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Martes, 23 de abril de 2024

Diferencia entre revisiones de «Studia Limensia: Anexo I El Niño-Dios del Cuzco y sus diferentes atributos pictóricos en el contexto de la Cardiomorfosis»

De Enciclopedia Católica

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El Niño-Dios del Cuzco y sus diferentes atributos pictóricos, forman parte del  contexto de la Cardiomorfosis.Dijimos en el Capítulo III [  ], que la pedagogía iconográfica de los  Arcángeles Arcabuceros fue objeto de falsificación, y materia de especulaciones esotéricas, que condujeron forzosamente a conclusiones absurdas, insostenible, e indefendibles. Las representaciones peruanas de Dios Niño, fueron –igualmente- víctima de las mismas modas intelectuales.
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Nos ocupa, esta tarde, el análisis de la bella iconografía del Niño-Dios Inca, en las tres versiones que han generado controversia a lo largo de los últimos años. El análisis se apoyará sobre las bases en las que debe estar apoyada para acertar, y poder reconstruir el binomio <<imagen y palabra>> que es la característica fundamental de toda obra artística religiosa del Barroco.
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¿Qué papel cumple la representación de Dios-Niño en el arte catequético del Barroco?
Los defensores, y vulgarizadores de estas interpretaciones, en los hechos, demuestran su absoluta ignorancia de la alegoría y la anagogía patrística, de los libros de Apologética Católica Tridentina, de la Oratoria Sacra, y de la Música de Capilla del mismo período.
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En el siglo XVII, los teólogos - especialmente franceses – meditando sobre la Infancia de Jesucristo, descubrieron una inmensa enseñanza. La infancia, de la que se revistió Cristo, genera asombro y admiración. Supone dependencia de otro, estado de sujeción e inutilidad. Cristo no rechazó ninguna de estas miserias, para poder enseñarnos la negación de nosotros mismos. Vista de tal manera, la infancia silenciosa de Jesucristo se convertía para el cristiano, un objeto de meditación, casi tan fecundo como el de la Pasión misma. Su vida, nos enseña obediencia, silencio. Dulzura, humildad, paciencia, modestia, pureza, y el trabajo. La meditación de esta vida, lleva al hombre a amar la vida cristiana, que es baja y oculta. Estas virtudes fueron materia de una pedagogía iconográfica, que apareció publicada, al menos bajo dos formas: Vita Christi perpetua Crux , y Iesu Christi Dei domini salvatoris infantia
Los escritores contemporáneos que tratan – o más bien maltratan – la iconografía de Cristo-Infante, están desautorizados por las plumas doctorales barrocas.
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Conviene preguntarse entonces, ¿es una representación típica? ¿Es atípico alegorizar o representar a Cristo como rey de la Gentilidad?
Se equivoca quien postule que las representaciones de Cristo, con atavíos de Inca, son corrupciones debidas a una silente resistencia, contra la extirpación de idolatrías. Tampoco es “aporte”que mezcla telurismo y piedad. No hay “apropiación”, ni “reelaboración”. Sin embargo, son atendibles y razonables las perspectivas de orden político, que desarrollan dichos autores.
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Realmente no es atípico. Es típico, frecuente y conveniente. El Niño-Inca, es un eslabón más, en la larga cadena iconográfica de catequesis. Tal como hay un Infante divino con prendas andinas, hay imágenes del Niño de Nazaret, vestido como rey sajón, rey bohemio, príncipe japónico, emperador chino, cesar latino, Júpiter tonante, o Alejandro apolíneo. Lo que se pone en relieve, es todo aquello que simbolice divinidad, inmortalidad, omnipotencia, piedad, religiosidad, heroísmo, triunfo, apoteosis, despotismo, orden, justicia, beneficencia, magnanimidad, providencia, nobleza, jerarquía, autoridad, majestad, indulgencia, benevolencia y soberanía. Sin olvidar el poder de sanación medicinal y sacramental.
 
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En primer lugar, acordemos que es de Cristo, de quien se ocupa la pintura. Es decir, que lleva implícitos todos los Misterios que le atañen: Vida, Pasión, Muerte y Resurrección, lo mismo que todos los asuntos y formas predicables. La pintura, se ocupa de un asunto Teológico, cuyo fundamento es la Resurrección gloriosa de entre los muertos. Sin Resurrección no hay Teología., sin Teología no habría camino de salvación que explicar. Esa, es una verdad, cuyo emblema es un sol  y cuyo lema es  <<Veritas Filia Dei>> . El sol, es el punto focal del cuadro. Veamos la relación entre el sol, la Teología y la Resurrección . No esta demás decir que el cuadro, en tanto que Cristo es el ideal del ser humano, puede ser considerado un espejo de la verdad.
La iconografía de Dios-Niño, en todas sus variantes peruanas, explica en solo discurso, el mensaje soteriológico, y la pedagogía eucarística. Además de inequívocas cargas semánticas referidas al Buen Gobierno Pastoral y al Buen Gobierno Político.
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En segundo lugar Identifiquemos los elementos comunes, que componen, las pinturas para atribuirles la carga conceptual  barroca. Para tal fin, nos valdremos de dos publicaciones barrocas: El Clarín evangélico , y Epítetos, alabanzas y encomios de la Sagrada Eucaristía . La primera publicación nos brinda un lexicón, que fue común a casi todos los sermonarios hispanos conocidos, y la segunda, ofrece la ventaja de ser una publicación peruana.
 
