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Jueves, 28 de marzo de 2024

Diferencia entre revisiones de «Studia Limensia Capítulo I: El Hypogrammon de la Ciudad de los Reyes»

De Enciclopedia Católica

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La simbología ha estado al servicio de Cristo y de su Iglesia desde el Monte Calvario. El cartel epigramáticamente infamante que Poncio Pilato mandó fijar en la cruz es, desde entonces, símbolo de la victoria de Cristo y la proclamación de su omnipotencia. La Iglesia primitiva empezó a crear símbolos propios, que remiten a conceptos muy precisos, de modo que bien puede hablarse de “evangelio en imágenes”. Los primitivos epígrafes del siglo I y las pinturas de las catacumbas romanas pusieron ya el arte al servicio de la evangelización.
 
La simbología ha estado al servicio de Cristo y de su Iglesia desde el Monte Calvario. El cartel epigramáticamente infamante que Poncio Pilato mandó fijar en la cruz es, desde entonces, símbolo de la victoria de Cristo y la proclamación de su omnipotencia. La Iglesia primitiva empezó a crear símbolos propios, que remiten a conceptos muy precisos, de modo que bien puede hablarse de “evangelio en imágenes”. Los primitivos epígrafes del siglo I y las pinturas de las catacumbas romanas pusieron ya el arte al servicio de la evangelización.
Someto a la consideración de todos la siguiente proposición: La “simbología cordial” del barroco, vista en su conjunto , considerada en su contexto histórico , y analizada a la luz de la espiritualidad de su tiempo   , es en verdad un hypogrammon  , un programa progresivo, graduado y siempre ascendente, puesto al servicio de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y a su culto , como el instrumento más perfecto y completo que haya podido pensarse, por tener sus raíces en el Antiguo Testamento  (que lo anuncia); por la preparación neotestamentaria del apóstol San Pablo , la referencia del Evangelista san Mateo, y la experiencia joánica  (la del discípulo amado que, apoyada su cabeza en el divino pecho, lo oye latir); por el el culto privado que le tributaron los místicos del siglo XIII ; por la preparación eclesial llevada a cabo por los teólogos de orientación mística; por el impacto de la obra de san Juan Eudes  (1601-1680), precedentes forzosamente necesarios para el éxito de la misión personal de santa Margarita María Alacoque y el triunfo inicial, doctrinal y cultual al Corazón de Jesús en el siglo XVIII.  
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Someto a la consideración de todos la siguiente proposición: La “simbología cordial” del barroco, vista en su conjunto , considerada en su contexto histórico , y analizada a la luz de la espiritualidad de su tiempo [1], es en verdad un hypogrammon [2] , un programa progresivo, graduado y siempre ascendente, puesto al servicio de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y a su culto , como el instrumento más perfecto y completo que haya podido pensarse, por tener sus raíces en el Antiguo Testamento  (que lo anuncia); por la preparación neotestamentaria del apóstol San Pablo , la referencia del Evangelista san Mateo, y la experiencia joánica  (la del discípulo amado que, apoyada su cabeza en el divino pecho, lo oye latir); por el el culto privado que le tributaron los místicos del siglo XIII ; por la preparación eclesial llevada a cabo por los teólogos de orientación mística; por el impacto de la obra de san Juan Eudes  (1601-1680), precedentes forzosamente necesarios para el éxito de la misión personal de santa Margarita María Alacoque y el triunfo inicial, doctrinal y cultual al Corazón de Jesús en el siglo XVIII. [3]
 
   
 
   
 
El imaginario profano,  ya se había apropiado del símbolo para ensalzar el amor sensual, mediante el epigrama, la imagen y el concepto. Formando un todo, es lo que ordinariamente denominamos emblema. El emblema recurre a citas de Plauto, Terencio, Ovidio y Petrarca. Se ilustra con paisajes de ensueño, amenos vergeles, jardines palaciegos, panales de miel, traviesos cupidos e impertinentes angelotes, entre otros elementos.  
 
