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Jueves, 28 de marzo de 2024

Diferencia entre revisiones de «Studia Limensia Capítulo VII: La Sangre de Cristo en la Arquitectura de la Ciudad de los Reyes»

De Enciclopedia Católica

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¿Qué nos sugiere el grabado de Fray Juan de Benavides? Nos sugiere  que el  convento de San Francisco puede ser entendido, como un esquema ideal, de la Ciudad de Lima, tal como Lima es esquema ideal de la Jerusalén Celeste. En cuanto a que contiene todos elementos indispensables para preparar en esta vida temporal, la vida eterna: Dormitorio, locutorio, escritorio, oratorio, hospital y cementerio. Es iglesia-baluarte del Sagrario de Lima, por la dignidad de su seráfico Fundador; y por su amor a la Vida, Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, es Portal de Belén, Calvario y Santo Sepulcro.
 
¿Qué nos sugiere el grabado de Fray Juan de Benavides? Nos sugiere  que el  convento de San Francisco puede ser entendido, como un esquema ideal, de la Ciudad de Lima, tal como Lima es esquema ideal de la Jerusalén Celeste. En cuanto a que contiene todos elementos indispensables para preparar en esta vida temporal, la vida eterna: Dormitorio, locutorio, escritorio, oratorio, hospital y cementerio. Es iglesia-baluarte del Sagrario de Lima, por la dignidad de su seráfico Fundador; y por su amor a la Vida, Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, es Portal de Belén, Calvario y Santo Sepulcro.
 
El libro conmemorativo  Templo de N. grande patriarca San Francisco de la Provincia de los Doze Apostoles de el Peru en la Ciudad de los Reyes : arruinado, restaurado, y engradecido de la providencia divina. En panegyrico historial, y poetico certamen (1675), incluye los ya mencionados grabados. Uno real, y otro ideal. Creemos que este libro, al incluir la obra definitiva, junto al proyecto primigenio imaginado por Vasconcelos, quiere llamar la atención de los misterios y simbolismos que son comunes a ambos diseños, y que permanecieron vigentes en el segundo, a pesar del cambio de alarifes y la modificación de los diseños. Dicho de otra manera, la importancia del muro pretil.
 
El libro conmemorativo  Templo de N. grande patriarca San Francisco de la Provincia de los Doze Apostoles de el Peru en la Ciudad de los Reyes : arruinado, restaurado, y engradecido de la providencia divina. En panegyrico historial, y poetico certamen (1675), incluye los ya mencionados grabados. Uno real, y otro ideal. Creemos que este libro, al incluir la obra definitiva, junto al proyecto primigenio imaginado por Vasconcelos, quiere llamar la atención de los misterios y simbolismos que son comunes a ambos diseños, y que permanecieron vigentes en el segundo, a pesar del cambio de alarifes y la modificación de los diseños. Dicho de otra manera, la importancia del muro pretil.
El muro pretil demarca el espacio sagrado, comenzando por el cementerio. En esas hueseras están los he descansan en el Señor: Quien muere con Cristo, resucita con Cristo, dice el Apóstol. El muro pretil indica el fin de la vida temporal. Marca el fin del poder del demonio. Las cruces dicen y recuerdan al demonio. “Tu poder llegó hasta aquí”. “No pasarás de acá”. Las cruces  de las cúpulas, y  las torres, y del muro pretil son los pendones de triunfo, las banderas, bajo las cuales ha militado la cristiandad. Ese muro es cerco del jardín de dolores, cuya flores han brotado en la Pascua Florida. Jardín que fue sembrado en lágrimas y cosechado entre alegrías. Por un lado asigna un lugar al Triunfo aparente de la Muerte, y otro, más relevante, al Triunfo de la Perseverancia.
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El muro pretil, o de antepecho, demarca el espacio sagrado, comenzando por el cementerio. En esas hueseras están los he descansan en el Señor: Quien muere con Cristo, resucita con Cristo, dice el Apóstol. El muro pretil indica el fin de la vida temporal. Marca el fin del poder del demonio. Las cruces dicen y recuerdan al demonio. “Tu poder llegó hasta aquí”. “No pasarás de acá”. Las cruces  de las cúpulas, y  las torres, y del muro pretil son los pendones de triunfo, las banderas, bajo las cuales ha militado la cristiandad. Ese muro es cerco del jardín de dolores, cuya flores han brotado en la Pascua Florida. Jardín que fue sembrado en lágrimas y cosechado entre alegrías. Por un lado asigna un lugar al Triunfo aparente de la Muerte, y otro, más relevante, al Triunfo de la Perseverancia.
  
 
En 2020, año en que el morbo sínico llegó al Perú, ya habíamos empezado a postular que la arquitectura del conjunto monumental de San Francisco, transportaba un discurso teológico [11].  Desde esa fecha , hasta el presente, han salido a la luz, nuevos elementos que hay que tomar en consideración: Hallazgos arqueológicos, epigrafías barrocos, pinturas murales, y una más afinada percepción simbólica. Dijimos entonces, y lo seguimos sosteniendo, que el conjunto monumental, es como un relicario de la Vía Crucis de Cristo, y de la Vía Dolorosa de María [12].
 
