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Diferencia entre revisiones de «Charles O'Conor»

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Charles O´Conor nació en la ciudad de Nueva York el 22 de enero de 1804 y murió en Nantucket, Mass., el 12 de mayo de 1884. Su padre, fue Thomas O´Connor quien llegó a New York desde Irlanda en 1801 y fue uno de los más “activos rebeldes de 1798”, un católico devoto y patriota, tenía menos orgullo del seguimiento que su familia le hacía al rey que de la adherencia de los O´Conor a la fe y a los principios patrióticos. Se casó en 1803 con una hija de Hugo O´Conor un paisano pero no un hombre de la nobleza quien había llegado a los Estado Unidos con su familia aproximadamente en 1790 y de este matrimonio nace Charles O´Conor.
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Nació en la ciudad de [[Nueva York]] el 22 de enero de 1804; murió en Nantucket, [[Massachusetts]], el 12 de mayo de 1884. Su padre, Thomas O´Conor, quien vino a New York desde [[Irlanda]] en 1801, fue “uno de los rebeldes activos de 1798”, un [[católico]] devoto y patriota, menos [[orgullo]]so de la norma real de su [[familia]] que de la adhesión de los O´Conor a su antigua [[fe]] y principios patrióticos.   Se casó (1803) con una hija de Hugh O’Connor, un compatriota, pero no un pariente, que había venido a los [[Estados Unidos]] con su familia en o cerca del 1790, de cuyo [[Sacramento del Matrimonio | matrimonio]] nació Charles O’Conor.
  
En 1824 en su ciudad nativa fue admitido para practicar la ley. En 1827 exitosamente manejó un caso en la situación de una elección para los administradores de la iglesia de San Pedro en New York. A partir del año 1828 tuvo mayores éxitos profesionales de manera continua. En 1840 un observador de los eventos Philip Hone, se refiere en su diario que O´Conor tenia “habilidad en los discursos” y que “era un distinguido miembro del colegio de abogados de New York” (Tuckerman, “El diario de Philip Hone”, New York, 1889, II, 37.
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En 1824 fue admitido a la práctica de la [[ley]] en su ciudad natal. En 1827 tuvo éxito como abogado en el caso de una elección controvertida para los [[administrador]]es de [[la Iglesia]] de [[San Pedro]] en Nueva York. A partir de año 1828 su ascenso en su profesión fue continuo. Ya para 1840 un interesado observador de los [[hombre]]s y los eventos, Philip Hone, se refiere en su diario a “un discurso inteligente” por este “distinguido miembro del colegio de abogados de Nueva York” (Tuckerman, “The Diary of Philip Hone”, Nueva York, 1889, II, 37.   En 1843 su prestigio profesional se estableció más firmemente con el caso de Stewart contra Lispenard.  En el período de sesiones de junio de ese año en el tribunal supremo del Estado se argumentaron veinte casos, de los cuales cuatro estuvieron a cargo de O’Conor.    En 1846 había alcanzado “el primer rango de la profesión no sólo en la ciudad y [[Estado de Nueva York]], sino también en [[Estados Unidos]]” (Clinton, “Casos Extraordinarios” Nueva York, I, 1). 
  
  En 1843 en el caso de Stweart contra Lispenard, su posición profesional llegó a estar más establemente asegurada.  En el período que terminaba en Junio de ese año en la más alta corte del estado 20 casos habían sido presentadosDe todos ellos el había presentado cuatro. En 1846 había alcanzado “el rango de frontera más alto en su profesión no solamente en la ciudad y en el estado de New York sino también en Estados Unidos” (Clinton, “Casos Extraordinarios” New York, I, 1).
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Indudablemente, a su reputación como jurista se le debe atribuir su [[nominación]] por todos los partidos políticos para la convención constitucional del Estado de New York de ese año.  Después de su juventud temprana la carrera de funcionario público no le habría interesado. Una vez escribió que si era electo para un cargo, aceptaría solamente si fuese impulsado por “un sentido del [[deber]] tal como el que impulsa a un miliciano reclutado.”  (vea “U.S. Catholic Historical Magazine”, Nueva York, 1891-92, IV, 402, y su respuesta a la oferta en 1872 a la nominación presidencial, ibid., 399).  En lo que se refiere al voto por los oficiales públicos, se expresó de una manera similar alegando que tal votación es “el cumplimiento de un deber” y no más un [[derecho]] [[persona]]l que el pago de impuestos o la sumisión al servicio militar, aunque es llamado “algo impropiamente” un derecho político (vea “discurso ante la Sociedad Histórica de Nueva York, 1877)Durante la convención “fue una maravilla para sus colegas el que, además de la labor fiel realizada en el comité, tuviese [[tiempo]] para realizar la investigación necesaria para los grandes discursos con los que adornaba los debates” (Alexander, “A Political History of the State of New York”, Nueva York, 1906, II, 112).  Sin embargo, sus puntos de vista no eran los de la [[mayoría]].  El primero en una minoría de solo seis miembros, votó contra la aprobación de la nueva constitución del estado de la cual, después que había estado en vigor durante muchos años, declaró que “le dio vida, vigor y permanencia a la comercialización de la política con toda la mala práctica asociada.” (vea Discurso, supra).
  
