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Jueves, 28 de marzo de 2024

Diferencia entre revisiones de «Aeterni Patris»

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Carta Encíclica del papa León XIII (emitida el 4 de agosto de 1879); no debe confundirse con la carta apostólica del mismo título escrita por Pío IX. Su propósito era revivir la filosofía escolástica según la mente de Sto. Tomás de Aquino.  Comienza con las consideración de que la iglesia, aunque oficialmente es maestra solamente de la verdad revelada, has estado siempre interesada en el cultivo de todas las ramas del conocimiento humano, especialmente la filosofía de la que depende en gran manera el correcto cultivo de otras ciencias. Pero el papa declara que la condición actual del pensamiento le obliga a hacer algo por el estudio de la verdadera filosofía, porque muchos males presentes se deban a la falsa filosofía, en tanto en cuanto el hombre está naturalmente guiado por la razón y por ello allí a donde la razón lleva, la voluntad va fácilmente. La encíclica muestra a continuación cómo la filosofía racional prepara los motivos de credibilidad en materia de fe y explica y reivindica las verdades reveladas. Pero la verdad descubierta por la razón no puede contradecir a la verdad revelada por Dios y de ahí que la búsqueda del conocimiento de la filosofía natural puede utilizar su propio método, principios y argumentos pero no tanto como negar la autoridad de la revelación divina. Muestra después la encíclica, con citas de Padres de la Iglesia, lo que la razón, ayudada por la revelación, puede hacer por el progreso del conocimiento humano. En el Medievo, los escoláticos juntaron en un todo armonioso, con un sistema de filosofía,  la sabiduría cristiana de los Padres. Puesto que fue la obra de teólogos escolásticos, según la encíclica, unir la ciencia humana y divina, su teología nunca hubiera tenido éxito, como el que tuvo, si su filosofía no hubiera sido un sistema completo. León XIII resalta que Sto. Tomás, como príncipe de los teólogos y filósofos escolásticos, como prueba el reconocimiento de las universidades, de los papas, de los concilios generales, y hasta fuera de la Iglesia, uno de los cuales presumió de que si las obras de Sto. Tomás no existieran el lucharía contra la iglesia y la derrotaría.  
 
Carta Encíclica del papa León XIII (emitida el 4 de agosto de 1879); no debe confundirse con la carta apostólica del mismo título escrita por Pío IX. Su propósito era revivir la filosofía escolástica según la mente de Sto. Tomás de Aquino.  Comienza con las consideración de que la iglesia, aunque oficialmente es maestra solamente de la verdad revelada, has estado siempre interesada en el cultivo de todas las ramas del conocimiento humano, especialmente la filosofía de la que depende en gran manera el correcto cultivo de otras ciencias. Pero el papa declara que la condición actual del pensamiento le obliga a hacer algo por el estudio de la verdadera filosofía, porque muchos males presentes se deban a la falsa filosofía, en tanto en cuanto el hombre está naturalmente guiado por la razón y por ello allí a donde la razón lleva, la voluntad va fácilmente. La encíclica muestra a continuación cómo la filosofía racional prepara los motivos de credibilidad en materia de fe y explica y reivindica las verdades reveladas. Pero la verdad descubierta por la razón no puede contradecir a la verdad revelada por Dios y de ahí que la búsqueda del conocimiento de la filosofía natural puede utilizar su propio método, principios y argumentos pero no tanto como negar la autoridad de la revelación divina. Muestra después la encíclica, con citas de Padres de la Iglesia, lo que la razón, ayudada por la revelación, puede hacer por el progreso del conocimiento humano. En el Medievo, los escoláticos juntaron en un todo armonioso, con un sistema de filosofía,  la sabiduría cristiana de los Padres. Puesto que fue la obra de teólogos escolásticos, según la encíclica, unir la ciencia humana y divina, su teología nunca hubiera tenido éxito, como el que tuvo, si su filosofía no hubiera sido un sistema completo. León XIII resalta que Sto. Tomás, como príncipe de los teólogos y filósofos escolásticos, como prueba el reconocimiento de las universidades, de los papas, de los concilios generales, y hasta fuera de la Iglesia, uno de los cuales presumió de que si las obras de Sto. Tomás no existieran el lucharía contra la iglesia y la derrotaría.  
 
Desde la reforma, la lucha contra la escolástica ha sido implacable. La encíclica papal señala como algunos la han abandonado, pero muestra lo que puede ayudar en la búsqueda de  de la ciencia social y metafísica. Insiste que Sto. Tomás fundaba sus razones y argumentos  sobre experimentos; en el curso de los siglos que han pasado desde su tiempo, los experimentos han ido descubriendo hechos y secretos de la naturaleza, sin embargo los escritos de Sto. Tomás dan testimonio  que ese espíritu experimental era tan fuerte en él como lo es en nosotros. De ahí el llamamiento del papa a los obispos del mundo cristiano para que cooperen en la restauración y difusión de la sabiduría (sapientia) de Sto. Tomás y repite sapientiam Sancti Thomae dicimus, porque, como él explica, no reclama que se revivan las sutilezas excesivas de algunos escolásticos ni las opiniones que las investigaciones posteriores han hecho aparecer. El propósito de León XIII es que la filosofía de Sto. Tomás reviva así como su espíritu investigador pero sin tener que aceptar cada opinión y argumento que se encuentre en las obras de los escolásticos.  Es digno de tener en cuenta que León XIII, a continuación de la encíclica, dirigió una carta al cardenal Luca (15 oct.1879) en la que además de ordenar que la filosofía de Sto. Tomás se enseñase en las escuelas romanas, fundaba la "Accademia di San Tommaso", y hacía provisión para una nueva edición de las obras del santo. La academia hizo mucho para que se inaugurara este movimiento y un Collegium de padres dominicos comenzaron a trabajar en la edición (Leonina) de las obras.
 
