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Jueves, 28 de marzo de 2024

Diferencia entre revisiones de «El Señor de los Milagros, Patrón y Guarda de la Ciudad de los Reyes (Lima)»

De Enciclopedia Católica

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Allá por el año 1651, cuenta la historia de la imagen de un Cristo crucificado flanqueado en la parte superior por un sol y una luna, pintada al temple por un pintor anónimo sobre la pared rudimentaria de un galpón, donde se reunía una cofradía de negros angoleños, en una zona llamada Pachacamilla, en las afueras de la Lima de entonces.  
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Cuenta la Historia que, por el año 1651, fue pintada la imagen de un Cristo crucificado. flanqueado en la parte superior por un sol y una luna. La imagen de Cristo fue pintada al temple, por un pintor anónimo sobre la pared rudimentaria de un galpón. En dicho galpón, se reunía una cofradía de negros angoleños. Todo esto ocurió en la zona llamada Pachacamilla, en las afueras de la Lima.  
 
Pachacamilla recibe el nombre por ser uno de los lugares donde, en los años posteriores a la fundación de Lima, fueron reubicados los habitantes de Pachacamac, sitio y templo del oráculo más importante del Perú prehispánico.  
 
Pachacamilla recibe el nombre por ser uno de los lugares donde, en los años posteriores a la fundación de Lima, fueron reubicados los habitantes de Pachacamac, sitio y templo del oráculo más importante del Perú prehispánico.  
 
En la tarde del 13 de noviembre de 1655, la ciudad fue azotada por un fuerte temblor derrumbándose gran parte de ella. Poco quedó en pie, el pedazo de muro del Cristo de Pachacamilla se mantuvo - milagrosamente - intacto, mientras que en sus alrededores reinaba la desolación. A este hecho le llamamos el primer milagro reconocido. Años después, se da un paulatino abandono del muro, que escritos de la época describen.  
 
En la tarde del 13 de noviembre de 1655, la ciudad fue azotada por un fuerte temblor derrumbándose gran parte de ella. Poco quedó en pie, el pedazo de muro del Cristo de Pachacamilla se mantuvo - milagrosamente - intacto, mientras que en sus alrededores reinaba la desolación. A este hecho le llamamos el primer milagro reconocido. Años después, se da un paulatino abandono del muro, que escritos de la época describen.  
 
En 1671, un habitante de la parroquia vecina de san Sebastián, Andrés de León, se conmueve al pasar frente al muro del Señor y se dedica a cuidarlo. Le construye una peana de adobe a modo de altar y lo cubre con una ramada de mangles. Andrés sufría de un tumor maligno que había sido tratado sin éxito. En el transcurso de ese año, de devota oración y de llevarle flores y ceras al Cristo de la Pared - otro de los nombres por el que era conocido en esa época - se le concede el milagro de curación - que llamamos el primer milagro concedido-. La noticia se esparce por el vecindario y aquel rincón de Pachacamilla
 
En 1671, un habitante de la parroquia vecina de san Sebastián, Andrés de León, se conmueve al pasar frente al muro del Señor y se dedica a cuidarlo. Le construye una peana de adobe a modo de altar y lo cubre con una ramada de mangles. Andrés sufría de un tumor maligno que había sido tratado sin éxito. En el transcurso de ese año, de devota oración y de llevarle flores y ceras al Cristo de la Pared - otro de los nombres por el que era conocido en esa época - se le concede el milagro de curación - que llamamos el primer milagro concedido-. La noticia se esparce por el vecindario y aquel rincón de Pachacamilla

Revisión de 10:14 19 oct 2019

Cuenta la Historia que, por el año 1651, fue pintada la imagen de un Cristo crucificado. flanqueado en la parte superior por un sol y una luna. La imagen de Cristo fue pintada al temple, por un pintor anónimo sobre la pared rudimentaria de un galpón. En dicho galpón, se reunía una cofradía de negros angoleños. Todo esto ocurió en la zona llamada Pachacamilla, en las afueras de la Lima. Pachacamilla recibe el nombre por ser uno de los lugares donde, en los años posteriores a la fundación de Lima, fueron reubicados los habitantes de Pachacamac, sitio y templo del oráculo más importante del Perú prehispánico. En la tarde del 13 de noviembre de 1655, la ciudad fue azotada por un fuerte temblor derrumbándose gran parte de ella. Poco quedó en pie, el pedazo de muro del Cristo de Pachacamilla se mantuvo - milagrosamente - intacto, mientras que en sus alrededores reinaba la desolación. A este hecho le llamamos el primer milagro reconocido. Años después, se da un paulatino abandono del muro, que escritos de la época describen. En 1671, un habitante de la parroquia vecina de san Sebastián, Andrés de León, se conmueve al pasar frente al muro del Señor y se dedica a cuidarlo. Le construye una peana de adobe a modo de altar y lo cubre con una ramada de mangles. Andrés sufría de un tumor maligno que había sido tratado sin éxito. En el transcurso de ese año, de devota oración y de llevarle flores y ceras al Cristo de la Pared - otro de los nombres por el que era conocido en esa época - se le concede el milagro de curación - que llamamos el primer milagro concedido-. La noticia se esparce por el vecindario y aquel rincón de Pachacamilla