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Martes, 16 de abril de 2024

Diferencia entre revisiones de «Marsilio de Padua»

De Enciclopedia Católica

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Médico y teólogo nacido en Padua alrededor de 1270 y muerto hacia 1342. Contra lo que dicen algunos autores, era solamente un laico  y ni fue religioso ni el legítimo arzobispo de Milán, aunque era canónigo de su ciudad natal.  
 
Médico y teólogo nacido en Padua alrededor de 1270 y muerto hacia 1342. Contra lo que dicen algunos autores, era solamente un laico  y ni fue religioso ni el legítimo arzobispo de Milán, aunque era canónigo de su ciudad natal.  
  
Al principio sirvió en el ejército del emperador y después siguiendo el consejo de Mussato comenzó el estudio de la medicina en la universidad de Papua.  Fue a Paris para completar sus estudios de medicina y antes del 25 de diciembre de 1312 llegó a ser rector de aquella universidad. Poco después se traslada a Aviñón y obtuvo de Juan XXII cartas nombrándole canónigo de la iglesia de Papua (Reg. Vat., a. I, p. 2, n. 1714).  
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Al principio sirvió en el ejército del emperador y después siguiendo el consejo de Mussato comenzó el estudio de la medicina en la universidad de Padua.  Fue a Paris para completar sus estudios de medicina y antes del 25 de diciembre de 1312 llegó a ser rector de aquella universidad. Poco después se traslada a Aviñón y obtuvo de Juan XXII cartas nombrándole canónigo de la iglesia de Padua (Reg. Vat., a. I, p. 2, n. 1714).  
  
 
Por entonces Luis de Baviera estaba a punto de reabrir contra el papa las luchas de Felipe el hermoso contra Bonifacio VIII. El papa Juan XXII acababa de denunciarle como protector de herejes y le excomulgó ordenándole que dejara dentro tres meses de administrar los asuntos del imperio.
 
Por entonces Luis de Baviera estaba a punto de reabrir contra el papa las luchas de Felipe el hermoso contra Bonifacio VIII. El papa Juan XXII acababa de denunciarle como protector de herejes y le excomulgó ordenándole que dejara dentro tres meses de administrar los asuntos del imperio.
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El emperador buscaba ayuda y Marsilio, que había comenzado por entonces el estudio de la teología se unió con Juan de Jandun, canónigo de Senlis, para ofrecerle su asistencia. Entre ambos compusieron el “Defensor pacis”, en París y hacia 1326, fueron a Alemania  y presentaron la obra al emperador, del que se hicieron íntimos amigos exponiéndole en varias ocasiones sus enseñanzas. ¿Cuáles eran las enseñanzas de estos doctores parisinos cuya audacia asombró al principio al mismo Luis de Baviera?
 
El emperador buscaba ayuda y Marsilio, que había comenzado por entonces el estudio de la teología se unió con Juan de Jandun, canónigo de Senlis, para ofrecerle su asistencia. Entre ambos compusieron el “Defensor pacis”, en París y hacia 1326, fueron a Alemania  y presentaron la obra al emperador, del que se hicieron íntimos amigos exponiéndole en varias ocasiones sus enseñanzas. ¿Cuáles eran las enseñanzas de estos doctores parisinos cuya audacia asombró al principio al mismo Luis de Baviera?
  
Volvieron sobre las más salvajes teorías de los legistas de Felipe el Hermoso y teólogos áulicos como Guilaume Durand y el dominico Juan de París. Las enseñanzas de estos últimos habían sido propuestas con dudas, restricciones y moderación  de lenguaje porque no encajaba bien con las rigurosa lógica de Marsilio de Papua. El abandonó completamente la antigua concepción teocrática de la sociedad.  Dios,  ciertamente, permanecía como última fuente de poder pero surgía inmediatamente del pueblo que tenía además el poder de legislar. La ley era la expresión no de la voluntad del príncipe, como enseñaba Juan de París, sino de la voluntad del pueblo que por voz de la mayoría podía actuar, interpretar modificar suspender o abrogarla a voluntad. La cabeza elegida de la nación poseía solamente una autoridad secundaria, instrumental y ejecutiva.  
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Volvieron sobre las más salvajes teorías de los legistas de Felipe el Hermoso y teólogos áulicos como Guilaume Durand y el dominico Juan de París. Las enseñanzas de estos últimos habían sido propuestas con dudas, restricciones y moderación  de lenguaje porque no encajaba bien con las rigurosa lógica de Marsilio de Padua. El abandonó completamente la antigua concepción teocrática de la sociedad.  Dios,  ciertamente, permanecía como última fuente de poder pero surgía inmediatamente del pueblo que tenía además el poder de legislar. La ley era la expresión no de la voluntad del príncipe, como enseñaba Juan de París, sino de la voluntad del pueblo que por voz de la mayoría podía actuar, interpretar modificar suspender o abrogarla a voluntad. La cabeza elegida de la nación poseía solamente una autoridad secundaria, instrumental y ejecutiva.  
 