El imaginario profano,  ya se había apropiado del símbolo para ensalzar el amor sensual, mediante el epigrama, la imagen y el concepto. Formando un todo, es lo que ordinariamente denominamos emblema. El emblema recurre a citas de Plauto, Terencio, Ovidio y Petrarca. Se ilustra con paisajes de ensueño, amenos vergeles, jardines palaciegos, panales de miel, traviesos cupidos e impertinentes angelotes, entre otros elementos.  
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Nos referimos a Pía desideria,  El corazón Humano, templo de Dios, o habitación de Satán, y  Regia Via Crucis. Aunque parezca mentira, esta pedagogía tan sencilla de comprender, tan interpeladora, tan dramática, y tan esperanzadora, a pesar de estar fuertemente enraizada en las Escrituras, la Tradición y las enseñanzas de la Iglesia latina, es, hoy, o algo que pertenece a la esfera de lo anecdótico, o una muestra curiosa de un supuesto pietismo ya caduco.
 
Nos referimos a Pía desideria,  El corazón Humano, templo de Dios, o habitación de Satán, y  Regia Via Crucis. Aunque parezca mentira, esta pedagogía tan sencilla de comprender, tan interpeladora, tan dramática, y tan esperanzadora, a pesar de estar fuertemente enraizada en las Escrituras, la Tradición y las enseñanzas de la Iglesia latina, es, hoy, o algo que pertenece a la esfera de lo anecdótico, o una muestra curiosa de un supuesto pietismo ya caduco.
  
Ignorado, por catequistas modernos, cuando no despreciado por párrocos y sacerdotes en la actualidad, este método catequético fue, y es muy valorado en el ámbito protestante, debido a que un pastor luterano llamado Johannes Evangelista Gossner (1773-1858) , estudioso de la teología católica, descubrió la importancia de este método: lo examinó con minuciosidad, y, dejando de lado sus prejuicios de protestante, tuvo que admitir que todo estaba bíblicamente fundamentado, al punto de decidió hacerlo suyo, convertirlo en libro de difusión masiva, libro que se reedita hasta el presente en varios idiomas.  
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Ignorado, por catequistas modernos, cuando no despreciado por párrocos y sacerdotes en la actualidad, este método catequético fue, y es muy valorado en el ámbito protestante, debido a que un pastor luterano llamado Johannes Evangelista Gossner (1773-1858) [4] , estudioso de la teología católica, descubrió la importancia de este método: lo examinó con minuciosidad, y, dejando de lado sus prejuicios de protestante, tuvo que admitir que todo estaba bíblicamente fundamentado, al punto de decidió hacerlo suyo, convertirlo en libro de difusión masiva, libro que se reedita hasta el presente en varios idiomas. [5]
  
 
'''El Corazón Humano'''
 
'''El Corazón Humano'''
  
 
El corazón del hombre o es casa de Dios, o casa del demonio. O se salva o se condena. El protagonista es el corazón de un pecador que ha sido poseído totalmente por el demonio, y que ha obrado según su tentación. Los pecados cometidos están representados simbólicamente por alimañas ponzoñosas, rastreras, inmundas, feroces y emplumadas: Son los pecados capitales. La representación de los pecados, y los vicios en forma de bestias y monstruos, puede rastrearse hasta los capiteles románicos, y las gárgolas góticas. El alma, que según san Agustín es un ojo que mira a Dios, no le puede ver porque carece de la luz. Satanás lo domina y una legión de demonios aguarda su turno para ofrecer una nueva seducción e induce a pecar de nuevo. El demonio se ha entronizado en el corazón del hombre pecador. El ángel de la guarda llora desconsoladamente el destino que le espera al alma cuya guarda se le confió.  
 