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Cortinas: Representación del Misterio de Cristo (Representatio mysterium Christi)
¿Es atípico alegorizar o representar a Cristo como rey de la Gentilidad?
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El Niño: Deificación de nuestra humanidad (Deificatio humanitatis nostrae). Virtud secreta que opera invisiblemente bajo la forma visible de creatura
 
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El Inca: Símbolo de unidad. (Symbolum unitatis)
Realmente no es atípico. Es típico, frecuente y conveniente. El Niño-Inca, es un eslabón más, en la larga cadena iconográfica de catequesis. Tal como hay un Infante divino con hábitos andinos, hay imágenes del Niño de Nazaret, vestido como rey sajón, rey bohemio, príncipe japónico, imperante sínico, cesar latino, júpiter tonante, o Alejandro apolíneo.  
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Corona: Corona nuestra (Corona nostra). Corona de todas las cosas buenas (Corona ómnium bonorum). Corona de los príncipes de España (Corona Principum Hispaniae). Dignidad regia (Regia dignitas).Triunfo del rey hispano-austriaco (Regis hispanici austriachi triumphus).
Lo que se pone en relieve, es todo aquello que simbolice divinidad, inmortalidad, omnipotencia, piedad, religiosidad, heroísmo, triunfo, apoteosis, despotismo, orden, justicia, beneficencia, magnanimidad, providencia, nobleza, jerarquía, autoridad, majestad, indulgencia, benevolencia y soberanía. Sin olvidar el poder de sanación medicinal y sacramental.
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Túnica: La prenda más grande del alma (Indumentum maximum animae). Las vestiduras de oro de los cristianos (Vestis aurea christianorum).
 
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Capa: Manto del divino Elías (Pallium divinae Eliae).
Veamos algunos ejemplos tomados del Clarín Evangélico  [1]:
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Ceñidor: La Justicia es el ceñidor de sus lomos.
 
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Peana: Dignidad infinita (Dignitatis infinita). Honor de la casa austriaca (Honor domus austriacae). Trono de amor (Thronus amoris). Trono de la gracia de Dios (Thronus gratiae Dei). Triunfo de España y de su rey (Triumphus Hispaniae et regis eius). Océno de Magestad (Pelagus maiestatis). Exaltación y honor de la casa austriaca (Exaltatio et honor domus austriachae). Majestad sobre solio excelso y elevado (Maiestas super solium excelsum et elevatum.)
Alejandro Magno: “Para conciliar a sí a los del Asia, se vistió de su traje. (Cfr. Con el Narcisco). Su imagen apreciaban mucho aquellos Antiguos, y supersticiosamente se persuadían que con ella no les sucedería ningún infortunio”. Jamás estaba ocioso. Llevaba una campana delante de su ejército para avisar al enemigo. Díjole un Filósofo (buscador de la verdad), que parecía inmortal pues con tanta ansia buscaba la gloria de este mundo. Cuantas riquezas conseguía las daba contentándose con la esperanza de que las había de obtener”.
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El resplandor corporal: Blancura de la luz eterna (Candor lucis aeternae)
 
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Orbe: Gloria del mundo (Decus orbis terrarum). Dios del mundo  (Deus orbis terrarum).
Augusto César: “Levantó un Altar en reverencia del Hijo de Dios, que había de nacer hombre”.
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Improperios: Armas triunfantes contra los ataques diabólicos (Arma triumphalia contra diabólicos incursos).  Un campeón de justicia (enviado) para salvar y hablar de justicia cuyas vestiduras son rojos como los que pisan en la prensa. (Propugnator iustutiae ad salvandum et loquens iustitiam cuius rubrum est indumentum et vestimenta sicut calcantium in torculari).
 
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Cruz: Pendón de amor. (Vexillum amoris). Victoria de Cristo (Victoria Christi).Pendón de victoria contra los enemigos del cuerpo y del alma (Victoria contra inimicus corporis et animae). La madera que es para ser usada solo por el conquistador y el triunfante de su fuerza. (Lignum endendum tantum vincenti et triumphanti de virii).  Pendón de triunfo contra la muerte (Triumphus Christi contra mortem). Pendón de paz eterna  (Pax aeterna). Pendón de la paz de Cristo (Pax christi).
Calígula: ”Doró todos los manjares en un convite”.
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La representación de la estrella solar: Lámpara del Señor (Lucerna domini). Lámpara de Dios (Lucerna Dei). Luz (Lux). Luz verdadera y durable (Lux vera et durabilis), Luz divina (Lux divina). Luz nuestra (Lux nostra). Luz contra la oscuridad (Lux contra obscuritatem). Sol divino  (Sol divinus). Sol de Justicia (Sol iustitiae).  Sol que ilumina la Iglesia (Sol illuminans Ecclesiam). La estrella más brillante (Stella rutilantior). Iluminación del intelecto (Illuminatio intellectus). Lámpara refulgente del universo (Lampas universi fulgentissima). Cuerpo solar que ilumina al mundo (Solare corpus illuminans mundum). Amor ardentísimo del Salvador.
 
