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Jueves, 25 de abril de 2024

Diferencia entre revisiones de «Pierre Mignard»

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Pintor Francés ,nació en Troyes el 7 de Noviembre de 1612, y murió en París ,el 30 de Mayo de 1695.Aunque destinado a la profesión médica, Pierre dio tempranas señales de su verdadera vocación. Estudió en Bourges por un año, con un profesor de nombre Boucher, luego por dos años estudió en Fontainebleau, donde, gracias a los trabajos de Primatice y Rosso,y las colecciones formadas allá por Francis I, había presente una clase de escuela nacional por sesenta años. El Mariscal de Vitry, después que Mignard había pintado la Capilla de su hacienda en Coubert, lo llevó a París y le consiguió el ingreso en el estudio más famoso de la época, el de Simón Vovet. Pero el lugar que atraía más que cualquier otro ,era Roma ,donde ,una multitud de artistas extranjeros estaban viviendo en esa época, entre ellos Poussin y Claude Lorrain, quienes se habían asentado ahí de por vida. Mignard fue un miembro de esta colonia por veinte años Ahí él encontró a Dufresnoy (1611-65), quién había sido su compañero en lo de Vovet y con quién él formó una amistad muy estrecha y juntos copiaron los famosos frescos de Caracci en el Palcio Farnese. Pero Dufresno fue ante todas las cosas un crítico, y su trabajo más conocido no es una pintura , sino un libro “De Arte Gráfica”,un manual escrito en verso en un Latín extremadamente elegante , publicado después de su muerte con notas por De Piles, y reimpreso por cientos de años como una obra maestra. Este aficionado excepcional ejerció una gran influencia educativa sobre Mignard y lo familiarizó con Venecia y su incomparable escuela, la cuál había pretendido menospreciar nuestro arte clásico. Mignard fue sobre todo un obrero hábil y trabajador, quién sabía bien como halagar el gusto público y de esta manera asegurar su propio ascenso. Pronto logró un lugar como pintor retratista único en la sociedad Romana, sus mecenas eran Príncipes, Cardenales , y tres Papas sucesivos ,Urbano VIII ,Inocencio X y Alejandro VII.
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Pintor francés, nació en [[Troyes]] el 7 de noviembre de 1612, y murió en [[París]], el 30 de mayo de 1695. Aunque destinado a la profesión médica, Pierre dio tempranas señales de su verdadera [[vocación]]. Estudió en [[Bourges]] por un año, con un profesor de nombre Boucher, luego por dos años estudió en Fontainebleau, donde, gracias a los trabajos de Primatice y Rosso, y las colecciones formadas allá por [[Francisco I]], había habido  una especie de [[escuela]] nacional por sesenta años. El Mariscal de Vitry, después que Mignard había pintado la [[capilla]] de su hacienda en Coubert, lo llevó a París y le consiguió el ingreso en el estudio más famoso de la época, el de Simón Vovet. Pero el lugar que atraía a los pintores más que ningún otro era [[Roma]], donde vivía una multitud de artistas extranjeros, entre ellos [[Poussin]] y [[Claude Lorrain]], quienes se habían asentado ahí de por vida.   Mignard fue un miembro de esta colonia por veintidós añosAhí él encontró a Dufresnoy (1611-65), quién había sido su compañero en lo de Vovet y con quien formó una estrecha amistad y juntos copiaron los famosos frescos de [[Caracci]] en el Palacio Farnesio. Pero Dufresnoy fue ante todo un crítico, y su trabajo más conocido no es una [[pintura]], sino un libro, “De Arte Gráfica”, un manual escrito en verso en un latín extremadamente elegante, publicado póstumamente con notas por De Piles, y reimpreso por cientos de años como una obra maestra. Este aficionado excepcional ejerció una gran influencia educativa (v. [[educación]]) sobre Mignard y lo familiarizó con [[Venecia]] y su incomparable escuela, la cual había pretendido menospreciar nuestro arte clásico. Mignard fue sobre todo un obrero hábil y trabajador, quién sabía bien como halagar el gusto público y de esta manera asegurar su propio ascenso. Pronto logró un lugar como pintor retratista único en la [[sociedad]] romana, sus mecenas eran príncipes, [[cardenales]], y tres [[Papas]] sucesivos:  [[Urbano VIII]], [[Inocencio X]] y [[Alejandro VII]].  