El corazón del hombre o es casa de Dios, o casa del demonio. O se salva o se condena. El protagonista es el corazón de un pecador que ha sido poseído totalmente por el demonio, y que ha obrado según su tentación. Los pecados cometidos están representados simbólicamente por alimañas ponzoñosas, rastreras, inmundas, feroces y emplumadas: Son los pecados capitales. La representación de los pecados, y los vicios en forma de bestias y monstruos, puede rastrearse hasta los capiteles románicos, y las gárgolas góticas. El alma, que según san Agustín es un ojo que mira a Dios, no le puede ver porque carece de la luz. Satanás lo domina y una legión de demonios aguarda su turno para ofrecer una nueva seducción e induce a pecar de nuevo. El demonio se ha entronizado en el corazón del hombre pecador. El ángel de la guarda llora desconsoladamente el destino que le espera al alma cuya guarda se le confió.  
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El libro también ilustra lo que ocurre en el interior del corazón del pecador, cuando se arrepiente. Se permite la acción de la gracia, y de inmediato intervienen los auxilios sobrenaturales. El pecador vuelve en sí y, percatándose del estado de su corazón, invoca al Espíritu Santo. La figura del ángel, además de representar la persona espiritual servidora de Dios, es alegoría de la asistencia sobrenatural que se opera en favor del pecador, y del auxilio eficaz de la gracia, que se ve en forma de rocío. Se nota la incomodidad de los demonios tentadores, que se dan vuelta y empiezan a retirarse.
 
El libro también ilustra lo que ocurre en el interior del corazón del pecador, cuando se arrepiente. Se permite la acción de la gracia, y de inmediato intervienen los auxilios sobrenaturales. El pecador vuelve en sí y, percatándose del estado de su corazón, invoca al Espíritu Santo. La figura del ángel, además de representar la persona espiritual servidora de Dios, es alegoría de la asistencia sobrenatural que se opera en favor del pecador, y del auxilio eficaz de la gracia, que se ve en forma de rocío. Se nota la incomodidad de los demonios tentadores, que se dan vuelta y empiezan a retirarse.
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Se presume la acción de un sacerdote que ha confesado, absuelto y penitenciado al pecador; el demonio ha sido derribado de su trono de iniquidades, y las pasiones dominantes empiezan a perder su imperio, como lo indican las bestias que se van retirando de su antigua guarida, sin dejar de acecharlo. Ha tomado conciencia del precio de su perdón, e imprime en sus entrañas la memoria de la Pasión de Cristo, que se muestra en los símbolos del calvario. Adviértase desde ya que, sea cual fuere la manera de tratar la cardiomorfosis, esta escena es la que determina la mudanza de vida, y por tanto se da inicio a la transformación del corazón según del Sagrado Corazón de Jesús.
 
Se presume la acción de un sacerdote que ha confesado, absuelto y penitenciado al pecador; el demonio ha sido derribado de su trono de iniquidades, y las pasiones dominantes empiezan a perder su imperio, como lo indican las bestias que se van retirando de su antigua guarida, sin dejar de acecharlo. Ha tomado conciencia del precio de su perdón, e imprime en sus entrañas la memoria de la Pasión de Cristo, que se muestra en los símbolos del calvario. Adviértase desde ya que, sea cual fuere la manera de tratar la cardiomorfosis, esta escena es la que determina la mudanza de vida, y por tanto se da inicio a la transformación del corazón según del Sagrado Corazón de Jesús.
  
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'''Cor Jesu amanti sacrum'''
 
'''Cor Jesu amanti sacrum'''
  
El libro Cor Jesu amanti sacrum ,  es publicación flamenca de fines del siglo XVI, explica, a través de los grabados de Anton Wierix, meditaciones y soliloquios, cómo la fortaleza  del corazón humano es asediada, amorosamente combatida y finalmente poseída por Cristo Infante, para volverlo a la inocencia bautismal. El Bautismo es donde el cristiano recibe el don fundamental de la metanoia o conversión” (base de los actos del penitente). A pesar de ser más extensa y más elaborada que los corazones que acabamos de comentar, ni se contradice, ni agrega nada al libro antes mencionado.
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El libro Cor Jesu amanti sacrum [6] ,  es publicación flamenca de fines del siglo XVI, explica, a través de los grabados de Anton Wierix, meditaciones y soliloquios, cómo la fortaleza  del corazón humano es asediada, amorosamente combatida y finalmente poseída por Cristo Infante, para volverlo a la inocencia bautismal. El Bautismo es donde el cristiano recibe el don fundamental de la metanoia o conversión” (base de los actos del penitente). A pesar de ser más extensa y más elaborada que los corazones que acabamos de comentar, ni se contradice, ni agrega nada al libro antes mencionado.
  