Desde la reforma, la lucha contra la escolástica ha sido implacable. La encíclica papal señala como algunos la han abandonado, pero muestra lo que puede ayudar en la búsqueda de  de la ciencia social y metafísica. Insiste que Sto. Tomás fundaba sus razones y argumentos  sobre experimentos; en el curso de los siglos que han pasado desde su tiempo, los experimentos han ido descubriendo hechos y secretos de la naturaleza, sin embargo los escritos de Sto. Tomás dan testimonio  que ese espíritu experimental era tan fuerte en él como lo es en nosotros. De ahí el llamamiento del papa a los obispos del mundo cristiano para que cooperen en la restauración y difusión de la sabiduría (sapientia) de Sto. Tomás y repite sapientiam Sancti Thomae dicimus, porque, como él explica, no reclama que se revivan las sutilezas excesivas de algunos escolásticos ni las opiniones que las investigaciones posteriores han hecho aparecer. El propósito de León XIII es que la filosofía de Sto. Tomás reviva así como su espíritu investigador pero sin tener que aceptar cada opinión y argumento que se encuentre en las obras de los escolásticos.  Es digno de tener en cuenta que León XIII, a continuación de la encíclica, dirigió una carta al cardenal Luca (15 oct.1879) en la que además de ordenar que la filosofía de Sto. Tomás se enseñase en las escuelas romanas, fundaba la "Accademia di San Tommaso", y hacía provisión para una nueva edición de las obras del santo. La academia hizo mucho para que se inaugurara este movimiento y un Collegium de padres dominicos comenzaron a trabajar en la edición (Leonina) de las obras.

Revisión de 22:31 19 nov 2007

Carta Encíclica del papa León XIII (emitida el 4 de agosto de 1879); no debe confundirse con la carta apostólica del mismo título escrita por Pío IX. Su propósito era revivir la filosofía escolástica según la mente de Sto. Tomás de Aquino. Comienza con las consideración de que la iglesia, aunque oficialmente es maestra solamente de la verdad revelada, has estado siempre interesada en el cultivo de todas las ramas del conocimiento humano, especialmente la filosofía de la que depende en gran manera el correcto cultivo de otras ciencias. Pero el papa declara que la condición actual del pensamiento le obliga a hacer algo por el estudio de la verdadera filosofía, porque muchos males presentes se deban a la falsa filosofía, en tanto en cuanto el hombre está naturalmente guiado por la razón y por ello allí a donde la razón lleva, la voluntad va fácilmente. La encíclica muestra a continuación cómo la filosofía racional prepara los motivos de credibilidad en materia de fe y explica y reivindica las verdades reveladas. Pero la verdad descubierta por la razón no puede contradecir a la verdad revelada por Dios y de ahí que la búsqueda del conocimiento de la filosofía natural puede utilizar su propio método, principios y argumentos pero no tanto como negar la autoridad de la revelación divina. Muestra después la encíclica, con citas de Padres de la Iglesia, lo que la razón, ayudada por la revelación, puede hacer por el progreso del conocimiento humano. En el Medievo, los escoláticos juntaron en un todo armonioso, con un sistema de filosofía, la sabiduría cristiana de los Padres. Puesto que fue la obra de teólogos escolásticos, según la encíclica, unir la ciencia humana y divina, su teología nunca hubiera tenido éxito, como el que tuvo, si su filosofía no hubiera sido un sistema completo. León XIII resalta que Sto. Tomás, como príncipe de los teólogos y filósofos escolásticos, como prueba el reconocimiento de las universidades, de los papas, de los concilios generales, y hasta fuera de la Iglesia, uno de los cuales presumió de que si las obras de Sto. Tomás no existieran el lucharía contra la iglesia y la derrotaría. Desde la reforma, la lucha contra la escolástica ha sido implacable. La encíclica papal señala como algunos la han abandonado, pero muestra lo que puede ayudar en la búsqueda de de la ciencia social y metafísica. Insiste que Sto. Tomás fundaba sus razones y argumentos sobre experimentos; en el curso de los siglos que han pasado desde su tiempo, los experimentos han ido descubriendo hechos y secretos de la naturaleza, sin embargo los escritos de Sto. Tomás dan testimonio que ese espíritu experimental era tan fuerte en él como lo es en nosotros. De ahí el llamamiento del papa a los obispos del mundo cristiano para que cooperen en la restauración y difusión de la sabiduría (sapientia) de Sto. Tomás y repite sapientiam Sancti Thomae dicimus, porque, como él explica, no reclama que se revivan las sutilezas excesivas de algunos escolásticos ni las opiniones que las investigaciones posteriores han hecho aparecer. El propósito de León XIII es que la filosofía de Sto. Tomás reviva así como su espíritu investigador pero sin tener que aceptar cada opinión y argumento que se encuentre en las obras de los escolásticos. Es digno de tener en cuenta que León XIII, a continuación de la encíclica, dirigió una carta al cardenal Luca (15 oct.1879) en la que además de ordenar que la filosofía de Sto. Tomás se enseñase en las escuelas romanas, fundaba la "Accademia di San Tommaso", y hacía provisión para una nueva edición de las obras del santo. La academia hizo mucho para que se inaugurara este movimiento y un Collegium de padres dominicos comenzaron a trabajar en la edición (Leonina) de las obras.

Acta Leonis XIII, 283-285 (1879); WYNNE; Great Encyclical Letters of Leo XIII, 34-37 (tr., New York, 1903),

M. O'RIORDAN.

Traducido por Pedro Royo.