Herramientas personales
En la EC encontrarás artículos autorizados
sobre la fe católica
Jueves, 28 de marzo de 2024

Diferencia entre revisiones de «Enciclopedia Católica:Consejo de Asesores en cuestiones de tradición y prácticas católicas»

De Enciclopedia Católica

Saltar a: navegación, buscar
Línea 1: Línea 1:
La Enciclopedia Católica quiere expresar su reconocimiento y gratitud al Sr. Rodolfo Vargas Rubio. Es muy difícil resumir en pocas palabras el inmenso aporte que Rodolfo Vargas Rubio ha prestado a la Enciclopedia Católica, y mediante ella a la vida cultura y espiritual de la Iglesia. Este limeño, radicado en Barcelona, ha puesto u conocimiento y dominio de las lenguas clásicas, la vastedad de su cultura humanista, su sensibilidad estética, y su dominio de la historia sagrada y profana al servicio de la restaurción de la majestad liturgia y a la recuperación de su misterio.
+
[[Archivo:Libro audiencia papal-1.JPG|300px|thumb|left|]]La Enciclopedia Católica quiere expresar su reconocimiento y gratitud al Sr. Rodolfo Vargas Rubio. Es muy difícil resumir en pocas palabras el inmenso aporte que Rodolfo Vargas Rubio ha prestado a la Enciclopedia Católica, y mediante ella a la vida cultura y espiritual de la Iglesia. Este limeño, radicado en Barcelona, ha puesto u conocimiento y dominio de las lenguas clásicas, la vastedad de su cultura humanista, su sensibilidad estética, y su dominio de la historia sagrada y profana al servicio de la restaurción de la majestad liturgia y a la recuperación de su misterio.
  
 
He aquí la información que, de él, dio info católica:
 
He aquí la información que, de él, dio info católica:

Revisión de 16:30 24 mar 2012

Libro audiencia papal-1.JPG
La Enciclopedia Católica quiere expresar su reconocimiento y gratitud al Sr. Rodolfo Vargas Rubio. Es muy difícil resumir en pocas palabras el inmenso aporte que Rodolfo Vargas Rubio ha prestado a la Enciclopedia Católica, y mediante ella a la vida cultura y espiritual de la Iglesia. Este limeño, radicado en Barcelona, ha puesto u conocimiento y dominio de las lenguas clásicas, la vastedad de su cultura humanista, su sensibilidad estética, y su dominio de la historia sagrada y profana al servicio de la restaurción de la majestad liturgia y a la recuperación de su misterio.

He aquí la información que, de él, dio info católica:


En Benedicto XVI. Una mirada cercana

(Ediciones Palabra, 2006) recoge Peter Seewald una expresión que define, muy bien, la vida toda del Santo Padre. Dice, al respecto de haber sido llamado para hacerse cargo de la Congregación para la Doctrina de la Fe que "Hay que aceptar la vida tal y como es e intentar hacerlo lo mejor que se pueda".


Tal ha sido, según lo recogido por Rodolfo Vargas Rubio, autor de "¿El último Papa?", la existencia del catedrático, tal como él mismo se define, que se enfrentó a los acontecimientos que le fueron sucediendo, con una decisión difícilmente imitable.

Afirma esto George Weigel, en su obra "La elección de Dios. Benedicto XVI y el futuro de la Iglesia" (Ciudadela Libros, 2006) cuando sostiene que "Tras casi siete décadas guiado por el realismo teológico de San Agustín, y con más de veinte años de experiencia en las más altas esferas de la Iglesia católica, era un hombre acostumbrado a enfrentarse a los hechos cara a cara".

Por eso, cuando uno se acerca al libro de Rodolfo Vargasespera encontrar lo que es una biografía de Benedicto XVI al uso o, lo que es lo mismo, la narración de los hechos que han ido sucediendo al sucesor de Pedro. Eso es lo que, en cuanto a la vida del protagonista de su obra, se encuentra pero de una manera un tanto especial.