En 2020, año en que el morbo sínico llegó al Perú, ya habíamos empezado a postular que la arquitectura del conjunto monumental de San Francisco, transportaba un discurso teológico [11].  Desde esa fecha , hasta el presente, han salido a la luz, nuevos elementos que hay que tomar en consideración: Hallazgos arqueológicos, epigrafías barrocos, pinturas murales, y una más afinada percepción simbólica. Dijimos entonces, y lo seguimos sosteniendo, que el conjunto monumental, es como un relicario de la Vía Crucis de Cristo, y de la Vía Dolorosa de María [12].
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En el Barroco, se suelen colocar luceros en las llagas del Señor, y términos flamígeros en los extremos de las cruces. Siguiendo esa norma, los extremos de las cruces del muro pretil termina en puntas estrelladas, que iluminan el camino de la penitencia. En los pisos conventuales de México y Lima, era frecuente representar el camino ensangrentado del Calvario, con incrustaciones estrelladas y florales, ajustándose a los simbolismos del canon barroco. La arquitectura de San Francisco de Lima, nos pone en el Camino de la Cruz. Es decir, desde la primera sangre incruenta [19] , de la Santa Infancia de Cristo, hasta la apertura del corazón de Cristo a bote de lanza, en el Calvario, y sepultado en el Sepulcro [20]. Hablamos de una Pasión Incruenta, y de una Pasión Cruenta. En sintonía con el carácter sanguíneo de la fachada del conjunto conventual, tenemos en primer lugar la figura de Dios Niño, en el momento de la circuncisión (primera sangre derramada), y de la Imposición de su Santísimo Nombre, que es el que marcará su Misión en la Tierra.
 
En el Barroco, se suelen colocar luceros en las llagas del Señor, y términos flamígeros en los extremos de las cruces. Siguiendo esa norma, los extremos de las cruces del muro pretil termina en puntas estrelladas, que iluminan el camino de la penitencia. En los pisos conventuales de México y Lima, era frecuente representar el camino ensangrentado del Calvario, con incrustaciones estrelladas y florales, ajustándose a los simbolismos del canon barroco. La arquitectura de San Francisco de Lima, nos pone en el Camino de la Cruz. Es decir, desde la primera sangre incruenta [19] , de la Santa Infancia de Cristo, hasta la apertura del corazón de Cristo a bote de lanza, en el Calvario, y sepultado en el Sepulcro [20]. Hablamos de una Pasión Incruenta, y de una Pasión Cruenta. En sintonía con el carácter sanguíneo de la fachada del conjunto conventual, tenemos en primer lugar la figura de Dios Niño, en el momento de la circuncisión (primera sangre derramada), y de la Imposición de su Santísimo Nombre, que es el que marcará su Misión en la Tierra.
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La Vida de Cristo, fue Perpetua Crux. Todos los actos de su vida, incluida su infancia y su juventud son meritorios. Así lo entendió, y predicó el Barroco. La iconografía, que va a asociada a la devoción a la Santa Infancia del Señor, tiene su origen en revelaciones privadas, hechas a religiosas contemplativas. Cristo les reveló detalles de todo lo referido a su vida terrestre. Desde la Anunciación, hasta su Resurrección. Gozaron de aprobación eclesiástica, por ser consideradas edificantes. Y fueron un medio excelente de piedad y catequesis. Siempre estuvieron sujetas a textos modélicos, de escrupulosa observancia. La Pasión Incruenta, tuvo instrumentos propios, tal como la Pasión dolorosa, tuvo los suyos: Los primeros, son las herramientas de la Carpintería de San José, y las herramientas de cocina y aseo de la Santa Casa de Nazaret. Se entiende que junto a las lágrimas y sangre de la Circuncisión, hay que contar las heridas domésticas y las contrariedades laborales del divino infante, como meritorias.
 
La Vida de Cristo, fue Perpetua Crux. Todos los actos de su vida, incluida su infancia y su juventud son meritorios. Así lo entendió, y predicó el Barroco. La iconografía, que va a asociada a la devoción a la Santa Infancia del Señor, tiene su origen en revelaciones privadas, hechas a religiosas contemplativas. Cristo les reveló detalles de todo lo referido a su vida terrestre. Desde la Anunciación, hasta su Resurrección. Gozaron de aprobación eclesiástica, por ser consideradas edificantes. Y fueron un medio excelente de piedad y catequesis. Siempre estuvieron sujetas a textos modélicos, de escrupulosa observancia. La Pasión Incruenta, tuvo instrumentos propios, tal como la Pasión dolorosa, tuvo los suyos: Los primeros, son las herramientas de la Carpintería de San José, y las herramientas de cocina y aseo de la Santa Casa de Nazaret. Se entiende que junto a las lágrimas y sangre de la Circuncisión, hay que contar las heridas domésticas y las contrariedades laborales del divino infante, como meritorias.
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Veamos, ahora,  cómo cambian los atributos iconográficos de Cristo, cuando llega a la edad adulta mosaica: Es decir, cuando esta “ocupándose de los Asuntos de su Padre”. Se le suele representar revestido con una dalmática, ornada con los instrumentos de su Pasión futura, que ha empezado a preparar.
 
Veamos, ahora,  cómo cambian los atributos iconográficos de Cristo, cuando llega a la edad adulta mosaica: Es decir, cuando esta “ocupándose de los Asuntos de su Padre”. Se le suele representar revestido con una dalmática, ornada con los instrumentos de su Pasión futura, que ha empezado a preparar.
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Estos instrumentos, los improperios de la Pasión, forman parte de la ornamentación del conjunto conventual franciscano. Hasta donde está permitido ver, los encontramos, sin dificultad en tres lugares: En un arcosolio entre el claustro mayor y la sacristía, en los retablos, y en los portones de la Iglesia de la Soledad, y en la escalera principal, debajo de la cúpula mudéjar. El conjunto franciscano es como una cuba que está pletórica de la Sangre de Cristo, que se rebalsa por sus paredes exteriores. La Sangre de Cristo, que es el precio de nuestra redención, merece los más exquisitos y elevados homenajes. El Barroco le dedicó epítetos encomiásticos, que pasaron a formar parte de letanías de uso privado. De inspiración patrística.
 