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Vasos de flores: Vaso de oro de la divinidad (Vas auri divinitatis). Vaso de oro macizo adornado con toda piedra preciosa (Vas auri solidum ornamentum omni lapide pretioso). Vaso de todas las gracias (Vas ómnium gratiarum). Olor de suavidad (Odor suavitatis). El olor del campo lleno, que el Señor ha bendecido (Odor agri pleni cui benedixit dominus) 
Falaris: “Con ser hombre tirano sintió mucho que tuviesen por hombre poco pío, y liberal con huérfanos, pobres y viudas”.
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Las guirnaldas : Marcan el timbre pasionista del conjunto. Desde el medioevo, los atributos de la Pasión, se han representado de dos maneras: Por medio de la Cruz de los Improperios, y por y un conjunto de flores muy preciso, en el que cada flor predica un dolor, un tormento, una injusticia padecida por Cristo. Y a la vez, un gozo, un deleite, una justificación y una victoria obtenida por Cristo.
 
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Ha queda establecida, aquí la relación entre los símbolos y la cristología, la teología y las sagradas escrituras.
Julio César: De lo que más se gloriaba era de perdonar injurias y agradecer finezas. Jamás estaba ocioso. Dióle un soldado una queja justificada y quedó sonrosado”.
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Ahora bien, la relación entre la figura del Inca con otras  figuras imperiales de la  Antigüedad, la establece, el lexicón del Clarín Evangélico. Este lexicón fue  parte integrante de varios sermonarios y publicaciones apologéticas del Barroco, lo que hizo de él una referencia común. Común. En sus páginas, se mencionan las virtudes de Augusto César  Alejandro Magno , Julio César,  Calígula , Falaris , y Filipo de Macedonia . Todas pueden ser consideradas mínimamente analogables a Cristo, y a escenas del Evangelio. A esta lista, habría que agregar – siguiendo la misma lógica, las virtudes del Inca, pero sin omitir sus flaquezas, sus errores, sus abusos y crueldades. Es decir, con sus “bajezas y poquedades”, según la conocida expresión de Cieza, cuando menciona a Inca Urco. Todo lo bueno viene de Dios, y es inspirado por el Espíritu Santo. Así, el Barroco ve la figura del Inca, en tanto que dignatario, como una manifestación de buen gobierno, que organiza y comunica el territorio a partir de una administración y una legislación común, para poner fin a la tiranía de los curacas, que fragmentaban el poder, y el territorio.  
Filipo, Rey de Macedonia: Fue sediento a Conquistar la Ciudad de Macedonia, después de haberla visto dibujada>> (cfr. Con el Narciso divino)
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Por todo lo dicho, no debe repugnarnos ver una imagen de Cristo Infante con atavíos de Inca. Lo que hay que hacer es establecer en una serie de dictados del Inca, que puedan ser predicables, en grado sumo, de Jesucristo, y una serie de vicios que hayan sido vencidos, por las virtudes del Señor. Entonces, se entenderá que Cristo es “Victor” y el Inca “Victus”.
 
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El Inca, es hijo del Sol. Es sacerdote. Es Legislador. Tiene por trono una sede de piedra. Es un rey guerrero. Es un pachacútec, que da nuevo ser al mundo. Como rey, impone sanciones, impera con la sola mención de su nombre. El inca es un rey distante, que cuando quiere hacerse presente empuña un arma, y  hace la guerra a las naciones que no le quieren recibir. Exhibe como señal de realeza el llauto imperial, la borla encarnada y las plumas de corequenque, porque es un príncipe guerrero, rapaz y sanguinario: Es rey tiránico. Concede la paz luego de haber tundido a sus enemigos, y haberlos desangrado, o haberlos condenado a muerte. Incendia pueblos, y borra de la memoria la existencia de las naciones que se le han opuesto.
Padres de la República: Es decir, “Delas condiciones que deben tener, como se han de portar, y cómo deben proceder”.
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Cristo, es el Hijo de Dios, Omnipotente y Eterno. Es Profeta, Rey y Sacerdote. Es el Legislador del Amor, que promulga la Ley Nueva. Tiene por trono un madero, por divisa un INRI infamante, y reina desde la Cruz. Es el Príncipe de Paz anunciado por las Escrituras. Es el Nuevo Adán que genera la Nueva Creación. Es Rey de Perdón y Misericordia, ante cuyo Nombre se inca toda rodillas en el Cielo, en la Tierra y en los Infiernos. Este Rey, es un Rey cercano, que se deleita al estar en medio de su pueblo.  
 