Al mismo tiempo , él produjo muchos trabajos religiosos, infinidad de cuadros para oratorios, principalmente los de “Vírgenes “,las cuales eran conocidas como “Mignardes”.Ese nombre que intentaba ser laudatorio en esa época ,nos parece la mejor crítica posible de un tipo de trabajo marcado por una gracia y preciosidad verdadera y consciente. Uno siente una consideración, al decir positivamente que éstas Vírgenes no son piadosas, ya que ellas satisficieron los instintos piadosos de todas las generaciones de personas piadosas; pero es imposible en nuestra época no percibir en ellas una singular mezquindad, artificialidad y puerilidad de sentimiento. Pero en el medio de todos estos trabajos, el artista encontró tiempo para esas composiciones tan grandes como los frescos en la Iglesia de San Carlos en Cuatro Fontane . El, de este modo logró una incuestionable importancia en la pintura de frescos, que ese medio especialmente italiano tan pequeño empleado por los pintores franceses.
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Bajo estas tres formas sus trabajos fueron ampliamente exhibidos en Roma ,donde él fue comparado con Guido y con Pietro de Cortona. Durante sus viajes por el Italia del Norte (1654)fue recibido en todas partes con la distinción más grande, y pintó el retrato del Cardenal Sforza y los de las princesas Isabella y María de Módena. A sus regreso a Roma (1655) se casó con Anna Avolara, hija de un arquitecto; cuya belleza era perfecta y posó para sus Vírgenes. La reputación de Mignard el Romano “, como se lo llamaba para diferenciarlo de su hermano “Mignard de Avignon”, se había expandido a Francia ,donde Luis XIV estaba comenzando su reino personal, inaugurando ese sistema el cuál contaba con la gloria de las artes no menos que la gloria de las armas por la exaltación de la monarquía. Mignard fue convocado a Francia, y llegó a París en 1658, donde él conoció a Moliere, y formó su famosa amistad con ese poeta.
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Al mismo tiempo, él produjo muchas obras religiosas, infinidad de cuadros para oratorios, principalmente los de “Vírgenes”, las cuales llegaron a ser conocidas como “Mignardes”.  Ese nombre, que intentaba ser laudatorio en esa época, nos parece la mejor crítica posible de un tipo de trabajo marcado por una cierta gracia y preciosidad consciente. Uno siente delicadeza al decir positivamente que estas vírgenes no eran de devoción, aunque ellas satisficieron los [[instintos]] piadosos (v. [[virtud de religión]]) de generaciones completas de [[personas]] devotas; pero es imposible en nuestra época no percibir en ellas una singular mezquindad, artificialidad y puerilidad de sentimiento. Pero en medio de todos estos trabajos, el artista encontró tiempo para composiciones tan grandes como los frescos en la [[Iglesia]] de San Carlo alle quattro fontane.  De este modo logró una incuestionable eminencia en la pintura de frescos, que era un medio preeminentemente  italiano tan poco empleado por los pintores franceses.  