Estos instrumentos, los improperios de la Pasión, forman parte de la ornamentación del conjunto conventual franciscano. Hasta donde está permitido ver, los encontramos, sin dificultad en tres lugares: En un arcosolio entre el claustro mayor y la sacristía, en los retablos, y en los portones de la Iglesia de la Soledad, y en la escalera principal, debajo de la cúpula mudéjar. El conjunto franciscano es como una cuba que está pletórica de la Sangre de Cristo, que se rebalsa por sus paredes exteriores. La Sangre de Cristo, que es el precio de nuestra redención, merece los más exquisitos y elevados homenajes. El Barroco le dedicó epítetos encomiásticos, que pasaron a formar parte de letanías de uso privado. De inspiración patrística.
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En la escalera del convento, bajo una bóveda estrellada [21] , los instrumentos de la Pasión nos ponen en presencia del Sudor de Sangre, y las Angustias de Muerte que padeció el Señor, la noche de su Prendimiento. El consuelo del Ángel prefigura el consuelo y la compañía que los fieles hacen en la Hora Santa, y en las Visitas al Santísimo Sacramento. La doble escalera es jeroglífico de la Vía Dolorosa y del Vía Crucis: El camino hacia la muerte temporal se hace en inocencia, como María, o en culpabilidad, como la Humanidad que pesa sobre las espaldas del Redentor
 
En la escalera del convento, bajo una bóveda estrellada [21] , los instrumentos de la Pasión nos ponen en presencia del Sudor de Sangre, y las Angustias de Muerte que padeció el Señor, la noche de su Prendimiento. El consuelo del Ángel prefigura el consuelo y la compañía que los fieles hacen en la Hora Santa, y en las Visitas al Santísimo Sacramento. La doble escalera es jeroglífico de la Vía Dolorosa y del Vía Crucis: El camino hacia la muerte temporal se hace en inocencia, como María, o en culpabilidad, como la Humanidad que pesa sobre las espaldas del Redentor
  
Es tiempo de mencionar la luz como tema arquitectónico. La bóveda mudéjar alude a la ausencia de ésta; a “la Hora de las Tinieblas” El Evangelio narra que la tierra se cubrió de oscuridades. El sol material, el sol creado no quiso ser testigo del eclipse del Sol Increado, del Sol Espiritual. Era el momento de la aparición del Falso Sol, del sol negro, que emite tinieblas sin cesar, para que cese la vida. Los Padres de la Iglesia llaman a María “Firmamento de Virtudes” y la Escritura la llama “Mujer Vestida de Sol” Pues bien, la cúpula mudéjar, con las perdidas iridiscencias, y brillos estelares, simula aquellas penumbras que hubo entre la hora sexta y la hora nona, que la cubrió como un dosel de dolores y amarguras.   
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Es tiempo de mencionar la luz como tema arquitectónico. La bóveda mudéjar alude a la ausencia de ésta; a “la Hora de las Tinieblas” El Evangelio narra que la tierra se cubrió de oscuridades. El sol material, el sol creado no quiso ser testigo del eclipse del Sol Increado, del Sol Espiritual. Era el momento de la aparición del Falso Sol, del sol negro, que emite tinieblas sin cesar, para que cese la vida. Los Padres de la Iglesia llaman a María “Firmamento de Virtudes” y la Escritura la llama “Mujer Vestida de Sol” Pues bien, la cúpula mudéjar, con las perdidas iridiscencias, y brillos estelares, simula aquellas penumbras que hubo entre la hora sexta y la hora nona, que la cubrió como un dosel de dolores y amarguras [22].   
  
 
En las penumbras del calabozo, y bajo la negrura del cielo hierosolimitano empezó a ser derramada la Sangre de Cristo. El hombre del Barroco, la saludaba así: Sangre preciosa por mi amor vertida, purifica mi alma de toda malicia. Sangre redentora, vida de mi vida. Sangre derramada por las culpas mías. Sangre rubicunda, de estima infinita. Sangre, que llorando, mi Jesús vertía. Sangre, que en las lágrimas, hilo a hilo corrías. Sangre que te viste de hombres abatida. Sangre que brotaron de agudas espinas. Sangre que arrastrada fuiste y escupida. Sangre que vertieron manos atrevidas. Sangre del costado en la cruel herida. Sangre dulce y suave, humana y divina. Sangre con que aplacas tu justísima ira. Sangre consagrada en hostia pacífica. Sangre sin doblez, sangre inocentísima. Sangre con que borras la escritura antigua. Sangre en cinco pórticos de mejor piscina. Sangre de mi amante, sangre amabilísima. Sangre que te ofreces por quien más te pisa. Sangre que nutrió la dulce María. Sangre siempre pronta a curar heridas. Sangre en que se funda la esperanza mía. Sangre que recauda la oveja perdida. Sangre liberal, sangre agradecida. Sangre encendedora de almas tibias. Sangre que haces fuerte al que en ti medita. Sangre santa, pura, amable y bendita. Sangre que estremece a la sierpe maldita. Sangre de mi alma, sangre de mi vida. Sangre tú me salvas, tú me lavas y me limpias. Esa sangre manó, por acción de los instrumentos de tortura.
 
