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Martes, 16 de abril de 2024

Diferencia entre revisiones de «San Basilio el Grande»

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En el  año 370 Basilio [[sucesión apostólica | sucedió]] al obispo de Cesarea, y fue [[consagración | consagrado]] de acuerdo a la tradición el 14 de Junio. Cesarea era entonces una poderosa y rica ciudad (Sozomeno, Hist. Eccl., V.5). Su obispo era [[metropolitano]] de Capadocia y [[exarca]] del Ponto, lo cual abarcaba más de la mitad de Asia Menor y comprendía once provincias. La sede de Cesarea estaba en el mismo rango que la de [[Éfeso]] inmediatamente después de las sedes patriarcales en los [[concilio]]s, y el obispo era el superior de cincuenta [[chorepiscopi]] ([[François Baert | Baert).  La influencia real de Basilio, dice Jackson (Prolegomena, XXXII) cubría todo lo ancho del país "desde los Balcanes al Mediterráneo y desde el mar Ageo al río Éufrates". La [[necesidad]] de un hombre como Basilio en una [[diócesis | sede]] como la de Cesarea era muy apremiante, y él debió haber sabido esto [[bien]]. Algunos (por ejemplo, Allard, De Broglie, Venables, Fialon) piensan que él procuró su propia elección; otros (por ejemplo: [[Prudencio Maran | Maran]], [[César Baronio | Baronio]], [[Rémi Ceillier | Ceillier]]) dicen que el no hizo ningún intento a su favor.  De cualquier forma, él llegó a ser el Obispo de Cesarea en gran parte por la influencia del anciano [[San Gregorio Nacianceno | Gregorio]]. Su elección, dice el joven [[San Gregorio de Nisa | Gregorio]] (loc. cit.), fue seguida por el descontento de parte de varios obispos sufragáneos "a cuyo lado se encontraban los grandes bribones de la ciudad".  Durante su anterior administración de la diócesis Basilio había definido tan claramente las [[idea]]s de [[disciplina eclesiástica | disciplina]] y [[ortodoxia]], que nadie podía dudar de la dirección y el vigor de su política.  [[San Atanasio]] se sintió muy complacido por la elección de Basilio  (Ad Pallad., 953; Ad Joann. et Ant., 951); pero el arrianizante emperador [[Flavio Valente | Valente]] manifestó considerable disgusto y la minoría de obispos derrotados se volvieron consistentemente hostiles al nuevo [[metropolitano]]. Mediante años de conducta [[prudencia | prudente]], sin embargo, "mezclando su corrección con consideración y su gentileza con firmeza " (Greg. Naz., Or. XLIII), finalmente superó a la [[mayoría]] de sus oponentes.  
 
En el  año 370 Basilio [[sucesión apostólica | sucedió]] al obispo de Cesarea, y fue [[consagración | consagrado]] de acuerdo a la tradición el 14 de Junio. Cesarea era entonces una poderosa y rica ciudad (Sozomeno, Hist. Eccl., V.5). Su obispo era [[metropolitano]] de Capadocia y [[exarca]] del Ponto, lo cual abarcaba más de la mitad de Asia Menor y comprendía once provincias. La sede de Cesarea estaba en el mismo rango que la de [[Éfeso]] inmediatamente después de las sedes patriarcales en los [[concilio]]s, y el obispo era el superior de cincuenta [[chorepiscopi]] ([[François Baert | Baert).  La influencia real de Basilio, dice Jackson (Prolegomena, XXXII) cubría todo lo ancho del país "desde los Balcanes al Mediterráneo y desde el mar Ageo al río Éufrates". La [[necesidad]] de un hombre como Basilio en una [[diócesis | sede]] como la de Cesarea era muy apremiante, y él debió haber sabido esto [[bien]]. Algunos (por ejemplo, Allard, De Broglie, Venables, Fialon) piensan que él procuró su propia elección; otros (por ejemplo: [[Prudencio Maran | Maran]], [[César Baronio | Baronio]], [[Rémi Ceillier | Ceillier]]) dicen que el no hizo ningún intento a su favor.  De cualquier forma, él llegó a ser el Obispo de Cesarea en gran parte por la influencia del anciano [[San Gregorio Nacianceno | Gregorio]]. Su elección, dice el joven [[San Gregorio de Nisa | Gregorio]] (loc. cit.), fue seguida por el descontento de parte de varios obispos sufragáneos "a cuyo lado se encontraban los grandes bribones de la ciudad".  Durante su anterior administración de la diócesis Basilio había definido tan claramente las [[idea]]s de [[disciplina eclesiástica | disciplina]] y [[ortodoxia]], que nadie podía dudar de la dirección y el vigor de su política.  [[San Atanasio]] se sintió muy complacido por la elección de Basilio  (Ad Pallad., 953; Ad Joann. et Ant., 951); pero el arrianizante emperador [[Flavio Valente | Valente]] manifestó considerable disgusto y la minoría de obispos derrotados se volvieron consistentemente hostiles al nuevo [[metropolitano]]. Mediante años de conducta [[prudencia | prudente]], sin embargo, "mezclando su corrección con consideración y su gentileza con firmeza " (Greg. Naz., Or. XLIII), finalmente superó a la [[mayoría]] de sus oponentes.  
  
Las cartas de Basil dicen la historia de su actividad variada y tremenda; como el trabajó para la exclusión de candidatos inadecuados para el ministerio sagrado y alejar a los obispos de la tentación de la simonía; como el requería disciplina exacta y la observación llena de fe de los cánones de clérigos y seglares; como el reprimió lo pecaminoso, le dio seguimiento a las ofensas, y mantuvo la esperanza del perdón para el penitente. (Cf. Epp. xliv, xlv, y xlvi, la carta maravillosa a una virgen caída, así como también Epp. liii, liv, lv, clxxxviii, cxcix, ccxvii, y Ep. clxix, sobre el extraño incidente de Glycerio, cuya historia está bien descrita por Ramsay, La Iglesia en el Imperio Romano, Nueva York, 1893, p. 443 sqq.) Si por un lado el defendía estenuadamente los derechos clericales y las inmunidades (Ep. civ), por el otro el entrenaba a sus clérigos tan estrictamente que ellos se volvieron famosos como modelo de sacerdote a aspirar ser (Epp. cii, ciii). Basil no confinó su servicio a los asuntos pastorales, sino que se lanzó vigorosamente en las disputas teológicas llenas de problemas que en ese entonces rendían a la unidad del Cristianismo. El hizo un resumen de la fe ortodoxa; el atacó verbalmente a los herejes que estaban cerca y escribió vehementemente a los que estaban lejos. Su correspondencia muestra que el hizo visitas, envió mensajes, dio entrevistas, instruyó, reprobó, reaccionó, amenazó, reprochó, tomó a su cargo la protección de las naciones , ciudades, individuos grandes y pequeños. Hubo poca oportunidad de oponérsele con éxito, ya que el era un peleador frío, persistente, sin miedo en defensa de la doctrina y de los principios . Su fuerte postura contra Valens se equipara a la reunión entre Ambrosio y Teodocio. El emperador se vio como tonto ante la indiferencia calmada del arzobispo a su presencia y sus deseos . El incidente, como lo narra Gregorio de Nazianzo, no solo dice mucho en relación al caracter de Basil sino da una luz clara del tipo de obispo cristiano con el cual los emperadores tenían que tratar y va mas allá para justificar porque el arianismo, con poca corte detrás de el, podía hacer tan poca cosa en la historia del Catolicismo..
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Las cartas de Basilio narran la historia de su tremenda y variada actividad; cómo trabajó para la exclusión de candidatos no aptos para el ministerio sagrado y para liberar a los [[obispo]]s de la [[tentación]] de la [[simonía]]; como les requería [[disciplina eclesiástica | disciplina]] exacta y la fiel observancia de los cánones a [[clérigo]s y a [[laicos | seglares]]; como el requirió  pecaminoso, le dio seguimiento a la delincuencia y le extendió la [[esperanza]] del perdón al penitente. (Cf. Epp. XLIV, XLV, y XLVI, la bella carta a una [[virginidad | virgen]] caída, así como las Epp. LIII, LIV, LV, CLXXXVIII, CXCIX, CCSVII y Ep. CLXIX, sobre el extraño incidente de Glicerio, cuya historia es muy bien completada por Ramsay, ''The Church in the Roman Empire'', Nueva York, 1893, p. 443 ss.)Si por un lado defendió enérgicamente los [[derecho]]s e inmunidades clericales (Ep. CIV), por el otro el entrenó a su [[clero secular | clero]] con tanto rigor que se volvieron famosos como modelos de todo lo que debe ser un [[sacerdote]] (Epp. CII, CIII).
  
