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Jueves, 28 de marzo de 2024

Noé

De Enciclopedia Católica

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Hebreo Nôah, "descanso"; Griego Noah; Latín Noah

Noveno patriarca de la línea setita, nieto de Matusalén e hijo de Lámek, quien, con su familia, fue salvado del Diluvio y así se convirtió en el segundo padre de la raza humana (Gén. 5,25 - 9,29).

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Recibió el nombre Noé debido a las esperanzas de su padre respecto a él. “Éste”, dijo Lámek al ponerle el nombre, “nos consolará de nuestros afanes y de la fatiga de nuestras manos por (o más correctamente “de”, es decir, “que viene de”) causa del suelo que maldijo Yahveh.” (Gén. 6,29). Muchos comentaristas consideran las palabras de Lámek como una expresión de la esperanza, o como una profecía, que el niño en cierto modo sería instrumental en remover la maldición pronunciada contra Adán (Gén. 3,17 ss). Otros, bastante caprichosamente, ven en ellas una referencia al futuro descubrimiento del vino por Noé, que alegra el corazón del hombre; mientras que otros, con mayor probabilidad, las toman como expresando meramente una esperanza natural de parte de Lámek de que su hijo se convertiría en el apoyo y comodidad de sus padres, y les permitiera disfrutar de descanso y paz en su vejez.
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En medio de la corrupción general resultante del matrimonio de los “hijos de Dios” con “las hijas de los hombres” (Gén. 6,2ss), es decir, de los setitas con las mujeres cainitas, “Noé fue el hombre más justo y cabal de su tiempo” y caminó con Dios” (6,9). De ahí que cuando Dios decretó erradicar al hombre de la faz de la tierra, Noé “halló gracia ante el Señor”. Según la interpretación común de Génesis 6,3, Noé primero recibió un aviso divino de la inminente destrucción ciento veinte años antes de que ocurriera, o sea, cuando tenía cuatrocientos ochenta años (cf. 7,11); sin embargo, no parece que él recibiera en ese tiempo ningunos detalles sobre la naturaleza de la catástrofe.
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Sus hijos Sem, Cam y Jafet le nacieron después que él alcanzó la edad de quinientos años (6,10). Éstos ya eran adultos y habían tomado esposas, cuando Dios le informó a Noé su intención de destruir al hombre con una inundación, y recibió instrucciones de construir un arca en la cual se salvarían él, su esposa, sus hijos, sus tres nueras y un macho y hembra de cada especie de animales y pájaros (6,13-21). Es imposible precisar cuánto tiempo antes del Diluvio se le impartió esta revelación a Noé; apenas puede haber sido más de setenta y cinco años (cf. 7,11), y probablemente fue considerablemente menos.

Noé anunció el juicio inminente y exhortó al arrepentimiento (2 Pedro 2,5), pero nadie prestó atención a sus palabras (Mt. 24,37ss.; Lc. 17,26.27; 1 Pedro 3,20), y cuando llegó el tiempo fatal, sólo la familia inmediata de Noé halló refugio en el arca. Siete días antes de que las aguas comenzaran a cubrir la tierra, se le ordenó a Noé entrar al arca con su mujer, sus hijos, nueras, y a tomar con él siete pares de todo animal puro, y dos pares de todo animal y pájaro impuro (7,1-4). Se ha objetado que, aunque se le conceda al codo el valor más liberal, el arca habría sido demasiado pequeña para albergar por lo menos dos pares de toda especie de animal y ave. Pero no habría dificultad si, como se acepta ahora generalmente, el Diluvio no fue geográficamente universal (vea Diluvio; Arca de Noé).

Después de salir del arca Noé construyó un altar, tomó de todos los animales y aves puros y ofreció un holocausto sobre él. Dios aceptó el sacrificio, e hizo una alianza con Noé, y a través de él con toda la humanidad: que Él no destruiría la tierra o aniquilaría al hombre con otro diluvio. El arcoiris sería la señal por todos los tiempos y un recuerdo de esta alianza. Luego renovó la bendición que había pronunciado sobre Adán (Gén. 1,28) y le confirmó el dominio sobre los animales que le había dado al hombre. En virtud de este dominio, el hombre podría usar a los animales como su alimento, pero la carne no debía ser comida con su sangre (8,20 - 9,17).