 
Ante un corazón cerrado , símbolo del egoísmo, origen de todo pecado, Cristo, en forma de niño pequeño y amigable, toca tímidamente el corazón del pecador. Sabe qué puerta tocar, sabe qué tecla pulsar. Sólo necesita que la voluntad humana descorra el cerrojo de la puerta. Cristo, Luz del mundo, descubre las oscuridades y el abismo del corazón humano. No viene como juez airado, sino como médico y medicina. “No quebrará la caña cascada ni apagará el pabilo que aún humea” (la vela bautismal). La vela encendida indica que mientras haya vida, habrá posibilidad de arrepentimiento y perdón, pero cuando se apague, cesará la vida; Cristo ya no será médico sino Juez; ya no obtendrá medicina sino administración de Justicia.  
 
Ante un corazón cerrado , símbolo del egoísmo, origen de todo pecado, Cristo, en forma de niño pequeño y amigable, toca tímidamente el corazón del pecador. Sabe qué puerta tocar, sabe qué tecla pulsar. Sólo necesita que la voluntad humana descorra el cerrojo de la puerta. Cristo, Luz del mundo, descubre las oscuridades y el abismo del corazón humano. No viene como juez airado, sino como médico y medicina. “No quebrará la caña cascada ni apagará el pabilo que aún humea” (la vela bautismal). La vela encendida indica que mientras haya vida, habrá posibilidad de arrepentimiento y perdón, pero cuando se apague, cesará la vida; Cristo ya no será médico sino Juez; ya no obtendrá medicina sino administración de Justicia.  
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'''Regia Via Crucis'''
 
'''Regia Via Crucis'''
  
En Regia Via Crucis  se presenta la dimensión de la vida del cristiano: peregrinar en un valle de lágrimas, amarguras, pruebas y dificultades, camino que –lo deja bien claro– no transitará solo, sino asistido por Cristo. En Lima, se aplica  de manera evidente y rotunda en la concepción del muro pretil del convento de San Francisco, diseñado por Luis Cervela. Es un requerimiento de amores, mediante el ofrecimiento de que Cristo hace su propia Cruz. Si se le acompaña en el camino de la Cruz, el será el cireneo que ayude al hombre, a cargar sus cruces cotidianas. Hay mucha similitud temática y modélica entre Regia Vía Crucis,  y Schola Cordis. Todo indica que son la fuente de la iconografía de Santa Rosa. Temas concurrentes, son, el  cortejo del amante místico, el ofrecimiento recíproco de los corazones, la alegría del corazón desposado, la elección de la cruz adecuada, la forma de llevarla con corrección, valor,  y santo orgullo.
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En Regia Via Crucis [7] se presenta la dimensión de la vida del cristiano: peregrinar en un valle de lágrimas, amarguras, pruebas y dificultades, camino que –lo deja bien claro– no transitará solo, sino asistido por Cristo. En Lima, se aplica  de manera evidente y rotunda en la concepción del muro pretil del convento de San Francisco, diseñado por Luis Cervela. Es un requerimiento de amores, mediante el ofrecimiento de que Cristo hace su propia Cruz. Si se le acompaña en el camino de la Cruz, el será el cireneo que ayude al hombre, a cargar sus cruces cotidianas. Hay mucha similitud temática y modélica entre Regia Vía Crucis,  y Schola Cordis. Todo indica que son la fuente de la iconografía de Santa Rosa. Temas concurrentes, son, el  cortejo del amante místico, el ofrecimiento recíproco de los corazones, la alegría del corazón desposado, la elección de la cruz adecuada, la forma de llevarla con corrección, valor,  y santo orgullo.
  
 
Merced a la cardiomorfosis, el hombre se vuelve santo. La sociedad de hombres santos, santifica la ciudad. Ese efecto multiplicador y difusiva, fue un fenómeno que se experimentó en la Lima barroca.
 
Merced a la cardiomorfosis, el hombre se vuelve santo. La sociedad de hombres santos, santifica la ciudad. Ese efecto multiplicador y difusiva, fue un fenómeno que se experimentó en la Lima barroca.