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Si el inca iracundo arrojaba al barranco sus hermanos, Cristo manso perdona siete veces siete a quien le ofende, porque es un abismo de Misericordia.  
He aquí el quid de la cuestión. Además del sentido soteriológico de la imagen, existe una pedagogía de la Providencia de Dios que gobierna el mundo. En este caso, el recién ganado imperio de los Incas, ganado para Cristo, será gobernado por regentes cristianos, que deben ser más justos, más sabios, más magnánimos, más mansos que los incas de la gentilidad, porque los incas terrestres, son reflejo el Rey celeste. Planteado así, podemos engarzar sencillamente este concepto con aquellos postulados en el Ideal del Príncipe Christiano
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Su señal de realeza es la Corona de Espinas, tinta en sangre rubicunda. La corona espinada es indicativa de haber tenido en sus pensamientos a la Humanidad toda, en su Oración Sacerdotal. Humanidad a la que enviaría el Espíritu Santo, que se alegoriza en blanca paloma  
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Este Infante Glorioso concede Mercedes, como Rey Poderoso, que por rescatar a su pueblo permite ser herido y desangrado por el Enemigo Malo, y convierte sus Santas Llagas, en Asilo seguro para quien se hace su Aliado. Y hace Reina a su Madre, para que dispense  todas sus gracias y mercedes.  
Zapa Inca Intipchuri
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Es Rey Filantrópico que viene a perdonar y no a fustigar a su Heredad. Rey que exige como único tributo que se pague el Amor, con amor (“Dad a Dios lo que es de Dios”): “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento”. Cristo, es Redentor que se vende a precio de esclavo, y para tal fin se convierte en Moneda de Harina. Se hace Pan de perro y Alfalfa espiritual. Así rescata a su pueblo esclavizado, para darle pan al hambriento de Dios, y pastura espiritual a su Rebaño. Cristo es Sacerdote. Es Altar y ofrenda; es Oferente y Ofrecido; Verbo de Dios y Víctima de Reconciliación.
 
