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Martes, 23 de abril de 2024

Giovanni Battista Caprara

De Enciclopedia Católica

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Giovanni Battista Caprara fue hombre de estado y cardenal; nació en Bolonia el 29 de mayo de 1733; murió en París el 27 de julio de 1810. Sus padres fueron el conde Francesco Raimondo Montecuccoli y la condesa Maria Vittoria Caprara, de la cual tomó su apellido. Habiendo entrado al estado eclesiástico, en 1758 fue nombrado vice legado de Rávena, en 1767 nuncio en Colonia, en 1775 en Lucerna y en 1785 en Viena. En este último y más importante cargo no siempre defendió con suficiente coraje los intereses de la Iglesia frente a las agresiones del emperador José II (1765-90), y de los ministros imperiales el príncipe Kaunitz y el conde Cobenzl. Durante el verano de 1792 fue creado cardenal-sacerdote del Título de Sant 'Onofrio, y en agosto de 1800, obispo de Jesi en la Marca de Ancona.

Cuando se concluyó el Concordato entre Pío VII (1800-23) y la República Francesa (julio 1801), Napoleón Bonaparte, entonces Primer Cónsul, solicitó el nombramiento de un legado papal con residencia en París. Su elección recayó en el cardenal Caprara, sin duda porque esperaba de esta manera poca o ninguna oposición a sus planes. Caprara fue nombrado legado a latere para Francia en agosto de 1801; partió de inmediato hacia su destino y llegó a París el 4 de octubre. Durante las negociaciones que siguieron sobre la ejecución del Concordato, mostró un espíritu demasiado conciliador al tratar con los diez obispos constitucionales que iban a ser nombrados para tantas diócesis recién establecidas; de hecho, fue en contra de las instrucciones específicas de Roma. Sin embargo, la presión persistente ejercida por Napoleón puede tomarse como excusa para la conducta del legado. El cardenal Caprara ofició la restauración solemne del culto público en la catedral de Notre-Dame el día de Pascua (18 abril 1802), a cuya función asistieron el Primer Cónsul, los altos funcionarios del Estado y los nuevos dignatarios eclesiásticos. En ocasiones, el cardenal legado mostró más fortaleza en el interés de la Iglesia; así, en una carta escrita el 18 de agosto de 1803, protestó muy enérgicamente contra los Artículos Orgánicos agregados al Concordato por el Gobierno francés.

En mayo de 1802, poco después de las solemnidades mencionadas, fue nombrado arzobispo de Milán, y como tal bendijo (26 mayo 1805) la corona de hierro que Napoleón colocó sobre su propia cabeza en su nueva dignidad de rey de Italia. Por otra parte, Caprara conservó su puesto como legado papal en Francia hasta su muerte, o más bien hasta la encarcelación del Papa Pío VII en julio de 1809. Su salud en declive lo salvó de la vergüenza relacionada con el divorcio y el segundo matrimonio de Napoleón (abril 1810). En su última voluntad, toda su fortuna quedó en manos del hospital de Milán. En memoria de todo lo que se hizo a favor de Francia, publicó el "Concordat et recueil des bulles et brefs de N. S. Pie VIIo y colección de bulas y breves de N. S. Pío VII sur les affaires de l´Eglise de France” (París, 1802). El cardenal Caprara fue un hombre de hábitos sencillos y puros, celoso de la religión y muy caritativo, pero a menudo inclinado a ceder a la voluntad imperiosa de príncipes y ministros, debilidad que a veces justificaba los reproches de Pío VI (1775-99) y Pío VII.


Bibliografía: RINIERI, La Diplomazia Pontificia (Roma, 1902), I; THEINER, Hist. des deux Concordats (París, 1869), I; GENDRY, Pie VI (París, 1905); ARTAUD, Histoire du Pape Pie VII (París, 1837); WERNER in Kirchenlex, (Friburgo, 1887), II.

Fuente: Schaefer, Francis. "Giovanni Battista Caprara." The Catholic Encyclopedia. Vol. 3, págs. 313-314. New York: Robert Appleton Company, 1908. 13 agosto 2021 <http://www.newadvent.org/cathen/03313a.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina