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Jueves, 28 de marzo de 2024

Diferencia entre revisiones de «Dalmática»

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[[Archivo:00000939.jpg|255px|thumb|left]]Según el "Liber Pontificalis" la dalmática fue introducida por Papa Silvestre I (314-35). Es cierto que ya en la primera mitad del siglo cuarto su uso era general en Roma; entonces, como hoy, los diáconos la llevaban como una vestidura exterior, y el papa la ponía debajo de la casulla. Según la antigua costumbre romana fuera de Roma, los obispos, salvo el papa y los diáconos, no llevaban dicha vestidura sin el permiso expreso o tácito del papa; por ejemplo, tal permiso, lo dio el Papa Símaco (498-514) a los diáconos de San. Cesareo Arles. Los Obispos de Milán llevaron la dalmática probablemente ya en el siglo quinto; Lo demuestra un mosaico de los Santos. Ambrosio y Materno en la capilla de San Sátiro cerca de la iglesia de San Ambrosio; los mosaicos de la iglesia de San Vital en Ravena muestra que fueron llevadas por lo menos por los arzobispos de Ravena y sus diáconos ya en el siglo sexto. Aproximadamente el siglo noveno la dalmática fue adoptada casi universalmente por obispos y diáconos en la Europa Occidental, incluso en España y la Galia, donde en lugar de la dalmática los diáconos había llevado una túnica llamada alba (Vea ALBA). Aproximadamente en el siglo décimo a los cardenales romanos se les concedió el privilegio de llevar la dalmática, y también, en el mismo período, los sacerdotes fuera de Roma recibieron igual signo de distinción, sobre todo si eran abades. Así, Juan XIII le concedió el derecho de llevar la dalmática en el año 970 al Abad de San Vicente en Metz. Benedicto VII en el 975 concedió este privilegio al cardenal de la catedral de Trier, pero limitándolo a las ocasiones en que ayudaban al arzobispo en Misa de pontifical o cuando fuera Misa Solemne en la catedral como representante suyo. Según el uso romano la dalmática fue llevada sólo por prelados en la Misa pontifical, y nunca bajo la capa pluvial, como más tarde en la edad media en Alemania se hizo a menudo.  
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[[Archivo:00000939.jpg|255px|thumb|left]]Según el "Liber Pontificalis" la dalmática fue introducida por Papa Silvestre I (314-35). [[Archivo:Jhs.PNG|255px|thumb|left]]Es cierto que ya en la primera mitad del siglo cuarto su uso era general en Roma; entonces, como hoy, los diáconos la llevaban como una vestidura exterior, y el papa la ponía debajo de la casulla. Según la antigua costumbre romana fuera de Roma, los obispos, salvo el papa y los diáconos, no llevaban dicha vestidura sin el permiso expreso o tácito del papa; por ejemplo, tal permiso, lo dio el Papa Símaco (498-514) a los diáconos de San. Cesareo Arles. Los Obispos de Milán llevaron la dalmática probablemente ya en el siglo quinto; Lo demuestra un mosaico de los Santos. Ambrosio y Materno en la capilla de San Sátiro cerca de la iglesia de San Ambrosio; los mosaicos de la iglesia de San Vital en Ravena muestra que fueron llevadas por lo menos por los arzobispos de Ravena y sus diáconos ya en el siglo sexto. Aproximadamente el siglo noveno la dalmática fue adoptada casi universalmente por obispos y diáconos en la Europa Occidental, incluso en España y la Galia, donde en lugar de la dalmática los diáconos había llevado una túnica llamada alba (Vea ALBA). Aproximadamente en el siglo décimo a los cardenales romanos se les concedió el privilegio de llevar la dalmática, y también, en el mismo período, los sacerdotes fuera de Roma recibieron igual signo de distinción, sobre todo si eran abades. Así, Juan XIII le concedió el derecho de llevar la dalmática en el año 970 al Abad de San Vicente en Metz. Benedicto VII en el 975 concedió este privilegio al cardenal de la catedral de Trier, pero limitándolo a las ocasiones en que ayudaban al arzobispo en Misa de pontifical o cuando fuera Misa Solemne en la catedral como representante suyo. Según el uso romano la dalmática fue llevada sólo por prelados en la Misa pontifical, y nunca bajo la capa pluvial, como más tarde en la edad media en Alemania se hizo a menudo.  
  
 
La costumbre de no usar la dalmática en los días penitenciales tuvo su origen, como el de la vestidura, en Roma, de allí gradualmente se extendió por el resto de la Europa Occidental. En el siglo doce este uso era universal. En esos días los diáconos o no llevaban ninguna vestidura encima del alba o se ponían, en lugar la dalmática la llamada planeta plicata, una casulla negra plegada de una manera particular. Hay una excepción en tiempo penitencial durante el jueves de Pasión como era costumbre en los primeros tiempos, debido a la consagración de los santos óleos, en donde para ello se usaba las vestiduras festivas. En los primeros tiempos la dalmática raramente fue usada por los diáconos en las misas de difuntos, pero en la última parte de la edad media se llevó universalmente durante las misas de réquiem solemnes. En los primeros tiempos era costumbre en Roma conferir la dalmática a un diácono en su ordenación; el uso se reconoce en el "Octavo Ordo" y el "Noveno Ordo" de Mabillon. En el resto de Europa Occidental la costumbre enraizó muy despacio, y no se generalizo hasta el final de la Edad Media.. La primera liturgia medieval que la menciona es la de Sicard de Cremona (hacia 1200) de cuyo relato resulta evidente que la ceremonia no estaba extendida por todas partes. Una oración especial al ponerse la dalmática no fue costumbre hasta más tarde.  
 
La costumbre de no usar la dalmática en los días penitenciales tuvo su origen, como el de la vestidura, en Roma, de allí gradualmente se extendió por el resto de la Europa Occidental. En el siglo doce este uso era universal. En esos días los diáconos o no llevaban ninguna vestidura encima del alba o se ponían, en lugar la dalmática la llamada planeta plicata, una casulla negra plegada de una manera particular. Hay una excepción en tiempo penitencial durante el jueves de Pasión como era costumbre en los primeros tiempos, debido a la consagración de los santos óleos, en donde para ello se usaba las vestiduras festivas. En los primeros tiempos la dalmática raramente fue usada por los diáconos en las misas de difuntos, pero en la última parte de la edad media se llevó universalmente durante las misas de réquiem solemnes. En los primeros tiempos era costumbre en Roma conferir la dalmática a un diácono en su ordenación; el uso se reconoce en el "Octavo Ordo" y el "Noveno Ordo" de Mabillon. En el resto de Europa Occidental la costumbre enraizó muy despacio, y no se generalizo hasta el final de la Edad Media.. La primera liturgia medieval que la menciona es la de Sicard de Cremona (hacia 1200) de cuyo relato resulta evidente que la ceremonia no estaba extendida por todas partes. Una oración especial al ponerse la dalmática no fue costumbre hasta más tarde.  

Revisión de 05:57 16 oct 2011

José Galba, 1763. Convento de de monjas clarisas de Santa Clara de Estella
La dalmática es la vestidura litúrgica exterior del diácono.
Dalmática milanesa del siglo XVII. Santa Maria Maior.Viana do Castelo
Se utiliza en las misas solemnes, en las procesiones y bendiciones, excepto cuando estas procesiones y bendiciones tienen carácter del penitencial, como en Adviento, desde el periodo del domingo de Septuagésima a Pascua de Resurrección, en la bendición de las velas y en la procesión del día de la Candelaria, etc.; es así porque desde los primeros tiempos la dalmática se ha considerado una vestimenta festiva.
Fundación Lázaro Galdiano. Siglo XVIII. Escuela española. Bordados de seda y oro sobre raso.
La dalmática también es utilizada por los obispos bajo la casulla en la misa pontifical solemne, pero no en misas privadas. No se permite a los sacerdotes llevar la dalmática bajo la casulla a menos que para este efecto se les haya concedido un privilegio papal especial, y entonces sólo para los días y ocasiones que haya autorizado el permiso.
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En Roma, y a lo largo de Italia, la dalmática es una túnica con mangas anchas; alcanza las rodillas, está cerrada delante, y está abierta por los costados hasta el hombro.
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Fuera de Italia es costumbre hender el bajo de las mangas para que la dalmática se vuelva un manto, como una capa con una apertura para la cabeza y dos partes cuadradas por la caída de la tela de los hombros sobre el brazo.
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La ornamentación distintiva de la vestidura consiste en dos rayas verticales que corren desde el hombro al dobladillo.
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Según el uso romano estas rayas son estrechas y unidas al bajo por dos rayas cruzadas estrechas. Fuera de Roma las rayas verticales son bastante anchas y la pieza cruzada está en la parte superior del vestido. No hay ninguna regulación acerca del tejido de la dalmática; generalmente se hace de seda en correspondencia al de la casulla del sacerdote con la que debe estar de acuerdo en su color, ya que las ordenanzas referentes a los colores litúrgicos incluyen las dalmáticas.
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Puesto que la dalmática es la vestidura exterior distintiva del diácono, cuando es ordenado por el obispo, se viste con ella, y mismo tiempo le dice el obispo: "El Señor le cubra con la vestidura de la salvación y con la vestidura de la oración, y le cubra con la dalmática de rectitud para siempre."

