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Martes, 16 de abril de 2024

Studia Limensia: Consideraciones preliminares para la interpretación de la Emblemática Político-Moral de la Ciudad de los Reyes, y sus simbologías

De Enciclopedia Católica

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La Fundación de la Ciudad de los Reyes, es una obra humana, querida por Dios. Por tanto, este hecho es pasible de ser historiado, espiritualizado y moralizado. Podemos, pues, reducir esta historia a Símbolos y explicarla mediante emblemas.

El desafío es conjugar la geografía, los hechos históricos, y el devenir arquitectónico de la urbe limana, con los designios de Dios. El escenario debe comprender, el río Rímac y sus dos márgenes: El arrabal de San Lázaro y la Ciudad de los Reyes. La Capital debe ser entendida no como la ciudad en gestación, sino como la Ciudad que ha alcanzado la plenitud conceptual, en lo que toca a lo material y espiritual . A saber: Capillas del Puente, el puente de piedra , el Arco Triunfal, la Muralla, la Calle Recta, la Plaza mayor de cinco fuentes, el Conjunto Conventual de San Francisco con su muro pretil, y los Jardines jeroglíficos de Santa Rosa.

La emblemática de nuestra ciudad, es tributaria de la Emblemática de la Empresas Morales, Espirituales, Heróicas, y Políticas. Está sujeta a conceptos conocidos y averiguados. El carácter de estos emblemas es perpetuo. Porque están compuestos de elementos mitológicos clásicos, y expresados en lenguas clásicas.

El recurso a lo clásico, garantiza que las expresiones, las alegorías y las sentencias presentadas al observador, sean universales . Garantizan universalidad e intangibilidad, porque el código mitológico está cerrado, lo mismo que la Revelación de Dios. La Mitología brinda el preciosismo alegórico necesario, para aproximarnos a la comprensión progresiva de Misterios Arcanos.

La Teología Sagrada explica, fundamenta y argumenta en lenguaje humano, verdades Sobrenaturales. Esta doble intangibilidad obliga a una lectura, interpretación y explicación necesariamente canónica de todo lo referido a la ciudad barroca. Por tanto, no hay lugar la <<relecturas>>, <<reinterpretaciones>>, <<deconstrucciones>>, <<reelaboraciones>>, y mucho menos hay cabida para los sincretismos. Todas las expresiones barrocas están concatenadas. Vienen de algo, conducen a algo. Es un medio para alcanzar la Trascendencia. Tiene un fin Soteriológico.

La Ciudad es corporización arquitectónica de Cristo. Este cuerpo arquitectónico tiene un corazón, que es eucarístico, y que está entronizado en la Plaza Mayor. Se accede a este corazón, directamente, por la herida del costado, es decir, por el Arco Triunfal. La ciudad está compuesta por ciudadanos. Cada ciudadano tiene un corazón, en el que puede estar entronizado Cristo, o, su enemigo Satán.

Lo que vemos aquí remite al Evangelio : <<Creo, pero aumenta mi fe >> (Mc 9,14-29). Es la expresión gráfica del anhelo del corazón humano, de aspirar a lo infinito. Como dice san Agustín en sus <<Confesiones>>, el alma está hecha para Dios. Y es un ojo que atisba lo infinito.

El alma no puede alcanzar a Dios, de un solo vuelo, sino por grados y jornadas. Estamos netamente en el camino de la perfección. El puente de piedra y su meta, arco triunfal, son jeroglífico de este camino de Fe perfecta, que conduce a la Eterna Bienaventuranza. El camino ascendente indica que hay amistad con Dios.

El camino flanqueado por ángeles y demonios, nos indica, tanto las tentaciones del maligno, como la protección del Ángel Custodio. El rechazo a las tentaciones (tajamares) del maligno (el río embravecido) y el solaz del estado de gracia (baluarte) explican el puente del Rímac en tanto que jeroglífico.

El Corazón eucarístico de Cristo marca el principio y el fin de la reconciliación penitente, cuya expresión más acabada es Santa Rosa, Campeona de la Eucaristía. Nótese que en el primer grabado la columna está en proceso construcción. En el séptimo, se ha alcanzado la plenitud, y por tanto, ya no es necesaria la armadura de la Fe. Este camino ascendente al Cielo está señalado en el Arco jeroglífico, por los campanarios ascendentes. La eterna bienaventuranza se expresa mediante el alegre repicar de los bronces consagrados. Este proceso de reconciliación penitente, se llama Cardiomorfosis.[1]

Studia Limensia Capítulo I: El Hypogrammon de la Ciudad de los Reyes

Studia Limensia Capítulo II: La Planta urbana de la Ciudad de los Reyes, y su emblemática política, moral y religios

Studia Limensia Capítulo III: Las murallas de la Ciudad de los Reyes, y su relación con los Arcángeles Arcabuceros

Studia Limensia Capítulo IV: El Puente de piedra y el Arco Triunfal

Studia Limensia Capítulo V: La Plaza Mayor, y las tres plazas ceremoniales de Ciudad de los Reyes

Studia Limensia Capítulo VI:La Plaza Mayor y su Fuente Apocalíptica


José Gálvez Krüger Sociedad Peruana de Historia