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Sábado, 27 de abril de 2024

La Venturosa Recoleta de La Ciudad de los Reyes, sol que atrae y abrasa a las almas lepidópteras

De Enciclopedia Católica

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El Alma impaciente sufre de amor
El llanto que lava las manchas de las aguas cenagosas del pecado
Don de lágrimas
Yo soy La Venturosa María Magdalena la Penitente
Novena en glorias de la amante arrepentida la gloriosa Santa María Magdalena para alcanzar de Dios nuestro señor reforma de una mala vida, aumento de virtudes, y una feliz muerte
Lima tiene a San Dimas como inspirador del arrepentimiento perfecto, y abogado seguro en el momento de la muerte
¡Oigan, oigan, oigan!. Que entona un jilguero con voz sonorosa, que el sol de justicia en la Aurora asoma
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La Ciudad de los Reyes, y en general, las ciudades de todo el Imperio Hispánico, dedicaban las iglesias de sus ciudades y pueblos a los santos directamente vinculados a la Unión Hipostática, la Vida, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, los Mártires, y los santos surgidos bajo el impulso renovador del Concilio de Trento.

Es decir, se ofrecía a las ciudades todos los modelos de conversión, penitencia y perseverancia, que permitieran la intimidad con Cristo, y con los Sacramentos, para perseverar en la gracia. Hasta la hora de la muerte temporal.

Esos modelos de santidad, en el caso de Lima, titulada Ciudad de los Reyes tenían, como trono, las portadas de las más bellas iglesias de Sudamérica. Correspondían a las normativas tridentinas, empeñadas en defender la Presencia Real de Cristo en la Sagrada Eucaristía, la Inmaculada Concepción, los testimonios de santidad que significaran la salvación mediante la Fe y las obras, la salvación dentro la Iglesia, el Misterio de los Ángeles en la vida del Hombre y de la Iglesia, la Piedad, la Caridad, la Esperanza, la devoción, además de la adecuación a esos tiempos, de las devociones y prácticas preciosas heredadas del pasado. Asuntos magníficamente explicados por el historiador limeño Dr. Rafael Sánchez-Concha Barrios, [ ] en su libro "Santos y Santidad en el Perú Virreinal". Obra paradigmática e insustituible para todo aquel que quiera conocer el camino hacia la Trascendencia, mediante el Cuerpo de República católico.

Políticamente hablando, la Corona Hispana tuvo como cruzada el la exaltación y triunfo de la Sagrada Eucaristía, y la defensa de la Pura y Limpia Concepción de María, Virgen Gloriosa y Bendita.

La Venturosa María Magdalena la Penitente, fue el modelo de conversión y penitencia por excelencia, preeminencia que antes tuvo en Europa santa María Egipcíaca. La Emblemática religiosa se vale de su persona para graficar el don de lágrimas. Ilustra, mejor que nadie la dignidad de hijo de Dios de la persona humana, y de la prontitud y dulzura , con la que Cristo perdonará de corazón, a quien invoque su Misericordia, bien sea por sus Santas Llagas, su Santa Cruz, el Sagrado Corazón de María, el Corazón de San José, la sangre de los Mártires y los méritos de los Santos.

Aunque por la Escritura solo consta que el Señor expulsó de ella siete demonios, su nombre estuvo asociado también a las otras mujeres pecadoras que se arrojaron a los pies de Cristo implorando misericordia, y encontrando en Él refugio en peligro de muerte.

Se entiende que, por sistematización y pedagogía, se acumuló bajó en nombre de Santa María Magdalena, todos los abismos de pecado a los que puede caer el alma que ha caído en pecado. Porque el pecado, además de robustecer la maldad que transporta, conduce a otros, y así sucesivamente.

El arte religioso la representa arrodillada, junto a una peña, sosteniendo una Cruz y una calavera, mirando meditativamente el polvo del suelo, sobre el que está el frasco de los ungüentos que llevaba para ungir el Cuerpo de Cristo. La oscuridad de una cueva, o las sombras de parajes boscosos aluden a la vida de ermitaña que llevó, penitentemente hasta el momento de su muerte.

Es inevitable preguntar:¿A qué se debe esa tristeza, ese abatimiento, esa oscuridad, esa semi desnudez cavernícola y salvaje? ¿Acaso no fue ella la que estuvo junto a María y a Juan al pie de la Cruz del Calvario? ¿Acaso no fue ella la primera, antes que los Apóstoles, en ver a Cristo resucitado de entre los muertos? ¿No se la llama "Apóstola", y "Camarera de la Virgen"?