HISTORIA

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Según el "Liber Pontificalis" la dalmática fue introducida por Papa Silvestre I (314-35).
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Es cierto que ya en la primera mitad del siglo cuarto su uso era general en Roma; entonces, como hoy, los diáconos la llevaban como una vestidura exterior, y el papa la ponía debajo de la casulla. Según la antigua costumbre romana fuera de Roma, los obispos, salvo el papa y los diáconos, no llevaban dicha vestidura sin el permiso expreso o tácito del papa; por ejemplo, tal permiso, lo dio el Papa Símaco (498-514) a los diáconos de San. Cesareo Arles. Los Obispos de Milán llevaron la dalmática probablemente ya en el siglo quinto; Lo demuestra un mosaico de los Santos. Ambrosio y Materno en la capilla de San Sátiro cerca de la iglesia de San Ambrosio; los mosaicos de la iglesia de San Vital en Ravena muestra que fueron llevadas por lo menos por los arzobispos de Ravena y sus diáconos ya en el siglo sexto. Aproximadamente el siglo noveno la dalmática fue adoptada casi universalmente por obispos y diáconos en la Europa Occidental, incluso en España y la Galia, donde en lugar de la dalmática los diáconos había llevado una túnica llamada alba (Vea ALBA). Aproximadamente en el siglo décimo a los cardenales romanos se les concedió el privilegio de llevar la dalmática, y también, en el mismo período, los sacerdotes fuera de Roma recibieron igual signo de distinción, sobre todo si eran abades. Así, Juan XIII le concedió el derecho de llevar la dalmática en el año 970 al Abad de San Vicente en Metz. Benedicto VII en el 975 concedió este privilegio al cardenal de la catedral de Trier, pero limitándolo a las ocasiones en que ayudaban al arzobispo en Misa de pontifical o cuando fuera Misa Solemne en la catedral como representante suyo. Según el uso romano la dalmática fue llevada sólo por prelados en la Misa pontifical, y nunca bajo la capa pluvial, como más tarde en la edad media en Alemania se hizo a menudo.

La costumbre de no usar la dalmática en los días penitenciales tuvo su origen, como el de la vestidura, en Roma, de allí gradualmente se extendió por el resto de la Europa Occidental. En el siglo doce este uso era universal. En esos días los diáconos o no llevaban ninguna vestidura encima del alba o se ponían, en lugar la dalmática la llamada planeta plicata, una casulla negra plegada de una manera particular. Hay una excepción en tiempo penitencial durante el jueves de Pasión como era costumbre en los primeros tiempos, debido a la consagración de los santos óleos, en donde para ello se usaba las vestiduras festivas. En los primeros tiempos la dalmática raramente fue usada por los diáconos en las misas de difuntos, pero en la última parte de la edad media se llevó universalmente durante las misas de réquiem solemnes. En los primeros tiempos era costumbre en Roma conferir la dalmática a un diácono en su ordenación; el uso se reconoce en el "Octavo Ordo" y el "Noveno Ordo" de Mabillon. En el resto de Europa Occidental la costumbre enraizó muy despacio, y no se generalizo hasta el final de la Edad Media.. La primera liturgia medieval que la menciona es la de Sicard de Cremona (hacia 1200) de cuyo relato resulta evidente que la ceremonia no estaba extendida por todas partes. Una oración especial al ponerse la dalmática no fue costumbre hasta más tarde.