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Este Niño luminoso, traslada a las naciones americanas, la profecía de Simeón: Es <<Luz para ser revelada a los Gentiles, y la gloria de tu pueblo Israel.>>
Como acabamos de ver, no debe repugnarnos ver una imagen de Cristo Infante con atavíos de Inca. Ante todo, el Nacimiento del Niño es la Buena. Es Rey de Reyes, y Señor de Señores. El reinado de su Sagrado Corazón, no tendrá fin. Cristo Vence, Cristo Reina y Cristo Impera.Si ponemos juntas las imágenes, en las que aparece el Inca en la pintura cuzqueña, se entenderá que Cristo es “Victor” y el Inca “Victus”. El Inca deja de rendir vasallaje al sol material, para ofrecerlo a Cristo Sol de Justicia, Luminoso y Glorioso.  
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Para concluir, es correcto afirmar que estamos en presencia de tres muestras típicas del arte religioso emanado del Concilio de Trento, influenciada por la “devotio moderna”, que insistía en el culto a la santa Humanidad de Jesucristo, preferentemente en su aspecto sufriente como fuente de nuestra Redención. Con la salvedad de que los sufrimientos de Cristo, son incruentos, aunque meritorios. Además, es igualmente correcto afirmar que las tres imágenes en nada se apartan de la inveterada tradición de asimilación cultural de la Iglesia Católica Romana, que se vale de elementos vernáculos para que el mensaje de salvación sea mejor comprendido, el bien enaltecido y el mal vituperado. Estos niños forman parte de un desarrollo expositivo mayorjunto a los Manuelitos, Doctorcitos, Espositos y Nazarenitos tal cuyas imágenes muestran a Cristo infante humanizado, pero "glorificado", donde se presentan los elementos de la pasión, como símbolos del triunfo sobre la muerte y la universalidad del mensaje salvífico.
Vimos cómo Alejandro, y otros grandes personajes de la Antigüedad, son figura de Cristo, y Le sirven de alegoría. Los atributos y virtudes que se pueden predicar de ellos, se pueden predicar, en grado sumo y perfectísimo, de Nuestro Señor Jesucristo.
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Hay dictados encomiásticos y gloriosos propios del Zapa Inca Intipchuri Huachacuchay. Es hijo del Sol. Es sacerdote. Es Legislador. Tiene por trono una sede de piedra. Es un rey guerrero. Es un pachacútec, que da nuevo ser al mundo. Como rey, impone sanciones, impera con la sola mención de su nombre. El inca es un rey distante, que cuando quiere hacerse presente empuña un arma. Exhibe como señal de realeza el llauto imperial, la borla encarnada y las plumas de corequenque, porque es un príncipe guerrero, rapaz y sanguinario: Es rey tiránico. Concede la paz luego de haber tundido a sus enemigos, y haberlos desangrado y o haberlos condenado a muerte. Incendia pueblos, y borra de la memoria, la existencia de las naciones que se le han opuesto.
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Cristo Rey
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Jesús es El Cristo, el Deseado de las Naciones. Es Sumo y Eterno Sacerdote. Es Hijo de Dios, Omnipotente y Eterno. Es el Legislador del Amor, que promulga la Ley Nueva. Tiene por trono un madero, por divisa un INRI infamante, y reina desde la Cruz.
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Es el Príncipe de Paz anunciado por las Escrituras. Es el Nuevo Adán que genera la Nueva Creación. Es Rey de Perdón y Misericordia, ante cuyo Nombre se inca toda rodillas en el Cielo, en la Tierra y en los Infiernos. Este Rey, es un Rey cercano, que se deleita al estar en medio de su pueblo. Si el inca iracundo arrojaba al barranco sus hermanos, Cristo manso perdona siete veces siete a quien le ofende, porque es un abismo de Misericordia. Su señal de realeza es la Corona de Espinas, tinta en sangre rubicunda. La corona espinada es indicativa de haber tenido en sus pensamientos a la Humanidad toda, en su Oración Sacerdotal. Humanidad a la que enviaría el Espíritu Santo, que se alegoriza en blanca paloma
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Este Infante Glorioso concede Mercedes, como Rey Poderoso. Rey Victorioso, reconocido como tal por los niños hebreos que le alaban diciendo “¡Hosanna, Bendito el que viene en Nombre del Señor!”. Este Rey, convierte sus Santas Llagas, en Asilo seguro para quien se hace su Aliado. Y hace de su Madre, la dispensadora de todas las gracias.
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Es Rey Filantrópico que viene a perdonar y no a fustigar a su Heredad. Rey que exige como único tributo (a diferencia del César Monetario) que se pague el Amor, con amor (“Dad a Dios lo que es de Dios”): “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento”. [++]
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Cristo, es Redentor que se vende a precio de esclavo, se convierte en Moneda de Harina. Se hace Pan de perro y Alfalfa espiritual. Así rescata a su pueblo esclavizado, para darle para darle pan al hambriento de Dios, y pastura espiritual a su Rebaño. Cristo es Sacerdote. Es Altar y ofrenda; es Oferente y Ofrecido; Verbo y Víctima de Reconciliación.
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La alegoría del Sol
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No hay que confundir el sol de los incas prehispánicos, con el Sol del Niño, y el sol de los “Incas españoles”. Porque los incas hispánicos amaban con todo el Corazón la Justicia. Es decir, a Cristo, Sol de Justica. Que es la Verdad. La Verdad es Filia Dei. En cambio, el Inca prehispánico amaba de corazón al sol material, al sol idolátrico. No amaba al Creador, sino a la creatura.
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El emblema solar en las imágenes religiosas
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En el pecho de Cristo, indica que Él es la Verdad, y Maestro de la Verdad.  Da entender que ha venido a incendiar el mundo con el fuego de la Verdad y de su amor. En el Caso de San José, Dios lo ha constituido Custodio de ese Tesoro.  
