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Martes, 16 de abril de 2024

Diferencia entre revisiones de «Apostolado de la Piedad Popular: Devoción de la hora a los Reyes Magos»

De Enciclopedia Católica

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MODO DE REZAR LA HORA EN HONOR DE LOS SANTOS REYES MELCHOR, GASPAR Y BALTAZAR  
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'''MODO DE REZAR LA HORA EN HONOR DE LOS SANTOS REYES MELCHOR, GASPAR Y BALTAZAR'''
  
A DEVOCIÓN DE UNA HUMILDE SIERVA SUYA
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'''A DEVOCIÓN DE UNA HUMILDE SIERVA SUYAMODO DE REZAR LA HORA EN HONOR DE LOS SANTOS REYES''' '''MELCHOR, GASPAR Y BALTAZAR'''
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'''A DEVOCIÓN DE UNA HUMILDE SIERVA SUYA'''
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'''México'''
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'''Imprenta de la Viuda e Hijos de MurguíaMODO DE REZAR LA HORA EN HONOR DE LOS SANTOS REYES''' '''MELCHOR, GASPAR Y BALTAZAR'''
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'''A DEVOCIÓN DE UNA HUMILDE SIERVA SUYA'''
  
 
México
 
México
  
Imprenta de la Viuda e Hijos de Murguía
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'''Imprenta de la Viuda e Hijos de Murguía'''
  
Portal del Águila de Oro, año de 1880
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'''Portal del Águila de Oro, año de 1880'''
  
 
   
 
   
 
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ADVERTENCIAS
'''ADVERTENCIAS'''
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Se empieza a rezar donde esté el Santísimo Sacramento, y se acabará delante de él, y si no se pudiere, en una iglesia donde este el Nacimiento, y se va rezando andando por toda la Iglesia, o la casa toda según donde se rezare, uniendo la intención con el viaje que hicieron los Santos Reyes.
 
Se empieza a rezar donde esté el Santísimo Sacramento, y se acabará delante de él, y si no se pudiere, en una iglesia donde este el Nacimiento, y se va rezando andando por toda la Iglesia, o la casa toda según donde se rezare, uniendo la intención con el viaje que hicieron los Santos Reyes.
  
 
Debe estar segura la persona que rezare o emprendiere esta devoción, que conseguirá lo que le pida a Dios por intercesión de los Santos Reyes. Se debe rezar en el día de los Santos Reyes o en cualquier día que tuviere alguna necesidad.
 
Debe estar segura la persona que rezare o emprendiere esta devoción, que conseguirá lo que le pida a Dios por intercesión de los Santos Reyes. Se debe rezar en el día de los Santos Reyes o en cualquier día que tuviere alguna necesidad.
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Antes del acto de contrición se reza esta oración:
 
Antes del acto de contrición se reza esta oración:
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Omnipotente y Eterno Dios, Criador de todas las cosas, tú, que misericordioso, hiciste que una estrella acompañase a los tres Reyes, los trece días que caminaron, llegando al fin de ellos a Jerusalén, donde adoraron a Dios y Hombre verdadero a tu Unigénitos Hijo, que encarnado en el vientre purísimo de María Santísima mi Señora, y naciendo en el desabrigo pobre y humilde cueva de Belén, empezó el usufructo de nuestra redención. Haz Señor, que camine para el cielo con verdadero arrepentimiento de mis pecados, con firme propósito de no volver a cometerlos, observando por medio de una entera confesión, la brillante estela de tu ley santísima, sin que anuble sus diez clarísimos rayos mi fragilidad, y haz Señor, que prevalezca la fé católica, que triunfe la católica Iglesia de sus enemigos, asiste piadoso al Soberano Pontífice, su cabeza, a nuestros gobernantes, que se destruyan las herejías, y finalmente Señor, concede a los que postrados hacemos este viaje espiritual, tu gracia para acompañarte en la gloria. Amén.
 
Omnipotente y Eterno Dios, Criador de todas las cosas, tú, que misericordioso, hiciste que una estrella acompañase a los tres Reyes, los trece días que caminaron, llegando al fin de ellos a Jerusalén, donde adoraron a Dios y Hombre verdadero a tu Unigénitos Hijo, que encarnado en el vientre purísimo de María Santísima mi Señora, y naciendo en el desabrigo pobre y humilde cueva de Belén, empezó el usufructo de nuestra redención. Haz Señor, que camine para el cielo con verdadero arrepentimiento de mis pecados, con firme propósito de no volver a cometerlos, observando por medio de una entera confesión, la brillante estela de tu ley santísima, sin que anuble sus diez clarísimos rayos mi fragilidad, y haz Señor, que prevalezca la fé católica, que triunfe la católica Iglesia de sus enemigos, asiste piadoso al Soberano Pontífice, su cabeza, a nuestros gobernantes, que se destruyan las herejías, y finalmente Señor, concede a los que postrados hacemos este viaje espiritual, tu gracia para acompañarte en la gloria. Amén.
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Inmediatamente se reza el siguiente:
 
Inmediatamente se reza el siguiente:
  
'''ACTO DE CONTRICIÓN'''
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ACTO DE CONTRICIÓN
  
 
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador y Redentor mío, por ser vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, con todo mi corazón me pesa de haberos ofendido: propongo Dios mío, de no volver a ofenderos, sino que, con verdadero examen de conciencia, me confesaré enteramente y con toda claridad y distinción, admitiendo y cumpliendo la penitencia que me fuere impuesta, en satisfacción de todos mis pecados, confío en vuestra bondad, que me perdonareis por vuestra preciosa Sangre, y me daréis gracia para nunca más pecar. Amén.
 
