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Viernes, 29 de marzo de 2024

Diferencia entre revisiones de «Alma de Cristo»

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El origen  de esta conocida [[oración]] se remonta a la primera mitad del siglo XIV, y fue enriquecida con indulgencias por el [[Papa Juan XXII]] en el año 1330. Prácticamente todos los manuscritos (ver[[manuscrito]]) concuerdan con estos dos hechos, así que no existen dudas (ver [[duda]]) acerca de su exactitud.  En lo que respecta a su autoría, todo lo que podemos afirmar es que quizás fue escrita por Juan XXII.  No hay certeza de este hecho debido a que a este Papa se le ha atribuido de manera errónea otras composiciones piadosas similares, aparte de que fácilmente se podría cometer el error de confundir al que otorgó la [[indulgencia]] con el autor real.  El  “Alma de Cristo” generalmente se  ha atribuido, y aun se  atribuye, a [[San Ignacio de Loyola]], quien la colocó al comienzo de sus "[[Ejercicios Espirituales]]" y a menudo hizo referencia a ella.  Esto es un error, como han señalado numerosos autores, debido a que la [[oración]] se encontró en varios [[devocionarios]] impresos durante la juventud del [[santo]] y se encontró en algunos manuscritos escritos un siglo antes de su nacimiento (1491). James Mearns, [[himnólogo]] inglés, la encontró en un manuscrito del Museo Británico que se remonta aproximadamente al año 1370. En la [[biblioteca de Aviñón]] se preserva un [[devocionario]] del Cardenal Peter de [[Luxemburgo]], quien murió en 1387, que contiene el “Alma de Cristo” prácticamente de la misma forma en que la tenemos hoy.  También se  halló grabada en una de los portones del Alcázar de Sevilla, lo que nos hace recordar la época de Don Pedro el Cruel (1350-69). Esta oración era tan conocida y tan popular en la época de San Ignacio, que él solo la menciona en la primera edición de sus "Ejercicios Espirituales", suponiendo evidentemente que el ejercitante o lector ya la conocía (v. [[conocimiento]].  La oración  se imprimió en su totalidad en las ediciones posteriores.  Al suponer que San Ignacio escribió todo el libro, se le llegó a considerar como el creador de la oración.  Todo esto ha sido narrado extensamente por  Guido Dreves (Stimmen aus [[María – Laach]] LIV, 493) y B.. Baesten (Précis Historiques, XXXII, 630).
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El origen  de esta conocida [[oración]] se remonta a la primera mitad del siglo XIV, y fue enriquecida con [[indulgencias]] por el [[Papa Juan XXII]] en el año 1330. Prácticamente todos los [[manuscritos]] concuerdan con estos dos hechos, así que no existen [[duda]]s acerca de su exactitud.  En lo que respecta a su autoría, todo lo que podemos afirmar es que quizás fue escrita por Juan XXII.  No hay [[certeza]] de este hecho debido a que a este [[Papa]] se le ha atribuido de manera errónea otras composiciones piadosas similares, aparte de que fácilmente se podría cometer el [[error]] de confundir al que otorgó la indulgencia con el autor real.  El  “Alma de Cristo” generalmente se  ha atribuido, y aun se  atribuye, a [[San Ignacio de Loyola]], quien la colocó al comienzo de sus "[[Ejercicios Espirituales]]" y a menudo hizo referencia a ella.  Esto es un error, como han señalado numerosos autores, debido a que la oración se encontró en varios [[devocionarios]] impresos durante la juventud del [[Comunión de los Santos|santo]] y se encontró en algunos manuscritos escritos un siglo antes de su nacimiento (1491).   
  
