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Viernes, 19 de abril de 2024

Diferencia entre revisiones de «Johannes Tserclaes Conde de Tilly»

De Enciclopedia Católica

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Nacido en Bravante  en 1559 muerto en Ingolstadt en abril de 1632. Era miembro de una noble familia de Bravante llamada Tserclæs. Su madre era una devota católica; su padre tomó parte al principio en la revuelta de los Países Bajos contra España, pero en 1574 se convirtió en fiel seguidor de Felipe II. El hijo fue educado por los Jesuita en Colonia.  
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Nacido en Bravante  en 1559 muerto en Ingolstadt en abril de 1632. Era miembro de una noble familia de Bravante llamada Tserclæs. Su madre era una devota católica; su padre tomó parte, al principio, en la revuelta de los Países Bajos contra España, pero en 1574 se convirtió en fiel seguidor de Felipe II. El hijo fue educado por los Jesuitas en Colonia.  
  
Como todos los grandes hombres que lucharon por la Iglesia y el imperio durante la era de la Reforma y de la Contra-Reforma, Tilly ha sido largamente calumniado pro los historiadores racionalistas protestantes. En realidad era un hombre de piedad genuina, notable autocontrol, moderación y muy desinteresado, un "monje en el uniforma de general". Era honesto hasta con el enemigo, un padre para sus soldados humano con la gente común, a los que protegía hasta donde podía contra los actos de violencia. Como general era famoso por su cautela, su hábil entendimiento de las situaciones y por la excelente preparación que daba a sus tropas y constante predeposición a forzar al enemigo a presentar batalla.  
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Como todos los grandes hombres que lucharon por la Iglesia y el imperio durante la era de la Reforma y de la Contra-Reforma, Tilly ha sido largamente calumniado ppr los historiadores racionalistas protestantes. En realidad era un hombre de piedad genuina, notable autocontrol, moderación y muy desinteresado, un "monje en el uniforme de general". Era honesto hasta con el enemigo, un padre para sus soldados, humano con la gente común, a los que protegía hasta donde podía contra los actos de violencia. Como general era famoso por su cautela, su hábil entendimiento de las situaciones y por la excelente preparación que daba a sus tropas y constante predisposición a forzar al enemigo a presentar batalla.  
  
Aprendió el arte de la guerra con el famoso general Alejandro Farnesio. Después superó a su maestro. Hasta 1594 tomo parte en las guerras, algunas políticas y otras religiosas, d que devastaron el país desde la desembocadura del Rin hasta el Sena: la guerra de Colonia, la revuelta de los Países Bajos, la guerra de la Santa Liga. En 1594 Enrique IV hubiera estado encantado de tener a Tilly como uno de sus generales, Durante los años 1600-08 Tilly sirvió al emperador Rodolfo II y luchó en Hungría contra los turcos. En 1604 recató Gran; en 1605 era comandante en jefe de las fuerzas imperiales; pero las luchas de la casa de Austria y la decadencia mental de Rodolfo hicieron imposible el triunfo. Durante el periodo 1610-30 Tilly comandó el ejército de Maximiliano de Baviera, un hombre muy parecido a Tilly. Ambos trabajaban bien juntos. Tilly dirigiría el ejército de la recientemente fundad Liga de los Estados Católicos del Imperio.
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Aprendió el arte de la guerra con el famoso general Alejandro Farnesio. Después superó a su maestro. Hasta 1594 tomo parte en las guerras, algunas políticas y otras religiosas, que devastaron el país desde la desembocadura del Rin hasta el Sena: la guerra de Colonia, la revuelta de los Países Bajos, la guerra de la Santa Liga. En 1594 Enrique IV hubiera estado encantado de tener a Tilly entre sus generales Durante los años 1600-08 Tilly sirvió al emperador Rodolfo II y luchó en Hungría contra los turcos. En 1604 rescató Gran; en 1605 era comandante en jefe de las fuerzas imperiales; pero las luchas de la casa de Austria y la decadencia mental de Rodolfo hicieron imposible el triunfo. Durante el periodo 1610-30 Tilly comandó el ejército de Maximiliano de Baviera, un hombre muy parecido a Tilly. Ambos trabajaban bien juntos. Tilly dirigiría el ejército de la recientemente fundad Liga de los Estados Católicos del Imperio.
  