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador y Redentor mío, por ser vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, con todo mi corazón me pesa de haberos ofendido: propongo Dios mío, de no volver a ofenderos, sino que, con verdadero examen de conciencia, me confesaré enteramente y con toda claridad y distinción, admitiendo y cumpliendo la penitencia que me fuere impuesta, en satisfacción de todos mis pecados, confío en vuestra bondad, que me perdonareis por vuestra preciosa Sangre, y me daréis gracia para nunca más pecar. Amén.
  
'''PRIMER MISTERIO'''
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PRIMER MISTERIO
  
 
Danos, Virgen, por tu amor, el gozo del Nacimiento, porque habite muy de asiento con nosotros el Señor, toda la felicidad esta en gozarle humanado.
 
Danos, Virgen, por tu amor, el gozo del Nacimiento, porque habite muy de asiento con nosotros el Señor, toda la felicidad esta en gozarle humanado.
  
 
Padre nuestro, diez Aves Marías y luego la siguiente:
 
Padre nuestro, diez Aves Marías y luego la siguiente:
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L/: Virgen, libra de pecado a los que imploran tu piedad.
 
L/: Virgen, libra de pecado a los que imploran tu piedad.
  
 
   
 
   
'''SEGUNDO MISTERIO'''
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SEGUNDO MISTERIO
  
 
Omnipotente Dios y dulcísimo Jesús de mi vida, a quien, vista una milagrosa estrella, acudieron a buscarla recién nacido, Melchor, Gaspar y Baltasar, sin que les detuviese el amor de la patria, antes si no, resistiéndose a la inspiración divina, se apartaron de sus reinos: merezca yo Señor, desviarme de todas las vanidades del mundo, siguiendo el camino de la virtud, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
 
Omnipotente Dios y dulcísimo Jesús de mi vida, a quien, vista una milagrosa estrella, acudieron a buscarla recién nacido, Melchor, Gaspar y Baltasar, sin que les detuviese el amor de la patria, antes si no, resistiéndose a la inspiración divina, se apartaron de sus reinos: merezca yo Señor, desviarme de todas las vanidades del mundo, siguiendo el camino de la virtud, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
  
 
   
 
   
'''TERCER MISTERIO'''
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TERCER MISTERIO
  
 
Amorosísimo Dios y amabilísimo Jesús de mis ojos, por quien dejaron los tres Reyes dichosos todas las riquezas que poseían, gustando más de buscarte por los caminos que vivir en el regalo de los palacios: merezca yo, Señor, dejar todo lo temporal, siguiendo el camino de la perfección, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
 
Amorosísimo Dios y amabilísimo Jesús de mis ojos, por quien dejaron los tres Reyes dichosos todas las riquezas que poseían, gustando más de buscarte por los caminos que vivir en el regalo de los palacios: merezca yo, Señor, dejar todo lo temporal, siguiendo el camino de la perfección, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
  
'''CUARTO MISTERIO'''
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CUARTO MISTERIO
  
 
Santísimo Dios y Celestial Jesús de mi corazón, a quien vinieron buscando los tres venturosos Reyes, preguntando por tu, confesándote Rey de los judíos, sin temer la indignación del Rey Herodes, merezca yo, Señor, perder el miedo al mundo, siguiendo el camino de tu santa ley, por los méritos de tu pasión santísima. Amén.
 
Santísimo Dios y Celestial Jesús de mi corazón, a quien vinieron buscando los tres venturosos Reyes, preguntando por tu, confesándote Rey de los judíos, sin temer la indignación del Rey Herodes, merezca yo, Señor, perder el miedo al mundo, siguiendo el camino de tu santa ley, por los méritos de tu pasión santísima. Amén.
  
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'''QUINTO MISTERIO'''
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QUINTO MISTERIO
  
 
Misericordiosísimo Dios y piadosísimo Jesús mío, quien buscado por los tres amantes Reyes, entrando en la corte de Herodes, perdieron la estrella que los guiaba, porque solicitaron, para hallarte, la noticia humana, teniendo la divina, merezca yo, Señor, no dejar la guía de las sagradas inspiraciones, sino que las siga por el camino de una católica confianza, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
 
Misericordiosísimo Dios y piadosísimo Jesús mío, quien buscado por los tres amantes Reyes, entrando en la corte de Herodes, perdieron la estrella que los guiaba, porque solicitaron, para hallarte, la noticia humana, teniendo la divina, merezca yo, Señor, no dejar la guía de las sagradas inspiraciones, sino que las siga por el camino de una católica confianza, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
  
'''SEXTO MISTERIO'''
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SEXTO MISTERIO
  
 
Amorosísimo Dios y amorosísimo Jesús de mi alma, que, buscándote los tres Reyes, saliendo de la populosa corte de Herodes, volvieron a ver la lúcida estrella que los conducía misteriosa: merezca yo Señor, que, arrepentido de mis culpas, restaure lo que perdí por ellas, que es la gracia, siguiendo el camino de un firme propósito de no volver a ofenderte, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
 
Amorosísimo Dios y amorosísimo Jesús de mi alma, que, buscándote los tres Reyes, saliendo de la populosa corte de Herodes, volvieron a ver la lúcida estrella que los conducía misteriosa: merezca yo Señor, que, arrepentido de mis culpas, restaure lo que perdí por ellas, que es la gracia, siguiendo el camino de un firme propósito de no volver a ofenderte, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
  
'''SÉPTIMO MISTERIO'''
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SÉPTIMO MISTERIO
  
