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Miércoles, 24 de abril de 2024

Dan

De Enciclopedia Católica

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(Heb. dn, Sept. Dán)

El quinto hijo de Jacob. Era el mayor de los dos hijos que tuvo de Bala, la criada de Raquel, y antepasado epónimo de la tribu que lleva su nombre. Etimológica­mente, la palabra se refiere a la raíz hebrea dyn, que significa “gobernar” o “juez”, y en el pasaje de Génesis 19:17, se interpreta como “juez”, pero en Génesis 3:6, la interpretación del nombre se toma más bien en el sentido pasivo de la palabra –el pequeño Dan aparece como fruto del juicio de Dios a favor de Raquel. De acuerdo con el significado que se expresa en este último texto, Josefo (Ant. I, XIX, 7) da como equivalente griego de Dan el nombre Theókritos. Una forma femenina similar, también en la forma pasiva, se reconoce en Dina (dynh), nombre de la hija de Jacob y Lía, sin duda en relación con el juicio o la reivindicación que recibió de parte de sus dos hermanos Simeón y Leví (Génesis 34). Aparte de la referencia a su nacimiento en Génesis 30, la Biblia brinda muy poca información relativa a Dan, el hijo de Jacob. En Génesis 35:25, su nombre se menciona junto con el de los otros hijos de Israel, y en Gén. 46, que contiene una lista genealógica de sus descendientes inmediatos, leemos (23): “Los hijos de Dan: Husim”. Este nombre es un plural hebreo, que se refiere casi segura­mente no a una persona, sino a un clan o tribu. En Números, 26:42, encontramos “Suham” en vez de “Husim”. En la bendición de Jacob (Génesis 44), así como en Deut. 33:22, y en otros pasajes, el nombre Dan se refiere no al hijo del patriarca, sino a la tribu cuya paternidad se le reconoce.

(2) Una de las doce tribus de Israel. De acuerdo con el censo que se relata en el primer capítulo de Números (una sección que se adjudica al escritor sacerdotal), en el segundo año después del Exodo, se reconocían entre los “hijos de Dan” a 62.700 hombres “dotados para la guerra”. Su número es el mayor de todas las tribus exceptuando la de Judá. Ateniéndonos a los datos bíblicos, y prescin­diendo de toda crítica sobre las fuentes, parecería por estas cifras que la tribu sufrió una considerable merma para la época de su establecimiento en Canaán, donde, según varios indicios, era una de las más pequeñas de las doce. El territorio ocupado por la tribu se sitúa al sud-oeste de Efraín; Judá lo limitaba al sur y (Shephela) al oeste. No se sabe si la tribu de Dan ocupaba también este último territorio o si estaba confinado en el distrito montañoso interior. Un pasaje del cántico de Débora (Jueces 5:17) parecería indicar que el territorio se extendía hasta el mar, y además, entre las ciudades enumeradas en Josué 29, 40-48 (P.) se menciona a Acron y a Joppe. Sea como sea, sin duda a causa de sus estrechos límites territoriales, la tribu de Dan realizó una expedición hacia el norte y creó un nuevo asentamiento en Lais. A pesar del relato de Josué 19:40-48, que indica en detalle el distrito y las ciudades asignadas a Dan en la distribución después de la conquista, encontramos posteriormente en el Libro de los Jueces (18,1) que “la tribu de Dan se procuró una heredad para habitar: porque hasta ese día no habían recibido su lote entre las otras tribus”. Quizás ésta es otra manera de transmitir la idea ya anotada en el primer capítulo, que “los amorreos arrinconaban a los hijos de Dan contra la montaña, y no les daban lugar para extenderse hacia la planicie”. Al estar tan restringidos, y acorralados en su propio territorio, resolvieron buscar otra tierra. La interesante historia de esta expedición, con muchos pormenores característicos de ese período de la civilización hebrea, se relata en el capítulo 18 del Libro de los Jueces. Después de enviar espías para reconocer el terreno, mandan un destacamento de seiscientos hombres que asolaron y quemaron la ciudad de Lais, y asesinaron a sus habitantes, después de lo cual “reconstruyeron la ciudad y vivieron allí”. Al menos un resto de la población debe haber permanecido en el sur, como lo evidencia la historia de Sansón, que pertenecía a la tribu de Dan. En el Libro de Crónicas se encuentran diversas referencias a las actividades de la tribu de Dan en el período inicial de la monarquía. Por ejemplo, se dice que 28.600 hombres armados de la tribu participaron en la elección de David en Hebrón (I Par. 12,35), y entre los artífices que Hiram envió de Tiro a Salomón estaba el herrero Hiram, cuya madre pertenecía a la tribu de Dan (II Par. 2, 13).

