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Jueves, 25 de abril de 2024

Diferencia entre revisiones de «Laudes»

De Enciclopedia Católica

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==El término laudes y la hora del Oficio==
 
==El término laudes y la hora del Oficio==
  
La palabra Laudes (es decir, alabanzas) explica el carácter particular de este oficio cuyo fin es alabar a Dios. Obviamente, todas las Horas Canónicas tienen el mismo objetivo, sin embargo, se puede afirmar que Laudes tiene esta característica par excellence. Con seguridad que el nombre se deriva de los tres últimos salmos del oficio (148, 149, 150), en todos los cuales la palabra laudate se repite frecuentemente y en tal extensión que originalmente la palabra laudes no indicaba el oficio total como se hace actualmente, sino que señalaba únicamente el final, es decir, estos tres salmos con la conclusión. El Título Ainoi (alabanzas) ha sido retenido en griego. San Benedicto también usa este término para designar los últimos tres salmos; post haec [esto es, el cántico] sequantur Laudes (Regula, cap. xiii). En los Siglos Cinco y Seis el Oficio de Laudes era llamado Matutinum, lo que ahora se ha convertido en el nombre especial de otro oficio, el Oficio Nocturno o Vigilias, un término que ya no es usado (ver MAITINES). Poco a poco el título Laudes fue aplicado a todo el oficio y reemplazó al nombre Maitines. Sin embargo, los autores antiguos de los Siglos Cuatro al Seis ó Siete, los nombres Matutinum, Laudes matutinae, o Matutini hymni eran usados para designar al oficio del alba o amanecer, el Oficio de Maitines retiene el nombre de Vigilias. La razón de esta confusion con los nombres es tal vez que originalmente Maitines y Laudes formaban un único oficio, el Oficio Nocturno terminaba al amanecer.
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La palabra ''laudes'' (es decir, alabanzas) explica el carácter particular de este [[Oficio Divino|Oficio]] cuyo fin es alabar a [[Dios]]. Obviamente, todas las [[horas canónicas]] tienen el mismo objetivo, sin embargo, se puede afirmar que laudes tiene esta característica ''par excellence''. Con seguridad que el nombre se deriva de los tres últimos [[Salmos]] del oficio (148, 149, 150), en todos los cuales la palabra ''laudate'' se repite frecuentemente y hasta tal punto que originalmente la palabra laudes no indicaba el oficio total, como lo hace actualmente, sino sólo el final, es decir, estos tres Salmos con la conclusión. El Título ''Ainoi'' (alabanzas) ha sido retenido en griego. [[San Benito de Nursia|San Benito]] también usa este término para designar los últimos tres Salmos; ''post haec'' [es decir, el [[cántico]]] ''sequantur Laudes'' (Regula, cap. XIII). En los siglos V y VI el oficio de laudes era llamado ''Matutinum'', el que ahora se ha convertido en el nombre especial de otro oficio, el oficio nocturno o [[vigilia]]s, un término que ya no se usa (vea [[maitines]]). Poco a poco el título laudes se aplicó a todo el oficio y reemplazó al nombre [[maitines]]. Sin embargo, los autores antiguos de los siglos IV al VI o VII, usaban los nombres ''Matutinum'', ''Laudes matutinae'', o ''Matutini hymni'' para designar al oficio del alba o amanecer, y el oficio de maitines retiene el nombre de vigilias. Quizás la [[razón]] de esta confusión de nombres se deba a que originalmente maitines y laudes formaban un único oficio, y el oficio nocturno terminaba al amanecer.
  
En la liturgia, la palabra Laudes tiene otros dos significados: algunas veces significa el aleluya de la Misa; así, el Concilio de Toledo (IVConcilio, c. xii) formalmente se pronunció: “Los Laudes se cantan después de la Epístola y antes del Evangelio” (en cuanto a esta interpretación comparar Mabillon, “De Liturgia gall”, I, iv). San Isidoro dice: “Laudes, hoc est, Alleluia, canere” (De div. Office., xiii). La palabra Laudes designa también las aclamaciones públicas que eran cantadas o voceadas durante el ascenso al trono de los príncipes, costumbre que fue observada durante mucho tiempo en la Iglesia Cristiana en ciertas ocasiones.  
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En la [[liturgia]], la palabra laudes tiene otros dos significados: algunas veces significa el [[aleluya]] de la [[Sacrificio de la Misa|Misa]]; así, el [[Concilio]] de [[Toledo]] (IV Concilio, c. XII) pronunció formalmente: “Las laudes se cantan después de la [[epístola]] y antes del [[Evangelios|Evangelio]]” (para esta interpretación compare [[Jean Mabillon|Mabillon]], “De Liturgia gall”, I, IV). [[San Isidoro de Sevilla|San Isidoro]] dice: “Laudes, hoc est, Alleluia, canere” (De div. Office., XIII). La palabra laudes designa también las [[aclamación|aclamaciones]] públicas que se cantaban o gritaban durante la [[accesión]] al [[trono]] de los príncipes, una [[costumbre]] que fue observada durante mucho [[tiempo]] en [[la Iglesia]] [[cristianismo|cristiana]] en ciertas ocasiones.  
  
