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Viernes, 29 de marzo de 2024

Diferencia entre revisiones de «Escándalo»

De Enciclopedia Católica

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(1)  [[Jesucristo |Cristo]] mismo enseñó y la [[razón]] lo hace evidente que el escándalo activo es un [[Pecado#Pecado Mortal |pecado mortal]] ([[Evangelio según San Mateo |Mat.]] 18,6 ss.). Si la [[amor |caridad]] nos obliga a ayudar a las [[necesidad]]es temporales y espirituales de nuestro prójimo (ver [[Limosnas y Dar Limosnas]]; [[Corrección Fraterna]]), nos obliga aún más fuertemente a no ser para él una causa de [[pecado]] o de su ruina espiritual. De ahí surge que cada pecado de escándalo es contrario a la caridad.
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Además (2) el escándalo directo es obviamente contrario a la [[virtud]] contra la cual el otro es inducido al pecado; de echo cada virtud prohíbe no sólo su violación por nosotros mismos sino también que deseemos su violación por otro. 
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(3) El escándalo indirecto es también contrario a la [[amor |caridad]] (vea arriba); pero ¿se opone también a la virtud violada por el otro?  [[San Alfonso María de Ligorio |San Alfonso]] contesta en la afirmativa; otros, y esto parece la [[verdad]]era opinión, niegan esto.  De hecho, nadie ha [[prueba |probado]] hasta ahora esta clase de malicia, y los que la admiten no son coherentes con ellos mismos, pues deben afirmar también, lo cual nadie hace, que cualquiera que sea indirectamente la [[causa]] de una [[injusticia]] por otro también está obligado a [[restitución]]; lo que es [[verdad |cierto]] de la [[justicia]] debe también ser [[bien |bueno]] para las demás virtudes.
  
 
==Casos en los que ocurre el pecado de escándalo==
 
==Casos en los que ocurre el pecado de escándalo==

Revisión de 21:53 15 sep 2016

Noción de Escándalo

Según Santo Tomás (II-II:43:1) escándalo es una palabra o acción mala en sí misma, la cual ocasiona la ruina espiritual del otro. Es una palabra o acción, que es un acto exterior —pues un acto interior no puede tener ninguna influencia sobre la conducta del otro— o la omisión de un acto externo, debido a que omitir lo que uno debe hacer es equivalente a hacer lo que está prohibido; debe ser malo en sí mismo, o en apariencia; esta es la interpretación de las palabras de Santo Tomás: minus rectum. No es la causa física del pecado del prójimo, sino sólo la causa moral, o la ocasión; además, esta causalidad moral puede ser interpretada en un sentido estricto, como cuando uno ordena, pide o aconseja a otro a cometer el pecado (esto es escándalo estrictamente inductivo, que algunos llaman en sentido amplio cooperación), o en un sentido amplio, como cuando una persona sin estar directamente interesada en el pecado, sin embargo, ejerce cierta influencia en el pecado de su vecino, por ejemplo, al cometer tal pecado en su presencia (esto es escándalo inductivo en un sentido amplio).

Por lo tanto, para que el escándalo exista es esencial y suficiente, respecto a la naturaleza del acto y las circunstancias bajo las que se realiza, que sea de naturaleza tal que induzca al pecado a otro; en consecuencia, no es necesario que el vecino caiga realmente en el pecado. Por otro lado, para el estrictamente llamado escándalo no es suficiente que un vecino tome ocasión para hacer el mal a partir de una palabra o acción que no es un objeto de escándalo y no ejerce influencia en su acción; debe ser causa de ruina espiritual, que es de pecado, por consiguiente, no es escándalo el que simplemente disuade al vecino de un acto más perfecto, como por ejemplo, la oración, la práctica de las virtudes evangélicas, el uso más frecuente de los sacramentos, etc. Aún menos se puede considerar escándalo el que sólo despierta comentario, indignación, horror, etc., por ejemplo la blasfemia cometida en presencia de un sacerdote o de un religioso; es cierto que el acto produce indignación y en el lenguaje común es a menudo llamado escandaloso, pero este modo de hablar es inexacto, y en la terminología teológica estricta no es el pecado de escándalo. De ahí que escándalo es en sí mismo un acto malo, al menos en apariencia, y como tal ejerce sobre la voluntad de otro una influencia más o menos grande que induce al pecado. Por otra parte, cuando la acción de la que el otro toma la ocasión de pecado no es mala, ya sea en sí misma o en apariencia, puede violar la caridad (Vea más adelante), pero estrictamente hablando no es el pecado de escándalo. Sin embargo, algunas autoridades entienden la palabra escándalo en un sentido más amplio que incluye este caso.

