https://ec.aciprensa.com/newwiki/api.php?action=feedcontributions&user=201.230.122.217&feedformat=atomEnciclopedia Católica - Contribuciones del usuario [es]2024-03-29T07:49:32ZContribuciones del usuarioMediaWiki 1.24.1https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=San_Juan_el_Bautista&diff=4212San Juan el Bautista2007-11-30T02:21:15Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Las fuentes principales relativas a la vida y ministerio de San Juan Bautista son los Evangelios canónicos. De estos, San Lucas es el más completo, recogiendo como hace las maravillosas circunstancias que acompañaron el nacimiento del Precursor y detalles sobre su ministerio y su muerte. El Evangelio de San Mateo se mantiene en estrecha relación con el de San Lucas, en cuanto se refiere al ministerio público de Juan, pero no contiene nada de lo relativo al comienzo de su vida. De San Marcos, cuyo relato de la vida del Precursor es muy escaso, no se puede recoger ningún detalle nuevo. Finalmente el cuarto Evangelio tiene esta especial característica, que da el testimonio de San Juan tras el bautismo del Salvador. Aparte de las indicaciones suministradas por estos escritos, alusiones de pasada se producen en pasajes tales como Hechos, 13, 24; 19, 1-6; pero son pocos y se refieren al asunto sólo indirectamente. A lo anterior debe añadirse lo que Josefo relata en su Antigüedades Judías (XVIII, v, 2); pero debe recordarse que es lamentablemente errático en sus fechas, equivocado en los nombres propios, y parece manipular los hechos según sus propias opiniones políticas; sin embargo, su juicio sobre Juan, también lo que nos dice sobre la popularidad del Precursor, junto con algunos detalles de menor importancia, son dignos de la atención del historiador. No se puede decir lo mismo de los evangelios apócrifos, porque la escasa información que dan del Precursor es o bien copiada de los Evangelios canónicos (y no añade autoridad a estos), o bien es un conjunto de divagaciones infundadas.<br />
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Zacarías, el padre de Juan el Bautista, era un sacerdote de la estirpe de Abías, la octava de las veinticuatro clases en que fueron divididos los sacerdotes (I Cro., 24, 7-19); Isabel, la madre del Precursor, era "descendiente de Aarón" según San Lucas (1, 5); el mismo evangelista, unos versículos después (1, 36) la llama "prima" (syggenis) de María. Estas dos afirmaciones parecen contradictorias, pues, se preguntará, ¿ cómo podía ser una prima de la Santísima Virgen "descendiente de Aarón"? El problema se podría resolver adoptando la lectura que se da en una antigua versión persa, donde encontramos "hermana de la madre" (metradelphe) en vez de "prima". Una explicación en cierto modo análoga, probablemente tomada de algún escrito apócrifo, y tal vez correcta, se da por San Hipólito (en Nicefor., II, iii). Según ella, Mathan tuvo tres hijas, María, Soba, y Ana. María, la mayor, se casó con un hombre de Belén y fue la madre de Salomé; Soba se casó también en Belén, pero con "un hijo de Leví", de quien tuvo a Isabel; Ana desposó a un galileo (Joaquín) y dio a luz a María, la Madre de Dios. Así Salomé, Isabel, y la Santísima Virgen fueron primas hermanas, e Isabel, "descendiente de Aarón" por línea paterna, era, por su madre, prima de María. El hogar de Zacarías se designa sólo de una manera vaga por San Lucas: era "una ciudad de Judá", en "la región montañosa" (1, 39). Reland, que aboga por la injustificada suposición de que Judá pueda ser un error de ortografía del nombre, propuso leer en vez de él, Yuttá ( Josué, 15, 55; 21, 16), una ciudad sacerdotal al sur de Hebrón. Pero los sacerdotes no siempre vivían en ciudades sacerdotales (el hogar de Matatías estaba en Modin, el de Simón Macabeo en Gaza). Una tradición que puede remontarse a la época anterior a las Cruzadas, señala a la pequeña ciudad de Ain-Karim, a cinco millas al suroeste de Jerusalén. El nacimiento del Precursor fue anunciado de la manera más chocante. Zacarías e Isabel, como sabemos por San Lucas, "eran los dos justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril" (1, 6-7). Habían rezado mucho para que su unión fuera bendecida con descendencia; pero, ahora que "los dos eran de edad avanzada", el reproche de esterilidad pesaba sobre ellos. "Sucedió que, mientras oficiaba delante de Dios, en el turno de su grupo, le tocó en suerte, según el uso del servicio sacerdotal, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la multitud del pueblo estaba fuera en oración, a la hora del incienso. Y se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de él. El ángel le dijo: No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan; será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre, y a muchos de los hijos de Israel, les convertirá al Señor su Dios, y le precederá con el espíritu y el poder de Elías para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la sabiduría de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto" (1, 8-17). Como Zacarías fue lento en creer esta asombrosa predicción, el ángel, al hacérsela conocer, le anunció que, en castigo a su incredulidad, estaría afectado de mudez hasta que la promesa se cumpliera. Y "cuando se cumplieron los días de su servicio, se fue a su casa. Días después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta durante cinco meses" (1, 23-24).<br />
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Ahora bien durante el sexto mes tuvo lugar la Anunciación, y, como María había oído al ángel que su prima había concebido, fue "con prontitud" a felicitarla. "Y en cuanto oyó Isabel el saludo de María, el niño" - lleno, como la madre, del Espíritu Santo-"saltó de gozo en su seno", como si reconociera la presencia de su Señor. Entonces se cumplió la profética declaración del ángel de que el niño estaría "lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre". Ahora bien, como la presencia de cualquier pecado es incompatible con la presencia del Espíritu Santo en el alma, se deduce que en este momento Juan quedó limpio de la mancha del pecado original. Cuando "le llegó a Isabel el tiempo de dar a luz... tuvo un hijo (1, 57); y "al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: No, se ha de llamar Juan. Le decían: No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre. Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. Él pidió una tablilla y escribió: Juan es su nombre. Y todos quedaron admirados" (1, 59-63). No se dieron cuenta de que ningún nombre le convenía más (Juan, en hebreo: Jehohanan, esto es, "Yahveh tiene misericordia") al que, como profetizó su padre iba a ir "delante del Señor para preparar sus caminos y dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus pecados, por las entrañas de misericordia de nuestro Dios" (1, 76-78). Además, todos esos acontecimientos, a saber, un niño nacido a una pareja de edad avanzada, la repentina mudez de Zacarías, su recuperación, igualmente repentina, del habla, su asombrosa declaración, tenían que infundir admiración a los vecinos congregados; estos apenas podían preguntarse: "Pues, ¿qué será de este niño?" (1,66).<br />
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Respecto a la fecha del nacimiento de Juan el Bautista, no se puede decir nada con seguridad. El Evangelio sugiere que el Precursor nació unos seis meses antes de Cristo; pero el año del nacimiento de Cristo no ha sido determinado. Ni hay tampoco certeza sobre la estación del nacimiento de Cristo, pues es bien sabido que la fijación de la fiesta de Navidad al veinticinco de Diciembre no se basa en la evidencia histórica, sino que está sugerida posiblemente por consideraciones meramente astronómicas, también, quizá, deducidas de razonamientos astronómico-teológicos. Aparte de eso, no se pueden hacer cálculos sobre la época del año en que la clase de Abías prestaba servicio en el Templo, puesto que cada una de las veinticuatro clases de sacerdotes hacía dos turnos al año. De los primeros años de la vida de Juan San Lucas sólo nos dice que "el niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel" (1, 80). Si nos preguntáramos cuándo se fue el Precursor al desierto, una vieja tradición a la que hace eco Paul Warnefried (Paulo el Diácono), en el himno"Ut queant laxis", compuesto en honor del santo, da una respuesta apenas más definida que la declaración del Evangelio: "Antra deserti teneris sub annis... petiit.." Otros autores, sin embargo, pensaron que lo sabían mejor. Por ejemplo, San Pedro de Alejandría creía que San Juan fue dejado en el desierto para escapar de la ira de Herodes, quien, si hacemos caso de su relato, fue impulsado por el miedo de perder su reino a buscar la muerte del Precursor, igual que fue, más tarde, a buscar la del Salvador recién nacido. Se añadía también en este relato que Herodes hizo matar a Zacarías entre el templo y el altar, porque profetizó la venida del Mesías (Baronio, "Annal Apparat.", n.53). Estas son leyendas sin valor calificadas hace mucho tiempo por San Jerónimo como "apocryphorum somnia".<br />
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Pasando por alto entonces, con San Lucas, un periodo de unos treinta años, llegamos a lo que podemos considerar el inicio del ministerio público de San Juan (ver CRONOLOGÍA BÍBLICA). Hasta éste llevó en el desierto la vida de un anacoreta; ahora va a entregar su mensaje al mundo. "En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César... fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y se fue por toda la región del Jordán, predicando" (Lucas 3, 1-3), vestido no con los suaves ropajes de un cortesano (Mateo, 11, 8; Lucas 7, 24), sino de "piel de camello con un cinturón de cuero a sus lomos"; y "su comida" - parecía como si no comiera ni bebiera (Mateo, 11, 18; Lucas, 7, 33)-- "eran langostas y miel silvestre" (Mateo, 3, 4; Marcos, 1, 6); toda su figura, lejos de sugerir la idea de una caña sacudida por el viento (Mateo, 11, 7; Lucas, 7, 24), manifestaba una constancia imperturbable. Algunos incrédulos burlones fingían escandalizarse: "Tiene un demonio" (Mateo, 11, 18) Sin embargo, "Jerusalén, toda Judea, y toda la región del Jordán" (Mateo, 3, 5), atraídos por su fuerte y atractiva personalidad, acudían a él; la austeridad de su vida aumentaba inmensamente el peso de sus palabras; para la gente sencilla, era verdaderamente un profeta (Mateo, 11, 9;cf. Lucas, 1, 76,77). "Convertíos, porque el Reino de los Cielos está cerca" (Mateo, 3, 2), tal era el estribillo de su enseñanza. Hombres de todas las condiciones se congregaban a su alrededor. <br />
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Allí había fariseos y saduceos; estos últimos atraídos quizá por curiosidad y escepticismo, los primeros esperando posiblemente una palabra de alabanza por sus numerosísimas imposiciones y prácticas, y todos, probablemente, más ansiosos de ver de cuál de las sectas rivales ordenaría el nuevo profeta que se siguieran las instrucciones. Pero Juan puso al descubierto su hipocresía. Sacando sus ejemplos del escenario que los rodeaba, e incluso, según el modo oriental, haciendo un juego de palabras (abanimbanium), fustigó su orgullo con esta bien merecida reprimenda: "Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente? Dad, pues, dignos frutos de conversión, y no andéis diciendo en vuestro interior: Tenemos por padre a Abraham; pues os digo que puede Dios de estas piedras dar hijos a Abraham. Y ya está el hacha puesta en la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego" (Mateo, 3, 7-10; Lucas, 3, 7-9). Estaba claro que algo había que hacer. Los hombres de buena voluntad entre los que escuchaban preguntaban: "¿Qué debemos hacer?" (Probablemente algunos eran ricos y, según la costumbre del pueblo en tales circunstancias, estaban vestidos con dos túnicas- Josefo, "Antig.", XVIII, v, 7). "Y él les respondía: El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo" (Lucas, 3, 11). Algunos eran publicanos; a ellos les ordenó no exigir más que lo que estaba fijado por la ley (Lucas, 3, 13). A los soldados (probablemente policías judíos) les recomendó que no hicieran violencia a nadie, ni denunciaran falsamente a ninguno, y que se contentaran con su paga. (Lucas, 3, 14). En otras palabras, les advirtió contra la confianza en sus privilegios nacionales, no aprobó los dogmas de ninguna secta, ni abogó por el abandono del forma de vida ordinaria de cada uno, sino que (predicó) la fidelidad y honradez en el cumplimiento de los deberes propios, y la humilde confesión de los propios pecados.<br />
Para confirmar las buenas disposiciones de sus oyentes, Juan los bautizaba en el Jordán, "diciendo que el bautismo era bueno, no tanto para liberar a uno de ciertos pecados [cf. Sto. Tomás, "Summ. Theol.·, III, A.xxxviii, a. 2 y 3] como para purificar el cuerpo, estando ya el alma limpia de sus corrupciones por la justicia" (Josefo, "Antig.", XVIII, vii). Este rasgo de su ministerio, más que ningún otro, atrajo la atención pública hasta tal punto que fue apodado "el Bautista" ( esto es, el que bautiza) incluso durante su vida (por Cristo, Mateo, 11,11; por sus propios discípulos, Lucas, 7, 20; por Herodes, Mateo, 14, 2; por Herodías, Mateo, 14, 3). Aun así su derecho a bautizar fue cuestionado por algunos (Juan, 1, 25); los fariseos y letrados rehusaron someterse a esta ceremonia, con el argumento de que el bautismo, como una preparación para el reino de Dios, sólo estaba relacionado con el Mesías (Ezequiel, 36, 25; Zacarías, 13, 1, etc.), Elías, y el profeta del que se habla en el Deuteronomio, 18, 15. La réplica de Juan fue que él había sido divinamente "enviado a bautizar con agua" (Juan, 1, 33); a esto, más tarde, nuestro Salvador aportó su testimonio, cuando, en respuesta a los fariseos que intentaban tenderle una trampa, implícitamente declaró que el bautismo de Juan era del cielo (Marcos, 11, 30). Mientras bautizaba, Juan, para que la gente no pudiera creer "si no sería él el Cristo" (Lucas, 3, 15), no dejó de insistir en que la suya era sólo una misión de precursor: "Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en el Espíritu Santo y en el Fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga" (Lucas, 3, 15,17). Fuera cual fuese lo que Juan quería decir con su bautismo "de fuego", en todo caso, definió claramente en esta declaración su relación con el que había de venir.<br />
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Aquí no vendrá mal tratar sobre el escenario del ministerio del Precursor. La localidad debe buscarse en la parte del valle del Jordán (Lucas, 3, 3) que es llamada el desierto (Marcos 1, 4). En relación con esto se mencionan dos lugares en el Cuarto Evangelio: Betania (Juan 1, 28) y Ainón (Juan 3, 23). Respecto a Betania la versión Betabara, primero dada por Orígenes, puede descartarse; pero el erudito alejandrino estaba quizá menos equivocado al sugerir la otra versión, Bethara, posiblemente una forma griega de Betharan; en cualquier caso, el sitio en cuestión debe ser buscado "al otro lado del Jordán" (Juan, 1, 28). El segundo lugar, Ainón, "cerca de Salim" (Juan, 3, 23), el punto más al norte señalado en el mapa del mosaico de Madaba, se describe en el "Onomasticon" de Eusebio como estando a ocho millas de Seythopolis (Beisan), y debe buscarse probablemente en Ed-Deir o El-Ftur, a poca distancia del Jordán (Lagrange, en "Revue Biblique", IV, 1895, pags. 502-5). Además, una tradición establecida de antiguo, que se remonta al año 333, asocia la actividad del Precursor, particularmente el Bautismo del Señor, con los alrededores de Deir Mar-Yuhanna (Qasr el-Yehud). <br />
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El Precursor había estado predicando y bautizando durante algún tiempo (cuánto exactamente no se sabe), cuando Jesús vino de Galilea al Jordán a ser bautizado por él. ¿Por qué, puede preguntarse, "el que no cometió pecado" (I Pedro, 2, 22) buscaría "el bautismo de conversión para el perdón de los pecados" de Juan (Lucas, 3, 3)? Los Padres de la Iglesia responden muy apropiadamente que ésta fue la ocasión prevista por el Padre en que Jesús iba a manifestarse ante el mundo como Hijo de Dios; además, al someterse a él, Jesús sancionaba el bautismo de Juan. "Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?" (Mateo, 3, 14). Estas palabras, que implican que Juan conocía a Jesús, están en aparente contradicción con una ulterior declaración de Juan registrada en el Cuarto Evangelio: "Yo no le conocía" (Juan, 1, 33). La mayor parte de los intérpretes toman esto como que el Precursor tenía alguna intuición de que Jesús fuera el Mesías: indican ésta como la razón por la que Juan al principio rehusó bautizarlo; pero la manifestación celestial, unos momentos después, cambió esta intuición en conocimiento perfecto: "Respondióle Jesús: Déjame ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos...Y una voz que venía de los cielos dijo: Este es mi hijo muy amado, en quien me complazco" (Mateo, 3, 15-17).<br />
Tras su bautismo, mientras Jesús estaba predicando por las ciudades de Galilea, yendo a Judea sólo ocasionalmente para las fiestas, Juan continuó su ministerio en el valle del Jordán. Fue en esta época "cuando los judíos enviaron donde él desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: ¿Quién eres tú? Él confesó, y no negó; confesó: Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron: ¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías? Él dijo: No lo soy ¿Eres tú el profeta? Respondió: No. Entonces le dijeron: ¿Quién eres, pues, para que demos respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo? Dijo él: Yo soy la voz que clama en el desierto: Rectificad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías" (Juan 1, 19-23). Juan negó ser el profeta Elías, a quien los judíos estaban esperando (Mateo, 17, 10; Marcos, 9, 10). Ni lo admitió Jesús, aunque sus palabras a sus discípulos parecen a primera vista señalar ese camino, "Ciertamente Elías ha de venir a restaurarlo todo. Os digo, sin embargo, que Elías ha venido ya" (Mateo, 17, 11; Marcos, 9, 11-12). San Mateo señala que "los discípulos comprendieron que se refería a Juan el Bautista" (Mateo, 17, 13). Esto era lo mismo que decir, "Elías no va a venir en forma humana." Pero al hablar a la multitud, Jesús explicó que llamaba a Juan Elías en sentido figurado: "Si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir. El que tenga oídos, que oiga" (Mateo, 11, 14,15). Esto había sido anticipado por el ángel cuando, al anunciar a Zacarías el nacimiento de Juan, predijo que el niño precedería al Señor "con el espíritu y el poder de Elías" (Lucas, 1, 17). "Al siguiente día vio a Jesús venir hacia él y dijo: He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es por quien yo dije: Viene un hombre detrás de mí, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo...pero he venido a bautizar con agua para que él sea manifestado a Israel...Y yo no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. Y yo lo he visto y doy testimonio de que este es el Hijo de Dios" (Juan 1, 20-34).<br />
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Entre los muchos oyentes que rodeaban a San Juan, algunos, más profundamente conmovidos por su doctrina, permanecieron con él, formando así, como alrededor de otros famosos doctores de la ley, un grupo de discípulos. A estos exhortaba a ayunar (Marcos, 2, 18), a estos enseñaba formas especiales de oración (Lucas, 5, 33; 11, 1). Su número, según la literatura pseudo-clementina, llegaba a treinta (Hom. ii, 23). Entre ellos estaba Andrés de Betsaida de Galilea (Juan, 1, 44). Un día, cuando Jesús pasaba a lo lejos, Juan le señaló y repitió su declaración anterior: "He ahí el Cordero de Dios". Entonces Andrés, con otro discípulo de Juan, al oír esto, siguieron a Jesús (Juan, 1, 36-38). El relato de la vocación de Andrés y Simón difiere materialmente del que encontramos en San Mateo, San Marcos y San Lucas; aunque puede percibirse que San Lucas, en particular, narra de tal manera el encuentro de los dos hermanos con el Salvador, que podemos deducir que ya lo conocían. Ahora bien, por otra parte, puesto que el Cuarto Evangelio no dice que Andrés y su compañero dejaran en el acto sus ocupaciones para dedicarse exclusivamente al Evangelio o a su preparación, no hay claramente discordancia absoluta entre la narración de los tres primeros Evangelios y el de San Juan.<br />
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El Precursor, tras un lapso de varios meses, aparece de nuevo en escena, y aún está predicando y bautizando a orillas del Jordán (Juan, 3, 23). Jesús, mientras tanto, había reunido a su alrededor un séquito de discípulos, y vino "al país de Judea; y allí se estaba con ellos y bautizaba" (Juan, 3, 22) - "aunque no era Jesús mismo el que bautizaba, sino sus discípulos" (Juan, 4, 2) - "Se suscitó una discusión entre los discípulos de Juan y los judíos [los mejores textos griegos tienen "un judío"] acerca de la purificación" (Juan, 3, 25), lo que quiere decir, como se sugiere por el contexto, acerca del valor relativo de ambos bautismos. Los discípulos de Juan fueron a él: "Rabbí, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, aquel de quien diste testimonio, mira, está bautizando y todos se van con él" (Juan, 3, 26-27). Indudablemente querían decir que Jesús debería ceder ante Juan que le había recomendado, y que, al bautizar, estaba usurpando los derechos de Juan. "Juan respondió: Nadie puede arrogarse nada si no se le ha dado del cielo. Vosotros mismos sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él. El que tiene a la novia es el novio; pero el amigo del novio, el que asiste y le oye, se alegra mucho con la voz del novio. Esta es, pues, mi alegría, que ha alcanzado su plenitud. Es preciso que él crezca y que yo disminuya. El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos: da testimonio de lo que ha visto y oído" (Juan, 3, 27-36).<br />
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La narración anterior recuerda el hecho antes mencionado (Juan, 1, 28), de que parte del ministerio del Bautista se ejerció en Perea: Ainón, el otro escenario de sus acciones, estaba junto a las fronteras de Galilea; Perea y Galilea formaban la tetrarquía de Herodes Antipas. Este príncipe, digno hijo de su padre, Herodes el Grande, se había casado, probablemente por razones políticas, con la hija de Aretas, rey de los nabateos. Pero durante una visita a Roma, se enamoró de su sobrina Herodías, esposa de su hermanastro Filipo (hijo de Mariamne la joven), y la indujo a venirse a Galilea. Cuándo y dónde se encontró el Precursor con Herodes, no se nos dice, pero por los Evangelios Sinópticos sabemos que Juan se atrevió a reprochar al tetrarca sus malas acciones, especialmente su adulterio público. Herodes, influido por Herodías, no permitió al importuno recriminador marchar sin castigo: "envió a prender a Juan y le encadenó en prisión". Josefo nos cuenta una historia bastante distinta, que contiene tal vez un elemento de verdad. "Como se apiñaban alrededor de Juan grandes multitudes, Herodes sintió miedo de que abusara de su autoridad moral sobre ellas para incitarlas a la rebelión, lo que harían si se lo mandaba; por tanto pensó como lo más sabio, para evitar posibles sucesos, quitar de en medio al peligroso predicador... y lo encarceló en la fortaleza de Maqueronte" ("Antig.", XVIII, v, 2). Cualquiera que fuera el motivo principal de la política del tetrarca, es seguro que Herodías alimentaba un amargo odio contra Juan. "Herodías le aborrecía y quería quitarle la vida" (Marcos, 6,19). Aunque Herodes al principio compartía su deseo, "temía a la gente porque le tenían por profeta" (Mateo, 14, 5). Después de un tiempo este resentimiento de Herodes parece haberse reducido, pues, según Marcos, 6, 19,20, escuchaba a Juan con gusto e hizo muchas cosas a sugerencia de él. <br />
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Juan, en su prisión, era asistido por sus discípulos, que le mantenían en contacto con los acontecimientos del momento. Así se enteró de las maravillas efectuadas por Jesús. En este punto no se puede suponer que la fe de Juan vacilara lo más mínimo. Algunos de sus discípulos, sin embargo, no estaban convencidos por sus palabras de que Jesús era el Mesías. Por consiguiente, los envió a Jesús, mandándoles decir: "Juan el Bautista nos ha enviado para que te digamos: ¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro? (Y en aquel momento curó a muchos [del pueblo] de sus enfermedades y dolencias y malos espíritus, y dio vista a muchos ciegos.) Y les respondió: Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no se escandalice de mí!" (Lucas, 7,20-23; Mateo, 11, 3-6).<br />
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Cómo afectó esta entrevista a los discípulos de Juan, no lo sabemos; pero conocemos el elogio de Juan que salió de los labios de Jesús: "Cuando los mensajeros de Juan se alejaron, se puso a hablar de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento?" Todos sabían muy bien por qué Juan estaba en prisión, y que en su cautividad era más que nunca el campeón impávido de la verdad y la virtud. -"¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre vestido con ropas elegantes? Los que visten magníficamente y viven con molicie están en los palacios. Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os lo aseguro, y más que un profeta. Este es de quien está escrito: He aquí que yo envío mi mensajero delante de ti, el cual te preparará por delante el camino. Os digo: Entre los nacidos de mujer no hay ninguno más grande que Juan el Bautista" (Lucas, 7, 24-28). Y a continuación, Jesús señaló la inconsistencia del mundo en sus opiniones tanto sobre él como sobre su precursor: "Ha venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: Tiene un demonio. Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: Ahí tenéis a un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores. Y la sabiduría se ha acreditado por todos sus hijos" (Lucas, 7, 33-35).<br />
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San Juan languideció probablemente durante algún tiempo en la fortaleza de Maqueronte, pero la ira de Herodías, a diferencia de la de Herodes, nunca disminuyó: aguardaba su oportunidad. Esta llegó en la fiesta de cumpleaños que Herodes, según la moda romana, dio a los "magnates, a los tribunos, y a los principales de Galilea. Entró la hija de la misma Herodías [Josefo da su nombre: Salomé], danzó, y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey dijo entonces a la muchacha: Pídeme lo que quieras y te lo daré...Salió la muchacha y preguntó a su madre: ¿Qué voy a pedir? Y ella le contestó: La cabeza de Juan el Bautista. Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió: Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista. El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales. Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan... y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre" (Marcos, 6, 21-28). Así ocurrió que la muerte del más grande "entre los nacidos de mujer" fue el premio otorgado a una bailarina, el peaje exigido por un juramento imprudente, criminalmente mantenido (San Agustín). Incluso los judíos se conmovieron por una ejecución tan injustificable, y atribuyeron a la venganza divina la derrota sufrida después por Herodes a manos de Aretas, su legítimo suegro (Josefo, loc. cit). Los discípulos de Juan, al enterarse de su muerte, "vinieron a recoger el cuerpo y le dieron sepultura" (Marcos, 6, 29), "luego fueron a informar a Jesús" (Mateo, 14, 12).<br />
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La duradera impresión dejada por el Precursor sobre los que estuvieron bajo su influencia no se puede ilustrar mejor que mencionando el temor que sobrecogió a Herodes cuando oyó las maravillas obradas por Jesús, quien, en su opinión, no era sino Juan el Bautista vuelto a la vida (Mateo, 14, 1,2,etc.). La influencia del Precursor no murió con él. Fue de largo alcance, además, como sabemos por Hechos,18, 25; 19, 3, donde encontramos que prosélitos en Éfeso habían recibido de Apolo y otros el bautismo de Juan. Además los primeros autores cristianos hablan de una secta que tomaba su nombre de Juan y se atenía sólo a su bautismo. La fecha asignada en los calendarios litúrgicos a la muerte de Juan el Bautista, 29 de Agosto, apenas se puede considerar fiable, porque no se basa casi en documentos dignos de confianza. El lugar de su sepultura ha sido fijado por una antigua tradición en Sebaste (Samaria). Pero si hay algo de verdad en la afirmación de Josefo, de que Juan fue ejecutado en Maqueronte, es difícil comprender por qué fue enterrado tan lejos de la fortaleza herodiana. Aun así, es perfectamente posible que, en una fecha posterior que nos es desconocida, sus sagrados restos fueran llevados a Sebaste. En cualquier caso, hacia mediados del Siglo IV, su tumba era venerada allí, como sabemos por el testimonio de Rufino y Teodoreto. Estos autores añaden que el santuario fue profanado en tiempos de Juliano el Apóstata (hacia el año 362), siendo parcialmente quemados los huesos. Una parte de las reliquias rescatadas fueron llevadas a Jerusalén, luego a Alejandría; y allí, el 27 de Mayo de 395, estas reliquias fueron depositadas en la magnífica basílica ahora dedicada al Precursor en el sitio del otrora famoso templo de Serapis. La tumba de Sebaste continuó, no obstante, siendo visitada por piadosos peregrinos, y San Jerónimo aporta testimonio de los milagros allí obrados. Tal vez algunas de las reliquias fueron devueltas a Sebaste. Otras partes en diferentes épocas lograron llegar a muchos santuarios del mundo cristiano, y es larga la lista de iglesias que afirman poseer una parte del preciado tesoro. Lo que sucedió con la cabeza del Precursor es difícil de determinar. Nicéforo (I, ix) y Metarastes dicen que Herodías la enterró en la fortaleza de Maqueronte; otros insisten en que fue enterrada en el palacio de Herodes en Jerusalén; allí fue encontrada durante el reinado de Constantino, y de allí secretamente llevada a Emesa, en Fenicia, dónde se ocultó, permaneciendo desconocido el lugar durante años, hasta que se manifestó por revelación en el año 453. En las muchas y discordantes informaciones relativas a esta reliquia, predomina por desgracia mucha inseguridad; las discrepancias en casi todos los puntos hacen el problema tan intrincado como para impedir una solución. Esta insigne reliquia, en todo o en parte, es reclamada por varias iglesias, entre ellas Amiens, Nemours, St.Jean d'Angeli (Francia), San Silvestro in Capite (Roma). Este hecho lo retrotrae Tillemont a una confusión de un San Juan por otro, una explicación que, en algunos casos, parece estar fundada sobre buenas bases y justifica esta multiplicación, de otra forma problemática, de reliquias.<br />
<br />
La veneración tributada desde tan temprano y en tantos lugares a las reliquias de San Juan Bautista, el celo con el que muchas iglesias han sostenido en todas las épocas sus infundadas pretensiones a algunas de sus reliquias, las innumerables iglesias, abadías, ciudades y familias religiosas colocadas bajo su patronato, la frecuencia de su nombre entre la gente cristiana, todo atestigua la antigüedad y extensa difusión de la devoción al Precursor. La conmemoración de su nacimiento es una de las fiestas más antiguas, si no la más antigua, introducida tanto en la liturgia griega como en la latina para venerar a un santo. Pero, ¿por qué es la fiesta propia, como lo fue, de San Juan el día de su nacimiento, mientras que en los demás santos es el día de su muerte? Porque se entiende que el nacimiento de quien, a diferencia del resto, estaba "lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre", debe ser señalado como un día de triunfo. La celebración de la Degollación de San Juan Bautista, el 29 de Agosto, disfruta casi de la misma antigüedad. Encontramos también en los martirologios más antiguos mención de una fiesta de la Concepción del Precursor el 24 de Septiembre. Pero la celebración más solemne en honor de este santo fue siempre la de su Natividad, precedida hasta recientemente por un ayuno. Muchos lugares adoptaron la costumbre introducida por San Sabas de tener un doble oficio este día, como en el día de Navidad. El primer oficio, que pretendía significar el tiempo de la ley y los profetas que duraba hasta San Juan (Lucas, 16, 16), comenzaba a la puesta de sol, y se cantaba sin aleluya; el segundo, que significaba la celebración de la apertura del tiempo de gracia, y se alegraba con el canto del aleluya, se celebraba durante la noche. La similitud de la fiesta de San Juan con la de Navidad se llevaba más lejos, pues otra característica del 24 de Junio era la celebración de tres misas: la primera, a altas horas de la noche, recordaba su misión de Precursor; la segunda, al amanecer, conmemoraba el bautismo que él confería; y la tercera, a la hora de tercia, veneraba su santidad. Toda la liturgia del día, repetidamente enriquecida por las añadiduras de varios Papas, era comparable en evocación y belleza a la liturgia de Navidad. Tan sagrado se juzgaba el día de San Juan que dos ejércitos rivales, habiéndose encontrado frente a frente un 23 de Junio, de común acuerdo aplazaron la batalla hasta el día siguiente de la fiesta (Batalla de Fontenay, 841). "La alegría, que es la característica del día, irradiaba de los recintos sagrados. Las agradables noches de verano, en la octava de San Juan, daban libre campo a un despliegue popular de alegre fe entre las diversas nacionalidades. Apenas los últimos rayos del sol poniente se apagaban cuando, por todo el mundo, inmensas columnas de llamas surgían de todas las cimas de las montañas, y en un instante, toda ciudad, pueblo, y aldea se iluminaba" (Guéranger). La costumbre de las "hogueras de San Juan", sea cual sea su origen, permanece hasta ahora en ciertas regiones.<br />
<br />
Aparte de los Evangelios y los consiguientes comentarios, JOSEFO y las muchas Vidas de Cristo, EUSEBIO, Hist Eccl. I,xi; Acta pour servir a l'histoire eccles., I (Bruselas, 1732), 36-47 ; notas pags.210-222 ; HOTTINGER, Historia Orientalis (Zurich, 1660), 144-149 ; PACIANDI, De cultu J.Baptiste en Antiq. Christ., III (Roma, 1755); LEOPOLD, Johannes der Taufer (Lubeck, 1838); CHIARAMONTE, Vita de San Giovanni Battista (Turín, 1892) YESTIVEL, San Juan Bautista (Madrid, 1909).<br />
<br />
CHARLES L. SOUVAY<br />
Transcrito por Thomas M. Barrett<br />
Dedicado a las procesiones de Navidad de Rickreall, Oregon (USA) <br />
Traducido por Francisco Vázquez</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Bautismo&diff=4211Bautismo2007-11-30T02:20:18Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Es uno de los Siete Sacramentos de la Iglesia Cristiana frecuentemente llamado el "primer sacramento", la "puerta de los sacramentos" y la "puerta de la Iglesia". El tema será tratado bajo los siguientes encabezados:<br />
<br />
I. Establecimiento Autoritativo de la Doctrina<br />
II. Etimología<br />
III. Definición<br />
IV. Tipos<br />
V. Institución del Sacramento<br />
VI. Materia y Forma del Sacramento<br />
VII. Bautismo Condicional<br />
VIII. Rebautismo<br />
IX. Necesidad del Bautismo<br />
X. Substitutos del Sacramento<br />
XI. Infantes No Bautizados<br />
XII. Efectos del Bautismo<br />
XIII. Ministro del Sacramento<br />
XIV. Recipiente del Bautismo<br />
XV. Adjuntos del Bautismo<br />
XVI. Ceremonias del Bautismo<br />
XVII. Bautismo Metafórico<br />
<br />
<br />
<br />
I. ESTABLECIMIENTO AUTORITATIVO DE LA DOCTRINA<br />
<br />
En principio creemos recomendable presentar dos documentos que expresan claramente el pensamiento de la Iglesia en cuanto al tema del bautismo. Asimismo son valiosos pues contienen un resumen de los puntos principales a ser considerados en el tratamiento de este importante tema. El bautismo se define positivamente en uno y negativamente en el otro.<br />
<br />
(1) El Documento Positivo: "El Decreto para los Armenios"<br />
<br />
"El Decreto para los Armenios", en la Bula "Exultate Deo" del Papa Eugenio IV, es referido con frecuencia como un decreto del Concilio de Florencia. Aunque no es necesario considerar este decreto como una definición dogmática de la materia y forma y ministerio de los sacramentos, es sin duda una instrucción práctica, que emana del Magisterio Pontificio, y como tal, tiene total autenticidad en un sentido canónico. Esto es, es autoritativo. El decreto habla así del Bautismo:<br />
<br />
El Santo Bautismo tiene el primer lugar entre los sacramentos, debido a que es la puerta de la vida espiritual; por él se nos hace miembros de Cristo y nos incorporamos con la Iglesia. Y ya que la muerte entró a todos por medio del primer hombre, a menos que nazcamos de nuevo del agua y el Espíritu Santo, no podremos entrar al reino de los Cielos, como nos lo ha dicho la Verdad Misma. La materia de este sacramento es agua verdadera y natural, y es indiferente si es fría o caliente. La forma es: Yo os bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Sin embargo, no negamos que las palabras: Dejad que este siervo de Cristo sea bautizado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; o: Esta persona es bautizada por mis manos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, constituyen bautismo verdadero; porque la causa principal por la cual el bautismo tiene su eficacia es la Santísima Trinidad, y la causa instrumental es el ministro que confiere exteriormente el sacramento, entonces si el acto ejercido por el ministro es expresado junto con la invocación de la Santísima Trinidad, el sacramento es perfeccionado. El ministro de este sacramento es el sacerdote, a quien le corresponda bautizar, por razón de su oficio. Sin embargo, en caso de necesidad, no sólo puede bautizar un sacerdote o diácono, sino aún un laico o mujer, y aún un pagano o hereje, siempre y cuando observe la forma utilizada por la Iglesia, y tenga la intención de llevar a cabo lo que La Iglesia lleva a cabo. El efecto de este sacramento es la remisión de todo pecado, original y actual; al igual que todo castigo que corresponda por el pecado. Por consecuencia, los bautizados no están obligados a la satisfacción de pecados pasados; y si mueren antes de cometer pecado alguno, obtienen inmediatamente el reino de los cielos y la visión de Dios.<br />
<br />
(2) El Documento Negativo: "De Baptismo"<br />
<br />
Llamamos documentos negativos los cánones sobre bautismo decretados por el Concilio de Trento (Ses. VII, De Baptismo), en los cuales las siguientes doctrinas son anatematizadas (declaradas heréticas):<br />
<br />
· El bautismo de Juan (el Precursor) tuvo la misma eficacia que el bautismo de Cristo,<br />
<br />
· No se requiere agua verdadera y natural para el bautismo, y por lo tanto las palabras de Nuestro Señor Jesucristo "A menos que el hombre nazca de nuevo a través del agua y del Espíritu Santo" son metafóricas.<br />
<br />
· La verdadera doctrina del sacramento del bautismo no es enseñada por la Iglesia Romana,<br />
<br />
· El bautismo dado por los heréticos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo con la intención de llevar a cabo lo que la Iglesia lleva a cabo, no es verdadero bautismo,<br />
<br />
· El bautismo es libre, esto es, no es necesario para la salvación.<br />
<br />
· Una persona bautizada, aún si lo desea, no puede perder la gracia, sin importar cuánto peque, a menos que se niegue a creer.<br />
<br />
· Aquellos que han sido bautizados están obligados solamente a tener fe, pero no a observar toda la ley de Cristo.<br />
<br />
· Las personas bautizadas no están obligadas a observar todos los preceptos de la Iglesia, escritos y tradicionales, a menos que acepten someterse a ellos.<br />
<br />
· Todos los votos después del bautismo son nulos por razón de las promesas hechas en el bautismo mismo; porque por estos votos se daña la fe que ha sido profesada en el bautismo y el sacramento mismo<br />
<br />
· Todos los pecados cometidos después del bautismo son ya sea perdonados o considerados veniales son la sola memoria y fe del bautismo que ha sido recibido,<br />
<br />
· El bautismo, aun cuando haya sido administrado verdadera y adecuadamente, debe repetirse en el caso de una persona que haya negado la fe de Cristo ante infieles y haya sido traída al arrepentimiento.<br />
<br />
· Nadie debe ser bautizado salvo a la edad en que Cristo fue bautizado o al momento de morir.<br />
<br />
· Los infantes, no siendo capaces de hacer un acto de fe, no deben considerarse entre los fieles después de su bautismo, y por lo tanto cuando lleguen a edad de razón deben ser rebautizados; o es mejor omitir del todo su bautismo que bautizarles como creyentes con la sola fe de la Iglesia, cuando ellos mismos no pueden hacer un acto apropiado de fe.<br />
<br />
· Aquellos bautizados como infantes deberán ser cuestionados cuando hayan crecido, si desean ratificar lo que sus padrinos prometieron por ellos en su bautismo, y si contestan que no desean hacerlo, debe dejárseles por su cuenta en el asunto y no ser obligados por sanciones a llevar una vida Cristiana, excepto privarle de recibir la Eucaristía y los demás sacramentos, hasta que se reformen.<br />
<br />
Las doctrinas aquí condenadas por el Concilio de Trento, son aquellas de varios líderes entre los primeros reformadores. Lo contradictorio de todas estas declaraciones debe sostenerse como la enseñanza dogmática de la Iglesia.<br />
<br />
II. ETIMOLOGÍA<br />
<br />
La palabra Bautismo se deriva de la palabra griega bapto o baptizo, lavar o sumergir. Por lo tanto, significa que lavar es la idea esencial del sacramento. La escritura utiliza el término bautizar tanto literal como figurativamente. Se emplea en sentido metafórico en Hechos, i, 5, donde significa la abundancia de la gracia del Espíritu Santo, y también en Lucas, xii, 50, donde el término se refiere a los sufrimientos de Cristo en Su Pasión. En forma distinta en el Nuevo Testamento, la palabra raíz de la cual se deriva bautismo se utiliza para designar el lavado con agua, y se emplea cuando se habla de purificaciones judías, y del bautismo de Juan, así como del Sacramento Cristiano del Bautismo (cf. Heb., vi, 2; Marcos, vii, 4). Sin embargo, en el uso eclesiástico, cuando se emplean los términos Bautizar o Bautizo, sin palabra calificadora, la intención es significar el lavado sacramental por el cual el alma es limpiada del pecado al mismo tiempo que se vacía agua sobre el cuerpo. Se han utilizado muchos otros términos como sinónimos descriptivos del bautismo tanto en la Biblia como en la antigüedad cristiana, tales como el lavado de regeneración, la iluminación, el sello de Dios, el agua de vida eterna, el sacramento de la Trinidad, y otros. En inglés, el término cristianizar se usa ordinariamente para significar bautizar. Sin embargo, ya que la palabra anterior significa sólo el efecto del bautismo, esto es, hacer cristiano, pero no la forma y el acto, los moralistas sostienen que "Yo cristianizo" probablemente no sustituye válidamente "Yo bautizo" al conferir el sacramento.<br />
<br />
III. DEFINICIÓN<br />
<br />
El Catecismo Romano (Ad parochos, De bapt., 2, 2, 5) define el bautismo así : El bautismo es el sacramento de regeneración por medio de agua en la palabra (per aquam in verbo). Santo Tomás de Aquino (III:66:1) da esta definición: "El bautismo es la ablución externa del cuerpo, llevado a cabo con la forma prescrita de palabras." Teólogos posteriores generalmente distinguen formalmente entre la definición física y la metafísica de este sacramento. Por la primera entienden la fórmula expresando la acción de ablución y pronunciación de la invocación de la Trinidad; por la última, la definición: "Sacramento de regeneración" o aquella institución de Cristo por la cual renacemos a la vida espiritual. El término "regeneración" distingue al bautismo de cualquier otro sacramento, pues aunque la penitencia revive a los hombres espiritualmente, ésta es más bien una resucitación, un traer de entre los muertos, no un renacimiento. La penitencia no nos hace cristianos; por el contrario, presupone que ya hemos nacido del agua y del Espíritu Santo a la vida de la gracia, mientras que por el otro lado, fue instituido para conferir a los hombres los comienzos mismos de la Vida espiritual, para transferirles del estado de enemigos de Dios al estado de adopción, como hijos de Dios. La definición del Catecismo Romano suma las definiciones física y metafísica del bautismo. "El sacramento de regeneración" es la esencia metafísica del sacramento, mientras que la esencia física se expresa en la segunda parte de la definición, esto es, el lavado con agua (materia), acompañado por la invocación de la Santísima Trinidad (forma). El bautismo es, por lo tanto, el sacramento por el cual nacemos de nuevo del agua y del Espíritu Santo, esto es, por el cual recibimos una vida nueva y espiritual, la dignidad de adopción como hijos de Dios y herederos del reino de Dios.<br />
<br />
IV. TIPOS<br />
<br />
Habiendo considerado el significado cristiano del término "bautismo", ahora volvemos nuestra atención a los varios tipos que fueron anteriores a la Nueva Dispensa. Se encuentran diferentes tipos para este Sacramento entre los judíos y los gentiles. Su lugar fue tomado por la circuncisión en el sistema sacramental de la Antigua Ley, la cual es llamada por algunos Padres el "lavado de sangre" para diferenciarlo de "el lavado de agua". Por el rito de la circuncisión, el recipiente era incorporado en el pueblo de Dios y hecho partícipe de las promesas mesiánicas; se le confería un nombre y se le consideraba entre los hijos de Abraham, padre de todos los creyentes. Otros precursores del bautismo fueron las numerosas purificaciones prescritas en la dispensa Mosaica para las impurezas legales. El simbolismo de un lavado externo para limpiar una mancha invisible era muy familiar a los judíos en sus ceremonias sagradas. Pero además a estos tipos más directos, tanto los escritores del Nuevo Testamento como los Padres de la Iglesia encuentran muchos símbolos misteriosos del bautismo. Por ello San Pablo (I Cor., x) aduce el paso de Israel por el Mar Rojo, y San Pedro (1 Pedro 3) el Diluvio, como tipos de purificación a encontrarse en el bautismo cristiano. Otros símbolos del sacramento son encontrados por los Padres en el baño de Naaman en el Jordán, en la generación del Espíritu de Dios sobre las aguas, en los ríos del Paraíso, en la sangre del Cordero Pascual, durante tiempos del Antiguo Testamento, y en las aguas de Bethsaida, y en la curación del mudo y del ciego en el Nuevo Testamento.<br />
<br />
El reconocimiento tan natural y expresivo del simbolismo del lavado exterior para indicar la purificación interior también es parte de los sistemas paganos de religión. El uso de agua lustral se encuentra entre los babilonios, asirios, egipcios, griegos, romanos, hindúes y otros. Un parecido mayor al bautismo cristiano se encuentra en la forma del bautismo judío, a ser conferido en los prosélitos, dado en el Talmud babilonio (Dollinger, Era Primera de la Iglesia). Pero sobre todo debe ser considerado el bautismo de San Juan el Precursor. Juan bautizaba con agua (Marcos, i) y era un bautismo de penitencia para la remisión de los pecados (Lucas, iii). Aunque entonces el simbolismo del sacramento instituido por Cristo no era nuevo, la eficacia que Él agregó al rito es que lo que lo distingue de todos los de su tipo. El bautismo de Juan no producía gracia, como él mismo testifica (Mateo, iii) cuando declara que él no es el Mesías cuyo bautismo es conferir el Espíritu Santo. Lo que es más, no era el bautismo de Juan lo que perdonaba los pecados, sino la penitencia que le acompañaba; y por lo tanto, San Agustín le llama (De Bapt. Contra Donat., V) "un perdón de pecados en la esperanza". En cuanto a la naturaleza del bautismo del Precursor, Santo Tomás (III:38:1) declara: El bautismo de Juan no era un sacramento en sí mismo, pero era un cierto sacramento pues preparaba el camino (disponens) para el bautismo de Cristo". Durandus lo llama sin duda un sacramento, pero de la Antigua Ley, y San Buenaventura lo considera como un medio entre las Dispensas Nuevas y Antiguas. Es de fe Católica que el bautismo del Precursor era esencialmente diferente del bautismo de Cristo en sus efectos. También debe notarse que aquellos que previamente recibieron el bautismo de Juan tenían que recibir después el bautismo Cristiano (Hechos, xix).<br />
<br />
V. INSTITUCIÓN DEL SACRAMENTO<br />
<br />
Que Cristo instituyó el Sacramento del Bautismo es incuestionable. Los racionalistas, tales como Harnack (Dogmengeschichte, I, 68), lo disputan, con sólo descartar arbitrariamente los textos que lo prueban. Cristo no sólo ordena a Sus Discípulos (Mateo 28:19) bautizar y les da la forma a ser empleada, sino que también declara explícitamente la absoluta necesidad del bautismo (Juan 3): "Salvo que el hombre nazca de nuevo del agua y del Espíritu Santo, no podrá entrar en el Reino de Dios". Lo que es más, de la doctrina general de la Iglesia sobre los sacramentos, sabemos que la eficacia unida a ellos se deriva sólo de la institución del Redentor. Sin embargo, cuando llegamos a la cuestión de cuándo instituyó precisamente Cristo el bautismo, encontramos que los escritores eclesiásticos no coinciden. Las Escrituras mismas callan este asunto. Varias ocasiones han sido señaladas como el momento probable de la institución, tales como cuando Cristo se bautizó en el Jordán, cuando declaró a Nicodemo la necesidad de renacer, cuando envió a Sus Apóstoles y Discípulos a predicar y bautizar. La primera opinión fue un favorito con muchos Padres y estudiosos, y gustan de referirse a la santificación del agua bautismal por el contacto con la carne del Dios-hombre. Otros, tales como San Jeremías y San Máximo, parecen asumir que Cristo bautizó a Juan en esta ocasión y con ello instituyó el sacramento. Sin embargo, no hay nada en los Evangelios que indique que Cristo bautizó al Precursor en el momento de Su propio bautismo. En cuanto a la opinión de que fue en el coloquio con Nicodemo cuando fue instituido este sacramento, no es de sorprender que ha encontrado pocos partidarios. Las palabras de Cristo sin duda declaran la necesidad de una institución tal, pero nada más. También parece poco probable que Cristo hubiera instituido el sacramento en una conferencia secreta con alguien que no sería heraldo de su institución.<br />
<br />
La opinión más probable parece ser que el bautismo, como sacramento, tiene su origen cuando Cristo comisionó a Sus Apóstoles a bautizar, como se narra en Juan, iii y iv. No hay nada directamente en el texto en cuanto a la institución, pero como los Discípulos evidentemente actuaban bajo la instrucción de Cristo, Él debe haberles enseñado desde el principio mismo la materia y forma del sacramento que habrían de dispensar. Es cierto que San Juan Crisóstomo (Hom., xxviii en Joan.), Teofilacto (en cap. Iii, Joan.) y Tertuliano (De Bapt., c. Ii) declaran que el bautismo otorgado por los Discípulos de Cristo como se narra en estos capítulos de San Juan era un bautismo de sólo agua y no del Espíritu Santo; pero su razón es que el Espíritu Santo no era otorgado sino hasta después de la Resurrección. Como lo han señalado los teólogos, ésta es una confusión entre la manifestación visible e invisible del Espíritu Santo. La autoridad de San León (Ep. Xvi ad Episc. Sicil.) también es invocada para la misma opinión, pues aunque parece sostener que Cristo instituyó el sacramento cuando, después de Su levantamiento de entre los muertos, dio el mandato (Mateo 28) : "Id y enseñad...bautizando"; pero las palabras de San León pueden explicarse fácilmente de otra manera, y en otra parte de la misma epístola se refiere a la sanción de la regeneración otorgada por Cristo cuando el agua del bautismo fluyó de Su costado en la Cruz; en consecuencia, antes de la Resurrección. Todas las autoridades están de acuerdo en que Mateo, xxviii, contiene la solemne promulgación de este sacramento, y San León parece no tener otra intención que ésta. No necesitamos pasar más tiempo argumentando con aquellos que declaran que el bautismo ha sido establecido necesariamente después de la muerte de Cristo, debido a que la eficacia de los sacramentos se deriva de Su Pasión. Esto probaría también que la Santa Eucaristía no se instituyó antes de Su muerte, lo cual no se puede sostener. En cuanto a la frecuente afirmación de los Padres de que los sacramentos fluyen del costado de Cristo en la Cruz, basta decir que más allá del simbolismo que se encuentra allí, sus palabras pueden explicarse como referentes a la muerte de Cristo como la causa meritoria o la perfección de los sacramentos, pero no necesariamente como el momento de su institución.<br />
<br />
Por lo tanto, habiendo considerado todas las cosas, podemos establecer con seguridad que lo más probable es que Cristo instituyó el bautismo antes de Su Pasión. Pues en primer lugar, como es evidente de Juan, iii y iv, Cristo ciertamente confirió el bautismo, al menos de las manos de Sus Discípulos, antes de su pasión. Que éste era un rito esencialmente diferente al del bautismo de Juan el Precursor es muy claro, porque el bautismo de Cristo es siempre preferido al de Juan, y éste último establece por sí mismo la razón: "Yo bautizo con agua...[Cristo] bautiza con el Espíritu Santo" (Juan, i). En el bautismo otorgado por los Discípulos como se narra en estos capítulos, parece que tenemos todos los requisitos de un sacramento de la Nueva Ley:<br />
<br />
· el rito externo,<br />
<br />
· la institución de Cristo, pues ellos bautizaban por Su mandato y misión, y<br />
<br />
· el otorgamiento de la gracia, pues ellos conferían el Espíritu Santo (Juan 1).<br />
<br />
En segundo lugar, los Apóstoles recibieron otros sacramentos de Cristo, antes de Su Pasión, como la Santa Eucaristía en la Última Cena, y las Santas órdenes (Conc. Trid., Ses. XXVI, c. i). Ahora, como el bautismo siempre ha sido considerado como la puerta de la Iglesia y la condición necesaria para recibir cualquier otro sacramento, resulta que los Apóstoles deben haber recibido el bautismo cristiano antes de la Última Cena. Este argumento es utilizado por San Agustín (Ep. Clxiii, al. Xliv) y ciertamente parece válido. El suponer que los primeros pastores de la Iglesia recibieron los demás sacramentos por ley divina, antes de haber recibido el bautismo, es una opinión sin fundamento en las Escrituras o Tradición y carece de veracidad. En ninguna parte establecen las Escrituras que Cristo mismo confería el bautismo, pero una antigua tradición (Nicéf., Hist. Ecl, II, iii; Clem. Alex. Strom., III) declara que Él sólo bautizó al Apóstol Pedro, y que éste bautizó a Andrés, Santiago, y Juan, y éstos a los demás Apóstoles.<br />
<br />
VI. MATERIA Y FORMA DEL SACRAMENTO<br />
<br />
<br />
(1) Materia<br />
<br />
En todos los sacramentos tratamos la materia y la forma. También es usual distinguir la materia remota y la materia próxima. En el caso del bautismo, la materia remota es el agua natural y verdadera. Debemos considerar primero este aspecto de la cuestión.<br />
<br />
Materia remota <br />
Es de fe (de fide) que el agua natural y verdadera es la materia remota del bautismo. Además de las autoridades ya citadas, podemos también mencionar el Cuarto Concilio de Letrán (c. i). Algunos de los primeros Padres, como Tertuliano (De Bapt., ) y San Agustín (Adv. Hær., xlvi y lix) enumeran heréticos que rechazaron totalmente el agua como constituyente del bautismo. Tales fueron los gaenos, manichoeos, seleucianos y hermianos. En la Edad Media, se dice que los Waldesianos sostuvieron el mismo dogma (Ewald, Contra Walden., vi). Algunos de los reformadores del siglo dieciséis aunque se acepta el agua como la materia ordinaria de este sacramento, declara que cuando no se tiene agua, se puede utilizar cualquier líquido en su lugar. Asimismo Lutero (tischr., xvii) y Beza (Ep., ii, ad Till.). Fue a consecuencia de esta enseñanza que se enmarcaron ciertos cánones Tridentinos. Calvino sostenía que el agua utilizada en el bautismo era simplemente símbolo de la Sangre de Cristo (Instit., IV, xv). Como regla, sin embargo, aquellas sectas que creen actualmente en el bautismo, reconocen el agua como la materia necesaria del sacramento. Las escrituras son tan positivas en sus afirmaciones sobre el uso de agua natural y verdadera para el bautismo, que es difícil ver por qué debe siquiera estar en duda. No sólo tenemos las palabras explícitas de Cristo (Juan iii v) "Salvo que el hombre nazca de nuevo del agua", etc., sino también en los Hechos de los Apóstoles y las Epístolas de San Pablo existen pasajes que impiden cualquier interpretación metafórica. Por ello dice San Pedro (Hechos, x, 47) "Acaso puede alguno negar el agua del bautismo a éstos que han recibido el Espíritu Santo como nosotros?" En el capítulo octavo de Hechos se narra el episodio de Felipe y el eunuco de Etiopía, y en el verso 36 leemos: "Siguiendo el camino llegaron a un sitio donde había agua. El eunuco dijo: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?" Igualmente positivo es el testimonio de la tradición cristiana. Tertuliano (op. Cit.) inicia su discurso: "El feliz sacramento de nuestra agua". Justo Mártir (Apol., I) describe la ceremonia del bautismo y declara: Entonces son guiados por nosotros a donde hay agua...y entonces son lavados en el agua". San Agustín declara positivamente que no hay bautismo sin agua (Tr. Xv en Joan.).<br />
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La materia remota del bautismo es, entonces, agua, y tomada en su significado usual. En consecuencia, los teólogos nos dicen que lo que los hombres ordinariamente llaman agua, es materia bautismal válida, ya sea agua de mar, de fuente, o pozo, o estanque; ya sea clara o turbia; dulce o salada; caliente o fría; con color o transparente. El agua derivada de hielo derretido, nieve o granizo también es válido. Sin embargo, si el hielo, nieve o granizo no está derretido, no caen en la designación de agua. El rocío, agua sulfurosa o mineral, y aquella que se deriva del vapor, también son materia válida para este sacramento. En cuanto a la mezcla del agua y algún otro material, se considera materia adecuada, siempre y cuando el agua ciertamente predomine y la mezcla siga llamándose agua. Materia inválida es todo líquido que no sea llamado usualmente agua verdadera. Tales son aceite, saliva, vino, lágrimas, leche, sudor, cerveza, caldo, el jugo de frutas, y cualquier mezcla que contenga agua que los hombres no llamen agua. Cuando sea dudoso si un líquido puede realmente llamarse agua, no se permite su uso para bautismo excepto en el caso de absoluta necesidad cuando no se pueda obtener materia válida. Por otro lado, nunca se permite bautizar con un líquido inválido. Existe una respuesta del Papa Gregorio IX al Arzobispo de Trondhjem en Noruega, donde se había empleado cerveza (o aguamiel) para el bautismo. El pontífice dice: "Ya que de acuerdo a la enseñanza del Evangelio, el hombre debe nacer de nuevo del agua y del Espíritu Santo, no deben considerarse válidamente bautizados aquellos que han sido bautizados con cerveza" (cervisia). Es cierto que una afirmación que declara que el vino es materia válida de bautismo se atribuye al Papa Esteban II, pero el documento carece de toda autoridad (Labbe, Conc., VI). Aquellos que sostienen que el "agua" en el texto del Evangelio debe tomarse metafóricamente, apelan a las palabras del Precursor (Mateo, iii), "Él les bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego". Así como "fuego" debe ser ciertamente sólo una figura del habla, así también el "agua" en los demás textos. A esta objeción, puede replicarse que la Iglesia Cristiana, o al menos los Apóstoles mismos, deben haber entendido qué era lo que había que tomarse literalmente y qué figurativamente. El Nuevo Testamento y la historia de la iglesia prueban que nunca han visto al fuego como material para bautismo, aunque ciertamente sí requirieron agua. Fuera de las sectas insignificantes de seleucianos y hermianos, ni siquiera los heréticos tomaron la palabra "fuego" en este texto en su sentido literal. Sin embargo, podemos observar que algunos de los Padres, como Juan Damasceno (Orth. Fid., IV, ix), concede que esta declaración del Bautista tiene culminación literal en las lenguas de fuego de Pentecostés. Sin embargo, no se refieren a él literalmente como bautismo. El que sólo el agua sea la materia necesaria de este sacramento depende por supuesto de la voluntad de Aquel que lo instituyó, aunque los teólogos descubren muchas razones por las cuales se hubiera preferido sobre otros líquidos. La más obvia de éstas es que el agua limpia y purifica en forma más perfecta que los otros, y por ello el simbolismo es más natural.<br />
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Materia próxima <br />
La materia próxima del bautismo es la ablución llevada a cabo con agua. La palabra misma "bautizar", como hemos visto, significa un lavado. Han prevalecido tres formas de ablución entre los cristianos, y la Iglesia las sostiene todas como válidas porque cumplen el requisito necesario del lavado bautismal. Estas formas son inmersión, infusión, y aspersión. La forma más antigua usualmente empleada fue sin duda la inmersión. Esta no sólo es evidente a partir de las escrituras de los Padres y los primeros ritos tanto de las Iglesias Latinas y Orientales, sino que también puede observarse en las Epístolas de San Pablo, quien habla del bautismo como un baño (Efesios, v, 26; Rom., vi, 4; Tit., iii,5). En la Iglesia Latina, la inmersión parece haber prevalecido hasta el siglo doce. Después de ese tiempo se encuentra en algunos lugares tan tarde como el siglo dieciséis. Sin embargo, la infusión y la aspersión fueron cada vez más comunes en el siglo trece y gradualmente prevalecieron en la Iglesia Occidental. Las Iglesias Orientales han conservado la inmersión, aunque no siempre en el sentido de sumergir todo el cuerpo del candidato bajo el agua. Billuart (De Bapt., I, iii) dice que el catecúmeno es usualmente colocado en la fuente, y después se derrama agua sobre la cabeza. Cita la autoridad de Goar para esta afirmación. Aunque, como hemos dicho, la inmersión era la forma de bautismo generalmente prevaleciente en las primeras eras, no debe por ello inferirse que las demás formas de infusión y aspersión no eran empleadas y consideradas válidas. En el caso de los enfermos y moribundos, la inmersión era imposible y el sacramento era entonces conferido por una de las otras formas. Esto era tan reconocido que la infusión o aspersión recibían el nombre de bautismo de los enfermos (baptimus clinicorum). San Cipriano (Ep. Ixxvi) declara que esta forma es válida. De los cánones de varios concilios anteriores sabemos que los candidatos a órdenes Sagradas que habían sido bautizados por este método parecían considerarse irregulares, pero era debido a la negligencia culpable que se suponía se manifestaba en postergar el bautismo hasta estar enfermo o moribundo. Sin embargo, que dichas personas no debían ser rebautizadas es una evidencia de que la Iglesia consideraba válido su bautismo. También se señala que las circunstancias bajo las cuales San Pablo (Hechos, xvi) bautizó a su carcelero y a toda su casa parece impedir el uso de la inmersión. Lo que es más, los hechos de los primeros mártires frecuentemente se refieren al bautismo en las prisiones en las cuales ciertamente se empleaba la infusión o la aspersión.<br />