Revisión de 17:47 27 oct 2022

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Llamamos “cardiomorfosis” a la conversión del corazón humano según el Sagrado Corazón de Jesús, que es el principio y fin de nuestra reconciliación penitente. Se podía alcanzar esta conversión siguiendo los diferentes caminos ascéticos propuestos por los maestros espirituales jesuitas del período barroco, a partir de tratados de emblemática espiritual de gran difusión en Europa y el Imperio español. Las bellas artes, la bibliografía espiritual y las artes menores dan testimonio de cuán exitoso y cuán arraigado estaba en el pueblo fiel, el Camino de Cardiomorfosis. Con algunos ajustes e innovaciones realizados de siglo en siglo, se mantuvo vigente durante tres centurias.

Perdió impulso, y empezó a caer en desuso casi inmediatamente después de Concilio Vaticano II, sin otra causa que la avidez por las novedades y el desprecio por las estrategias evangelizadoras precedentes. Incluso el fin al que apuntaba, el culto al Sagrado Corazón de Jesús está languideciendo.

La simbología al servicio de la Iglesia

La simbología ha estado al servicio de Cristo y de su Iglesia desde el Monte Calvario. El cartel epigramáticamente infamante que Poncio Pilato mandó fijar en la cruz es, desde entonces, símbolo de la victoria de Cristo y la proclamación de su omnipotencia. La Iglesia primitiva empezó a crear símbolos propios, que remiten a conceptos muy precisos, de modo que bien puede hablarse de “evangelio en imágenes”. Los primitivos epígrafes del siglo I y las pinturas de las catacumbas romanas pusieron ya el arte al servicio de la evangelización. Someto a la consideración de todos la siguiente proposición: La “simbología cordial” del barroco, vista en su conjunto , considerada en su contexto histórico , y analizada a la luz de la espiritualidad de su tiempo [1], es en verdad un hypogrammon [2] , un programa progresivo, graduado y siempre ascendente, puesto al servicio de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y a su culto , como el instrumento más perfecto y completo que haya podido pensarse, por tener sus raíces en el Antiguo Testamento (que lo anuncia); por la preparación neotestamentaria del apóstol San Pablo , la referencia del Evangelista san Mateo, y la experiencia joánica (la del discípulo amado que, apoyada su cabeza en el divino pecho, lo oye latir); por el el culto privado que le tributaron los místicos del siglo XIII ; por la preparación eclesial llevada a cabo por los teólogos de orientación mística; por el impacto de la obra de san Juan Eudes (1601-1680), precedentes forzosamente necesarios para el éxito de la misión personal de santa Margarita María Alacoque y el triunfo inicial, doctrinal y cultual al Corazón de Jesús en el siglo XVIII. [3]

El imaginario profano, ya se había apropiado del símbolo para ensalzar el amor sensual, mediante el epigrama, la imagen y el concepto. Formando un todo, es lo que ordinariamente denominamos emblema. El emblema recurre a citas de Plauto, Terencio, Ovidio y Petrarca. Se ilustra con paisajes de ensueño, amenos vergeles, jardines palaciegos, panales de miel, traviesos cupidos e impertinentes angelotes, entre otros elementos. Junto a estas características, que sugieren las dulzuras del amor sensual y el deleite carnal, están aquellas que aluden al desdén del ser amado, al galanteo fallido, al corazón enamorado y herido de muerte. Este arte y esta simbología, alcanzaron su forma perfecta y definitiva durante el Barroco. Hasta donde alcanza nuestro conocimiento, la simbología y emblemática enfocada en el amor sagrado, comienza con la publicación de Amoris Divini Emblemata, libro de Otho Vaenius , impreso en Amberes el año 1615.

Necesidad de un hypogrammon

La conveniencia, y la eficacia del hypogrammon –según los parámetros tridentinos– quedó demostrada en la evangelización de América y Filipinas. En la actualidad, se sabe indubitablemente, que lo postulado como modelo obligatorio e inalterable, mediante el arte del grabado, fue reproducido con admirable fidelidad por la pintura figurativa hispanoamericana. Hay correspondencia entre los grabados flamencos y las pinturas de las escuelas cuzqueña y novohispana. Para alcanzar la cardiomorfosis perfecta, era preciso seguir tres modelos: El Corazón de san José, el Corazón doloroso de María y el Sagrado Corazón de Jesús, que, simbólicamente representados, son el ABC de una pedagogía que encaminará al creyente gradualmente, a rendir culto perfecto al Corazón de Jesús: implican inocencia, mansedumbre, piedad, devoción, ascesis, axiología, teleología y contemplación mística. “Corazón de Jesús yo te adoro; Corazón de María, yo te imploro; Corazón de José, puro y justo; en estos tres corazones pongo mi confianza.”

