port-Royal que ni los alegatos de Arnaud, la famosa distinción de hecho y ley, ni la ni las Provinciales de Pascal pudieron evitar, sino todo lo contrario. Cuando Port Royal rehusó suscribir el formulario redactado por la Asamblea del Clero en 1657, se fueron cerrando sucesivamente las petites écoles, se llevó a otros lugares a las novicias y los confesores fueron expulsados. Pero todo fue en vano; los doctores, y hasta el arzobispo de Paris Hardouin de Péréfixe no regatearon esfuerzos para volver a traer a los recalcitrantes al sentido común. “Son tan puros como ángeles”, pero “orgulloso como demonios” decía éste último. Solo unos pocos consintieron en firmar: los más obstinados fueron por fin enviados al campo o dispersados en diferentes comunidades. En 1666, el director, Lamaitre de Lacy, fue encarcelado en la Bastilla.

En 1669, tras interminables negociaciones se firmó lo que se llamó “La Paz de la Iglesia”; Port –Royal volvió a ser por unos años un centro intelectual y religioso brillando en lo que era más inteligente y noble en la ciudad y en la corte. Pero el fuego no se había apagado bajo las cenizas. En 1670 Arnaud tuvo que huir a los Países Bajos y Luis XIV , que había comenzado a sospechar y odiar a la testaruda comunidad , decidió someterla. En 1702 la disputa estalló de nuevo cuando la Sorbona condenó un famoso “Caso de conciencia” . En 1704 Port Royal des Camps fue suprimido por una bula de Clemente IX. En 1709 las últimas veinticinco monjas fueron expulsadas por la autoridad pública y finalmente en 1710 para hacer desaparecer todo rastro del aquel centro de la revuelta, los edificios de Port-Royal fueron derruidos, el lugar de la capilla convertido en una ciénaga y hasta las cenizas de los muertos dispersadas. Port- Royal fue destruido, pero su espíritu siguió vivo, especialmente en el parlamento y en la Universidad y durante la mayor parte del siglo XVIII volvió una y otra vez la lucha entre sus herederos y sus adversarios ( ver JANSENIO Y JANSENISMO)

Port Royal produjo una gran impresión en el siglo XVII por el rigor de su código moral , que llevaba los ideales cristianos hasta el extremo, por el intenso esfuerzo que demandaba de la voluntad humana, por el ejemplo con el que ilustraba su enseñanza, por los escritos que produjo o inspiró - “Las Cartas espirituales“ de St-Cyran y la madre Angélica; “La Comunión Frecuente” de Arnaud; “La Historia Eclesiástica” de Nain De Tillemont, “las Provinciales “ y “Los Pensamientos” de Pascal y “La Lógica”. Casi todos los grandes escritores sintieron su influencia. Dos fueron un producto directo : Racine, su discípulo, y Pascal su más distinguido campeón. Otros están más o menos en deuda : Boileau permaneció fiel ellos hasta al final (cf. su “Epístola sobre el amor de Dios”) Madam de Sévigné apasionada admiradora de los “Ensayos” de Nicole. El pesimismo de La Rochefoucauld está muy relacionado con el de ellos así como el de LaBruyere; St-Simon muy dedicado a ellos y el mismo Bossuet no es del todo extraño a su influencia. Lo que más contribuyó a ese poder de los “"Messieurs" fueron las pequeñas escuelas ,petites écoles, y su pedagogía. Su principio educacional era que el conocimiento humano, la ciencia misma, no es un fin sino un medio; debiera servir solamente para abrir y desarrollar la mente y elevarla sobre la materia enseñada. En la enseñanza adoptaron un método abiertamente racional y cartesiano; se esforzaban por cultivar el intelecto y la facultad de razonar más que la memoria y apelaban constantemente al la reflexión personal. Enseñaron en francés, rompiendo con la costumbre de los jesuitas de enseñar en latín en la Universidad. Los niños aprendían el alfabeto en francés y eran instruidos en la lengua materna antes de estudiar idiomas muertos. Escribían en francés antes que en latín. Tenían que componer diálogos cortos, historias, cartas, de temas elegidos de entre lo que habían leído. La traducción, sobre todo oral, se prefería a los temas escritos. Finalmente el griego, del que fueron inmejorables maestros, recibió más atención y un lugar más importante. También en la disciplina introdujeron reformas: trataban de combinar severidad y amabilidad. El castigo se redujo al mínimo y trataron de que la escuela se pareciera lo más posible al hogar. Suprimieron la competición para sobrepasar a los otros discípulos y desarrollaron en él solamente la atracción natural que presentaba los temas de estudio. Estos admirables maestro y educadores nos han legado varios libros del muchísimo mérito algunos de los cuales han permanecido como clásicos durante casi dos siglos – La Gramática editada por Lancelot que era en realidad obra de Arnaud; la “Lógica” de Arnaud y Nicole; “El Jardín de las Raíces griegas” de Lancelot, Los “Métodos “ para aprender griego, latín, italiano, español etc. No todo es digno de admiración en sus libros, pero es incontestable que con contribuyeron al progreso de la pedagogía en contra de viejos métodos escolásticos.

Bibliografía.


CLÉMENCET, Histoire générale du Port- Royal (Amsterdam, 1765); RACINE, Port-Royal de l´histoire´”(Paris, 1747); Mémoires pour servir à l'histoire de Port-Royal (Utrecht, 1742); GERBERON, Histoire du Jansénisme (Amsterdam, 1700); STE ¬BEUVE, Port-Royal (Paris, 1840-46) (el más importante en éste tema); FUZET, Les Jansénistes et leur dernier historien (Paris, 1876); HALLATS, Pélerinage à Port-Royal (Paris, 1908); ROMANES, Story of Port-Royal (London, 1907); CADET, Port-Royal Education, tr. (New York, 1898).


J. LATASTE.


Transcribed by WGKofron , con agradecimientos a la Iglesia de Sta Maria , Akron, Ohio.


Traducido por Pedro Royo