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Jueves, 28 de marzo de 2024

Diferencia entre revisiones de «Libellatici, Libelli»

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Los libelli eran certificados emitidos para los cristianos del siglo tercero. Eran de dos clases:
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certificados de conformidad, para atestiguar que los poseedores había cumplido los actos religiosos requeridos por el edicto de Decio; certificados de indulgencia, en el que los confesores o mártires intercedían por los lapsi ( (i. e. los que habían apostatado).
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Los libelli eran certificados emitidos para los cristianos del siglo tercero. Eran de dos clases: certificados de conformidad, para atestiguar que los poseedores había cumplido los actos religiosos requeridos por el edicto de Decio; certificados de indulgencia, en el que los confesores o mártires intercedían por los lapsi ( (i. e. los que habían apostatado).
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El término libellatici tenía un sentido oprobioso y se aplicaba sólo a los que los tenían de la primera clase. El edicto de Decio (Dec., 249, or Jan., 250), publicado como fue tras un período de realativa paz hacía que muchos cristianos asustados se sometieran. Pero los métodos y extensión de la sumisión eran de varias clases. Los lapsi podían ser:
 
El término libellatici tenía un sentido oprobioso y se aplicaba sólo a los que los tenían de la primera clase. El edicto de Decio (Dec., 249, or Jan., 250), publicado como fue tras un período de realativa paz hacía que muchos cristianos asustados se sometieran. Pero los métodos y extensión de la sumisión eran de varias clases. Los lapsi podían ser:
  
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Tres libelli que se han conservado son todos de origen egipcio ("Oxyrhynchus Papyri", IV, 658; Gebhardt, "Acta Martyrum Selecta"). En éllos el propietario declara que había sido constante en el sacrificio a los dioses, que ha realizado la prueba de conformidad, y en prueba de ellos pide a los comisionados paganos que firmen este certificado. Sin embargo parece que a veces se aceptaba la declaración del hecho o el mismo acto era realizado por sustitutos y no hay duda de que el documento podía comprarse a funcionarios complacientes sin declaración de paganismo.
 
Tres libelli que se han conservado son todos de origen egipcio ("Oxyrhynchus Papyri", IV, 658; Gebhardt, "Acta Martyrum Selecta"). En éllos el propietario declara que había sido constante en el sacrificio a los dioses, que ha realizado la prueba de conformidad, y en prueba de ellos pide a los comisionados paganos que firmen este certificado. Sin embargo parece que a veces se aceptaba la declaración del hecho o el mismo acto era realizado por sustitutos y no hay duda de que el documento podía comprarse a funcionarios complacientes sin declaración de paganismo.
  