Mientras asistía a Eusebio en el cuidado de su diócesis , Basilio había marcado un interés por el pobre y afligido; ese interés ahora se mostraba en la erección de una magnífica institución, el Tocotofeso, o Basileo, una casa para el cuidado de los extranjeros sin amigos ,el tratamiento médico del  enfermo pobre, y el entrenamiento industrial del carente de habilidades. Construido en los suburbios, logró tal importancia que llegó a ser prácticamente el centro de una nueva ciudad con el nombre de he kaine polis o "Pueblo Nuevo". Era la Casa-Madre de las instituciones parecidas erigidas en otras diócesis y se sostuvo como un recordatorio constante al rico de su privilegio de gastar su riqueza en un modo cristiano. Se puede mencionar aquí que las obligaciones sociales del rico eran predicadas tan simple y fuertemente por San Basilio que los sociólogos modernos se han aventurado a decir que son ideas suyas, aunque sin mas fundamento que el que existe en el caso de cualquier otro maestro consistente con los principios de la ética Católica. La verdad es que San Basilio fue un amante práctico de la pobreza cristiana, y aún en un alto puesto conservó la simplicidad en la comida y la ropa y esa austeridad de la vida por la que el se hizo notar en su primera renuncia al mundo.  
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Basilio no limitó su actividad a los asuntos diocesanos, sino que se lanzó vigorosamente a las problemáticas disputas [[teología dogmática | teológicas]] que en ese entonces rasgaban la [[unidad]] de la [[cristiandad]].  Redactó un resumen de la [[fe]] [[ortodoxia | ortodoxa]]; atacó verbalmente a los [[herejía | herejes]] que estaban cerca y escribió elocuentemente a los que estaban lejos.  Su correspondencia muestra que hizo visitas, envió mensajes, dio entrevistas, instruyó, reprobó, reprendió, amenazó, reprochó, tomó a su cargo la protección de las naciones, ciudades, [[individuo, individualidad | individuos]] grandes y pequeños. Había poca oportunidad de oponérsele exitosamente, ya que él era un luchador frío, persistente, impertérrito en la defensa de la [[doctrina cristiana | doctrina]] y de los principios. Su postura audaz contra [[Flavio Valente | Valente]] se equipara a la reunión entre [[San Ambrosio]] y Teodosio I]].  El emperador se quedó estupefacto ante la indiferencia calmada del [[arzobispo]] ante su presencia y sus deseos. El incidente, como lo narra [[San Gregorio Nacianceno]], no solo dice mucho sobre el [[carácter]] de Basilio sino que arroja una luz clara del tipo de obispo [[cristianismo | cristiano]] con el cual los emperadores tenían que tratar y va más allá para explicar por qué el [[arrianismo]], con poca corte detrás de él, pudo hacer tan poca impresión en la historia final del [[católico | catolicismo]].  
  
En medio de sus labores, Basilio pasó sufrimientos de muchas clases. Atanasio murió en el año 373 y el anciano Gregorio en el 374, ambos dejaron espacios que nunca se llenarían. En el año 373 se inició la dolorosa extradición de Gregorio de Nazianzo. Antimo, Obispo de Tiana, se convirtió en enemigo abiertamente, Apolinar "una causa de dolor para las iglesias" (Ep. cclxiii), Eustasio de Sebaste un traidor a la Fe y también un enemigo personal . Eusebio de Samosata fue desaparecido, Gregorio de Niza condenado y encadenado. Cuando murió el emperador Valentino y los Arianos recuperaron su influencia , todos los esfuerzos de Basilio deben haber parecido en vano. Su salud estaba débil, los godos estaban a las puertas del imperio, Antioquia estaba en cisma, Roma dudaba de su sinceridad, los obispos rechazaban reunirse como el deseaba . "Las notas de la Iglesia eran oscuras en su parte de Cristiandad , y el tenía que navegar lo mejor que podía ,--admirando, haciendo la corte, y sin embargo tratado con frialdad por el mundo Latino , deseando la amistad de Roma , sin embargo herido por su reserva,--sospechoso de herejía por Damaso, y acusado por Jerome de orgullo" (Newman, La Iglesia de los Padres). Si el hubiera vivido un poco mas y asistido al Concilio de Constantinopla  (381), el hubiera visto la muerte de su primer presidente, su amigo Melesio, y la renuncia forzada de su segundo, Gregorio de Nazianzo. Basil murió el 1o de Enero del 379. Su muerte fue considerada como un duelo público; los Judíos, paganos, y extranjeros lo sintieron como uno de ellos . Los primeros martirologios Latinos (Hieronimian y Bede) no hacen mención de la fiesta de San Basilio. La primera mención es por Usuard y Ado quienes lo colocan en el 14 de  Junio, la fecha supuesta de la consagración de Basilio al obispado . En la "Menaea" Griega el es conmemorado el 1o de Enero, el dia de su muerte. En 1081, Juan, Patriarca de Constantinopla, a consecuencia de una visión, estableció una fiesta en honor común a San Basilio , a Gregorio de Nazianzo y Juan Crisóstomo a celebrarse  el 30 de Enero. Los Bolandistas dieron cuenta del origen de esta fiesta; ellos también anotaron como algo de valor que no se mencionaban reliquias de San Basilio antes del siglo doce, tiempo en el cual se decía que partes de su cuerpo, junto con otras reliquias muy extraordinarias que se habían llevado a Bruges por un cruzado que regresaba. Baronius (c. 1599) dio al Oratorio de Nápoles una reliquia de San Basilio enviada de Constantinopla a el Papa . Las descripciones impresas de los Bollandistas y Baronios sobre la apariencia personal de Basilio y la reproducción anterior de dos iconos, el mas viejo copiado de un códice presentado a Basilio, Emperador del Este (877-886).  
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Mientras ayudaba a Eusebio en el cuidado de su [[diócesis]] , Basilio había mostrado un marcado interés por el [[pobreza y pauperismo | pobre]] y el afligido; ese interés se mostró ahora en la erección de una magnífica institución, el “Ptochoptopheion” o “Basileiad”, una casa para el cuidado de extranjeros sin amigos, el tratamiento médico de los enfermos pobres y el entrenamiento industrial de los trabajadores no cualificados.  Construido en los suburbios, logró tal importancia que llegó a ser prácticamente el centro de una nueva ciudad con el nombre de ''he kaine polis'' o "Pueblo Nuevo". Era la casa madre de las instituciones parecidas erigidas en otras diócesis y era un constante recordatorio a los ricos de su privilegio de gastar su riqueza en un modo cristiano. Se debe mencionar aquí que predicaba tan clara y fuertemente las [[obligación | obligaciones]] sociales de los ricos que los sociólogos modernos se han aventurado a reclamarlo como uno de los suyos, aunque con no más fundamento que el que existiría en el caso de cualquier otro maestro consistente con los principios de la [[ética]] [[católico | católica]]. La [[verdad]] es que San Basilio fue un amante práctico de la [[pobreza]] cristiana, y aún en su exaltada posición conservó esa simplicidad en la comida y la ropa y esa austeridad de vida por la que él se hizo notar en su primera renuncia al mundo. (Nitti, Catholic Socialism, Nueva York, 1895, III; Villemain, Tableau d'eloq. Chret., París, 1891, 116 ss.).
  