No hay duda de que debido a su reputación como jurista es que se le debe atribuir su nominación por parte de todos los partidos políticos para la convención constitucional del Estado de New York de ese año. Subsecuentemente y a partir de esto cualquier posición de cargos podría haber sido atractiva para el. Llego a escribir que si era electo para un cargo, aceptaría solamente si fuese promovido por “un sentido del deber tal y como ocurre con una conscripción militar” (vease “U.S. Catholic Historial Magazine”, New York, 1891-92, IV, 402, y si respuesta en 1892 a la nominación presidencial, ibidem, 399).
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Entre los casos más notables en los que él fue abogado antes de 1843 están Jack v. Martin, 12 Wendell 311, y 14 Wendell 507, y durante los veinte años siguientes a 1843,  el caso del testamento Mason y también el caso del testamento Parish (vea Delafield v. Parish, 25 Informes de la Corte de Apelaciones de [[Nueva York]], 9).   Probablemente el más sensacional de sus casos durante el último período fue la acción de [[divorcio]] presentada contra el célebre actor Edwin Forrest, pues la reivindicación que hizo O´Conor del [[carácter]] de su cliente, la señora Forrest, provocó grandes aplausos profesionales y populares (véase Clinton, op. Cit., 71, 73, U.S. Catholic Historial Magazine, supra 428).  Cuando en 1865 luego del derrumbamiento de la confederación del sur, Jefferson Davis fue acusado por traición, O´Conor se convirtió en su abogado.  Entre los últimos casos de O´Conor, los juicios concernientes a la [[propiedad]] anteriormente de Stephen Jumel (para la narrativa de uno de éstos, vea Clinton, op. Cit., c. XXIX) mostraron, como lo había hecho el caso del divorcio de Forrest, su habilidad en la capacidad de abogado y examinador, mientras que uno de los casos en los que demostró su [[conocimiento]] de las [[ley]]es de fideicomiso fue el caso de Manice contra Manice, 43 Informes de la Corte de Apelaciones de Nueva York,  303.  
  
En lo que se refiere al voto por los oficiales públicos el se expresó de una manera similar indicando “que estaría mas bien satisfecho con el desempeño de un deber” y no mas que tener un derecho personal como el que se tiene en el sentido de pagar los impuestos al servicio militar aunque esto podría dar “cierta inaptitud” (véase discurso ante la sociedad histórica de Nueva York, 1877).
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En 1871 comenzó con entusiasmo como abogado para el [[Estado de Nueva York]] en los procedimientos contra William M. Tweed y otros acusados de fraudes a la ciudad de Nueva York, y declaró que no aceptaría ninguna compensación por sus servicios profesionales.  En el otoño de 1875 y mientras que esos procedimientos estaban aún incompletos, se vio postrado en cama debido a una enfermedad que parecía mortal y el [[arzobispo]] [[cardenal]] le administró los [[sacramentos]].  Sin embargo, recuperó lentamente  cierta cantidad de fuerzas, y el 7 de febrero de 1876, movido por un informe de periódico, salió de su dormitorio para comparecer ante el tribunal, “inesperado y como un fantasma” (según un [[testigo]]), de modo que pudo salvar del desastre del proceso de la causa del Estado contra Tweed (vea Breen, “Thirty Years of New York Politics”, Nueva York” 1899, 545-52).   En 1877 compareció como abogado ante la Comisión Electoral de la Ciudad de Washington. 
  