Precisamente en relacion a la reconciliación de estos libellatici así como de otros lapsi se introdujeron los libelli pacis, o cartas de indulgencia. Los lapsi tenían la costumbre de buscar la intercesión de los confesores, que sufrían por la fe y que dirigirían a los obispos los libelli pacis pidiéndoles la reconciliación de los apóstatas. Los libelli eran algo más que una petición de misericordia; se suponía que los confesores intercedía pidiendo que sus propios méritos se aplicaran a los excomulgados y les consiguieran la remisión del castigo temporal debido a su  deserción. Y esta indulgencia no era simplemente una remisión de la pena canónica; se creía que era válida ante Dios y perdonaba el castigo temporal que de otra manera sería aplicado después de la muerte  (Cipriano, "De Lapsis", ad fin.). Esta costumbre no parece que se estableciera en Roma pero era muy usada en Cartago y no era desconocida en Egipto y Asia Menor. Hasta en tiempos de Tertuliano los lapsi de Cartago tenían la costumbre de apelar a la intercesión de los confesores ("Ad Mart.", i; "De Pudicitia", xxii). En las cartas que S. Cipriano escribió desde su lugar de exilio tiene la ocasión de quejarse del abuso de los libelli. Había un grupo laxistas que ignoraban la necesidad de la sanción del obispo y su líder de hecho promulgó una indulgencia general a todos los lapsi. (Cipriano "Epp.", xxxiv, 23). En la carta que les dirigió Cipriano (ep. xv), aunque empleando los términos más amables, les pide que sean más juiciosos y que eviten peticiones inútiles tales como "que él y su gente sean recibidos en la comunión " y no prestar sus servicios a los planes de los sediciosos o traficantes avariciosos. Las formas en que los obispos trataban las peticiones de indulgencia variaban según las circunstancias. la Ep. xviii contiene instrucciones de que los lapsi que tuvieran tales cartas fueran reconciliados en caso de enfermedad y por consiguiente, debido sin duda a los abusos mencionados arriba y la necesidad de mátodos más amplios, no se daba a los libelli ninguna mención especial en las condiciones generales de la reconciliación (Concilio Africano, I, 38)
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Precisamente en relacion a la reconciliación de estos libellatici así como de otros lapsi se introdujeron los libelli pacis, o cartas de indulgencia. Los lapsi tenían la costumbre de buscar la intercesión de los confesores, que sufrían por la fe y que dirigirían a los obispos los libelli pacis pidiéndoles la reconciliación de los apóstatas. Los libelli eran algo más que una petición de misericordia; se suponía que los confesores intercedía pidiendo que sus propios méritos se aplicaran a los excomulgados y les consiguieran la remisión del castigo temporal debido a su  deserción. Y esta indulgencia no era simplemente una remisión de la pena canónica; se creía que era válida ante Dios y perdonaba el castigo temporal que de otra manera sería aplicado después de la muerte  (Cipriano, "De Lapsis", ad fin.). Esta costumbre no parece que se estableciera en Roma pero era muy usada en Cartago y no era desconocida en Egipto y Asia Menor. Hasta en tiempos de Tertuliano los lapsi de Cartago tenían la costumbre de apelar a la intercesión de los confesores ("Ad Mart.", i; "De Pudicitia", xxii). En las cartas que S. Cipriano escribió desde su lugar de exilio tiene la ocasión de quejarse del abuso de los libelli. Había un grupo laxistas que ignoraban la necesidad de la sanción del obispo y su líder de hecho promulgó una indulgencia general a todos los lapsi. (Cipriano "Epp.", xxxiv, 23).  
  
Bibliografía.
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En la carta que les dirigió Cipriano (ep. xv), aunque empleando los términos más amables, les pide que sean más juiciosos y que eviten peticiones inútiles tales como "que él y su gente sean recibidos en la comunión " y no prestar sus servicios a los planes de los sediciosos o traficantes avariciosos. Las formas en que los obispos trataban las peticiones de indulgencia variaban según las circunstancias. la Ep. xviii contiene instrucciones de que los lapsi que tuvieran tales cartas fueran reconciliados en caso de enfermedad y por consiguiente, debido sin duda a los abusos mencionados arriba y la necesidad de mátodos más amplios, no se daba a los libelli ninguna mención especial en las condiciones generales de la reconciliación (Concilio Africano, I, 38)
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===Bibliografía.===
  
 
Ver las Cartas de S. CIPRIANO, en P. L., IV y V; y sobre todo su tratado De Lapsis; Vita S. Cypriani per Pontium diaconum ejus scripta; EUSEBIUS, Hist. eccl., IV, xlii; BENSON, Cyprian (London, 1897); ALLARD, Histoire des Persécutions, II (2nd ed., Paris, 1896), viii.  
 
Ver las Cartas de S. CIPRIANO, en P. L., IV y V; y sobre todo su tratado De Lapsis; Vita S. Cypriani per Pontium diaconum ejus scripta; EUSEBIUS, Hist. eccl., IV, xlii; BENSON, Cyprian (London, 1897); ALLARD, Histoire des Persécutions, II (2nd ed., Paris, 1896), viii.  
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JAMES BRIDGE.  
 
JAMES BRIDGE.  
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Transcrito por Douglas J. Potter, Dedicado al Sagrado Corazón de Jesús.
 
Transcrito por Douglas J. Potter, Dedicado al Sagrado Corazón de Jesús.
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Traducido por pedro Royo
 
Traducido por pedro Royo

Revisión de 10:50 1 ene 2008

Los libelli eran certificados emitidos para los cristianos del siglo tercero. Eran de dos clases: certificados de conformidad, para atestiguar que los poseedores había cumplido los actos religiosos requeridos por el edicto de Decio; certificados de indulgencia, en el que los confesores o mártires intercedían por los lapsi ( (i. e. los que habían apostatado).

