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Jueves, 28 de marzo de 2024

Afecto oriental de los Papas:Pablo VI, el diálogo como método

De Enciclopedia Católica

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Los primeros pasos en la relación entre el Papa y la Iglesia de Constantinopla no fueron fáciles. El patriarca no saludó la elección del sucesor de Juan XXIII, ni tampoco se hizo representar en su coronación, sin embargo, en dicha ceremonia, Pablo VI tuvo en cuenta explícitamente a las Iglesias orientales. Bien es verdad que en este momento se limitó a recordar la riqueza lingüística y ritual que las citadas Iglesias poseían [1] , cosa que parece no fue acogida por las iglesias ortodoxas . Inmediatamente Pablo VI retomó las riendas del acercamiento a Constantinopla escribiendo una carta personal al Patriarca Atenágoras, hecho inusitado en la relación entre ambas jerarquías[3] . Otro signo de la prudencia del Papa –recordemos que estamos en 1965- es que para hablar de la Iglesia ortodoxa lo hacía con el calificativo de Oriente ortodoxo, mientras que utilizaba la expresión Iglesia católica como referente de aquel (TA 88). Dos años más tarde, en 1967, ha hablará de Iglesia ortodoxa (TA 171). Por tanto, se observa una cierta evolución en el pensamiento del Papa, cosa que no le desmerece, como señala Pierre Duprey[4] . Para Pablo VI la Iglesia ortodoxa brota de la misma cepa, es decir Cristo, aunque se halla e comunión imperfecta con la Iglesia de Roma. Esta Iglesia dispone del mismo bautismo, comparte la misma fe fundamental, tiene una jerarquía válida y posee los sacramentos que son medios eficacias de gracia [5] . Este discurso que pronunció el Papa en 1963 contiene dos elementos fundamentales del Decreto sobre el Ecumenismo del Concilio Vaticano II t del Breve Anno ineunte [6] .

Con Pablo VI las relaciones entre la Iglesia católica y la ortodoxa se consolidan [7] , de tal forma que se ha dicho que el ecumenismo es una de las claves de su pontificado [8] , más aun, según Y. Congar, Pablo VI hizo del ecumenismo la idea más englobante de su pontificado [9]. Si nos desplazamos al campo de la eclesiología , el hecho de entender la Iglesia como una comunión ha sido, al parecer de E. Lanne, uno de los hechos más importantes del pontificado paulino.[10] La palabra clave que define las relaciones entre ambas Iglesias es la del diálogo [11] , de tal forma que se ha dicho que el ecumenismo es una de las claves fundamentales de su pontificado [12] . En Ecclesiam suam [13] ,encíclica programática de su pontificado, Pablo VI hacía del diálogo la clave teológico pastoral de la Iglesia en el mundo moderno. Pero no se trata de una mera estrategia pastoral, sino más bien del modo teológico de comprensión de relaciones de Dios con el hombre. Entre los niveles de relación dialogal, expresado mediante la imagen de los círculos concéntricos, el círculo más próximo a la Iglesia católica es el de los hermanos separados y el diálogo que debe operar en ese ámbito se denomina diálogo ecuménico. El principio básico del que se parte en este caso consiste en poner en evidencia sobre todo lo que nos une, antes de hacer notar lo que nos separa (ES 50). A partir de esta idea fundamental, Pablo VI afirma que se compromete a estudiar cómo secundar los deseos legítimos de los cristianos separados, pero al mismo tiempo sostiene que no está en su poder transigir acerca de la integridad de la fe y sobre las exigencias de la caridad. En este marco de diálogo, dentro del cual la Iglesia se ha comprometido a recomponer el único rebaño de Cristo, la misma Iglesia no cesará de mostrar cómo las prerrogativas que mantienen alejados de ella a los hermanos separados no son fruto de la ambición histórica ni de la especulación teológica fantasiosa, sino que proceden de la voluntad de Cristo, y además benefician a todos (ES 113). Se trata de un diálogo fraternal (ES 113), calificado por el mismo papa Pablo VI como diálogo de la caridad entre las dos Iglesias [14] , que desembocará, esperaba el Papa, en el diálogo teológico[15] . Todo esto supone un claro signo del cambio operado en la relación intercristiana con el Concilio Vaticano II, ya que con el diálogo se supera el antiguo método polémico y controvertista [16] en el que lo central consistía en el retorno de los hermanos separados a la Iglesia católica [17] . Este nuevo camino iniciado entre la Iglesia católica y los hermanos separados suponía, según el Papa, una profundización de cierto valor en la doctrina sobre la Iglesia (ES 33).

Los sujetos del diálogo son, al menos por parte católica , no sólo las autoridades eclesiáticas, sino también los teólogos [18] . Este concepto –diálogo- significa el cambio definitivo de la Iglesia católica y del magisterio pontificio respecto a las Iglesias de Oriente, aunque bien es verdad que no sólo respecto a ellas, ya que marca el nuevo camino ecuménico de la iglesia católica. Lafont ha puesto de manifiesto que el diálogo significa la aceptación de una cierta igualdad entre los interlocutores, con la fnalidad de hacer memoria juntos para así realizar un reconocimiento común de las responsabilidades pasadas y con vistas a encontrar los medios necesarios para poder superar los obstáculos que han originado la separación. Esto implica el abandono definitivo de lo que califica este autor como exclusivismo unitario y defensivo, que sostuvo la Iglesia católica después de Concilio de Trento.[19] La carta de presentación del decreto Unitatis redintegratio por parte del Papa Pablo VI al Patriarca Atenágoras insiste en mismo tema de la necesidad del diálogo, como camino de restauración de la unidad perdida entre ambas Iglesias. Este diálogo de la caridad permitirá, según el Papa, superar los obstáculos que impiden la plena comunión de la fe en la verdad. Implícitamente sugiere Pablo VI que este diálogo surge de la acción de Espíritu de Amor que permite reencontrarnos en la unidad y en la diversidad [20] . Esto significa que nos hallamos ante un concepto de amor no meramente humanitario sino eclesial y teológico, que prepara la comunión sacramental, verdadero fin del diálogo, por lo que debe ser considerado como un lazo eclesial real, que restablece las relaciones entre ambas Iglesias [21] . Otros términos son los de: reencuentro, reconocimiento, aproximación y conocimiento [22]

Notas:

[en proceso de colocación]