 
Hermosísimo Dios y bellísimo Jesús mío, que buscándote los fervorosos Reyes, que te hallaron con María, tu Santísima Madre y Señora mía, en la pobrecita Cueva de Belén, merezca yo Señor, que, habiendo seguido el camino de la penitencia, acompañado de un verdadero dolor de haber ofendido por ser quien eres, te halle, y contigo encuentre a mis ruegos propicio a María Santísima mi Señora, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
 
Hermosísimo Dios y bellísimo Jesús mío, que buscándote los fervorosos Reyes, que te hallaron con María, tu Santísima Madre y Señora mía, en la pobrecita Cueva de Belén, merezca yo Señor, que, habiendo seguido el camino de la penitencia, acompañado de un verdadero dolor de haber ofendido por ser quien eres, te halle, y contigo encuentre a mis ruegos propicio a María Santísima mi Señora, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
  
'''OCTAVO MISTERIO'''
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OCTAVO MISTERIO
  
 
Gloriosísimo Dios y soberano Jesús de mi alma, que, habiéndote hallado los tres alegres Reyes, se postraron ante tu presencia humilde, merezca yo Señor, saber huir las soberbias profanidades de la tierra, observando la santísima ley tuya, por el camino de la humildad, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
 
Gloriosísimo Dios y soberano Jesús de mi alma, que, habiéndote hallado los tres alegres Reyes, se postraron ante tu presencia humilde, merezca yo Señor, saber huir las soberbias profanidades de la tierra, observando la santísima ley tuya, por el camino de la humildad, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
  
'''NOVENO MISTERIO'''
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NOVENO MISTERIO
  
 
Eterno Dios y supremo Jesús mío, a quien adoraron con presta fe los tres humildes Reyes, creyéndote Dios y Hombre verdadero, aun viéndote entre unas pobres pajas, merezca yo Señor, no faltar a la católica fe, si confirmar más en ella, confesándote Dios y hombre verdadero, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
 
Eterno Dios y supremo Jesús mío, a quien adoraron con presta fe los tres humildes Reyes, creyéndote Dios y Hombre verdadero, aun viéndote entre unas pobres pajas, merezca yo Señor, no faltar a la católica fe, si confirmar más en ella, confesándote Dios y hombre verdadero, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
  
'''DÉCIMO MISTERIO'''
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DÉCIMO MISTERIO
  
 
Majestuoso Dios e inocentísimo Jesús mío, a quien el oro que ofrecieron los generosos Reyes, mostraron la caridad ardiente en que se abrasaban, merezca yo Señor, abrasarme en tu amor santísimo, amándote como a mi Señor, como a mi bien, como a mí Redentor, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
 
Majestuoso Dios e inocentísimo Jesús mío, a quien el oro que ofrecieron los generosos Reyes, mostraron la caridad ardiente en que se abrasaban, merezca yo Señor, abrasarme en tu amor santísimo, amándote como a mi Señor, como a mi bien, como a mí Redentor, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
  
'''UNDÉCIMO MISTERIO'''
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UNDÉCIMO MISTERIO
  
 
Admirabilísimo Dios y perfectísimo Jesús de mi alma, a quien los tres devotos Reyes en el incienso que te ofrecieron, te pusieron delante lo fervoroso de la oración, merezca yo Señor, perseverar en oración continua, alcanzando de tu piedad el que no se entibie mi espíritu, antes si se fervorice más y más cada instante, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
 
Admirabilísimo Dios y perfectísimo Jesús de mi alma, a quien los tres devotos Reyes en el incienso que te ofrecieron, te pusieron delante lo fervoroso de la oración, merezca yo Señor, perseverar en oración continua, alcanzando de tu piedad el que no se entibie mi espíritu, antes si se fervorice más y más cada instante, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
  
'''DUODÉCIMO MISTERIO'''
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DUODÉCIMO MISTERIO
  
 
Milagrosísimo Dios y maravillosísimo Jesús mío, a quien en la mirra que te ofrecieron los tres ilustres Reyes te dieron lo áspero de la mortificación, merezca yo Señor, mortificar mis sentidos todos, sin que me retire de tu servicio los trabajos y fatigas que deseo padecer, en satisfacción de mis culpas, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
 
Milagrosísimo Dios y maravillosísimo Jesús mío, a quien en la mirra que te ofrecieron los tres ilustres Reyes te dieron lo áspero de la mortificación, merezca yo Señor, mortificar mis sentidos todos, sin que me retire de tu servicio los trabajos y fatigas que deseo padecer, en satisfacción de mis culpas, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
  
'''DÉCIMO TERCER MISTERIO'''
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Inefable Dios y agradecidísimo Jesús mío, que te dignaste de aceptar propicio los dones que te ofrecieron los tres reverentes Reyes, ya tributarios tuyos, merezca yo Señor, el que, ante tu divino acatamiento, sean aceptadas estas mis oraciones, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
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'''DÉCIMO CUARTO MISTERIO'''
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DÉCIMO TERCER MISTERIO
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Inefable Dios y agradecidísimo Jesús mío, que te dignaste de aceptar propicio los dones que te ofrecieron los tres reverentes Reyes, ya tributarios tuyos, merezca yo Señor, el que, ante tu divino acatamiento, sean aceptadas estas mis oraciones, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
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DÉCIMO CUARTO MISTERIO
  
 
Dios sabio y benigno Jesús mío, que, despedidos los enamorados Reyes de tu Majestad Santísima, dejaron tu piedad amonestados, el que camino que habían traído y se volvieron por otro distinto, merezca yo Señor, que huyendo el camino a que con sus deleites me convida el mundo, siga solo que me enseña la gracia, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
 
Dios sabio y benigno Jesús mío, que, despedidos los enamorados Reyes de tu Majestad Santísima, dejaron tu piedad amonestados, el que camino que habían traído y se volvieron por otro distinto, merezca yo Señor, que huyendo el camino a que con sus deleites me convida el mundo, siga solo que me enseña la gracia, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.
  