Durante el tiempo de paz hasta 1620, Tilly creo el ejército bávaro, la flor del ejército de la Liga y el primer ejército en el imperio que era pagado y alimentado no por el pillaje y las contribuciones forzosas sino por los presupuestos regulares del Estado. Con estas tropas como principal fuerza tomó parte en la larga guerra de Bohemia y el imperio durante los años 1620-30. En 1620, la fuerza de su ataque consiguió la victoria en la batalla de la Montaña Blanca (8 de noviembre) contra los bohemios que se habían rebelado contra el emperador.  
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Durante el tiempo de paz hasta 1620, Tilly creó el ejército bávaro, la flor del ejército de la Liga y el primer ejército en el imperio que era pagado y alimentado no por el pillaje y las contribuciones forzosas sino por los presupuestos regulares del Estado. Con estas tropas como principal fuerza tomó parte en la larga guerra de Bohemia y el imperio durante los años 1620-30. En 1620, la fuerza de su ataque consiguió la victoria en la batalla de la Montaña Blanca (8 de noviembre) contra los bohemios que se habían rebelado contra el emperador.  
  
Durante cuatro años Tilly se vio metido en una lucha con Ernst von Mansfeld y sus confederados. Ernst trasladó la guerra desde Bohemia a tierras del imperio de manera que Tilly estaba con frecuencia en inferioridad de condiciones por consideraciones políticas. En 1622 Tilly forzó a Mansfeld a presentar batalla en Wiesloch, pero el resultado no fue decisivo. Entonces destruyó el ejército de Jorge Federico de Baden  en Wimpfen, el de Cristian de Halberstadt en Höchst, tomando además Heidelberg y Mannheim. Después de esto el ejército de Mansfeld se dispersó y Tilly consiguió el control estratégico de todo el sur de Alemania, pero al año siguiente, Mansfeld y Cristian entraron por el noroeste de Alemania con tropas de refresco.  
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Durante cuatro años Tilly se vio metido en una lucha con Ernst von Mansfeld y sus confederados. Ernst trasladó la guerra desde Bohemia a tierras del imperio de manera que Tilly estaba con frecuencia en inferioridad de condiciones por consideraciones políticas. En 1622 Tilly forzó a Mansfeld a presentar batalla en Wiesloch, pero el resultado no fue decisivo. Entonces destruyó el ejército de Jorge Federico de Baden  en Wimpfen, el de Cristian de Halberstadt en Höchst, tomando además Heidelberg y Mannheim. Después de esto el ejército de Mansfeld se dispersó y Tilly consiguió el control estratégico de todo el sur de Alemania, pero al año siguiente, Mansfeld y Cristian entraron por el noroeste de Alemania con tropas de refresco.  
  
Como Hesse y algunos estados de la Baja Sajonia estaban aún por la causa del emperador, Tilly pudo realizar una enérgica penetración contra Mansfeld y le derrotó en Stadtlohn en 1623. Pero por consideraciones proclíticas no pudo perseguirle. Los habitantes del noroeste alemán fueron arrastrados a un levantamiento fanático contra Tilly por la especie de que les obligaría a volver al catolicismo. Los distritos del curso medio del Weser en el los que puso guarniciones después de la victoria de Stadtlohn no cedieron en nada y a pesar de sus esfuerzos para alimentar a su ejército por métodos ordenados, los soldados sufrían privaciones y se dedicaron al pillaje, lo que incrementó más la animosidad contra ellos.  
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Como Hesse y algunos estados de la Baja Sajonia estaban aún por la causa del emperador, Tilly pudo realizar una enérgica penetración contra Mansfeld y le derrotó en Stadtlohn en 1623. Pero por consideraciones proclíticas no pudo perseguirle. Los habitantes del noroeste alemán fueron arrastrados a un levantamiento fanático contra Tilly por la especie de que les obligaría a volver al catolicismo. Los distritos del curso medio del Weser en el los que puso guarniciones después de la victoria de Stadtlohn no cedieron en nada y a pesar de sus esfuerzos para alimentar a su ejército por métodos ordenados, los soldados sufrían privaciones y se dedicaron al pillaje, lo que incrementó más la animosidad contra ellos.  
  
El peligro de que el rey de Dinamarca tomara parte en la guerra llevó a Tilly en 1625 a pedir al emperador que preparase un ejercito y lo colocara bajo el mando de Wallenstein, quine se quedó con todos los territorios prósperos y dejó a Tilly los distritos pobres del suroeste de Alemania. Tilly encontró ahora más dificultades en mantener la disciplina, porque Wallenstein reclutaba mercenarios con la promesa de rico botín, reclutó ejércitos mayores que nunca y más exitosos que con los comandantes anteriores, por sus tropas en una escala mayor que nunca, con más victorias que los comandantes anteriores debido a su imponente personalidad. Más aún, desde 1627 y especialmente después del Edicto de Restitución de 1629, Tilly fue obligado a cumplir numerosas órdenes para restaurar las tierras de la iglesia que  le habían sido arrebatadas en contra de la paz religiosa. Así se ganó la fama de ser un terrible enemigo del protestantismo. Pero todas estas dificultades las superaba por su fuerza de carácter .
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El peligro de que el rey de Dinamarca tomara parte en la guerra llevó a Tilly en 1625 a pedir al emperador que preparase un ejército y lo colocara bajo el mando de Wallenstein, quien se quedó con todos los territorios prósperos y dejó a Tilly los distritos pobres del suroeste de Alemania. Tilly encontró ahora más dificultades en mantener la disciplina, porque Wallenstein reclutaba mercenarios con la promesa de rico botín, reclutó ejércitos mayores que nunca y más exitosos que con los comandantes anteriores, reunió tropas en una escala mayor que nunca, con más victorias que los comandantes anteriores debido a su imponente personalidad. Más aún, desde 1627 y especialmente después del Edicto de Restitución de 1629, Tilly fue obligado a cumplir numerosas órdenes para restaurar las tierras de la iglesia que  le habían sido arrebatadas en contra de la paz religiosa. Así se ganó la fama de ser un terrible enemigo del protestantismo. Pero todas estas dificultades las superaba por su fuerza de carácter .
  
 
En 1626 evitó la unión de los daneses con el margrave de Hesse que se había rebelado y más tarde, en agosto, destruyó el ejército danés en Lutter sobre el Barenberg. En 1627 echó a los daneses más allá del Elba, pero debido a una herida que le impidió tomar parte en al guerra, fue Wallenstein quien se llevó los honores de la victoria en la campaña de Holstein. Cuando se recobró de la herida, Tilly tomó Stade en la desembocadura del Elba y así consiguió el control de toda la parte noreste de Alemania excepto Bremen ciudad sobre la que no pudo avanzar por los fracasos de Wallenstein por esas mismas fechas en Stralsund y Magdeburgo.  
 
En 1626 evitó la unión de los daneses con el margrave de Hesse que se había rebelado y más tarde, en agosto, destruyó el ejército danés en Lutter sobre el Barenberg. En 1627 echó a los daneses más allá del Elba, pero debido a una herida que le impidió tomar parte en al guerra, fue Wallenstein quien se llevó los honores de la victoria en la campaña de Holstein. Cuando se recobró de la herida, Tilly tomó Stade en la desembocadura del Elba y así consiguió el control de toda la parte noreste de Alemania excepto Bremen ciudad sobre la que no pudo avanzar por los fracasos de Wallenstein por esas mismas fechas en Stralsund y Magdeburgo.  
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El gran triunfo que consiguió después le llevó a pensar que la paz en el imperio era inminente, pero se equivocaba. Una vez más por razones políticas no consiguió permiso para atacar a los holandeses, que procuraban mantener vivos los desordenes dentro del imperio. Por otra parte, los líderes de la Liga, por su hostilidad hacia Wallenstein rehusaron dar a Tilly permiso para acudir en su ayuda en Stralsund y así impedir a Gustavo Adolfo penetrar en el imperio. Es más, obligaron a Tilly y Wallenstein a licenciar a una gran parte de su ejército, una situación que despertó sentimientos de amargura y sospechas en el experimentado político y general.  
 
