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Jueves, 28 de marzo de 2024

Codex Vaticano

De Enciclopedia Católica

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(Codex B), un manuscrito griego, el más importante de todos los manuscritos de la Sagrada Escritura. Se le llama así porque pertenece a la Bibliteca Vaticana (Codex Vaticanus, 1209).

Este es un volumen en cuarto, escrito con letras unciales del siglo IV, en folios de excelente pergamino encuadernados en cuadernos de cinco pliegos. Cada página está dividida en tres columnas, cada una de cuarenta líneas, que forman de 16 a 18 letras por línea, excepto en los libros poéticos en los que debido a las divisiones estequiométricas de las líneas, hay solo dos columnas por página. No hay letras mayúsculas, pero a veces la primera letra de una sección se extiende sobre el margen. Varias manos han trabajado en este manuscrito. El primer escritor no pone ni pausas ni acentos y hace uso rara vez de una puntuación elemental. Desafortunadamente, el códice está mutilado. En épocas posteriores se remplazaron los folios que faltaban. Así pues, faltan los primeros veinte folios originales, una parte del folio 178 y los diez folios que siguen al folio 348; también los cuadernillos de cinco folios finales, de número imposible de dilucidar. Quedan en total 759 folios originales.

El Antiguo Testamento (Versión de los Setenta, excepto Daniel que está tomado de la versión de Teodoción) ocupa 617 folios. Respecto a las lagunas mencionadas arriba, el Antiguo Testamento carece de los siguientes pasajes: Gen., i-xlvi,28; II Reyes, ii,5-7,10-13; Pss. cv,27-cxxxvii, 6.

El orden de los libros del Antiguo Testamento: Génesis al Segundo Paralipómenos. I Sabiduría, Eclesiástico, Ester, Judit, Tobías, Profetas Menores de Oseas a Malaquías, Isaías, Jeremías, Baruch, Lamentaciones y Epístola de Jeremías, Ezequiel, Daniel. El Códice Vaticano no contiene la Oración de Manases o los Libros de los Macabeos.

El Nuevo testamento comienza en el folio 618. Debido a la pérdida de los últimos cuadernillos de cinco pliegos, falta una parte de las epístolas paulinas: Heb.,ix,14 – xiii, 25, la Cartas Pastorales, Epístola a Filemón y también el Apocalipsis. Es posible que falten también algunos escritos extra-canónicos, como la Epistola de Clemente. El orden de los libros Nuevo Testamento es el siguiente: Evangelios, Hechos de los Apóstoles, Epístolas Católicas, S. Pablo a los Romanos, Corintios (I– II) Gálatas, Efesios, Filipenses, Tesalonicenses ( I – II ), Hebreos.

En el Códice Vaticano no encontramos ni las secciones Amonianas ni los Cánones de Eusebio (q.v). Pero está dividido en secciones, a la manera que se estila en el Codex Zacynthius (Cod. "Zeta"), un manuscrito escriptural de S. Lucas del siglo octavo. Los Hechos de los Apóstoles muestra una división especial en treinta y seis capítulos. Las Epístolas Católicas muestran rastros de una doble división, en la primera y más temprana de las cuales algunos creen que encajaría la Segunda Epístola de Pedro. La división de las epístolas paulinas es muy peculiar: se las trata como un libro y numeradas de una forma continua. Resulta claro de esta enumeración que en la copias de las escrituras reproducidas por el Códice Vaticano la Epístola a los Hebreos estaba colocada entre la Epístola a los Gálatas y la Epístola a los Efesios.

El Códice Vaticano, a pesar de las opiniones de Tischendorf, que mantenía la prioridad del Códice del Sinai descubierto por él, se considera correctamente la copia de la Biblia más antigua que existe. Como el Códice Sinaítico, representa lo que Westcott y Hort llaman un “texto neutral”, i.e. un texto anterior a las modificaciones encontradas en todos los manuscritos posteriores, no sólo las modificaciones encontradas en las menos antiguas recensiones de Antioquia, sino todos aquellos encontrados en las recensiones orientales y alejandrinas. Puede decirse que el Códice Vaticano, escrito en la primera mitad del siglo cuarto, representa el texto de una de esas recensiones de la Biblia que eran corrientes en el siglo tercero, y que pertenece a la familia de manuscritos de los que hizo uso Orígenes en la composición de su Hexapla.

El lugar de origen del Códice Vaticano es incierto. Hort piensa que se escribió en Roma; Rendel Harris, Armitage Robinson y otros lo atribuyen a Asia Menor. Una opinión más común mantiene que fue escrito en Egipto. Armitage Robinson que ambos, el Vaticano y el Sinaítico, estuvieron originalmente juntos en alguna biblioteca antigua. Su opinión se basa en el hecho de que en los márgenes de ambos manuscritos de halla el mismo sistema de capítulos para los Hechos de los Apóstoles, tomado de la división de Eulalio, y encontrada en otros dos códigos importantes (Amiatinus y Fuldensis) de la Vulgata latina. Tischendorf creía que en la trascripción del Códice Vaticano habían trabajado tres manos.