Divisiones

(1) El escándalo se divide en activo y pasivo. El escándalo activo es aquel que se definió arriba, el pasivo es el pecado que otro comete a consecuencia del escándalo activo. El escándalo pasivo es llamado escándalo dado (scandalum datum), cuando el acto del escandalizador es de una naturaleza para ocasionarlo; y el escándalo recibido (acceptum), cuando la acción del que escandaliza se debe solamente a ignorancia o debilidad —este es el escándalo del débil (infirmorum),— o a malicia y malas inclinaciones —este es el escándalo farisaico que era aquel de los fariseos respecto a las palabras y acciones de Cristo.

(2) El escándalo activo es directo cuando el que lo comete tiene la intención de inducir a otro a pecar; tal es el pecado del que le solicita a otro el crimen del adulterio, robo, etc. Si uno persuade a otro a cometer el pecado no sólo debido a una ventaja o placer que cree resultará del mismo, sino principalmente debido al pecado mismo, ya que es una ofensa a Dios o la ruina del alma de un vecino, el escándalo directo es llamado por el nombre expresivo de escándalo diabólico. Por otro lado, el escándalo es sólo indirecto cuando, sin la intención de causar que otro caiga en el pecado se dice una palabra o se realiza una acción que es para él una ocasión de pecado.

Malicia

(1) Cristo mismo enseñó y la razón lo hace evidente que el escándalo activo es un pecado mortal (Mat. 18,6 ss.). Si la caridad nos obliga a ayudar a las necesidades temporales y espirituales de nuestro prójimo (ver Limosnas y Dar Limosnas; Corrección Fraterna), nos obliga aún más fuertemente a no ser para él una causa de pecado o de su ruina espiritual. De ahí surge que cada pecado de escándalo es contrario a la caridad.

Además (2) el escándalo directo es obviamente contrario a la virtud contra la cual el otro es inducido al pecado; de echo cada virtud prohíbe no sólo su violación por nosotros mismos sino también que deseemos su violación por otro.

(3) El escándalo indirecto es también contrario a la caridad (vea arriba); pero ¿se opone también a la virtud violada por el otro? San Alfonso contesta en la afirmativa; otros, y esto parece la verdadera opinión, niegan esto. De hecho, nadie ha probado hasta ahora esta clase de malicia, y los que la admiten no son coherentes con ellos mismos, pues deben afirmar también, lo cual nadie hace, que cualquiera que sea indirectamente la causa de una injusticia por otro también está obligado a restitución; lo que es cierto de la justicia debe también ser bueno para las demás virtudes.

Casos en los que ocurre el pecado de escándalo

Bibliografía: BERARDI, Theologia moralis, theorico-practica (Faenza, 1904); BULOT, Compend. theol. mor. ad mentem P. Gury (París, 1908): D'ANNIBALE, Summula theol. Mor. (Roma, 1908); GENICOT-SALSMANS, Theol. mor. instit. (Bruselas, 1909); LEHMKUHL, Theol. mor. (Friburgo, 1910; NOLDIN, Summa theolgiae moralis: De praeceptis et ecclesia (Innsbruck, 1908); STO. TOMÁS, Summa theol. II-II, Q. XLIII, con el comentario de Cayetano, SAN ALFONSO, Theol. mor. II, tr. III (Roma, 1905); BOUQUILLON, De virtutibus theologicis (Brujas, 1890) con anotaciones por WAFFELAERT (Brujas, 1900); WAFFELAERT, Quelle espece de peche commet celui qui donne le scandale? in Nouvelle revue theologique, XV (Tournai, 1883); Collationes brugenses (Brujas, 1896), especialmente VIII (1903) y XIV (1909).

Fuente: Vander Heeren, Achille. "Scandal." The Catholic Encyclopedia. Vol. 13, pp. 506-508. New York: Robert Appleton Company, 1912. 15 Sept. 2016 <http://www.newadvent.org/cathen/13506d.htm>.

Traducido por Luz María Hernández Medina