El gran triunfo que consiguió después le llevó a pensar que la paz en el imperio era inminente, pero se equivocaba. Una vez más por razones políticas no consiguió permiso para atacar a los holandeses, que procuraban mantener vivos los desordenes dentro del imperio. Por otra parte, los líderes de la Liga, por su hostilidad hacia Wallenstein rehusaron dar a Tilly permiso para acudir en su ayuda en Stralsund y así impedir a Gustavo Adolfo penetrar en el imperio. Es más, obligaron a Tilly y Wallenstein a licenciar a una gran parte de su ejército, una situación que despertó sentimientos de amargura y sospechas en el experimentado político y general.  
  
Poco después de la llegada de Gustavo Adolfo Wallenstein fue despedido y Tilly puesto además al mando del ejército imperial. Organizar las tropas imperiales fue una tarea difícil, puesto que estaban en el proceso de ser licenciadas. El último período de las actividades de Tilly como general comenzó cuando tomo el mando del ejército imperial. Como siempre inició la ofensiva tan pronto como pudo y comenzó las operaciones cerca del la costa del Báltico. Pero Gustavo Adolfo evitaba la batalla y trató de cansar a Tilly con desplazamientos para quitarle la iniciativa. Tilly puso fin a esto marchando contra Magdeburgo en marzo de 1630, lo que fue el golpe más atrevido de toda su carrera. Gustavo vio la oportunidad de avanzar por el oder hacia los territorios imperiales, pero las atrevidas medidas de Tilly le forzaron a seguirle para ayudar a Magdeburgo. Cuando Tilly asaltó la ciudad el 20 de mayo, la guarnición sueca prendió fuego a la ciudad que quedó reducida a cenizas y perdió su importancia estratégica y se vio obligado a retirarse hacia Turingia. Entonces Gustavo Adolfo probó ser superior tácticamente a Tilly en la batalla de Breitenfeld (17 de septiembre).  
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Poco después de la llegada de Gustavo Adolfo Wallenstein fue despedido y Tilly puesto además al mando del ejército imperial. Organizar las tropas imperiales fue una tarea difícil, puesto que estaban en el proceso de ser licenciadas. El último período de las actividades de Tilly como general comenzó cuando tomo el mando del ejército imperial. Como siempre inició la ofensiva tan pronto como pudo y comenzó las operaciones cerca del la costa del Báltico. Pero Gustavo Adolfo evitaba la batalla y trató de cansar a Tilly con desplazamientos para quitarle la iniciativa. Tilly puso fin a esto marchando contra Magdeburgo en marzo de 1630, lo que fue el golpe más atrevido de toda su carrera. Gustavo vio la oportunidad de avanzar por el Oder hacia los territorios imperiales, pero las atrevidas medidas de Tilly le forzaron a seguirle para ayudar a Magdeburgo. Cuando Tilly asaltó la ciudad el 20 de mayo, la guarnición sueca le prendió fuego y quedó reducida a cenizas, perdiendo su importancia estratégica y se vio obligado a retirarse hacia Turingia. Entonces Gustavo Adolfo probó ser superior tácticamente a Tilly en la batalla de Breitenfeld (17 de septiembre).  
  
