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Jueves, 28 de marzo de 2024

Diferencia entre revisiones de «Sílex del divino amor»

De Enciclopedia Católica

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(Tratado de perfección)
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Definir este texto como “místico” no es algo muy preciso. En efecto, si bien se trata de un texto que sigue el ejemplo de muchos tratados escritos por los [[misticismo|místicos]] renanos así como españoles desde el siglo XIV a XVI, lo cierto es que responde más al modelo de “tratados de [[ascetismo|ascética]]” tal y como se les llamó hasta no hace mucho en los estudios de textos espirituales de la [[Compañía de Jesús]] y que suelen ser textos de guía para la [[perfección cristiana|perfección]] espiritual (de allí que también se les conozca como “tratados de perfección”). No obstante, no se puede negar que es probable que bajo la influencia de la mística, muchos de los escritores jesuitas de los siglos XVI y XVII sobre todo llegan a sintetizar el modelo de “ascenso espiritual” con aquel que es más propio de la “espiritualidad ignaciana”, inspirada por los Ejercicios Espirituales de [[San Ignacio de Loyola]]. Así desde fines del XVI en algunos textos de la tradición jesuita se suele mencionar el triple camino de “debutantes, proficientes y perfectos”; Alonso Rodriguez habla por su parte de “catorce grados” ; Luis de La Palma tiene un esquema similar en su Camino espiritual (1626); Diego Alvarez de Paz quien vivió en el [[Perú]], menciona en su De Vita spirituali eiusque perfectione (1608) cinco vías, cada una de ellas con cinco grados, esquema que sirve de modelo para la última parte del Silex. La intención del Ruiz de Montoya al escribir el Sílex fue entonces como sus antecesores jesuitas, introducir una forma práctica de realizar la [[oración]]. En ese sentido se trata de un texto que puede entenderse de modo más completo como un “tratado de oración”.
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[[Archivo:Silex caratula.JPG|300px|thumb|left|Carátula del Sílex del divino amor]]Definir este texto como “místico” no es algo muy preciso. En efecto, si bien se trata de un texto que sigue el ejemplo de muchos tratados escritos por los [[misticismo|místicos]] renanos así como españoles desde el siglo XIV a XVI, lo cierto es que responde más al modelo de “tratados de [[ascetismo|ascética]]” tal y como se les llamó hasta no hace mucho en los estudios de textos espirituales de la [[Compañía de Jesús]] y que suelen ser textos de guía para la [[perfección cristiana|perfección]] espiritual (de allí que también se les conozca como “tratados de perfección”). No obstante, no se puede negar que es probable que bajo la influencia de la mística, muchos de los escritores jesuitas de los siglos XVI y XVII sobre todo llegan a sintetizar el modelo de “ascenso espiritual” con aquel que es más propio de la “espiritualidad ignaciana”, inspirada por los Ejercicios Espirituales de [[San Ignacio de Loyola]]. Así desde fines del XVI en algunos textos de la tradición jesuita se suele mencionar el triple camino de “debutantes, proficientes y perfectos”; Alonso Rodriguez habla por su parte de “catorce grados” ; Luis de La Palma tiene un esquema similar en su Camino espiritual (1626); Diego Alvarez de Paz quien vivió en el [[Perú]], menciona en su De Vita spirituali eiusque perfectione (1608) cinco vías, cada una de ellas con cinco grados, esquema que sirve de modelo para la última parte del Silex. La intención del Ruiz de Montoya al escribir el Sílex fue entonces como sus antecesores jesuitas, introducir una forma práctica de realizar la [[oración]]. En ese sentido se trata de un texto que puede entenderse de modo más completo como un “tratado de oración”.
  
 
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Revisión de 00:34 30 mar 2011

El título

El Sílex del divino amor y rapto del alma de el Anima, en la Memoria, Entendimiento y Voluntad, que se emprende el Divino fuego mediante un acto de Fe, es el título completo de un texto que se suele calificar y presentar como un “tratado de mística” escrito por el misionero de origen limeño Antonio Ruiz de Montoya y cuya fecha incierta de redacción se data alrededor de 1650.