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Por el ritual autorizado actualmente por la Iglesia Latina, el bautismo debe ser llevado a cabo por el lavado de la cabeza del candidato. Sin embargo, los moralistas establecen que en caso de necesidad, el bautismo probablemente sería válido si el agua fuera aplicado en cualquier otra parte principal del cuerpo, como el pecho o el hombro. Sin embargo, en este caso, se administraría el bautismo condicional si la persona sobreviviera (San Alf., no. 107). De la misma forma se consideraría probablemente válido el bautismo de un infante en el vientre de su madre, siempre y cuando el agua, por medio de un instrumento, realmente fluyera sobre el niño. Dicho bautismo debe, sin embargo, repetirse después condicionalmente, si el niño sobrevive a su nacimiento (Lehmkuhl, n. 61). Debe notarse que no es suficiente que el agua meramente toque al candidato; debe también fluir, de otro modo no parecería haber una ablución verdadera. Cuando mucho, dicho bautismo se consideraría dudoso. Si sólo las ropas de la persona reciben la aspersión, el bautismo es sin duda inválido. El agua a ser empleada en el bautismo solemne también debe haber sido consagrada para dicho propósito, pero de esto hablaremos en otra sección de este artículo. En el bautizo es necesario hacer uso de una triple ablución al conferir este sacramento, por razón de la prescripción del ritual Romano. Sin embargo, esto se refiere necesariamente a la legalidad, no a la validez de la ceremonia, como Santo Tomás (III:66:8) y otros teólogos establecen expresamente. La inmersión triple es incuestionablemente muy antigua en la Iglesia y aparentemente de origen Apostólico. Es mencionado por Tertuliano (De cor. Milit., iii), San Basilio (De Sp. S., xxvii), San Jeremías (Dial. Contra Luc., viii) y muchos otros primeros escritores. Su objetivo es, por supuesto, honrar a las tres Personas de la Santísima Trinidad en cuyo nombre se confiere. Que esta triple ablución no fue considerada necesaria para la validez del sacramento, es obvio. En el siglo séptimo el Cuarto Concilio de Toledo (633) aprobó el uso de una sola ablución en el bautismo, como una protesta en contra de las falsas teorías trinitarias de los arios, quienes parecían haber dado a la inmersión triple un significado que implicaba tres naturalezas en la Santísima Trinidad. Para insistir en la unidad y misma substancia de las tres Personas Divinas, los Católicos Españoles adoptaron la ablución sencilla y este método tuvo la aprobación del Papa Gregorio el Grande (I, Ef. xliii). Los heréticos eunomianos utilizaron sólo una inmersión y su bautismo se consideró inválido por el Primer Concilio de Constantinopla (can. Vii); pero esto no fue debido a la ablución sencilla, sino aparentemente porque se bautizaban en su muerte. La autoridad de este canon es además dudosa en el mejor de los casos.<br />
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(2) Forma<br />
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La única forma requerida y válida del bautismo es: "Yo os bautizo (o Esta persona es bautizada) en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Esta fue la forma dada por Cristo a Sus Discípulos en el capítulo veintiocho del Evangelio de San Mateo, al menos hasta donde se trata de la cuestión de la invocación de las Personas separadas de la Trinidad y la expresión de la naturaleza de la acción llevada a cabo. Para uso Latino: "Yo os bautizo", etc., tenemos la autoridad del Concilio de Trento (Ses. VII, can. iv) y del Concilio de Florencia en el Decreto de la Unión. Además tenemos la práctica constante de toda la Iglesia Occidental. Los Latinos también reconocen como válida la forma utilizada por los griegos: "Este siervo de Cristo es bautizado", etc. El decreto florentino reconoce la validez de esta forma y es además reconocida por la Bula de León X, "Accepimus nuper", y de Clemente VII, "Provisioni nostrae". En substancia, las formas latina y griega son la misma, y la Iglesia Latina jamás ha rebautizado a los Orientales en su regreso a la unidad. En algún tiempo algunos teólogos occidentales disputaron la forma griega, debido a que dudaban de la validez de la fórmula imperativa o suplicante: "Permite que esta persona sea bautizada" (baptizetur). De hecho, sin embargo, los griegos utilizan la fórmula indicativa o enunciativa: "Esta persona es bautizada" (baptizetai, baptizetur). Esto es incuestionable a partir de sus Eucologios, y del testimonio de Arcudius (apud Cat., tit. ii, cap. i), de Goar (Rit. Græc. Illust.) de Martene (de ant. Eccl Rit., I) y del compendio teológico de los rusos cismáticos (San Petersburgo, 1799). Y es cierto que en el decreto de los armenios, el Papa Eugenio IV utiliza baptizetur, según la versión ordinaria de este decreto, pero Labbe, en su edición del Concilio de Florencia parece considerarlo una lectura corrupta, pues al margen imprimió baptizatur. Ha sido sugerido por Goar que el parecido entre baptizetai y baptizetur es el culpable del error. La traducción correcta es, por supuesto, baptizatur.<br />
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Al administrar este sacramento es absolutamente necesario utilizar la palabra "bautizo" o su equivalente (Alex. VIII, Prop. Damn., xxvii), o de otro modo la ceremonia es inválida. Esto ya ha sido decretado por Alejandro III (Cap. Si quis, I, x, De Bapt.), y es confirmado por el decreto florentino. Ha sido práctica constante tanto de la Iglesia latina como de la griega el utilizar palabras que expresan el acto que se lleva a cabo. Santo Tomás (III:66:5) dice que ya que una ablución puede ser empleada para muchos usos, es necesario que en el bautismo el significado de la ablución sea determinado por las palabras de la forma. Sin embargo, las palabras: "En el nombre del Padre", etc., no serían suficientes por sí mismas para determinar la naturaleza sacramental de la ablución. San Pablo (Colosenses, iii) nos exhorta hacer todas las cosas en el nombre de Dios, y consecuentemente una ablución puede llevarse a cabo en el nombre de la Trinidad para obtener la restauración de la salud. Por lo tanto es que en la forma de este sacramento, que debe expresarse el acto del bautismo, y deben unirse la forma y la materia para que no quede duda del significado de la ceremonia. Además de la palabra necesaria "bautizar", o su equivalente, también es obligatorio mencionar las personas separadas de la Santísima Trinidad. Este es el mandato de Cristo a Sus Discípulos, y como el sacramento tiene su eficacia de Aquel que lo instituyó, no podemos omitir nada que Él haya prescrito. Nada es más cierto que éste es el entendimiento y práctica general de la Iglesia. Tertuliano nos dice (De Bapt., xiii): "La ley del bautismo (tingendi) ha sido impuesta y la forma prescrita: Vayan, prediquen a las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo." San Justino Mártir (Apol., I) testifica la práctica en su tiempo. San Ambrosio (De Myst., IV) declara: "Salvo que una persona haya sido bautizada en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, no podrá obtener el perdón de sus pecados," San Cipriano (Ad Jubaian.), rechazando la validez del bautismo dado sólo en el nombre de Cristo, afirma que el nombramiento de todas las personas de la Trinidad fue ordenado por el Señor (in plena et adunata Trinitate). Lo mismo es declarado por muchos otros escritores primitivos, tales como San Jeremías (IV, en Mateo), Origen (De Princ., i, ii), San Atanasio (Or. Iv, Contr. Ar.), San Agustín (De Bapt., vi, 25). No es, por supuesto, absolutamente necesario que los nombre comunes Padre, Hijo y Espíritu Santo, sean utilizados, siempre y cuando las personas sean expresadas por palabras que sean equivalentes o sinónimas. Pero se requiere un nombramiento distintivo de las personas Divinas y en la forma: "Yo os bautizo en el nombre de la Santísima Trinidad", sería de validez más que dudosa. La forma singular "En el nombre", no "nombres", también debe ser empleada, pues expresa la unidad de la naturaleza Divina. Cuando, por ignorancia, un cambio accidental, no substancial ha sido hecho en la forma (como In nomine patriâ en lugar de Patris), el bautismo se considerará válido.<br />
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El pensamiento de la Iglesia en cuanto a la necesidad de observar la fórmula trinitaria en este sacramento ha sido claramente mostrado por su tratamiento en cuanto al bautismo conferido por los heréticos. Cualquier ceremonia que no observe esta forma ha sido declarada inválida. Los montanistas bautizaban en el nombre del Padre y del Hijo y Montanus y Priscila (San Basilio, Ep. i, Ad Amphil.). Como consecuencia, el Concilio de Laodicea ordenó su rebautismo. Los arios en el tiempo del Concilio de Nicea no parecen haber adulterado la fórmula bautismal, pues ese Concilio no ordena su rebautismo. Cuando, entonces, San Atanasio (Or. ii, Contr. Ar.) y San Jeremías (Contra Lucif.) declaran que los arios han bautizado en el nombre del Creador y criaturas, deben referirse ya sea a su doctrina o a un cambio posterior de la forma sacramental. Es bien sabido que esto último fue el caso con los arios españoles y que consecuentemente los convertidos de la secta fueron rebautizados. Los anomæanos, una rama de los arios, bautizaban con la fórmula: "En el nombre del Dios no creado y en el nombre del Hijo creado, y en el nombre del Espíritu Santificador, procreado por el Hijo creado" (Epiphanius, Hær., Ixxvii). Otros sectas arias, tales como los eunomianos y aetianos, bautizaban "en la muerte de Cristo". El Concilio Primero de Constantinopla (can. vii) ordenó que los convertidos del Sabelianismo fueran rebautizados debido a que la doctrina de Sabelio respecto a que sólo había una persona en la Trinidad había infectado su forma bautismal. Las dos sectas se originaron de Paul de Samosata, quien rechazaba la Divinidad de Cristo, confiriendo de la misma forma un bautismo inválido. Éstos eran los paulinistas y photinianos. El Papa Inocencio I (Ad. Episc. Maced., vi) declara que estos sectarios no distinguían las Personas de la Trinidad al bautizar. El Concilio de Nicea (can. xix) ordenaron el rebautizo de los paulinistas, y el Concilio de Aries (can. xvi y xvii) decretaron lo mismo tanto para los paulinistas como los photinianos.<br />
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Ha existido una controversia teológica sobre la cuestión de si el bautismo dado en el nombre de Cristo fue considerado válido alguna vez. Ciertos textos en el Nuevo Testamento han dado pie a esta dificultad. Pues San Pablo (Hechos, xix) ordena a ciertos discípulos en Efesios a ser bautizados en el nombre de Cristo: "Fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús". En Hechos, x, hemos leído que San Pedro ordenaron a otros a ser bautizados "en el nombre en el nombre de Jesucristo", y sobre todo tenemos el mandato explícito del Príncipe de los Apóstoles: "Ser bautizados cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo, para el perdón de sus pecados (Hechos, ii). Debido a estos textos algunos teólogos han sostenido que los Apóstoles bautizaban sólo en el nombre de Cristo. Santo Tomás, San Buenaventura, y Alberto Magno son invocados como autoridades para esta opinión, y declararon que los Apóstoles actuaban de tal modo por dispensa especial. Otros escritores, tales como Pedro Lombardo y Hugo de San Víctor, sostienen también que dicho bautismo sería válido, pero no hablan acerca de una dispensa para los Apóstoles. La opinión más probable, sin embargo, parece ser que los términos "en el nombre de Jesús", "en el nombre de Cristo", se refieren ya sea al bautismo en la fe enseñado por Cristo, o son empleados para distinguir el bautismo cristiano de aquel de Juan el Precursor. Parece del todo improbable que inmediatamente después que Cristo ha promulgado solemnemente la fórmula trinitaria del bautismo, los Apóstoles mismos la hubieran sustituido por otra. De hecho, las palabras de San Pablo (Hechos, xix) implican claramente que no lo hicieron. Pues, cuando algunos cristianos en Efesios declararon que nunca habían oído hablar el Espíritu Santo, el Apóstol pregunta: "¿En quién han sido bautizados?" Este texto ciertamente parece declarar que San Pablo dio por hecho que los Efesios debían haber escuchado el nombre del Espíritu Santo cuando la fórmula sacramental del bautismo fue pronunciada sobre ellos.<br />
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La autoridad del Papa Esteban I ha sido alegada para la validez del bautismo dado sólo en el nombre de Cristo. San Cipriano dice (Ep. ad Jubaian) que este pontífice declaró todo bautismo otorgado como válido siempre y cuando hubiera sido dado en el nombre de Jesucristo. Debe notarse que la misma explicación se aplica a las palabras de Esteban y a los textos de las Escrituras dadas anteriormente. Lo que es más, Firmiliano, en su carta a San Cipriano, implica que el Papa Esteban requirió una mención explícita de la Trinidad en el bautismo, pues cita al pontífice declarando que la gracia sacramental es conferida por que una persona ha sido bautizada "con la invocación en los nombres de la Trinidad, Padre e Hijo y Espíritu Santo". Un pasaje que es muy difícil de explicar se encuentra en los trabajos de San Ambrosio (Lib. I, De Sp. S., iii), donde declara que si una persona nombra a una persona de la Trinidad, las nombra a todas: "Si se dice Cristo, se designa a Dios Padre, por quien el Hijo fue ungido, y al Espíritu Santo en quien Él fue ungido". Este pasaje ha sido interpretado generalmente como refiriéndose a la fe del catecúmeno, pero no a la forma bautismal. Más difícil es la explicación de la respuesta del Papa Nicolás I a los búlgaros (cap. civ; Labbe, VIII), en la cual establece que una persona no debe ser rebautizada si ya ha sido bautizada "en el nombre de la Santísima Trinidad o sólo en el nombre de Cristo, como se lee en los Hechos de los Apóstoles (pues es una misma cosa, como ha explicado San Ambrosio)". Como en el pasaje al cual alude el papa, San Ambrosio hablaba de la fe del recipiente del bautismo, como ya hemos establecido, se ha sostenido que este es también el significado que el Papa Nicolás intentaba comunicar con sus palabras (vea otra explicación en Pesch, Prælect. Dogm., VI, no. 389). Lo que parece confirmar esto es la respuesta del mismo pontífice a los búlgaros (Resp. 15) en otra ocasión cuando le consultaron sobre un caso práctico. Preguntaron si ciertas personas que fueron bautizadas por un hombre que pretendía ser sacerdote griego debían ser rebautizadas. El Papa Nicolás replica que el bautismo debe considerarse válido "si fueron bautizados, en el nombre de la suprema e indivisa Trinidad". Aquí el papa no da el bautismo en el nombre de Cristo sólo como una alternativa. Los moralistas hablan de la cuestión de validez de un bautismo en cuya administración otra cosa había sido adicionada a la forma prescrita como "y en el nombre de la Bendita Virgen María". Ellos argumentan que dicho bautismo sería inválido, si el ministro tenía en ese momento la intención de atribuir la misma eficacia al nombre agregado como a los nombres de las Tres Personas Divinas. Sin embargo, si fue hecho sólo por error piadoso, no interferiría con la validez (S. Alf., n. 111).<br />
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VII. BAUTISMO CONDICIONAL<br />
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De lo siguiente es evidente que no todo el bautismo administrado por heréticos o cismáticos es inválido. Por el contrario, si se utilizan la materia y la forma adecuada y aquel que confiere el sacramento realmente "tiene la intención de llevar a cabo lo que la Iglesia lleva a cabo" el bautismo es sin duda válido. Esto se establece autoritativamente en el decreto para los armenios y los cánones del Concilio de Trento ya dados. La cuestión viene a ser de práctica cuando se trata de convertidos a la Fe. Si hubiera entre las sectas una forma autorizada para bautizar, y si la necesidad y la importancia verdaderas del sacramento fuera enseñada uniformemente y puesta en práctica entre ellos, habría poca dificultad en cuanto al estatus de los convertidos de las sectas. Pero no hay tal unidad de enseñanza y práctica entre ellos, y consecuentemente el caso particular de cada converso debe examinarse cuando se trata de la cuestión de su aceptación en la Iglesia. Pues no sólo hay denominaciones religiosas en las cuales el bautismo con toda probabilidad no es válidamente administrada, sino que también existen aquellos que tienen sin duda ritual suficiente para validez, pero que en la práctica la probabilidad de que sus miembros hayan recibido bautismo válidamente es más que dudosa. Como consecuencia debe tratarse a los conversos en forma diferente. Si hay la certeza de que un converso fue válidamente bautizado en la herejía, no se repite el sacramento, pero deben llevarse a cabo las ceremonias que han sido omitidas en dicho bautismo, a menos que el obispo, por razones suficientes, juzgue que pueden ser dispensadas. (Para los Estados Unidos, vea Conc. Prov. Balt., I). Si es incierto que el bautismo del converso fue válido o no, entonces deberá ser bautizado condicionalmente. En dichos casos el ritual es: "Si no estáis aún bautizado, entonces yo os bautizo en el nombre", etc. El Primer Sínodo de Westminster, Inglaterra, concluye que los conversos adultos deben ser bautizados no pública sino privadamente con agua bendita (es decir, no el agua bautismal consagrada) y sin las ceremonias usuales (Decr. xvi). En la práctica, los conversos en los Estados Unidos son casi siempre invariablemente bautizados ya sea absolutamente o condicionalmente, no sólo porque el bautismo administrado por los heréticos se considere inválido sino porque es generalmente imposible descubrir si han sido adecuadamente bautizados. Aún en los casos en los que una ceremonia ha sido ciertamente llevada a cabo, generalmente continúa la duda razonable acerca de la validez sobre ya sea la intención del administrador o el modo de la administración. Aún cada caso debe ser examinado (S. C. Inquis., 20 Nov., 1878) a fin de que el sacramento no sea repetido sacrílegamente.<br />
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En cuanto a bautismo de varias sectas, Sabetti (no. 662) establece que las Iglesias Orientales y los "Antiguos Católicos" generalmente administran adecuadamente el bautismo; los socinianos y los cuáqueros no bautizan en absoluto; los bautistas emplean el rito sólo para los adultos, y la eficacia de su bautismo ha sido cuestionada debido a la separación de la materia y de la forma, pues ésta última es pronunciada antes de que ocurra la inmersión; los congrecionalistas, unitarianos y universalistas rechazan la necesidad del bautismo, y con ello se presume que no lo administran adecuadamente; los metodistas y presbiterianos bautizan por aspersión o rociado, y puede dudarse razonablemente si el agua ha tocado el cuerpo y fluido sobre él; entre los episcopales, se puede considerar que el bautismo no tiene verdadera eficacia y es meramente una ceremonia vacía, y consecuentemente hay un temor bien fundado de que no son lo suficientemente cuidadosos en su administración. A esto puede agregarse que los episcopales con frecuencia bautizan por aspersión, y aunque dicho método es sin duda válido si es adecuadamente empleado, en la práctica es muy posible que el agua rociada no toque la piel. Sabetti también observa que los ministros de la misma secta no siguen en todas partes un método uniforme de bautismo. El método práctico de reconciliar los herejes con la Iglesia es como sigue: -Si el bautismo es conferido en forma absoluta, el converso no debe hacer abjuración o profesión de fe, ni debe hacer confesión de sus pecados y recibir absolución, debido a que el sacramento de regeneración lava sus ofensas pasadas. Si su bautismo ha de ser condicional, debe primero hacer una abjuración de sus errores, o una profesión de fe, y luego recibir el bautismo condicional, y por último hacer una confesión sacramental seguida de una absolución condicional. Si se juzga que el bautismo previo del converso es ciertamente válido, sólo debe hacer la abjuración o la profesión de fe y recibir la absolución de las censuras en las que hubiera podido incurrir (Excerpta Rit. Rom., 1878). La abjuración o profesión de fe aquí prescrita es el Credo de Pío IV, traducido al vernacular. En el caso de la absolución condicional, la confesión puede preceder a la administración del rito y puede impartirse la absolución condicional después del bautismo. De hecho esto hace frecuentemente, pues la confesión es una excelente preparación para la recepción del sacramento (De Herdt, VI, viii; Sabetti, no. 725).<br />
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VIII. REBAUTISMO<br />
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Para terminar con la consideración de la validez del bautismo conferido por los herejes, debemos dar cuenta de la célebre controversia que surgió en cuanto a este punto en la Iglesia Antigua. En África y en Asia Menor se introdujo a principios del tercer siglo la costumbre de rebautizar a todos los conversos de la herejía. Hasta lo que puede corroborarse, la práctica del rebautismo surgió en África debido a los decretos de un Sínodo de Cartago celebrado probablemente entre 218 y 222; mientras que en Asia menor parece haber tenido su origen en el Sínodo de Iconio, celebrado entre 230 y 235. La controversia sobre el rebautismo está especialmente relacionada con los nombres del Papa San Esteban y San Cipriano de Cartago. Éste último fue el principal campeón de la práctica del rebautismo. El papa, sin embargo, condenaba absolutamente la práctica, y ordenaba que los herejes que entraran a la Iglesia debían recibir solamente la imposición de manos in paenitentiam. En esta célebre controversia también se observa que el Papa Esteban declara que él apoya la costumbre primitiva cuando declara la validez del bautismo conferido por los herejes.<br />
