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Viernes, 19 de abril de 2024

Rosmini y Rosminismo

De Enciclopedia Católica

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Antonio Rosmini Serbati, filósofo y fundador del Instituto de Caridad, nació el 24 de marzo de 1797 en Rovereto, en el Tirol austriaco y murió el 1 de julio de 1855 en Stresa, Italia. Hasta los veinte años fue educado en su casa y después de tres años en la Universidad de Padua, volvió a Rovereto para preparar su ordenación se a la ordenación. Fue ordenado sacerdote el 21 de abril de 1821 y en 1822 recibió en Padua el doctorado en Teología y Derecho Canónico. En 1823 fue a Roma con Monseñor Pyker, patriarca de Venencia, conoció a Consalvi y a otros hombre importantes y fue animado por Pío VII a emprender la reforma de la filosofía. Los próximos tres años (1823-26) se dedicó a los temas filosóficos en Rovireto, especialmente al estudio de Santo Tomás. Ya había adoptado como principios de conducta.

• No asumir nunca obras externas de caridad por propia iniciativa, y preocuparse solo de su propia santificación, algo siempre agradable a Dios (principio de pasividad), hasta que fuera llamado con alguna manifestación externa positiva de la voluntad de Dios.

• ante cualquier signo claro de Dios, asumir con alacridad, alegría y presteza del ánimo cualquier obra externa de caridad, sin estar preocupado en su más alta voluntad por las preferencias o repugnancias personales (principio de indiferencia).

Basó las reglas del Instituto de Caridad sobre estas máximas y a instancias de Magdalena, marquesa de Canossa y de Juan Loewenbruck, un piadoso sacerdote de la Lorena alemana, fundó el Instituto en 1828, en el Monte Calvario cerca de Domodossola. Ese mismo año volvió a Roma donde León XII le dio ánimos así como más tarde Pío VIII, para que siguiera sus estudios filosóficos y consolidara su instituto.

Durante esta visita publicó sus “Máximas de Perfección Cristiana” y su "Nuovo saggio sull' origine delle idee" (1829). En otoño de 1830 inauguró la observancia de le regla en Calvario y desde 1834 a 1835 estuvo al cargo de la parroquia de Rovereto. Por entonces el papa encargó a Rosmini varias misiones que le convirtieron en vicario apostólico en Inglaterra así como al abad de S. Michelle de la Chiusa en Piamonte.

Después siguieron las fundaciones en Stresa y Domodossola. Las Constituciones del Instituto se presentaron a Gregorio XVI y después de algunas discusiones sobre la forma del voto de pobreza religiosa, fueron aprobadas formalmente el 20 de diciembre de 1838. El 25 de marzo de 1839 pronunciaron los votos del instituto veinte Padres en Italia y en en Inglaterra (Spetisbury y Prior Park). Las cartas apostólicas ("In sublimi", 20 Sept., 1839) recogían formalmente la aprobación del Instituto y su regla y nombraban a Rosmini Prevoste General vitalicio.

El instituto se expandió rápidamente en Inglaterra e Italia, llegando varias peticiones de que se fundase en varios países. La publicación de la obra de Rosmini "Trattato della coscienza morale" (Milán, 1839) llevó a una aguda controversia. Contra Rosmini estaban Melia, Passaglia, Rozaven, Antonio Ballerini, todos, jesuitas, siendo Razaven asistente del general de la orden. A su favor, además de Rosini, estaban L. Eastaldi, Pestalozza, Pagamini. Durante quince años se hablo de guerra, con una tregua entre 1843 y 1846, por orden de Gregorio XVI que imponía el silencio perpetuo a ambas partes.