==El Oficio en varias liturgias==
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==El Oficio en diversas liturgias==
  
En la Liturgia Romana actual, los Laudes están compuestos por cuatro salmos con antífonas (en realidad, usualmente son siete, pero van a continuación de las reglas ordinarias, los salmos sin el Gloria y la antífona no son considerados separadamente) un Cántico, el Capitulum , el Himno, el Versículo, el Benedictus con la Antífona, Oratio, o Colecta, y, en ciertos días, los Preces, u Oraciones y los Versículos. A diferencia de los Maitines y las Vísperas, los salmos no son considerados en el mismi orden del Salterio, sino que son elegidos de acuerdo a reglas especiales sin considerar su posición. Así, el salmo “Miserere mei Deus” (Sal. 1) se recita todos los días excluyendo los festivos. Los salmos “Deus, Deus meus” (Sal. lxii) y “Deus misereatur nostri et benedicat nobis” (Sal. lxii) y “Deus misereatur nostri et benedicat nobis” (Sal. lxvi), y finalmente los últimos tres salmos, “Laudate Dominum de coelis”, “Cantate Domino canticum novum”, y “Laudate Dominum in sanctis ejus” (Sal. cxlviii-cl), son recitados todos los días sin excepción. Tal como hemos subrayado, es de estos últimos salmos que el oficio deriva su nombre. En general, se notará que los otros salmos usados en Laudes han sido escogidos también por razones especiales ya que uno u otro de sus versos contiene una alusión ya sea al amanecer, o a la Resurrección de Cristo, o a la oración de la mañana, la cual, como señalamos actualmente, es la raison d’etre de este oficio. Tales son los versos; “Deus Deus meus ad te de luce vigilo”; “Deus misereatur nostri…illuminet vultum suum super nos”; “mane astabo tibi et videbo”; “Emitte lucem tuum et veritatem tuam”; “Exitus matutinum et vespere delectabis”; “Mane sicut herba transeat , mane floreat et transeat”; “Ad annuntiandum mane misericordiam tuam”, etc. Otra característica de este oficio son los cánticos que están entre los salmos lxii-lxvi y los últimos tres salmos. Esta colección de siete cánticos del Antiguo Testamento (Cántico “Benedicite”, Cántico de Isaías, Cántico de Ezequías, Cántico de Ana, los dos Cánticos de Moisés, el Cántico de Habacuq) es celebrada y está casi de acuerdo con el de la Iglesia Oriental. San Benedicto lo tomó prestado de la Iglesia Romana y, como había diseñado el plan para el Oficio de Laudes de acuerdo al de la Iglesia Romana, prescribió un cántico especial para cada día: “Canticum unumquodque die suo ex prophetis, sicut psallit Ecclesia Romana, dicatur” (Reg., xiii).
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En la [[liturgia]] romana actual, laudes se compone de cuatro [[Salmos]] con [[antífona]]s (en realidad, usualmente son siete, pero, siguiendo las reglas ordinarias, los Salmos sin el [[Gloria in Excelsis Deo|Gloria]] y la antífona no se cuentan separadamente) un [[cántico]], la capítula[1], el [[himno]], el versículo, el [[Benedictus]] con la antífona, “oratio” o [[colecta]], y, en ciertos días, las preces, u [[oración|oraciones]] y los versículos. A diferencia de los [[maitines]] y las [[vísperas]], los Salmos no se toman en el orden del [[Salterio]], sino que se eligen de acuerdo a reglas especiales sin referencia a su posición el Salterio. Así, el Salmo “Miserere mei Deus” [Sal. 51(50)] se recita todos los días en que no se celebre alguna [[fiestas eclesiásticas|fiesta]]. Los Salmos “Deus, Deus meus” [Sal. 63(62)]) y “Deus misereatur nostri et benedicat nobis” [Sal. 67(66)]], y finalmente los últimos tres Salmos “Laudate Dominum de coelis”, “Cantate Domino canticum novum” y “Laudate Dominum in sanctis ejus” (Salmos 148-150) se recitan todos los días sin excepción. Tal como hemos subrayado, es de estos últimos Salmos que el oficio deriva su nombre.  
  