Se responde afirmativamente a todas las preguntas. La Iglesia, mediante el Arte religioso de catequesis, quiere resaltar asuntos igualmente verdaderos, que a pesar de ser más importantes, realmente capitales, o son ignorados, o trivializados, o negados de plano como ocurre hoy.

El Arte, ilustra lo que dice el Evangelio, y lo que enseña el Magisterio de la Iglesia; sin ocultar nada, sin maquillar ninguna fealdad, ni callar ninguna verdad.

El Arte de la Magdalena, la Venturosa Santa María Magdalena la Penitente, nos enseña que: No hay pecado que no pueda ser perdonado. Que la Misericordia de Cristo es infinita e insondable. Que corresponde y remunera a quienes de corazón le aman en grado heroico, con riesgo, y a costa de su propia vida; a despecho de burlas e incomprensiones; postergaciones y desprecios.

La actitud de la Magdalena artística, transporta muchas lecciones: En primer lugar que el perdón aunque restaura la amistad con Dios, y nos devuelve el estado de gracia, nos obliga a expiar y reparar esa falta. Santa María Magdalena, en su meditación, descubre la inmensidad, gravedad e injusticia de los pecados que Cristo le perdonó, poniendo ante sus ojos al Redentor de esa deuda, impagable para el hombre; el costo de ese perdón, el valor de su alma inmortal. La Gracia no es barata. La vemos recordando las finezas que tuvo Cristo con ella, y en los privilegios que Él le otorgó al verlo prendido como un bandido, juzgado como un delincuente, pospuesto a Barrabas por el clamor general; verlo humillado y escarnecido. Como todos, vio a Cristo muerto en la Cruz. Antes que nadie lo vio resucitado como había dicho. Cuanto más medita, más llora los pecados perdonados. Cuanto más llora, más quiere lavar las reliquias del pecado. Su alma, cuanto más limpia se hace, más quiere volar hacia la Luz que la ha iluminado, e ir hacia el fuego que ha incendiado su corazón.

El Arte de Trento nos está enseñando aquí, que podemos pasar del Estado de Gracia, al Estado de Gloria, evitando el Purgatorio, que niegan los protestantes luteranos. No basta creer; es preciso merecer y ganar el Cielo. Y ayudar a otros a ganarlo. Y auxiliar a quien padece sufrimientos inefables. En el trance terrible de la muerte y en el Purgatorio.

Luz y fuego. Muerte y Eucaristía. Paso del Estado de Gracia al Estado de Gloria, está representado en la pintura del Arte Peruano Virreina, que explicaremos, con el apoyo del elementos de la arquitectura limeña del mismo tiempo. Así entenderemos el elogio que encierra el título de un novenario barroco que dice que es "inmunda oruga convertida en hermosa Mariposa Eucarística]].

En Lima hay tres ejemplos de "Mariposa Eucarística": la desaparecida iglesia del Convento de la Venturosa María Magdalena la Penitente (sobre cuyos muros se levantó la iglesia de los Sagrados Corazones y de la Perpetua Adoración del Santísimo Sacramento del Altar), la estatua monumental de San Agustín, en la portada de la iglesia que le está dedicada, y en la Música de Capilla de Lima.

En la desaparecida iglesia de la Recoleta de Lima, vemos un coronamiento que es común en los retablos de los altares de Lima. Como el del altar del Señor de los Milagros, de las monjas nazarenas carmelitas de Lima. Este sol naciente, que nos atrae, y hacia el cual nos dirigimos es el "Sol de día sin ocaso", que pone fin a la noche triste y vergonzosa del pecado. En la portada de la Recoleta, vemos un óculo mediante del cual se daba iluminación al coro de esta iglesia que se caracterizaba por ser poco iluminada. Incluso en nuestros días, aun estando a la distancia solo con ver la luz del óculo, el limeño sabe si se está celebrando el Augusto Sacrificio del Altar. El ojo rodeado de penumbras es atraído hacia la iluminación del altar donde fija la vista, tal como ocurre con las mariposas, que en la noche vuelan hacia la luz de una pantalla, donde son capturadas por los entomólogos. La emblemática amatoria muestra al Amor divino atrayendo a Sí a las almas, a las que caza con delicadeza, para poseerlas. Si es una pantalla, se ve que está iluminada pero queda oculta la luz que ilumina. Se entiende que es el Alma Bendita que por el momento no puede estar en presencia de Dios. En cambio, la red, supone una captura inmediata, en la que la presa ve al cazador y el cazador a la presa.