Por consenso común, Basilio está entre las figuras mas grandes en la historia de la iglesia y el mas que extravagante panegírico por Gregorio de Nazianzo no ha sido sino igualado por muchos otros eulogistas. Físicamente delicado y ocupando un alto puesto pero en pocos años, Basilio hizo un trabajo magnífico y duradero en una época donde se experimentaron las mas  violentas convulsiones mundiales que haya vivido la Cristiandad . (Cf. Newman, La Iglesia de los Padres). Por virtud personal el logró distinguirse en una era de santos; y su pureza, su fervor monástico, su estricta simpleza , su amistad por el pobre llegó a ser tradicional en la historia del ascetismo Cristiano . De hecho, la impresión de su genio fue sellada indeleblemente en la concepción Oriental de la vida religiosa . En las manos del obispado de la gran metrópoli de Cesarea se formó como un modelo de la diócesis Cristiana ; casi no hubo ningún detalle de la actividad episcopal que el dejara de señalar dando líneas para guiar y dando el ejemplo. No menos glorioso es el hecho de que el mantuvo una dignidad sin temor e independencia hacia los oficiales del estado lo cual la historia ha mostrado mas tarde ser una condición indispensable de la vida saludable del episcopado Católico.
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En medio de sus labores, Basilio pasó sufrimientos de muchas clases.  [[San Atanasio]] murió en el año 373 y el anciano Gregorio en el 374, y ambos dejaron espacios que nunca se llenarían. En el año 373 comenzó la dolorosa separación de Gregorio Nacianceno. Antimo, Obispo de [[Tiana]], se convirtió en enemigo declarado; [[apolinarismo | Apolinar]] "una causa de dolor para las iglesias" (Ep. CCLXIII); [[Eustatio de Sebaste]] un traidor a la fe y también un enemigo personal. [[Eusebio de Samosata]] fue desterrado; su hermano [[San Gregorio de Nisa | Gregorio]] fue condenado y [[deposición | depuesto]].  Cuando murió el emperador [[Valentiniano I]] y los [[arrianismo | arrianos]] recuperaron su influencia, todos los esfuerzos de Basilio debieron haber parecido en vano. Su salud se estaba quebrantando,  los [[ostrogodos | godos]] estaban a las puertas del imperio, [[Antioquía]] estaba en [[cisma]], [[Roma]] [[duda]]ba de su sinceridad, los obispos se negaban a reunirse como el deseaba.  "Las señales de la Iglesia estaban obscurecidas en su parte de la cristiandad, y él tenía que pasarlo como mejor pudiese ---admirando, buscando, y sin embargo tratado con frialdad por el mundo latino, deseando la amistad de Roma, sin embargo herido por su reserva--- [[Papa San Dámaso I | Dámaso]] lo hacía sospechoso de [[herejía]] y [[San Jerónimo]] lo acusaba de [[orgullo]]so." ([[John Henry Newman | Newman]], The Church of the Fathers).  Si él hubiese vivido un poco más y asistido al [[Primer Concilio Ecuménico de Constantinopla | Concilio de Constantinopla]]  (381), habría visto la muerte de su primer presidente, su amigo [[Melecio de Antioquía | Melecio]], y la renuncia forzada de su segundo, Gregorio Nacianceno.
  
De la correspondencia de Basilio con la sede en Roma se capta alguna diferencia . No hay duda de que el estaba en comunión con los obispos occidentales y que el escribió repetidamente a Roma preguntando que pasos tomar para asistir a la Iglesia Oriental en su lucha con los herejes y cismáticos; pero el resultado negativo a sus apelaciones le sacaron palabras que requieren explicación. Evidentemente el estaba profundamente desilusionado de que el Papa Damasus por un lado dudara de condenar a Marcelo y a los Eustasianos, y por el otro prefiriera a Paulino en vez de  Melesio en quien Basilio creía muy firmemente que tenía el derecho al obispado de Antioquia . Debe admitirse que Basilio al menos criticó al Papa libremente en una carta enviada a Eusebio de Samosata (Ep. ccxxxix) y que el estaba indignado a la vez que dolido de la falla de sus intentos para obtener ayuda del Occidente . Mas tarde , sin embargo, el debe haber reconocido que en algún aspecto el había sido irritante; en cualquier evento, su fuerte énfasis en la influencia sobre la cual la sede Romana puede ejercerse sobre los obispos orientales, y su abstinencia de un cargo de usurpación parecida son grandes hechos que sobresalen obviamente en la historia del desacuerdo . En relación a la cuestión de su asociación con los semi arianos , Filostorgio habla de el como el campeón de la causa Semi-Ariana , y Newman dice que le parecía inevitable haber Arianizado los primeros treinta años de su vida . La explicación de esto, tanto como el desacuerdo con la Santa Sede ,debe ser una búsqueda cuidadosa en el estudio de los tiempos , con la debida referencia a las condiciones inestables y cambiantes de las distinciones teológicas, la falta de algo así como un pronunciamiento final del poder definidor de la Iglesia , las "imperfecciones permanentes de los Santos" (Newman), la ortodoxia substancial de muchos de los llamados Semi-Arianos, y sobre todo el gran plan con el cual Basilio perseguía la unidad efectiva en un a Cristiandad dividida y confundida.
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Basilio murió el 1 de enero de 379. Su muerte fue considerada como una pérdida pública; los [[judaísmo | judíos]], [[paganismo | paganos]] y extranjeros rivalizaban con su rebaño para rendirle [[honor]].  Los primeros [[martirologio]]s latinos (el Jeronimiano y el de Beda) no mencionan la [[fiestas eclesiásticas|fiesta]] de San Basilio. Los primeros en mencionarlo fueron [[Martirologio de Usuardo|Usuardo]] y [[Ado de Vienne|Ado]], quienes lo colocan en el 14 de junio, la supuesta fecha de la [[consagración]] de Basilio al obispado.  En el “[[Menaion]]” griego se le conmemora el 1 de enero, día de su muerte.  En 1081 Juan, [[patriarca y patriarcado | patriarca]] de [[Constantinopla]], a consecuencia de una [visiones  y apariciones | visión]], estableció una fiesta en [[honor]] común a San Basilio, a [[San Gregorio Nacianceno]] y a [[San Juan Crisóstomo]], la cual se celebraría  el 30 de enero. Los [[Bolandistas]] dan un relato del origen de esta fiesta; también registran como algo digno de notar que no se mencionaban [[reliquias]] de San Basilio antes del siglo XII, en cuyo [[tiempo]] se decía que partes de su cuerpo, junto con otras reliquias muy extraordinarias, habían sido llevadas a [[Brujas]] por un [[Cruzadas | cruzado]] que regresaba. [[César Baronio | Baronio]] (c. 1599) le regaló al Oratorio de [[Nápoles]] una reliquia de San Basilio enviada de Constantinopla al [[Papa]]. Los Bolandistas y Baronio imprimieron descripciones sobre la apariencia personal de Basilio y los primeros reprodujeron dos íconos, el más antiguo copiado de un [[códice]] presentado a Basilio, emperador de Oriente (877-886).
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Por consenso común, Basilio está entre las más grandes figuras de la [[historia eclesiástica]] y el más bien extravagante panegírico por Gregorio de Nazianzo han sido casi igualados por muchos otros panegiristas. Físicamente delicado y ocupando un alto puesto sólo unos pocos años, Basilio hizo un trabajo magnífico y duradero en una época donde se experimentaron las más  violentas convulsiones mundiales que haya vivido el [[cristianismo]]. (Cf. [[John Henry Newman|Newman]], La Iglesia de los Padres). Por [[virtud]] personal él logró distinguirse en una era de [[Comunión de los Santos | santos]]; y su pureza, su fervor monástico, su estricta simpleza, su amistad por los [[pobreza|pobres]] llegó a ser tradicional en la historia del [[ascetismo]] cristiano. De hecho, la impresión de su genio quedó sellada indeleblemente en la concepción oriental de la [[vida religiosa]]. En sus manos la gran [[diócesis | sede]] [[metropolitano | metropolitana]] de [[Cesarea de Capadocia | Cesarea]] se formó como una especie de modelo de la diócesis Cristiana; casi no hubo ningún detalle de la actividad episcopal en que él no marcara líneas guías y en que no diera un espléndido ejemplo. No menos glorioso es el hecho de que el mantuvo una dignidad sin temor e independencia hacia los oficiales del estado lo cual la historia ha mostrado más tarde ser una [[condición]] indispensable de la vida saludable del episcopado católico.
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Ha surgido alguna dificultad con la correspondencia de Basilio con la [[Santa Sede | Sede Romana]] (Bossuet, "Gallia Orthodoxa", c. LXV; Puller, "Primitive Saints and the See of Rome", Londres, 1900.). No hay [[duda]] que él estaba en comunión con los obispos occidentales y que escribía repetidamente a Roma preguntando qué pasos tomar para ayudar a la [[Iglesias Orientales | Iglesia Oriental]] en su lucha con los [[herejía | herejes]] y [[cisma | cismáticos]]; pero el resultado decepcionante de sus [[apelación | apelaciones]] le sacaron palabras que requieren explicación. Evidentemente él estaba profundamente disgustado de que el [[Papa]] [[Papa San Dámaso I | Dámaso]] por un lado vacilara en condenar a [[Marcelo de Ancira | Marcelo]] y a los [[Eustatio de Sebaste | eustasianos]], y por el otro prefiriera a Paulino en vez de  [[Melecio de Antioquía | Melecio]] en cuyo [[derecho]] a la Sede de [[Antioquía]] Basilio creía muy firmemente.   A lo mejor debe admitirse que Basilio criticó al [[Papa]] libremente en una carta enviada a [[Eusebio de Samosata]] (Ep. CCXXXIX) y que él estaba indignado a la vez que dolido por el fracaso en sus intentos para obtener ayuda de Occidente. Sin embargo, más tarde debió haber reconocido que en algún aspecto él había sido apresurado; en cualquier evento, su fuerte énfasis en la influencia que la Sede Romana podía ejercer sobre los obispos orientales, y su abstinencia de un cargo de nada como usurpación son grandes hechos que sobresalen obviamente en la historia del desacuerdo. En relación a la cuestión de su asociación con los [[semiarrianos y semiarrianismo | semiarrianos]], Filostorgio habla de él como el campeón de la causa semiarriana, y [[John Henry Newman | Newman]] dice que pareció inevitable haberse arrianizado los primeros treinta años de su vida. La explicación de esto, tanto como el desacuerdo con la Santa Sede, debe buscarse en un estudio cuidadoso de los tiempos, con la debida referencia a las condiciones inestables y cambiantes de las distinciones teológicas, la falta de algo así como un pronunciamiento final del poder definidor de [[la Iglesia]], las "imperfecciones persistentes de los [[Comunión de los Santos|Santos]]" (Newman), la ortodoxia substancial de muchos de los llamados semiarrianos, y sobre todo el gran plan con el cual Basilio perseguía la [[unidad]] efectiva en una [[cristiandad]] dividida y confundida.
  
 
==Escritos==
 
==Escritos==

Revisión de 08:31 23 sep 2010

Obispo de Cesarea, y uno de los mas distinguidos Doctores de la Iglesia . Nació probablemente en 329; murió el 1 de enero de 379. El está considerado después de San Atanasio como un defensor de la Iglesia Oriental contra las herejías del siglo IV. Con su amigo San Gregorio Nacianceno y su hermano San Gregorio de Nisa, formaron el trío conocido como "Los Tres Capadocios", pero sobrepasó a los dos en el genio práctico y los logros reales.

Vida

San Basilio el Mayor, padre de San Basilio el Grande, fue el hijo de un cristiano de buena cuna y de su esposa, Macrina (Acta SS., enero, II), ambos sufrieron por la fe durante la persecución por Galerio (305-314), y pasaron varios años de privaciones en las agrestes montañas del Ponto. San Basilio el Anciano fue notable por su virtud (Acta SS, mayo, VII) y también ganó una buena reputación como maestro en Cesarea. Él no era sacerdote (Cf. Cave, Hist. Lit., I, 239). Estaba casado con Emelia, la hija de un mártir y fue padre de diez hijos. Tres de ellos, Macrina, Basilio y Gregorio son venerados como santos; y de los hijos, Pedro, Gregorio y Basilio alcanzaron la dignidad del episcopado.

Bajo el cuidado de su padre y de su abuela, Macrina, quien conservaba las tradiciones de su paisano, San Gregorio Taumaturgo (c. 213-275) Basilio fue formado en los hábitos de piedad y estudio. Él era todavía joven cuando su padre murió y la familia se trasladó a la propiedad de la abuela Macrina en Annesi en el Ponto, en las riveras del Iris. Cuando era un muchacho, lo enviaron a la escuela en Cesarea, en ese entonces "una metropoli de las letras", y concibió una ferviente admiración por el obispo local, Dianio. Más tarde, se fue a Constantinopla, la cual en ese entonces "se distinguía por sus maestros de filosofía y retórica", y de allí se fue a Atenas, donde se volvió compañero inseparable de San Gregorio Nacianceno, quien, en su famoso panegírico sobre Basilio (Or. XLIII), da una descripción sumamente interesante de sus experiencias académicas. De acuerdo a él, Basilio ya se distinguía por su mente brillante y seriedad de carácter y se asociaba sólo con los estudiantes más aplicados. Él era hábil, serio, industrioso y muy avanzado en retórica, gramática, filosofía, astronomía, geometría y medicina. (Sobre su desconocimiento del latín, vea Fialon, Etude historique et littéraire sur San Basilio, París, 1869). Conocemos los nombres de dos de los maestros de Basilio en Atenas: Prohaeresio, posiblemente un cristiano, e Himerio, un pagano. Se ha afirmado, aunque probablemente incorrectamente, que Basilio pasó algún tiempo bajo la enseñanza de Libanio. Él mismo nos dice que trató sin éxito de unirse como alumno de Eustatio (Ep., I). Al final de su residencia en Atenas, Basilio estando cargado, dice San Gregorio Nacianceno "con todo el aprendizaje obtenido por la naturaleza del hombre", estaba muy bien preparado para ser maestro. Cesarea tomó posesión de él con gusto "como un fundador y segundo patrón" (Or. XLIII), y como él mismo nos dice (CCX), rechazó las ofertas espléndidas de los ciudadanos de Neo-Cesarea, quienes deseaban que el tomara a su cargo la educación de los jóvenes de su ciudad.

Al exitoso estudiante y distinguido profesor, dice Gregorio (Or. XLIII), "ahora no le quedaba otra necesidad que la de la perfección espiritual". Su hermano Gregorio de Nisa, en su vida de Macrina, nos da a entender que el éxito brillante de Basilio como estudiante universitario y profesor había dejado trazos de mundanalidad y autosuficiencia en el alma del joven. Afortunadamente, Basilio comenzó a relacionarse de nuevo Dianio, obispo de Cesarea, el objeto de su afecto juvenil, y parece que Dianio lo bautizó, y lo ordenó como lector tan pronto como regresó a Cesarea. Fue al mismo tiempo que cayó bajo la influencia de esa notable mujer, su hermana Macrina, que en el entretanto había fundado una comunidad religiosa en la propiedad de la familia en Annesi. Basilio mismo nos dice cómo, igual que un hombre se levantó de su profundo sueño, él volvió sus ojos a la maravillosa verdad del Evangelio, vertió muchas lágrimas por su vida miserable, y oró pidiendo la guía de Dios: "Entonces leí el Evangelio, y vi allí que un gran medio para alcanzar la perfección es vender todos los bienes, compartirlos con los pobres, deshacerse de todos los cuidados de esta vida y el impedir que el alma vuelva a ver con simpatía las cosas de esta tierra" (Ep. CCXXIII).

Para aprender el camino de la perfección, Basilio ahora visitó los monasterios de Egipto, Palestina, Coele-Siria y Mesopotamia. Regresó lleno de admiración por la austeridad y piedad de los monjes, y fundó un monasterio en su natal Ponto, en las riveras del Iris, cercanamente opuestos a Annesi (cf. Ramsay, Hist. Geog. of Asia Menor, Londres, 1890, p. 326). Ya Eustatio de Sebaste había introducido la vida eremítica en Asia Menor; Basilio agregó la forma cenobítica o de comunidad, y la nueva característica fue imitada por muchas compañías de hombres y mujeres. (Cf. Sozomeno, Hist. Eccl., VI.27; San Epifanio, Haer., LXXV,1; Basilio, Ep. CCXIII; Tillemont, Mém., IX, Art. XXI, y nota XXVI.). Basilio llegó a ser conocido como el padre del monacato oriental, el precursor de San Benito. Al estudiar su Regla podemos ver cuán merecido tuvo el título, cuán seriamente y en qué espíritu llevó a cabo la sistematización de la vida religiosa. Parece que para este tiempo ya él había leído muy sistemáticamente los escritos de Orígenes, pues junto con Gregorio de Nazianzo, publicó una selección de ellos llamada la “Philocalia”.

En el año 360, Basilio fue sacado de su retiro al área de la controversia teológica cuando acompañó a dos delegados de Seleucia al emperador en Constantinopla, y apoyó a su homónimo de Ancira. Hay alguna disputa en cuanto a su valor y su ortodoxia perfecta en esa ocasión (cf. Filostorgio, Hist. Ecl., IV, XII; respuesta por Gregorio de Nisa, Answer to Eunomius’ Second Book I, y Maran, Proleg., VII; Tillemont, Mém., nota XVIII). Un poco después, sin embargo, ambas cualidades parecen haber quedado en evidencia, puesto que Basilio abandonó a Dianio por haber firmado el credo herético de Rimini. A esta época (c. 361) pude ser referida la "Moralia"; y un poco más tarde vinieron dos libros contra Eunomio (363) y alguna correspondencia con San Atanasio. Es posible, también, que Basilio escribió sus reglas monásticas en sus formas más cortas mientras que estaba en Ponto, y luego las amplió en Cesarea. Hay un relato de una invitación de Juliano a Basilio para que se presentase en la corte y de la negativa de Basilio, junto con una advertencia que enojó al emperador y puso en peligro la seguridad de Basilio. Tanto el incidente como la correspondencia son cuestionados por algunos críticos (e.g. Maran; cf. Tillemont, De Broglie, Fialon).

Basilio todavía retuvo una considerable influencia en Cesarea, y se considera altamente probable que él tuvo que ver con la elección del sucesor de Dianio, quien murió en el 362, después de haberse reconciliado con Basilio. En todo caso el nuevo obispo, Eusebio, fue prácticamente puesto en su oficio por el anciano San Gregorio Nacianceno. Luego de que Eusebio hubo persuadido al renuente Basilio a ser ordenado sacerdote, le dio un lugar prominente en la administración de la diócesis (363). La capacidad de Basilio para administrar los asuntos eclipsó tanto al obispo que surgieron malos sentimientos entre ambos. "Toda la porción más sabia y eminente de la Iglesia se levantó contra el obispo " (Greg. Naz., Or. XLIII; Ep. x), y para evitar problemas Basilio se retiró de nuevo a la soledad del Ponto.

