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Martes, 16 de abril de 2024

Diferencia entre revisiones de «Studia Limensia Capítulo IV: El Puente de piedra y el Arco Triunfal»

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Terminamos el Capítulo III, con la sorpresiva aparición de Francisco Pizarro, en la emblemática urbana, y en la defensa angélica de la Ciudad de los Reyes. En el presente capítulo, seguiremos hablando, de la presencia de los Ángeles, y el rol que juegan en la cabecera del puente, y en el arco de  acceso a esta ciudad capital. Sin embargo, la defensa angélica y doctoral aludidas en el capítulo anterior, no son las únicas alegorías contenidas en las murallas y su Arco Triunfal.
 
Terminamos el Capítulo III, con la sorpresiva aparición de Francisco Pizarro, en la emblemática urbana, y en la defensa angélica de la Ciudad de los Reyes. En el presente capítulo, seguiremos hablando, de la presencia de los Ángeles, y el rol que juegan en la cabecera del puente, y en el arco de  acceso a esta ciudad capital. Sin embargo, la defensa angélica y doctoral aludidas en el capítulo anterior, no son las únicas alegorías contenidas en las murallas y su Arco Triunfal.
 
Antes de entrar a explicar el simbolismo del arco del puente, y de sus elementos, debemos recordar que todo lo que se dirá está sujeto a codificaciones, nomenclaturas,  definiciones, y emblemas barrocos. La Ciudad amurallada, con su puente, su arco, y sus 5 fuentes, son expresión arquitectónica del Cuerpo Humano de Cristo. Se inspira en la iniciativa redentora y salvadora de Cristo-Pontífice, que ha tendido el puente que permitirá al hombre alcanzar el Cielo, bajo la guía y protección de los Ángeles. Cristo ha dejado abrirse el costado por amor, y ha redimido a la Humanidad a precio de sangre . Toda la planta urbana de la Ciudad de los Reyes, habla del Amor de Dios, y de su Filantropía.
 
Antes de entrar a explicar el simbolismo del arco del puente, y de sus elementos, debemos recordar que todo lo que se dirá está sujeto a codificaciones, nomenclaturas,  definiciones, y emblemas barrocos. La Ciudad amurallada, con su puente, su arco, y sus 5 fuentes, son expresión arquitectónica del Cuerpo Humano de Cristo. Se inspira en la iniciativa redentora y salvadora de Cristo-Pontífice, que ha tendido el puente que permitirá al hombre alcanzar el Cielo, bajo la guía y protección de los Ángeles. Cristo ha dejado abrirse el costado por amor, y ha redimido a la Humanidad a precio de sangre . Toda la planta urbana de la Ciudad de los Reyes, habla del Amor de Dios, y de su Filantropía.