En las penumbras del calabozo, y bajo la negrura del cielo hierosolimitano empezó a ser derramada la Sangre de Cristo. El hombre del Barroco, la saludaba así: Sangre preciosa por mi amor vertida, purifica mi alma de toda malicia. Sangre redentora, vida de mi vida. Sangre derramada por las culpas mías. Sangre rubicunda, de estima infinita. Sangre, que llorando, mi Jesús vertía. Sangre, que en las lágrimas, hilo a hilo corrías. Sangre que te viste de hombres abatida. Sangre que brotaron de agudas espinas. Sangre que arrastrada fuiste y escupida. Sangre que vertieron manos atrevidas. Sangre del costado en la cruel herida. Sangre dulce y suave, humana y divina. Sangre con que aplacas tu justísima ira. Sangre consagrada en hostia pacífica. Sangre sin doblez, sangre inocentísima. Sangre con que borras la escritura antigua. Sangre en cinco pórticos de mejor piscina. Sangre de mi amante, sangre amabilísima. Sangre que te ofreces por quien más te pisa. Sangre que nutrió la dulce María. Sangre siempre pronta a curar heridas. Sangre en que se funda la esperanza mía. Sangre que recauda la oveja perdida. Sangre liberal, sangre agradecida. Sangre encendedora de almas tibias. Sangre que haces fuerte al que en ti medita. Sangre santa, pura, amable y bendita. Sangre que estremece a la sierpe maldita. Sangre de mi alma, sangre de mi vida. Sangre tú me salvas, tú me lavas y me limpias. Esa sangre manó, por acción de los instrumentos de tortura.
Los instrumentos de la Pasión, puestos en una Cruz, son motejados flores, trofeos y triunfos de Cristo. Nos hablan también del sepulcro. Como sabemos, en la Soledad hay una cripta y un culto especiales al Santo Sepulcro, y al Cristo Yacente. Conozcamos cuáles eran los elogios y la sensibilidad limeña imperante en el tiempo en que se edificó este magnífico convento y su muro pretill
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Los instrumentos de la Pasión, puestos en una Cruz, son motejados flores, trofeos y triunfos de Cristo. Nos hablan también del sepulcro. Como sabemos, en la Soledad hay una cripta y un culto especiales al Santo Sepulcro, y al Cristo Yacente. Conozcamos cuáles eran los elogios y la sensibilidad limeña imperante en el tiempo en que se edificó este magnífico convento y su muro pretill.
 
El interior de la Iglesia de San Francisco, tiene una peculiaridad, tienen incisiones, o “señas” que como las que tienen los dados. En nuestra opinión representan las heridas del cuerpo de Cristo , heridas cuya sangre se derrama por los muros exteriores. El  libro Templo de N. grande patriarca San Francisco  consigna una descripción poética del interior de la iglesia, en clave mística: <<Una iglesia quiero>>. Cristo dice que quiere una iglesia, porque es día de Bodas. Se deduce de la lectura, que  llama a las monjas, sus esposas, para que le preparen una iglesia  de azúcar. Es decir un pastel de Bodas. De las Bodas del Cordero. La Sangre exterior, es presentada al interior de la iglesia, como el glaseado de los pasteles nupciales. Las yeserías blancas, deben ser vistas como los artificiosos y primorosos adornos de azúcar, de las fiestas matrimoniales. La sangre rubicunda de Cristo emblanquece más que la nieve a aquellos que lavan sus vestiduras en ella. Así, queda clara la asociación entre el trampantojo rojo del exterior, y la nívea blancura de las yeserías interiores. Como se verá, hay una ingeniosa adjudicación de labores, a partir del nombre de la corporación religiosa: A las monjas de Santa Clara, las clarisas, les encarga las claraboyas. A las monjas de Encarnación , les encarga el revestimiento de los muros. A las monjas de la Concepción, las concepcionistas les encarga la preparación de una masa limpia, libre  impurezas. A las monjas de Santa Catalina de Siena, les encarga la señalización de los esgrafiados; es decir las señas o incisiones. A las monjas de la Trinidad, les encomienda el trazado de las tres naves de la iglesia. A las descalzas, le confía el trazado de la planta. A la monjas del Carmen les pide la composición de poemas (cármenes) estrictos en métrica y rima. Y, finalmente, a las monjas del Pardo, les encarga los arreglos florales.
 
El interior de la Iglesia de San Francisco, tiene una peculiaridad, tienen incisiones, o “señas” que como las que tienen los dados. En nuestra opinión representan las heridas del cuerpo de Cristo , heridas cuya sangre se derrama por los muros exteriores. El  libro Templo de N. grande patriarca San Francisco  consigna una descripción poética del interior de la iglesia, en clave mística: <<Una iglesia quiero>>. Cristo dice que quiere una iglesia, porque es día de Bodas. Se deduce de la lectura, que  llama a las monjas, sus esposas, para que le preparen una iglesia  de azúcar. Es decir un pastel de Bodas. De las Bodas del Cordero. La Sangre exterior, es presentada al interior de la iglesia, como el glaseado de los pasteles nupciales. Las yeserías blancas, deben ser vistas como los artificiosos y primorosos adornos de azúcar, de las fiestas matrimoniales. La sangre rubicunda de Cristo emblanquece más que la nieve a aquellos que lavan sus vestiduras en ella. Así, queda clara la asociación entre el trampantojo rojo del exterior, y la nívea blancura de las yeserías interiores. Como se verá, hay una ingeniosa adjudicación de labores, a partir del nombre de la corporación religiosa: A las monjas de Santa Clara, las clarisas, les encarga las claraboyas. A las monjas de Encarnación , les encarga el revestimiento de los muros. A las monjas de la Concepción, las concepcionistas les encarga la preparación de una masa limpia, libre  impurezas. A las monjas de Santa Catalina de Siena, les encarga la señalización de los esgrafiados; es decir las señas o incisiones. A las monjas de la Trinidad, les encomienda el trazado de las tres naves de la iglesia. A las descalzas, le confía el trazado de la planta. A la monjas del Carmen les pide la composición de poemas (cármenes) estrictos en métrica y rima. Y, finalmente, a las monjas del Pardo, les encarga los arreglos florales.
  