Un poco más tarde (365), cuando los intentos de Valente por imponerle el arrianismo al clero y al pueblo requirió la presencia de una personalidad fuerte, Basilio fue reinstalado a su puesto anterior, siendo reconciliado con el obispo por San Gregorio de Nazianzo. Parece que ya no hubo más desacuerdos entre Eusebio y Basilio y este último pronto se convirtió en el verdadero jefe de la diócesis. "Uno”, dice Gregorio de Nazianzo (Or. XLIII), "conducía al pueblo, el otro conducía al líder". Durante los cinco años que pasó en este importantísimo oficio, Basilio demostró ser un hombre de poderes poco usuales. Él les dictó la ley a los principales ciudadanos y a los gobernadores imperiales, zanjó disputas con sabiduría y de forma terminante, asistió a los necesitados espiritualmente, buscó "el sustento para el pobre, la hospitalidad para los extranjeros, el cuidado de las doncellas, legislación escrita y no escrita para la vida monástica, arreglos de oraciones (¿liturgia?), adorno del santuario" (op. cit.). En tiempos de hambruna, él fue el salvador de los pobres.

En el año 370 Basilio sucedió al obispo de Cesarea, y fue consagrado de acuerdo a la tradición el 14 de Junio. Cesarea era entonces una poderosa y rica ciudad (Sozomeno, Hist. Eccl., V.5). Su obispo era metropolitano de Capadocia y exarca del Ponto, lo cual abarcaba más de la mitad de Asia Menor y comprendía once provincias. La sede de Cesarea estaba en el mismo rango que la de Éfeso inmediatamente después de las sedes patriarcales en los concilios, y el obispo era el superior de cincuenta chorepiscopi ([[François Baert | Baert). La influencia real de Basilio, dice Jackson (Prolegomena, XXXII) cubría todo lo ancho del país "desde los Balcanes al Mediterráneo y desde el mar Ageo al río Éufrates". La necesidad de un hombre como Basilio en una sede como la de Cesarea era muy apremiante, y él debió haber sabido esto bien. Algunos (por ejemplo, Allard, De Broglie, Venables, Fialon) piensan que él procuró su propia elección; otros (por ejemplo: Maran, Baronio, Ceillier) dicen que el no hizo ningún intento a su favor. De cualquier forma, él llegó a ser el Obispo de Cesarea en gran parte por la influencia del anciano Gregorio. Su elección, dice el joven Gregorio (loc. cit.), fue seguida por el descontento de parte de varios obispos sufragáneos "a cuyo lado se encontraban los grandes bribones de la ciudad". Durante su anterior administración de la diócesis Basilio había definido tan claramente las ideas de disciplina y ortodoxia, que nadie podía dudar de la dirección y el vigor de su política. San Atanasio se sintió muy complacido por la elección de Basilio (Ad Pallad., 953; Ad Joann. et Ant., 951); pero el arrianizante emperador Valente manifestó considerable disgusto y la minoría de obispos derrotados se volvieron consistentemente hostiles al nuevo metropolitano. Mediante años de conducta prudente, sin embargo, "mezclando su corrección con consideración y su gentileza con firmeza " (Greg. Naz., Or. XLIII), finalmente superó a la mayoría de sus oponentes.

Las cartas de Basilio narran la historia de su tremenda y variada actividad; cómo trabajó para la exclusión de candidatos no aptos para el ministerio sagrado y para liberar a los obispos de la tentación de la simonía; como les requería disciplina exacta y la fiel observancia de los cánones a [[clérigo]s y a seglares; como el requirió pecaminoso, le dio seguimiento a la delincuencia y le extendió la esperanza del perdón al penitente. (Cf. Epp. XLIV, XLV, y XLVI, la bella carta a una virgen caída, así como las Epp. LIII, LIV, LV, CLXXXVIII, CXCIX, CCSVII y Ep. CLXIX, sobre el extraño incidente de Glicerio, cuya historia es muy bien completada por Ramsay, The Church in the Roman Empire, Nueva York, 1893, p. 443 ss.). Si por un lado defendió enérgicamente los derechos e inmunidades clericales (Ep. CIV), por el otro el entrenó a su clero con tanto rigor que se volvieron famosos como modelos de todo lo que debe ser un sacerdote (Epp. CII, CIII).

Basilio no limitó su actividad a los asuntos diocesanos, sino que se lanzó vigorosamente a las problemáticas disputas teológicas que en ese entonces rasgaban la unidad de la cristiandad. Redactó un resumen de la fe ortodoxa; atacó verbalmente a los herejes que estaban cerca y escribió elocuentemente a los que estaban lejos. Su correspondencia muestra que hizo visitas, envió mensajes, dio entrevistas, instruyó, reprobó, reprendió, amenazó, reprochó, tomó a su cargo la protección de las naciones, ciudades, individuos grandes y pequeños. Había poca oportunidad de oponérsele exitosamente, ya que él era un luchador frío, persistente, impertérrito en la defensa de la doctrina y de los principios. Su postura audaz contra Valente se equipara a la reunión entre San Ambrosio y Teodosio I]]. El emperador se quedó estupefacto ante la indiferencia calmada del arzobispo ante su presencia y sus deseos. El incidente, como lo narra San Gregorio Nacianceno, no solo dice mucho sobre el carácter de Basilio sino que arroja una luz clara del tipo de obispo cristiano con el cual los emperadores tenían que tratar y va más allá para explicar por qué el arrianismo, con poca corte detrás de él, pudo hacer tan poca impresión en la historia final del catolicismo.

Mientras ayudaba a Eusebio en el cuidado de su diócesis , Basilio había mostrado un marcado interés por el pobre y el afligido; ese interés se mostró ahora en la erección de una magnífica institución, el “Ptochoptopheion” o “Basileiad”, una casa para el cuidado de extranjeros sin amigos, el tratamiento médico de los enfermos pobres y el entrenamiento industrial de los trabajadores no cualificados. Construido en los suburbios, logró tal importancia que llegó a ser prácticamente el centro de una nueva ciudad con el nombre de he kaine polis o "Pueblo Nuevo". Era la casa madre de las instituciones parecidas erigidas en otras diócesis y era un constante recordatorio a los ricos de su privilegio de gastar su riqueza en un modo cristiano. Se debe mencionar aquí que predicaba tan clara y fuertemente las obligaciones sociales de los ricos que los sociólogos modernos se han aventurado a reclamarlo como uno de los suyos, aunque con no más fundamento que el que existiría en el caso de cualquier otro maestro consistente con los principios de la ética católica. La verdad es que San Basilio fue un amante práctico de la pobreza cristiana, y aún en su exaltada posición conservó esa simplicidad en la comida y la ropa y esa austeridad de vida por la que él se hizo notar en su primera renuncia al mundo. (Nitti, Catholic Socialism, Nueva York, 1895, III; Villemain, Tableau d'eloq. Chret., París, 1891, 116 ss.).