Revisión de 06:05 7 ene 2022

Puerta angosta.jpg
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Terminamos el Capítulo III, con la sorpresiva aparición de Francisco Pizarro, en la emblemática urbana, y en la defensa angélica de la Ciudad de los Reyes. En el presente capítulo, seguiremos hablando, de la presencia de los Ángeles, y el rol que juegan en la cabecera del puente, y en el arco de acceso a esta ciudad capital. Sin embargo, la defensa angélica y doctoral aludidas en el capítulo anterior, no son las únicas alegorías contenidas en las murallas y su Arco Triunfal. Antes de entrar a explicar el simbolismo del arco del puente, y de sus elementos, debemos recordar que todo lo que se dirá está sujeto a codificaciones, nomenclaturas, definiciones, y emblemas barrocos. La Ciudad amurallada, con su puente, su arco, y sus 5 fuentes, son expresión arquitectónica del Cuerpo Humano de Cristo. Se inspira en la iniciativa redentora y salvadora de Cristo-Pontífice, que ha tendido el puente que permitirá al hombre alcanzar el Cielo, bajo la guía y protección de los Ángeles. Cristo ha dejado abrirse el costado por amor, y ha redimido a la Humanidad a precio de sangre . Toda la planta urbana de la Ciudad de los Reyes, habla del Amor de Dios, y de su Filantropía. El Arco de Lima, entendido como puerta franca, sin el aparato que lo corona, debe ser visto como el costado abierto de Cristo. Lima tiene cuatro representaciones arquitectónicas del cuerpo martirizado del Redentor de la Humanidad: 1) Las murallas. 2) El arco triunfal. 3) El muro pretil y las fachadas de la iglesia de la Soledad y la iglesia de san Francisco. 4) Las cinco fuente de la Plaza Mayor. Todos estos espacios urbanos, soportan una carga pasionista y dolorista. El arco es el fin de un camino, que está trazado sobre el puente de piedra. El simbolismo del puente, no ofrece mayor dificultad, dado que Cristo dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. El puente, es el camino angosto, que desemboca en la puerta estrecha. Estos simbolismos han sido bellamente ilustrados, y doctamente comentados por Antoni Sucquet . Como ya se ha dicho, Cristo es el Pontífice, que tendió el puente, que permite a los hombres acceder al Cielo. El alma no puede alcanzar a Dios, de un solo vuelo, sino por grados y jornadas. Dicho de otra manera, estamos netamente en el camino de la perfección. El puente de piedra y su meta, el arco triunfal, son jeroglífico de este camino de Fe perfecta, que conduce a la Eterna Bienaventuranza. El camino ascendente del puente indica que hay amistad con Dios. El camino flanqueado por ángeles y demonios, cuyos jeroglíficos son los tajamares y baluartes, nos indica, tanto las tentaciones del maligno, como la protección del Ángel Custodio. El rechazo a las tentaciones (tajamares) del maligno (el río embravecido ), y el solaz del estado de gracia (baluarte) explican el puente del Rímac en tanto que jeroglífico . Este camino ascendente al Cielo, está señalado por el orden ascendente de los esbeltos campanarios . La eterna bienaventuranza se expresa mediante el alegre repicar de los bronces consagrados. En los Planos de la Ciudad de los Reyes, grabados por Fray Pedro de Nolasco, se nota con claridad un puente con dos portadas. Las portadas pareadas son comunes en la arquitectura barroca. La iconografía de la Ciudad de los Reyes, privilegia la emblemática sobre la realidad. Defiende y postula la conservación del modelo, a pesar de que la materialización arquitectónica del modelo, o no exista, o haya desaparecido. Aunque los planos y grabados de Lima puedan coincidir con la evidencia arquitectónica, o documental, no debe olvidarse que su fin es la exaltación modélica, y que su lenguaje es simbólico. Las portadas, simbolizan la entrada del Cielo, y la entrada del Infierno. Son la puerta del vicio, y la puerta de la virtud. La eterna felicidad y la tristeza sin término. Temas que también estarán presentes en la arquitectura del campanario de la iglesia de San Agustín. El simbolismo de las portadas de Lima, se pueden rastrear, e identificar sin dificultad en dos libros, de fácil acceso, como veremos a continuación. Ángeles diligentes y demonios negligentes La Portada de Lima está inspirada en la emblemática de los Ángeles Auxiliares y Tutelares .Los Santos Ángeles inspiran el uso santo del Tiempo. Nos enseñan Diligencia , prudencia y Ciencia . Y como se decía en Lima, la Ciencia es la llave que abre la Puerta de la Salvación. Los ángeles, son sinónimo de orden, claridad, y armonía. La Portada del Rímac está inspirada en la acción ordinaria de los demonios. Los ángeles caídos, buscan la perdición del viador. Simbolizan la negligencia, la imprudencia, la indiferencia y la nesciencia. Los demonios son sinónimo de desorden, oscuridad y confusión. La pedagogía de los Ángeles, en el aparato del Arco de Lima está referido al tema del Tiempo. Porque el Tiempo es sagrado. Su buen o mal uso, son pasible, por tanto, de premio y castigo. El tiempo sirve para el encuentro con Dios, y el regreso a su Casa. Quien vive alejado de Dios, vive errante y vagabundo, despreciando el refugio del Corazón de Cristo. El tiempo que predican los Santos Ángeles, es un tiempo de oportunidad y de enmienda. El tiempo pasado, si fue mal empleado se confía a la Misericordia de Dios. El tiempo presente, es ofrecido a Dios que nos mira en su Presente Continuo. Mientras que tiempo futuro, se confía a su Providencia. En la expiación del hoy, se da la expiación del pasado, y se prepara la encomendación del futuro. Los Ángeles quieren que hombre aprenda a orar, a vivir y a morir. A hacer sus votos, a cumplirlos y, finalmente ofrecerlos a Dios, en el tiempo oportuno. La vida de gracia del hombre, es el tiempo de la multiplicación de los talentos, y tiempo de lucrar con la gracia. Al igual que los “talentos” de la parábola, el tiempo es un don. Tal vez, el más valioso de todos. Porque es breve y escaso. Los dividendos obtenidos, son los ocios sagrados, que veremos en el Capítulo V. La comodidad, y la riqueza espiritual, se representan en forma de jardines floridos, bañados por ríos apacibles . Por el contrario, la Puerta del Rímac simboliza el tiempo perdido. Se pierde el tiempo transigiendo con las seducciones del demonio. La pereza, la ociosidad, y la molicie, adormecen al hombre. Este adormecimiento y letargo espiritual, anuncian la pesadilla eterna, del sueño de la condenación. La arquitectura del arco del puente pretende dar voces de advertencia y de alarma. Advertencias y alarmas pertenecen a un tema específico: El despertador cristiano . Se suele representar el adormecimiento espiritual, en forma de un varón o una mujer, dormidos a la vera de un río caudaloso , con el cuerpo medio descompuesto, que está engrilletado a sensualidades. Dando a entender que está muriendo de a pocos, en medio de deleites. El camino del mal debe ser abandonado a tiempo, porque nadie sabe el día, ni la hora. El reloj y los Horologios En el arco del puente, están presentes tres maneras de concebir el tiempo: Cronos, Kairos y Transitus. El mayor énfasis está puesto en el Kairós: Tiempo que Dios aprovecha, para acercarse al hombre, y salvarlo. Tiempo de oportunidad, y de bendición de divina. La fuga del tiempo, se anunciaba cada cuarto de hora. Porque, en ese lapso podían ser empleado en asuntos edificantes: Quince minutos duraba un sermón, una peroración en San Marcos, y el rezo de cinco misterios del Santo Rosario. Sabiendo que el tiempo huye, el hombre, llegó a sacralizar las sucesión de momentos, mediante horologios penitenciales. Los horologios ascéticos , eran propuestas para programar el tiempo en función del reloj de la Pasión de Cristo, y el reloj de los Dolores de María. Ambos están asociados al reloj de la paciencia personal y al calendario del vencimiento de la Pasión dominante. La idea era recordar al limeño la llegada de la última. Porque todas las horas hieren, y la última mata, como dice el aforismo latino . El aparato barroco del arco reconstruido por el virrey Amat, tiene en la parte central un reloj mecánico. Su composición concilia, el ya mencionado concepto del horologio angélico, con el concepto el reloj de la buena muerte. Este rejo invita al moribundo a invocar el auxilio de los corazones de Jesús, José y María, para un feliz tránsito . Tal como estaba emplazado el reloj de tiempos de Amat, el reloj tenía una connotación política , en tanto que la ornamentación que lo circundaba, era de tipo moral