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Cipriano, por el contrario, admite implícitamente que la antigüedad está en contra de su propia práctica, pero sostiene firmemente que está más de acuerdo con un estudio iluminado del asunto. Declara que la tradición que está en su contra es una "tradición humana y fuera de la ley". Sin embargo, ni Cipriano ni su celoso partidario, Firmiliano, pudieron demostrar que el rebautismo era más antiguo que el siglo en el cual vivían. El autor contemporáneo pero anónimo del libro "De Rebaptismate" dice que las disposiciones del Papa Esteban, que prohibían el rebautismo de los conversos, concuerdan con la antigüedad y la tradición eclesiástica, y se consagran como antiguas, memorables y observancia solemne de todos los santos y fieles. San Agustín cree que la costumbre de no rebautizar es una tradición Apostólica, y San Vicente de Lérins declara que el Sínodo de Cartago introdujo el rebautismo en contra de la Ley Divina (canonem), en contra de la regla de la Iglesia universal y contra las costumbres e instituciones de los ancianos. Y continúa diciendo que por decisión del Papa Esteban, la antigüedad fue conservada y lo nuevo fue destruido (retenta est antiquitas, explosa novitas). Es cierto que los llamados Cánones Apostólicos (xlv y xlvi) hablan de la falta de validez del bautismo conferido por los herejes, pero Döllinger dice que estos cánones son comparativamente recientes, y De Marca señala que San Cipriano las hubiera apelado si hubiesen existido antes de la controversia. El Papa San Esteban, por lo tanto, sostuvo una doctrina ya antigua en el tercer siglo cuando declaró contra el rebautismo de los herejes, y decidió que el sacramento no debía ser repetido debido a que su primera administración fue válida. Desde entonces, esta ha sido la ley de la Iglesia.<br />
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IX. NECESIDAD DEL BAUTISMO<br />
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Los teólogos distinguen una necesidad doble, la cual llaman una necesidad de medios (medii) y una necesidad de precepto (præcepti). La primera (medii) indica una cosa a ser tan necesaria que, si falta (por culpabilidad), no puede obtenerse la salvación. La segunda (præcepti) se tiene cuando una cosa es sin duda tan necesaria que no puede omitirse voluntariamente sin pecar; sin embargo, la ignorancia del precepto o la incapacidad para cumplirlo, excusa la observancia. El bautismo se considera necesario tanto en medii y præcepti. Esta doctrina se redondea en las palabras de Cristo, que en Juan, iii, declara que "A menos que el hombre nazca de nuevo del agua y del Espíritu Santo, no podrá entrar en el reino de Dios". Cristo no hace excepciones a esta ley y es por lo tanto de aplicación general, incluyendo tanto a adultos como a infantes. Por consecuencia, no es meramente una necesidad de precepto sino también una necesidad de medio. Este es el sentido en el cual siempre ha sido entendido por la Iglesia, y el Concilio de Trento (Ses, IV, cap, vi) enseña que la justificación no puede obtenerse, desde la promulgación del Evangelio, sin el lavado o regeneración o el deseo del mismo (in voto). En la séptima sesión, declara (can. v) la excomunión a todos aquellos que digan que el bautismo no es necesario para la salvación. En busca de una mejor palabra, hemos cambiado la palabra votum por "deseo". El concilio no quiere decir que votum es un simple deseo de recibir el bautismo o aún una resolución de hacerlo. Por votum quiere decir un acto de perfecta caridad o contrición, incluyendo, al menos implícitamente, la voluntad de hacer todas las cosas necesarias para la salvación y por ello en especial recibir el bautismo. Los Padres de la Iglesia insisten frecuentemente en la necesidad absoluta de este sacramento, especialmente cuando hablan del bautismo de los infantes. Por ello San Ireneo (II, xxii): "Cristo vino a salvar a todos los que renacieron a través de Él en Dios, infantes, niños y jóvenes" (infantes et parvulos et pueros). San Agustín (III De Anima) dice "Si deseas ser Católico, no creas, ni digas, ni enseñes, que los infantes que mueren antes del bautismo pueden obtener el perdón del pecado original". Un pasaje aún más fuerte del mismo doctor (Ep, xxviii, Ad Hieron) dice: "Quienquiera que diga que aún los infantes son vivificados en Cristo cuando partan de esta vida sin participar en Su Sacramento (Bautismo), se opone tanto a la predicación Apostólica y condena a toda la Iglesia que urge a que se bautice a los infantes, debido a que cree sin dudar que de otro modo no pueden ser vivificados en Cristo". San Ambrosio (II De Abraham., c. xi) al hablar de la necesidad del bautismo, dice: "Nadie está exceptuado, ni el infante, ni el impedido por cualquier necesidad". En la controversia Pelagiana encontramos pronunciamientos similarmente fuertes de parte de los Concilios de Cartago y Milevis, y del Papa Inocencio I. A la creencia de la Iglesia en esta necesidad del bautismo como medio de salvación, que ya fue observada por San Agustín, es que se debe que la Iglesia haya delegado el poder de bautizar en el caso de ciertas contingencias aún a laicos y mujeres. Cuando se dice que el bautismo es también necesario, por necesidad de precepto (præcepti), se entiende por supuesto que esto se aplica sólo a aquellos capaces de recibir un precepto, es decir, adultos.<br />
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La necesidad en este caso es demostrada por el mandato de Cristo a Sus Apóstoles (Mat., xxviii): "Vayan y prediquen a todas las naciones, bautizándolas", etc. Así como a los Apóstoles les ha sido ordenado bautizar, a las naciones les ha sido ordenado recibir el bautismo. La necesidad del bautismo viene a ser cuestionado por algunos de los Reformadores o a sus precursores. Fue rechazado por Wyclif, Bucer y Zwingli. Según Calvino es necesario para los adultos como precepto pero no como medio. Por ello contiende que los infantes de padres creyentes son santificados en el vientre y con ello liberados del pecado original sin el bautismo. Los socinianos enseñan que el bautismo es meramente una profesión externa de la fe cristiana y un rito que cada uno es libre de recibir o no. Un argumento en contra de la necesidad absoluta del bautismo ha sido buscado en el texto de las Escrituras: "Si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Juan 6). Aquí, dicen ellos, existe un paralelo al texto: "El que no nazca de agua". Sin embargo todos admiten que la Eucaristía no es necesaria como medio sino sólo como precepto. La respuesta a esto es obvia. En el primer caso, Cristo dirige Sus palabras en segunda persona hacia los adultos; en el segundo, habla en tercera persona y sin ninguna distinción. Otro texto favorito es aquel de San Pablo (I Cor., vii): "Pues el marido no creyente queda santificado por su mujer, y la mujer no creyente queda santificada por el marido creyente; De otro modo, vuestros hijos serían impuros, mas ahora son santos". <br />
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Desafortunadamente para la fortaleza de este argumento, el contexto muestra que el Apóstol en este pasaje no está hablando en absoluto de la gracia regenerativa o santificante, sino contestando ciertas cuestiones que le son propuestas por los corintios en cuanto a la validez de los matrimonios entre ateos y creyentes. La validez de dichos matrimonios es probada por el hecho de que los hijos nacidos de ellos son legítimos, no bastardos. Hasta donde se trata del término "santificado", puede, cuando mucho, significar que el marido o mujer creyente puede convertir a la parte no creyente y con ello ser ocasión de su santificación. Una cierta declaración en la oración fúnebre de San Ambrosio sobre el Emperador Valentiniano II ha sido traída a colación como prueba de que la Iglesia ofrecía sacrificios y oraciones por los catecúmenos que morían antes de su bautismo. No se encuentran vestigios de dicha costumbre en ninguna parte. San Ambrosio puede haberlo hecho por las almas del catecúmeno Valentiniano, pero esta habría sido un incidente aislado, y aparentemente se llevó a cabo porque él creía que el emperador había deseado el bautismo. La práctica de la Iglesia se demuestra en forma más correcta en el canon (xvii) del Concilio Segundo de Braga: "Ni la conmemoración del Sacrificio [oblationis] ni el servicio del cántico [psallendi] debe ser empleado para los catecúmenos que murieron sin la redención del bautismo". Los argumentos para un uso en contrario que se buscó en el Concilio Segundo de Aries (c. xii) y el Concilio Cuarto de Cartago (c. Ixxix) no van al punto, pues estos concilios hablan, no de los catecúmenos, sino de los penitentes que murieron repentinamente antes de haber completado su expiación. Es cierto que algunos escritores católicos (como Cayetano, Durandus, Biel, Gerson, Toletus, Klee) han sostenido que los infantes deben ser salvados por un acto de deseo de parte de sus padres, que se aplica a ellos por algún signo externo, tal como la oración o la invocación de la Santísima Trinidad; pero Pío V, al retractarse de esta opinión, como lo expresó Cayetano, por el comentario del autor sobre Santo Tomás, manifestó su opinión de que dicha teoría no estaba de acuerdo con la creencia de la Iglesia.<br />
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X. SUBSTITUTOS PARA EL SACRAMENTO<br />
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Los Padres y teólogos frecuentemente dividen el bautismo en tres tipos: el bautismo de agua (aquæ o fluminis), el bautismo por deseo (flaminis), y el bautismo de sangre (sanguinis). Sin embargo, sólo el primero es un sacramento verdadero. Los últimos dos se denominan bautismo sólo por analogía, pues suplen el efecto principal del bautismo, particularmente, la gracia que persona los pecados. Es enseñanza de la Iglesia Católica que cuando el bautismo de agua llega a ser una imposibilidad física o moral, la vida eterna puede ser obtenida por el bautismo por deseo o el bautismo de la sangre.<br />
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(1) Bautismo por Deseo<br />
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El Bautismo por Deseo (baptismus flaminis) es una perfecta contrición de corazón, y cada acto de perfecta caridad o amor puro de Dios que contiene, al menos implícitamente, un deseo (votum) del bautismo. La palabra latina flamen se utiliza debido a que Flamen es un nombre para el Espíritu Santo, cuyo oficio especial es mover el corazón hacia el amor a Dios y concebir la penitencia por los pecados. El "bautismo del Espíritu Santo" es un término empleado en el tercer siglo por el autor anónimo del libro "De Rebaptismate". La eficacia de este bautismo por deseo para suplir el lugar del bautismo por agua, en cuanto a su efecto principal, es probada por las palabras de Cristo. Después que Él declaró la necesidad del bautismo (Juan, xiv), Él prometió gracia justificante por actos de caridad o perfecta contrición (Juan, xiv): "Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él". Ya que estos textos declaran que la gracia justificante se concede por cuenta de los actos de perfecta caridad o contrición, es evidente que estos actos suplen la gracia del bautismo en cuanto a su efecto principal, el perdón de los pecados. Esta doctrina se establece claramente en el Concilio de Trento. En la sesión catorce (cap. iv) el concilio enseña que la contrición es perfeccionada en ocasiones por la caridad, y reconcilia al hombre con Dios, antes de recibir el Sacramento de la Penitencia. En el capítulo cuarto de la sexta sesión, al hablar de la necesidad del bautismo, dice que los hombres no pueden obtener justicia original "salvo por el lavado de regeneración o su deseo" (voto). La misma doctrina es enseñada por el Papa Inocencio III (cap. Debitum, iv, De Bapt.), y las propuestas en contrario son condenadas por los Papas Pío V y Gregorio XII, al prescribir las propuestas 31 y 33 de Baius.<br />
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Ya hemos hecho alusión a la oración fúnebre pronunciada por San Ambrosio sobre el Emperador Valentiniano II, un catecúmeno. La doctrina del bautismo por deseo se establece aquí con claridad. San Ambrosio pregunta: "¿No obtuvo la gracia que deseaba? ¿No obtuvo lo que pidió? Ciertamente lo obtuvo porque lo pidió". San Agustín (IV, De Bapt., xxii) y San Bernardo (Ep. Ixxvii, ad H. de S. Victore) discurre en forma similar en el mismo sentido en cuanto al bautismo por deseo. Si se dice que esta doctrina contradice la ley universal de bautismo hecha por Cristo (Juan, iii), la respuesta es que el dador de la ley ha hecho una excepción (Juan, xiv) a favor de aquellos que tienen el bautismo por deseo. Tampoco sería consecuencia de esta doctrina que una persona justificada por el bautismo por deseo sería por tanto dispensada de buscar después el bautismo de agua cuando esto fuera una posibilidad. Pues, como ya ha sido explicado, el baptismus flaminis contiene el votum de recibir el baptismus aquæ. Es cierto que algunos de los Padres de la Iglesia acusan severamente a aquellos que se contentan con el deseo de recibir el sacramento de regeneración, pero hablan de catecúmenos que por voluntad propia demoran la recepción del bautismo por motivos de poco valor. Por último, debe notarse que sólo los adultos son capaces de recibir el bautismo por deseo.<br />
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(2) Bautismo de Sangre<br />
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El bautismo de sangre (baptismus sanquinis) es la obtención de la gracia de justificación al sufrir el martirio por la fe de Cristo. El término "lavado de sangre" (lavacrum sanguinis) es empleado por Tertuliano (De Bapt., xvi) para distinguir esta especie de regeneración del "lavado con agua" (lavacrum aquæ). "Tenemos un segundo lavado", dice "que el uno y el mismo [que el primero], en particular el lavado de sangre". San Cipriano (Ep. Ixxiii) habla del "más glorioso y gran bautismo de sangre" (sanguinis baptismus). San Agustín (De Civ. Dei, XIII, vii) dice: "Cuando cualquiera muere por confesar a Cristo sin haber recibido el lavado de regeneración, vale tanto para el perdón de los pecados como si hubiesen sido lavados en la fuente sagrada del bautismo". La Iglesia fundamenta su creencia en la eficacia del bautismo de sangre en el hecho de que Cristo declara sobre el poder salvador del martirio en el décimo capítulo de San Mateo: "Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos" (v. 32); y: "El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará" (v. 39). Se señala que estos textos son tan amplios que incluyen aún a los infantes, especialmente el último texto. Que el texto anterior también se aplica a ellos, ha sido constantemente sostenido por los Padres, quienes declaran que si los infantes no pueden confesar a Cristo con su boca, pueden hacerlo de hecho. Tertuliano (Adv. Valent., ii) habla de la matanza de infantes por Herodes como mártires, y ésta ha sido la enseñanza constante de la Iglesia. Otra evidencia del pensamiento de la Iglesia en cuanto a la eficacia del bautismo de sangre se encuentra en el hecho de que nunca ora por los mártires. Su opinión es bien expresada por San Agustín (Tr. Icciv en Joan.): "Lastima a un mártir que pide por él". Esto demuestra que se cree que el martirio perdona todos los pecados y todo castigo debido al pecado. Los teólogos posteriores comúnmente sostienen que el bautismo de sangre justifica a los mártires adultos, independientemente de un acto de caridad o perfecta contrición, y, como si fuera, ex opere operato, aunque por supuesto, deben tener arrepentimiento por pecados anteriores. La razón es que si se requiriera en el martirio la perfecta caridad o contrición, la distinción entre el bautismo de sangre y el bautismo por deseo sería inútil. Lo que es más, como debe concederse que los mártires infantes son justificados sin un acto de caridad, del cual son incapaces, no hay razón sólida para negarle el mismo privilegio a los adultos. (Cf. Suárez, De Bapt., disp. xxxix.)<br />
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XI. INFANTES NO BAUTIZADOS<br />
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Debe considerarse brevemente aquí el destino de los infantes que mueren sin bautismo. La enseñanza católica es inflexible en este punto, en cuanto a que todos los que parten de esta vida sin bautismo, ya sea de agua, sangre o por deseo, son perpetuamente excluidos de la visión de Dios. Esta enseñanza se basa, como hemos visto, en las Escrituras y la tradición, y los decretos de la Iglesia. Lo que es más, que aquellos que mueren en pecado original, sin haber contraído pecado real alguno, son privados de la felicidad celestial, está explícitamente establecido en la Confesión de Fe del Emperador Oriental Michael Palæologus, lo cual había sido propuesto a él por el Papa Clemente IV en 1267, y aceptó en la presencia de Gregorio X en el Concilio Segundo de Lyon en 1274. La misma doctrina también se encuentra en el Decreto de la Unión de los Griegos, en la Bula "Lætentur Caeli" del Papa Eugenio IV, en la Profesión de Fe prescrita para los griegos por el Papa Gregorio XIII, y en lo autorizado para los orientales por Urbano VIII y Benedicto XIV. Muchos teólogos católicos han declarado que los infantes que mueren sin bautismo son excluidos de la visión beatífica; pero en cuanto al estado exacto de estas almas en el siguiente mundo, no están de acuerdo.<br />
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Al hablar de las almas que no han logrado la salvación, estos teólogos distinguen el dolor de la pérdida (paena damni), o privación de la visión beatífica, y el dolor de sentido (paena sensus). Aunque estos teólogos han creído cierto que los infantes no bautizados deben soportar el dolor de la pérdida, no están igualmente ciertos de que están sujetos al dolor de sentido. San Agustín (De Pecc. et Mer, I, xvi) sostienen que no estarían exentos del dolor de sentido, pero al mismo tiempo pensó que sería en la forma más benigna. Por otro lado, San Gregorio Nacíanceno (Or. in S. Bapt.) expresa la creencia de que dichos infantes sufrirían sólo el dolor de la pérdida. Sfrondati (Nod. Prædest., I, i) declara que mientras están ciertamente excluidos del cielo, aún no han sido privados de la felicidad natural. Esta opinión parecía tan objetable a algunos obispos franceses que solicitaron el juicio del Magisterio Pontificio sobre la materia. El Papa Inocencio XI replicó que tendría una opinión examinada por una comisión de teólogos, pero parece que nunca se pasó una conclusión al respecto. Desde el siglo doceavo, la opinión de la mayoría de los teólogos ha sido que los infantes no bautizados son inmunes de todo dolor de sentido. Esto fue enseñado por Santo Tomás de Aquino, Scotus, San Buenaventura, Pedro Lombardo, y otros, y es ahora la enseñanza común en las escuelas. Está de acuerdo con las palabras de un decreto del Papa Inocencio III (III Decr., xlii, 3): "El castigo del pecado original es la privación de la visión de Dios; del pecado actual, los eternos dolores del infierno." Los infantes, por supuesto, no pueden ser culpables de pecado presente.<br />
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Otros teólogos han argumentado que, bajo la ley de la naturaleza y la dispensa Mosaica, los niños pueden ser salvados por el acto de sus padres y que consecuentemente lo mismo debe ser más fácil de lograr bajo la ley de la gracia, porque el poder de la fe no ha sido disminuido sino aumentado. Las objeciones comunes a esta teoría incluyen el hecho de que se dice que los infantes no son privados de justificación bajo la Nueva ley por cualquier disminución en el poder de la fe, sino debido a la promulgación por Cristo del precepto del bautismo, el cual no existía antes de la Nueva Dispensa. Esto tampoco empeoraría el caso de los infantes antes de que fuera instituida la Iglesia Cristiana. Aunque es una dificultad para algunos, sin duda ha mejorado la condición de la mayoría. La fe sobrenatural es ahora más difundida que ante de la venida de Cristo, y más infantes son salvados por el bautismo que justificados anteriormente por la fe activa de sus padres. Lo que es más, el bautismo puede ser más prontamente aplicado a los infantes que el rito de la circuncisión, y por la ley antigua esta ceremonia tuvo que ser diferida hasta el octavo día después del nacimiento, mientras que el bautismo puede ser conferido a los infantes inmediatamente después de su nacimiento, y en caso de necesidad aún en el vientre de la madre. Por último, debe tenerse en cuenta que los infantes no bautizados, si son privados del cielo, no serían privados injustamente. La visión de Dios no es algo a lo cual los humanos tengan reclamo natural. Es un regalo gratuito del Creador que puede imponer las condiciones que desee para impartirlo o retenerlo. No se involucra injusticia alguna cuando no se confiere un privilegio indebido a alguna persona. El pecado original privó a la raza humana de un derecho no ganado al cielo. A través de la misericordia Divina este obstáculo al gozo de Dios es removido por el bautismo; pero si el bautismo no es conferido, el pecado original permanece, y el alma no regenerada, no teniendo reclamo por el cielo, no es excluido injustamente de él.<br />
