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Jueves, 25 de abril de 2024

Diferencia entre revisiones de «Templo»

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Todo edificio elevado para el culto divino. El particular:iglesia protestante.- Ustedes son el Templo de Dios", dice san Pablo, 1 Cor., 3; 2 Cor., 16.
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La forma latina, ''templum'', de la que se deriva el español ''templo'', originalmente significaba un área descubierta delimitada por fronteras; sobre todo un espacio delimitado por los augures para ser excluido de todos los usos profanos. Entre los romanos el recinto de un templo era siempre cuadrangular en un diseño a ras del suelo, de ahí que el llamado templo de Vesta, uno de los [[santuario]]s más famosos de [[Roma]], al ser de diseño circular, no era estrictamente un templo, sino sólo un ''oedes sacra'', o edificio sagrado. Cuando los augures habían determinado los límites de un templo-recinto, las líneas divisorias no podían ser legalmente interrumpidas, salvo en un punto, el que iba a servir como entrada. No se necesitaban paredes para marcar estos límites; una fórmula pronunciada por el augur era suficiente, y de esta [[ceremonia]] vino la frase ''effari locum'', literalmente, "proclamar un lugar", de ahí, definir y dedicar.  
  
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Es cierto que los pueblos indo-germánicos originalmente no tenían edificios para el [[idolatría | culto]] de sus dioses, sino que adoraban a los dioses en las montañas, como Herodoto dice expresamente de los [[Persia | persas]], o creían que sus seres [[orden sobrenatural | sobrenaturales]] estaban presentes en bosques y árboles.  Por lo tanto entre los antiguos germanos la concepción de un bosque se identificó con la de un templo.  Entre los griegos, también, la adoración de los árboles parece ser indicada por la palabra templo, ''naos'', que según algunas autoridades, significaba originalmente "árbol" o "tronco".  Es [[verdad | cierto]] que los griegos [[creencia | creían]] que en Dódona oían la voz de los dioses prediciendo el futuro en el susurro de las encinas sagradas. 
  
Traducido del francés por José Gálvez Krúger
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En la época homérica, el templo como un [[espacio]] apartado y conteniendo un [[altar]], que estaba quizás a la sombra de un grupo de árboles, se hallaba con mayor frecuencia que el templo construido por el [[hombre]].  Si Homero menciona templos reales, como en Troya y la fabulosa ciudad de los feacios, la circunstancia es probablemente atribuible a la influencia oriental.  Los germanos [[paganismo | paganos]] nunca fueron capaces de decidirse a renunciar a su culto original de los dioses en arboledas en alguna medida, como los griegos y los romanos lo hicieron bajo la influencia de Oriente.  Sin embargo los pueblos germanos apenas estuvieron totalmente sin templos, no más que los escandinavos, aunque estos templos sólo pudieron haber sido de madera.  Los inicios de templos de piedra entre los germanos se remontan probablemente a los primeros siglos [[cristianismo | cristianos]] y son atribuibles a la influencia de sus vecinos, [[Galia cristiana | los galos]]. 
Tomado del Dictionnaire de Culture Religieuse et catéchistique
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Del Canónico L. E. Marcel.
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Cuando se construían nuevos templos, se escogía preferiblemente los recintos ya consagrados a la divinidad.  También era [[costumbre]] seleccionar el punto más alto en una ciudad, la acrópolis, ya que la preferencia general en ese [[tiempo]] era por los espacios altos y abiertos.  Además la clase de divinidad también influía en la elección del lugar: así, Zeus prefería las alturas, Marte, las plazas del mercado, Hércules, el gimnasio, otros, el castillo fortificado, las puertas de la ciudad, la llanura.  Si el templo no podía erigirse en un espacio abierto dedicado a la divinidad, era costumbre de rodear el templo por un recinto cerrado, con el que se separaba de todo lo profano.  Sin embargo con frecuencia había otros edificios  dentro de este recinto, como las casas para los [[sacerdote]]s, o los establos para los animales de [[sacrificio]].  A la entrada se colocaban vasijas con agua, para que los que entraban se rociaran con ella y se purificaran de toda culpa, ya que nada impuro podía entrar al recinto.
Editiones Servir
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Edición de 1949
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'''Bibliografía''':  ZENNER, Die Chorgesänge im Buche der Palmen (Freiburg, 1896); ZENNER-WEISMAN, Die Psalmen nach dem Urtext (Münster, 1906). Este último texto edita el texto demasiado y por lo tanto ha sido puesto en el índice (1911.
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'''Fuente''':  Kleinschmidt, Beda, and Walter Drum. "Temple." The Catholic Encyclopedia. Vol. 14. New York: Robert Appleton Company, 1912. <http://www.newadvent.org/cathen/14495a.htm>.
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Revisión de 00:37 23 ago 2010