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En Santo Tomás de Aquino, colgado de una cadena, indica que la Verdad ha sido concedida como don, y que se le ha confiado la misión de ser Doctor, Guarda, Maestro y Pedagogo. Lo mismo se puede decir de san Agustín, porque viéndolos juntos, recordamos la Teología Eucarística y Teología del Corazón, temas que enhebran todo el arte religioso del Virreinato.
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Queda claro, que las insignias imperiales, la túnica, los gestos y atributos son un medio puesto al servicio de la predicación. Herramienta usual de enculturación, que mediante categorías locales, facilita el entendimiento de los catecúmenos.
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La pretendida reivindicación andina: Las flores
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Moneda devaluada y feble, pero de uso frecuente, es decir que las fisonomías coloreadas, las flores y los paisajes, subliman o disfrazan atavismos idolátricos, e insertan elementos de la “cosmovisión andina”.
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Desde el medioevo, los atributos de la Pasión, se han representado de dos maneras: Por medio de la Cruz de los Improperios, y por y un conjunto de flores muy preciso, en el que cada flor predica un dolor, un tormento, una injusticia padecida por Cristo. Y a la vez, un gozo, un deleite, una justificación y una victoria obtenida por Cristo.
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Volvamos, nuevamente al <<Clarín Evangélico>> [++]: Son símbolo de Esperanza. La Flor Gigantea o Girasol sigue al sol en su curso, a quien mira. La Flor Dulipantes vive de mirar al sol y muere en su ausencia. Hay una flor llamada, Flor del Campo, que tiene cinco hojas rubicundas (o sea las cinco llagas).
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Las flores son alegóricas de la Pasión de Cristo y su recuerdo: La Pasiflora, la Rosa, la Corona de espinas, el clavel disciplinado, la violeta, la campañilla, el diente de perro, la Amarilis, el Narciso Trompetero, la margarita, los Pensamientos, la Siempre viva etc. Las flores pasionarias "brotaron de las lágrimas y sudores de Cristo en el Monte de los Olivos".[+++]
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El lenguaje religioso y pasionista de las flores, es fácilmente perceptible si se las junta: Proclaman la liberación del pecado, el fin del poder del diablo, el fin de la pena del pecado. Anuncian la Reconciliación con Dios, la Apertura de las puertas del Cielo, y por sobre todas las cosas, son Exaltación del propio Cristo. No son, pues, una validación o reivindicación del hombre andino, por medio de un "arte de dominación”. Dicho sencillamente, las flores son las virtudes de Cristo (es decir, sus fortalezas). Cada virtud corresponde a un improperio, a una injusticia, a un vejamen, a un dolor, a una angustia, a una llaga o una lágrima.
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La Devotio Moderna ponía énfasis en la Humanidad de Cristo, en sus trabajos y fatigas. De ahí surgen las imágenes de la vida doméstica de la Sagrada Familia.
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Infante (niño de teta) o en adultez mosaica (12 años), implica tres cosas:
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1) Toda la vida de Cristo fue Crux perpetua. [++]
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2) A los 12 años, [Edad que atribuimos al Niño pictórico] en Templo dice ¿por qué me buscabais, no saben que tengo que hacer lo que conviene a la voluntad de mi Padre? [+++]
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3) Ya asume su rol Redentor, aunque incruento, porque su momento no ha llegado. Pero sabe que llegará: por eso se reviste de los Improperios de su Pasión Futura. Su Pasión será "Regia Via Crucis" [++]
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Todas las calidades del buen Príncipe se hallan en grado heroico en Cristo. Es Dios y Hombre Verdadero. La potestad soberana tiene muchas carencias. Cristo-Príncipe, en su vida terrestre, todo lo sabía, y nada ignoraba. Siempre estuvo vestido de justicia. Concurren en Cristo, los epítetos que Moisés cantó en los Salmos: Fue laborioso como abeja artificiosa. Cristo se escondió tras una pared de humanidad. Este Príncipe, empezó a legislar, y a dar reglas de Buen Gobierno, desde la Cátedra de Nazaret. Cristo Monarca Magno del Universo, fundó con su nacimiento la quinta Monarquía del mundo . Su túnica inconsútil fue de lana y no de seda, como las togas pretextas romanas que generaron los odios entre los Ciudadanos Romanos
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'''José Gálvez Krüger'''
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Sociedad peruana de Historia
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==Notas Y fuentes ==
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ADVERTENCIA EN PROCESO DE ELABORACIÓN
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== Dedicatoria y agradecimientos==
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Dedico estos apuntamientos, como reconocimiento a las constantes colaboraciones de:
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* León de Martín
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* Augusto Jimémez (Augusto Jim)
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* Moisés Delgadillo Campos (Modec Decamp)
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* David Sellerier
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* Jousé Quintero 
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* Eduardo Vásquez
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* Tacho Juárez Herrera
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* Alejandro Hernández
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Revisión de 11:03 18 ene 2023

