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Viernes, 19 de abril de 2024

Casimiro Ubaghs

De Enciclopedia Católica

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Nació en Bergélez-Fauquemont, el 26 de noviembre de 1800; murió en Lovaina, el 15 de febrero de 1875. Fue durante un cuarto de siglo el principal protagonista de la Escuela Ontológico-Tradicionalista de Lovaina. En 1830, siendo profesor de filosofía en el seminario [menor] de Rolduc, fue llamado a Lovaina, que se convirtió bajo su influencia en un centro del Ontologismo. En 1846 asumió como editor de la "Revue Catholique", el órgano oficial del Ontologismo, junto con Arnold Tits, que había enseñado con él en Rolduc y se sumó a él en Lovaina en 1840, y Lonay, profesor de Rolduc. La Forêt, Claessens, el Abate Bouquillon, el Padre Bernard Van Loo, y otros siguieron las doctrinas de Ubaghs. Pero pronto aparecieron los opositores. El "Journal historique et littéraire", fundado por Kersten, mantuvo una incesante controversia con la "Revue catholique". A Kersten se le unieron Gilson, decano de Bouillon, Lupus, y otros. Desde 1858 hasta 1861 la controversia fue vehemente. Alcanzó su punto máximo cuando un dictamen de la Congregación Romana (21 de setiembre de 1864), después de una larga y prudente deliberación, censuró en la obra de Ubaghs una serie de proposiciones relativas al Ontologismo. Ya en 1843 la Congregación del Index había tomado nota de cinco proposiciones y había ordenado a [M.] Ubaghs que las corrigiera y las retirara de sus enseñanzas, pero éste no entendió la importancia de esta primera decisión. Cuando terminó su carrera en 1864 sufrió la mortificación de ser testigo de la ruina de una enseñanza a la que había dedicado cuarenta años de su vida. Desde 1864 hasta su muerte, vivió retirado.

Las teorías de Ubaghs están contenidas en una gran colección de tratados a los cuales dedicó los mejores años de su vida. Las ediciones se sucedieron una a otra a medida que se ampliaba el rango de sus enseñanzas La tesis fundamental del Tradicionalismo fue claramente establecida por Ubaghs: la adquisición de las verdades metafísicas y morales es inexplicable sin una enseñanza divina primitiva y su transmisión oral. La enseñanza social es una ley natural, una condición tan necesaria que el hombre no podría, salvo por ese medio, alcanzar sin un milagro el conocimiento explícito de verdades de orden metafísico y moral. La educación y el lenguaje no son simplemente un medio psicológico que favorece la adquisición de estas verdades; su acción es determinante. Por lo tanto, el acto primordial del hombre es un acto de fe; la autoridad de los otros pasa a ser la base de la certeza. Surge la pregunta: "¿Es ciega nuestra adhesión a las verdades fundamentales de orden especulativo y moral?; y, ¿Es la existencia de Dios, que es una de ellas, imposible de demostrar racionalmente? Ubaghs no llegó hasta tal punto; su Tradicionalismo fue mitigado, un semi-Tradicionalismo; una vez que por la educación se han despertado las ideas en nosotros y transmitido las máximas (ordo acquisitionis), la razón es capaz y adecuada para comprenderlas.

Aunque no tiene poder para descubrirlas, se la considera capaz de demostrarlas si se le han hecho conocer. Una de sus comparaciones favoritas plantea admirablemente el problema: "A la manera como la palabra "vista" expresa fundamentalmente cuatro cosas: la facultad de ver, el acto de ver, el objeto visto, por ejemplo un paisaje, y el dibujo que el artista hace de este objeto, así damos el nombre de idea, que deriva del anterior, fundamentalmente a cuatro cosas diferentes: la facultad de conocer racionalmente, el acto del conocimiento racional, el objeto de este conocimiento, la copia intelectual o fórmula que hacemos de este objeto al concebirlo". (Psychologie, 5ª. ed., 1857, 41-42). Ahora bien, la idea objetiva, u objeto-idea (tercera acepción), en otras palabras, lo inteligible que contemplamos, y cuyo contacto produce dentro de nosotros la fórmula (noción) intelectual, es "algo divino", o más bien es Dios mismo. Este es el núcleo del Ontologismo. La inteligencia contempla a Dios directamente y ve en Él las verdades o "ideas objetivas" de las cuales nuestra inteligencia es un débil reflejo. De hecho, si Ubaghs estuviera en lo cierto, el escepticismo estaría definitivamente vencido. En este caso, si la enseñanza juega el papel que él le asigna en la vida física, también esto sería cierto para todas las doctrinas que aseguran la independencia original de la razón, y que Ubaghs llama Racionalismo. Pero este así llamado triunfo fue comprado a expensas de muchos errores. Es raro, por no decir más, que por un lado el Ontologismo Tradicional se base en una desconfianza de la razón y por otro lado le asigne prerrogativas injustificables. Seguramente es una audacia increíble colocar al hombre cara a cara con la esencia divina y atribuir a su débil mente la percepción inmediata de las verdades eternas e inmutables.

Las principales obras de Ubaghs son:

  • "Logicae seu philosophiae rationalis elementa" (6 ediciones, 1834-60);
  • "Ontologiae sive metaph. generalis specimen" (5 ediciones, 1835-63);
  • "Theodicae seu theologiae naturalis" (4 ediciones);
  • "Anthropoligicae philosoph. elementa" (1848);
  • "Précis de logique élémentaire" (5 ediciones);
  • "Précis d'anthropol. psychologique" (5 ediciones);
  • "Du réalisme en théologie et en philosophie" (1856);
  • "Essai d'idéologie ontologique" (1860);

numerosos artículos en la "Revue catholique" de Lovaina.

M. DE WULF

Transcrito por Carol Kerstner

Traducido por Amparo Cabal