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Viernes, 19 de abril de 2024

Martin Deutinger

De Enciclopedia Católica

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Filósofo y escritor religioso, nacido en Langenpreising, Bavaria el 24 de marzo de 1815; murió en Pfäfers Suiza, el 9 de septiembre de 1864. Se ordenó sacerdote en 1837 y luego de haber servido en varias posiciones clericales enseñó filosofía en Freising (1841), Munich (1846) y Dillingen (1847-52).

Como sus predecesores, Baader (q.v.) y Antón Gunther, nuestro personaje se dedico a construir una filosofía que debería ser una mediación entre el catolicismo y la filosofía idealista que estaba prevaleciendo en Alemania y por lo tanto conciliar las verdades de la fe con aquellas que se considerabas demandas de la razón.

El esfuerzo de conciliación el cual no tuvo éxito, lo que fue una situación similar con sus predecesores, requirió menos sacrificio que el correspondiente al contenido de la fe y al contenido de la razón. El sistema de Deutinger está basado en un esquema de trilogías. Coloca la antropología en el centro del sistema. Comenzando con el método universal de la duda el encuentra que la duda se revela en el ego como una situación independiente de la autoconciencia de la persona.

Más aún su reflexión muestra que la conciencia de la persona está condicionada por la naturaleza mientras que tanto la conciencia como la naturaleza suponen una suprema y causa libre. Por lo tanto aquí tenemos la primera trilogía, el hombre, la naturaleza y Dios. La evolución del ego está afectada por la interacción entre la acción de la naturaleza y Dios y de esto resulta una triple vida.

El primer elemento y etapa procede de la naturaleza, el cuerpo, el segundo proviene de Dios, el espíritu, y el tercero es una instancia de intermediación, el alma. Por lo tanto la segunda trilogía que constituye la naturaleza del hombre y las etapas de su desarrollo son el cuerpo el alma y el espíritu, los atributos del espíritu son reconocidos y tienen voluntad.

Sin embargo la unidad de estos atributos es meramente subjetiva; la personalidad es solamente algo potencial en ellos. El espíritu llega a actuar en términos de la personalidad a través de la interacción con la naturaleza. El proceso vital consiste en el interjuego de la naturaleza (por ejemplo un factor que es necesario) con la instancia personal (por ejemplo la libertad). Esto se desarrolla entonces en tres etapas: como un movimiento de adentro, es decir interior (el pensamiento, de Denken); o como algo exterior que llega a afectar la instancia interna (el poder, de Konnen) y luego vienen sucesos que ponen a estos dos aspectos de manera conjunta (el hacer y el actual de Tun).

Por lo tanto la trilogía de la facultad humana: el pensamiento, el poder y la acción y los departamentos del sistema filosófico: la ciencia del pensamiento (Denklehre), del arte (Kunstlehre) y de la conducta (filosofía moral). Fuera de este departamento descansa la filosofía y la psicología de la naturaleza, mientras que en la circunferencia del derecho se extiende y llega a cubrir la filosofía de la religión. Tanto la sensación como la imaginación son elementos insuficientes para explicar el origen del pensamiento, es decir el concepto.

La representación por tanto, reside en lo externo y en los factores internos, en su unidad que es una de las bases del conocimiento consciente del concepto. El otro aspecto descansa en función del elemento de la libertad personal, lo interno, la intuición, la idea. La idea, por lo tanto y la representación deben interactuar a fin de generar el concepto.

De aquí se obtienen las bases para el conocimiento como un producto de dos factores que se oponen, la representación y la idea, entre las cuales hay una instancia intermedia que es el concepto. Sin embargo la antinomia entre la libertad de la personalidad y la necesidad de la naturaleza tiene que llegar a una conciliación en acción de manera que la antinomia entre el sujeto y el objeto presiona hacia la unificación en el pensamiento. Ahora todo lo intermedio llega a tener unidad en el sentido de lo que es probable, de lo que no es probable y esto genera coherencia.