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<<La Justicia y la Verdad son el cenidor de sus lomos>>
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Nos ocupa, esta tarde, el análisis de la bella iconografía del Niño-Dios Inca, en las tres versiones que han generado controversia a lo largo de los últimos años. El análisis se apoyará sobre las bases en las que debe estar apoyada para acertar, y poder reconstruir el binomio <<imagen y palabra>> que es la característica fundamental de toda obra artística religiosa del Barroco. ¿Qué papel cumple la representación de Dios-Niño en el arte catequético del Barroco? En el siglo XVII, los teólogos - especialmente franceses – meditando sobre la Infancia de Jesucristo, descubrieron una inmensa enseñanza. La infancia, de la que se revistió Cristo, genera asombro y admiración. Supone dependencia de otro, estado de sujeción e inutilidad. Cristo no rechazó ninguna de estas miserias, para poder enseñarnos la negación de nosotros mismos. Vista de tal manera, la infancia silenciosa de Jesucristo se convertía para el cristiano, un objeto de meditación, casi tan fecundo como el de la Pasión misma. Su vida, nos enseña obediencia, silencio. Dulzura, humildad, paciencia, modestia, pureza, y el trabajo. La meditación de esta vida, lleva al hombre a amar la vida cristiana, que es baja y oculta. Estas virtudes fueron materia de una pedagogía iconográfica, que apareció publicada, al menos bajo dos formas: Vita Christi perpetua Crux , y Iesu Christi Dei domini salvatoris infantia Conviene preguntarse entonces, ¿es una representación típica? ¿Es atípico alegorizar o representar a Cristo como rey de la Gentilidad? Realmente no es atípico. Es típico, frecuente y conveniente. El Niño-Inca, es un eslabón más, en la larga cadena iconográfica de catequesis. Tal como hay un Infante divino con prendas andinas, hay imágenes del Niño de Nazaret, vestido como rey sajón, rey bohemio, príncipe japónico, emperador chino, cesar latino, Júpiter tonante, o Alejandro apolíneo. Lo que se pone en relieve, es todo aquello que simbolice divinidad, inmortalidad, omnipotencia, piedad, religiosidad, heroísmo, triunfo, apoteosis, despotismo, orden, justicia, beneficencia, magnanimidad, providencia, nobleza, jerarquía, autoridad, majestad, indulgencia, benevolencia y soberanía. Sin olvidar el poder de sanación medicinal y sacramental. En primer lugar, acordemos que es de Cristo, de quien se ocupa la pintura. Es decir, que lleva implícitos todos los Misterios que le atañen: Vida, Pasión, Muerte y Resurrección, lo mismo que todos los asuntos y formas predicables. La pintura, se ocupa de un asunto Teológico, cuyo fundamento es la Resurrección gloriosa de entre los muertos. Sin Resurrección no hay Teología., sin Teología no habría camino de salvación que explicar. Esa, es una verdad, cuyo emblema es un sol y cuyo lema es <<Veritas Filia Dei>> . El sol, es el punto focal del cuadro. Veamos la relación entre el sol, la Teología y la Resurrección . No esta demás decir que el cuadro, en tanto que Cristo es el ideal del ser humano, puede ser considerado un espejo de la verdad. En segundo lugar Identifiquemos los elementos comunes, que componen, las pinturas para atribuirles la carga conceptual barroca. Para tal fin, nos valdremos de dos publicaciones barrocas: El Clarín evangélico , y Epítetos, alabanzas y encomios de la Sagrada Eucaristía . La primera publicación nos brinda un lexicón, que fue común a casi todos los sermonarios hispanos conocidos, y la segunda, ofrece la ventaja de ser una publicación peruana. Cortinas: Representación del Misterio de Cristo (Representatio mysterium Christi) El Niño: Deificación de nuestra humanidad (Deificatio humanitatis nostrae). Virtud secreta que opera invisiblemente bajo la forma visible de creatura El Inca: Símbolo de unidad. (Symbolum unitatis) Corona: Corona nuestra (Corona nostra). Corona de todas las cosas buenas (Corona ómnium bonorum). Corona de los príncipes de España (Corona Principum Hispaniae). Dignidad regia (Regia dignitas).Triunfo del rey hispano-austriaco (Regis hispanici austriachi triumphus). Túnica: La prenda más grande del alma (Indumentum maximum animae). Las vestiduras de oro de los cristianos (Vestis aurea christianorum). Capa: Manto del divino Elías (Pallium divinae Eliae). Ceñidor: La Justicia es el ceñidor de sus lomos. Peana: Dignidad infinita (Dignitatis infinita). Honor de la casa austriaca (Honor domus austriacae). Trono de amor (Thronus amoris). Trono de la gracia de Dios (Thronus gratiae Dei). Triunfo de España y de su rey (Triumphus Hispaniae et regis eius). Océno de Magestad (Pelagus maiestatis). Exaltación y honor de la casa austriaca (Exaltatio et honor domus austriachae). Majestad sobre solio excelso y elevado (Maiestas super solium excelsum et elevatum.) El resplandor corporal: Blancura de la luz eterna (Candor lucis aeternae) Orbe: Gloria del mundo (Decus orbis terrarum). Dios del mundo (Deus orbis terrarum). Improperios: Armas triunfantes contra los ataques diabólicos (Arma triumphalia contra diabólicos incursos). Un campeón de justicia (enviado) para salvar y hablar de justicia cuyas vestiduras son rojos como los que pisan en la prensa. (Propugnator iustutiae ad salvandum et loquens iustitiam cuius rubrum est indumentum et vestimenta sicut calcantium in torculari). Cruz: Pendón de amor. (Vexillum amoris). Victoria de Cristo (Victoria Christi).Pendón de victoria contra los enemigos del cuerpo y del alma (Victoria contra inimicus corporis et animae). La madera que es para ser usada solo por el conquistador y el triunfante de su fuerza. (Lignum endendum tantum vincenti et triumphanti de virii). Pendón de triunfo contra la muerte (Triumphus Christi contra mortem). Pendón de paz eterna (Pax aeterna). Pendón de la paz de Cristo (Pax christi). La representación de la estrella solar: Lámpara del Señor (Lucerna domini). Lámpara de Dios (Lucerna Dei). Luz (Lux). Luz verdadera y durable (Lux vera et durabilis), Luz divina (Lux divina). Luz nuestra (Lux nostra). Luz contra la oscuridad (Lux contra obscuritatem). Sol divino (Sol divinus). Sol de Justicia (Sol iustitiae). Sol que ilumina la Iglesia (Sol illuminans Ecclesiam). La estrella más brillante (Stella rutilantior). Iluminación del