El término libellatici tenía un sentido oprobioso y se aplicaba sólo a los que los tenían de la primera clase. El edicto de Decio (Dec., 249, or Jan., 250), publicado como fue tras un período de realativa paz hacía que muchos cristianos asustados se sometieran. Pero los métodos y extensión de la sumisión eran de varias clases. Los lapsi podían ser:

. Apóstatas, que habían abandonado completamente su religión, o

• sacrificati, thurificati, que habían tomado parte en ritos paganos, o

• libellatici, que se habían conseguido certificados (libelli) de conformidad de las autoridades civiles.

Tres libelli que se han conservado son todos de origen egipcio ("Oxyrhynchus Papyri", IV, 658; Gebhardt, "Acta Martyrum Selecta"). En éllos el propietario declara que había sido constante en el sacrificio a los dioses, que ha realizado la prueba de conformidad, y en prueba de ellos pide a los comisionados paganos que firmen este certificado. Sin embargo parece que a veces se aceptaba la declaración del hecho o el mismo acto era realizado por sustitutos y no hay duda de que el documento podía comprarse a funcionarios complacientes sin declaración de paganismo.

Precisamente en relacion a la reconciliación de estos libellatici así como de otros lapsi se introdujeron los libelli pacis, o cartas de indulgencia. Los lapsi tenían la costumbre de buscar la intercesión de los confesores, que sufrían por la fe y que dirigirían a los obispos los libelli pacis pidiéndoles la reconciliación de los apóstatas. Los libelli eran algo más que una petición de misericordia; se suponía que los confesores intercedía pidiendo que sus propios méritos se aplicaran a los excomulgados y les consiguieran la remisión del castigo temporal debido a su deserción. Y esta indulgencia no era simplemente una remisión de la pena canónica; se creía que era válida ante Dios y perdonaba el castigo temporal que de otra manera sería aplicado después de la muerte (Cipriano, "De Lapsis", ad fin.). Esta costumbre no parece que se estableciera en Roma pero era muy usada en Cartago y no era desconocida en Egipto y Asia Menor. Hasta en tiempos de Tertuliano los lapsi de Cartago tenían la costumbre de apelar a la intercesión de los confesores ("Ad Mart.", i; "De Pudicitia", xxii). En las cartas que S. Cipriano escribió desde su lugar de exilio tiene la ocasión de quejarse del abuso de los libelli. Había un grupo laxistas que ignoraban la necesidad de la sanción del obispo y su líder de hecho promulgó una indulgencia general a todos los lapsi. (Cipriano "Epp.", xxxiv, 23).

En la carta que les dirigió Cipriano (ep. xv), aunque empleando los términos más amables, les pide que sean más juiciosos y que eviten peticiones inútiles tales como "que él y su gente sean recibidos en la comunión " y no prestar sus servicios a los planes de los sediciosos o traficantes avariciosos. Las formas en que los obispos trataban las peticiones de indulgencia variaban según las circunstancias. la Ep. xviii contiene instrucciones de que los lapsi que tuvieran tales cartas fueran reconciliados en caso de enfermedad y por consiguiente, debido sin duda a los abusos mencionados arriba y la necesidad de mátodos más amplios, no se daba a los libelli ninguna mención especial en las condiciones generales de la reconciliación (Concilio Africano, I, 38)

Bibliografía.

Ver las Cartas de S. CIPRIANO, en P. L., IV y V; y sobre todo su tratado De Lapsis; Vita S. Cypriani per Pontium diaconum ejus scripta; EUSEBIUS, Hist. eccl., IV, xlii; BENSON, Cyprian (London, 1897); ALLARD, Histoire des Persécutions, II (2nd ed., Paris, 1896), viii.


JAMES BRIDGE.


Transcrito por Douglas J. Potter, Dedicado al Sagrado Corazón de Jesús.


Traducido por pedro Royo