Pío IX, que sucedió a Gregorio XVI en 1846, se mostró favorable al instituto, que mostró su vitalidad con varias fundaciones en Inglaterra. En 1848 Rosmini publicó en Milán su "Costituzione secondo la giustizia sociale" y "Cinque piaghe della chiesa"; la carta contra el Josefismo, especialmente en la cuestión del nombramiento de obispos austriacos en el norte de Italia. En agosto del mismo año fue enviado a Roma por el rey Carlos Alberto del Piamonte para inclinar al papa a favor de Italia contra Austria. Pío IX le nombró consultor para deliberar sobre la posibilidad de definir la doctrina de la Inmaculada Concepción y al estallar la revolución pidió a Rosmini que le acompañara al exilio en Gaeta. La influencia de Antonelli fue más fuerte y Rosmini abandonó Gaeta el 19 de junio de 1849. Sus obras"Costitunone" y "Cinque piaghe", fueron condenadas en agosto, sentencia que acató sin dudar.

Aun le atacaron después en el “"Postille" y con la "Lettere di un prete Bolognese" (1848). Pío IX (1850) envió el "Postille" a la Congregación del Índice que lo rechazó como falso. En vista de otras acusaciones, el papa ordenó el examen de todas las obras de Rosmini. La decisión, entregada el 3 de julio de 1854, fue que todas las obras fuesen liberadas (esse dimittenda), que la investigación no implicaba nada reprochable al autor ni para el instituto fundado por él, n para los excepciones servicios prestados a la Iglesia, y que para prevenir cualquier renovación y extensión de los cargos y de la polémica, se imponía silencio por tercera vez a ambas partes. Un año después moría Rosmini. Su cuerpo reposa en la iglesia del Santissimo Crocifisso construida por él en Stresa (ver ROSMINIANOS)


El sistema de Rosmini

Según Rosmini, filosofía es la ciencia de las últimas razones o fundamentos del conocimiento humano”. El filósofo debe al principio contestar a las preguntas: ¿Qué es el conocimiento? ¿Qué es el pensamiento? ¿Estamos ciertos de lo que conocemos? Las respuestas de Rosmini las da en su ideología y lógica.

El intelecto, mantiene, es esencialmente diferente del sentido; el pensamiento es objetivo, la sensación subjetiva. El término del acto intelectual es visto de tal manera por el que lo ve, en ese momento, no es consciente ni de si mismo ni de ninguna relación consigo mismo como vidente. Al acto primordial y esencial de la inteligencia humana, que así termina en su objeto, es la intuición – una actitud más que una actividad en la que la mente no juzga sobre lo que es conocido, sino que meramente recibe la comunicación del objeto inteligible. Todos nuestros conceptos, cuando se analizan, revelan ser algo, como su constituyente esencial; o, por el contrario, los conceptos humanos no son sino determinaciones más o menos complejas de la simple y elemental noción de ser.

Esta idea fundamental es indeterminada y general, que no lleva al intelecto ningún conocimiento de cosas particulares, sino que se manifiesta simplemente como la esencia del ser. Nuestra abstracción no lo produce, sino que solamente lo descubre ya presente en el pensamiento. El ser, como aparece en la experiencia humana, tiene dos modos, cada uno gobernado por sus propias condiciones y leyes cada una bien definidos atributos, diversos, pero no contradictorios. Manifestándose a la mente como objeto inteligible, sin ejercer estímulo alguno sobre el intelecto, sino simplemente iluminándolo, esto es el ser en su modo ideal. Cuando actúa o se actúa sobre él, modificando al sujeto humano en la sensación, constituyendo el principio sintiente en la acción o pasión, esto es el ser en su modo real. El primero es esencialmente objetivo, simple, no uno – universal, necesario inmutable, eterno; el último es subjetivo y, en nuestro mundo, contingente, particular, temporal, múltiple y casi infinitamente variado de aspecto. El ser ideal no es Dios, pero lo podemos llamar así, dice Rosmini, un accesorio de Dios, y hasta Divino, porque sus características no son las de las cosas creadas finitas y en su fuente última debe estar en Dios. Si el pensamiento no tuviera en sí ningún elemento que transcienda lo contingente y finito, todo conocimiento de lo absoluto y infinito sería inexplicable y la verdad incierta y variable, solo existiría como nombre.

Para explicar nuestro conocimiento de entidades reales particulares, Rosmini dice que nuestro conocimiento de las realidades se reduce a un juicio con el que predicamos la existencia de los que es sentido por nosotros. Las entidades realas actúan sobre los sentidos del hombre y él, inmediatamente las reconoce como actividades particulares de esa esencia del ser ya manifestada bajo otro modo en la intuición. Debido a su simplicidad, el ego humano o principio-sujeto, es forzado a unir y juntar sus sentimientos y sus conocimientos del ser y así lo percibe como energía en la producción de sentimiento. Rosmini llama razón a este acto del sujeto humano por el que reconoce las entidades reales. El sentido nos introduce en las realidades, pero no podríamos conocerlas como seres a no ser que poseyéramos ya la idea de ser. Esta le es dada a nuestra mente antes de toda percepción o cognición individual; no se adquiere por ningún acto de pensamiento, sino que está implantada en nosotros por el creador, desde el principio de nuestra existencia: es innata y constituye para nosotros la luz de la razón. Más aún, es la verdadera forma de la inteligencia humana, una forma no múltiple sino una --- su subjetiva sino objetiva – es decir no una cualidad o aptitud o componente del sujeto humano, sino destinta de él y superior a él, existente en un modo absoluto y llamada la forma de la mente porque, al manifestarse al hombre, provoca da lugar y crea, por así decirlo, el acto de inteligencia. Más aún es la mismísima forma de la inteligencia humana, una forma no múltiple, sino una --- no subjetiva, sino objetiva – es decir no una cualidad o actitud o componente del sujeto humano sino distinto de él y superior a él, existente en un modo absoluto y llamado la forma de la mente porque, al manifestarse al hombre, provoca y crea, por así decirlo, el acto de la inteligencia.

La Lógica, dice Rosmini, “es la ciencia y arte de razonar”. El razonar ha de llevar a la certeza es decir, a la firme persuasión que se ajuste a la verdad. La verdad de una cosa es en su último análisis, su ser, y puesto que ser es la forma de la inteligencia humana, se sigue que un criterio de la verdad y de la certeza está en la base de todo pensamiento y razonamiento. Los principios que gobiernan la reflexión y la argumentación se basan en la primitiva intuición del ser. “El ser es el objeto del pensamiento”; éste el principio de cognición y es antecedente al principio de contradicción. El error se encuentra no en la idea del ser, que es sin determinación alguna, ni en los principios de razonamiento, que simplemente expresan el objeto esencial de la mente en forma de una proposición sin añadir nada extraño, sino en la reflexión, y de ahí en la voluntad, que normalmente inicia la reflexión. La Lógica muestra cómo usar la reflexión para alcanzar la verdad y evitar el error. Las ciencias de la Percepción son la psicología y la cosmología.

El sujeto de la psicología es el ego en sus condiciones principales es decir, libre de sus relaciones adquiridas y de desarrollos. El alma se siente por y a través de ella misma; es esencialmente un principio de sentimiento. “El alma humana es un principio o sujeto intelectivo y sensitivo, que tiene por naturaleza la intuición del ser y un sentimiento cuyo limite se extiende, además de ciertas actividades, como consecuencia de la inteligencia y la sensitividad. Este “límite extendido” es doble: el espacio, que simple e inmóvil esta debajo de todos los fenómenos del sentido, como la idea de que el ser está debajo de los fenómenos de pensamiento; y el cuerpo, una fuerza limitada extendida que el principio sintiente recibe pasivamente y por ello adquiere individuación.