Este óculo enrejado, común a las iglesias de Lima, además de fin ordinario y práctico de toda ventana, tiene una enseñanza moralizante y edificante en el ámbito de la emblemática religiosa. El coro está en el extremo opuesto del presbiterio, siempre iluminado. Se ve la luz, a la distancia. Es alegoría del conjunto de Almas Benditas del Purgatorio, que, cada vez que el Sacrificio Eucarístico es ofrecido, reciben la luz necesaria para ver los pecados que purifican. La reja no solo indica el carácter penitencial de la prisión de Amor en la que están. Es alegórica de la oscuridad de los calabozos oscuros en los que Cristo fue reducido a ludibrio. Desnudado, vejado, humíllalo, escupido, abofeteado, afrentado, ultrajado, tundido, azotado, flagelado y coronado de espinas.

En la pintura, Magdalena está en el momento de entregar su Alma. El velo, nos indica que es un suceso invisible y sobrenatural. La presencia de dos Ángeles y el tul del velo, nos indican las finezas de Cristo para con la Magdalena, y una asistencia privilegiada en el momento de su muerte, correspondiendo a su compañía al pie de la Cruz, y la diligencia amorosa que la llevo de mañana al Sepulcro. Esa diligencia piadosa y amorosa, es presentado a nuestra vista, en vaso de oro, a la manera de copón. Cristo no olvida el heroísmo y la piedad de María Magdalena, al comenzar y al terminar la Pascua, la Feliz Pascua Eterna, la Pascua Florida. En las que ambos lloraron, y en las que ambos se vieron llorar. Lágrimas que que han sido contadas y recogidas en una redoma, como dice la Escritura.

La pintura que comentamos, nos dice también, que ha recibido poco antes la Comunión por Viático, en estado de Gracia. Todo ha quedado lavado y expiado. Su alma, rociada con el hisopo del Sacramento, ha quedo finalmente emblanquecida, como la nieve. Pureza, Sacramento y muerte, están aludidas en las aves blancas, que están en ese Río de Agua Viva, ese Manantial de Gracias, que sale incontenible, de la puerta del perdón de la iglesia. Vivificándolo todo. Las flores del campo, vestidas con mayor lujo y elegancia que el Rey Salomón, son indicación de la Gloria. Lo mismo que los ángeles musicales. Los instrumento de cuerda, indican que finalmente hay unión del alma con el Creador, cuyo gozo está figurado en la música y en las aves canoras, de bellísimo plumaje. Están en lo alto, como el "ave de las Indias" emblemático.

No es un éxtasis, como equivocadamente se ha afirmado. Es la muerte, y el ascenso del alma perseverante de la santa. Su mano ya no está aferrada a los objetos de su meditación penitente. Está siendo elevada de ese estado de postración y abatimiento, por los ángeles.

La urdimbre del petate sobre el cual ha expirado indican que vivió virtuosamente, evitando ensuciarse con las cosas terrenales. La esterilla que se le sirve de lecho mortuorio es muy sugerente, y admite interpretaciones devotas y edificantes. Pudo ser tejida por ella misma, trenzando incontables obras meritorias, con disciplinas y penitencias. Al recuerdo del cuerpo impreso en la Sábana Santa, con el que ella y las otras mujeres piadosas amortajaron el Cuerpo de Cristo. Dic nobis Maria, quid vidisti in via? Sepulcrum Christi viventis,et gloriam vidi resurgentis: Angelicos testes, sudarium, et vestes. Dinos María, ¿a qué viste en el camino? El Sepulcro de Cristo Viviente. La Gloria del Resucitado. El testimonio de los Ángeles. El sudario achatado y los paños doblados. Es decir, el paso de la muerte a la vida. La oruga inmunda, por arrastrase y engullir vorazmente todo lo que tiene delante. Simboliza el alma humana que se ensucia cada vez que transige con el pecado. Al igual que la oruga, necesita de un proceso de conversión y cambio progresivo para ir desarrollando las alas con las que podrá elevarse y volar hasta posarse en la pasiflora. Cuyo néctar es el vino que santamente embriaga. Es decir, ir directamente hacia el brillo del Sol Eucarístico para ser abrasada por el fuego de su Amor.

José Gálvez Krüger

Sociedad Peruana de Historia