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En cuanto a la cuestión, de si además de la liberación del dolor de sentido, los infantes no bautizados disfrutan cualquier felicidad positiva en el mundo siguiente, los teólogos no están de acuerdo, y tampoco hay pronunciamiento de parte de la Iglesia en cuanto a la materia. Muchos, después de Santo Tomás (De Malo, Q. V, a. 3), declara que estos infantes no son entristecidos por la pérdida de la visión beatífica: ya sea porque no tienen conocimiento de ella, y por lo tanto no están sensibles a su privación; o debido a que, sabiéndolo su voluntad es enteramente conformada a la voluntad de Dios y están conscientes de que han perdido un privilegio indebido por falta que no les corresponde. Además de esta liberación del pesar por la pérdida del cielo, estos infantes pueden también disfrutar alguna felicidad positiva. Santo Tom ás (In II Sent., dist. XXXIII, Q. ii, a. 5) dice: "Aunque los infantes no bautizados están separados de Dios en cuanto a la gloria, no son enteramente separados de Él. Más bien están unidos a Él por una participación en los bienes naturales; y así pueden regocijarse en Él por consideración y amor natural". También dice (a. 2): "Se regocijarán en esto, que compartirán en grande la divina bondad y perfección natural". Aunque la opinión entonces, de que los infantes no bautizados pueden disfrutar de una conocimiento natural y amor de Dios y regocijarse en él, es perfectamente sostenible, no se tiene la certeza que surge del acuerdo unánime de los Padres de la Iglesia, o de un pronunciamiento favorable de la autoridad eclesiástica.<br />
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[Nota: Sobre esta materia, el Catecismo de la Iglesia Católica de 1992 establece: "En cuanto a los niños que han muerto sin el Bautismo, la Iglesia sólo puede confiarlos a la misericordia de Dios, como lo hace en sus ritos funerales para ellos. Sin duda, la gran misericordia de Dios que desea que todos los hombres sean salvados, y la ternura de Jesús hacia los niños que le causaron decir: "Dejad que los niños vengan a mí, no se los impidáis", nos permite tener la esperanza de que hay una forma de salvación para los niños que han muerto sin el Bautismo. De lo más urgente es el llamado de la Iglesia a no evitar que los niños lleguen a Cristo a través del regalo del santo Bautismo".<br />
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Podemos agregar aquí algunas breves observaciones sobre la disciplina de la Iglesia en cuanto a las personas no bautizadas. Como el bautismo es la puerta de la Iglesia, los no bautizados no están bajo la protección de la Iglesia. Como consecuencia:<br />
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Dichas personas, por la ley ordinaria de la Iglesia, no pueden recibir ritos funerarios Católicos. La razón de esta regulación es dada por el Papa Inocencio II (Decr., III, XXVIII, xii): Ha sido decretado por los cánones sagrados que no debemos tener comunión con aquellos que están muertos, si no tuvimos comunicación con ellos mientras vivían". De acuerdo a la Ley Canónica (CIC 1183), sin embargo, los catecúmenos "deben ser considerados miembros de los fieles cristianos" en lo que se refiere a los ritos funerarios. El Concilio Plenario de Baltimore también decreta (No. 389) que la costumbre de enterrar a los parientes no bautizados de católicos en sepulcros familiares puede ser tolerada. [Nota: El Código de Ley Canónica de 1983 exceptúa a los hijos no bautizados de padres católicos, si los padres tenían la intención de bautizarles]. <br />
Un católico no puede casarse con una persona no bautizada sin dispensa, so pena de nulidad. Este impedimento, en cuanto a legitimidad, se deriva de la ley natural, debido a que en dichas uniones la parte católica y los hijos del matrimonio estarían expuestos, en la mayoría de los casos, a la pérdida de la fe. Sin embargo, la invalidez de dicho matrimonio es una consecuencia sólo de la ley positiva. Pues, en los inicios de la cristiandad, las uniones entre los bautizados y los no bautizados eran frecuentes, y ciertamente se consideraban válidas. Cuando surgen circunstancias en las que el peligro de perversión para la parte católica es eliminado, la Iglesia dispensa en su ley de prohibición, pero siempre requiere garantía de la parte católica de que no habrá interferencia con los derechos espirituales de la otra parte. (Ver IMPEDIMENTOS DE MATRIMONIO). <br />
En general, podemos decir que la Iglesia no reclama autoridad sobre las personas no bautizadas, pues se encuentran totalmente fuera de su protección. Hizo leyes que les concierne sólo en cuanto a las relaciones que sostienen con aquellos sujetos a la Iglesia.<br />
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XII. EFECTOS DEL BAUTISMO<br />
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Este sacramento es la puerta de la Iglesia de Cristo y la entrada a una nueva vida. Renacemos del estado de esclavos del pecado hacia la libertad de los Hijos de Dios. El bautismo nos incorpora con el cuerpo místico de Cristo y nos hace partícipes de todos los privilegios que fluyen del acto de redención del Divino Fundador de la Iglesia. Subrayaremos ahora los principales efectos del bautismo.<br />
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(1) La Remisión de Todo Pecado, Original y Actual<br />
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Esto está claramente contenido en la Biblia. Por ello leemos (Hechos 2:38): "Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo; pues la Promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos llame el Señor Dios Nuestro". Leemos también en el vigésimo segundo capítulo de los Hechos de los Apóstoles (v. 16): "Levántate, recibe el bautismo y lava tus pecados". San Pablo en el quinto capítulo de su Epístola a los Efesios representa bellamente a la Iglesia entera siendo bautizada y purificada (v. 25 sig): "Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada". La profecía de Ezequiel (xxxvi.25) también ha sido entendida como bautismo: "Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados; de todas vuestras impurezas" (inquinamentis), donde el profeta incuestionablemente habla de desviaciones morales. Esta es también enseñanza solemne de la Iglesia. En la profesión de fe descrita por el Papa Inocencio III para los waldesianos en 1210, leemos: Creemos que todos los pecados son perdonados en el bautismo, tanto el pecado original como aquellos pecados cometidos voluntariamente". El Concilio de Trento (Ses. V., can. v) anatematiza a todo aquel que niegue que la gracia de Cristo conferida en el bautismo no perdona la culpa del pecado original; o afirma que todo lo que verdadera y adecuadamente puede ser llamado pecado no es quitado por ese medio. Lo mismo es enseñado por los Padres. San Justino Mártir (Apol., I, Ixvi) declara que en bautismo todos somos creados de nuevo, esto es, consecuentemente, libres de toda mancha de pecado. San Ambrosio (De Myst., iii) dice acerca del bautismo: "Esta es el agua en la cual la carne es sumergida y todo pecado carnal puede ser lavado. Toda transgresión queda sepultada ahí". Tertuliano (De Bapt., vii) escribe: "El bautismo es un acto carnal en tanto que somos sumergidos en el agua; pero el efecto es espiritual, pues somos liberados de nuestros pecados". Las palabras de Origen (En Gen., xiii) son clásicas: "Si transgredes, escribes tu nombre [chirographum] en el pecado. Pero, he aquí que una vez que te hayas acercado a la cruz de Cristo y a la gracia del bautismo, tu nombre está fija a la cruz y tiene el sello del bautismo". Está de más multiplicar los testimonios de las primeras eras de la Iglesia. Es un punto sobre el cual los Padres están unánimemente de acuerdo, y se puede citar a San Cipriano, Clemente de Alejandría, San Hilario, San Cirilo de Jerusalén, San Gregorio Nacíanceno y otros.<br />
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(2) Remisión del Castigo Temporal<br />
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El bautismo no sólo lava el pecado, sino que también remite el castigo por el pecado. Esta fue la enseñanza misma de la Iglesia primitiva. Leemos en Clemente de Alejandría (Pædagog. i) acerca del bautismo: "Es llamado lavado porque somos lavados de nuestros pecados: es llamada gracia porque por él los castigos debidos al pecado son remitidos". San Jeremías (Ep. Ixix) escribe: "Después del perdón (Indulgentiam) del bautismo, la severidad del juez no debe ser temida". Y San Agustín (De Pecc. et Mer. II.xxviii) dice llanamente: "Si inmediatamente después [del bautismo] sigue la partida de esta vida, el hombre no tendrá cuenta alguna qué rendir [quod obnoxium hominem teneat], pues habrá sido liberado de todo lo que le ataba". En perfecto acuerdo con la doctrina inicial, el decreto florentino establece: "No se le pedirá satisfacción a los bautizados por sus pecados pasados; y si mueren antes de cometer cualquier pecado, obtendrán inmediatamente el reino de los cielos y la visión de Dios". De la misma forma el Concilio de Trento (Ses. V) enseña: "No existe causa de condenación en aquellos que han sido verdaderamente sepultados con Cristo por el bautismo...Nada que demore su entrada al cielo".<br />
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(3) Infusión de la Gracia, Dones y Virtudes Sobrenaturales<br />
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Otro efecto del bautismo es la infusión de gracia santificante y dones y virtudes sobrenaturales. Es esta gracia santificante que considera a los hombres como hijos adoptivos de Dios y les confiere el derecho a la gloria celestial. La doctrina sobre esta material se encuentra en el capítulo séptimo acerca de la justificación en la sexta sesión del Concilio de Trento. Muchos de los Padres de la Iglesia también se extienden sobre esta materia (tales como San Cipriano, San Jeronimo, Clemente de Alejandría, y otros), aunque no en el lenguaje técnico de los decretos eclesiásticos posteriores.<br />
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(4) Conferir el Derecho a Gracias Especiales<br />
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Asimismo los teólogos enseñan que el bautismo le da al hombre el derecho a aquellas gracias especiales que son necesarias para obtener el fin para el cual fue instituido el sacramento y para permitirle cumplir con las promesas bautismales. Esta doctrina de las escuelas, que reclama para cada sacramento las gracias que son peculiares y diversas según el fin y objeto del sacramento, fue ya enunciado por Tertuliano (De Resurrect., viii). Es tratado y desarrollado por Santo Tomás de Aquino (III:62:2). El Papa Eugenio IV repite esta doctrina en el decreto para los armenios. Al tratar la gracia conferida por el bautismo, suponemos que el que recibe el sacramento no pone obstáculo (obex) en el camino de la gracia sacramental. En un infante, esto sería imposible por supuesto, y como consecuencia, el infante recibe inmediatamente toda la gracia bautismal. Es diferente en el caso de un adulto, pues en tal es necesario que las disposiciones requisito del alma estén presentes. El Concilio de Trento (Ses. VI, c. vii) establece que cada uno recibe la gracia según su disposición y cooperación. No debemos confundir un obstáculo (obex) al sacramento mismo con un obstáculo a la gracia sacramental. En el primer caso, está implícito un defecto en la materia o en la forma, o una falta de la intención requisito de parte del ministro o del que recibe, y entonces el sacramento es simplemente nulo. Pero aún si están presentes todos estos requisitos esenciales para constituir el sacramento, puede aún haber un obstáculo en el camino de la gracia sacramental, pues un adulto puede recibir el bautismo por los motivos inadecuados o sin un aborrecimiento real por el pecado. En ese caso la persona sin duda está válidamente bautizada, pero no participa de la gracia sacramental. Sin embargo, si más tarde repara su pasado, el obstáculo será removido y podrá obtener la gracia que no pudo recibir cuando el sacramento le fue conferido. En dicho caso se dice que se revive el sacramento y el rebautismo no entra en cuestión.<br />
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(5) Impresión del Carácter sobre el Alma<br />
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Por último, el bautismo, una vez conferido válidamente, nunca puede repetirse. Los Padres (San Ambrosio, Crisóstomo y otros) entienden así las palabras del San Pablo (Heb., vi.4) y esta ha sido la constante enseñanza de la Iglesia, tanto oriental como occidental desde los primeros tiempos. En cuanto a esto, se dice que el bautismo imprime un carácter imborrable sobre el alma, el cual es llamado por los Padres Tridentinos como una marca espiritual e indeleble. Que el bautismo (así como la Confirmación y las Santas órdenes) imprimen realmente tal carácter, se define explícitamente en el Concilio de Trento (Ses. VII, can. ix), San Cirilo (Præp. in Cat.) llama al bautismo "el sello del Señor". San Agustín compara este carácter o marca impresa sobre el alma cristiana con el carácter militar que se impone a soldados en el servicio imperial. Santo Tomás trata la naturaleza de este sello indeleble, o carácter, en el Summa (III:63:2).<br />
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Los primeros líderes de la tal llamada Reformación sostenían doctrinas muy diferentes de aquellas de la antigüedad cristiana en cuanto a los efectos del bautismo. Lutero (De Captiv. Bab.) y Calvino (Antid. C. Trid.) sostienen que este sacramento hace que el bautizado tenga la certeza de la gracia perpetua de la adopción. Otros declaran que el llamado a preocuparse por el bautismo propio nos liberaría de los pecados cometidos después de él; de nuevo, otros dicen que las transgresiones a la Ley Divina, aunque son en sí pecados, no serán imputados como pecados a la persona bautizada siempre y cuando tenga fe. Los decretos del Concilio de Trento, que se opusieron a los errores que prevalecían entonces, son testigos de las muchas teorías extrañas y novedosas sostenidas por varios exponentes de la naciente teología Protestante.<br />
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XIII. MINISTRO DEL SACRAMENTO<br />
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La Iglesia distingue entre el ministro ordinario y el extraordinario del bautismo. También se hace una distinción en cuanto al modo de administrar. El bautismo solemne es aquel que es conferido con todos los ritos y ceremonias prescritos por la Iglesia, y el bautismo privado es aquel que puede ser administrado en cualquier momento o lugar según lo exija la necesidad. En un tiempo el bautismo solemne y público era conferido en la Iglesia Latina sólo durante la temporada pascual y de Pentecostés. Los orientales lo administraban de la misma forma en la Epifanía.<br />
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(1) Ministro Ordinario<br />
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El ministro ordinario del bautismo solemne es primero el obispo y después el sacerdote. Por delegación, un diácono puede conferir el sacramento solemnemente como ministro extraordinario. Se dice que los obispos son los ministros ordinarios porque son los sucesores de los Apóstoles, quienes recibieron directamente el mandato divino: "Vayan y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Los sacerdotes también son ministros ordinarios debido a que por su oficio y órdenes sagradas son pastores de almas y administradores de los sacramentos, y por lo tanto el decreto florentino declara: "El ministro de este Sacramento es el sacerdote, a quien pertenece administrar el bautismo por razón de su oficio". Sin embargo, como los obispos son superiores a los sacerdotes por ley Divina, la administración solemne de este sacramento fue en un tiempo reservada a los obispos, y un sacerdote nunca administraba este sacramento en presencia de un obispo a menos que se le ordenara hacerlo. Lo antiguo de esta disciplina puede verse en Tertuliano (De Bapt. Xvii): "El derecho a conferir el bautismo le pertenece al sacerdote en jefe, que es el obispo, luego a los sacerdotes y diáconos, pero no sin la autorización del obispo". Ignacio (Ep. ad Smyr., viii): "No es legal bautizar o celebrar el ágape sin el obispo". San Jeremías (Contra Lucif. Ix) testifica la misma usanza en sus días: "Sin crisma y la orden del obispo, ni el sacerdote ni el diácono tienen el derecho de conferir el bautismo". Los diáconos son sólo ministros extraordinarios de bautismo solemne, pues por su oficio son asistentes de la orden sacerdotal. San Isidoro de Sevilla (De Eccl. Off. ii. 25) dice: "Es claro que el bautismo debe ser conferido sólo por sacerdotes, y no es legal ni para los diáconos administrarlo sin permiso del obispo o del sacerdote". No obstante, el que los diáconos fuesen ministros de este sacramento por delegación es evidente por lo citado. In el servicio de ordenación de un diácono, el obispo dice al candidato: "Le concierne al diácono ser ministro en el altar, bautizar y predicar". Felipe el diácono es mencionado en la Biblia (Hechos, viii) confiriendo el bautismo, presumiblemente por delegación de los Apóstoles. Debe notarse que aunque todo sacerdote, en virtud de su ordenación, son ministros ordinarios del bautismo, aunque por decretos eclesiásticos no puede emplear este poder lícitamente a menos que tenga jurisdicción. Por esto el Ritual Romano declara: El ministro legítimo del bautismo es el sacerdote de la parroquia, u otro sacerdote delegado por el sacerdote de la parroquia o el obispo del lugar". El Segundo Concilio Plenario de Baltimore agrega: "Los sacerdotes son merecedores de reprensión grave si imprudentemente bautizan infantes de otra parroquia o de otra diócesis". San Alfonso (n. 114) dice que los padres que traigan a sus hijos para ser bautizados sin necesidad a un sacerdote diferente a su propio pastor, son culpables de pecar porque violan los derechos del sacerdote parroquial. Sin embargo, agrega que otros sacerdotes pueden bautizar a dichos niños, si tienen el permiso, ya sea expreso o tácito o aún razonablemente supuesto, del pastor mismo. Aquellos que no se han establecido en algún lugar pueden ser bautizados por el pastor de cualquier iglesia que elijan.<br />
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(2) Ministro Extraordinario<br />
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En caso de necesidad, el bautismo puede ser administrado lícita y válidamente por cualquier persona que observe las condiciones esenciales, ya sea que esta persona sea un laico Católico o cualquier otro hombre o mujer, hereje o cismático, infiel o judío. Las condiciones esenciales son que la persona vacíe agua sobre la persona a ser bautizada, pronunciando al mismo tiempo las palabras: "Yo os bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Lo que es más, debe realmente tener la intención de bautizar a la persona, o técnicamente, debe tener la intención de llevar a cabo lo que la Iglesia lleva a cabo cuando administra este sacramento. El Ritual Romano agrega que, aún al conferir el bautismo en casos de necesidad, existe un orden de preferencia en cuanto a ministro. El orden es: si hay un sacerdote presente, se le prefiere sobre un diácono, un diácono a un subdiácono, un clérigo a un laico, y un hombre a una mujer, a menos que la modestia requiera (como en casos de parto) que nadie más excepto una mujer sea el ministro, o de nuevo, a menos que la mujer entienda mejor el método de bautizar. El Ritual también dice que el padre o la madre no deben bautizar a su propio hijo, excepto en peligro de muerte cuando no haya nadie más que pueda administrar el sacramento. Los pastores también son instruidos por el Ritual a enseñar a los fieles, y en especial a las comadronas, el método adecuado de bautizar. Cuando se administra un bautismo privado tal, las demás ceremonias son complementadas posteriormente por un sacerdote, si sobrevive el recipiente del sacramento.<br />