Durante la convención “fue una sorpresa maravillosa hacia sus colegas, en el sentido de presentar como su trabajo hecho con dedicación en el comité le permitió aun tener tiempo para realizar investigaciones que le permitieron formular discursos especiales que se incluyeron dentro de los debates” (Alexander, “A Political History of the State of New York”, Nueva York, 1906, II, 112).
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Pasó sus últimos años en la Isla de Nantucket, donde, en 1880, fijó su residencia, buscando “tranquilidad y un clima más agradable”.    Pero incluso allí lo inducían ocasionalmente a participar en las labores de su amada profesión.  Cuando murió, muchos parecieron concurrir en opinión con Tilden que O’Conor “fue el más grande jurista entre todos los de raza angloparlante.”  (Bigelow, "Letters and literary memorials of Samuel J. Tilden", II, 643).  
  
Sus puntos de vista sin embargo no correspondieron muchas veces a los de la mayoría. Primero de una minoría de únicamente seis miembros el votó contra la aprobación de la nueva constitución del estado la cual se puso en práctica durante muchos años, el  declaró que en cierta forma “se le da vida al vigor y la permanencia de la comercialización de las políticas con toda la mal práctica que eso implica” (véase Ardes, supra).
 
  
Casos notables fueron los que se establecieron por ejemplo en forma previa en 1843 en el cual fue el consejero Jack v. Martin, 12 Wendell 311, y 14 Wendell 507, y durante veinte años que siguieron a continuación de 1843 el caso del testamento Mason y tambien en el caso Paria (véase Delafield v. Parish, 25 Reportes de la Corte de Apelaciones, Nueva York, 9).  Probablemente el más sensacional de sus casos durante el último período fue la acción de divorcio presentada contra el célebre actor Edwin Forrest, la reivindicación que hacía O´Conor del carácter de su cliente la señora Forrest, llegó a tener un aplauso muy importante tanto en la esfera profesional como en la popular (véase Clinton, op. Cit., 71, 73, U.S. Catholic Historial Magazine, supra 428).
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'''Bibliografía''':  United States Catholic Historical Magazine, IV (Nueva York, 1891-2). 225, 396; FINOTTI, Bibliographia Catholica Americana (Nueva York, 1872) 209, 216; LEWIS, Great American Lawyers, V (Filadelfia, 1908), 83; COUDERT, Addresses, etc. (Nueva York y Londres, 1905), 198; VEEDER, Legal Masterpieces (San Pablo, 1903). 11, 820; HILL, Decisive Battles of the Law (Nueva York y Londres), 212, 221, 226-7; JOHNSON, Reports of cases decided by Chief Justice Chase (Nueva York, 1876), 1, 106.
  
Cuando en 1865 luego del derrumbamiento de la confederación del sur, Jefferson Davis fue acusado por traición, O´Conor llegó a ser su consejero. Entro los casos que O´Conor tuvo en el periodo final de su vida fueron los juicios concernientes con la propiedad de Stephen Jumel (véase por la narrativa de estos casos, Clinton, op. Cit., c. XXIX), estos casos de manera similar a como había sido en el caso de divorcio de Forrest mostraron su habilidad y su capacidad como un abogado en el juicio, en los recuestionamientos mientras que en los otros casos mostró su conocimiento de las leyes tal como fue la situación de Manice contra Manice, 43 Reportes de la Corte de Apelaciones de Nueva York, 303.  
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'''Fuente''':  Sloane, Charles. "Charles O'Conor." The Catholic Encyclopedia. Vol. 11. New York: Robert Appleton Company, 1911. <http://www.newadvent.org/cathen/11202a.htm>.
  