En medio de sus labores, Basilio pasó sufrimientos de muchas clases. San Atanasio murió en el año 373 y el anciano Gregorio en el 374, y ambos dejaron espacios que nunca se llenarían. En el año 373 comenzó la dolorosa separación de Gregorio Nacianceno. Antimo, Obispo de Tiana, se convirtió en enemigo declarado; Apolinar "una causa de dolor para las iglesias" (Ep. CCLXIII); Eustatio de Sebaste un traidor a la fe y también un enemigo personal. Eusebio de Samosata fue desterrado; su hermano Gregorio fue condenado y depuesto. Cuando murió el emperador Valentiniano I y los arrianos recuperaron su influencia, todos los esfuerzos de Basilio debieron haber parecido en vano. Su salud se estaba quebrantando, los godos estaban a las puertas del imperio, Antioquía estaba en cisma, Roma dudaba de su sinceridad, los obispos se negaban a reunirse como el deseaba. "Las señales de la Iglesia estaban obscurecidas en su parte de la cristiandad, y él tenía que pasarlo como mejor pudiese ---admirando, buscando, y sin embargo tratado con frialdad por el mundo latino, deseando la amistad de Roma, sin embargo herido por su reserva--- Dámaso lo hacía sospechoso de herejía y San Jerónimo lo acusaba de orgulloso." ( Newman, The Church of the Fathers). Si él hubiese vivido un poco más y asistido al Concilio de Constantinopla (381), habría visto la muerte de su primer presidente, su amigo Melecio, y la renuncia forzada de su segundo, Gregorio Nacianceno.

Basilio murió el 1 de enero de 379. Su muerte fue considerada como una pérdida pública; los judíos, paganos y extranjeros rivalizaban con su rebaño para rendirle honor. Los primeros martirologios latinos (el Jeronimiano y el de Beda) no mencionan la fiesta de San Basilio. Los primeros en mencionarlo fueron Usuardo y Ado, quienes lo colocan en el 14 de junio, la supuesta fecha de la consagración de Basilio al obispado. En el “Menaion” griego se le conmemora el 1 de enero, día de su muerte. En 1081 Juan, patriarca de Constantinopla, a consecuencia de una [visiones y apariciones | visión]], estableció una fiesta en honor común a San Basilio, a San Gregorio Nacianceno y a San Juan Crisóstomo, la cual se celebraría el 30 de enero. Los Bolandistas dan un relato del origen de esta fiesta; también registran como algo digno de notar que no se mencionaban reliquias de San Basilio antes del siglo XII, en cuyo tiempo se decía que partes de su cuerpo, junto con otras reliquias muy extraordinarias, habían sido llevadas a Brujas por un cruzado que regresaba. Baronio (c. 1599) le regaló al Oratorio de Nápoles una reliquia de San Basilio enviada de Constantinopla al Papa. Los Bolandistas y Baronio imprimieron descripciones sobre la apariencia personal de Basilio y los primeros reprodujeron dos íconos, el más antiguo copiado de un códice presentado a Basilio, emperador de Oriente (877-886).

Por consenso común, Basilio está entre las más grandes figuras de la historia eclesiástica y el más bien extravagante panegírico por Gregorio de Nazianzo han sido casi igualados por muchos otros panegiristas. Físicamente delicado y ocupando un alto puesto sólo unos pocos años, Basilio hizo un trabajo magnífico y duradero en una época donde se experimentaron las más violentas convulsiones mundiales que haya vivido el cristianismo. (Cf. Newman, La Iglesia de los Padres). Por virtud personal él logró distinguirse en una era de santos; y su pureza, su fervor monástico, su estricta simpleza, su amistad por los pobres llegó a ser tradicional en la historia del ascetismo cristiano. De hecho, la impresión de su genio quedó sellada indeleblemente en la concepción oriental de la vida religiosa. En sus manos la gran sede metropolitana de Cesarea se formó como una especie de modelo de la diócesis Cristiana; casi no hubo ningún detalle de la actividad episcopal en que él no marcara líneas guías y en que no diera un espléndido ejemplo. No menos glorioso es el hecho de que el mantuvo una dignidad sin temor e independencia hacia los oficiales del estado lo cual la historia ha mostrado más tarde ser una condición indispensable de la vida saludable del episcopado católico.

Ha surgido alguna dificultad con la correspondencia de Basilio con la Sede Romana (Bossuet, "Gallia Orthodoxa", c. LXV; Puller, "Primitive Saints and the See of Rome", Londres, 1900.). No hay duda que él estaba en comunión con los obispos occidentales y que escribía repetidamente a Roma preguntando qué pasos tomar para ayudar a la Iglesia Oriental en su lucha con los herejes y cismáticos; pero el resultado decepcionante de sus apelaciones le sacaron palabras que requieren explicación. Evidentemente él estaba profundamente disgustado de que el Papa Dámaso por un lado vacilara en condenar a Marcelo y a los eustasianos, y por el otro prefiriera a Paulino en vez de Melecio en cuyo derecho a la Sede de Antioquía Basilio creía muy firmemente. A lo mejor debe admitirse que Basilio criticó al Papa libremente en una carta enviada a Eusebio de Samosata (Ep. CCXXXIX) y que él estaba indignado a la vez que dolido por el fracaso en sus intentos para obtener ayuda de Occidente. Sin embargo, más tarde debió haber reconocido que en algún aspecto él había sido apresurado; en cualquier evento, su fuerte énfasis en la influencia que la Sede Romana podía ejercer sobre los obispos orientales, y su abstinencia de un cargo de nada como usurpación son grandes hechos que sobresalen obviamente en la historia del desacuerdo. En relación a la cuestión de su asociación con los semiarrianos, Filostorgio habla de él como el campeón de la causa semiarriana, y Newman dice que pareció inevitable haberse arrianizado los primeros treinta años de su vida. La explicación de esto, tanto como el desacuerdo con la Santa Sede, debe buscarse en un estudio cuidadoso de los tiempos, con la debida referencia a las condiciones inestables y cambiantes de las distinciones teológicas, la falta de algo así como un pronunciamiento final del poder definidor de la Iglesia, las "imperfecciones persistentes de los Santos" (Newman), la ortodoxia substancial de muchos de los llamados semiarrianos, y sobre todo el gran plan con el cual Basilio perseguía la unidad efectiva en una cristiandad dividida y confundida.