LA FORMA Y LOS TEJIDOS AL COMIENZO

La forma original de la vestidura se demuestra por los restos del periodo pre - carolingio, sobre todo por los mosaicos en San Sátiro en Milán (siglo quinto), en San Vital en Ravena (siglo sexto), y en San Venancio y Santa Inés en Roma (siglo séptimo), también puede verse en varios frescos, como el cuadro de los cuatro santos obispos en la iglesia de San Calixto en Roma. Según estas representaciones era una túnica larga, ancha con mangas muy grandes y llegaba a los pies. En los restos pictóricos antedichos la anchura de las mangas era la mitad o por lo menos un tercio de la longitud de la vestidura. En el siglo doce las representaciones italianas no muestran ningún cambio en su forma. Después, en antigüedades italianas, la vestidura aparece más corta y las mangas mas estrechas, aunque los rastros de tal cambio están visibles en pocos lugares. Ya en el noveno siglo la reducción de la vestidura y el estrechamiento de las mangas había empezado en los países norteños, pero en el siglo doce, no había tenido lugar ninguna modificación importante. En el siglo trece la longitud de la dalmática era todavía de unos 135 centímetros. En Italia esta medida se mantuvo durante el siglo catorce; por mucho tiempo fue por lo normal la dalmática de unos 120 centímetros en el siglo dieciséis e incluso en Italia. En el siglo diecisiete su longitud era por en general de un poco más de 110 centímetros; en el decimoctavo era sólo de 1 metro (100 centímetros), y en algunos momentos de unos 90 centímetros. La reducción de la vestidura a duras penas podía continuar y, cuando su longitud disminuyó, las mangas se volvieron proporcionalmente más estrechas. Para facilitar ponerse dalmática en la era pre - carolingia se hicieron aberturas a los lados de la vestidura, y en los siglos doce y trece se sustituyeron las aberturas por cortes laterales regulares. Al final de la edad media, sobre todo en el siglo quince, los lados eran ya generalmente abiertos, hasta las mangas, salvo que la dalmática se ensanchase por debajo con la inserción de un faldón. De vez en cuando, en el siglo quince, las mangas aparecen abiertas para más comodidad, pero esta costumbre no estuvo generalizada hasta los siglos dieciséis y diecisiete y no se utilizó en Italia, donde, de acuerdo con el uso romano, las mangas eran siempre cerradas.

Originalmente la dalmática se hizo de lino o lana, pero cuando la seda se hizo más común y menos cara, la dalmática se hizo de seda. Desde el siglo doce, por los inventarios, la vestidura parece que casi siempre se hacía de seda, aunque también aparecen dalmáticas hechas de tejido fino de lana hasta tiempos actuales. Hasta el siglo décimo la dalmática era siempre blanca. Desde entonces se encuentra más a menudo dalmáticas de color, sobre todo fuera de Italia, en países donde las tradiciones antiguas no estaban tan firmemente arraigadas. Las dalmáticas de color fue la norma general cuando, aproximadamente en el año 1200, se determinaron qué colores eran los litúrgicos y en consecuencia su uso se reguló definitivamente. En cuanto se establecieron los colores para la casulla parecía que era apropiado emplear el mismo color para la vestidura exterior del diácono. La ornamentación de la dalmática consistió al principio en dos rayas estrechas, llamadas clavi en línea recta hacia abajo por delante y por atrás, y de una banda estrecha en el dobladillo de las mangas. Al principio las rayas eran más de color púrpura que rojo oscuro. La franja de la dalmática puede verse en representaciones tan antiguas como del siglo séptimo; a veces se pusieron en las mangas, y otras a lo largo de las aperturas laterales. Aproximadamente en el siglo noveno surgió la curiosa costumbre de colocar mechones de hilos rojos en el clavi y en las bandas de las mangas; esta costumbre se mantuvo hasta el siglo trece, pero era más común en los países del Norte que en Italia. En el periodo medieval tardío había gran diversidad en la ornamentación de la dalmática, y muy a menudo no tenía ninguna ornamentación. En Italia era costumbre poner una banda costosa, y a menudo ricamente bordada, (aurifrisium, parura, fimbria) sobre el dobladillo en la parte de atrás y en el peto de la vestidura y también en las mangas; a veces se agregaron bandas verticales estrechas a este adorno. En Francia y Alemania la preferencia era adornar los dos lados de la vestidura con anchas y elegantes bandas bordadas que estaban unidas en el pecho y en la espalda por bandas cruzadas. De vez en cuando la dalmática estaba completamente cubierta con imágenes bordadas. Un fino ejemplo de tal decoración se conserva en el tesoro imperial de Viena. Esta dalmática esta completamente cubierta con una costosa decoración que consiste en figuras humanas muy artísticamente realizadas con un bordado de Borgoña del siglo quince y era un de las prendas más rica de misa de la Orden del Toisón de Oro.