La forma latina, templum, de la que se deriva el español templo, originalmente significaba un área descubierta delimitada por fronteras; sobre todo un espacio delimitado por los augures para ser excluido de todos los usos profanos. Entre los romanos el recinto de un templo era siempre cuadrangular en un diseño a ras del suelo, de ahí que el llamado templo de Vesta, uno de los santuarios más famosos de Roma, al ser de diseño circular, no era estrictamente un templo, sino sólo un oedes sacra, o edificio sagrado. Cuando los augures habían determinado los límites de un templo-recinto, las líneas divisorias no podían ser legalmente interrumpidas, salvo en un punto, el que iba a servir como entrada. No se necesitaban paredes para marcar estos límites; una fórmula pronunciada por el augur era suficiente, y de esta ceremonia vino la frase effari locum, literalmente, "proclamar un lugar", de ahí, definir y dedicar.

Es cierto que los pueblos indo-germánicos originalmente no tenían edificios para el culto de sus dioses, sino que adoraban a los dioses en las montañas, como Herodoto dice expresamente de los persas, o creían que sus seres sobrenaturales estaban presentes en bosques y árboles. Por lo tanto entre los antiguos germanos la concepción de un bosque se identificó con la de un templo. Entre los griegos, también, la adoración de los árboles parece ser indicada por la palabra templo, naos, que según algunas autoridades, significaba originalmente "árbol" o "tronco". Es cierto que los griegos creían que en Dódona oían la voz de los dioses prediciendo el futuro en el susurro de las encinas sagradas.

En la época homérica, el templo como un espacio apartado y conteniendo un altar, que estaba quizás a la sombra de un grupo de árboles, se hallaba con mayor frecuencia que el templo construido por el hombre. Si Homero menciona templos reales, como en Troya y la fabulosa ciudad de los feacios, la circunstancia es probablemente atribuible a la influencia oriental. Los germanos paganos nunca fueron capaces de decidirse a renunciar a su culto original de los dioses en arboledas en alguna medida, como los griegos y los romanos lo hicieron bajo la influencia de Oriente. Sin embargo los pueblos germanos apenas estuvieron totalmente sin templos, no más que los escandinavos, aunque estos templos sólo pudieron haber sido de madera. Los inicios de templos de piedra entre los germanos se remontan probablemente a los primeros siglos cristianos y son atribuibles a la influencia de sus vecinos, los galos.

Cuando se construían nuevos templos, se escogía preferiblemente los recintos ya consagrados a la divinidad. También era costumbre seleccionar el punto más alto en una ciudad, la acrópolis, ya que la preferencia general en ese tiempo era por los espacios altos y abiertos. Además la clase de divinidad también influía en la elección del lugar: así, Zeus prefería las alturas, Marte, las plazas del mercado, Hércules, el gimnasio, otros, el castillo fortificado, las puertas de la ciudad, la llanura. Si el templo no podía erigirse en un espacio abierto dedicado a la divinidad, era costumbre de rodear el templo por un recinto cerrado, con el que se separaba de todo lo profano. Sin embargo con frecuencia había otros edificios dentro de este recinto, como las casas para los sacerdotes, o los establos para los animales de sacrificio. A la entrada se colocaban vasijas con agua, para que los que entraban se rociaran con ella y se purificaran de toda culpa, ya que nada impuro podía entrar al recinto.


Bibliografía: ZENNER, Die Chorgesänge im Buche der Palmen (Freiburg, 1896); ZENNER-WEISMAN, Die Psalmen nach dem Urtext (Münster, 1906). Este último texto edita el texto demasiado y por lo tanto ha sido puesto en el índice (1911.

Fuente: Kleinschmidt, Beda, and Walter Drum. "Temple." The Catholic Encyclopedia. Vol. 14. New York: Robert Appleton Company, 1912. <http://www.newadvent.org/cathen/14495a.htm>.

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