Como final del oficio, la Iglesia Romana agrega a estos cánticos el de Zacarías, “Benedictus Domine Deus Israel”, el que se recita todos los días y el cual es también un cántico a la Luz, es decir, Cristo: “Illuminare his qui in tenebris et in umbra mortis sedent”. Los himnos de los Laudes, los que en la Iglesia Romana fueron agregados posteriormente, forman también una colección interesante; ellos celebran generalmente el alba, la Resurrección de Cristo y la luz espiritual que El ha hecho que brille en la tierra. Hay algunas composiciones muy antiguas las que son probablemente anteriores a San Benedicto. En el Oficio Ambrosiano, así como también en el Mozarábico, los Laudes retienen algunos de los elementos principales de los Laudes Romanos, los cánticos Benedictinos del Antiguo Testamento y los salmos cxlviii, cxlix, cl, los que sin embargo, están colocados en un orden diferente (cf. Dom G. Morin, op. cit. en la bibliografía). En la Liturgia Benedictina el Oficio de los Laudes recuerda a los Laudes Romanos muy cercanamente, no solo por su uso de los cánticos lo cual, como ya hemos señalado, es admitido por San Benedicto, sino también por su construcción general. El oficio griego que corresponde al de los Laudes es el orthos, lo que también significa “mañana”, su composición es diferente aunque, no obstante, retiene algunos elementos de los Laudes Occidentales, es notable que los cánticos y los tres salmos, cxlviii-cl, los cuales en la Liturgia Griega llevan el nombre de Ainoi o Alabanzas, corresponden a la palabra latina Laudes (cf. “Dict. d’archeol. chret. et de lit.”, s.v. Ainoi; “Horologion”, Roma, 1876, p. 55).
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Se notará, en general, que los otros salmos usados en laudes han sido escogidos también por razones especiales porque uno u otro de sus versos contiene una alusión ya sea al amanecer, o a la [[Resurrección de Jesucristo]], o a la oración de la mañana, la cual, como señalamos ahora, son la ''raison d’etre'' de este oficio. Tales son los versos; “Deus Deus meus ad te de luce vigilo”; “Deus misereatur nostri…illuminet vultum suum super nos”; “mane astabo tibi et videbo”; “Emitte lucem tuum et veritatem tuam”; “Exitus matutinum et vespere delectabis”; “Mane sicut herba transeat, mane floreat et transeat”; “Ad annuntiandum mane misericordiam tuam”, etc.  Otra característica de este oficio son los cánticos que ocurren entre los Salmos 62 - 66 y los últimos tres Salmos. Esta colección de siete cánticos del [[Antiguo Testamento]] (cántico “Benedicite”, cántico de [[Isaías]], cántico de [[Ezequías]], cántico de [[Ana]], los dos cánticos de [[Moisés]], el cántico de [[Habacuc]]) es proclamada y está casi de acuerdo con el de la [[Iglesias Orientales|Iglesia Oriental]].  [[San Benito de Nursia|San Benito]] lo tomó prestado de la [[Santa Sede|Iglesia Romana]] y, como había diseñado el plan para el oficio de laudes de acuerdo al de [[la Iglesia]] de ]]Roma]], prescribió un cántico especial para cada día: “Canticum unumquodque die suo ex prophetis, sicut psallit Ecclesia Romana, dicatur” (Reg., XIII).
  
==Los laudes en la época cristiana primitiva y su origen==
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La Iglesia Romana le añade a estos [[cántico]] el de [[Zacarías]] como final del Oficio, “[[Benedictus]] Domine Deus Israel”, el cual se recita todos los días y el cual es también un cántico a la luz, es decir, [[Jesucristo|Cristo]]: “Illuminare his qui in tenebris et in umbra mortis sedent”. Los himnos de laudes, que en la Iglesia Romana fueron agregados posteriormente, forman también una colección interesante; ellos celebran generalmente el alba, la Resurrección de Cristo y la luz espiritual que Él ha hecho que brille en la tierra.  Son composiciones muy antiguas, y probablemente son anteriores a San Benito. En el oficio ambrosiano, así como también en el [[rito mozárabe|mozárabe]], las laudes retienen algunos de los elementos principales de las laudes romanos ---el Benedictus, cánticos del Antiguo Testamento y los Salmos 148, 149 y 150, dispuesto, sin embargo, en un orden diferente (cf. Dom G. Morin, op. cit. en la bibliografía). En la liturgia [[Orden Benedictina|benedictina]] el oficio de laudes se parece mucho a las laudes romanas, no solo por su uso de los cánticos que San Benito admite, como ya hemos señalado, sino también por su construcción general.  El oficio griego que corresponde al de las laudes es el ''orthos'', lo que también significa “mañana”; su composición es diferente aunque, no obstante, retiene algunos elementos de las laudes occidentales ---notablemente los cánticos y los tres Salmos 148-150, los cuales en la Liturgia Griega llevan el nombre de ''Ainoi'' o alabanzas, que corresponden a la palabra latina ''laudes'' (cf. “Dict. d’archeol. chret. et de lit.”, s.v. Ainoi; “Horologion”, Roma, 1876, p. 55).
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==Las laudes en la época cristiana primitiva y su origen==
  