Revisión de 16:14 30 oct 2022

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El conjunto conventual de San Francisco de Lima, conformado por la iglesia del Niño Jesús, la Iglesia de la Soledad y la Casa de Ejercicios de la Tercera orden [1] , siguen la pauta modélica urbana, que venimos señalando a todo lo largo del libro. San Francisco de Asís, es el modelo humano más perfecto de vida penitente. Siendo la Penitencia, uno de los fines de la ciudad, es natural que se viese representada mediante la arquitectura.

La Penitencia y las Postrimerías del hombre, salen al encuentro de quien recorra esos bellos ambientes. Se recuerda al limeño que, ciertamente ha de morir, y que será juzgado. Que hay Cielo, Purgatorio e Infierno, que le esperan luego de una vida de combate espiritual. En un solo espacio, el limeño contempla le gloria de la Iglesia [2] Triunfante [3] , la vitalidad de la Iglesia militante [4] , el dolor de la Iglesia sufriente [5] . Incluso el terror de la condenación [6] . Pero también se le recuerda que tiene que evitar el infierno; que puede esquivar el purgatorio, y que puede llegar directamente al Cielo mediante el recorrido del Camino de la Cruz, cuyo viador más preclaro de la Iglesia [7] , fue Francisco Bernardone.

El lector habrá notado ya, que no se puede discutir que existe un lenguaje urbano que puede ser percibido en sus espacios y monumentos religiosos y civiles. El Puente significa la huida de la vida del pecado. El arco, el asilo del fugitivo del mal. La plaza mayor, su nacimiento en la Fe. San Francisco, con su muro pretil, marca la forma en que ha de ser llevada esa vida.

Al comenzar la primera década del siglo XXI, se tuvo un indicio de que las paredes exteriores del convento de San Francisco, tenían pintura mural. Un trampantojo, que simulaba una pared de ladrillos rojos. A principios de la década siguiente, Pro Lima empezó la exploración de la fachada de todo el conjunto conventual. Y procedió a su liberación y restauración, para luego, iniciar las obras de restitución del muro pretil . Al avanzar las obras de liberación se descubrió una epigrafía: “Conviene gloriarnos en la Cruz de Cristo”[8] .

Hasta ese momento, se pensaba que el muro pretil franciscano, era un muro más, de los tantos que existieron en Lima. Y que carecía de mérito, que justificara su restitución. Pero la aparición de la epigrafía mencionada - sumada a la pintura roja de trampantojo, y a las 27 cruces puestas en relieve - en el libro conmemorativo de la reconstrucción del conjunto conventual (1675), era prueba suficiente –al menos para nosotros- de que el muro pretil transportaba un rico simbolismo, a pesar de que la Orden franciscana, en Lima, lo ignorara. O se empeñara en negarlo. Como de facto lo hacen.

El concepto de <<Restauración>>, no está limitado a la refacción o compostura de un objeto bello que ha sufrido deterioro. Su sentido y su misión, son más profundos: Renovar, o poner algo en el estado, o estimación que antes tenía. Si la renovación de los monumentos cívicos, trae - como lógica consecuencia – la añoranza de los valores morales, y virtudes cívicas que consagran, de igual manera, la recuperación de los monumentos religiosos, ha tenido consecuencias espirituales, porque los hallazgos y los descubrimientos hechos por pro Lima, elevan a quien los contempla. Los separa de lo material, y de lo inmanente (las cosas, el aquí, y el ahora), y lo ponen el camino de lo trascendente que le corresponde (Espíritu, Cielo y Eternidad).

La enseñanza de los monumentos cívicos y religiosos, han despertado en los ciudadanos una cualidad propia del hombre, que busca por naturaleza aprender, como decía Aristóteles. Aprendizaje que es moral (costumbres) y espiritual. La Ciudad de Los Reyes se funda como el medio ideal para preparar la trascendencia de sus ciudadanos. La arquitectura de la Ciudad Barroca, puede ser considerada una hoja de ruta que facilita el Camino al Cielo. La ciudad de Dios en la tierra (Ciudad Barroca) permite a sus ciudadanos probar anticipadamente las delicias de la Jerusalén Celeste, a la que se encaminan. Es decir, la esfera de la perfección.

Son propios del Barroco: El Orden, la Justicia y la Paz. El Poder, la Organización y la Jerarquía. Lo mismo que la Caridad, la Solidaridad la Nobleza y la Magnanimidad. Lima es la antesala de la Vida Eterna: La vida es orden y secuencia. La muerte es desorden y entropía. Por lo tanto, la Ciudad que prepara al hombre, para el Orden Celestial, por fuerza, debe tener una arquitectura que exprese orden, armonía, secuencias lógicas, simbolismos teológicos, alegorías sobrenaturales, jeroglíficos misteriosos, y términos definitivos. Lima cuenta con todos estos elementos. Ya tenemos visto el puente, las murallas, el arco triunfal, la calle recta, la plaza mayor, la fuente eucarística, y las plazas ceremoniales. Nos toca ver, ahora, la Vía Regia, o Camino de la Cruz, que contiene todos los elementos anteriores: Redención, Seguridad, salvación, Fortaleza y Divinización.

Todo camino tiene un principio y un final. El camino espiritual de los limeños, idealmente hablando, comenzaba en el Arco del Puente de piedra, y culminaba en la plazuela de santa Ana, pero pasando antes por el muro pretil de la plazuela de San Francisco.

Hay dos grabados que presentan la monumentalidad franciscana. Un grabado ofrece una vista panorámica –ajustada a la realidad - del conjunto conventual franciscano, y otro, que pone en relieve la parte del Camino de la Cruz, que comentamos. El primero [9] , atañe a la vida religiosa de frailes, cofrades y terciarios. El segundo [10] , que comentaremos después, atañe a la vida de piedad y devoción de la Ciudad de los Reyes, y a su Camino espiritual. Camino que está marcado por cruces negras. Poner en relieve este Via Crucis, en el papel, es prueba de su importancia en la realidad.