'''DÉCIMO QUINTO MISTERIO'''
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DÉCIMO QUINTO MISTERIO
  
 
En tus brazos, Virgen Bella, como en su trono imperial, recibió el Rey Celestial a los Reyes de la estrella, gózate, pues su deidad por ti se nos ha mostrado.
 
En tus brazos, Virgen Bella, como en su trono imperial, recibió el Rey Celestial a los Reyes de la estrella, gózate, pues su deidad por ti se nos ha mostrado.
  
'''OFRECIMIENTO'''
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OFRECIMIENTO
  
 
Por estos misterios santos, Virgen divina, librad de tormenta y tempestad, el fruto que esta en los campos, los navíos que están en el mar, y a las almas que están en pecado mortal.
 
Por estos misterios santos, Virgen divina, librad de tormenta y tempestad, el fruto que esta en los campos, los navíos que están en el mar, y a las almas que están en pecado mortal.
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Se rezan las tres Aves Marías como de costumbre, y luego la Salve, la letanía y después, lo siguiente:
 
Se rezan las tres Aves Marías como de costumbre, y luego la Salve, la letanía y después, lo siguiente:
  
'''OFRECIMIENTO DE LA HORA DE LOS SANTOS REYES'''
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'''A LA VIRGEN SANTÍSIMA'''
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OFRECIMIENTO DE LA HORA DE LOS SANTOS REYES
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A LA VIRGEN SANTÍSIMA
  
 
Henos aquí postrados ante el trono de vuestra grandeza, ¡Oh Emperatriz del cielo, María Santísima! Y llenos de confianza en vuestra bondad, os ofrecemos con todo el afecto de nuestro corazón esta Santa Hora. Cúmplase ¡Oh amabilísima Señora! en nosotros, todas las disposiciones de vuestra voluntad, y haced que seamos dignos de renovar en vuestro dulcísimo Corazón, aquel júbilo de que llenó la salutación del Arcángel San Gabriel, ¡Oh Madre digna del Salvador! haz que renazca en nosotros la divina gracia, y con ella la imitación perfecta de lo que ha hecho Jesús y vos por nuestro amor. Amén.
 
Henos aquí postrados ante el trono de vuestra grandeza, ¡Oh Emperatriz del cielo, María Santísima! Y llenos de confianza en vuestra bondad, os ofrecemos con todo el afecto de nuestro corazón esta Santa Hora. Cúmplase ¡Oh amabilísima Señora! en nosotros, todas las disposiciones de vuestra voluntad, y haced que seamos dignos de renovar en vuestro dulcísimo Corazón, aquel júbilo de que llenó la salutación del Arcángel San Gabriel, ¡Oh Madre digna del Salvador! haz que renazca en nosotros la divina gracia, y con ella la imitación perfecta de lo que ha hecho Jesús y vos por nuestro amor. Amén.
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¡Oh Purísima María, Madre de los pecadores! os rogamos con la Santa Iglesia, que oigáis nuestras súplicas, y que como amorosa Madre, nos concedáis, por medio de tan santa, y para Vos tan agradable, devoción de esta Santa Hora, la plenitud de la gracia y de vuestro santo amor, la reforma de nosotros, la victoria sobre nuestras pasiones, el arreglo de nuestras costumbras, y el exacto cumplimiento de la ley de Dios, de los deberes de nuestro estado y una buena y santa muerte, con vuestra asistencia en aquel terrible trance. ¡Ah! Sednos propicia ¡Oh María! a su santa Iglesia y a su cabeza visible, oyendo nuestras oraciones, aceptando nuestras súplicas y alabanzas, dándonos vuestra maternal bendición, ¡Oh clementísima María! deseamos de todo corazón, se el objeto de vuestras complacencias en esta vida, y merezcamos la suerte de gozaros en el cielo, los que hoy os alabamos y honramos acá en la tierra. Amén.
 
¡Oh Purísima María, Madre de los pecadores! os rogamos con la Santa Iglesia, que oigáis nuestras súplicas, y que como amorosa Madre, nos concedáis, por medio de tan santa, y para Vos tan agradable, devoción de esta Santa Hora, la plenitud de la gracia y de vuestro santo amor, la reforma de nosotros, la victoria sobre nuestras pasiones, el arreglo de nuestras costumbras, y el exacto cumplimiento de la ley de Dios, de los deberes de nuestro estado y una buena y santa muerte, con vuestra asistencia en aquel terrible trance. ¡Ah! Sednos propicia ¡Oh María! a su santa Iglesia y a su cabeza visible, oyendo nuestras oraciones, aceptando nuestras súplicas y alabanzas, dándonos vuestra maternal bendición, ¡Oh clementísima María! deseamos de todo corazón, se el objeto de vuestras complacencias en esta vida, y merezcamos la suerte de gozaros en el cielo, los que hoy os alabamos y honramos acá en la tierra. Amén.
  