En 1871 comenzó con entusiasmo como abogado para el estado de Nueva York en los procedimientos contra William M. Tweed y otros acusados de fraudes en la ciudad de Nueva York, declarando que por sus servicios profesionales no aceptaría compensaciones.  En el otoño de 1875 y mientras que esos procedimientos estaban aun incompletos, tuvo una postración en cama debido a enfermedad algo que parecía mortal y el arzobispo cardenal le administró los sacramentos.
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Traducido por Giovanni E. Reyes.  rc
 
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Lentamente sin embargo, volvió a recobrar la salud y el 7 de febrero de 1876 tal como lo da a conocer un reporte de un diario, dejo su lecho de enfermo para aparecer en la corte “como una figura fantasmal” (de acuerdo a un testigo), como que el había sido salvado de la persecución que el estado tenía contra Tweed (véase Bree, “Treinta años de Políticas en Nueva York” 1899, 545-52). 
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En 1877 apareció como abogado ante la comisión electoral en la ciudad de Washington. Sus últimos años los paso en la isla de Nantucket, donde, en 1880 el había buscado “un ambiente silencioso y un clima mas hacia la genialidad”. Pero aun aquí fue ocasionalmente fue inducido a participar en las labores propias de su profesión.
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Cuando murió muchos evidenciaron coincidir con la opinión mostrada con Tilden en el sentido que O´Conor fue el “mas grande jurista de toda la comunidad de habla inglesa” (Bigelow, “Setter and literary memorails of Samuel J. Tilden”, II, 643).
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United States Catholic Historical Magazine, IV (New York, 1891-2). 225, 396; FINOTTI, Bibliographia Catholica Americana (New York, 1872) 209, 216; LEWIS, Great American Lawyers, V (Philadelphia, 1908), 83; COUDERT, Addresses, etc. (New York and London, 1905), 198; VEEDER, Legal Masterpieces (St. Paul, 1903). 11, 820; HILL, Decisive Battles of the Law (New York and London), 212, 221, 226-7; JOHNSON, Reports of cases decided by Chief Justice Chase (New York, 1876), 1, 106.
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CHARLES W. SLOANE.
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Trascripción de Douglas J. Potter
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Dedicado al inmaculado corazón de la Santísima Virgen Maria.
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Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes
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Última revisión de 17:29 2 ene 2011

Nació en la ciudad de Nueva York el 22 de enero de 1804; murió en Nantucket, Massachusetts, el 12 de mayo de 1884. Su padre, Thomas O´Conor, quien vino a New York desde Irlanda en 1801, fue “uno de los rebeldes activos de 1798”, un católico devoto y patriota, menos orgulloso de la norma real de su familia que de la adhesión de los O´Conor a su antigua fe y principios patrióticos. Se casó (1803) con una hija de Hugh O’Connor, un compatriota, pero no un pariente, que había venido a los Estados Unidos con su familia en o cerca del 1790, de cuyo matrimonio nació Charles O’Conor.

En 1824 fue admitido a la práctica de la ley en su ciudad natal. En 1827 tuvo éxito como abogado en el caso de una elección controvertida para los administradores de la Iglesia de San Pedro en Nueva York. A partir de año 1828 su ascenso en su profesión fue continuo. Ya para 1840 un interesado observador de los hombres y los eventos, Philip Hone, se refiere en su diario a “un discurso inteligente” por este “distinguido miembro del colegio de abogados de Nueva York” (Tuckerman, “The Diary of Philip Hone”, Nueva York, 1889, II, 37. En 1843 su prestigio profesional se estableció más firmemente con el caso de Stewart contra Lispenard. En el período de sesiones de junio de ese año en el tribunal supremo del Estado se argumentaron veinte casos, de los cuales cuatro estuvieron a cargo de O’Conor. En 1846 había alcanzado “el primer rango de la profesión no sólo en la ciudad y Estado de Nueva York, sino también en Estados Unidos” (Clinton, “Casos Extraordinarios” Nueva York, I, 1).

Indudablemente, a su reputación como jurista se le debe atribuir su nominación por todos los partidos políticos para la convención constitucional del Estado de New York de ese año. Después de su juventud temprana la carrera de funcionario público no le habría interesado. Una vez escribió que si era electo para un cargo, aceptaría solamente si fuese impulsado por “un sentido del deber tal como el que impulsa a un miliciano reclutado.” (vea “U.S. Catholic Historical Magazine”, Nueva York, 1891-92, IV, 402, y su respuesta a la oferta en 1872 a la nominación presidencial, ibid., 399). En lo que se refiere al voto por los oficiales públicos, se expresó de una manera similar alegando que tal votación es “el cumplimiento de un deber” y no más un derecho personal que el pago de impuestos o la sumisión al servicio militar, aunque es llamado “algo impropiamente” un derecho político (vea “discurso ante la Sociedad Histórica de Nueva York, 1877). Durante la convención “fue una maravilla para sus colegas el que, además de la labor fiel realizada en el comité, tuviese tiempo para realizar la investigación necesaria para los grandes discursos con los que adornaba los debates” (Alexander, “A Political History of the State of New York”, Nueva York, 1906, II, 112). Sin embargo, sus puntos de vista no eran los de la mayoría. El primero en una minoría de solo seis miembros, votó contra la aprobación de la nueva constitución del estado de la cual, después que había estado en vigor durante muchos años, declaró que “le dio vida, vigor y permanencia a la comercialización de la política con toda la mala práctica asociada.” (vea Discurso, supra).