Piénsese en santa Teresa de Jesús y sus Moradas, sin olvidarnos de que fue herida de amor en el corazón por un serafín (la transverberación); y en santa Rosa de Lima, que acepta el requerimiento de Dios Niño: “Rosa de mi Corazón: sé mi esposa”, desposorio que inspiró los corazones que ideó. La cardiomorfosis, en ambas llega a ser perfecta: Amor apasionado, encendido, crucificial y co-oblativo. Ellas cargan con sus propias cruces, se niegan a sí mismas (comenzando por sus propios nombres). Y en adelante, no se ocupan sino de aquello que el divino Esposo quiere inspirarles. “Si por una gracia del Señor, dice Santa Teresa, su amor se imprime un día en nuestro corazón, todo se nos hará fácil; rápidamente y sin la menor dificultad pasaríamos a las obras”.

Ahora bien, no se crea que esta vocación de amar sobrenaturalmente estuvo restringida a monjas contemplativas; no fue así: Abundan los casos de hombres de vida santa y esclarecida, que quisieron que, aún después de la muerte, su corazón siguiera amando a Cristo. Para tal fin, pedían que se extrajera su corazón, para ser sepultado en las paredes de una iglesia y no en un pudridero con el resto de su cadáver. Como ocurrió con santo Toribio de Mogrovejo, arzobispo de Lima, y con el conde de Lemos, virrey del Perú.

Hay una ilustración muy conocida referida a Santa Teresa de Jesús: Es un dibujo en el que el Niño Jesús está dentro de su Corazón. Es la “medida” del Corazón de santa Teresa de Jesús: es decir, “totalmente de Cristo”. Su corazón está colmado por Cristo. Santa Rosa de Lima, aplica el mismo principio de Teresa, pero su medida es la Cruz; por eso, ella declaraba su deseo de sufrir. Nada de extravagante en este deseo: Quien está unido al corazón abierto, quiere imitarlo en todo. Hasta en el heroísmo del pío pelícano. No olvidemos que Rosa de Lima, quería morir mártir en defensa de la Eucaristía, cuando se creía que Lima sería tomada por los herejes holandeses.

Métodos catequéticos

Mencionemos de paso, tres de los métodos catequéticos (por desgracia olvidados y caídos en desuso, a pesar de ser obras realmente geniales) que son a la vez enseñanza catequética, sinopsis retórica, recurso mnemotécnico, belleza artística, y rotunda prueba de la solidísima formación doctrinal de sus autores, y del celo pastoral que abrasaba su corazones. Ambos están presentes, de otra manera en vida cotidiana de la Ciudad de los Reyes. Nos referimos a Pía desideria, El corazón Humano, templo de Dios, o habitación de Satán, y Regia Via Crucis. Aunque parezca mentira, esta pedagogía tan sencilla de comprender, tan interpeladora, tan dramática, y tan esperanzadora, a pesar de estar fuertemente enraizada en las Escrituras, la Tradición y las enseñanzas de la Iglesia latina, es, hoy, o algo que pertenece a la esfera de lo anecdótico, o una muestra curiosa de un supuesto pietismo ya caduco.

Ignorado, por catequistas modernos, cuando no despreciado por párrocos y sacerdotes en la actualidad, este método catequético fue, y es muy valorado en el ámbito protestante, debido a que un pastor luterano llamado Johannes Evangelista Gossner (1773-1858) [4] , estudioso de la teología católica, descubrió la importancia de este método: lo examinó con minuciosidad, y, dejando de lado sus prejuicios de protestante, tuvo que admitir que todo estaba bíblicamente fundamentado, al punto de decidió hacerlo suyo, convertirlo en libro de difusión masiva, libro que se reedita hasta el presente en varios idiomas. [5]