'''ADORACIÓN AL NIÑO DIOS, MARÍA Y JOSÉ'''
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ADORACIÓN AL NIÑO DIOS, MARÍA Y JOSÉ
  
 
Seríamos muy ingratos ¡Oh Divino Infante Jesús! si en este día de tanta solemnidad, no viniésemos con los Santos Reyes Magos, a tributaros nuestros homenajes y profundas oraciones, presentándoos con ellos los misteriosos dones de Incienso, Oro y Mirra, con los cuales os reconocemos como Rey, como Dios y como Hombre, humanado por nuestro amor. Humildemente postrado ante vuestra presencia ¡Oh amorosísimo Niño Jesús! os suplicamos que aceptéis primeramente nuestros corazones, y después a todos nosotros, que no anhelamos otra cosa que ser víctimas de vuestro infinito amor. Sacrificio consumado de vuestra Divina Voluntad, vivir con vuestra vida, en un desprendimiento total de toda cosa criada, y tener finalmente mayor empeño en amaros constantemente como a Dios de nuestro corazón en el Divino Sacramento del Altar. Que sea aceptable ¡Oh Divino Niño! las súplicas que os hacemos en tan faustos días, como símbolo verdadero de los dones que os presentaron los Santos Reyes Magos, renovando las promesas que os hicimos en el día de nuestro Bautismo, y particularmente la de creeros y adoraros sin interrupción por toda nuestra vida, bajo las especies eucarísticas. ¡Ah! esto es lo que desea nuestro corazón, protestando antes morir que faltar a tan precioso deber, que es la base y fundamento de la religión. No permitáis ¡Oh Divino Jesús! que nos desviemos de la perpetua observancia de tu Ley Santa, ni que se resfríe nuestro fervor en alabaros y adoraros con perseverancia en vida, para que eternamente os alabemos con los bienaventurados del cielo. Amén.
 
Seríamos muy ingratos ¡Oh Divino Infante Jesús! si en este día de tanta solemnidad, no viniésemos con los Santos Reyes Magos, a tributaros nuestros homenajes y profundas oraciones, presentándoos con ellos los misteriosos dones de Incienso, Oro y Mirra, con los cuales os reconocemos como Rey, como Dios y como Hombre, humanado por nuestro amor. Humildemente postrado ante vuestra presencia ¡Oh amorosísimo Niño Jesús! os suplicamos que aceptéis primeramente nuestros corazones, y después a todos nosotros, que no anhelamos otra cosa que ser víctimas de vuestro infinito amor. Sacrificio consumado de vuestra Divina Voluntad, vivir con vuestra vida, en un desprendimiento total de toda cosa criada, y tener finalmente mayor empeño en amaros constantemente como a Dios de nuestro corazón en el Divino Sacramento del Altar. Que sea aceptable ¡Oh Divino Niño! las súplicas que os hacemos en tan faustos días, como símbolo verdadero de los dones que os presentaron los Santos Reyes Magos, renovando las promesas que os hicimos en el día de nuestro Bautismo, y particularmente la de creeros y adoraros sin interrupción por toda nuestra vida, bajo las especies eucarísticas. ¡Ah! esto es lo que desea nuestro corazón, protestando antes morir que faltar a tan precioso deber, que es la base y fundamento de la religión. No permitáis ¡Oh Divino Jesús! que nos desviemos de la perpetua observancia de tu Ley Santa, ni que se resfríe nuestro fervor en alabaros y adoraros con perseverancia en vida, para que eternamente os alabemos con los bienaventurados del cielo. Amén.
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Derramad entretanto, ¡Oh amabilísimo Niño! sobre todos nosotros y vuestra Santa Iglesia, sobre su cabeza visible, vuestro Vicario en la tierra, y sobre toda su grey vuestras copiosas bendiciones, y haced por complemento de vuestra gracia, que alcancemos penetrar el verdadero espíritu, que lo veamos propagado por todo el mundo, para vuestra mayor gloria y honor de tan augusto Sacramento, conversión de los impíos que os niegan, y paz universal de los cristianos. Y para obtener tantos bienes, Vos, ¡Oh dulcísima María! carísima Madre nuestra, no dejéis, os lo rogamos con todo nuestro corazón, de continuar siendo ahora y siempre, nuestra Madre, disponiendo de nosotros como os agrade. Alcanzadme Señora, para corresponderos fielmente el santo amor, haciendo que esta divina llama, consuma nuestra vida, y que muramos de este amor en vuestras purísimas manos. Amén.
 
Derramad entretanto, ¡Oh amabilísimo Niño! sobre todos nosotros y vuestra Santa Iglesia, sobre su cabeza visible, vuestro Vicario en la tierra, y sobre toda su grey vuestras copiosas bendiciones, y haced por complemento de vuestra gracia, que alcancemos penetrar el verdadero espíritu, que lo veamos propagado por todo el mundo, para vuestra mayor gloria y honor de tan augusto Sacramento, conversión de los impíos que os niegan, y paz universal de los cristianos. Y para obtener tantos bienes, Vos, ¡Oh dulcísima María! carísima Madre nuestra, no dejéis, os lo rogamos con todo nuestro corazón, de continuar siendo ahora y siempre, nuestra Madre, disponiendo de nosotros como os agrade. Alcanzadme Señora, para corresponderos fielmente el santo amor, haciendo que esta divina llama, consuma nuestra vida, y que muramos de este amor en vuestras purísimas manos. Amén.
  
'''A SEÑOR SAN JOSÉ'''
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A SEÑOR SAN JOSÉ
  
 
¡Oh Castísimo Padre nuestro San José! sed también nuestro protector en la vida y en la muerte, siendo vos el guía y maestro en nuestra peregrinación, alcanzándonos aquella vida interior y desprendida, para ser verdaderos hijos vuestros, e imitar al que es ejemplar de santa vida, Jesús, y a Vos. Amén.
 
¡Oh Castísimo Padre nuestro San José! sed también nuestro protector en la vida y en la muerte, siendo vos el guía y maestro en nuestra peregrinación, alcanzándonos aquella vida interior y desprendida, para ser verdaderos hijos vuestros, e imitar al que es ejemplar de santa vida, Jesús, y a Vos. Amén.
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Un Credo al Niño Dios, una Salve a María Santísima y un Padre nuestro y Gloria Patri a San José.
 