Laudes, o para hablar con mayor precisión, el Oficio Matutino u Oficio de la Aurora que corresponden a Laudes, es indiscutiblemente uno de los oficios más antiguos y pueden ser rastreados hasta los tiempos apostólicos. En el Siglo Sexto, San Benedicto nos entregó una descripción muy detallada de éstos en su Regla (cap. xii y xiii): los salmos (casi idénticos a los de la Liturgia Romana) , el cántico, los últimos tres salmos, el capitulum, himno, versículo, el cántico Benedictus, y la parte final. San Columbano y los documentos irlandeses sólo nos dan una información muy vaga del Oficio de Laudes (cf. “Regula S. Columbani”, c.vii, “De cursu psalmorum” en P. L. , LXXX, 212). Se han esforzado en reconstruirlo de acuerdo al Antifonario de Bangor, pero este documento, en nuestra opinión nos entrega sólo un extracto, y no el oficio completo (cf. Cabrol en “Dict. d’archéol. et de lit.”, s. v. Bangor, Antiphonaire de). San Gregorio de Tours también hace algunas alusiones a este oficio al que llama Matutini hymni ; él nos entrega como sus partes constitutivas, salmo 1, el Benedictino, los tres salmos, cxlviii-cl, y los versículos (“Hist. Francorum” , II, vii, en P. L. , LXXI, 201, 256, 1034 etc. Cf. Baumer-Biron, “Hist. du brev. Rom.”, I, 229-30). En un periodo anterior a los Siglos Cinco y Cuatro, encontramos varias descripciones del oficio matutino en Cassian, en Melania la Joven, en el “Peregrinatio AEtheriae”, San Juan Crisóstomo, San Hilarión, Eusebio (Baumer-Biron, op. cit., I, 81, 114, 134, 140, 150-68, 208, 210).  
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Laudes, o para hablar con mayor precisión, el oficio matutino u oficio de la aurora que corresponde a laudes, es indiscutiblemente uno de los oficios más antiguos y pueden ser rastreados hasta los [[tiempo]]s [[apostolicidad|apostólicos]]. En el siglo VI, [[San Benito de Nursia|San Benito]] nos entregó una descripción muy detallada de éstos en su [[Regla de San Benito|Regla]] (caps. XII y XIII): los [[Salmos]] (casi idénticos a los de la [[liturgia]] romana), el [[cántico]], los últimos tres Salmos, la capítula, el [[himno]], el versículo, el cántico [[Benedictus]], y la parte final. [[San Columbano]] y los documentos [[Irlanda|irlandeses]] sólo nos dan una información muy vaga del oficio de laudes (cf. “Regula S. Columbani”, c. VII, “De cursu psalmorum” en P. L. , LXXX, 212). Se ha hecho un esfuerzo para reconstruirlo de acuerdo al [[Antifonario de Bangor]], pero este documento, en nuestra opinión, nos da sólo un extracto, y no el oficio completo (cf. Cabrol en “Dict. d’archéol. et de lit.”, s. v. Bangor, Antiphonaire de). [[San Gregorio de Tours]] también hace algunas alusiones a este oficio, al que llama ''Matutini hymni''; él nos provee, como sus partes constitutivas, el salmo 51(50), el Benedicite, los tres salmos (148-150), y los versículos (“Hist. Francorum” , II, VII, en P. L. , LXXI, 201, 256, 1034 etc. Cf. Baumer-Biron, “Hist. du brev. Rom.”, I, 229-30). En un periodo anterior a los siglos V y IV, encontramos varias descripciones del oficio matutino en [[Juan Casiano|Casiano]], en [[Santa Melania la Joven]], en el “Peregrinatio Ætheriae”, [[San Juan Crisóstomo]], [[San Hilario de Arles|San Hilario]], [[Eusebio de Cesarea|Eusebio]] (Baumer-Biron, op. cit., I, 81, 114, 134, 140, 150-68, 208, 210).
  