Así llegamos a la teoría del “Contrato Social”.  
 
Así llegamos a la teoría del “Contrato Social”.  
  

Revisión de 12:35 6 abr 2007


Médico y teólogo nacido en Padua alrededor de 1270 y muerto hacia 1342. Contra lo que dicen algunos autores, era solamente un laico y ni fue religioso ni el legítimo arzobispo de Milán, aunque era canónigo de su ciudad natal.

Al principio sirvió en el ejército del emperador y después siguiendo el consejo de Mussato comenzó el estudio de la medicina en la universidad de Padua. Fue a Paris para completar sus estudios de medicina y antes del 25 de diciembre de 1312 llegó a ser rector de aquella universidad. Poco después se traslada a Aviñón y obtuvo de Juan XXII cartas nombrándole canónigo de la iglesia de Padua (Reg. Vat., a. I, p. 2, n. 1714).

Por entonces Luis de Baviera estaba a punto de reabrir contra el papa las luchas de Felipe el hermoso contra Bonifacio VIII. El papa Juan XXII acababa de denunciarle como protector de herejes y le excomulgó ordenándole que dejara dentro tres meses de administrar los asuntos del imperio.

El emperador buscaba ayuda y Marsilio, que había comenzado por entonces el estudio de la teología se unió con Juan de Jandun, canónigo de Senlis, para ofrecerle su asistencia. Entre ambos compusieron el “Defensor pacis”, en París y hacia 1326, fueron a Alemania y presentaron la obra al emperador, del que se hicieron íntimos amigos exponiéndole en varias ocasiones sus enseñanzas. ¿Cuáles eran las enseñanzas de estos doctores parisinos cuya audacia asombró al principio al mismo Luis de Baviera?

Volvieron sobre las más salvajes teorías de los legistas de Felipe el Hermoso y teólogos áulicos como Guilaume Durand y el dominico Juan de París. Las enseñanzas de estos últimos habían sido propuestas con dudas, restricciones y moderación de lenguaje porque no encajaba bien con las rigurosa lógica de Marsilio de Padua. El abandonó completamente la antigua concepción teocrática de la sociedad. Dios, ciertamente, permanecía como última fuente de poder pero surgía inmediatamente del pueblo que tenía además el poder de legislar. La ley era la expresión no de la voluntad del príncipe, como enseñaba Juan de París, sino de la voluntad del pueblo que por voz de la mayoría podía actuar, interpretar modificar suspender o abrogarla a voluntad. La cabeza elegida de la nación poseía solamente una autoridad secundaria, instrumental y ejecutiva. Así llegamos a la teoría del “Contrato Social”.

En la Iglesia, según el "Defensor Pacis", los fieles tienen estos dos grandes poderes el electivo y el legislativo. Ellos nombran a los obispos y seleccionan a los que han de ser ordenados. El poder legislativo es, en la iglesia, el derecho a decidir el significado de las Escrituras, que es la tarea un concilio general, en el que el derecho de discusión y voto pertenece a los fieles o sus delegados. El poder eclesiástico, el sacerdocio, viene directamente de Dios y consiste esencialmente en el poder de consagrar el Cuerpo y Sangre de Jesucristo y perdonar los pecados o, mejor aún, declarar que han sido perdonados. Es igual en todos los sacerdotes, cada uno de los cuales puede comunicarlo por ordenación a un sujeto legítimamente elegido por la comunidad.

Lutero hubiera reconocido estas teorías en estas afirmaciones heréticas y los galicanos de tiempos posteriores hubieran suscrito encantados tan revolucionarias declaraciones. Los dos escritores son igual de audaces en su exposición de los respectivos roles del imperio y de la iglesia en la sociedad cristiana y de la relación entre poderes. Según la idea de Estado propuesta por Marsilio Patavino todo el poder eclesiástico procedía de la comunidad y del emperador, su principal representante, y no hay límites en los derechos del estado laico (cf. Franck, "Journal des savants" March, 1883; Noël Valois, "Histoire littéraire de la France", XXXIII).

Respecto a la iglesia, no tiene cabeza visible. S. Pedro no recibió más poder o autoridad que los otros Apóstoles, y es dudoso que llegara a ir a Roma. El papa tiene solamente el poder de convocar un concilio ecuménico que es superior a él. Sus decretos no son obligatorios y solo puede imponer al pueblo aquello que el concilio general ha decidido e interpretado. La comunidad elige a los párrocos y supervisores y controla al clero en el cumplimiento de sus deberes.; en pocas palabras, la comunidad o es Estado lo son todo, y la Iglesia juega un papel subsidiario. No puede legislar, adjudicar, poseer vienes, vender o comprar sin autorización; el un menor perpetuo.

Como vemos claramente, aquí está la constitución civil del clero. Más aún, Marsilio se muestra como un censor severo y con frecuencia injusto de los abusos de la curia romana. Respecto a las relaciones entre el emperador y el papa se mantiene en el "Defensor Pacis", que el soberano pontífice no tiene poder sobre ningún hombre, excepto con el permiso del emperador, mientras que el emperador tiene poder sobre el papa y el concilio general. El pontífice solo puede obrar como agente autorizado del pueblo romano.