  
El descubrió que en Francia lo esperaba la misma y excepcional posición que él había disfrutado en Italia. Apenas había llegado cuando realizó los retratos de Luis XIV y de otros miembros de la familia real. Su respuesta a sus detractores , quiénes cuestionaban su talento por sus trabajos magníficos, fue la decoración del Hotel d’Eperson , pronto seguido por la de la cúpula del Valle de la Gloria . La última, se dice ser la superficie de fresco pintada más grande del mundo, comprende doscientos figuras colosales , que representan el Paraíso. En cumplimiento de una fórmula apreciada por el decorador Romano, el gentío de personajes celestiales es aquí exhibido alrededor de la Santísima Trinidad.-la Virgen , los Apóstoles ,los Evangelistas ,Vígenes ,y confesores, fundadores de órdenes,reyes santos como Constantino, Carlomagno,San Luis, y finalmente, Ana de Austris, arrodillada,ofreciendo el modelo de la Iglesis dedicada por ella a Jesús Naciente de la Virgen Madre.Este estilo de apoteosis ya trillado en Italia, todavía poseía el mérito de innovación en Francia. La inmensa composición, habiéndole costado a su autor sólo ocho meses de trabajo, sufre la consecuencia de su creación apresurada. A la composición le falta inspiración, el color es dñebil y neutral más que brillante ,aún fue un tabajo muy elogiado en su época, porque halagaba la megalomanía y el machismo de el público ; Francia no necesitaba más envidiar a Italia; Roma no estaba más en Roma ; estaba en París.
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Bajo estas tres formas sus trabajos fueron ampliamente exhibidos en Roma, donde él fue comparado con Guido y con [[Pietro de Cortona]]. Durante sus viajes por la Alta  [[Italia]]  (1654) fue recibido en todas partes con la más grande distinción, y pintó el retrato del Cardenal Sforza y los de las princesas Isabella y María de [[Módena]]. A su regreso a Roma (1655) se casó con Anna Avolara, hija de un arquitecto; cuya belleza era perfecta y quien posó para sus vírgenes. La reputación de “Mignard el romano”, como se le llamaba para diferenciarlo de su hermano “Mignard de Avignon”, se había expandido por [[Francia]], donde [[Luis XIV]] estaba comenzando su reinado personal, inaugurando ese sistema el cual descansaba sobre la gloria de las artes no menos que en la gloria de las armas para la exaltación de la monarquía. Mignard fue convocado de vuelta a Francia, y llegó a París en 1658, donde conoció a [[Molière]] y cultivó su famosa amistad con ese poeta.  
  
De esta manera la cúpula de Mignard asumió el carácter de una victoria nacional, como dijo Moliere en su famoso poema “La Gloria de los Valles de la Gracia”, de esa manera esta pintura muy mediocre, sin embargo ambiciosa,fue honrada en su nacimiento por los escritores Francese más populares y nacionales. Si se refiere a política o a tendencia, Mignard perteneció al círculo social de Racine, Boileau y La Fontaine, en esa época cuando los artistas en Francia se asociaban con cualquiera menos con sus hermanos profesionales.Gracias a estas conecciones ,él es el artistas de quién la literatura del siglo 17 tiene más que decir. Scarron y La Bruyere aclamaron su grandeza y como él tenía la habilidad de sacar provecho de sus amistades literarias, él fue capa´z de mantener por treinta años su curiosa pelea con la Academia. Este cuerpo, después de una serie de dificultades ,había sido definitivamente organizado por Colbert bajo la presidencia de Le Brun, cuya autoridad Mignard no reconocería.
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Descubrió que en Francia le esperaba la misma y excepcional posición que había disfrutado en Italia.  Apenas había llegado cuando realizó los retratos de Luis XIV y de otros miembros de la [[familia]] real. Su respuesta a sus detractores, quienes cuestionaban su talento por sus trabajos magníficos, fue la decoración del Hotel d’Epernon, pronto seguido por la de la [[cúpula]] del Val-de-Grâce.  Esta última, se dice ser la más grande superficie pintada en fresco en el mundo, compuesta de doscientas figuras colosales que representan el [[Paraíso]]. En seguimiento de una fórmula apreciada por el decorador romano, el gentío de personajes celestiales es aquí exhibido alrededor de la [[Santísima Trinidad]], la Virgen, los apóstoles, los [[Evangelistas]], [[vírgenes]], y confesores, fundadores de órdenes reyes santos como Constantino, [[Carlomagno]], [[San Luis]], y finalmente, Ana de [[Austria]], arrodillada ofreciendo el modelo de la Iglesia dedicada por ella a Jesús Naciente de la Virgen Madre.  Este estilo de apoteosis ya trillado en Italia, todavía poseía el mérito de novedad en Francia. La inmensa composición, habiéndole costado a su autor sólo ocho meses de trabajo, sufre la pena de su creación apresurada. La composición carece de inspiración, el color es débil y neutral más que brillante, aun así fue un trabajo muy elogiado en su época, porque halagaba la megalomanía y el chauvinismo del público; Francia no necesitaba más envidiar (v. [[envidia]]) a Italia; Roma no estaba más en Roma; estaba en París.  De esta manera la cúpula de Mignard asumió el carácter de una victoria nacional, como dijo Moliere en su famoso poema "La Gloire du Val de Grâce";  de esa manera esta muy mediocre pintura, aunque ambiciosa, fue honrada (v. [[honor]])  en su nacimiento por el más popular y “nacional” de los escritores franceses. Ya sea por  política o por  inclinación, Mignard perteneció al círculo social de [[Racine]], [[Boileau]] y La Fontaine, en esa época cuando los artistas en Francia se asociaban muy poco con algunos, excepto con sus hermanos en la profesión. Gracias a estas conexiones, es el artista de quien la literatura del siglo XVII tiene más que decir. [[Scarron]] y La Bruyère aclamaron su grandeza y como él tenía la habilidad de sacar provecho de sus amistades literarias, él fue capaz de mantener por treinta años su curiosa pelea con la Academia. Este cuerpo, después de una serie de dificultades, había sido definitivamente organizado por [[Colbert]] bajo la presidencia de Le Brun, cuya autoridad Mignard no reconocería.  La facción completa de  la corte, la cual se oponía a Colbert naturalmente se puso de parte de Mignard, quien, sin ninguna posición oficial, fue lo suficientemente listo para mantener su reputación como “Pintor Principal”, y agregarle a esto la oposición picante, la cual en Francia siempre sirve para llevar la reputación de un artista lo más lejos posible.  La lista de los  retratos realizados por Mignard en el segundo período de su vida incluye toda la [[sociedad]] francesa de su época. La joven reina, el Duque d’Enghien, la Princesa Palatina, Canciller Séguier, el Duque de Beaufort, [[Bossuet]], le Tellier, Turenne, Villacerf, la Reyni, La Condesa de Grignan, la Duquesa de Chatillon, Molière, la famoso Ninon de Lenclos, todos posaron para él.  El pintó A Luis XIV diez veces, y en la última ocasión el rey le dijo:  “Mignard, ¿tú me encuentras cambiado?”  “Cierto, Señor”, dijo el pintor;  “veo unas cuantas campañas más en la frente de su Majestad”.  El usó para sus modelos [[mujeres]] un estilo un poco llamativo, en el cual las telas estaban un poco exageradas, y un sistema de emblemas y alusiones medio mitológicas, las cuales reflejan fielmente los ideales de la corte de Luis XIV.  Por lo tanto, estos retratos tienen el mismo valor histórico como los de Lely o Kneller, en la corte de James II, mientras algunos de ellos poseen un atractivo incuestionable. Pero esto fue sólo una parte del trabajo de Mignard. El decoró muchas residencias, edificios públicos e iglesias, pero todo lo que queda de estos trabajos es el techo de “Apollo” en el Castillo de Balleroy (Manche). Sin embargo, nosotros sabemos por los grabados que estos trabajos fueron buenos, según el gusto de la época, imitaban las mitologías de Caraceio y de Guido, artificial, agradable, superficial, un tanto pesada y débil en estilo.  Lo mejor de sus pinturas religiosas es la “Visitación” que está en el Museo de Orleáns.  
  
Toda esta discusión de la corte ,la cual se oponía a Colbert naturalmente se puso de parte de Mignard, quién ,sin ninguna posición oficial, fue lo suficientemente listo para mantener su reputación como “Pintor Principal “, y agragarle a esto la oposición picante ,la cuál Francia siempre sirve para llevar la reputación de un artista lo más lejos posible.La lista de retratos realizados por Mignard en el segundo período de su vida incluye toda la Sociedad Francesa de su época . La joven Reina, el Duque d’Enghien, la Princesa Palatina , Canciller Séguier , el Duque de Beaufort , Bossuet, le Tellier,Turenne , Villacerf, la Reina , La Condesa de Grignan,la Duquesa de Chatillon,Moliere, el famoso Ninon de Lenclos, todos sentados junto a él. El pintó
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Por fin al morir Le Brun en el año 1691 Mignard, a la edad de ochenta años, le sucede en todos sus cargos, fue recibido solemnemente en la Academia, y en una sesión fue electo a todos sus títulos, incluyendo el de presidente. Cuando Louvois le consultó sobre el proyecto de decorar la cúpula de “Los Inválidos”, el veterano pintor vio una oportunidad de coronar su carrera con una representación excepcional, pero Louvois murió, el trabajo se demoró, y el artista perdió toda  esperanza de realizar su último sueño.  Casi se puede decir que murió con los pinceles en sus manos, a la edad de ochenta y cuatro años.   Su último trabajo es un cuadro en el que aparece él mismo como “San Lucas pintando la Santísima Virgen”.  
A Luis XIV diez veces, y en la última ocasión el Rey le dijo :”Mignard, tú me encuentras cambiado”, “ciert, Señor “,dijo el pintor,”yo veo unas cuantas campañas más en la frente de su Majestad “.
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El usó para sus modelos mujeres un estilo un poco chabacano, en el cuál las telas estaban un poco al descubierto, y un sistema de emblemas t alusiones medio mitológicas ,las cuáles reflejan fielmente los ideales de la corte de Luis XIV.Por lo tanto, estos retratos tienen el mismo valor histórico como los de Lely o Kneller, en la corte de James II mientras algunos de ellos poseen un atractivo incuestionable. Pero esto fue solo una parte del trabajo de Mignard . El decoró muchas residencias, edificios públicos e Iglesias, pero todo lo que permanece de estos trabajos es el techo de “Apollo” en el Castillo de Balleroy (Manche). Sin embargo,nosotros sabemos por los grabados que estos trabajos fueron buenos , según el gusto de la época, imitada de las mitologías de Caraceio y de Guido, artificial, agradable , superficial ,un tanto pesada y débil en estilo.Lo mejor de estas pinturas religiosas es la “Visitación “ que está en el Museo de Orleáns.
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Fuente:  DE MONVILLE, Vie de M. Mignard (Amsterdam, 1731;) LEPICIÉ, Notice in Mémoires inédits sur les Membres de l'Académie de Peinture, II (Paris, 1854); HULST, Mémoires sur l'Académie de Peinture (Paris, 1853); COURTALON-DELAISTRE, Eloge de Mignard (Troyes, 1781); BLANC, Histoire des Peintres, Ecole française, I (Paris); LE BRUN-DALBAUNE, Etude sur P. Mignard (Paris, 1878); COURAJOD, Le Buste de P. Mignard au Louvre (Paris, 1884).  
 
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Gillet, Louis. "Pierre Mignard." The Catholic Encyclopedia. Vol. 10. New York: Robert Appleton Company, 1911.  <http://www.newadvent.org/cathen/10289a.htm>.