¿Qué nos sugiere el grabado de Fray Juan de Benavides? Nos sugiere que el convento de San Francisco puede ser entendido, como un esquema ideal, de la Ciudad de Lima, tal como Lima es esquema ideal de la Jerusalén Celeste. En cuanto a que contiene todos elementos indispensables para preparar en esta vida temporal, la vida eterna: Dormitorio, locutorio, escritorio, oratorio, hospital y cementerio. Es iglesia-baluarte del Sagrario de Lima, por la dignidad de su seráfico Fundador; y por su amor a la Vida, Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, es Portal de Belén, Calvario y Santo Sepulcro. El libro conmemorativo Templo de N. grande patriarca San Francisco de la Provincia de los Doze Apostoles de el Peru en la Ciudad de los Reyes : arruinado, restaurado, y engradecido de la providencia divina. En panegyrico historial, y poetico certamen (1675), incluye los ya mencionados grabados. Uno real, y otro ideal. Creemos que este libro, al incluir la obra definitiva, junto al proyecto primigenio imaginado por Vasconcelos, quiere llamar la atención de los misterios y simbolismos que son comunes a ambos diseños, y que permanecieron vigentes en el segundo, a pesar del cambio de alarifes y la modificación de los diseños. Dicho de otra manera, la importancia del muro pretil.

El muro pretil, o de antepecho, demarca el espacio sagrado, comenzando por el cementerio. En esas hueseras están los he descansan en el Señor: Quien muere con Cristo, resucita con Cristo, dice el Apóstol. El muro pretil indica el fin de la vida temporal. Marca el fin del poder del demonio. Las cruces dicen y recuerdan al demonio. “Tu poder llegó hasta aquí”. “No pasarás de acá”. Las cruces de las cúpulas, y las torres, y del muro pretil son los pendones de triunfo, las banderas, bajo las cuales ha militado la cristiandad. Ese muro es cerco del jardín de dolores, cuya flores han brotado en la Pascua Florida. Jardín que fue sembrado en lágrimas y cosechado entre alegrías. Por un lado asigna un lugar al Triunfo aparente de la Muerte, y otro, más relevante, al Triunfo de la Perseverancia.

En 2020, año en que el morbo sínico llegó al Perú, ya habíamos empezado a postular que la arquitectura del conjunto monumental de San Francisco, transportaba un discurso teológico [11]. Desde esa fecha , hasta el presente, han salido a la luz, nuevos elementos que hay que tomar en consideración: Hallazgos arqueológicos, epigrafías barrocos, pinturas murales, y una más afinada percepción simbólica. Dijimos entonces, y lo seguimos sosteniendo, que el conjunto monumental, es como un relicario de la Vía Crucis de Cristo, y de la Vía Dolorosa de María [12].

Para nosotros quedaba - y queda – claro que todo el conjunto es predicativo del cuerpo azotado, llagado, tundido, vejado y ultrajado de Nuestro Señor Jesucristo, que llamamos Sagrada Eucaristía. La Sagrada Eucaristía es Misterio de Fe, y Misterio de Luz: Fe y Luz están presentes en la arquitectura franciscana.

El limeño. Al ver a Dios Niño, en la parte más encumbrada de portada, lo ve envuelto en resplandores solares, y haciendo ostensión de su Nombre [13] ; Nombre omnipotente. Nombre sobre todo nombre. Nombre bueno. Nombre Bendito. Nombre Magno. Nombre Adorable. Nombre Sublime. Nombre Horrible. Nombre Terrible. Nombre Eterno. Nombre Admirable. Nombre Fortísimo. Nombre Glorioso. Nombre Nuevo. Nombre Sin Par. Cristo es Luz del mundo y sus llagas, Lux claustri, según el lexicón franciscano. Cristo dijo: “El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. En la parte más elevada de la fachada, sobre el óculo de la portada de piedra, vemos a Jesús Niño en el momento de la imposición de su Nombre, y por tanto de su Misión. Está dentro de un sol radiante, sobre el trigrama de su Nombre. El emplazamiento es muy sugerente, porque recuerda pasajes de la Escritura:

1) “Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios” [14] .

2) “Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti” [15].

3) ¡Miren que viene en las nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos, incluso quienes lo traspasaron; y por él harán lamentación todos los pueblos de la tierra [16].

4) Los preceptos del Señor son rectos: traen alegría al corazón. El mandamiento del Señor es claro: da luz a los ojos. [17]

5) A cambio de ti entregaré hombres; a cambio de tu vida entregaré pueblos. Porque te amo y eres ante mis ojos precioso y digno de honra [18]

6) Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que sepan a qué esperanza él los ha llamado, cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre los santos .

En el Barroco, se suelen colocar luceros en las llagas del Señor, y términos flamígeros en los extremos de las cruces. Siguiendo esa norma, los extremos de las cruces del muro pretil termina en puntas estrelladas, que iluminan el camino de la penitencia. En los pisos conventuales de México y Lima, era frecuente representar el camino ensangrentado del Calvario, con incrustaciones estrelladas y florales, ajustándose a los simbolismos del canon barroco. La arquitectura de San Francisco de Lima, nos pone en el Camino de la Cruz. Es decir, desde la primera sangre incruenta [19] , de la Santa Infancia de Cristo, hasta la apertura del corazón de Cristo a bote de lanza, en el Calvario, y sepultado en el Sepulcro [20]. Hablamos de una Pasión Incruenta, y de una Pasión Cruenta. En sintonía con el carácter sanguíneo de la fachada del conjunto conventual, tenemos en primer lugar la figura de Dios Niño, en el momento de la circuncisión (primera sangre derramada), y de la Imposición de su Santísimo Nombre, que es el que marcará su Misión en la Tierra.

