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Jueves, 28 de marzo de 2024

Diferencia entre revisiones de «Filisteos»

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En los primeros días de [[Samuel]], encontramos a los filisteos tratando de adueñarse del interior de Palestina, y en una de las batallas siguientes lograron capturar el [[Arca de la Alianza]] (1 [[Libros de Samuel|Sam.]] 4). La caída de una peste sobre ellos, los indujo a retornarla y permaneció durante muchos años en la casa de Abinadab en Quiryat Yearim (1 Sam. 5, 6, 7).  Sin embargo, la llegada de una pestilencia sobre ellos los indujo a regresarla, y ésta permaneció muchos años en la casa de Abinadab en Quiryat Yearim
 
En los primeros días de [[Samuel]], encontramos a los filisteos tratando de adueñarse del interior de Palestina, y en una de las batallas siguientes lograron capturar el [[Arca de la Alianza]] (1 [[Libros de Samuel|Sam.]] 4). La caída de una peste sobre ellos, los indujo a retornarla y permaneció durante muchos años en la casa de Abinadab en Quiryat Yearim (1 Sam. 5, 6, 7).  Sin embargo, la llegada de una pestilencia sobre ellos los indujo a regresarla, y ésta permaneció muchos años en la casa de Abinadab en Quiryat Yearim
  
Después que [[Saúl]] llegó a ser rey, los filisteos trataron de quebrar su poder, pero no tuvieron éxito, principalmente debido a la [[fortaleza|valentía]] de [[Jonatán]] (1 Sam. 13; 14).  Sin embargo, su progreso no fue detenido permanentemente, pues se nos dice (1 Sam. 14,52) que hubo “una [[guerra]] encarnizada contra los filisteos en los días de Saúl”, y que al final del reinado de éste aún encontramos a su ejército en posesión de la rica planicie de Jezrael, incluyendo la ciudad de [[Bet San]] en su frontera oriental (1 Sam. 31,10).
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Después que [[Saúl]] llegó a ser rey, los filisteos trataron de quebrar su poder, pero no tuvieron éxito, principalmente debido a la [[fortaleza|valentía]] de [[Jonatán]] (1 Sam. 13; 14).  Sin embargo, su progreso no fue detenido permanentemente, pues se nos dice (1 Sam. 14,52) que hubo “una [[guerra]] encarnizada contra los filisteos en los días de Saúl”, y que al final del reinado de éste aún encontramos a su ejército en posesión de la rica planicie de Jezrael, incluyendo la ciudad de [[Bet Seán]] en su frontera oriental (1 Sam. 31,10).
  
 
Sin embargo, sufrieron una severa derrota temprano en el reinado de [[David]] (2 Sam. 5,20-25), quien tuvo éxito en reducirlos a un estado de vasallaje (2 Sam. 8,1). Antes de esta [[fechas y datación|fecha]], el poder de los filisteos parece haberse concentrado en las manos de los gobernantes de las ciudades de [[Gaza]], [[Ascalón]], [[Azoto]] (Asdod), [[Acarón]] y Geth, y cada uno de estos pequeños monarcas llevaba el titulo peculiar de “Señor de los Filisteos”.  Los filisteos recobraron su independencia al final del reinado de David, probablemente cerca de la época del [[cisma]], pues encontramos a los reyes de Israel en el siglo IX tratando de arrebatarles la ciudad de Guibbetón, que se encontraba en la frontera de la planicie marítima (1 [[Libros de los Reyes|Reyes]] 15,27; 16,15). A fines de ese mismo siglo el gobernante asirio, rey Adad-Nirari, los colocó bajo tributación y con ello comenzó la larga serie de interferencias asirias en los asuntos filisteos. En [[Amós]] (1,6.8) encontramos una [[denuncia]] de los monarcas filisteos como parte de los reinos independientes de ese tiempo.
 