Por fin al morir Le Brun en el año 1691Mignard , a la edad de ochenta años le sucede en todos sus cargos,fue recibido solemnemente en la Academia , y en una sesión decidió todos sus títulos incluyendo el de Presidente. Louvois habiéndole consultado sobre el proyecto de decorar la cúpula de “Los Inválidos “, el veterano pintor vió una oportunidad de coronar su carrera con una representación excepcional, pero Louvois murió, el trabajo fue demorado, y el artista perdió la esperanza de su último sueño. El murió, casi se puede decir, con sus pinceles en su mano, a la edad de ochenta y cuatro años. Su último trabajo es un cuadro en el cuál aparece él mismo como “San Lucas” pintando la Santísima Virgen “.
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Transcrito por Douglas J. PotterTraducido al español por Ana María Maturana.  Revisado y corregido por Luz María Hernández Medina.
 
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DE MONVILLE, Vie de M. Mignard (Amsterdam, 1731;) LEPICIÉ, Notice in Mémoires inédits sur les Membres de l'Académie de Peinture, II (Paris, 1854); HULST, Mémoires sur l'Académie de Peinture (Paris, 1853); COURTALON-DELAISTRE, Eloge de Mignard (Troyes, 1781); BLANC, Histoire des Peintres, Ecole française, I (Paris); LE BRUN-DALBAUNE, Etude sur P. Mignard (Paris, 1878); COURAJOD, Le Buste de P. Mignard au Louvre (Paris, 1884).  
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LOUIS GILLET.  
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Transcrito por Douglas J. Potter  
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Traducido al español por Ana María Maturana
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Última revisión de 03:04 24 sep 2008

Pintor francés, nació en Troyes el 7 de noviembre de 1612, y murió en París, el 30 de mayo de 1695. Aunque destinado a la profesión médica, Pierre dio tempranas señales de su verdadera vocación. Estudió en Bourges por un año, con un profesor de nombre Boucher, luego por dos años estudió en Fontainebleau, donde, gracias a los trabajos de Primatice y Rosso, y las colecciones formadas allá por Francisco I, había habido una especie de escuela nacional por sesenta años. El Mariscal de Vitry, después que Mignard había pintado la capilla de su hacienda en Coubert, lo llevó a París y le consiguió el ingreso en el estudio más famoso de la época, el de Simón Vovet. Pero el lugar que atraía a los pintores más que ningún otro era Roma, donde vivía una multitud de artistas extranjeros, entre ellos Poussin y Claude Lorrain, quienes se habían asentado ahí de por vida. Mignard fue un miembro de esta colonia por veintidós años. Ahí él encontró a Dufresnoy (1611-65), quién había sido su compañero en lo de Vovet y con quien formó una estrecha amistad y juntos copiaron los famosos frescos de Caracci en el Palacio Farnesio. Pero Dufresnoy fue ante todo un crítico, y su trabajo más conocido no es una pintura, sino un libro, “De Arte Gráfica”, un manual escrito en verso en un latín extremadamente elegante, publicado póstumamente con notas por De Piles, y reimpreso por cientos de años como una obra maestra. Este aficionado excepcional ejerció una gran influencia educativa (v. educación) sobre Mignard y lo familiarizó con Venecia y su incomparable escuela, la cual había pretendido menospreciar nuestro arte clásico. Mignard fue sobre todo un obrero hábil y trabajador, quién sabía bien como halagar el gusto público y de esta manera asegurar su propio ascenso. Pronto logró un lugar como pintor retratista único en la sociedad romana, sus mecenas eran príncipes, cardenales, y tres Papas sucesivos: Urbano VIII, Inocencio X y Alejandro VII.