Escritos

Dogmático

De los cinco libros contra Eunomio (c. 364) los últimos dos se clasifican como falsos por algunos críticos . El trabajo ataca el Arianismo equivalente de Eunomio y defiende la Divinidad de las tres Personas de la Trinidad ; está bien resumido por Jackson ( Padres de Nicene y Post Nicene , Series II, VIII). El Trabajo "De Spiritu Sancto", o tratado sobre el Espíritu Santo (c. 375) fuè evocado en parte por la negación Macedonia de la Divinidad de la Tercera Persona y en parte por cargos que Basilio mismo había "pronunciado sobre el Espíritu" (Gregorio Naz., Ep. lviii),de que el había estado a favor de la comunión con todas estas cosas y debía admitir simplemente que el Espíritu Santo no era una criatura (Basilio, Ep. cxiii), y que el había ratificado el uso de una nueva doxología, a saber, "Gloria al Padre con el Hijo junto con el Espíritu Santo " (De Sp. S., I, i) El tratado enseña la doctrina de la divinidad del Espíritu Santo, mientras que evita la frase "Dios, el Espíritu Santo" por razones de prudencia (Greg. Naz., Or. xliii. Wuilcknis y Swete afirman la necesidad de alguna reserva por parte de Basilio. (Cf. Jackson, op. cit., p. XXIII, note.) en referencia a las enseñanzas de Basilio sobre la Tercera Persona, como lo expresó en su trabajo contra Eunomio (III, i), surgió una controversia en el Concilio de Florencia entre los Latinos y los Griegos ; pero fuertes argumentos tanto externos como internos , colocan a Basilio del lado del "Filioque".Los escritos dogmáticos fueron editados separadamente por Goldhorn, en su "S. Basilii Opera Dogmatica Selecta" (Leipzig, 1854). El "De Spiritu Sancto", fue traducido al ingles por Johnston (Oxford, 1892); por Lewis en la Serie Cristiana Clásica (1888); y por Jackson (op. cit.).

Explicativo

Estos incluyen nueve sermones "Sobre las Seis Partes" y trece (Maran) sermones genuinos sobre salmos particulares . Un amplio comentario sobre los dieciséis capítulos de Isaías es de autenticidad dudosa (Jackson),aunque por una mano contemporánea. Un comentario sobre Job ha desaparecido . "Las Seis Partes" fue altamente admirado por Gregorio de

Nazianzo(Or. xliii, no. 67).Está traducido en su totalidad por Jackson (op. cit.). Los sermones sobre los Salmos son morales y exhortativos mas que estrictamente explicativos. Al interpretar la escritura, Basilio usa tanto los métodos literales y alegóricos, pero favorece el sistema literal de Antioquia. Su segundo sermón contiene una denuncia de la usura, que lo hizo famoso.

Predicador

Veinticuatro sermones, de carácter doctrinal, moral, y de alabanza, se les considera generalmente como genuinos, ciertas dificultades críticas ,sin embargo, todavía permanecen sin resolver. Ocho de estos sermones fueron traducidos al Latín por Rufinus. Los discursos colocan a Basilio entre los mas grandes de los predicadores Cristianos y hacen evidente su talento especial en predicar sobre las responsabilidades de la riqueza .Lo mas notable de la colección son los sermones sobre los ricos (vi and vii) copiados por San Ambrosio (De Nabuthe Jez., v, 21-24), y el sermón (xxii) sobre el estudio de literatura pagana. Este último fuè editado por Fremion (Paris, 1819, con traducción Francesa ), Sommer (Paris, 1894), Bach (Muuml;nster, 1900), y Maloney (Nueva York, 1901). Se ha escrito mucho en referencia al estilo de Basilio y su éxito como predicador. (Cf. Villemain, "Tableau d'éloq. Chrét. au IVe siècle", Paris, 1891; Fialon, "Etude Litt. sur St. B.", Paris, 1861); Roux, "Etude sur la prédication de B. le Grand", Strasburg, 1867; Croiset, "Hist. de la litt. Grecque", Paris, 1899.)

Moral y Ascético

Este grupo contiene mucho de dudoso o falso origen. Probablemente, son auténticos los últimos dos de los tres tratados introductorios , y los cinco tratados: "Morales", "Sobre el juicio de Dios", "Sobre la Fè", "Las Reglas Monásticas Largas", "Las Reglas Monásticas Cortas". Los veinticuatro sermones en el área moral son un porcentaje resumido de los escritos de Basilio por Simeon Metaphrastes. En relación a la autenticidad de las reglas ha habido mucha discusión. Como está claro por los tratados y de los sermones que tratan sobre los asuntos morales y ascéticos, San. Basilio era particularmente hábil en el campo de la instrucción espiritual.

Correspondencia

Las cartas que quedan de Basilio son 366 , dos tercios de ellas pertenecen al período de su episcopado. Las así llamadas "Epístolas Canónicas" han sido catalogadas como falsas, pero son casi seguramente genuinas. La correspondencia con Julián y con Libanio es probablemente falsa; la correspondencia con Apolinar es incierta. todas las 366 cartas están traducidas en "Padres de Nicena y Post-Nicena". Algunas de las cartas son realmente tratados dogmáticos, y otras son repuestas apologéticas a ataques personales. En general son muy útiles porque revelan el carácter del santo y por las pinturas que se muestran de la época .

Litúrgico

Existe en Griego y en Cóptico la así llamada "Liturgia de San Basilio" . Data el menos del siglo sexto, pero su conexión con Basilio ha sido asunto de discusión crítica (Brightman, "Liturgias, Oriental y Occidental", Oxford, 1896, I; Probst, "Die Liturgie des vierten Jahrhunderts und deren Reform", Muumlnster, 1893, 377-412).

Ediciones de San Basilio

La editio princeps del texto original de las obras existentes de Basilio aparecieron en Basilea, 1551, y la primera traducción completa al Latín en Roma, 1515 (manuscrito autógrafo en el Museo Británico). La mejor edición es la de los benedictinos mauristas, Garnier y Maran (París, 1721-30), republicada con apéndices por Migne (P. G., XXIX-XXXII). Para fragmentos atribuidos a Basilio con mayor o menor certeza, y editados por Matthaei, Mai, Pitra y otros, vea Bardenhewer, "Patrologie" (Friburgo, 1901), 247. Porciones de cartas recientemente descubiertas en papiro egipcio fueron publicadas por H. Landwehr, "Grieschische Handschriften aus Fayûm", en "Philologus", XLIII (1884).


Bibliografía: GREG. NAZ., Prationes, especialmente XLIII; IDEM, Epistolae; Carm. de vitá suâ; GREG. NYSS., Vita Macrinae; IDEM, Or. in laudem fratris Basilii; IDEM, Answer to Eunomius’ Second Book I; SOCRATES, Church History IV.26 y VI.3; SOZOMEN, Church History VI.26 y VII.15-17, 22; RUFINO, Hist. Eccl., II, IX; TEODORETO, Church History IV.19; FILOSTORGIO, Hist. Eccl., VIII, XI-XIII; EPHILEM SYRUS, Encomium in Bas., ap. COTELIER, Mon. Eccl. Gr., II; JEROME, De Vir. Illust., CXVI. La Vita Basilii por ANFILOQUIO es una falsificación de cerca del siglo IX. NEWMAN, Church of the Fathers, I-III

Fuente: McSorley, Joseph. "St. Basil the Great." The Catholic Encyclopedia. Vol. 2. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/02330b.htm>.

Traducido por Alfonso Enríquez. rc