intelecto (Illuminatio intellectus). Lámpara refulgente del universo (Lampas universi fulgentissima). Cuerpo solar que ilumina al mundo (Solare corpus illuminans mundum). Amor ardentísimo del Salvador. Vasos de flores: Vaso de oro de la divinidad (Vas auri divinitatis). Vaso de oro macizo adornado con toda piedra preciosa (Vas auri solidum ornamentum omni lapide pretioso). Vaso de todas las gracias (Vas ómnium gratiarum). Olor de suavidad (Odor suavitatis). El olor del campo lleno, que el Señor ha bendecido (Odor agri pleni cui benedixit dominus) Las guirnaldas : Marcan el timbre pasionista del conjunto. Desde el medioevo, los atributos de la Pasión, se han representado de dos maneras: Por medio de la Cruz de los Improperios, y por y un conjunto de flores muy preciso, en el que cada flor predica un dolor, un tormento, una injusticia padecida por Cristo. Y a la vez, un gozo, un deleite, una justificación y una victoria obtenida por Cristo. Ha queda establecida, aquí la relación entre los símbolos y la cristología, la teología y las sagradas escrituras. Ahora bien, la relación entre la figura del Inca con otras figuras imperiales de la Antigüedad, la establece, el lexicón del Clarín Evangélico. Este lexicón fue parte integrante de varios sermonarios y publicaciones apologéticas del Barroco, lo que hizo de él una referencia común. Común. En sus páginas, se mencionan las virtudes de Augusto César Alejandro Magno , Julio César, Calígula , Falaris , y Filipo de Macedonia . Todas pueden ser consideradas mínimamente analogables a Cristo, y a escenas del Evangelio. A esta lista, habría que agregar – siguiendo la misma lógica, las virtudes del Inca, pero sin omitir sus flaquezas, sus errores, sus abusos y crueldades. Es decir, con sus “bajezas y poquedades”, según la conocida expresión de Cieza, cuando menciona a Inca Urco. Todo lo bueno viene de Dios, y es inspirado por el Espíritu Santo. Así, el Barroco ve la figura del Inca, en tanto que dignatario, como una manifestación de buen gobierno, que organiza y comunica el territorio a partir de una administración y una legislación común, para poner fin a la tiranía de los curacas, que fragmentaban el poder, y el territorio. Por todo lo dicho, no debe repugnarnos ver una imagen de Cristo Infante con atavíos de Inca. Lo que hay que hacer es establecer en una serie de dictados del Inca, que puedan ser predicables, en grado sumo, de Jesucristo, y una serie de vicios que hayan sido vencidos, por las virtudes del Señor. Entonces, se entenderá que Cristo es “Victor” y el Inca “Victus”. El Inca, es hijo del Sol. Es sacerdote. Es Legislador. Tiene por trono una sede de piedra. Es un rey guerrero. Es un pachacútec, que da nuevo ser al mundo. Como rey, impone sanciones, impera con la sola mención de su nombre. El inca es un rey distante, que cuando quiere hacerse presente empuña un arma, y hace la guerra a las naciones que no le quieren recibir. Exhibe como señal de realeza el llauto imperial, la borla encarnada y las plumas de corequenque, porque es un príncipe guerrero, rapaz y sanguinario: Es rey tiránico. Concede la paz luego de haber tundido a sus enemigos, y haberlos desangrado, o haberlos condenado a muerte. Incendia pueblos, y borra de la memoria la existencia de las naciones que se le han opuesto. Cristo, es el Hijo de Dios, Omnipotente y Eterno. Es Profeta, Rey y Sacerdote. Es el Legislador del Amor, que promulga la Ley Nueva. Tiene por trono un madero, por divisa un INRI infamante, y reina desde la Cruz. Es el Príncipe de Paz anunciado por las Escrituras. Es el Nuevo Adán que genera la Nueva Creación. Es Rey de Perdón y Misericordia, ante cuyo Nombre se inca toda rodillas en el Cielo, en la Tierra y en los Infiernos. Este Rey, es un Rey cercano, que se deleita al estar en medio de su pueblo. Si el inca iracundo arrojaba al barranco sus hermanos, Cristo manso perdona siete veces siete a quien le ofende, porque es un abismo de Misericordia. Su señal de realeza es la Corona de Espinas, tinta en sangre rubicunda. La corona espinada es indicativa de haber tenido en sus pensamientos a la Humanidad toda, en su Oración Sacerdotal. Humanidad a la que enviaría el Espíritu Santo, que se alegoriza en blanca paloma Este Infante Glorioso concede Mercedes, como Rey Poderoso, que por rescatar a su pueblo permite ser herido y desangrado por el Enemigo Malo, y convierte sus Santas Llagas, en Asilo seguro para quien se hace su Aliado. Y hace Reina a su Madre, para que dispense todas sus gracias y mercedes. Es Rey Filantrópico que viene a perdonar y no a fustigar a su Heredad. Rey que exige como único tributo que se pague el Amor, con amor (“Dad a Dios lo que es de Dios”): “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento”. Cristo, es Redentor que se vende a precio de esclavo, y para tal fin se convierte en Moneda de Harina. Se hace Pan de perro y Alfalfa espiritual. Así rescata a su pueblo esclavizado, para darle pan al hambriento de Dios, y pastura espiritual a su Rebaño. Cristo es Sacerdote. Es Altar y ofrenda; es Oferente y Ofrecido; Verbo de Dios y Víctima de Reconciliación. Este Niño luminoso, traslada a las naciones americanas, la profecía de Simeón: Es <<Luz para ser revelada a los Gentiles, y la gloria de tu pueblo Israel.>> Para concluir, es correcto afirmar que estamos en presencia de tres muestras típicas del arte religioso emanado del Concilio de Trento, influenciada por la “devotio moderna”, que insistía en el culto a la santa Humanidad de Jesucristo, preferentemente en su aspecto sufriente como fuente de nuestra Redención. Con la salvedad de que los sufrimientos de Cristo, son incruentos, aunque meritorios. Además, es igualmente correcto afirmar que las tres imágenes en nada se apartan de la inveterada tradición de asimilación cultural de la Iglesia Católica Romana, que se vale de elementos vernáculos para que el mensaje de salvación sea mejor comprendido, el bien enaltecido y el mal vituperado. Estos niños forman parte de un desarrollo expositivo mayor, junto a los Manuelitos, Doctorcitos, Espositos y Nazarenitos tal cuyas imágenes muestran a Cristo infante humanizado, pero "glorificado", donde se presentan los elementos de la pasión, como símbolos del triunfo sobre la muerte y la universalidad del mensaje salvífico.