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Jueves, 28 de marzo de 2024

Diferencia entre revisiones de «El altar mayor del Señor de los Milagros de Lima y sus simbolismos»

De Enciclopedia Católica

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[[Studia Limensia Capítulo V: La Plaza Mayor, y las tres plazas ceremoniales de Ciudad de los Reyes]]
 
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Revisión de 13:17 4 oct 2022

Dedicado a la memoria del Dr. Ivo Paseta Bar

La pintura mural del Señor de los Milagros de Lima, es una composición pictórica vertical, de forma rectangular,que sirve de punto focal a un pórtico edificado delante de ella. Toda composición barroca, transporta un discurso, que está sujeto a una <<gramatica de lo visual>> (según una feliz expresión del Dr. Miguel Rodríguez Mondoñedo).

Como toda gramática está sujeta a reglas, y sus elementos están sujetos a definiciones, y significados. Iremos cotejando y asociando los elementos del retablo del altar del Señor de los Milagros, a los códigos emblemáticos en los que está fundamentado su discurso catequético.

El altar de las Nazarenas, es el punto final de un camino, o la meta de una carrera, al final de la que se recibe la corona de la vida, para usar las expresiones del Apóstol. La devoción a este Cristo de las Maravillas, es una ruta de conversión, es el Camino Angosto que conduce a la Puerta Estrecha. Es además, principio y fin. Alfa y Omega. Es la Puerta de Dios ( Sal. 117).

Cruz de Cristo es la llave (clavis) de esta puerta, y María es la clavera. Con esta llave se abren las puertas del Cielo y del Purgatorio, y se cierran las del Infierno (Cfr. Cruces braquiales). Porque también es la balanza en que se pesan las almas. Las buenas obras merecen el premio, y las malas, el justo castigo. Por tanto, es recuerdo de que ciertamente vamos a morir (memento mori).

Es una lección que debe ser leída y entendida. La LEY del Señor es perfecta reconforta el alma y da saber al sencillo de corazón. (Sal. 19, 7). La iconografía comparada, nos permite afirmar que el recorrido de la procesión es <<Regis Via Crucis>>, el virtuoso Camino Real de la Cruz, que conduce a las Puerta de la Gloria. En el siguiente post, nos ocuparemos de la imagen tenebrista.

El aspecto de la pintura mural de la iglesia de las nazarenas, es resultado de intervenciones hechas sobre la imagen original, de las que existen pruebas documentales [1]. Un pintor artesanal, presuntamente un hijo del África, imprimió sobre un muro de adobes a Cristo clavado en una cruz, teniendo por fondo un cielo tenebroso, en el que están visibles, simultáneament,e el sol y la luna.

La finalidad de esta composición sideral, es explicar mediante imágenes el instante en que la tierra fue envuelta por la obscuridad, que sofocó al sol del medio día. El sol creado, dicen los autores barrocos en muchos lugares, se oculta porque no quiere ser testigo del eclipse del Sol de Justicia: La protesta del cielo hace eco la tierra, y se desata un aterrador terremoto.

Las tinieblas que envuelven a Cristo, prefiguran el "Sol escondido" de la Eucaristía. El Cristo hecho por mano artesanal, parece tener como modelo al "Cristo de Malta", cuyas similitudes saltan a la vista. Similitudes que fueron destacas por primerra vez, por el Dr. Rafael Sánchez-Concha, en la décado de los 90.

Luego de ocurridos los sucesos prodigiosos que evitaron su destrucción por mandato de la autoridad, se adicionaron las representaciones del Padre Eterno, el Espíritu Santo, la Virgen Dolorosa y la Magdalena. Esta adición delata una intención pedagógica. Todas las adiciones, se basan en modelos canónicos. La pedagogía perseguida, intencionalmente excluyó del Calvario a San Juan Evangelista, dejando a las dos mujeres. A la Santísima y Gloriosísima, erguida con la dignidad de la inocencia; y a la vituperadísima y avergonzadísima, abrumada por el peso de la culpa de sus pecados.

El mensaje no puede ser más sencillo. Aquél día, muchos de los presentes en el Calvario, al ver la reacción de los cielos y de la tierra proclamaron: ¡Realmente este era el Hijo de Dios! Y muchos huyeron despavoridos, temiendo el castigo.

El mensaje del muro nazareno de Lima creyente, resume el drama de la Humanidad -figurada en la Venturosa Magdalena- que comparece, temerosa ante Dios (por la conciencia de sus culpas), pero con la certeza que el Señor no será su Juez, sino su Salvador, por su gran miseridordia y por los ruegos de María,que está al pie de la Cruz, crucificada en su corazón.

La Magdalena, sintió que su alma se inflamaba, y su corazón se disolvía, cuando oyó por vez primera la la predicación de Cristo. He aquí el simbolismo del púlpito flamígero: Anima mea liquefacta est. Cristo vino a poner fuego al mundo mediante su Palabra.

María, la Virgen gloriosa y bendita, y la Venturosa Magdalena, siguieron al Nazareno en el camino hacia el Gólgota,sin que las arredrara el rugido de la chusma, y el oprobio del patíbulo.

El limeño busca amparo ante este muro, que le recuerda que aunque la tierra se sacuda y los edificios se desplome, la Misericordia de Dios - expresada en este muro- se mantiene incólume. El limeño ya no ve los cataclismos como castigo, sino como corrección amorosa de aquel que prefiere corregir antes que castigar.

Los discípulos de Emaús, sin darse cuenta que estaban en presencia del Señor Glorificado, sentían un fuego inefable en el corazón. Recién le reconocieron al partir el Pan. He aquí el significado de los corazones inflamados, incendiados por el fuego eucarístico, y abrasados por el Amor Trinitario. El corazón humano amante, siente que es amado por Quien es Amor y nada más que Amor. El corazón humano se espiritualiza y elevada, volando hacia lo alto con la fuerza que le ha dado el Pan de la Palabra y el Pan de la Eucaristía. La presencia de Santa Teresa de Jesús, en uno de los costados del Sagrario, la propone como modelo de amor a la Eucaristía, ya que ella promovía y recomendaba la Comuniçon cotidiana.[2]

En los momentos de prueba, Lima vuelve a su Salvador, revestida paciencia y humildad, porque entiende que las penurias materiales y las consecuiencias de los sucesos naturales que pueden oprimirla, no escapan a la Providencia de Dios. El hábito nazareno, tal como lo conocemos, sintetiza la devoción multiforme a la Santa Paciencia [3].El hábito morado simboliza el cuerpo tundido y heridos pòr los lártigos y flagelos. Y el cordón al cuello indica el reato de culpa.

El coronamiento, sea en su version original, que incluía el Triunfo de la Cruz y las Armas de Cristo, sea en su versión actual, que ostenta al Arcángel San Miguel derrotando al demonio, proclama el Triunfo de la Fe, que es la convicciçon de lo que no vemos, y la certeza de lo que esperamos.[4]

A nuestro parece, el simbolismo de este "Evangelio visual" es el ha mantenido viva esta devoción, y ha sido el motor que la propagado por el mundo.

Para otros temas de la arquitectura simbólica de Lima, consultar el libro Studia Limensia

Studia Limensia Capítulo I: El Hypogrammon de la Ciudad de los Reyes

Studia Limensia Capítulo II: La Planta urbana de la Ciudad de los Reyes, y su emblemática política, moral y religiosa

Studia Limensia Capítulo III: Las murallas de la Ciudad de los Reyes, y su relación con los Arcángeles Arcabuceros

Studia Limensia Capítulo IV: El Puente de piedra y el Arco Triunfal

Studia Limensia Capítulo V: La Plaza Mayor, y las tres plazas ceremoniales de Ciudad de los Reyes

Studia Limensia Capítulo VI:La Plaza Mayor y su Fuente Apocalíptica


José Gálvez Krüger

Sociedad Peruana de Historia

Notas

[1] Vargas Ugarte S.J., Ruben. Historia del Señor de los Milagros. Lima, 1966.

[2] En la actualidad, en el nicho simétrico, se ha colocado una efigie de San Juan de la Cruz, cuya poesía mística expresa las delicias y los gozos del alma humana, en la unión divina.

[3] Las publicaciones devotas del Barroca, sean cuales fueren, va precedidas de una estampa que representa a Cristo con Cruz a cuestas. Entonces, bajo el rótulo de la Santa Paciencia deben considerarse la devociones conocidas de "Cristo pobre", "Cristo coronado de espinas". "Cristo despojado de sus vestiduras", "Cristo de la columna", "Cristo recogiendo sus vestiduras", y Cristo con la Cruz a cuestas.


[Heb. 11, 1]