Naturalmente, a medida que avanzamos se encuentran mayores variedades de la forma del oficio en las diferentes provincias cristianas. Sin embargo, los aspectos generales permanecen los mismos; es el oficio del alba (Aurora), el oficio de la salida del sol, el oficio de la mañana, las alabanzas de la mañana, el oficio al canto del gallo (Gallicinium, ad galli cantus), el oficio de la Resurrección de Cristo. En ninguna parte, solo en Jerusalen, en el “Peregrinatio AEtheriae”, este oficio que se celebra en la misma tumba de Cristo preserva su color local. El autor los llama hymni matutinales; es considerado el oficio principal del día. Allí la liturgia despliega toda su pompa; el Obispo acostumbraba a estar presente con todo su clero celebrándose el oficio alrededor de la misma Gruta de la Santa Sepultura; después de entonarse los salmos y cánticos, se cantaban las letanías y entonces el Obispo bendecía a los fieles. (Cf. Dom Cabrol, “Etude sur la Peregrinatio Silviae, les Eglises de Jerusalem, la discipline et la liturgie au IVX siecle”, París, 1895, p. 39, 40. Para el Oriente cf. “De Virginitate”, xx, en P.G., XXVIII,275.) Ultimamente encontramos nuevamente los primeros rastros de Laudes en el Siglo Tres, e inclusive en el Siglo II en los Cánones de Hyppolytus, en San Ciprian, e inclusive en los Padres Apostólicos, incluso Baumer no duda en asegurar que los Laudes, junto con las Vísperas, son el oficio más antiguo, y deben su origen a los Apóstoles (Baumer-Biron, op. cit., I, 58; cf. 56, 57, 64, 72 etc.).
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Naturalmente, a medida que avanzamos se encuentran mayores variedades de la forma del oficio en las diferentes provincias [[cristianismo|cristianas]]. Sin embargo, los rasgos generales permanecen iguales; es el oficio del alba (Aurora), el oficio de la salida del sol, el oficio de la mañana, las alabanzas de la mañana, el oficio del canto del gallo (''Gallicinium'', ''ad galli cantus''), el oficio de la [[Resurrección de Jesucristo]]. En ninguna parte mejor que en [[Jerusalén]], en el “Peregrinatio AEtheriae”, este oficio que se celebra en la misma [[Santo Sepulcro|tumba de Cristo]] preserva su color local. El autor los llama ''hymni matutinales''; es considerado el oficio principal del día. Allí la liturgia despliega toda su pompa; el [[obispo]] acostumbraba estar presente con todo su [clero secular|clero]] y el oficio se celebraba alrededor de la misma Gruta del [[Santo Sepulcro]]; después de entonarse los Salmos y [[cántico]]s, se [[canto litúrgico|cantaban]] las [[letanía]]s y entonces el obispo [[bendición|bendecía]] al pueblo (Cf. Dom Cabrol, "Etude sur la Peregrinatio Silviae, les Eglises de Jerusalem, la discipline et la liturgie au IVX siecle", París, 1895, pp. 39, 40. Para Oriente cf. "De Virginitate", XX, en P G., XXVIII, 275.) Por último encontramos nuevamente los primeros rastros de laudes en el siglo II, e inclusive en el siglo II en los Cánones de [[San Hipólito]], en [[San Cipriano de Cartago|San Cipriano]], e inclusive en los [[Padres Apostólicos]], hasta tal punto que Bäumer no [[duda]] en asegurar que los laudes, junto con las [[vísperas]], son el oficio más antiguo, y deben su origen a [[los Apóstoles]] (Baumer-Biron, op. cit., I, 58; cf. 56, 57, 64, 72 etc.).
  