El Corazón Humano

El corazón del hombre o es casa de Dios, o casa del demonio. O se salva o se condena. El protagonista es el corazón de un pecador que ha sido poseído totalmente por el demonio, y que ha obrado según su tentación. Los pecados cometidos están representados simbólicamente por alimañas ponzoñosas, rastreras, inmundas, feroces y emplumadas: Son los pecados capitales. La representación de los pecados, y los vicios en forma de bestias y monstruos, puede rastrearse hasta los capiteles románicos, y las gárgolas góticas. El alma, que según san Agustín es un ojo que mira a Dios, no le puede ver porque carece de la luz. Satanás lo domina y una legión de demonios aguarda su turno para ofrecer una nueva seducción e induce a pecar de nuevo. El demonio se ha entronizado en el corazón del hombre pecador. El ángel de la guarda llora desconsoladamente el destino que le espera al alma cuya guarda se le confió.

El libro también ilustra lo que ocurre en el interior del corazón del pecador, cuando se arrepiente. Se permite la acción de la gracia, y de inmediato intervienen los auxilios sobrenaturales. El pecador vuelve en sí y, percatándose del estado de su corazón, invoca al Espíritu Santo. La figura del ángel, además de representar la persona espiritual servidora de Dios, es alegoría de la asistencia sobrenatural que se opera en favor del pecador, y del auxilio eficaz de la gracia, que se ve en forma de rocío. Se nota la incomodidad de los demonios tentadores, que se dan vuelta y empiezan a retirarse.

Se presume la acción de un sacerdote que ha confesado, absuelto y penitenciado al pecador; el demonio ha sido derribado de su trono de iniquidades, y las pasiones dominantes empiezan a perder su imperio, como lo indican las bestias que se van retirando de su antigua guarida, sin dejar de acecharlo. Ha tomado conciencia del precio de su perdón, e imprime en sus entrañas la memoria de la Pasión de Cristo, que se muestra en los símbolos del calvario. Adviértase desde ya que, sea cual fuere la manera de tratar la cardiomorfosis, esta escena es la que determina la mudanza de vida, y por tanto se da inicio a la transformación del corazón según del Sagrado Corazón de Jesús.

Al final del método, el corazón se ha regenerado. No vive sino para Cristo, y encuentra en Él la paz. Nada lo turba, ni nada lo espanta. Los símbolos propios dejan en claro, que el corazón reconciliado es un cofre de virtudes: La bolsa abierta simboliza la largueza y la caridad; el pan y el pez, la moderación, la templanza y la sobriedad. La Iglesi,a simboliza su constancia en la oración, en la vida sacramental y la escucha de la Palabra. El corazón sanado y orientado al cielo, deja de mirar al mundo que lo sedujo y sólo tiene ojos para mirar la cruz que lo salvó. De ahora en adelante contemplará el Corazón traspasado “que ha amado tanto a los hombres”. Buscará pagar amor con amor.

Cor Jesu amanti sacrum

El libro Cor Jesu amanti sacrum [6] , es publicación flamenca de fines del siglo XVI, explica, a través de los grabados de Anton Wierix, meditaciones y soliloquios, cómo la fortaleza del corazón humano es asediada, amorosamente combatida y finalmente poseída por Cristo Infante, para volverlo a la inocencia bautismal. El Bautismo es donde el cristiano recibe el don fundamental de la metanoia o conversión” (base de los actos del penitente). A pesar de ser más extensa y más elaborada que los corazones que acabamos de comentar, ni se contradice, ni agrega nada al libro antes mencionado.

Ante un corazón cerrado , símbolo del egoísmo, origen de todo pecado, Cristo, en forma de niño pequeño y amigable, toca tímidamente el corazón del pecador. Sabe qué puerta tocar, sabe qué tecla pulsar. Sólo necesita que la voluntad humana descorra el cerrojo de la puerta. Cristo, Luz del mundo, descubre las oscuridades y el abismo del corazón humano. No viene como juez airado, sino como médico y medicina. “No quebrará la caña cascada ni apagará el pabilo que aún humea” (la vela bautismal). La vela encendida indica que mientras haya vida, habrá posibilidad de arrepentimiento y perdón, pero cuando se apague, cesará la vida; Cristo ya no será médico sino Juez; ya no obtendrá medicina sino administración de Justicia.