Entre los casos más notables en los que él fue abogado antes de 1843 están Jack v. Martin, 12 Wendell 311, y 14 Wendell 507, y durante los veinte años siguientes a 1843, el caso del testamento Mason y también el caso del testamento Parish (vea Delafield v. Parish, 25 Informes de la Corte de Apelaciones de Nueva York, 9). Probablemente el más sensacional de sus casos durante el último período fue la acción de divorcio presentada contra el célebre actor Edwin Forrest, pues la reivindicación que hizo O´Conor del carácter de su cliente, la señora Forrest, provocó grandes aplausos profesionales y populares (véase Clinton, op. Cit., 71, 73, U.S. Catholic Historial Magazine, supra 428). Cuando en 1865 luego del derrumbamiento de la confederación del sur, Jefferson Davis fue acusado por traición, O´Conor se convirtió en su abogado. Entre los últimos casos de O´Conor, los juicios concernientes a la propiedad anteriormente de Stephen Jumel (para la narrativa de uno de éstos, vea Clinton, op. Cit., c. XXIX) mostraron, como lo había hecho el caso del divorcio de Forrest, su habilidad en la capacidad de abogado y examinador, mientras que uno de los casos en los que demostró su conocimiento de las leyes de fideicomiso fue el caso de Manice contra Manice, 43 Informes de la Corte de Apelaciones de Nueva York, 303.

En 1871 comenzó con entusiasmo como abogado para el Estado de Nueva York en los procedimientos contra William M. Tweed y otros acusados de fraudes a la ciudad de Nueva York, y declaró que no aceptaría ninguna compensación por sus servicios profesionales. En el otoño de 1875 y mientras que esos procedimientos estaban aún incompletos, se vio postrado en cama debido a una enfermedad que parecía mortal y el arzobispo cardenal le administró los sacramentos. Sin embargo, recuperó lentamente cierta cantidad de fuerzas, y el 7 de febrero de 1876, movido por un informe de periódico, salió de su dormitorio para comparecer ante el tribunal, “inesperado y como un fantasma” (según un testigo), de modo que pudo salvar del desastre del proceso de la causa del Estado contra Tweed (vea Breen, “Thirty Years of New York Politics”, Nueva York” 1899, 545-52). En 1877 compareció como abogado ante la Comisión Electoral de la Ciudad de Washington.

Pasó sus últimos años en la Isla de Nantucket, donde, en 1880, fijó su residencia, buscando “tranquilidad y un clima más agradable”. Pero incluso allí lo inducían ocasionalmente a participar en las labores de su amada profesión. Cuando murió, muchos parecieron concurrir en opinión con Tilden que O’Conor “fue el más grande jurista entre todos los de raza angloparlante.” (Bigelow, "Letters and literary memorials of Samuel J. Tilden", II, 643).


Bibliografía: United States Catholic Historical Magazine, IV (Nueva York, 1891-2). 225, 396; FINOTTI, Bibliographia Catholica Americana (Nueva York, 1872) 209, 216; LEWIS, Great American Lawyers, V (Filadelfia, 1908), 83; COUDERT, Addresses, etc. (Nueva York y Londres, 1905), 198; VEEDER, Legal Masterpieces (San Pablo, 1903). 11, 820; HILL, Decisive Battles of the Law (Nueva York y Londres), 212, 221, 226-7; JOHNSON, Reports of cases decided by Chief Justice Chase (Nueva York, 1876), 1, 106.

Fuente: Sloane, Charles. "Charles O'Conor." The Catholic Encyclopedia. Vol. 11. New York: Robert Appleton Company, 1911. <http://www.newadvent.org/cathen/11202a.htm>.

Traducido por Giovanni E. Reyes. rc