 
==Simbolismo y razón de este oficio==
 
==Simbolismo y razón de este oficio==
  
De lo que precede es fácil concluir cuáles fueron los motivos que dieron origen a este oficio y cuál es su significado para el cristiano, el primer pensamiento que debería presentarse a su mente en la mañana es el pensamiento de Dios; el primer acto de su día debería ser una oración. E l primer destello de la aurora recuerda a nuestras mentes que Cristo es la verdadera Luz, que El viene a disipar la oscuridad espiritual y a reinar sobre el mundo. Fue durante el alba que Cristo se levantó de su tumba, Vencedor de la Muerte y de la Noche. Es este pensamiento de su Resurrección lo que da a este oficio su significado completo. Por ultimo, es esta hora tranquila, antes de que el día comience y el hombre se precipite nuevamente en el torrente de sus preocupaciones, la más favorable para la contemplación y la plegaria. Liturgicamente, los elementos de Laudes han sido combinados armoniosamente y han preservado su significado mejor que otras Horas.  
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A partir de lo anterior, es fácil concluir cuáles fueron los motivos que dieron origen a este oficio y cuál es su significado.  Para el [[cristianismo|cristiano]], el primer pensamiento que debería presentarse a su [[mente]] en la mañana es el pensamiento de [[Dios]]; el primer acto de su día debe ser una [[oración]]. El primer destello de la aurora le recuerda a nuestras mentes que Cristo es la [[verdad]]era luz, que Él viene a disipar la oscuridad espiritual y a reinar sobre el mundo. Fue al amanecer que Cristo se levantó de su [[tumba]], vencedor de la muerte y de la noche. E s este pensamiento en su Resurrección lo que da a este oficio su significado completo. Por último, es esta hora tranquila, antes de que el día comience y el hombre se precipite nuevamente en el torrente de sus preocupaciones, la más favorable para la [[contemplación]] y la plegaria. Litúrgicamente, los elementos de laudes han sido combinados armoniosamente y han preservado su significado mejor que otras [[horas canónicas|horas]].
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[1)  Capítula:  (Del lat. capitŭla, capítulos).  f. Rel. Pasaje de la Sagrada Escritura que se reza en todas las horas del Oficio Divino después de los Salmos y las antífonas, excepto en maitines.
  
  

Última revisión de 01:08 13 oct 2010

Vea también Breviario, horas canónicas, vigilia, maitines.

En la liturgia romana actual, laudes designa un oficio compuesto de Salmos y cánticos los que son recitados usualmente después de maitines.

El término laudes y la hora del Oficio

La palabra laudes (es decir, alabanzas) explica el carácter particular de este Oficio cuyo fin es alabar a Dios. Obviamente, todas las horas canónicas tienen el mismo objetivo, sin embargo, se puede afirmar que laudes tiene esta característica par excellence. Con seguridad que el nombre se deriva de los tres últimos Salmos del oficio (148, 149, 150), en todos los cuales la palabra laudate se repite frecuentemente y hasta tal punto que originalmente la palabra laudes no indicaba el oficio total, como lo hace actualmente, sino sólo el final, es decir, estos tres Salmos con la conclusión. El Título Ainoi (alabanzas) ha sido retenido en griego. San Benito también usa este término para designar los últimos tres Salmos; post haec [es decir, el cántico] sequantur Laudes (Regula, cap. XIII). En los siglos V y VI el oficio de laudes era llamado Matutinum, el que ahora se ha convertido en el nombre especial de otro oficio, el oficio nocturno o vigilias, un término que ya no se usa (vea maitines). Poco a poco el título laudes se aplicó a todo el oficio y reemplazó al nombre maitines. Sin embargo, los autores antiguos de los siglos IV al VI o VII, usaban los nombres Matutinum, Laudes matutinae, o Matutini hymni para designar al oficio del alba o amanecer, y el oficio de maitines retiene el nombre de vigilias. Quizás la razón de esta confusión de nombres se deba a que originalmente maitines y laudes formaban un único oficio, y el oficio nocturno terminaba al amanecer.

En la liturgia, la palabra laudes tiene otros dos significados: algunas veces significa el aleluya de la Misa; así, el Concilio de Toledo (IV Concilio, c. XII) pronunció formalmente: “Las laudes se cantan después de la epístola y antes del Evangelio” (para esta interpretación compare Mabillon, “De Liturgia gall”, I, IV). San Isidoro dice: “Laudes, hoc est, Alleluia, canere” (De div. Office., XIII). La palabra laudes designa también las aclamaciones públicas que se cantaban o gritaban durante la accesión al trono de los príncipes, una costumbre que fue observada durante mucho tiempo en la Iglesia cristiana en ciertas ocasiones.

El Oficio en diversas liturgias

En la liturgia romana actual, laudes se compone de cuatro Salmos con antífonas (en realidad, usualmente son siete, pero, siguiendo las reglas ordinarias, los Salmos sin el Gloria y la antífona no se cuentan separadamente) un cántico, la capítula[1], el himno, el versículo, el Benedictus con la antífona, “oratio” o colecta, y, en ciertos días, las preces, u oraciones y los versículos. A diferencia de los maitines y las vísperas, los Salmos no se toman en el orden del Salterio, sino que se eligen de acuerdo a reglas especiales sin referencia a su posición el Salterio. Así, el Salmo “Miserere mei Deus” [Sal. 51(50)] se recita todos los días en que no se celebre alguna fiesta. Los Salmos “Deus, Deus meus” [Sal. 63(62)]) y “Deus misereatur nostri et benedicat nobis” [Sal. 67(66)]], y finalmente los últimos tres Salmos “Laudate Dominum de coelis”, “Cantate Domino canticum novum” y “Laudate Dominum in sanctis ejus” (Salmos 148-150) se recitan todos los días sin excepción. Tal como hemos subrayado, es de estos últimos Salmos que el oficio deriva su nombre.