Se nota que Vargas es, además de teólogo, historiador. Y se nota para bien.


Quien, como el que esto escribe, está interesado en lo que al Vicario de Cristo pudo haberle sucedido a lo largo de su vida hasta ser nombrado Papa, echaba de menos, por así decirlo, que su biografía estuviera enmarcada en lo que sucedió mientras él era protagonista de su propia existencia. Es decir, Joseph Ratzinger estaba inmerso en una serie de acontecimientos que están muy pormenorizadamente reflejados en este libro (Ascenso de Hitler al poder, sometimiento de Alemania a los dictados del militar, presión sobre el catolicismo, alistamientos obligatorios, etc.)que le afectan de una forma extremadamente personal.

Podemos decir, por lo tanto, que nada de lo que sucede en su tiempo deja de afectar al joven Joseph.

Así, desde que el 16 de abril de 1927 (Sábado de Gloria), en el nº 1 11 de la Marktplatz de Martkt am Inn (Alta Baviera) viniera al mundo el tercer hijo de Joseph Ratzinger y Maria Riger, "al que pusieron los nombres de Joseph Alois" hasta otro abril, ahora de 2005 (el 19) cuando fuera elegido Papa con el nombre de Benedicto XVI, no podemos negar que el devenir existencial de aquel teólogo que tanto admira a San Agustín (a una isla desierta ha dicho que se llevaría, además de la Biblia, las "Confesiones" del santo africano) manifiesta una forma de ser eminentemente admirable en cuanto ejemplo de entrega a su labor.

Ejemplo perfecto de lo que supone, para quien luego sería Papa, una voluntad de conocimiento elevada lo recoge, extraído del libro Mi vida, del propio Joseph Raztinger, Vargas Rubio cuando recibió, siendo aún niño, en versión para tales edades, el misal de Dom Anselm Schott (1843-1896). Dice en el libro autobiográfico Joseph Alois que "Cada librito litúrgico que recibía era algo precioso, algo que no podía soñar más bello". De ahí se deriva lo que, lógicamente, tenía que venir y que es que venga a decir que "La inagotable realidad de la liturgia católica me ha acompañado a lo largo de todas las etapas de mi vida; por este motivo, no puedo dejar de hablar de ella continuamente".

De ahí a escribir "El espíritu de la liturgia. Una introducción" (Publicado, por ejemplo, por Ediciones Cristiandad, en 2001 y sucesivas ediciones) sólo tuvo que transcurrir el tiempo de maduración necesario.

Años después, y tras haber finalizado la Segunda Guerra Mundial, "Después de las navidades de 1945 se terminaron de incorporar los seminaristas, en número de 120". Así, hasta que "La mañana del 29 de junio de 1951, en la festividad de San Pedro y San Pablo, el cardenal Michael Faulhaber impuso sus manos sobre los dos hermanos Ratzinger, comunicándoles la dignidad y carácter de presbíteros con la potestad de ofrecer a Dios el Santo Sacrificio y celebrar misas por los vivos y difuntos, así como de perdonar los pecados y de administrar los demás sacramentos".

Por fin, Georg y Joseph habían sido ordenados sacerdotes.

No vaya a pensarse que el entonces joven presbítero iba a colgar los hábitos de la voluntad de conocimiento tras la puerta de alguna parroquia. Eso estaba muy lejos de su intención.

En 1954 ocupa la Cátedra de Teología Fundamental y Teología Dogmática, en la Hochschule de filosofía y teología, en Frisinga; en 1957 defiende su tesis de habilitación para la docencia sobre la Teología de la Historia en san Buenaventura obteniendo la habilitación como libre docente por la Universidad de Munich; es nombrado profesor de Teología Fundamental y Dogmática del Seminario de Frisinga; obtiene la cátedra de Teología Fundamental y comienza a impartir clases en la Universidad de Bonn; es llevado por el cardenal Frings de Colonia "en calidad de peritus (experto), esto es su teólogo personal" a la primera etapa de sesiones del Concilio Vaticano II; ocupa, en 1963, la cátedra de Teología Dogmática de la Universidad de Münster; enseña Teología Fundamental en Tubinga, en 1966; en 1967 obtiene la cátedra de Teología Dogmática en Ratisbona, donde se traslada desde Tubinga "donde el ambiente se hizo insoportable por la politización y los desórdenes estudiantiles"; funda, junto con Von Balthasar, la revista Communio (1972).

En 1977, entrando en el apartado de cargos propios del presbiterado, es creado cardenal por Pablo VI y, como tal, fue requerido por Juan Pablo II para la Congregación de la Doctrina de la Fe lo cual le hace renunciar (15 de febrero de 1982) "a la sede de Munich y Frisinga para hacerse cargo de sus nuevas obligaciones en la Curia Romana".

Y llevando a cabo las labores de Cardenal Prefecto de la CDF (principalmente las relacionadas con la "Teología de la Liberación, el Protestantismo -proyección ecuménica- y la cuestión litúrgica") transcurren los años hasta que sube a la Casa del Padre Juan Pablo II Magno y es elegido, aquel estudioso humilde trabajador de la viña del Señor, sucesor de Pedro.

Es evidente, por otra parte, que un libro que recoge, por decirlo así, hasta el momento inmediatamente posterior a la elección de Joseph Ratzinger como Benedicto XVI no puede hacer lo mismo con lo que ha venido después. Sin embargo, sí ha recogido muy bien lo que ha sido antes la vida de aquel joven alemán ansioso de conocimiento y saber.

En resumidas cuentas, se trata de un libro donde podemos conocer la evolución vital del ahora Santo Padre desde que, en su juventud, fuera obligado a participar en la defensa de la Alemania Nazi (ejército del que, técnicamente desertó y tras estar "unas semanas concentrado en Bad Aibling", pues era prisionero de guerra sin haber querido participar en ella, "fue definitivamente liberado el 19 de junio de 1945") hasta que, tras su elección como sucesor de Pedro, comenzó a llevar las llaves que Cristo dio al que tres veces le negó.

El resto de su vida, aunque ya la conocemos, no puede negar, como se puede reconocer en este libro de Rodolfo Vargas Rubio, su bien esforzado pasado.

Entonces, ¿Es Benedicto XVI el último Papa?

No se trata, por parte de Vargas Rubio, de hacer ningún tipo de profecía personal ni de hacerse pasar por adivino. Todo tiene su razón de ser y es, la última parte del libro aquí traído la que más extrañeza causa en el corazón de quien la lee.

En la profecía de los Papas atribuida a San Malaquías de Armargh; en la tesis propuesta por el Padre Antonio Pacios (en su libro La Pasión de la Iglesia) en el que propone el camino a seguir por la Esposa de Cristo similar al que siguió el Esposo en su Pasión; en las apariciones de la Santísima Virgen de La Salette y Fátima; en las visiones de "dos papas de la Era Moderna León XIII y San Pío X" y en las apariciones de San Sebastián de Garabandal (entre 1961 y 1965) en las que, por ejemplo, Conchita González, en tiempos del Beato Juan XXIII dijo que serían sucesores de Pedro cuatro Papas hasta que llegara el fin de los tiempos (es decir, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II Magno y… Benedicto XVI) cree entender el autor del libro que, es posible, que el actual Santo Padre pudiera ser el último Papa.

Ahora bien, también dice que "no hemos pretendido prevenir el juicio de nadie y, menos que ninguno, el de la Iglesia". En todo caso "hemos tan sólo ensayado una interpretación sobre un tema sugestivo y eso en tanto opinionum relator. Aquí queda la intención; de lo demás, juzgue el benévolo lector".

¿Son, los que nos ha tocado vivir, los Últimos Tiempos?