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Miércoles, 24 de abril de 2024

Augusta Sánchez-Concha

De Enciclopedia Católica

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Séptima hija de Manuel Sánchez-Concha y Vargas Machuca, y de Juana Guzmán y Reyesta, nació en Lima el 1 de septiembre de 1845. Fue bautizada en ese mismo día en la parroquia de San Lázaro con los nombres de \"Gilda Augusta\". Fue vecina y propietaria de la casa de la Bajada de los Baños de Barranco, la más cercana al puente de Los Suspiros. El gran afecto que sintió por ella su tía doña Francisca Sánchez de la Concha (a quien hemos reseñado con anterioridad), se vio reflejado en la tarea que le encomendó en su testamento de 1880. Deseando beneficiar a mujeres pobres que puedieran ver amenazada su virtud, Augusta les permitió habitar en el callejón de treinta y cuatro habitaciones de su propiedad, ubicado en la calle de Malambito, donde se levantaría una capilla para celebrar Misa y fomentar la devoción a Santo Tomás de Aquino. Doña Francisca delegó a Augusta la coordinación de los sermones e instrucciones semanales a esas atribuladas damas. El caritativo proyecto (que imitaba el del doctor Julián de Enderica, el antiguo confesor de la Beatita de Humay) se materializó en agosto de 1882. Siguiendo las indicaciones del testamento de su tía, Augusta Sánchez-Concha fundó el Hospicio de los Sagrados Corazones en la calle de Malambito 190, destinado a mujeres desamparadas. Contando con todos los requisitos exigidos por la jerarquía eclesiástica, mandó construir una capilla que consagró a los Sagrados Corazones de Jesús y María. Fue doña Augusta una mujer piadosa. Apoyó con denuedo al presbítero Manuel de la Fuente-Chávez, tercer capellán de la ermita del Barranco y primer párroco de ese distrito, que murió en olor de santidad. Cuando los chilenos saqueron Barranco, el 14 de enero de 1881, la ermita no escapó a la destrucción y al posterior incendio. El capellán necesitó entonces de gente que lo ayudara. No faltó doña Augusta en contribuir con el clérigo, velando por el mantenimiento, limpieza y ornamentos del nuevo templo. En 1886, a iniciativa del mismo religioso y de varias vecinas, se estableció en Barranco la adoración perpetua del Santísimo, conocida como los \"Jueves Eucarísticos\". Su dirección recayó por muchos años en doña Mercedes García y Sanz y en doña Augusta Sánchez-Concha y Guzmán. Murió en su casa de la Bajada de los Baños de Barranco el 10 de diciembre de 1903, como consecuencia de una afección cardíaca. Fue velada en la parroquia de San Pedro de los Chorrillos.