Se notará, en general, que los otros salmos usados en laudes han sido escogidos también por razones especiales porque uno u otro de sus versos contiene una alusión ya sea al amanecer, o a la Resurrección de Jesucristo, o a la oración de la mañana, la cual, como señalamos ahora, son la raison d’etre de este oficio. Tales son los versos; “Deus Deus meus ad te de luce vigilo”; “Deus misereatur nostri…illuminet vultum suum super nos”; “mane astabo tibi et videbo”; “Emitte lucem tuum et veritatem tuam”; “Exitus matutinum et vespere delectabis”; “Mane sicut herba transeat, mane floreat et transeat”; “Ad annuntiandum mane misericordiam tuam”, etc. Otra característica de este oficio son los cánticos que ocurren entre los Salmos 62 - 66 y los últimos tres Salmos. Esta colección de siete cánticos del Antiguo Testamento (cántico “Benedicite”, cántico de Isaías, cántico de Ezequías, cántico de Ana, los dos cánticos de Moisés, el cántico de Habacuc) es proclamada y está casi de acuerdo con el de la Iglesia Oriental. San Benito lo tomó prestado de la Iglesia Romana y, como había diseñado el plan para el oficio de laudes de acuerdo al de la Iglesia de ]]Roma]], prescribió un cántico especial para cada día: “Canticum unumquodque die suo ex prophetis, sicut psallit Ecclesia Romana, dicatur” (Reg., XIII).

La Iglesia Romana le añade a estos cántico el de Zacarías como final del Oficio, “Benedictus Domine Deus Israel”, el cual se recita todos los días y el cual es también un cántico a la luz, es decir, Cristo: “Illuminare his qui in tenebris et in umbra mortis sedent”. Los himnos de laudes, que en la Iglesia Romana fueron agregados posteriormente, forman también una colección interesante; ellos celebran generalmente el alba, la Resurrección de Cristo y la luz espiritual que Él ha hecho que brille en la tierra. Son composiciones muy antiguas, y probablemente son anteriores a San Benito. En el oficio ambrosiano, así como también en el mozárabe, las laudes retienen algunos de los elementos principales de las laudes romanos ---el Benedictus, cánticos del Antiguo Testamento y los Salmos 148, 149 y 150, dispuesto, sin embargo, en un orden diferente (cf. Dom G. Morin, op. cit. en la bibliografía). En la liturgia benedictina el oficio de laudes se parece mucho a las laudes romanas, no solo por su uso de los cánticos que San Benito admite, como ya hemos señalado, sino también por su construcción general. El oficio griego que corresponde al de las laudes es el orthos, lo que también significa “mañana”; su composición es diferente aunque, no obstante, retiene algunos elementos de las laudes occidentales ---notablemente los cánticos y los tres Salmos 148-150, los cuales en la Liturgia Griega llevan el nombre de Ainoi o alabanzas, que corresponden a la palabra latina laudes (cf. “Dict. d’archeol. chret. et de lit.”, s.v. Ainoi; “Horologion”, Roma, 1876, p. 55).

Las laudes en la época cristiana primitiva y su origen

Laudes, o para hablar con mayor precisión, el oficio matutino u oficio de la aurora que corresponde a laudes, es indiscutiblemente uno de los oficios más antiguos y pueden ser rastreados hasta los tiempos apostólicos. En el siglo VI, San Benito nos entregó una descripción muy detallada de éstos en su Regla (caps. XII y XIII): los Salmos (casi idénticos a los de la liturgia romana), el cántico, los últimos tres Salmos, la capítula, el himno, el versículo, el cántico Benedictus, y la parte final. San Columbano y los documentos irlandeses sólo nos dan una información muy vaga del oficio de laudes (cf. “Regula S. Columbani”, c. VII, “De cursu psalmorum” en P. L. , LXXX, 212). Se ha hecho un esfuerzo para reconstruirlo de acuerdo al Antifonario de Bangor, pero este documento, en nuestra opinión, nos da sólo un extracto, y no el oficio completo (cf. Cabrol en “Dict. d’archéol. et de lit.”, s. v. Bangor, Antiphonaire de). San Gregorio de Tours también hace algunas alusiones a este oficio, al que llama Matutini hymni; él nos provee, como sus partes constitutivas, el salmo 51(50), el Benedicite, los tres salmos (148-150), y los versículos (“Hist. Francorum” , II, VII, en P. L. , LXXI, 201, 256, 1034 etc. Cf. Baumer-Biron, “Hist. du brev. Rom.”, I, 229-30). En un periodo anterior a los siglos V y IV, encontramos varias descripciones del oficio matutino en Casiano, en Santa Melania la Joven, en el “Peregrinatio Ætheriae”, San Juan Crisóstomo, San Hilario, Eusebio (Baumer-Biron, op. cit., I, 81, 114, 134, 140, 150-68, 208, 210).