La Vida de Cristo, fue Perpetua Crux. Todos los actos de su vida, incluida su infancia y su juventud son meritorios. Así lo entendió, y predicó el Barroco. La iconografía, que va a asociada a la devoción a la Santa Infancia del Señor, tiene su origen en revelaciones privadas, hechas a religiosas contemplativas. Cristo les reveló detalles de todo lo referido a su vida terrestre. Desde la Anunciación, hasta su Resurrección. Gozaron de aprobación eclesiástica, por ser consideradas edificantes. Y fueron un medio excelente de piedad y catequesis. Siempre estuvieron sujetas a textos modélicos, de escrupulosa observancia. La Pasión Incruenta, tuvo instrumentos propios, tal como la Pasión dolorosa, tuvo los suyos: Los primeros, son las herramientas de la Carpintería de San José, y las herramientas de cocina y aseo de la Santa Casa de Nazaret. Se entiende que junto a las lágrimas y sangre de la Circuncisión, hay que contar las heridas domésticas y las contrariedades laborales del divino infante, como meritorias.

Veamos, ahora, cómo cambian los atributos iconográficos de Cristo, cuando llega a la edad adulta mosaica: Es decir, cuando esta “ocupándose de los Asuntos de su Padre”. Se le suele representar revestido con una dalmática, ornada con los instrumentos de su Pasión futura, que ha empezado a preparar.

Estos instrumentos, los improperios de la Pasión, forman parte de la ornamentación del conjunto conventual franciscano. Hasta donde está permitido ver, los encontramos, sin dificultad en tres lugares: En un arcosolio entre el claustro mayor y la sacristía, en los retablos, y en los portones de la Iglesia de la Soledad, y en la escalera principal, debajo de la cúpula mudéjar. El conjunto franciscano es como una cuba que está pletórica de la Sangre de Cristo, que se rebalsa por sus paredes exteriores. La Sangre de Cristo, que es el precio de nuestra redención, merece los más exquisitos y elevados homenajes. El Barroco le dedicó epítetos encomiásticos, que pasaron a formar parte de letanías de uso privado. De inspiración patrística.

En la escalera del convento, bajo una bóveda estrellada [21] , los instrumentos de la Pasión nos ponen en presencia del Sudor de Sangre, y las Angustias de Muerte que padeció el Señor, la noche de su Prendimiento. El consuelo del Ángel prefigura el consuelo y la compañía que los fieles hacen en la Hora Santa, y en las Visitas al Santísimo Sacramento. La doble escalera es jeroglífico de la Vía Dolorosa y del Vía Crucis: El camino hacia la muerte temporal se hace en inocencia, como María, o en culpabilidad, como la Humanidad que pesa sobre las espaldas del Redentor

Es tiempo de mencionar la luz como tema arquitectónico. La bóveda mudéjar alude a la ausencia de ésta; a “la Hora de las Tinieblas” El Evangelio narra que la tierra se cubrió de oscuridades. El sol material, el sol creado no quiso ser testigo del eclipse del Sol Increado, del Sol Espiritual. Era el momento de la aparición del Falso Sol, del sol negro, que emite tinieblas sin cesar, para que cese la vida. Los Padres de la Iglesia llaman a María “Firmamento de Virtudes” y la Escritura la llama “Mujer Vestida de Sol” Pues bien, la cúpula mudéjar, con las perdidas iridiscencias, y brillos estelares, simula aquellas penumbras que hubo entre la hora sexta y la hora nona, que la cubrió como un dosel de dolores y amarguras [22].

En las penumbras del calabozo, y bajo la negrura del cielo hierosolimitano empezó a ser derramada la Sangre de Cristo. El hombre del Barroco, la saludaba así: Sangre preciosa por mi amor vertida, purifica mi alma de toda malicia. Sangre redentora, vida de mi vida. Sangre derramada por las culpas mías. Sangre rubicunda, de estima infinita. Sangre, que llorando, mi Jesús vertía. Sangre, que en las lágrimas, hilo a hilo corrías. Sangre que te viste de hombres abatida. Sangre que brotaron de agudas espinas. Sangre que arrastrada fuiste y escupida. Sangre que vertieron manos atrevidas. Sangre del costado en la cruel herida. Sangre dulce y suave, humana y divina. Sangre con que aplacas tu justísima ira. Sangre consagrada en hostia pacífica. Sangre sin doblez, sangre inocentísima. Sangre con que borras la escritura antigua. Sangre en cinco pórticos de mejor piscina. Sangre de mi amante, sangre amabilísima. Sangre que te ofreces por quien más te pisa. Sangre que nutrió la dulce María. Sangre siempre pronta a curar heridas. Sangre en que se funda la esperanza mía. Sangre que recauda la oveja perdida. Sangre liberal, sangre agradecida. Sangre encendedora de almas tibias. Sangre que haces fuerte al que en ti medita. Sangre santa, pura, amable y bendita. Sangre que estremece a la sierpe maldita. Sangre de mi alma, sangre de mi vida. Sangre tú me salvas, tú me lavas y me limpias. Esa sangre manó, por acción de los instrumentos de tortura. Los instrumentos de la Pasión, puestos en una Cruz, son motejados flores, trofeos y triunfos de Cristo. Nos hablan también del sepulcro. Como sabemos, en la Soledad hay una cripta y un culto especiales al Santo Sepulcro, y al Cristo Yacente. Conozcamos cuáles eran los elogios y la sensibilidad limeña imperante en el tiempo en que se edificó este magnífico convento y su muro pretill. El interior de la Iglesia de San Francisco, tiene una peculiaridad, tienen incisiones, o “señas” que como las que tienen los dados. En nuestra opinión representan las heridas del cuerpo de Cristo , heridas cuya sangre se derrama por los muros exteriores. El libro Templo de N. grande patriarca San Francisco consigna una descripción poética del interior de la iglesia, en clave mística: <<Una iglesia quiero>>. Cristo dice que quiere una iglesia, porque es día de Bodas. Se deduce de la lectura, que llama a las monjas, sus esposas, para que le preparen una iglesia de azúcar. Es decir un pastel de Bodas. De las Bodas del Cordero. La Sangre exterior, es presentada al interior de la iglesia, como el glaseado de los pasteles nupciales. Las yeserías blancas, deben ser vistas como los artificiosos y primorosos adornos de azúcar, de las fiestas matrimoniales. La sangre rubicunda de Cristo emblanquece más que la nieve a aquellos que lavan sus vestiduras en ella. Así, queda clara la asociación entre el trampantojo rojo del exterior, y la nívea blancura de las yeserías interiores. Como se verá, hay una ingeniosa adjudicación de labores, a partir del nombre de la corporación religiosa: A las monjas de Santa Clara, las clarisas, les encarga las claraboyas. A las monjas de Encarnación , les encarga el revestimiento de los muros. A las monjas de la Concepción, las concepcionistas les encarga la preparación de una masa limpia, libre impurezas. A las monjas de Santa Catalina de Siena, les encarga la señalización de los esgrafiados; es decir las señas o incisiones. A las monjas de la Trinidad, les encomienda el trazado de las tres naves de la iglesia. A las descalzas, le confía el trazado de la planta. A la monjas del Carmen les pide la composición de poemas (cármenes) estrictos en métrica y rima. Y, finalmente, a las monjas del Pardo, les encarga los arreglos florales.