Tratado de perfección

Carátula del Sílex del divino amor
Definir este texto como “místico” no es algo muy preciso. En efecto, si bien se trata de un texto que sigue el ejemplo de muchos tratados escritos por los místicos renanos así como españoles desde el siglo XIV a XVI, lo cierto es que responde más al modelo de “tratados de ascética” tal y como se les llamó hasta no hace mucho en los estudios de textos espirituales de la Compañía de Jesús y que suelen ser textos de guía para la perfección espiritual (de allí que también se les conozca como “tratados de perfección”). No obstante, no se puede negar que es probable que bajo la influencia de la mística, muchos de los escritores jesuitas de los siglos XVI y XVII sobre todo llegan a sintetizar el modelo de “ascenso espiritual” con aquel que es más propio de la “espiritualidad ignaciana”, inspirada por los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Así desde fines del XVI en algunos textos de la tradición jesuita se suele mencionar el triple camino de “debutantes, proficientes y perfectos”; Alonso Rodriguez habla por su parte de “catorce grados” ; Luis de La Palma tiene un esquema similar en su Camino espiritual (1626); Diego Alvarez de Paz quien vivió en el Perú, menciona en su De Vita spirituali eiusque perfectione (1608) cinco vías, cada una de ellas con cinco grados, esquema que sirve de modelo para la última parte del Silex. La intención del Ruiz de Montoya al escribir el Sílex fue entonces como sus antecesores jesuitas, introducir una forma práctica de realizar la oración. En ese sentido se trata de un texto que puede entenderse de modo más completo como un “tratado de oración”.

Originalidad y contexto

En ese sentido, podría pensarse que el Silex no tiene mayor originalidad. Sin embargo, lo interesante de este Tratado es que es escrito por un jesuita destacado en una misión en medio de la región guaraní, en el actual territorio paraguayo y sureño del Brasil. En otras palabras, es único por ser un texto “espiritual” escrito en territorio de misión.

Hay que destacar entonces en la lectura del Silex algunos rasgos que pueden asociarse al trabajo específico de la misión en Paraguay. En primer lugar, su relación con los textos lingüísticos trabajados por Ruiz de Montoya, junto a los cuales, el Silex debe ser entendido e interpretado (el Arte y Vocabulario (1640), el Tesoro de la lengua guaraní (1639), pues ellos además forman parte del proyecto final de transmitir la fe en una lengua aborigen, cuyo resultado, será el Catecismo en lengua guaraní (1640). Todos estos textos fueron publicados cuando Ruiz de Montoya se encontraba realizando una serie de gestiones de índole administrativa en Madrid. En el programa editorial de Ruiz de Montoya el Silex no se encontraba presente, sin embargo su lectura asociada a las obras editadas en Madrid puede revelar elementos propios de la construcción de una teología espiritual local asociada a la etnolingüística. Área inexplorada aún en las teologías contemporáneas.

Otros texto de Ruiz de Montoya

Tres textos manuscritos relativamente extensos y pensados para su publicación escaparon de la imprenta en vida del misionero limeño: un conjunto de Sermones para las fiestas dominicales, una Apología en defensa de la lengua guaraní y el Silex del divino amor…Estos dos últimos han sido publicados en los últimos años en Lima, aunque la versión editada del Silex está basada en una copia existente en el Archivo Arzobispal de Lima escrita a mediados del siglo XVIII e inserta en el voluminoso expediente de la Causa para la beatificación del Venerable Francisco del Castillo, también jesuita y que -según relata él mismo en su biografía-, habría sido el responsable de que Ruiz de Montoya llegara a escribir el Silex como una guía para ayudarle en la oración.

Lo cierto es que en los aun escasos estudios de los discursos espirituales y religiosos de los tiempos coloniales, el análisis del Silex ocupa aun un espacio vacío, pues sólo el P. Luis Rouillón hizo un estudio introductorio a la edición de la copia en mención en el año 1991 y que está lejos de haber llegado a escudriñar las profundidades del texto, aunque su análisis heurístico es valioso así como insular en la historiografía peruana. Se conoce la existencia (gracias a las referencias del erudito P. Rubén Vargas Ugarte) de otros dos ejemplares más, uno de los cuales fue detectado por Rouillón antes de fallecer y que se encuentra hoy en la Lilly’s Library de la Universidad de Indianápolis, tratándose quizá, del ejemplar original, pues contiene textos que la copia editada en 1991 no menciona. El manuscrito permanece aún inédito.


Juan Dejo Bendezú S.J.

Selección José Gálvez Krüger



Enlaces internos

[1] San Ignacio de Loyola.

[2] Reducciones del Paraguay.

[3] Antonio Ruiz de Montoya.

[4] Perú.

[5] Amor.

[6] Alma.

[7]] Compañía de Jesús



Enlaces externos

[8] Universidad Antonio Ruiz de Montoya.