Naturalmente, a medida que avanzamos se encuentran mayores variedades de la forma del oficio en las diferentes provincias cristianas. Sin embargo, los rasgos generales permanecen iguales; es el oficio del alba (Aurora), el oficio de la salida del sol, el oficio de la mañana, las alabanzas de la mañana, el oficio del canto del gallo (Gallicinium, ad galli cantus), el oficio de la Resurrección de Jesucristo. En ninguna parte mejor que en Jerusalén, en el “Peregrinatio AEtheriae”, este oficio que se celebra en la misma tumba de Cristo preserva su color local. El autor los llama hymni matutinales; es considerado el oficio principal del día. Allí la liturgia despliega toda su pompa; el obispo acostumbraba estar presente con todo su [clero secular|clero]] y el oficio se celebraba alrededor de la misma Gruta del Santo Sepulcro; después de entonarse los Salmos y cánticos, se cantaban las letanías y entonces el obispo bendecía al pueblo (Cf. Dom Cabrol, "Etude sur la Peregrinatio Silviae, les Eglises de Jerusalem, la discipline et la liturgie au IVX siecle", París, 1895, pp. 39, 40. Para Oriente cf. "De Virginitate", XX, en P G., XXVIII, 275.) Por último encontramos nuevamente los primeros rastros de laudes en el siglo II, e inclusive en el siglo II en los Cánones de San Hipólito, en San Cipriano, e inclusive en los Padres Apostólicos, hasta tal punto que Bäumer no duda en asegurar que los laudes, junto con las vísperas, son el oficio más antiguo, y deben su origen a los Apóstoles (Baumer-Biron, op. cit., I, 58; cf. 56, 57, 64, 72 etc.).

Simbolismo y razón de este oficio

A partir de lo anterior, es fácil concluir cuáles fueron los motivos que dieron origen a este oficio y cuál es su significado. Para el cristiano, el primer pensamiento que debería presentarse a su mente en la mañana es el pensamiento de Dios; el primer acto de su día debe ser una oración. El primer destello de la aurora le recuerda a nuestras mentes que Cristo es la verdadera luz, que Él viene a disipar la oscuridad espiritual y a reinar sobre el mundo. Fue al amanecer que Cristo se levantó de su tumba, vencedor de la muerte y de la noche. E s este pensamiento en su Resurrección lo que da a este oficio su significado completo. Por último, es esta hora tranquila, antes de que el día comience y el hombre se precipite nuevamente en el torrente de sus preocupaciones, la más favorable para la contemplación y la plegaria. Litúrgicamente, los elementos de laudes han sido combinados armoniosamente y han preservado su significado mejor que otras horas.

NOTA:

[1) Capítula: (Del lat. capitŭla, capítulos). f. Rel. Pasaje de la Sagrada Escritura que se reza en todas las horas del Oficio Divino después de los Salmos y las antífonas, excepto en maitines.


Bibliografía: BONA, De Divinia Psalmodia, v. en Opp. Omnia (Amberes, 1677), p. 705 ss,; Commentarius historicus in Romanum Breviarium (Venecia, 1724), 102; PROBST, Brevier u. Breviergebet (Tubinga, 1868), p. 146, 173, 184, 188; IDEM, Lehre u. Gebet in den drei ersten Jahrh. (Tubinga, 1871); BAUMER, Hist. du breviaire, Trad. Francesa; BIRON, I (París, 1905), 58, 164, etc.; BATIFROL, Hist. du brev. Romain (París, 1893), 22 sqq.; DUCHESNE, Christian Worship (Londres, 1904), 448-9; HOTHAM, en Dict. Christ Antiq., s. v. Office, The Divine; SCUDAMORE, ibid., s.v. Hours of Prayer; MORIN, Les Laudes du dimanche du IVX au VIIX siecle, en Revue Benedictine (1889), 301-4; BINGHAM, Works (Oxford, 1855), IV, 342, 548 etc. 'Fuente: Cabrol, Fernand. "Lauds." The Catholic Encyclopedia. Vol. 9. New York: Robert Appleton Company, 1910. <http://www.newadvent.org/cathen/09038a.htm>.

Traducido del inglés por Laura Morales. rc