Identificaba a la primera (B1) o transcriptor del Antiguo testamento con el transcriptor de una parte del Antiguo testamento y algunos folios del Nuevo testamento en el Códice Sinaítico. Este texto primitivo fue revisado poco después de su trascripción original, con la ayuda de un manuscrito nuevo, por un corrector (B2 –para el Antiguo Testamento B” es citado por Swete como Ba). Seis siglos después (de acuerdo con algunos) una tercera mano (B3, Bb) sobrescribió las letras que se iban borrando, dejando poco del original sin tocar. De acuerdo con Fabián, sin embargo, este sobrescrito se hizo a principios del siglo quinto por el monje Clemente (qui saeculo XV ineunte floruisse videtur). En tiempos modernos (siglos quince –dieciséis) se añadieron al códice los folios que faltaban, para prepararlo, como conjetura Tregelles, para usarlo en la Biblioteca Vaticana. Antiguos catálogos muestran que ya estaba allí en el siglo quince. La adición al Nuevo Testamento fue listada por Scrivener como Cod. 263 (en Gregory, 293) para la Epístola a los Hebreos, y Cod. 91 para el Apocalipsis. Napoleón I hizo que llevaran el Código a París (donde Hug fue autorizado a estudiarlo) pero más tarde se devolvió a la Santa Sede, con otros restos del botín romano y vuelto a colocar en la Biblioteca Vaticana. Hay varias colecciones, ediciones y estudios del Código Vaticano:

• La de Batrolucci (Giulio di S. Anastasia), que fue bibliotecario del Vaticano; hecha en 1669 se conserva en manuscrito – Gr Suppl.53 de la Bibliothèque Natonale de París (se cita con la sigla: Blc).

• La de Birch (Bch) publicada en Copenhague en 1798 para loe Hechos de los Apóstoles y las Epístolas, en 1800 para el Apocalipsis, en 1801 para los Evangelios.

• La realizada para Bentley (Btly) por el abate Mico alrededor de 1720 en el margen de una copia del Nuevo testamento griego que se publicó en Estrasburgo, 1524 por Cephalaeus; esta copias está entre los libros de Bentley en la biblioteca del Trinity Collage, Cambridge El cotejo mismo fue publicado en el Apéndice a la edición de Woide del Codice Alejandrino en 1799

• Una lista de las alteraciones realizadas por el copista original o por sus correctores, editada a petición de Bentley por el abate Rulota con la ayuda del abate de Stosch (Rlt); se creyó que había sido destruida pero está entre los papeles Bentley en la biblioteca del Trinity Collage de Cambridge, bajo la sigla: B. 17.20.

• En 1860 Alford y en 1862 Alford y Cure respectivamente examinaron un cierto número de las lecturas de Códice Vaticano y publicaron los resultados de sus trabajos en el primer volumen del Testamento Griego de Alford.

Muchos otros estudiosos han hecho cotejos especiales para su propios propósitos, como Tregelles, Tischendorf, Alford etc. Entre las obras escritas sobre el Códice Vaticano podemos indicar: Bourgon, Letters from Rome" (London, 1861). En el Segundo volumen del catálogo de manuscritos griegos del Vaticano, realizados con los métodos científicos modernos para la catalogación de la Biblioteca Vaticana hay una descripción del Codex Vaticanus.

Respectoa alas adiciones de este códice, la edición romana de los Setenta (1587) se basaba en el Vaticanus. Así también la edición de Cambridge de Siete lo sigue regularmente y hace uso del Sinaitico y del Alejandrino sólo para las partes que faltan en el Vaticano. La primera edición romana apareció en 1858, bajo los nombre de Mai y Vercellone y con los mismos una segunda edición romana en 1859. Ambas ediciones fueron severamente criticadas por Tischendorf en la edición que sacó en Leipzig en 1867 "Novum Testamentum Vaticanum, post A. Maii aliorumque imperfectos labores ex ipso codice editum", con un apéndice (1869). La tercera edición romana (Verc.) apareció con los nombres Vercellone (muerto en 1869) y Cozza-Luzi ( muerto en 1905) en 1868-81; iba acompañada por una reproducción fotográfica del texto: "Bibliorum SS. Graecorum Cod. Vat. 1209, Cod. B, denou phototypice expressus, jussu et cura praesidum Bibliothecae Vaticanae" (Milan, 1904-6). Esta edición contiene una introducción magistral anónima (by Giovanni Mercati), en la que el escritor corrige muchas afirmaciones inexactas hechas por los escritores anteriores. Hasta hace poco, el privilegio de consultar muy libremente este antiguo manuscrito no se les concedía a todos lo que lo pedían. La situación material del Códice Vaticano es mejor, en general, que la de sus contemporáneos; pero se prevé que, a no ser que se encuentre un medio eficaz de conservación, que se busca con mucho interés, dentro de un siglo se perderá.


U. BENIGNI .

Transcrito por Sean Hyland


Traducido por Pedro Royo