Al mismo tiempo, él produjo muchas obras religiosas, infinidad de cuadros para oratorios, principalmente los de “Vírgenes”, las cuales llegaron a ser conocidas como “Mignardes”. Ese nombre, que intentaba ser laudatorio en esa época, nos parece la mejor crítica posible de un tipo de trabajo marcado por una cierta gracia y preciosidad consciente. Uno siente delicadeza al decir positivamente que estas vírgenes no eran de devoción, aunque ellas satisficieron los instintos piadosos (v. virtud de religión) de generaciones completas de personas devotas; pero es imposible en nuestra época no percibir en ellas una singular mezquindad, artificialidad y puerilidad de sentimiento. Pero en medio de todos estos trabajos, el artista encontró tiempo para composiciones tan grandes como los frescos en la Iglesia de San Carlo alle quattro fontane. De este modo logró una incuestionable eminencia en la pintura de frescos, que era un medio preeminentemente italiano tan poco empleado por los pintores franceses.

Bajo estas tres formas sus trabajos fueron ampliamente exhibidos en Roma, donde él fue comparado con Guido y con Pietro de Cortona. Durante sus viajes por la Alta Italia (1654) fue recibido en todas partes con la más grande distinción, y pintó el retrato del Cardenal Sforza y los de las princesas Isabella y María de Módena. A su regreso a Roma (1655) se casó con Anna Avolara, hija de un arquitecto; cuya belleza era perfecta y quien posó para sus vírgenes. La reputación de “Mignard el romano”, como se le llamaba para diferenciarlo de su hermano “Mignard de Avignon”, se había expandido por Francia, donde Luis XIV estaba comenzando su reinado personal, inaugurando ese sistema el cual descansaba sobre la gloria de las artes no menos que en la gloria de las armas para la exaltación de la monarquía. Mignard fue convocado de vuelta a Francia, y llegó a París en 1658, donde conoció a Molière y cultivó su famosa amistad con ese poeta.

Descubrió que en Francia le esperaba la misma y excepcional posición que había disfrutado en Italia. Apenas había llegado cuando realizó los retratos de Luis XIV y de otros miembros de la familia real. Su respuesta a sus detractores, quienes cuestionaban su talento por sus trabajos magníficos, fue la decoración del Hotel d’Epernon, pronto seguido por la de la cúpula del Val-de-Grâce. Esta última, se dice ser la más grande superficie pintada en fresco en el mundo, compuesta de doscientas figuras colosales que representan el Paraíso. En seguimiento de una fórmula apreciada por el decorador romano, el gentío de personajes celestiales es aquí exhibido alrededor de la Santísima Trinidad, la Virgen, los apóstoles, los Evangelistas, vírgenes, y confesores, fundadores de órdenes reyes santos como Constantino, Carlomagno, San Luis, y finalmente, Ana de Austria, arrodillada ofreciendo el modelo de la Iglesia dedicada por ella a Jesús Naciente de la Virgen Madre. Este estilo de apoteosis ya trillado en Italia, todavía poseía el mérito de novedad en Francia. La inmensa composición, habiéndole costado a su autor sólo ocho meses de trabajo, sufre la pena de su creación apresurada. La composición carece de inspiración, el color es débil y neutral más que brillante, aun así fue un trabajo muy elogiado en su época, porque halagaba la megalomanía y el chauvinismo del público; Francia no necesitaba más envidiar (v. envidia) a Italia; Roma no estaba más en Roma; estaba en París. De esta manera la cúpula de Mignard asumió el carácter de una victoria nacional, como dijo Moliere en su famoso poema "La Gloire du Val de Grâce"; de esa manera esta muy mediocre pintura, aunque ambiciosa, fue honrada (v. honor) en su nacimiento por el más popular y “nacional” de los escritores franceses. Ya sea por política o por inclinación, Mignard perteneció al círculo social de Racine, Boileau y La Fontaine, en esa época cuando los artistas en