El Arco es el Costado Abierto de Cristo En la bibliografía barroca, se emplean múltiples expresiones para aludir a la Santa Llaga. Los autores la llaman “Río del Paraíso”, “Ventana del Arca ”, “Puerta del Templo de Salomón”, etc, epítetos que se corresponden con las particularidades de Lima, como ya hemos visto a lo largo de estos capítulos. Los mismos autores indican que las Santas Llagas, nos serán mostradas el día del Juicio, tal como ocurre en la Plaza Mayor de Lima. Los autores, señalan también, que la devoción a esta Llaga manda poner la boca sobre ella, tal como hacía Santa Rosa. Recuerdan que la Santa Llaga es reparadora de la vida, y es obra de nuestra redención. Un impreso devocional guatemalteco , contiene consideraciones que son aplicables al asunto que tratamos en este capítulo. Dice al hablar de la Llaga: “Hacéis abrir una puerta tan grande, que jamás se cerró”. […] Tuvisteis cuidado de abrirme ese sacratísimo costado, para que saliese sangre que todo me limpia, y tuviese yo entrada a lo íntimo de ese enamorado corazón, donde todos mis bienes se atesoran. […] Adorote costado sacratísimo, asilo seguro de los culpados, refrigerio amabilísimo de todos cansados y recogimiento de todos los desterrados. ¿Qué tan junto y unido me queréis con vos? ¿No basta para mí estar al pie de esa Cruz? ¿Puede haber mayor misericordia, que no ser arrojado de aquí como merezco? ¿Aun queréis que suba, que entre, que tome mi lugar en ese corazón que me queréis dar?” Estas frases, transcritas literalmente del “Exercicio de afectos, a la llaga del costado, y corazon de Jesus: Dividido en los siete dias de la Semana” coinciden plenamente con el argumento arquitectónico del Arco, del aparato barroco y la iglesia de los desamparados. Que forman un todo en mismo espacio urbano: Llaga, Misericordia, Amparo, Camino de Rectitud, y uso santo del tiempo. Queda claro, entonces, que esa puerta franca es, en primer lugar, jeroglífico del costado de Cristo. Carece de portones, porque Cristo no quiere que nada se interponga entre Él y los limeños, para repartir entre ellos los Tesoros del Templo salomónico; es decir Su Misericordia, que vale más que todo el oro de Ofir . El Arco, es el inicio de un camino directo a la Fuente de la Plaza Mayor. Lima es una ciudad misionera, y esta calle, llamada de Palacio, es jeroglífico de la Calle Recta por la ingresó a Damasco, el Apóstol de los Gentiles.