Noé ahora se dedicó a la agricultura y plantó un viñedo. Al no estar familiarizado con los efectos del vino de uvas fermentado, tomó de él excesivamente y se embriagó. Cam encontró a su padre yaciendo desnudo en su tienda, e hizo bromas sobre su condición ante sus hermanos; éstos cubrieron a Noé reverentemente con un manto. Al oir sobre lo ocurrido Noé maldijo a Canaán, como heredero de Cam, y bendijo a Sem y a Jafet.

Noé vivió trescientos cincuenta años más después del Diluvio y murió a la edad de novecientos cincuenta años (9,20-29). En los últimos libros de la Escritura se representa a Noé como modelo del hombre justo (Sir. 44,17; Ez. 14,14.20), y como ejemplo de fe (Hb. 11,7). Los Padres y la tradición lo consideran como el tipo y figura del Salvador, porque a través de él la raza humana fue salvada de la destrucción y reconciliada con Dios (Eclo. 44,17.18). Además, según él construyó el arca, el único medio de salvarse del Diluvio, así Cristo estableció la Iglesia, el único medio de salvación en el orden espiritual.

El relato babilónico del Diluvio se asemeja cercanamente en muchos puntos al relato de la Biblia. Se han descubierto cuatro recensiones cuneiformes de él, de las cuales, sin embargo, tres son sólo fragmentos cortos. La historia completa se halla en la Epopeya de Gilgamés (Tableta 11) descubierta por G. Smith entre las ruinas de la biblioteca de Asurbanipal en 1872. Beroso da otra versión. En el poema de Gilgamés el héroe de la historia es Ut-napishtim (o Sit-napishti, como algunos lo traducen, apodado Atra-hasis “el muy listo”); en dos de los fragmentos él es llamado simplemente Atra-hasis, cuyo nombre se halla también en Beroso bajo la forma griega Xisuthros. La historia resumida es como sigue: Un concilio de los dioses resolvió destruir al hombre mediante una inundación. El dios Ea avisa a Ut-napishtim y le ordena construir un barco en el cual se salvarán él y la semilla de toda especie de vida. Ut-napishtim construye el barco (del cual, según una versión, Ea dibuja el plano en el suelo), y coloca en él a su familia, sus dependientes, artesanos y domésticos así como animales salvajes, tras lo cual cierra la puerta. La tormenta dura seis días; al séptimo día la inundación comienza a bajar. El barco, manejado por el timonel Puzur-Bel, toma tierra en el Monte Nisir. Después de siete días Ut-napishtim envía una paloma y a una golondrina, las cuales, al no hallar donde poner sus pies, regresan al arca, y luego envía un cuervo, el cual se alimenta de cadáveres y no regresa. Al salir del barco, Ut-napishtim ofrece un sacrificio a los dioses, quienes perciben el olor divino y se aglomeran como moscas alrededor del sacrificador. Él y su esposa son entonces admitidos entre los dioses. La historia relatada por Beroso se acerca más al relato bíblico. Debido a las notables semejanzas entre los dos, muchos sostienen que el relato bíblico se deriva del babilónico. Pero las diferencias son tantas y tan importantes que esta opinión debe ser considerada insostenible. La historia bíblica es una forma paralela e independiente de una tradición común.


Bibliografía: HUMMELAUER, Comm. in Gen. (París, 1895), 257 sqq.; HOBERG, Die Genesis (Friburgo, 1908), 74 ss.; SELBST, Handbuch zur bibl. Gesch. (Friburgo, 1910), 200 ss.; SKINNER, Critic. and Exeg. Comm. on Gen. (Nueva York, 1910), 133 ss.; DILLMANN, Genesis, tr., I (Edimburgo, 1897), 228 ss.; DHORME, Textes religieux assyro-babyl. (París, 1907), 100 ss.; VIGOUROUX, La bible et les decouv. mod., I (6ta ed., París, 1896), 309 ss.; SCHRADER, Die Keilinschrift. u. das A. T. (2da ed., Giessen, 1882), 55 ss.; JENSEN en SCHRADER, Keilinschriftl. Bibliothek, VI, I, (Berlín 1889-), 228 ss.; VIGOUROUX, Dicc. de la Biblia, s. VV. Ararat, Arche, y Noe; HILPRECHT, La versión más antigua del la historia del diluvio babilónico (Philadelphia, 1910).

Fuente: Bechtel, Florentine. "Noah." The Catholic Encyclopedia. Vol. 11. New York: Robert Appleton Company, 1911. <http://www.newadvent.org/cathen/11088a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina.

Ver también

[1] El arca de Noé estaría en Turquía.