Todos los bienes de la Iglesia pertenecen por derecho al César. Esto es el concepto más crudo del imperio pagano y un asalto herético contra la constitución del Iglesia y una vergüenza por la negación de los derechos del soberano pontífice a favor del emperador. Sobrepasa a Dante, a los teóricos gibelinos. Iguala a Arnaldo de Brescia y Guillermo de Occam no hubiera propuesto nada más revolucionario.

El papa impresionado conmocionado por estas doctrinas heréticas reprochó a Luis de Baviera en la bula de 3 de abril por haber dado la bienvenida a duos perditionis filios et maledictionis alumnos (Denifle, "Chart", II, 301). El 9 de abril los suspendió y excomulgó ("Thesaurus novus anecdotorum", ii, 692). Una comisión nombrada por el papa en Aviñón condenó el 23 de octubre cinco de las proposiciones de Marsilio, en los siguientes términos:

"1) Estos réprobos no dudan en afirmar sobre lo que se relata sobre Cristo en el Evangelio de S. Mateo, la broma de que El pagó tributo…que lo hizo no por condescendencia y liberalidad, sino pro necesidad – una afirmación que va contra las enseñanzas del Evangelio y las palabras del Salvador. Si uno fuera a creer a estos hombres se seguiría que toda la propiedad de la Iglesia pertenece al emperador y que puede tomar posesión de ella de nuevo cuando quiera.

2) Estos hijos de Belcebú son tan atrevidos como para afirmar que el Apóstol S. Pedro no recibió más autoridad que los otros Apóstoles, que no fue nombrado su jefe y más aún, que Cristo no dio cabeza visible a su iglesia y no nombró a nadie como su vicario aquí abajo -- todo lo cual es contrario a la verdad evangélica y apostólica.

3) Estos hijos de Belial no temen afirmar que el emperador tiene el derecho de nombrar, destronar y castigar al papa – lo que sin duda repugna a todo derecho.

4) Estos hombres frívolos y mentirosos dicen que todos los sacerdotes, sean papas, arzobispos o simples sacerdotes tiene la misma autoridad e igual jurisdicción, por la institución de Cristo; que todo lo que uno posee más que otros es una concesión del emperador que puede revocar lo que ha concedido – afirmaciones que son ciertamente contrarias las sagradas enseñanzas y tiene el sabor de herejía.

5) Estos blasfemos dicen que las enseñanzas de la iglesia universal no pueden infligir una pena coactiva a ninguna persona sin el permiso del emperador. Todas las proposiciones papales opuestas a las declaraciones de Marsilio de Padua y Jean de Jandun se prueban a al larga por las Escrituras, tradiciones e historia. Estas declaraciones están condenadas por ser contrarias a la Sagrada Escritura, peligrosas para la fe católica heréticas y erróneas y sus autores Marsilio y Jean por ser sin duda herejes y aún heresiarcas. (Denzinger, "Enchiridion", 423, ed. Bann wart, 495; Noel Valois, "Histoire littéraire de la France", XXXIII, 592).

Mientras estas condenas caían sobre la cabeza de Marsilio, el culpable iba de camino a Italia en el cortejo del emperador y viendo que sus ideas revolucionarias se iban poniendo en práctica. Luis de Baviera se hizo coronar por Colonna, el síndico del pueblo romano, destronó a Juan XXII remplazándolo pro el fraile menor Pedro de Corbara, al que invistió con poder temporal. Al mismo tiempo dio el título de vicario imperial a Marsilio y le permitió perseguir al clero romano. El papa de Aviñón protestó dos veces contra la conducta sacrílega de ambos. El triunfo de Marsilio fue breve. Abandonado por el emperador en octubre de 1336 murió a finales de 1342.

Entre sus obras principales "Defensor Pacis", que se conserva en 20 manuscritos ha sido impreso con frecuencia y traducido a varios idiomas. El "Defensor Minor", que es un resumen de la obra precedente compilada por el mismo Marsilio, ha sido recuperado en la Biblioteca Bodelian de Oxford (Canon. Miscell., 188). Arroja luz sobre ciertos puntos en la obra más amplia. "De translatione Imperii Romani" se ha impreso varias veces en Alemania e Inglaterra. "De jurisdictione Imperatoris in causa matrimoniali" editado por Preher y Goldast (Monarchia sancti Rom. Imperii, II, c. 1283).

La influencia del "Defensor pacis" fue desastrosa y Marsilio puede muy bien ser reconocido como uno de los Padres de la Reforma Protestante.


Bibliografía

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L. Salembier.


Transcrito por el Claremont Institute.


Traducido por pedro Royo


The Catholic Encyclopedia, Volume IX. Published 1910. New York: Robert Appleton Company. Nihil Obstat, October 1, 1910. Remy Lafort, Censor. Imprimatur. +John M. Farley, Archbishop of New York