Es la puerta de un un refugio y de una altísima fortaleza, establecida por Cristo, para que ningún mal se acerque a los limeños, a los que tiene escondidos en su propio corazón. El autor  del ejercicio antes mencionado, dice que esa puerta conduce a tierra pacífica, que está a salvo de todo aquello que la pueda atacar. Explica que hasta llegar ahí anda en guerra, en peligro, asaltado, robado y acuchillado, porque ando entre enemigos. Casi al final del ejercicio, el autor exclama: ¡O quién tuviera cinco corazones para ponerlos en esas cinco llagas! Como ya lo habrá notado el lector, lo dicho por el autor guatemalteco, vale para la ciudad de Lima. 

La Ciudad de los Reyes, imitando a San Pablo, empieza a mostrarnos ya, el camino de la compasión, del arrepentimiento, y de la concupiscencia de la sabiduría, cuyo principio es el santo temor de Dios. .

El Arco como ojo de la cerradura Toda puerta tiene una llave , y la llave de la puerta franca de Lima es la Cruz de los Improperios, conocida popularmente, como la “Cruz del Caminante”. Al pie de la Cruz, siempre está María. Junto a la puerta Jubilar , está la Madre de la Alegría. Junto al Amparador, está la Madre de los Desamparados. La Puerta de la Cielo fue abierta con la llave de la Cruz. Si la Cruz es la llave, María es la clavera . La llave emblemática, tiene forma de cruz , y su lema alude al poder de abrir y cerrar. Abre la Puerta del Cielo, y la Puerta del Purgatorio, y cierra para siempre la del Infierno. Las autoridades vicarias de Cristo, también son claveros. El Monarca tiene la llave de la felicidad temporal, y el obispo tiene la llave de la felicidad eterna. Porque el Colegio Apostólico, ha recibido el poder de atar y desatar . El Arco, servía de Puerta Ceremonial, para para la entronización del Arzobispo y del Virrey de Lima. El virrey simboliza el Buen Gobierno. Es padre, y procurador del bien y las delicias del reino. Tal como el Arzobispo es el Buen Pastor. El Virrey, cuando entraba a la ciudad, recibía la llave simbólica, hecha de plata fina .


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No hay plazo que no se cumpla. Aunque se supo cuándo vendría en cuerpo mortal, Nadie sabe ni el día ni la hora de la segunda venida de Cristo revestido de Gloria y Majestad. En esto se podría resumir el discurso del aparato barroco que desapareció en el terremoto de 1746. Dado que tenía (probablemente en el intradós) el nicho de la Virgen de Belén, la estatua ecuestre del Rey Felipe V, Animoso Campeón de la Cristiandad. Sus victorias y triunfos terrenales, son jeroglífico del Triunfo Escatológico de Cristo. El Rey de España, entrando a Lima, representa a Cristo entrando a la a Ciudad Santa, caballero en mansísimo pollino. Pero también, representa su regreso el día postrero, en que ha de venir como el Rey victorioso montado en brioso caballo de batalla. Ese día vendrá como Juez Airado, que decidirá, quienes pasarán por la Puerta de la Misericordia, y quienes pasarán por la Puerta de la Justicia. Los pináculos de aquel aparato, indican lo definitivo del discurso.