Un Credo al Niño Dios, una Salve a María Santísima y un Padre nuestro y Gloria Patri a San José.
  
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'''A LOS SANTO REYES'''
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A LOS SANTO REYES
  
 
¡Oh gloriosos Santos Reyes! Vosotros, que, a nombre de la futura cristiandad, adorasteis al verdadero Mesías en la cueva de Belén, alcanzadnos de Jesús y du Divina Madre, María, la verdadera fé y conocimiento de Dios humanado, y de los grandes misterios manifestado y obrados por nuestro amor, una altísima estimación de nuestra santa religión, por vuestra intercesión nos conceda el Señor, la gracia de poderlos adorar en espíritu y en verdad, durante nuestra vida. Te pedimos Señor, que prevalezca la fé, que triunfe la católica Iglesia de sus enemigos, asiste piadoso al Romano Pontífice, su cabeza, a nuestros gobernantes, y finalmente Señor, concede a los que, postrados, hemos hecho este viaje espiritual, una buena muerte en tu gracia, para acompañarte en la gloria. Amén.
 
¡Oh gloriosos Santos Reyes! Vosotros, que, a nombre de la futura cristiandad, adorasteis al verdadero Mesías en la cueva de Belén, alcanzadnos de Jesús y du Divina Madre, María, la verdadera fé y conocimiento de Dios humanado, y de los grandes misterios manifestado y obrados por nuestro amor, una altísima estimación de nuestra santa religión, por vuestra intercesión nos conceda el Señor, la gracia de poderlos adorar en espíritu y en verdad, durante nuestra vida. Te pedimos Señor, que prevalezca la fé, que triunfe la católica Iglesia de sus enemigos, asiste piadoso al Romano Pontífice, su cabeza, a nuestros gobernantes, y finalmente Señor, concede a los que, postrados, hemos hecho este viaje espiritual, una buena muerte en tu gracia, para acompañarte en la gloria. Amén.
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Apostolado de la Piedad Popular [

Última revisión de 13:28 28 sep 2022

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MODO DE REZAR LA HORA EN HONOR DE LOS SANTOS REYES MELCHOR, GASPAR Y BALTAZAR

A DEVOCIÓN DE UNA HUMILDE SIERVA SUYAMODO DE REZAR LA HORA EN HONOR DE LOS SANTOS REYES MELCHOR, GASPAR Y BALTAZAR

A DEVOCIÓN DE UNA HUMILDE SIERVA SUYA

México

Imprenta de la Viuda e Hijos de MurguíaMODO DE REZAR LA HORA EN HONOR DE LOS SANTOS REYES MELCHOR, GASPAR Y BALTAZAR

A DEVOCIÓN DE UNA HUMILDE SIERVA SUYA

México

Imprenta de la Viuda e Hijos de Murguía

Portal del Águila de Oro, año de 1880


ADVERTENCIAS

Se empieza a rezar donde esté el Santísimo Sacramento, y se acabará delante de él, y si no se pudiere, en una iglesia donde este el Nacimiento, y se va rezando andando por toda la Iglesia, o la casa toda según donde se rezare, uniendo la intención con el viaje que hicieron los Santos Reyes.

Debe estar segura la persona que rezare o emprendiere esta devoción, que conseguirá lo que le pida a Dios por intercesión de los Santos Reyes. Se debe rezar en el día de los Santos Reyes o en cualquier día que tuviere alguna necesidad.


Antes del acto de contrición se reza esta oración:


Omnipotente y Eterno Dios, Criador de todas las cosas, tú, que misericordioso, hiciste que una estrella acompañase a los tres Reyes, los trece días que caminaron, llegando al fin de ellos a Jerusalén, donde adoraron a Dios y Hombre verdadero a tu Unigénitos Hijo, que encarnado en el vientre purísimo de María Santísima mi Señora, y naciendo en el desabrigo pobre y humilde cueva de Belén, empezó el usufructo de nuestra redención. Haz Señor, que camine para el cielo con verdadero arrepentimiento de mis pecados, con firme propósito de no volver a cometerlos, observando por medio de una entera confesión, la brillante estela de tu ley santísima, sin que anuble sus diez clarísimos rayos mi fragilidad, y haz Señor, que prevalezca la fé católica, que triunfe la católica Iglesia de sus enemigos, asiste piadoso al Soberano Pontífice, su cabeza, a nuestros gobernantes, que se destruyan las herejías, y finalmente Señor, concede a los que postrados hacemos este viaje espiritual, tu gracia para acompañarte en la gloria. Amén.


Inmediatamente se reza el siguiente:


ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador y Redentor mío, por ser vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, con todo mi corazón me pesa de haberos ofendido: propongo Dios mío, de no volver a ofenderos, sino que, con verdadero examen de conciencia, me confesaré enteramente y con toda claridad y distinción, admitiendo y cumpliendo la penitencia que me fuere impuesta, en satisfacción de todos mis pecados, confío en vuestra bondad, que me perdonareis por vuestra preciosa Sangre, y me daréis gracia para nunca más pecar. Amén.



PRIMER MISTERIO

Danos, Virgen, por tu amor, el gozo del Nacimiento, porque habite muy de asiento con nosotros el Señor, toda la felicidad esta en gozarle humanado.

Padre nuestro, diez Aves Marías y luego la siguiente:


L/: Virgen, libra de pecado a los que imploran tu piedad.



SEGUNDO MISTERIO

Omnipotente Dios y dulcísimo Jesús de mi vida, a quien, vista una milagrosa estrella, acudieron a buscarla recién nacido, Melchor, Gaspar y Baltasar, sin que les detuviese el amor de la patria, antes si no, resistiéndose a la inspiración divina, se apartaron de sus reinos: merezca yo Señor, desviarme de todas las vanidades del mundo, siguiendo el camino de la virtud, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.



TERCER MISTERIO

Amorosísimo Dios y amabilísimo Jesús de mis ojos, por quien dejaron los tres Reyes dichosos todas las riquezas que poseían, gustando más de buscarte por los caminos que vivir en el regalo de los palacios: merezca yo, Señor, dejar todo lo temporal, siguiendo el camino de la perfección, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.



CUARTO MISTERIO

Santísimo Dios y Celestial Jesús de mi corazón, a quien vinieron buscando los tres venturosos Reyes, preguntando por tu, confesándote Rey de los judíos, sin temer la indignación del Rey Herodes, merezca yo, Señor, perder el miedo al mundo, siguiendo el camino de tu santa ley, por los méritos de tu pasión santísima. Amén.



QUINTO MISTERIO

Misericordiosísimo Dios y piadosísimo Jesús mío, quien buscado por los tres amantes Reyes, entrando en la corte de Herodes, perdieron la estrella que los guiaba, porque solicitaron, para hallarte, la noticia humana, teniendo la divina, merezca yo, Señor, no dejar la guía de las sagradas inspiraciones, sino que las siga por el camino de una católica confianza, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.



SEXTO MISTERIO

Amorosísimo Dios y amorosísimo Jesús de mi alma, que, buscándote los tres Reyes, saliendo de la populosa corte de Herodes, volvieron a ver la lúcida estrella que los conducía misteriosa: merezca yo Señor, que, arrepentido de mis culpas, restaure lo que perdí por ellas, que es la gracia, siguiendo el camino de un firme propósito de no volver a ofenderte, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.



SÉPTIMO MISTERIO

Hermosísimo Dios y bellísimo Jesús mío, que buscándote los fervorosos Reyes, que te hallaron con María, tu Santísima Madre y Señora mía, en la pobrecita Cueva de Belén, merezca yo Señor, que, habiendo seguido el camino de la penitencia, acompañado de un verdadero dolor de haber ofendido por ser quien eres, te halle, y contigo encuentre a mis ruegos propicio a María Santísima mi Señora, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.



OCTAVO MISTERIO

Gloriosísimo Dios y soberano Jesús de mi alma, que, habiéndote hallado los tres alegres Reyes, se postraron ante tu presencia humilde, merezca yo Señor, saber huir las soberbias profanidades de la tierra, observando la santísima ley tuya, por el camino de la humildad, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.



NOVENO MISTERIO

Eterno Dios y supremo Jesús mío, a quien adoraron con presta fe los tres humildes Reyes, creyéndote Dios y Hombre verdadero, aun viéndote entre unas pobres pajas, merezca yo Señor, no faltar a la católica fe, si confirmar más en ella, confesándote Dios y hombre verdadero, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.



DÉCIMO MISTERIO

Majestuoso Dios e inocentísimo Jesús mío, a quien el oro que ofrecieron los generosos Reyes, mostraron la caridad ardiente en que se abrasaban, merezca yo Señor, abrasarme en tu amor santísimo, amándote como a mi Señor, como a mi bien, como a mí Redentor, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.



UNDÉCIMO MISTERIO

Admirabilísimo Dios y perfectísimo Jesús de mi alma, a quien los tres devotos Reyes en el incienso que te ofrecieron, te pusieron delante lo fervoroso de la oración, merezca yo Señor, perseverar en oración continua, alcanzando de tu piedad el que no se entibie mi espíritu, antes si se fervorice más y más cada instante, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.



DUODÉCIMO MISTERIO

Milagrosísimo Dios y maravillosísimo Jesús mío, a quien en la mirra que te ofrecieron los tres ilustres Reyes te dieron lo áspero de la mortificación, merezca yo Señor, mortificar mis sentidos todos, sin que me retire de tu servicio los trabajos y fatigas que deseo padecer, en satisfacción de mis culpas, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.



DÉCIMO TERCER MISTERIO

Inefable Dios y agradecidísimo Jesús mío, que te dignaste de aceptar propicio los dones que te ofrecieron los tres reverentes Reyes, ya tributarios tuyos, merezca yo Señor, el que, ante tu divino acatamiento, sean aceptadas estas mis oraciones, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.



DÉCIMO CUARTO MISTERIO

Dios sabio y benigno Jesús mío, que, despedidos los enamorados Reyes de tu Majestad Santísima, dejaron tu piedad amonestados, el que camino que habían traído y se volvieron por otro distinto, merezca yo Señor, que huyendo el camino a que con sus deleites me convida el mundo, siga solo que me enseña la gracia, por los merecimientos de tu pasión santísima. Amén.



DÉCIMO QUINTO MISTERIO

En tus brazos, Virgen Bella, como en su trono imperial, recibió el Rey Celestial a los Reyes de la estrella, gózate, pues su deidad por ti se nos ha mostrado.



OFRECIMIENTO

Por estos misterios santos, Virgen divina, librad de tormenta y tempestad, el fruto que esta en los campos, los navíos que están en el mar, y a las almas que están en pecado mortal.