Una Iglesia quiero

Que es día de boda;

Una iglesia quiero

Vayan a las monjas


Una Iglesia quiero,

que no quite cosa

a esta Iglesia mía

háganla de alcorça


A las claras vayan,

Que el clarían les toca

Las bóvedas claras

Y las claraboyas.


Si la Encarnadas

capillas obran,

Encarnenlas de oro

Muy de toda estofa

Haganla etc etc

Y las Concebidas

Amásense otra

Limpia, que no tenga

Mancha, ni por sombra.

Y las Trinitarias

Tres naves me pongan

Tres en una Iglesia

Como tres personas

Den las Catalinas

De Sena la obra

Hecha, como un dado

Con sus senas todas

Pueden las Descalças

Muy a poca costa,

Aunque no la calcen

Dar la planta sola

Toca a las del Carmen

La regla, y la forma,

Que en carmen la quiero,

No la quiero en prosa

Las del Prado pueden

Con florida pompa

Abrir las flores, Los florones, y hojas

Hay que distinguir entre las llagas de materia de latría y las llagas materia de revelación mística y de devoción popular. La Santa Llaga ha sido materia de exposición patrística. Patrística es la doctrina fijada por los Padres de la Iglesia. Llegada la exposición a este punto, no pueden quedar dudas acerca del protagonismo del tema de la Dulcísima Sangre y de las Santas Llagas, en el discurso arquitectónico de la ciudad de Lima, y del Convento de San Francisco. El eje de la vida conventual es la Adoración del Misterio Eucarístico. La meditación gira en torno del Costado Abierto, y de la Sangre. La cotidianeidad de la vida franciscana giraba en torno de la Celebración y Reverencia del Augusto Sacrificio del Altar en todos sus Altares. La figuración arquitectónica sirve de marco a Realidades Sobrenaturales. Fray Luis Cervela quería invitar a los limeños a imitar en la calle, lo que los frailes practicaban tras los muros. El Vía Crucis, de su obra reconstructiva, contenía lecciones y meditaciones preparadas por el mismo, para el uso del pueblo fiel. Estableció una práctica devocional que fue tradición en Lima. La repetición es la base del aprendizaje. La ejecución repetida de buenas obras, hace de las buenas intenciones una cotidianeidad; de la cotidianeidad, una realidad; y de la realidad, una santidad. El deseo ferviente de seguir a Cristo, y de imitarlo en todo comienza en la práctica devota del Vía Crucis, que tiene como punto de llegada, a la Sagrada Eucaristía. Así, el Caminar se vuelve alimento, y el alimento se hace entraña. El muro pretil es una invitación a destronar a Satanás de los corazones, y a poner fin a su tiránico reinado. Para entronizar a Cristo en el ciudadano, luego en la capital, luego en el reino, y finalmente en el mundo. Como lo atestigua el documento, Santa Rosa de Lima, Terciaria Franciscana, siguió fielmente este camino de perfección. Hizo de la Cruz, la medida de su corazón Las flores, colocadas en cualquier piso, o muro de un sendero procesional, significan el inicio del camino de: Liberación del pecado. Fin del poder del diablo. Liberación de la pena del pecado. Reconciliación con Dios. Apertura de las puertas del cielo. Exaltación del propio Cristo. Tales son, los frutos de la Pascua Florida Vemos, también, en otro extremo del conjunto franciscano , que la casa de ejercicios de la Tercera Orden, tiene como eje de su práctica penitencial, que se hacía en sus celdas y claustrillos. Al iniciar el camino del muro pretil, (la Soledad) el peregrino se encuentra con Jesús humanado, que al final de la ruta se convierte en Jesús Sacramentado (Altar de san Francisco), haciendo de Sí Mismo alimento y bebida, de vida eterna. Y de su Santuario, una Morada. .