(3) Ciudad de Palestina, cuyo nombre original era Lais, o Lesem, que pasó a llamarse Dan luego de ser destruida y reconstruida por los seiscientos emisarios de la tribu de ese nombre (Jueces, 18). Su lugar marcaba la frontera septentrio­nal de Palestina, como Bersabé marcaba el extremo sur. De ahí surge la famosa expresión: “De Dan a Bersabé”, que se usa para designar la extensión total del país. Aunque no queda nada de la ciudad de Dan, su ubicación en los confines de Neftalí se ha determinado con bastante exactitud a través de diver­sas indicaciones en las escrituras y de otras antiguas fuentes. Que Lais era un emplazamiento de Sidón a cierta distancia de la ciudad madre parece claro en Jueces 18:7-28, y la gran fertilidad del lugar se afirma en el mismo capítulo (9, 12). Josefo, que llama al poblado Dána, y en otros lugares Dánon, lo ubica "en las cercanías del Monte Líbano, cerca de las fuentes del Pequeño Jordán, en la gran planicie de Sidón, a un día de viaje de la ciudad" (Antiq., V, iii, 1). De acuerdo con Eusebio y San Jerónimo, la aldea de Dan se situaba a cuatro millas de Paneas (Banias, o Cesarea de Filipo), en el camino a Tiro, en las nacientes del Jordán. Su proximidad con Paneas llevó a confundir los dos pueblos en algunos trabajos antiguos, como, por ejemplo, en el Talmud Babilónico; pero algunos académicos modernos, entre quienes se cuenta G. A. Smith, aún identifican a Dan con Banias, aunque la opinión generalizada la sitúa en Tell el-Qadi, y esta unidad de identidad tiene a su favor, entre otras razones el nombre, prácticamente idéntico, ya que "Tell el-Qadi" significa "cerro del Juez". Este montículo cuadrangular se sitúa cerca de una milla y media al Sud Oeste del Monte Hermon, y al oeste de Banias. El lugar y sus alrededores son notable­mente pintorescos, y cerca del montículo hacia el Oeste hay un manantial de agua clara y fresca en abundancia, que forma un nahr, o torrente, que los árabes llaman Nahr Leddân –pro­ba­blemente una deformación de ed-Dân. Este torrente es la fuente principal del Río Jordán, y es induda­blemente el "Pequeño Jordán" que menciona Josefo. Dan se menciona en el capítulo 14 del Génesis en relación con la expedición de Abraham contra Chodorlahomor, pero es dudoso si el lugar al que allí se refiere es el mismo de la antigua Lais. Aunque Eusebio y Jerónimo afirman que es un mismo lugar, muchos académicos modernos ubican a la Dan del capítulo 14 del Génesis en la vecindad de Galaad, y la identifican con Dan-Yuan, mencionada en 2 Reyes 24:6. La conquista de Lais por los danitas, a la que nos referimos en (2), se relata en Jueces 18. La parte de la tribu que vivió allí era adicta a ciertas formas de idolatría desde el comienzo (cf. Jueces 18:30,31), y fue en esta población fron­te­riza donde Jeroboam instaló uno de los becerros de oro para desviar a los Israelitas del Reino del Norte del Santuario de Jerusalén (3 Reyes 12:29-30; 4 Reyes, 10:29)

(1) VIGOROUX, (2) y (3) LEGENDRE, ambos en Dict. de la Bible, s. v.; también para (1) y (2) PEAKE, para (3) MACKIE, ambos en HASTINGS, Dict. of the Bible, s. v.

JAMES F. DRISCOLL. Transcrito por WG Kofron Dedicado a la Iglesia de Santa María, de Akron, Ohio Traducido por Amparo Cabal