Es una doctrina favorita de Rosmini que lo extenso puede existir solo en síntesis con un simple principio inmaterial. Considerado aparte de este principio el límite material corporal carece de unidad y coherencia necesarias para la existencia y la permanencia. Nuestro propio cuerpo, el “cuerpo subjetivo” es sentido directamente como el propio límite del principio del sintiente humano y es la sede de los sentimientos corporales. Otros cuerpos (externos) puesto que no modifican el alma, sino el límite del cuerpo en relación con el alma, son sentido por una percepción extra-subjetiva. Sentimos nuestros propios cuerpos como sentimos los cuerpos externos, a través de la visión, tacto etc.; pero también los sentimos inmediatamente con un sentimiento fundamental, siempre idéntico y sustancial en que no se pueden asignar límites claros, figuras o relaciones de partes. La forma, dureza, color etc. pertenecen al mundo extra-sujetivo. Pero el cuerpo no es solamente sentido en el alma, también es percibido intelectualmente por el alma en un juicio primordial e inmanente por el que se le aplica (al cuerpo) el ser de la forma descrita arriba. En esta percepción se halla el verdadero Nexus que une íntimamente alma y cuerpo.

El cuerpo es el límite sentido-entendido del principio humano en le que la síntesis intelectiva realiza su primer acto como alma racional u ejerce una influencia física real en el límite de su cuerpo. De ahí la definición de Rosmini de vida como “la incesante producción de todos esos fenómenos extra-subjetivos que preceden, acompañan y siguen paralelos con el sentimiento corporal y material (subjetivo)” Cada vez que se produce un organismo animado por generación, perfectamente constituido según el tipo humano el principio vivificante, sintiente principal se eleva a la visión del objeto inteligible, el ser ideal. Esto sucede en virtud de una ley primordial, establecida por Dios en el acto creativo. Sin embargo, no hay paso cronológico del sentir al entender, como si se pudiera asignar un instante en el que el alma humana fuera solamente sintiente y en otro siguiente en el que se hubiera convertido en racional. Todo se consuma en un punto único del tiempo. La inmortalidad del alma se deduce de su naturaleza como un principio intelectivo que tiene por objeto-límite-término la idea eterna y necesaria de ser. Esto es independiente del espacio y del tiempo y el acto de intuición continua hasta cuando el limite-término corporal se ha disuelto por la muerte y la percepción inmanente que el alma tiene de su cuerpo ha sido destruida desde hace un periodo La Cosmología, que considera el universo ordenado, la naturaleza del ser contingente real y su causa, no es una ciencia completa en si misma; debe ser tratada en relación con las ciencias del razonamiento en las que la reflexión, que pone a prueba las observaciones de la intuición y de la percepción, descubre nuevas verdades y llega a la existencia de ser más allá del alcance de la intuición y la percepción.

Las ciencias del Razonamiento son antológicas y deontológicas. Las primeras comprenden la ontología y la teología natural. La Ontología trata del ser en todas sus aspectos tal como lo conoce el hombre, es decir, el ser ideal, el objeto necesario del intelecto; el ser real, es decir, la fuerza subjetiva y el sentimiento; ser moral, es decirla relación entre real e ideal – un acto especial de reconocimiento y adhesión por parte del sujeto que lo armoniza con el objeto. La luz la vida el amor; el intelecto, el sentido la voluntad –estas son las formas bajo la que la esencia del ser se manifiesta a si misma al mundo del hombre; también son los fundamentos de las categorías. La Teología natural trata del Ser Absoluto, Dios. La existencia de Dios es conocida, no a través de la percepción o de la intuición directa, sino por el razonamiento. El ser ideal es bajo solo una de sus formas y por consiguiente y por consiguiente incompleto; en el mundo real solo vemos realizaciones parciales del ser. Comparando en la reflexión los productos de nuestra percepción con la esencia del ser manifestada en la intuición, vemos que no agotan las posibilidades de esa esencia; pero esto debe en encontrar su completa realización en algo lejano que transcienda nuestra experiencia; no puede, en es plenitud, ser finito e imperfecto como son las cosas de este mundo. Rosmini llama a este conocimiento del Ser Absoluto ideal –negativo; nos dice no tanto lo que Dios es como lo que no es.