Se rezan las tres Aves Marías como de costumbre, y luego la Salve, la letanía y después, lo siguiente:



OFRECIMIENTO DE LA HORA DE LOS SANTOS REYES


A LA VIRGEN SANTÍSIMA

Henos aquí postrados ante el trono de vuestra grandeza, ¡Oh Emperatriz del cielo, María Santísima! Y llenos de confianza en vuestra bondad, os ofrecemos con todo el afecto de nuestro corazón esta Santa Hora. Cúmplase ¡Oh amabilísima Señora! en nosotros, todas las disposiciones de vuestra voluntad, y haced que seamos dignos de renovar en vuestro dulcísimo Corazón, aquel júbilo de que llenó la salutación del Arcángel San Gabriel, ¡Oh Madre digna del Salvador! haz que renazca en nosotros la divina gracia, y con ella la imitación perfecta de lo que ha hecho Jesús y vos por nuestro amor. Amén.

¡Oh Purísima María, Madre de los pecadores! os rogamos con la Santa Iglesia, que oigáis nuestras súplicas, y que como amorosa Madre, nos concedáis, por medio de tan santa, y para Vos tan agradable, devoción de esta Santa Hora, la plenitud de la gracia y de vuestro santo amor, la reforma de nosotros, la victoria sobre nuestras pasiones, el arreglo de nuestras costumbras, y el exacto cumplimiento de la ley de Dios, de los deberes de nuestro estado y una buena y santa muerte, con vuestra asistencia en aquel terrible trance. ¡Ah! Sednos propicia ¡Oh María! a su santa Iglesia y a su cabeza visible, oyendo nuestras oraciones, aceptando nuestras súplicas y alabanzas, dándonos vuestra maternal bendición, ¡Oh clementísima María! deseamos de todo corazón, se el objeto de vuestras complacencias en esta vida, y merezcamos la suerte de gozaros en el cielo, los que hoy os alabamos y honramos acá en la tierra. Amén.



ADORACIÓN AL NIÑO DIOS, MARÍA Y JOSÉ

Seríamos muy ingratos ¡Oh Divino Infante Jesús! si en este día de tanta solemnidad, no viniésemos con los Santos Reyes Magos, a tributaros nuestros homenajes y profundas oraciones, presentándoos con ellos los misteriosos dones de Incienso, Oro y Mirra, con los cuales os reconocemos como Rey, como Dios y como Hombre, humanado por nuestro amor. Humildemente postrado ante vuestra presencia ¡Oh amorosísimo Niño Jesús! os suplicamos que aceptéis primeramente nuestros corazones, y después a todos nosotros, que no anhelamos otra cosa que ser víctimas de vuestro infinito amor. Sacrificio consumado de vuestra Divina Voluntad, vivir con vuestra vida, en un desprendimiento total de toda cosa criada, y tener finalmente mayor empeño en amaros constantemente como a Dios de nuestro corazón en el Divino Sacramento del Altar. Que sea aceptable ¡Oh Divino Niño! las súplicas que os hacemos en tan faustos días, como símbolo verdadero de los dones que os presentaron los Santos Reyes Magos, renovando las promesas que os hicimos en el día de nuestro Bautismo, y particularmente la de creeros y adoraros sin interrupción por toda nuestra vida, bajo las especies eucarísticas. ¡Ah! esto es lo que desea nuestro corazón, protestando antes morir que faltar a tan precioso deber, que es la base y fundamento de la religión. No permitáis ¡Oh Divino Jesús! que nos desviemos de la perpetua observancia de tu Ley Santa, ni que se resfríe nuestro fervor en alabaros y adoraros con perseverancia en vida, para que eternamente os alabemos con los bienaventurados del cielo. Amén.

Derramad entretanto, ¡Oh amabilísimo Niño! sobre todos nosotros y vuestra Santa Iglesia, sobre su cabeza visible, vuestro Vicario en la tierra, y sobre toda su grey vuestras copiosas bendiciones, y haced por complemento de vuestra gracia, que alcancemos penetrar el verdadero espíritu, que lo veamos propagado por todo el mundo, para vuestra mayor gloria y honor de tan augusto Sacramento, conversión de los impíos que os niegan, y paz universal de los cristianos. Y para obtener tantos bienes, Vos, ¡Oh dulcísima María! carísima Madre nuestra, no dejéis, os lo rogamos con todo nuestro corazón, de continuar siendo ahora y siempre, nuestra Madre, disponiendo de nosotros como os agrade. Alcanzadme Señora, para corresponderos fielmente el santo amor, haciendo que esta divina llama, consuma nuestra vida, y que muramos de este amor en vuestras purísimas manos. Amén.



A SEÑOR SAN JOSÉ

¡Oh Castísimo Padre nuestro San José! sed también nuestro protector en la vida y en la muerte, siendo vos el guía y maestro en nuestra peregrinación, alcanzándonos aquella vida interior y desprendida, para ser verdaderos hijos vuestros, e imitar al que es ejemplar de santa vida, Jesús, y a Vos. Amén.


Un Credo al Niño Dios, una Salve a María Santísima y un Padre nuestro y Gloria Patri a San José.


A LOS SANTO REYES

¡Oh gloriosos Santos Reyes! Vosotros, que, a nombre de la futura cristiandad, adorasteis al verdadero Mesías en la cueva de Belén, alcanzadnos de Jesús y du Divina Madre, María, la verdadera fé y conocimiento de Dios humanado, y de los grandes misterios manifestado y obrados por nuestro amor, una altísima estimación de nuestra santa religión, por vuestra intercesión nos conceda el Señor, la gracia de poderlos adorar en espíritu y en verdad, durante nuestra vida. Te pedimos Señor, que prevalezca la fé, que triunfe la católica Iglesia de sus enemigos, asiste piadoso al Romano Pontífice, su cabeza, a nuestros gobernantes, y finalmente Señor, concede a los que, postrados, hemos hecho este viaje espiritual, una buena muerte en tu gracia, para acompañarte en la gloria. Amén.

Apostolado de la Piedad Popular [