Oración Alma de Cristo
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James Mearns, [[himno|himnólogo]] inglés, la encontró en un manuscrito del Museo Británico que se remonta aproximadamente al año 1370. En la [[biblioteca]] de [[Aviñón]] se preserva un [[devocionario]] del [[Cardenal]] Peter de [[Luxemburgo]], quien murió en 1387, que contiene el “Alma de Cristo” prácticamente de la misma forma en que la tenemos hoy.  También se halló grabada en una de los portones del Alcázar de Sevilla, lo que nos hace recordar la época de Don Pedro el Cruel (1350-69). Esta oración era tan conocida y tan popular en la época de San Ignacio, que él solo la menciona en la primera edición de sus "Ejercicios Espirituales", suponiendo evidentemente que el ejercitante o lector ya la [[conocimiento|conocía]].  La oración  se imprimió en su totalidad en las ediciones posteriores.  Al suponer que San Ignacio escribió todo el libro, se le llegó a considerar como el creador de la oración.  Todo esto ha sido narrado extensamente por  Guido Dreves (Stimmen aus [[María – Laach]] LIV, 493) y B.. Baesten (Précis Historiques, XXXII, 630).
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'''Oración Alma de Cristo'''
  
 
Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh, buen Jesús!, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a Ti. Para que con tus santos te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén
 
Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh, buen Jesús!, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a Ti. Para que con tus santos te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén
  
  
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'''Fuente''':  Frisbee, Samuel. "Anima Christi." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907.  <http://www.newadvent.org/cathen/01515a.htm>.
  
Cita APA. Frisbee, S. (1907). Anima Christi. In The Catholic Encyclopedia. New York: Robert Appleton Company. Retrieved  from New Advent.
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Traducida por José Nicomedes Ramírez Hernández.  L H M
Transcrito por Tomas Hancil
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Traducida al catellano por José Nicomedes Ramírez Hernández
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Revisada y corregida por Luz María Hernández Medina
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VºBº: José Gálvez Krüger
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Revisión de 10:10 18 nov 2009

El origen de esta conocida oración se remonta a la primera mitad del siglo XIV, y fue enriquecida con indulgencias por el Papa Juan XXII en el año 1330. Prácticamente todos los manuscritos concuerdan con estos dos hechos, así que no existen dudas acerca de su exactitud. En lo que respecta a su autoría, todo lo que podemos afirmar es que quizás fue escrita por Juan XXII. No hay certeza de este hecho debido a que a este Papa se le ha atribuido de manera errónea otras composiciones piadosas similares, aparte de que fácilmente se podría cometer el error de confundir al que otorgó la indulgencia con el autor real. El “Alma de Cristo” generalmente se ha atribuido, y aun se atribuye, a San Ignacio de Loyola, quien la colocó al comienzo de sus "Ejercicios Espirituales" y a menudo hizo referencia a ella. Esto es un error, como han señalado numerosos autores, debido a que la oración se encontró en varios devocionarios impresos durante la juventud del santo y se encontró en algunos manuscritos escritos un siglo antes de su nacimiento (1491).

James Mearns, himnólogo inglés, la encontró en un manuscrito del Museo Británico que se remonta aproximadamente al año 1370. En la biblioteca de Aviñón se preserva un devocionario del Cardenal Peter de Luxemburgo, quien murió en 1387, que contiene el “Alma de Cristo” prácticamente de la misma forma en que la tenemos hoy. También se halló grabada en una de los portones del Alcázar de Sevilla, lo que nos hace recordar la época de Don Pedro el Cruel (1350-69). Esta oración era tan conocida y tan popular en la época de San Ignacio, que él solo la menciona en la primera edición de sus "Ejercicios Espirituales", suponiendo evidentemente que el ejercitante o lector ya la conocía. La oración se imprimió en su totalidad en las ediciones posteriores. Al suponer que San Ignacio escribió todo el libro, se le llegó a considerar como el creador de la oración. Todo esto ha sido narrado extensamente por Guido Dreves (Stimmen aus María – Laach LIV, 493) y B.. Baesten (Précis Historiques, XXXII, 630).

Oración Alma de Cristo

Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh, buen Jesús!, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a Ti. Para que con tus santos te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén


Fuente: Frisbee, Samuel. "Anima Christi." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01515a.htm>.

Traducida por José Nicomedes Ramírez Hernández. L H M