Las pruebas definidas de la existencia de Dios son suministradas por el ser en su esencia y en cada una de sus formas. La esencia del ser es eterna, necesaria, infinita; pero estos atributos no lo poseería si no subsistiera idéntico bajo las dos formas de la realidad y moralidad, completa y perfecta. Donde existe bajo estas formas, es el ser de todas las maneras infinito y absoluto, es decir, Dios. De nuevo, la forma ideal que crea la inteligencia es un objeto eterno y de ahí que exija un sujeto eterno con sabiduría infinita – Dios. La forma real del ser es contingente y por ello postura una Primera Causa en cuya esencia está incluida la subsistencia. Finalmente la fuerza obligatoria de la ley moral es eterna, necesaria absoluta y su sanción última debe hallarse en un Ser Absoluto en el que la esencia de santidad subsiste. Así el hombre no percibe naturalmente a Dios; su conocimiento de Dios no es más que de una manera negativa. En el orden sobrenatural de la gracia, la verdadera comunicación del Dios al hombre, una nueva luz sobrevenida a la de la razón trae al hombre junto con la propia realidad de Dios, que se revela él mismo al hombre de una forma incipiente y oscura, pero que actúa sobre el alma con una eficacia positiva. Así el cristiano llega a ser una nueva criatura, consors divinœ naturœ.

Las ciencias deontológicas tratan de las perfecciones de los seres y de la forma en el que estas perfecciones puedan ser adquiridas, producidas o perdidas. Entre ellas sobresale la Ética, la ciencia de la virtud (ver "Compendio di Ética", Roma, 1907). Cada acto moral contiene tres elementos: la ley, la libre voluntad del sujeto y la relación (acuerdo o desacuerdo) entre ley y voluntad. El hombre no es una ley en si mismo; el imperativo moral debe venir de una fuerte más alta, del objeto de entendimiento universal y necesario del Ser, que se manifiesta a la mente, tiene un orden suyo propio, y las varias entidades que conocemos aunque ocupen diferentes lugares en la escala de excelencia. Las reconocemos por un acto del intelecto, las reconocemos por un acto práctico de la nuestra voluntad que se adhiera el bien que vemos en ellas con una intensidad determinada por la exigencia moral del objeto. La idea de una entidad, así pues, como el medio en el que se revela su excelencia, se viste con la autoridad de la ley; y como todas las ideas no son sino determinaciones de la idea del ser, la primera de las leyes y el primer principio de obligación es:”Sigue la luz de la razón “o “Reconoce el ser”. Además del testimonio de la consciencia y el consentimiento de la humanidad, las pruebas para la libre voluntad, es decir, el poder de elección entre lo objetivamente bueno (el deber) y lo subjetivamente bueno (placer, interés propio), están muy íntimamente unidos con la teoría de Rosmini del hombre y del alma.

El hombre es estimulado por las sensaciones y sus modificaciones subjetivas; al mismo tiempo es iluminado por la luz del ser eterno y absoluto de la que puede extraer fuerza para superar la fascinación de los sentidos y unirse al bien absoluto.

En referencia al tercer elemento, Rosmini utilizaba una distinción que llevó a agudas controversias. Por peccatum (pecado) quiere decir las condiciones pecaminosas de la voluntad en su antagonismo al bien objetivo; por culpa (pecado como falta), la misma condición considerada relativamente e a su causa, la voluntad libre. Ordinariamente el peccatum es también culpa, y todo pecado lleva a un agente libre. Pero en circunstancias anormales, puede haber peccatum donde no hay, de momento culpa.