 
Tilly siguió los métodos de Alejandro Farnesio que resultaron poco prácticos contra los más modernos de G. Adolfo. El ejército de Tilly casi fue destruido y él, que ya tenia 72 años, pasó un corto tiempo deshecho por el golpe. Sin embargo ese mismo otoño avanzó desde el Weser con tropas nuevas para impedir que los suecos llegaran a los territorios de los jefes de la Liga en Franconia. Sin embargo, debido a los insuficientes medios, el miedo de los suecos y la timidez del emperador y de los estados católicos su ejército se desbandó por el camino. Sin perder el ánimo Tilly comenzó de nuevo en más pequeña escala.  
 
Tilly siguió los métodos de Alejandro Farnesio que resultaron poco prácticos contra los más modernos de G. Adolfo. El ejército de Tilly casi fue destruido y él, que ya tenia 72 años, pasó un corto tiempo deshecho por el golpe. Sin embargo ese mismo otoño avanzó desde el Weser con tropas nuevas para impedir que los suecos llegaran a los territorios de los jefes de la Liga en Franconia. Sin embargo, debido a los insuficientes medios, el miedo de los suecos y la timidez del emperador y de los estados católicos su ejército se desbandó por el camino. Sin perder el ánimo Tilly comenzó de nuevo en más pequeña escala.  
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Transcrito por WGKofron. Con agradecimiento a Fr. John Hilkert, Akron, Ohio.
 
Transcrito por WGKofron. Con agradecimiento a Fr. John Hilkert, Akron, Ohio.
 
 
  
 
Traducido por Pedro Royo.
 
Traducido por Pedro Royo.
  
 
The Catholic Encyclopedia, Volume XIV. Published 1912. New York: Robert Appleton Company. Nihil Obstat, July 1, 1912. Remy Lafort, S.T.D., Censor. Imprimatur. +John Cardinal Farley, Archbishop of New York
 
The Catholic Encyclopedia, Volume XIV. Published 1912. New York: Robert Appleton Company. Nihil Obstat, July 1, 1912. Remy Lafort, S.T.D., Censor. Imprimatur. +John Cardinal Farley, Archbishop of New York

Última revisión de 12:50 24 dic 2008


Nacido en Bravante en 1559 muerto en Ingolstadt en abril de 1632. Era miembro de una noble familia de Bravante llamada Tserclæs. Su madre era una devota católica; su padre tomó parte, al principio, en la revuelta de los Países Bajos contra España, pero en 1574 se convirtió en fiel seguidor de Felipe II. El hijo fue educado por los Jesuitas en Colonia.

Como todos los grandes hombres que lucharon por la Iglesia y el imperio durante la era de la Reforma y de la Contra-Reforma, Tilly ha sido largamente calumniado ppr los historiadores racionalistas protestantes. En realidad era un hombre de piedad genuina, notable autocontrol, moderación y muy desinteresado, un "monje en el uniforme de general". Era honesto hasta con el enemigo, un padre para sus soldados, humano con la gente común, a los que protegía hasta donde podía contra los actos de violencia. Como general era famoso por su cautela, su hábil entendimiento de las situaciones y por la excelente preparación que daba a sus tropas y constante predisposición a forzar al enemigo a presentar batalla.

Aprendió el arte de la guerra con el famoso general Alejandro Farnesio. Después superó a su maestro. Hasta 1594 tomo parte en las guerras, algunas políticas y otras religiosas, que devastaron el país desde la desembocadura del Rin hasta el Sena: la guerra de Colonia, la revuelta de los Países Bajos, la guerra de la Santa Liga. En 1594 Enrique IV hubiera estado encantado de tener a Tilly entre sus generales Durante los años 1600-08 Tilly sirvió al emperador Rodolfo II y luchó en Hungría contra los turcos. En 1604 rescató Gran; en 1605 era comandante en jefe de las fuerzas imperiales; pero las luchas de la casa de Austria y la decadencia mental de Rodolfo hicieron imposible el triunfo. Durante el periodo 1610-30 Tilly comandó el ejército de Maximiliano de Baviera, un hombre muy parecido a Tilly. Ambos trabajaban bien juntos. Tilly dirigiría el ejército de la recientemente fundad Liga de los Estados Católicos del Imperio.

Durante el tiempo de paz hasta 1620, Tilly creó el ejército bávaro, la flor del ejército de la Liga y el primer ejército en el imperio que era pagado y alimentado no por el pillaje y las contribuciones forzosas sino por los presupuestos regulares del Estado. Con estas tropas como principal fuerza tomó parte en la larga guerra de Bohemia y el imperio durante los años 1620-30. En 1620, la fuerza de su ataque consiguió la victoria en la batalla de la Montaña Blanca (8 de noviembre) contra los bohemios que se habían rebelado contra el emperador.

Durante cuatro años Tilly se vio metido en una lucha con Ernst von Mansfeld y sus confederados. Ernst trasladó la guerra desde Bohemia a tierras del imperio de manera que Tilly estaba con frecuencia en inferioridad de condiciones por consideraciones políticas. En 1622 Tilly forzó a Mansfeld a presentar batalla en Wiesloch, pero el resultado no fue decisivo. Entonces destruyó el ejército de Jorge Federico de Baden en Wimpfen, el de Cristian de Halberstadt en Höchst, tomando además Heidelberg y Mannheim. Después de esto el ejército de Mansfeld se dispersó y Tilly consiguió el control estratégico de todo el sur de Alemania, pero al año siguiente, Mansfeld y Cristian entraron por el noroeste de Alemania con tropas de refresco.

Como Hesse y algunos estados de la Baja Sajonia estaban aún por la causa del emperador, Tilly pudo realizar una enérgica penetración contra Mansfeld y le derrotó en Stadtlohn en 1623. Pero por consideraciones proclíticas no pudo perseguirle. Los habitantes del noroeste alemán fueron arrastrados a un levantamiento fanático contra Tilly por la especie de que les obligaría a volver al catolicismo. Los distritos del curso medio del Weser en el los que puso guarniciones después de la victoria de Stadtlohn no cedieron en nada y a pesar de sus esfuerzos para alimentar a su ejército por métodos ordenados, los soldados sufrían privaciones y se dedicaron al pillaje, lo que incrementó más la animosidad contra ellos.

El peligro de que el rey de Dinamarca tomara parte en la guerra llevó a Tilly en 1625 a pedir al emperador que preparase un ejército y lo colocara bajo el mando de Wallenstein, quien se quedó con todos los territorios prósperos y dejó a Tilly los distritos pobres del suroeste de Alemania. Tilly encontró ahora más dificultades en mantener la disciplina, porque Wallenstein reclutaba mercenarios con la promesa de rico botín, reclutó ejércitos mayores que nunca y más exitosos que con los comandantes anteriores, reunió tropas en una escala mayor que nunca, con más victorias que los comandantes anteriores debido a su imponente personalidad. Más aún, desde 1627 y especialmente después del Edicto de Restitución de 1629, Tilly fue obligado a cumplir numerosas órdenes para restaurar las tierras de la iglesia que le habían sido arrebatadas en contra de la paz religiosa. Así se ganó la fama de ser un terrible enemigo del protestantismo. Pero todas estas dificultades las superaba por su fuerza de carácter .

En 1626 evitó la unión de los daneses con el margrave de Hesse que se había rebelado y más tarde, en agosto, destruyó el ejército danés en Lutter sobre el Barenberg. En 1627 echó a los daneses más allá del Elba, pero debido a una herida que le impidió tomar parte en al guerra, fue Wallenstein quien se llevó los honores de la victoria en la campaña de Holstein. Cuando se recobró de la herida, Tilly tomó Stade en la desembocadura del Elba y así consiguió el control de toda la parte noreste de Alemania excepto Bremen ciudad sobre la que no pudo avanzar por los fracasos de Wallenstein por esas mismas fechas en Stralsund y Magdeburgo.

El gran triunfo que consiguió después le llevó a pensar que la paz en el imperio era inminente, pero se equivocaba. Una vez más por razones políticas no consiguió permiso para atacar a los holandeses, que procuraban mantener vivos los desordenes dentro del imperio. Por otra parte, los líderes de la Liga, por su hostilidad hacia Wallenstein rehusaron dar a Tilly permiso para acudir en su ayuda en Stralsund y así impedir a Gustavo Adolfo penetrar en el imperio. Es más, obligaron a Tilly y Wallenstein a licenciar a una gran parte de su ejército, una situación que despertó sentimientos de amargura y sospechas en el experimentado político y general.

Poco después de la llegada de Gustavo Adolfo Wallenstein fue despedido y Tilly puesto además al mando del ejército imperial. Organizar las tropas imperiales fue una tarea difícil, puesto que estaban en el proceso de ser licenciadas. El último período de las actividades de Tilly como general comenzó cuando tomo el mando del ejército imperial. Como siempre inició la ofensiva tan pronto como pudo y comenzó las operaciones cerca del la costa del Báltico. Pero Gustavo Adolfo evitaba la batalla y trató de cansar a Tilly con desplazamientos para quitarle la iniciativa. Tilly puso fin a esto marchando contra Magdeburgo en marzo de 1630, lo que fue el golpe más atrevido de toda su carrera. Gustavo vio la oportunidad de avanzar por el Oder hacia los territorios imperiales, pero las atrevidas medidas de Tilly le forzaron a seguirle para ayudar a Magdeburgo. Cuando Tilly asaltó la ciudad el 20 de mayo, la guarnición sueca le prendió fuego y quedó reducida a cenizas, perdiendo su importancia estratégica y se vio obligado a retirarse hacia Turingia. Entonces Gustavo Adolfo probó ser superior tácticamente a Tilly en la batalla de Breitenfeld (17 de septiembre).

Tilly siguió los métodos de Alejandro Farnesio que resultaron poco prácticos contra los más modernos de G. Adolfo. El ejército de Tilly casi fue destruido y él, que ya tenia 72 años, pasó un corto tiempo deshecho por el golpe. Sin embargo ese mismo otoño avanzó desde el Weser con tropas nuevas para impedir que los suecos llegaran a los territorios de los jefes de la Liga en Franconia. Sin embargo, debido a los insuficientes medios, el miedo de los suecos y la timidez del emperador y de los estados católicos su ejército se desbandó por el camino. Sin perder el ánimo Tilly comenzó de nuevo en más pequeña escala.

En marzo atacó Bamberg que había caído en manos suecas y consiguió la primera victoria sobre ellos. Planeaba avanzar sobre el Eger para unirse a Wallenstein, que había entrado de nuevo al servicio del emperador, pero éste le mantuvo a la espera. Mientras tanto Gustavo Adolfo avanzó desde el Main hacia Tilly, que abandonando Donauwörth, tomó posiciones en la villa de Rain sobre el Lech, apoyado por el intendente general imperial Aldringen. La batalla tuvo lugar el 15 de abril y al principio de la acción Tilly a Aldringen fueron gravemente heridos, lo que dio a Gustavo Adolfo la victoria. Antes de su muerte Tilly procuró colocar las guarniciones a tiempo en Ingolstadt y Ratisbona con tropas bávaras, una medida que fue muy importante en se siguiente curso de la guerra. Tilly fue siempre victorioso en todas las batallas en las que tuvo suficientes recursos. Murió cuando la campaña contra Gustavo Adolfo apenas había comenzado. Es, por consiguiente, injusto juzgar su habilidad como comandante por esta derrota al principio de la campaña. No era inferior a ningún comandante de su tiempo.


Bibliografía

KLOPP, Tilly im 30-jahrigen Kriege (Stuttgart, 1861); VILLERMONT, Tilly ou la guerre de trente ans (Tournai, 1860).


Martin Spahn.


Transcrito por WGKofron. Con agradecimiento a Fr. John Hilkert, Akron, Ohio.

Traducido por Pedro Royo.

The Catholic Encyclopedia, Volume XIV. Published 1912. New York: Robert Appleton Company. Nihil Obstat, July 1, 1912. Remy Lafort, S.T.D., Censor. Imprimatur. +John Cardinal Farley, Archbishop of New York