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Este derecho de que cualquier persona bautice en caso de necesidad está de acuerdo con la tradición y práctica constante de la Iglesia. Tertuliano (De Bapt. Vii) dice, al hablar de los laicos que tienen la oportunidad de administrar el bautismo: "Será culpable por la pérdida de un alma, si se niega a conferir lo que puede hacer libremente", San Jeremías (Adv. Lucif., ix): "En caso de necesidad, sabemos que también es permitido a un laico [bautizar]: pues como una persona recibe, así puede dar". El Concilio Cuarto de Letrán (cap. Firmiter) decreta: "El Sacramento del Bautismo....sin importar por quién es conferido es provechoso para la salvación", San Isidoro de Sevilla (can. Romanus de cons., iv) declara: "El Espíritu de Dios administra la gracia del bautismo, aunque sea un pagano quien lleve a cabo el bautismo", el Papa Nicolás I enseña a los búlgaros (Resp, 104) que el bautismo por un judío o un pagano es válido. Debido al hecho de que se les impide a las mujeres cualquier tipo de jurisdicción eclesiástica, surgió necesariamente la cuestión respecto a su capacidad para conferir bautismo válido, Tertuliano (De Bapt., xvii) se opone fuertemente a que las mujeres administren este sacramento, pero no declara que sea inválido. De la misma forma, San Epifanio (Hær., Ixxix) dice acerca de las mujeres: "Ni aún el poder de bautizar les ha sido otorgado", pero él habla de bautismo solemne, el cual es una función del sacerdocio. Pueden encontrarse expresiones similares en los escritos de otros Padres, pero sólo cuando se oponen a la doctrina grotesca de algunos herejes, como los marcionitas, pepucianos y catafrigianos, quienes deseaban que las mujeres fuesen sacerdotisas cristianas. La decisión autoritativa de la Iglesia, no obstante, es clara. El Papa Urbano II (c. Super quibus, xxx, 4) escribe "Es bautismo verdadero si una mujer en caso de necesidad bautiza a un niño en el nombre de la Trinidad". El decreto Florentino para los armenios dice explícitamente: "En caso de necesidad, no sólo un sacerdote o un diácono, sino aún un laico o una mujer, aún un pagano o herético, pueden conferir el bautismo". La razón principal para esta extensión de poder en cuanto a la administración del bautismo es por supuesto que la Iglesia ha comprendido desde el principio que éste era el deseo de Cristo. Santo Tomás (III:62:3) dice que debido a la absoluta necesidad del bautismo para la salvación de las almas, está de acuerdo con la misericordia de Dios, quien desea que todos sean salvados, que los medios para obtener este sacramento deben ser puestos, en la medida de lo posible, al alcance de todos; y es por esa razón que la materia del sacramento fue agua común, el cual puede obtenerse fácilmente, asimismo era adecuado que todo hombre fuera su ministro. Por último, debe notarse que, por ley de la Iglesia, la persona que administra el bautismo, aún en casos de necesidad, contrae una relación espiritual con el niño y con sus padres. Esta relación constituye un impedimento que haría que el matrimonio subsecuente con cualquiera de ellos fuera nulo e inválido a menos que se hubiese obtenido antes una dispensa. Ver AFINIDAD.<br />
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XIV. RECIPIENTE DEL BAUTISMO<br />
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Todo ser humano que no ha sido bautizado es sujeto de este sacramento.<br />
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(1) Bautismo de Adultos<br />
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En cuanto a adultos no hay dificultad o controversia. El mandato de Cristo no exceptúa a nadie cuando ordena a los Apóstoles a enseñar a todas las naciones y bautizarles.<br />
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(2) Bautismo de Infantes<br />
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Sin embargo, el bautismo de infantes ha sido sujeto de muchas disputas. Los waldenses y cataris, y posteriormente los anabaptistas, rechazaron la doctrina de que los infantes eran capaces de recibir bautismo válido y algunos sectarios hoy en día sostienen la misma opinión. Sin embargo, la Iglesia Católica mantiene absolutamente que la ley de Cristo se aplica igualmente a infantes y a adultos. Cuando el Redentor declara (Juan 3) que es necesario nacer de nuevo del agua y del Espíritu Santo con el fin de entrar al Reino de Dios, Sus palabras deben ser justamente entendidas como que incluye a todos los que son capaces de tener un derecho a este reino. Ahora, ha determinado tal derecho aún para aquellos que no son adultos, cuando dice: (Mat., xix, 14): "Mas Jesús les dijo: <Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos>". Ha sido objetado que este último texto no se refiere a los infantes, pues Cristo dice "vengan a mí". En el pasaje paralelo en San Lucas (xviii, 15) sin embargo, el texto dice: "Le presentaban también los niños pequeños para que los tocara", y luego siguen las palabras citadas por San Mateo. En el texto griego, las palabras brephe y prosepheron se refieren a infantes de brazos. Lo que es más, San Pablo (Col., ii) dice que el bautismo en la Nueva Ley ha tomado el lugar de la circuncisión de la Antigua Ley. Era especialmente a los infantes que se aplicaba el rito de la circuncisión por precepto Divino. Si debe decirse que no hay ejemplo en la Biblia sobre el bautismo de infantes, podemos contestar que los infantes se incluyen en frases tales como: "Ella fue bautizada así como toda su casa" (Hechos, xvi, 15); "Él mismo fue bautizado, e inmediatamente toda su casa" (Hechos, xvi, 33); "Yo bautizo la casa de Estéfanas" (I Cor., i, 16).<br />
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La tradición de la antigua cristiandad en cuanto a la necesidad del bautismo de infantes es clara desde el principio. Hemos proporcionado ya muchas citas evidentes sobre este asunto, al tratar la necesidad del bautismo. Por lo tanto, unas pocas aquí serán suficientes. El Origen (en cap. vi, Ep. ad Rom.) declara: "La Iglesia recibió de los Apóstoles la tradición de dar el bautismo también a los infantes". San Agustín (Serm. Xi, De Verb Apost.) dice sobre el bautismo de infantes: "Esto la Iglesia siempre tuvo, siempre sostuvo; esto recibe ella de la fe de nuestros ancestros; esto guarda ella perseverantemente aún hasta el fin". San Cipriano (Ep. ad Fidum) escribe: "Del bautismo y de la gracia..no debe guardarse al infante quien, por haber nacido recientemente, no ha cometido pecado, excepto, que nació carnalmente de Adán, y por ello ha contraído el contagio de la muerte antigua en su primera natividad; y viene a recibir la remisión de pecados con mayor facilidad por esto que no le es propio, sino que el pecado de otro es perdonado". La carta de San Cipriano a Fidus declara que el Concilio de Cartago en 253 reprobó la opinión de que el bautismo de los infantes debe ser demorado hasta el octavo día después del nacimiento. El Concilio de Milevis en 416 anatematiza a todo aquel que diga que los infantes nacidos últimamente no deben ser bautizados. El Concilio de Trento solemnemente define la doctrina del bautismo de infantes (Ses. VII, can. xiii). También condena (can. xiv) la opinión de Erasmo de que aquellos que han sido bautizados en la infancia, deben ser dejados libres para ratificar o rechazar las promesas bautismales al llegar a adultos. Los teólogos también llaman la atención al hecho de que Dios desea sinceramente que todos los hombres sean salvados, no excluye a los infantes, para quienes el único medio posible es el bautismo ya sea de agua o de sangre. Las doctrinas de universalidad del pecado original y de la expiación de Cristo que incluye a todos, se establecen tan clara y absolutamente en las Escrituras de tal modo que no dejan razón sólida para negar que los infantes se incluyen al igual que los adultos.<br />
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En cuanto a la objeción de que el bautismo requiere fe, los teólogos responden que los adultos deben tener fe, pero los infantes reciben la fe habitual, la cual es infundida en ellos en el sacramento de regeneración. En cuanto a la fe verdadera, ellos creen en la fe del otro; como San Agustín (De Verb. Apost., xiv, xviii) dice bellamente: "Él cree por otro, quien ha pecado por otro". En cuanto a la obligación impuesta por el bautismo, el infante está obligado a cumplir en proporción a su edad y capacidad, como en el caso de todas las leyes. Es verdad que Cristo prescribió la instrucción y la fe verdadera para los adultos como necesarios para el bautismo (Juan, iii). No pone restricción alguna en cuanto al sujeto de bautismo; y como consecuencia aunque los infantes son incluidos en la ley, no se les puede requerir que cumplan condiciones que son imposibles a su edad. Aunque no se niega la validez del bautismo de infantes, Tertuliano (De Bapt., xviii) deseaba que el sacramento no les fuera conferido hasta que hubiesen obtenido uso de razón, debido al peligro de profanar su bautismo como jóvenes entre las tentaciones de los vicios paganos. De la misma forma, San Gregorio Nacíanceno (Or. xl, De Bapt) pensaba que el bautismo, a menos que hubiese peligro de muerte, debía diferirse hasta que el niño tuviera tres años de edad, pues entonces podía escuchar y responder en las ceremonias. Sin embargo, dichas opiniones, eran compartidas por pocos, y no contenían negación de validez del bautismo de infantes. Es cierto que el Concilio de Neocæsarea (can. vi) declara que un infante no puede ser bautizado en el vientre de su madre, pero sólo enseñaba que ni el bautismo de la madre ni su fe es común a ella y al infante en su vientre, sino que son actos peculiares sólo de la madre.<br />
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(3) El Bautismo de Infantes No Nacidos<br />
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Esto lleva al bautismo de infantes en caso de parto difícil. Cuando el Ritual Romano declara que un niño no debe ser bautizado mientras está aún (clausus) en el vientre de su madre, supone que el agua bautismal no puede llegar al cuerpo del niño. Cuando, no obstante, esto parece posible, aún con ayuda de algún instrumento, Benedicto XIV (Syn. Diaec., vii, 5) declara que las comadronas deben ser instruidas para conferir bautismo condicional. El Ritual continúa diciendo que cuando el agua puede fluir sobre la cabeza del infante el sacramento debe administrarse absolutamente; pero si sólo puede ser vaciado en alguna parte del cuerpo, el bautismo es indudablemente conferido, pero debe repetirse condicionalmente en caso de que el niño sobreviva a su nacimiento. Debe notarse que en estos dos últimos casos, la rúbrica del Ritual supone que el infante ha emergido parcialmente del vientre. Pues si el feto estaba totalmente guardado, el bautismo debe ser condicionalmente repetido en todos los casos (Lehmkuhl, n, 61). En caso de muerte de la madre, el feto debe ser inmediatamente extraído y bautizado, si tuviera alguna vida en él. Los infantes han sido sacados vivos del vientre después de morir la madre. Después de haberse llevado a cabo la incisión Cesárea, el feto puede ser condicionalmente bautizado antes de la extracción si es posible, si el sacramento es administrado después de removido del vientre el bautismo debe ser absoluto, siempre y cuando exista la certeza de vida alguna. Si después de la extracción sea dudoso si vive, debe bautizarse bajo la condición: "Si estás vivo". Debe recordarse a médicos, madres y comadronas sobre la grave obligación de administrar el bautismo bajo estas circunstancias. Debe tenerse en mente que según la opinión prevaleciente entre los instruidos, el feto es animado por un alma humana desde el principio mismo de su concepción. En los casos de parto en los que el producto sea una masa ciertamente no animada por vida humana, debe bautizarse condicionalmente: "Si sois un hombre".<br />
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(4) Bautismo de Personas con Locura<br />
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Los perpetuamente locos, que nunca han tenido uso de razón, están en la misma categoría que los infantes en lo que se refiere a conferir el bautismo, y consecuentemente este sacramento es válido si es administrado.<br />
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Si en algún tiempo hubiesen estado sanos, el bautismo otorgado a ellos durante su locura sería probablemente inválido a menos que hubiesen mostrado un deseo por él antes de perder la razón. Los moralistas enseñan que, en la práctica, esta última clase puede siempre ser bautizada condicionalmente, cuando sea incierto si pidieron alguna vez ser bautizados (Sabetti, no. 661). En cuanto a esto, debe notarse que, según muchos escritores, cualquiera que tenga un deseo de recibir todas las cosas necesarias para la salvación, tiene al mismo tiempo un deseo implícito de bautismo, y que un desea más específico no es absolutamente necesario.<br />
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(5) Expósitos<br />
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Los expósitos deben bautizarse condicionalmente, si no hay modo de averiguar que han sido bautizados válidamente o no. Si se ha dejado una nota con el expósito estableciendo que ya ha recibido el bautismo, la opinión más común es que de todos modos debe recibir el bautismo condicional, a menos que las circunstancias sean claras en cuanto que el bautismo ha sido sin duda conferido. O'Kane (no. 214) dice que debe seguirse la misma regla cuando las comadrona u otras personas laicas han bautizado infantes en caso de necesidad.<br />
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(6) Bautismo de los Hijos de Judíos y de Padres Infieles<br />
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También se discute la cuestión de si los hijos infantes de judíos o infieles pueden ser bautizados en contra de la voluntad de sus padres. Para la duda general, la respuesta es un decidido no, porque dicho bautismo violaría los derechos naturales de los padres, y el infante estaría expuesto posteriormente al peligro de perversión. Decimos esto, por supuesto, sólo en cuanto a la licitud de un bautismo tal, pues si en realidad fuera administrado, sin duda sería válido. Santo Tomás (III:68:10) es muy claro al negar la legalidad de impartir dicho bautismo, y esto ha sido juzgado constantemente por el Magisterio Pontificio, lo que es evidente por los varios decretos de las Congregaciones Sagradas y del Papa Benedicto XIV (II Bullarii). Decimos que la respuesta es negativa a la cuestión general, porque las circunstancias particulares pueden requerir una respuesta diferente. Pues indudablemente sería lícito impartir dicho bautismo si los niños estuvieran en peligro de muerte; o si hubiesen sido removidos del cuidado paternal y no hubiese posibilidad de regresar a él; o si estuvieran perpetuamente locos; o si uno de los padres consintiera al bautismo; o por último, si, después de la muerte del padre, el abuelo paternal estuviera dispuesto, aún con la oposición de la madre. Sin embargo, si los niños no fuesen infantes, sino que tuviesen uso de razón y tuvieran la instrucción suficiente, deben ser bautizados cuando la prudencia dicte tal curso.<br />
<br />
En el célebre caso del niño judío, Edgar Mortara, Pío IX sin duda ordenó que fuese criado como católico, aún en contra de la voluntad de sus padres, pero el bautismo ya le había sido administrado unos años antes cuando estuvo en peligro de muerte.<br />
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(7) Bautismo de los Hijos de Padres Protestantes<br />
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No es lícito bautizar a los hijos en contra de la voluntad de sus padres Protestantes; pues su bautismo violaría el derecho paternal, exponiéndolos al peligro de perversión, y sería contrario a la práctica de la Iglesia. Kenrick también condena fuertemente a las enfermeras que bautizan a los hijos de Protestantes, salvo si están en peligro de muerte.<br />
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(8) Bautismo Con Consentimiento de Padres No Católicos<br />
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¿Debe un sacerdote bautizar al hijo de padres no católicos si ellos mismos lo desean? Ciertamente puede hacerlo si hay razón para tener la esperanza de que el niño será criado como católico (Conc. Prov, Balt., I, decr, x). Una aún mayor seguridad para la educación católica de dicho niño sería la promesa de uno o ambos padres de que ellos mismos abrazarán la Fe.<br />
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(9) Bautismo de los Muertos<br />
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En cuanto al bautismo para los muertos, un pasaje curioso y difícil en la Epístola de San Pablo ha dado pie a alguna controversia. El Apóstol dice: "De no ser así ¿a qué viene el bautizarse por los muertos? Si los muertos no resucitan en manera alguna ¿por qué bautizarse por ellos?" (I Cor., xv, 29). Parece no haber duda aquí de que exista la absurda costumbre de conferir el bautismo sobre cadáveres, como se practicó más tarde en algunas sectas herejes. Ha sido conjeturado si esta usanza desconocida de los Corintios consistía en alguna persona viva recibiendo un bautismo simbólico representando a otra que hubiese muerto teniendo el deseo de ser cristiano, pero que no pudo realizar su deseo de ser bautizado por una muerte no prevista. Aquellos que dan esta explicación dicen que San Pablo meramente se refiere a esta costumbre de los Corintios como un argumentum ad hominen, cuando se discute la resurrección de los muertos, sin aprobar la usanza mencionada.<br />
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El arzobispo MacEvilly en su exposición de las Epístolas de San Pablo, sostiene una opinión diferente. Parafrasea el texto de San Pablo como sigue: "Otro argumento a favor de la resurrección. Si los muertos no han de surgir, ¿qué significa la profesión de fe en la resurrección de los muertos, que se hace en el bautismo? ¿Por qué somos todos bautizados con una profesión de fe en su resurrección?" El arzobispo comenta lo siguiente: "Es casi imposible recapitular algo parecido a la certidumbre en cuanto al significado de estas palabras de significado tan oculto, de la gama de interpretaciones que han sido aventuradas en cuanto a ellas (vea la Disertación de Calmet sobre la materia). En primer lugar, toda interpretación que refiere las palabras 'bautizado', o 'muerto' con prácticas ya sea erróneas o maléficas, que los hombres podrían haber empleado para expresar sus creencias en la doctrina de la resurrección, debe ser rechazada; pues no parece de ningún modo posible que el Apóstol fundamentara un argumento, aún si fuera lo que los lógicos llaman un argumentum ad hominen, sobre una práctica viciada o errónea. Además, un sistema de razonamiento tal sería bastante inconcluso. Por esto, las palabras no deben ser referidas ya sea con los Clinics, bautizados a la hora de la muerte, o a los bautismos vicarious en uso entre los judíos, para sus amigos que partieron sin el bautismo. La interpretación adoptada en el parafraseo hacen que las palabras se refieran al Sacramento del Bautismo, al cual todos estaban obligados, como condición necesaria, a acercarse con fe en la resurrección de los muertos. 'Credo in resurrectionem mortuorum'. Esta interpretación -aquella adoptada por San Crisóstomo- tiene la ventaja de dar a las palabras 'bautizado' y 'muerto' su significado literal. El único inconveniente es que se introduce la palabra resurrección. Pero es entendido en todo el contexto y se respalda por una referencia a otros pasajes de la Escritura. Pues, a partir de la Epístola a los Hebreos (vi, 2) parece que un conocimiento de la fe en la resurrección fue uno de los puntos elementales de instrucción requerida para el bautismo de adultos; y por esto las Escrituras mismas proporcionan el fundamento para la introducción de la palabra. Existe otra posible interpretación, la cual entiende las palabras 'bautismo' y 'muerte' en un sentido metafórico, y se refiere a ellas en los sufrimientos de los Apóstoles y heraldos de la salvación en su predicación de la Palabra a los infieles, muertos a la gracia y la vida espiritual, con la esperanza de hacerles partícipes en la gloria de una feliz resurrección. La palabra 'bautismo' es empleada en la Escritura en este sentido, aún por nuestro Divino Redentor mismo - 'Tengo un bautismo con el cual ser bautizado', etc. Y la palabra 'muerte' es empleada en varias partes del Nuevo Testamento para designar a aquellos espiritualmente muertos a la gracia y a la justicia. En griego, las palabras 'para los muertos', uper ton nekron esto es, por cuenta de o a nombre de los muertos, serviría para confirmar, el algún grado, esta última interpretación. Estas parecen ser las interpretaciones más probables de este pasaje; cada uno, sin duda, tiene sus dificultades. El significado de las palabras les fue conocido a los corintios en los tiempos del Apóstol. Todo lo que puede ser conocido en cuanto a su significado en este período remoto, no puede ir más allá de las fronteras de la probable conjetura" (loc. cit., cap. xv; cf. también Cornely en Ep. 1 Cor.).<br />
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XV. ASOCIADO AL BAUTISMO<br />
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(1) Baptisterio<br />