De manera similar se tienen sustentaciones en el sujeto. A diferencia de lo que ocurre en el objeto, existe la unidad en las interrelaciones de estos dos. Del primero nosotros podemos llegar a identificar el principio de la identidad y del segundo el principio de la secuencia o de la razón. Del tercero el principio de la disyunción o exclusión. Aquí descansa finalmente la trilogía última de las leyes del pensamiento.

Cada una de las “ternas” que se han desarrollado anteriormente esta desarrollada con alguna profundidad pero las mismas también tienen cierto artificio en su concepción y muchas veces no hay distinción entre el alma y el espíritu y entre el génesis de la personalidad y el juego de la necesidad que ocurre entre la naturaleza y el objeto dentro de un espíritu libre. La similitud con el sistema de idealismo Hegeliano si es que no ha sido tomado con bastante influencia de ese elusivo sistema es evidente.

Deutinger poseyó una mente que tenia muchos recursos y un pensamiento exuberante lo mismo que una notable imaginación, así como también un amor ardiente por la naturaleza la belleza y el arte, tuvo un pensamiento comprensivo no siempre de carácter crítico en su inteligencia. Falló en el principal propósito que le animaba que no porque tuviera carencia de poder filosófico o energía sino principalmente porque rompió con la tradición filosófica que seguía su curso.

Se había dicho que “había construido una casa, producto de su propia filosofía independientemente de la forma y material empleado por otros constructores”. “Esto es algo muy bueno” observa Stockl, “y es posible decir que Deutinger quería perfeccionar el sistema de la justicia en función de la fe a través de conciliar los intereses de la filosofía modernizada sin embargo debido a que el partido de conceptos que no eran correctos independientemente de sus declaraciones de la tradición filosófica cristina, su sistema llego a manifestar las características de otros sistemas modernos que se habían construido de una manera similar en función del espíritu. Predomina su sentido de subjetivismo a través de su obra y por lo tanto eso llegó a tener una existencia efímera.

Como crítico, Deutinger fue brillante y prolífico. Su estilo, aunque algunas veces exuberante, está marcado por sarcasmo, un elemento que es especialmente atrayente para los jóvenes. En sus obras se tiene: "Grundlinien der positiven Philosophie" (Ratisbon, 1843-49); "Geschichte der griechischen Philosophie" (Ratisbon, 1852-53); "Bilder des Geistes im Kunst u. Natur" (Augsburg, 1846-49, y Ratisbon, 1851); "Grundriss der Moralphilosophie" (Dillingen, 1847); "Grundriss der Logik" (Dillingen, 1848); "Wallfahrt nach Oberammergau" (Munich, 1851); "Geist der christl. Ueberlieferung" (Augsburg, 1850); "Das Princip der neueren Philosophie und die christl. Wissenschaft" (Ratisbon, 1857); "Ueber das Verhaltniss der Poesie zur Religion" (Augsburg, 1861); "Das Reich Gottes nach dem Apostel Joannes" (Freiburg, 1862); "Renan und das Wunder" (Munich, 1864). Entre sus trabajo póstumos encontramos, los editados por su alumno Lorenz Kastner: "Der gegenwartige Zustand der deutschen Philosophie"; un tercer volumen de "Das Reich Gottes" (Ratisbon, 1867); y una parte adicional de "Bilder des Geistes" (Munich, 1866).

KASTNER, Deutingers Leben und Schriften, (Munich, 1875); STOCKL, Geschichte der neueren Philosophie (Mainz, 1883); NEUDECKER, Das Grundproblem der Erkenntnisstheorie (Nordlingen, l881); BECKER, Die Philosophie Deutingers in ihrem Verhältniss zur Scholastik und Philosophie der Neuzeit in the Katholik (1866) I, 693; II, 156; SCHMID in Kirchenlexikon, s. v.; SATTEL, Deutingers Gotteslehre (Ratisbon, 1905).

F.P. SIEGFRIED Transcripción de Kenneth Caldwell Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes