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Viernes, 19 de abril de 2024

Diferencia entre revisiones de «El altar mayor del Señor de los Milagros de Lima y sus simbolismos»

De Enciclopedia Católica

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La pintura mural del Señor de los Milagros de Lima, es una composición pictórica vertical, de forma rectangular, sibre la cual, que sirve de punto focal a un pórtico edificado delante de ella. Toda composición barroca, transporta un discurso, que está sujeto a una <<gramatica de lo visual>> (según una feliz expresión del Dr. Miguel Rodríguez Mondoñedo).  
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La pintura mural del Señor de los Milagros de Lima, es una composición pictórica vertical, de forma rectangular,que sirve de punto focal a un pórtico edificado delante de ella. Toda composición barroca, transporta un discurso, que está sujeto a una <<gramatica de lo visual>> (según una feliz expresión del Dr. Miguel Rodríguez Mondoñedo).  
  
 
Como toda gramática está sujeta a reglas, y sus elementos están sujetos a definiciones, y significados. Iremos cotejando y asociando los elementos del retablo del altar del Señor de los Milagros, a los códigos emblemáticos en los que está fundamentado su discurso catequético.  
 
Como toda gramática está sujeta a reglas, y sus elementos están sujetos a definiciones, y significados. Iremos cotejando y asociando los elementos del retablo del altar del Señor de los Milagros, a los códigos emblemáticos en los que está fundamentado su discurso catequético.  
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El mensaje no puede ser más sencillo. Aquél día, muchos de los presentes en el Calvario, al ver la reacción de los cielos y de la tierra proclamaron: ¡Realmente este era de Dios! Y muchos huyeron despavoridos, temiendo el castigo.
 
El mensaje no puede ser más sencillo. Aquél día, muchos de los presentes en el Calvario, al ver la reacción de los cielos y de la tierra proclamaron: ¡Realmente este era de Dios! Y muchos huyeron despavoridos, temiendo el castigo.
  
El mensaje del muro nazareno de Lima creyente, resume el drama de la Humanidad -figurada en la Venturosa Magdalena- comparece,  temerosa ante Dios (por la conciencia de sus culpas), pero con la certeza que el Señor no será su Juez, sino su Salvador, por su gran miseridordia y por los ruegos de María, crucificada en sy corazón y Madre de los Creyentes.
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El mensaje del muro nazareno de Lima creyente, resume el drama de la Humanidad -figurada en la Venturosa Magdalena- comparece,  temerosa ante Dios (por la conciencia de sus culpas), pero con la certeza que el Señor no será su Juez, sino su Salvador, por su gran miseridordia y por los ruegos de María, crucificada en su corazón y Madre de los Creyentes.
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La Magdalena, sintió que su alma se inflamaba, y su corazón se disolvía, cuando oyó por vez primera la la predicación de Cristo. He aquí el simbolismo del púlpito flamígero: Anima mea liquefacta est.
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María, la Virgen gloriosa y bendita, y la Venturosa Magdalena, siguieron al Nazareno en el camino hacia el Gólgota,sin que las arredrara el rugido de la chusma, y el oprobio del patíbulo.
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El limeño busca amparo ante este muro, que le recuerda que aunque la tierra se sacuda y los edificios se desplome, la Misericordia de Dios - expresada en este muro- se mantiene incólume. El limeño ya no ve los cataclismos como castigo, sino como corrección amorosa de aquel que prefiere corregir antes que castigar.
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Los discípulos de Emaús, sin darse cuenta que estaban en presencia del Señor Glorificado, sentían un fuego inefable en el corazón. Recién le reconocieron al partir el Pan. He aquí el significado de los corazones inflamados, incendiados por el fuego eucarístico, y abrasados por el Amor Trinitario.
  
  

Revisión de 10:54 4 oct 2022

La pintura mural del Señor de los Milagros de Lima, es una composición pictórica vertical, de forma rectangular,que sirve de punto focal a un pórtico edificado delante de ella. Toda composición barroca, transporta un discurso, que está sujeto a una <<gramatica de lo visual>> (según una feliz expresión del Dr. Miguel Rodríguez Mondoñedo).

Como toda gramática está sujeta a reglas, y sus elementos están sujetos a definiciones, y significados. Iremos cotejando y asociando los elementos del retablo del altar del Señor de los Milagros, a los códigos emblemáticos en los que está fundamentado su discurso catequético.

El altar de las Nazarenas es el punto final de un camino, o la meta de una carrera, al final de la se recibe la corona de la vida, para usar las expresiones del Apóstol. La devoción a este Cristo de las Maravillas es una ruta de conversión, es el Camino Angosto que conduce a la Puerta Estrecha. Es además, principio y fin. Alfa y Omega. Es la Puerta de Dios ( Sal. 117).

Cristo es la Cruz es la llave (clavis) de esta puerta, y María es la clavera. Con esta llave se abren las puertas del Cielo y del Purgatorio, y se cierran las del Infierno (Cfr. Cruces braquiales). Porque también es la balanza en que se pesan las almas. Las buenas obras merecen el premio, y las malas, el justo castigo. Por tanto, es memento mori.

He aquí el meollo del asunto: es una lección que debe ser leída y entendida. La LEY del Señor es perfecta reconforta el alma y da saber al sencillo de corazón. (Sal. 19, 7). La iconografía comparada, nos permite afirmar que el recorrido de la procesión es <<Regis Via Crucis>>, el virtuoso Camino Real de la Cruz, que conduce a las Puerta de la Gloria. En el siguiente post, nos ocuparemos de la imagen tenebrista.

El aspecto de la pintura mural de la iglesia de las nazarenas, es resultado de intervenciones hechas sobre la imagen, d original de las que existen pruebas documentales. Un pintor artesanal, presuntamente un hijo del África, imprimió sobre un muro de adobes a Cristo enclavado en una cruz, teniendo por fondo un cielo tenebroso, en el que están visibles, simultáneament,e el sol y la luna.

La finalidad de esta composición sideral, es explicar mediante imágenes el instante en que la tierra fue envuelta por la obscuridad, que sofocó al sol del medio día. El sol creado, dicen los autores barrocos en muchos lugares, se oculta porque no quiere ser testigo del eclipse del Sol de Justicia: La protesta del cielo hace eco la tierra, y se desata un aterrador terremoto.

Las tinieblas que envuelven a Cristo, prefiguran el <<Sol escondido>> de la Eucaristía, que veremos en el siguiente post. El Cristo hecho por mano artesanal, parece tener como modelo al <<Cristo de Malta>>, cuyas similitudes saltan a la vista. Luego de ocurridos los sucesos prodigiosos que evitaron su destrucción por mandato de la autoridad, se adicionaron las representaciones del Padre Eterno, el Espíritu Santo, la Virgen Dolorosa y la Magdalena. Esta adición delata una intención pedagógica. Todas las adiciones, se basan en modelos canónicos. La pedagogía perseguida, intencionalmente excluyó del Calvario a San Juan Evangelista, dejando a las dos mujeres. A la Santísima y Gloriosísima, erguida con la dignidad de la inocencia; y a la vituperadísima y avergonzadísima, abrumada por el peso de la culpa de sus pecados.

El mensaje no puede ser más sencillo. Aquél día, muchos de los presentes en el Calvario, al ver la reacción de los cielos y de la tierra proclamaron: ¡Realmente este era de Dios! Y muchos huyeron despavoridos, temiendo el castigo.

El mensaje del muro nazareno de Lima creyente, resume el drama de la Humanidad -figurada en la Venturosa Magdalena- comparece, temerosa ante Dios (por la conciencia de sus culpas), pero con la certeza que el Señor no será su Juez, sino su Salvador, por su gran miseridordia y por los ruegos de María, crucificada en su corazón y Madre de los Creyentes.

La Magdalena, sintió que su alma se inflamaba, y su corazón se disolvía, cuando oyó por vez primera la la predicación de Cristo. He aquí el simbolismo del púlpito flamígero: Anima mea liquefacta est.

María, la Virgen gloriosa y bendita, y la Venturosa Magdalena, siguieron al Nazareno en el camino hacia el Gólgota,sin que las arredrara el rugido de la chusma, y el oprobio del patíbulo.

El limeño busca amparo ante este muro, que le recuerda que aunque la tierra se sacuda y los edificios se desplome, la Misericordia de Dios - expresada en este muro- se mantiene incólume. El limeño ya no ve los cataclismos como castigo, sino como corrección amorosa de aquel que prefiere corregir antes que castigar.

Los discípulos de Emaús, sin darse cuenta que estaban en presencia del Señor Glorificado, sentían un fuego inefable en el corazón. Recién le reconocieron al partir el Pan. He aquí el significado de los corazones inflamados, incendiados por el fuego eucarístico, y abrasados por el Amor Trinitario.


José Gálvez Krüger

Sociedad Peruana de Historia