ORIGEN Y SIMBOLISMO

La dalmática proviene de un vestido del mismo nombre, y por su nombre originario de Dalmacia, y en el curso del siglo segundo probablemente su uso se generalizó en Roma. Pero era sólo la vestimenta sola, y no los adornos de las bandas, estas provienen de Roma, porque los clavi eran un adorno clásico romano de la túnica. La dalmática del pueblo es mencionada a menudo por escritores y se ve con frecuencia en los restos pictóricos de la época imperial tardía, p.e. en el llamado díptico consular. Era una de las vestimentas de las clases más altas; por consiguiente no es sorprendente que se utilizara para uso eclesiástico y después se convirtiera en vestidura litúrgica. Las interpretaciones simbólicas primeras de la dalmática aparecen al principio del siglo noveno, en los escritos de Rabano (Hrabanus) Mauro y Amalario de Metz. A causa de la forma en cruz y de las rayas ornamentales rojas, Rabano Mauro lo considera como símbolo de los sufrimientos de Cristo y comenta que la vestidura recordaba al ayudante en el altar que se ofrecieran como sacrificio aceptable a Dios. Amalario vio en el color blanco un símbolo de la pureza de alma, y en las rayas rojas el emblema de amor al prójimo. Lo que más tarde se dijo del simbolismo de la dalmática es casi una repetición de las palabras de Rabano y Amalario.

Los diáconos de los ritos Orientales no llevan dalmática; sin embargo en lugar de la casulla los obispos llevan una vestidura exterior llamada saccòs que es similar a la dalmática. Los saccòs empezaron a usarse en el siglo once.

La dalmática en Inglaterra

Los inventarios ingleses frecuentemente dan el mismo nombre a la dalmática que el de sus usuarios: así (1539. Priorato de Ludlow. Salop.): " Se presto una casulla y lo de diáconos trabajada en hilo blanco" Según el antiguo Consuetudinario Inglés de Sarum (Salisbury) (hacia el 906) los acólitos, turibularios (o turiferarios, los que portan los inciensarios. N. del T.) , etc., de las grandes catedrales utilizaban dalmáticas en sus celebraciones. En la Catedral de York tenían juegos de cuatro túnicas para los cantores y los turibularios, de cuatro colores, blanco, rojo, azul, y verde (York Fabric Rolls, pp. 228, 233-4). La dalmática todavía es utilizada por los soberanos de Inglaterra en su coronación como una sobretúnica, abrigo, colodium. (Sobre el uso de la dalmática en Inglaterra consulte a Rock, "Edades de Fe".)

Nota del Traductor: Túnica blanca con mangas anchas y cortas y adornada de púrpura, que tomaron de los dálmatas los antiguos romanos. Vestidura sagrada que se pone encima del alba. Túnica de los reyes de armas y maceros.

BOCK, Geschichte der liturgischen Gewänder (Bonn, 1860), II, 83-100; MARRIOTT, Vestiarium Christianum (London, 1868), Introduction, lv-lx; ROHAULT DE FLEURY, La Messe (Paris, 1888. richly illustrated), VII, 71-109; DE LINAS, Anciens vétements sacerdotaux in Revue de l'art chrétien (1st series, Paris, 1860). 561-77, 627-59; WILPERT, Die Gewandung der ersten Christen (Cologne, 1898), 20, 36-40; KRIEG in KRAUS. Real-Encyk., s.v. Kleidung; BRAUN, Die liturgische Gewandung im Occident und Orient (Freiburg im Br., 1907) 247-302; LOWRIE, Christian Art and Archeology (London, 1901); MACALISTER, Ecclesiastical Vestments (London, 1896).

JOSEPH BRAUN Transcrito por Wm Stuart French, Hijo Dedicado al Rev. Sr. Francisco Soutoyo