Cristo hace “limpieza general” y de un solo golpe limpia hasta las culpas más feas, secretas y abyectas. Los querubines contemplan el poder del Amor y adoran el misterio. Luego de iluminar el entendimiento y fortalecer la voluntad del pecador, una vez eliminadas las culpas debidas a las debilidades más groseras y sensuales, se ocupa, luego de las potencias superiores, de lo sutil, de lo espiritual, de lo intelectivo y lo volitivo: limpia minuciosa y suavemente, con una mota de borrar, las reliquias del pecado para poder imprimir las huellas de su Pasión.

Cristo, de manera amorosa, le enseña cuál fue el precio que permite esa reconciliación: despliega la panoplia de los instrumentos de la Pasión, que ahora son armas de su victoria y que pueden también ser las suyas, si las acepta. Imprime el recuerdo de su Pasión en el corazón humano .El hypogrammon del Sagrado Corazón reemplaza definitivamente, en el corazón arrepentido, los modelos de pestilencia, maldad y muerte que el demonio había impreso con paciencia y esmero, como se aprecia en los grabados.

Regia Via Crucis

En Regia Via Crucis [7] se presenta la dimensión de la vida del cristiano: peregrinar en un valle de lágrimas, amarguras, pruebas y dificultades, camino que –lo deja bien claro– no transitará solo, sino asistido por Cristo. En Lima, se aplica de manera evidente y rotunda en la concepción del muro pretil del convento de San Francisco, diseñado por Luis Cervela. Es un requerimiento de amores, mediante el ofrecimiento de que Cristo hace su propia Cruz. Si se le acompaña en el camino de la Cruz, el será el cireneo que ayude al hombre, a cargar sus cruces cotidianas. Hay mucha similitud temática y modélica entre Regia Vía Crucis, y Schola Cordis. Todo indica que son la fuente de la iconografía de Santa Rosa. Temas concurrentes, son, el cortejo del amante místico, el ofrecimiento recíproco de los corazones, la alegría del corazón desposado, la elección de la cruz adecuada, la forma de llevarla con corrección, valor, y santo orgullo.

Merced a la cardiomorfosis, el hombre se vuelve santo. La sociedad de hombres santos, santifica la ciudad. Ese efecto multiplicador y difusiva, fue un fenómeno que se experimentó en la Lima barroca.

José Gálvez Krüger ©

Sociedad Peruana de Historia

Para entrar a los capítulos siguientes

Studia Limensia Capítulo I: El Hypogrammon de la Ciudad de los Reyes

Studia Limensia Capítulo II: La Planta urbana de la Ciudad de los Reyes, y su emblemática política, moral y religiosa

Studia Limensia Capítulo III: Las murallas de la Ciudad de los Reyes, y su relación con los Arcángeles Arcabuceros

Studia Limensia Capítulo IV: El Puente de piedra y el Arco Triunfal

Studia Limensia Capítulo V: La Plaza Mayor, y las tres plazas ceremoniales de Ciudad de los Reyes

Studia Limensia Capítulo VI:La Plaza Mayor y su Fuente Apocalíptica

Notas

[1] El impacto del Concilio de Trento (1545-1563). La disciplina, la obediencia y las prescripciones mandadas por este Sacrosanto Concilio se tradujeron en mil y una estrategias pastorales, realmente geniales.

[2] Muestra que el pedagogo escribe para que los niños la imiten.

[3] Margerie S.J., Bertrand de. Glosamos aquí, traducido, el índice temático del Libro Histoire Doctrinale du Culte au Coeur de Jésus. Mame, Paris, 1992.

[4] Gossner, Johannes, 1773-1858; Pöschel, Philipp Friedrich. The heart of man : either a temple of God, or a habitation of Satan : represented in ten emblematical figures, calculated to awaken and promote a Christian disposition.

[5] Ronco, Alberto. Fortezza reale del cuore humano : battuta soauemente, saettata amorosamente, superata gloriosamente, e posseduta & ornata gratiosamente dall' amoroso Giesù. Modena, 1628. Es la versión italiana, a la que hemos tenido acceso.