Francia se asociaban muy poco con algunos, excepto con sus hermanos en la profesión. Gracias a estas conexiones, es el artista de quien la literatura del siglo XVII tiene más que decir. Scarron y La Bruyère aclamaron su grandeza y como él tenía la habilidad de sacar provecho de sus amistades literarias, él fue capaz de mantener por treinta años su curiosa pelea con la Academia. Este cuerpo, después de una serie de dificultades, había sido definitivamente organizado por Colbert bajo la presidencia de Le Brun, cuya autoridad Mignard no reconocería. La facción completa de la corte, la cual se oponía a Colbert naturalmente se puso de parte de Mignard, quien, sin ninguna posición oficial, fue lo suficientemente listo para mantener su reputación como “Pintor Principal”, y agregarle a esto la oposición picante, la cual en Francia siempre sirve para llevar la reputación de un artista lo más lejos posible. La lista de los retratos realizados por Mignard en el segundo período de su vida incluye toda la sociedad francesa de su época. La joven reina, el Duque d’Enghien, la Princesa Palatina, Canciller Séguier, el Duque de Beaufort, Bossuet, le Tellier, Turenne, Villacerf, la Reyni, La Condesa de Grignan, la Duquesa de Chatillon, Molière, la famoso Ninon de Lenclos, todos posaron para él. El pintó A Luis XIV diez veces, y en la última ocasión el rey le dijo: “Mignard, ¿tú me encuentras cambiado?” “Cierto, Señor”, dijo el pintor; “veo unas cuantas campañas más en la frente de su Majestad”. El usó para sus modelos mujeres un estilo un poco llamativo, en el cual las telas estaban un poco exageradas, y un sistema de emblemas y alusiones medio mitológicas, las cuales reflejan fielmente los ideales de la corte de Luis XIV. Por lo tanto, estos retratos tienen el mismo valor histórico como los de Lely o Kneller, en la corte de James II, mientras algunos de ellos poseen un atractivo incuestionable. Pero esto fue sólo una parte del trabajo de Mignard. El decoró muchas residencias, edificios públicos e iglesias, pero todo lo que queda de estos trabajos es el techo de “Apollo” en el Castillo de Balleroy (Manche). Sin embargo, nosotros sabemos por los grabados que estos trabajos fueron buenos, según el gusto de la época, imitaban las mitologías de Caraceio y de Guido, artificial, agradable, superficial, un tanto pesada y débil en estilo. Lo mejor de sus pinturas religiosas es la “Visitación” que está en el Museo de Orleáns.

Por fin al morir Le Brun en el año 1691 Mignard, a la edad de ochenta años, le sucede en todos sus cargos, fue recibido solemnemente en la Academia, y en una sesión fue electo a todos sus títulos, incluyendo el de presidente. Cuando Louvois le consultó sobre el proyecto de decorar la cúpula de “Los Inválidos”, el veterano pintor vio una oportunidad de coronar su carrera con una representación excepcional, pero Louvois murió, el trabajo se demoró, y el artista perdió toda esperanza de realizar su último sueño. Casi se puede decir que murió con los pinceles en sus manos, a la edad de ochenta y cuatro años. Su último trabajo es un cuadro en el que aparece él mismo como “San Lucas pintando la Santísima Virgen”.

Fuente: DE MONVILLE, Vie de M. Mignard (Amsterdam, 1731;) LEPICIÉ, Notice in Mémoires inédits sur les Membres de l'Académie de Peinture, II (Paris, 1854); HULST, Mémoires sur l'Académie de Peinture (Paris, 1853); COURTALON-DELAISTRE, Eloge de Mignard (Troyes, 1781); BLANC, Histoire des Peintres, Ecole française, I (Paris); LE BRUN-DALBAUNE, Etude sur P. Mignard (Paris, 1878); COURAJOD, Le Buste de P. Mignard au Louvre (Paris, 1884). Gillet, Louis. "Pierre Mignard." The Catholic Encyclopedia. Vol. 10. New York: Robert Appleton Company, 1911. <http://www.newadvent.org/cathen/10289a.htm>. Transcrito por Douglas J. Potter. Traducido al español por Ana María Maturana. Revisado y corregido por Luz María Hernández Medina.