Sin embargo, sufrieron una severa derrota temprano en el reinado de [[David]] (2 Sam. 5,20-25), quien tuvo éxito en reducirlos a un estado de vasallaje (2 Sam. 8,1). Antes de esta [[fechas y datación|fecha]], el poder de los filisteos parece haberse concentrado en las manos de los gobernantes de las ciudades de [[Gaza]], [[Ascalón]], [[Azoto]] (Asdod), [[Acarón]] y Geth, y cada uno de estos pequeños monarcas llevaba el titulo peculiar de “Señor de los Filisteos”.  Los filisteos recobraron su independencia al final del reinado de David, probablemente cerca de la época del [[cisma]], pues encontramos a los reyes de Israel en el siglo IX tratando de arrebatarles la ciudad de Guibbetón, que se encontraba en la frontera de la planicie marítima (1 [[Libros de los Reyes|Reyes]] 15,27; 16,15). A fines de ese mismo siglo el gobernante asirio, rey Adad-Nirari, los colocó bajo tributación y con ello comenzó la larga serie de interferencias asirias en los asuntos filisteos. En [[Amós]] (1,6.8) encontramos una [[denuncia]] de los monarcas filisteos como parte de los reinos independientes de ese tiempo.

Última revisión de 03:05 27 feb 2010

(Set. phylistieim en el Pentateuco y Josué, en otros lugares allophyloi, "extranjeros").

En el relato bíblico, los filisteos adquieren prominencia como los habitantes de la planicie marítima de Palestina desde el tiempo de los Jueces en adelante. Se les menciona en la genealogía de las naciones (Gén. 10,14; cf. 1 Crón. 1,11-12) donde, junto con los kaftoritas, están establecidos como descendientes de Misrayim. Se conjetura con probabilidad que vinieron originalmente de Creta, algunas veces identificada con Caftor, y que pertenecían a un pueblo marinero y pirata.

Hacen su primera aparición en la historia bíblica en la parte final del período de los Jueces en relación con el profetizado nacimiento del héroe Sansón. El ángel se le apareció a Saraa, esposa de Manóaj de la raza de Dan, y le dijo que, aunque estéril, ella tendría un hijo que “comenzará a salvar a Israel de las manos de los filisteos” (Jueces 13,1-5); y el mismo pasaje nos dice que la dominación de los filisteos sobre Israel había durado cuarenta años. En los capítulos siguientes se dan relatos gráficos de encuentros entre Sansón y estos enemigos de su nación, que fueron invadiendo la frontera occidental de Israel.

En los primeros días de Samuel, encontramos a los filisteos tratando de adueñarse del interior de Palestina, y en una de las batallas siguientes lograron capturar el Arca de la Alianza (1 Sam. 4). La caída de una peste sobre ellos, los indujo a retornarla y permaneció durante muchos años en la casa de Abinadab en Quiryat Yearim (1 Sam. 5, 6, 7). Sin embargo, la llegada de una pestilencia sobre ellos los indujo a regresarla, y ésta permaneció muchos años en la casa de Abinadab en Quiryat Yearim

Después que Saúl llegó a ser rey, los filisteos trataron de quebrar su poder, pero no tuvieron éxito, principalmente debido a la valentía de Jonatán (1 Sam. 13; 14). Sin embargo, su progreso no fue detenido permanentemente, pues se nos dice (1 Sam. 14,52) que hubo “una guerra encarnizada contra los filisteos en los días de Saúl”, y que al final del reinado de éste aún encontramos a su ejército en posesión de la rica planicie de Jezrael, incluyendo la ciudad de Bet Seán en su frontera oriental (1 Sam. 31,10).