Los actos de un hábito pecaminoso adquirido, cuando se realizan sin advertencia o deliberación, con contrarios a la ley, aunque en el momento la voluntad no es responsable. Son culpae e imputables, pero para completar la imputabilidad uno debe unirlos con los primeros actos perversos libres de los que resultó el hábito. El pecado original es un verdadero pecado, pero no una culpa, no imputable a la persona en la que se halla como si fuera su causa libre. La causa responsable hay que buscarla en la libre voluntad de Adán, cuyo pecado era ambas cosas peccatum y culpa. Rosmini escribió mucho en defensa de la doctrina católica del pecado original. Define la Consciencia como “un juicio especulativo sobre la moralidad del juicio práctico”; y puesto que la moralidad, señala, pertenece al orden de reflexión anterior a la consciencia, puede existir en el hombre condiciones morales e inmorales aparte de la consciencia -- una doctrina que también aplicó al pecado original y a ciertos estados de la virtud y del vicio.

Respecto al probabilismo, distingue, en las cuestiones de ley dudosa, lo que es intrínsecamente malo de lo que es malo solo por alguna causa extrínseca, por ejemplo, la prohibición por una ley positiva, y establece la siguiente regla:”Si hay una duda respecto a la existencia de una ley positiva, y la duda no se puede resolver, la ley no obliga; pero si hay una Doda en asuntos que pertenezcan a la ley natural y respecto al mal inherente en la acción, ha de evitarse el riesgo del mal”. Esta teoría provocó controversias, ero Rosmini mantuvo que estaba de acuerdo sustancialmente con las enseñanzas de S. Alfonso de Ligorio.

La ciencia del derecho racional surge de la protección que la ley moral proporciona al bien útil. La clasificación de los bienes y derechos que poseemos en nuestras relaciones con nuestros semejantes, se basa en la libertad y la propiedad. Libertad es el poder, que uno tiene, de usar todas sus facultades y recursos siempre que no interfiera en los derechos de otros. La propiedad es la unión de los bienes con la personalidad humana, con un triple lazo, intelectual, físico y moral. El lazo moral guarda a los otros dos, porque la ley moral prohíbe que un hombre quite a otro lo que ha unido a si mismo por afecto e inteligencia. El sujeto del derecho puede ser ya el hombre individual o el hombre en sociedad. Rosmini especula largo y tendido sobre las tres sociedades necesarias para el desarrollo de la raza humana, en su "Filosofia del diritto" (Milán, 1841-43).

Rosmini aplicó sus principios filosóficos a la educación en "Della educazione cristiana" (Milán, 1856), es especialmente en "Del principio supremo della metódica" (Turín, 1857). Su idea básica es que la educación debe seguir el orden natural del desarrollo. La mente del niño debe ser guiada de lo general a lo particular. El orden natural y necesario de todos los pensamientos humanos se expresa en la ley:” un pensamiento es lo que se convierte en la materia o la provee para otro pensamiento.” La suma total de pensamientos que pueden ocurrir a la mente humana se clasifica en diversos órdenes de los que Rosmini enumera cinco.

Al primer orden pertenecen los pensamientos cuya materia no se toma de pensamientos anteriores; cada uno de los órdenes sucesivos se caracteriza porque su materia se toma del orden inmediatamente precedente. El principio rige el método es: Presenta a lamente del niño (y esto se aplica al hombre en general), primero los objetos que pertenecen al primer orden de las cogniciones, y después los que pertenecen al segundo orden y así en adelante, teniendo cuidado de nunca llevar al niño a una cognición del segundo orden sin haberse asegurado que su mente ha entendido los del primer orden relacionados con ello, y lo mismo respecto a las cogniciones del tercer, cuarto y otros órdenes superiores. Al aplicar este principio a los diferentes órdenes, Rosmini explica que la condición propia de cada caso, las correspondientes actividades, la instrucción que requiere, la educación moral y religiosa que el niño debiera recibir. Tanto en esta teoría general de adaptar la educación a las necesidades de la mente que crece y en la importancia que da al instinto, al sentimiento y al juego, Rosmini se anticipó mucho a los que hoy en día se considera fundamental en la educación. “El niño, dice, debe actuar en cada edad”. El regular las diferentes clases de actividad y hacer que cada una de las clases sea razonable, eso es realmente educar. Y es en el sistema de Kindergarten (jardines de infancia) de Fröbel, contemporáneo de Rosmini, donde aplicaron estos principios de forma más efectiva.

La más importante póstumas de Rosmini, la "Teosofía" (ontología y teología natural), se publicó en cinco volúmenes (Turín, 1859-64; Intra, 1864-74). En 18765 algunos periódicos católicos italianos, interpretando el decreto "Dimittantur" de 1854, declararon que las obras de Rosmini estaban abiertas tanto a la crítica como a la censura. La escuela Rosmini, por el contrario, mantuvo que aunque el decreto no daba un aprobación positiva, al menos garantizaba que los libro examinados no contenían nada digno de censura y podían por consiguiente ser leídos con seguridad y sus conclusiones aceptadas por los católicos.

Esta postura pareció ser confirmada por el Maestro del Palacio Sacro que en una carta al "Osservatore Romano" (16 junio 1876), recordaba al editor del silencio impuesto a ambas partes y afirmaba que no se podía infligir ninguna censura teológica. Un mes más tarde el "Osservatore Cattolico" de Milán, por orden del Prefecto para la Congregación del Índice, reconoció que esta interpretación era errónea. Después de la muerte de Pío IX, se renovó al controversia. El Índice dio una respuesta el 21 de junio de 1880 diciendo que dimittantur significa solamente eso –una obra “descartada”, pero no prohibida. Y otra del 5 de diciembre de 1881 , que una obra “descartada” no se ha de considerar libre de cualquier error contra la fe y la moral y puede ser criticada tanto desde el punto de vista filosófico como teológico sin incurrir en una nota de temeridad. Ambas contestaciones fueron usadas por los adversarios de las doctrinas de Rosmini para justificar nuevas censuras, mientras que los Rosminianos decían que esas contestaciones de ninguna forma hacía insostenible la postura que siempre habían tomado. El 14 de diciembre de 1887 un decreto de la Inquisición condenaba cuarenta proposiciones tomadas de las obras de Rosmini. El decreto, publicado el 7 de marzo de 1888, pone el acento especialmente en las obras póstumas que, dice, desarrollaron y explicaron doctrinas contenidas en germen en los libros anteriores; pero las proposiciones condenadas no llevan adjunta una nota teológica. La mitad de las proposiciones se refieren a la ontología de Rosmini y a la teología natural; el resto a sus enseñanzas sobre el alma, la Trinidad, la Eucaristía, el orden sobrenatural y la visión beatífica (Denzinger, "Enchir.", 1891 ss.).

Algunas de las proposiciones fueran claramente enseñadas en las obras examinadas en 1854; otras repetían lo que Rosmini había dicho una y otra vez en sus principales libros publicados durante su vida.

El superior general del Instituto de caridad ordeno obediencia y sumisión a los miembros. León XIII en una carta al arzobispo de Milán (1 de junio, 1889) afirmaba claramente que aprobaba y confirmaba el decreto. El cardena´Mazzela discutió exhaustivamente la proposiciones en "Rosminianarum propositionum trutina theologica" (Roma, 1892). Esto provocó la respuesta de un erudito laico, el profesor. Giuseppe Morando, bajo el título "Esame critico delle 40 proposizioni Rosminiane" (Milán, 1905).

Además de las obras ya mencionadas, Rosmini escribió un gran número de tratados; los más importante son: "Il Rinnovamento della Filosofia in Italia" (Milán, 1836); "Psicologia", (Novara, 1843; Turín, 1887); "Logica", (Turín, 1853; Intra, 1868); "La Filosofia della Morale" (Milán, 1831);" L'Antropologia in servizio della Scienza Morale" (Milán, 1838); "Antropologia sopranaturale" (Casale, 1884); "Teodicea" (Milán, 1845); "Filosofia della Politica" (Milán, 1858); "La societa e il suo fine" (Milán, 1839); "V. Gioberti e il Panteismo" (Milán, 1847); "Introduzione alla Filosofia" (Casale, 1850); "Introd. al Vangelo secondo S. Giovanni" (Turin, 1882).


Fuentes

Rosmini: ANON., La Vita di Antonio Rosmini (Turin, 1897), vida standard , escrita por un sacerdote del Instituto de Caridad; ANON., Piccola Vita di Antonio Rosmini (Casale, 1897); Della Missione a Roma di Antonio Rosmini-Serbati, negli Anni 1848-49 (Turín, 1881); Epistolario completo di Antonio Rosmini-Serbati (Casale, Turín, 1887-94); PAOLI, Memorie della vita di Antonio Rosmini-Serbati (Turín, 1880-84); Antonio Rosmini e la sua prosapia (Rovereto, 1880); Life of Antonio Rosmini-Serbati, ed. LOCKHART (Londres, 1886); The Life of Antonio Rosmini-Serbati, trad. del italiano de PAGANI (Londres, 1907). DAVIDSON, Rosmini's Philosophical System (Londres, 1882) contiene copiosa bibliografía de las obras de Rosmini y escuela.

Escuela Rosminiana: BURONI, Dell' Essere e del Conoscere, studii su Parmenide Platone e Rosmini (Turin, 1878); FERRE, Degli Universali secondo la Teoria Rosminiana (Casale, 1880-86); PESTALOZZA, Le Dottrine di A. Rosmini difese (Milán, 1851; Lodi, 1853); PETRI, A. Rosmini e i Neo-Scolastici (Roma, 1878); BILLIA, Guarañita Proposizioni atribuirte ad A. Rosmini (Milán, 1889); Per Ant. Rosmini Nel primo centenario della nasita (Milán, 1897); MORANDO, Il Rosminianismo e l'Enciclica Pascendi, y Apparenti Contraddizioni di S. Tommaso, reimpresa de la Rivista Rosminiana (1908); MANZONI, Il Dialogo sull' Invenzione (Milán, 1879); CALZA AND PEREZ, Esposizione della Filosofia di A. Rosmini (Intra, 1878); CASARA, La Luce dell' occhio corporeo e quella dell' Intelletto (Parabiago, 1879). Publicaciones periódicas: La Sapienza (Turín, 1879-86) (ed. PAPA); La Rivista Rosminiana (Voghera, 1905) (ed. MORANDO).

Escuelas Opuestas: Postille ; Alcune Affermazioni del Sig. A. Rosmini prete roveretano con un saggio di riflessioni scritte da Eusebio Cristiano; Principi della scuola Rosminiana esposti in Lettere Famigliari da un Prete Bolognese (Milán, 1850); GIOBERTI, Degli Errori Filosofici di A. Rosmini (Capologo, 1846); CORNOLDI, Il Rosminianismo sintesi dell' Ontologismo e del Panteismo (Roma, 1881); LIBERATORE, Degli Universali (Roma, 1881-83), tr. DERING. On Universals (Leamington, 1889); MAZZELLA, Rosminianarum propositionum trutina theologica (Roma, 1892); ZIGLIARA, Il Dimittatur e la spiegazione datane dalla S. Congregazione dell' Indice. Independientes: SHELDON, The Teachings of A. Rosmini, en Papers of the American Society of Church History 1897, VIII; DYROFF, Rosmini, en la serie Kultur und Katholizismus (Munich 1906); ORESTANO, Rosmini, en la serie Biblioteca Pedagogica (Roma, 1908); PALHORIÈS, Rosmini, en la serie Les Grands Philosophes (Paris, 1908).


Cormack, George y Hickey, Daniel. (1912).


Transcrito por Douglas J. Potter. Dedicado al Sagrado Corazón de Jesús.

Traducido por Pedro Royo