Sin embargo, sufrieron una severa derrota temprano en el reinado de David (2 Sam. 5,20-25), quien tuvo éxito en reducirlos a un estado de vasallaje (2 Sam. 8,1). Antes de esta fecha, el poder de los filisteos parece haberse concentrado en las manos de los gobernantes de las ciudades de Gaza, Ascalón, Azoto (Asdod), Acarón y Geth, y cada uno de estos pequeños monarcas llevaba el titulo peculiar de “Señor de los Filisteos”. Los filisteos recobraron su independencia al final del reinado de David, probablemente cerca de la época del cisma, pues encontramos a los reyes de Israel en el siglo IX tratando de arrebatarles la ciudad de Guibbetón, que se encontraba en la frontera de la planicie marítima (1 Reyes 15,27; 16,15). A fines de ese mismo siglo el gobernante asirio, rey Adad-Nirari, los colocó bajo tributación y con ello comenzó la larga serie de interferencias asirias en los asuntos filisteos. En Amós (1,6.8) encontramos una denuncia de los monarcas filisteos como parte de los reinos independientes de ese tiempo.

Durante la última parte del siglo VIII y durante todo el siglo VIII la historia de los filisteos se compuso de una continua serie de conspiraciones, conquistas y rebeliones. Sus principales enemigos fueron los asirios por un lado y los egipcios por el otro. En el año de la caída de Samaria (721 a.C.) se convirtieron en vasallos de Sargón. Sin embargo, diez años más tarde se rebelaron bajo el liderazgo de Ashdod, pero sin éxito permanente. Otro intento por librarse del yugo asirio fue realizado a fines del reinado de Senaquerib. En este conflicto el rey filisteo de Acarón, quien permanecía fiel a Senaquerib, fue hecho prisionero por Ezequías rey de Judá. Los aliados así reunidos fueron derrotados en Eltekeh y el resultado fue el sitio de Jerusalén por Senaquerib (2 Rey. 18; 19). Esarjadón y Asurbanipal en sus campañas occidentales cruzaron el territorio de los filisteos y lo mantuvieron subyugado, y luego de la caída de Asiria, las invasiones asirias dieron lugar a las de los egipcios bajo la Dinastía XXVI.

Es muy probable que los filisteos sufrieran una derrota a manos de Nabucodonosor, aunque no se ha conservado ningún registro de su conquista. El viejo título de “Señores de los Filisteos” ha desaparecido y los asirios les concedían el título de “rey” a los gobernadores filisteos. Es famoso el asedio de Gaza, que se mantuvo firme Alejandro el Grande, y a menudo encontramos a los ptolomeos y a los seléucidas disputándose el territorio filisteo. El territorio finalmente pasó bajo el poder romano y las ciudades tuvieron subsecuentemente una importante historia. Después del tiempo de los asirios, los filisteos dejaron de ser mencionados por ese nombre. Así Herodoto habla de que los “árabes” estaban en posesión de la costa baja del Mediterráneo en los tiempos de Cambises. Algunos infieren a partir de esto que en ese tiempo los filisteos habían sido substituidos. En las bajadas y subidas de las naciones guerreando por estas tierras, es más que probable que los filisteos fueran gradualmente absorbidos y perdieran su identidad

En general se supone que los filisteos adoptaron en lo esencial la religión y la civilización de los cananeos. En 1 Sam. 5,2, leemos “Tomaron los filisteos el arca de Dios, la introdujeron en el templo de Dagón y la colocaron al lado de Dagón”, a partir de lo cual inferimos que su dios principal era esta deidad semítica. Esto último aparece en las Tablas de Tell el-Amarna y también en las inscripciones babilónicas. Asimismo en Ascalón había un templo dedicado a la diosa semítica Ishtar, y como la religión de los filisteos era así evidentemente semítica, así también lo eran probablemente otros rasgos de su civilización.


Bibliografía: Además de los comentarios estándares vea MASPERO, Histoire ancienne des peuples de l'Orient (6th ed., Paris, 1904), tr., The Dawn of Civilization (4ta ed., Londres, 1901); BRUGSCH, Egypt under the Pharaohs (tr., Londres, 1880), IX-XIV.

Fuente: Driscoll, James F. "Philistines." The Catholic Encyclopedia. Vol. 12. New York: Robert Appleton Company, 1911. <http://www.newadvent.org/cathen/12021c.htm>.

Traducido por Giovanni E. Reyes, L H M.