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Según los cánones de la Iglesia, excepto en caso de necesidad, el bautismo debe ser administrado en iglesias (Conc. Prov. Balt., I, Decreto 16). El Ritual Romano dice: "Las iglesias en las cuales exista una pila bautismal, o donde exista un baptisterio cercano a la iglesia". El término "baptisterio" es comúnmente aplicado al espacio destinado para conferir el bautismo. De la misma forma los griegos emplearon photisterion con el mismo fin -una palabra derivada de la designación de San Pablo del bautismo como "iluminación". Las palabras del Ritual ya citadas, sin embargo, significan que "baptisterio" es una construcción separada hecha con el fin de administrar el bautismo. Dichas edificaciones han sido construidas en oriente y occidente, así como en Tiro, Padua, Pisa, Florencia y otros lugares. En dichos baptisterios, además de la pila, también se construyeron altares; y aquí se confería el bautismo. Sin embargo, como regla, la iglesia misma contiene un espacio delimitado con barandas que contiene la pila bautismal. En la antigüedad las pilas eran anexadas sólo en las iglesias catedrales, pero en el presente casi toda iglesia parroquial tiene una pila. Este es el sentido del decreto de Baltimore citado anteriormente. El Concilio Plenario Segundo de Baltimore declaró, no obstante, que si los misioneros juzgan que la gran dificultad de traer un infante a la iglesia es razón suficiente para bautizar en una casa particular, entonces deben administrar el sacramento con todos los ritos prescritos. La ley ordinaria de la Iglesia es que cuando se confiera el bautismo privado, el resto de las ceremonias deben complementarse no en la casa, sino en la iglesia misma. El Ritual también instruye que la pila debe ser de material sólido, para que el agua bautismal sea conservada con seguridad. Una baranda debe rodear la pila, y debe adornarla una representación de San Juan bautizando a Cristo. La cubierta de la pila usualmente contiene los santos óleos empleados en el bautismo, y esta cubierta debe estar bajo cerrojo y llave, según el Ritual.<br />
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(2) Agua Bautismal<br />
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Al hablar de la material del bautismo, establecimos que todo lo que se requiere para su validez es agua verdadera y natural. Al administrar el bautismo solemne, sin embargo, la Iglesia prescribe que el agua utilizada debe haber sido consagrada el Sábado de Gloria o en la víspera de Pentecostés. Por lo tanto, para la licitud (no validez) del sacramento, el sacerdote está obligado a utilizar agua consagrada. Esta costumbre es tan antigua que no podemos descubrir su origen. Se encuentra en la mayoría de las liturgias antiguas de las Iglesias Latina y Griegas y se menciona en las Constituciones Apostólicas (VII, 43). La ceremonia de su consagración es clara y simbólica. Después de signar el agua con la cruz, el sacerdote la divide con su mano y la lanza a las cuatro esquinas de la tierra. Esto significa el bautizo de todas las naciones. Después respira sobre el agua y sumerge el cirio pascual en él.<br />
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Entonces vacía en el agua, primero el óleo de los catecúmenos y luego el crisma sagrado, y por último ambos óleos santos juntos, pronunciando rezos adecuados. Pero ¿qué sucede si durante el año la provisión de agua consagrada es insuficiente? En ese caso, el Ritual declara que el sacerdote puede agregar agua común a lo que resta, pero sólo en menor cantidad. Si el agua consagrada parece pútrida, el sacerdote debe examinar si realmente es así, pues la apariencia puede ser causada sólo por la añadidura de los santos óleos. Si realmente se ha tornado pútrida, la pila debe ser renovada y debe bendecirse agua fresca por medio de una forma señalada en el Ritual. En los Estados Unidos, el Magisterio Pontificio ha autorizado una fórmula breve para la consagración de agua bautismal (Conc. Plen. Balt., II).<br />
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(3) Santos Óleos<br />
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En el bautismo, el sacerdote emplea el óleo de los catecúmenos, el cual consta de aceite de oliva y crisma, éste último siendo una mezcla de bálsamo y aceite. Los óleos son consagrados por el obispo el Jueves Santo. La unción en el bautismo es recordada por San Justino, San Juan Crisóstomo y otros ancianos Padres. El Papa Inocencio I declara que es crisma debe aplicarse en la corona de la cabeza, no en la frente, pues esto último se reserva a los obispos. Lo mismo puede encontrarse en los Sacramentarios de San Gregorio y San Gelasio (Martene, I, i). En el rito griego el óleo de los catecúmenos es bendecido por el sacerdote durante la ceremonia bautismal.<br />
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(4) Padrinos<br />
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Cuando los infantes son solemnemente bautizados, las personas asisten a la ceremonia a hacer la profesión de fe a nombre del niño. Esta práctica viene de la antigüedad y es atestiguada por Tertuliano, San Basilio, San Agustín y otros. Dichas personas son designadas sponsores, offerentes, susceptores, fidejussores, y patrini. El término en español es padrino y madrina. Éstos, a falta de los padres, están obligados a instruir en lo referente a la fe y la moralidad. Es suficiente un padrino y no se permite más de dos. En el caso de que sean dos, uno debe ser hombre y el otro mujer. El fin de estas restricciones es el hecho de que el padrino contrae una relación espiritual con el niño y sus padres, lo que sería un impedimento de matrimonio. Los padrinos mismos deben ser personas bautizadas que tengan uso de razón y deben haber sido designados como padrinos por el sacerdote o los padres. Durante el bautismo deben tocar físicamente al niño ya sea personalmente o por algún otro medio. Lo que es más, se requiere que tengan realmente la intención de asumir las obligaciones como padrinos. Es deseable que hayan sido confirmados, pero esto no es absolutamente necesario. A ciertas personas se les prohibe actuar como padrinos. Ellos son: miembros de órdenes religiosas, personas de matrimonios distintos, o los padres de los que van a ser bautizados, y en general aquellos objetables por razón de infidelidad, herejía, excomunión o que son miembros de sociedades secretas condenadas, o pecadores públicos (Sabetti, no. 663). Los padrinos también son empleados en el bautismo solemne de adultos. Nunca son necesarios en el bautismo privado.<br />
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(5) Nombre Bautismal<br />
<br />
Desde los primeros tiempos se daban nombres en el bautismo. Al sacerdote se le indica que nombres obscenos, fabulosos y ridículos, o aquellos de dioses paganos o de hombres infieles no sean impuestos. Al contrario, el sacerdote ha de recomendar nombres de santos. Esta rúbrica no es precepto riguroso, pero es indicado que el sacerdote haga lo que pueda en cuanto a este asunto. Si los padres son razonablemente obstinados, el sacerdote puede agregar el nombre de un santo a aquel en el cual se insiste.<br />
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(6) Túnica Bautismal<br />
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En la Iglesia primitiva, el recientemente bautizado vestía una túnica blanca por un cierto tiempo después de la ceremonia (San Ambrosio, De Myst., c. vii). Como los bautismos solemnes se llevaban a cabo en vísperas de Pascua o Pentecostés, las vestiduras blancas se asociaron con aquellas festividades. Por ello, el Sabbatum in Albis y Dominica in Albis recibieron sus nombres de la costumbre de dejar de usar en ese tiempo la túnica bautismal que había sido vestida desde la vigilia anterior de Pascua. Se cree que el nombre en inglés para Pentecostés -'Whitsunday' o 'Whitsuntide', también se derivó de las vestiduras blancas de los recientemente bautizados*. En nuestro ritual hoy en día, se coloca un velo blanco por un momento en la cabeza del catecúmeno como un substituto de la túnica bautismal.<br />
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XVI. CEREMONIAS DE BAUTISMO<br />
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Los ritos que acompañan la ablución bautismal son tan antiguas como hermosas. Los escritos de los primeros Padres y las liturgias antiguas muestran que la mayoría de los ritos se derivan de tiempos Apostólicos. El infante es traído a la puerta de la Iglesia por los padrinos, donde es recibido por el sacerdote. Después que los padrinos han solicitado la fe de la Iglesia de Dios en nombre del niño, el sacerdote respira sobre su rostro y exorciza el espíritu maligno. San Agustín (Ep. cxciv, Ad Sixtum) hace uso de esta práctica Apostólica de exorcizar para demostrar la existencia del pecado original. Entonces la frente y el pecho del infante son signados con la cruz, el símbolo de redención. A continuación sigue la imposición de manos, una costumbre ciertamente tan antigua como los Apóstoles. Luego se coloca un poco de sal en la boca del niño. "Cuando se coloca sal en la boca de la persona a ser bautizada", dice el Catecismo del Concilio de Trento, "significa que, por la doctrina de la fe y el don de la gracia, debe ser liberado de la corrupción del pecado, experimentando un gusto por las obras buenas, y gozar con el alimento de la sabiduría divina". Colocando su estola sobre el niño, el sacerdote lo introduce a la iglesia, y en el camino a la pila los padrinos hacen una profesión de fe por el infante. El sacerdote toca ahora las orejas y fosas nasales del niño con esputo. El significado simbólico se explica a continuación (Cat. C. Trid.): "Sus fosas nasales y orejas son después tocadas con esputo e inmediatamente es enviado a la fuente bautismal, que, al igual que la vista fue restaurada en el hombre ciego mencionado en la Palabra, a quien el Señor, después de haber esparcido barro sobre sus ojos, le mandó a lavarse en las aguas del Siloé; así también puede entender que la eficacia de la sagrada ablución es tal como traer luz a la mente para discernir la verdad celestial". El catecúmeno ahora hace la triple renunciación a Satanás, sus obras y sus pompas, y es ungido con el óleo de los catecúmenos sobre el pecho y entre los hombros: "Sobre el pecho, que por don del Espíritu Santo, pueda arrojar de sí el error y la ignorancia y recibir la fe verdadera, 'pues el justo vivirá por la fe' (Gálatas 3:11); sobre los hombros, que por la gracia del espíritu santo, pueda sacudir de sí la negligencia y la apatía y participar en buenas obras; 'la fe sin obras está muerta' (Santiago 2:26)", dice el Catecismo.<br />
<br />
El infante ahora, a través de sus padrinos, hace una declaración de fe y pide el bautismo. El sacerdote, habiendo mientras tanto cambiado su estola violeta por una blanca, administra entonces la ablución en tres partes, haciendo el signo de la cruz tres veces con la corriente de agua que vacía sobre la cabeza del niño, diciendo al mismo tiempo: "N , yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Durante la ablución, los padrinos del niño ya sea lo sostienen o al menos lo tocan. Si el bautismo es por inmersión, el sacerdote sumerge la parte posterior de la cabeza tres veces en el agua en la forma de una cruz, pronunciando las palabras sacramentales. La corona de la cabeza del niño es ahora ungida con crisma, "para conferirle el entendimiento de que de ese día en adelante está unido como miembro a Cristo, su cabeza, e injertado en Su cuerpo; y por lo tanto es llamado cristiano por Cristo, pero Cristo por crisma" (Catec.). Ahora se coloca un velo blanco sobre la cabeza del infante con las palabras: "Recibe esta vestidura blanca, y que puedas llevar sin mancha antes del juicio de Nuestro Señor Jesucristo, y que tengas vida eterna. Amén". Entonces se coloca en el catecúmeno una vela encendida, mientras el sacerdote dice: "Recibe esta llama encendida, y que conserves tu bautismo sin culpa. Observa los mandamientos de Dios; que, cuando Nuestro Señor haya de venir a Sus nupcias, puedas salir a Su encuentro con todos los Santos y puedas tener vida por siempre, y vivir por siempre. Amén". Entonces se le invita al nuevo cristiano a ir en paz.<br />
<br />
En el bautismo de adultos, todas las ceremonias esenciales son las mismas que las de los infantes. Sin embargo, existen algunas adiciones que le distinguen. El sacerdote viste la capa sobre sus otras dos vestiduras, y debe ser asistido por un número de clérigos o al menos por dos. Mientras que el catecúmeno aguarda fuera de la puerta de la iglesia, el sacerdote recita algunos rezos en el altar. Luego procede al lugar donde está el candidato, y le hace las preguntas y lleva a cabo los exorcismos casi como se prescribe en el ritual para los infantes. Sin embargo, antes de administrar la sal bendita, solicita al catecúmeno hacer una renuncia explícita de la forma de error a la que estaba previamente adherido, y después es signado con la cruz en la ceja, orejas, ojos, fosas nasales, boca, pecho y entre los hombros. Después, el candidato, de rodillas, recita tres veces el Padrenuestro, y se hace una cruz sobre su frente, primero por el padrino y luego por el sacerdote. Después de esto, tomándole de la mano, el sacerdote le guía hacia dentro de la iglesia, donde adora postrado y levantándose recita el Credo de los Apóstoles y el Padrenuestro. Las demás ceremonias son prácticamente las mismas que para los infantes. Debe notarse que debido a la dificultad de llevar a cabo con el esplendor adecuado el ritual para bautizar a los adultos, los obispos de los Estados Unidos obtuvieron permiso del Magisterio Pontificio para en su lugar emplear el ceremonial del bautismo de infantes. Esta dispensa general duró hasta 1857, cuando la ley ordinaria de la Iglesia entró en vigor. (Vea BALTIMORE, CONCILIOS DE). Sin embargo, algunas diócesis de Estados Unidos, obtuvieron permisos individuales para continuar con el uso el ritual para infantes en la administración de bautismo para adultos.<br />
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XVII. BAUTISMO METAFÓRICO<br />
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El nombre "bautismo" en ocasiones se aplica inadecuadamente a otras ceremonias.<br />
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(1) Bautismo de Campanas<br />
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Este nombre ha sido dado a la bendición de campanas, al menos en Francia, desde el siglo once. Se deriva del lavado de la campana con agua bendita que lleva a cabo el obispo, antes de ungirla con el óleo de enfermos sin incluir crisma e incluyéndolo. Se coloca un incensario humeante bajo ella. El obispo ora para que estos sacramentales de la Iglesia puedan, al sonar de la campana, lanzar a los demonios al vuelo, proteger de las tormentas y llamar a los fieles a la oración.<br />
<br />
(2) Bautismo de Naves<br />
<br />
Al menos desde los tiempos de las Cruzadas, los rituales han contenido una bendición para naves. El sacerdote ruega a Dios bendecir al buque y proteger a aquellos que navegan en él, como lo hizo con el arca de Noé, y Pedro, cuando el Apóstol se hundía en el mar. La nave es entonces rociada con agua bendita.<br />
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WILLIAM H.W. FANNING<br />
Transcrito por Charles Sweeney, SJ<br />
Traducido por Lucía Lessan</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Promesas_Bautismales&diff=4210Promesas Bautismales2007-11-30T02:18:48Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Es el nombre que corrientemente se da a las renuncias exigidas al bautizando adulto justo antes de conferirse el sacramento. En el caso del bautismo de niños, los padrinos las hacen en nombre del infante. Es obvio que estas promesas no tienen el mismo valor teológico del voto propiamente dicho. Según el ritual romano, que actualmente se usa, al bautizando han de hacérsele las siguientes tres preguntas: «¿Renunciáis a Satanás? ¿Y a todas sus obras? ¿Y a todas sus pompas?». A cada una de ellas responde la persona, o el padrino en nombre de ella: «Renuncio». La práctica de exigir y hacer esta renuncia formal parece remontarse al principio del culto cristiano en su forma organizada. Tertuliano entre los latinos y san Basilio entre los griegos juzgan que dicha costumbre, aun cuando no está explícitamente justificada en las Escrituras, no obstante ha sido consagrada por una tradición venerable. San Basilio dice que esta tradición desciende de los Apóstoles. Tertuliano, en De Corona, parece insinuar que en su tiempo era común hacer doble renuncia: una al momento del bautismo y otra, poco antes, públicamente en la iglesia y en la presencia del obispo. La forma de esta renuncia, tal como se halla en las Constituciones Apostólicas (VIII, 4), es algo curiosa. Dice así: «Dejad, por tanto, que el bautizando declare así en su renuncia: “Renucio a Satanás, a sus obras, a sus pompas, a su culto, a sus ángeles, a sus designios y a todas las cosas a él sujetas”. Y tras su renuncia, que diga en su asociación: “Y me asocio a Cristo, y creo, y me hallo bautizado en un solo ser no enjendrado”», etcétera. <br />
<br />
Donde había baptisterio, las abjuraciones se hacían en el proaulion oikon, el vestíbulo o antecámara, de manera que se distinguiera del esoteron oikon, el cuarto interior donde se administraba el bautismo en sí. El catecúmeno acostumbraba a hacer su abjuración parado, vuelto hacia el Oeste, que simbolizaba la morada de la oscuridad, y con la mano extendida o a veces escupiendo como en acto de rebeldía y aversión al mal. También era costumbre después de esto que el candidato hiciera una promesa explícita de obediencia a Cristo. Esto los griegos lo llamaban syntassesthai Christo, el entregar la vida al control de Cristo. San Justino mártir testifica que el bautismo era administrado únicamente por aquellos que, junto con su profesión de fe, habían hecho una promesa o voto de que vivirían en conformidad con el código cristiano. De ahí viene la generalmente empleada fórmula syntassomai soi, Criste (Me rindo a vos, Cristo, para ser gobernado por vuestros preceptos). Esto ocurría inmediatamente después de la apotaxis, o renuncia al demonio, y se le ha descrito de forma muy diversa por los latinos: a veces como promissum y a veces como pactum o votum. Durante esta declaración de adhesión a Jesucristo, el bautizando se voltea hacia el Este, hacia la región de la luz. <br />
<br />
La práctica de renovar las promesas del bautismo está más o menos extendida, y se hace en circunstancias de solemnidad especial, tales como en los últimos ejercicios de una misión, después de la administración de la primera comunión a los niños o cuando se confiere el sacramento de la confirmación. De esta manera se hace con la intención de reafirmar la lealtad de la persona a las obligaciones asumidas cuando se hizo miembro de la Iglesia cristiana. <br />
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JOSEPH F. DELANY <br />
Transcrito por Janet Grayson<br />
Traducción de Manuel Rodríguez Rmz.</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Cardenal_William_Wakefield_Baum&diff=4209Cardenal William Wakefield Baum2007-11-30T02:18:06Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Nacimiento. 21 de noviembre de 1926, Dallas, diócesis de Dallas-Fort Worth, Estados Unidos.<br />
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Educación. Estudió en el Seminario Kenrick, St. Louis; y en el Pontificio Ateneo "Angelicum", Roma.<br />
<br />
Sacerdocio. Ordenado el 12 de mayo de 1951, en Kansas. Trabajó pastoralmente en Kansas y fue miembro de la Facultad de "Saint Therese College", de 1951 a 1956. Continuó sus estudios de 1956 a 1958. <br />
<br />
<br />
Consecutivamente, de 1958 a 1962, en la diócesis de la Kansas, trabajo pastoral, notario del tribunal eclesiástico, secretario de la Comisión Diocesana de Liturgia y examinador del clero. Camarero secreto supernumerario, el 27 de enero de 1961. Vice Canciller de la diócesis de Kansas, de 1962 a 1965. Perito en el Concilio Vaticano II, 1962 a 1965. Secretario ejecutivo del comité Episcopal para Asuntos Ecuménicos de la Conferencia Nacional de Obispos Católicos de Estados Unidos, de 1964 a 1967. Canciller de la diócesis de Kansas, de 1967 a 1970. Prelado papal, 13 de julio de 1968.<br />
<br />
Episcopado. Elegido Obispo de Springfield-Cape Girardeau, el 18 de febrero de 1970. Consagrado el 6 de abril de 1970, por el Cardenal John Joseph Carberry, Arzobispo de St. Louis. Asistió a la II Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano, del 30 de setiembre al 6 de noviembre de 1971. Promovido a la sede arquidiocesana de Washington, el 5 de marzo de 1973. <br />
<br />
Cardenalato. Creado cardenal presbítero, el 24 de mayo de 1976; recibió la birreta roja y título de S. Croce en Via Flaminia, el 24 de mayo de 1976. Participó en el Cónclave del 25 al 26 de agosto de 1978. Participó en el Cónclave del 14 al 16 de octubre de 1978. Prefecto de S.C. para la Educación Católica y Gran Canciller de la Pontificia Universidad Gregoriana, el 15 de enero de 1980. Renunció al gobierno pastoral de la Arquidiócesis, el 18 de marzo de 1980. Asistió a la V Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano, del 26 de setiembre al 25 de octubre de 1980. Gran Canciller del Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana, el 26 de noviembre de 1980. Asistió a la VI Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano, del 29 de setiembre al 28 de octubre de 1983; a la II Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano, del 24 de noviembre al 8 de diciembre de 1985; a la VII Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano, del 1 al 30 de octubre de 1987. Gran Penitenciario, 6 de abril de 1990. Asistió a la VIII Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano, del 30 de setiembre al 28 de octubre de 1990; a la I Asamblea Especial para Europa del Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano, del 28 de noviembre al 14 de diciembre de 1991; a la Asamblea Especial para Africa del Sínodo de Obispos, Ciudad del Vaticano, del 10 de abril al 8 de mayo de 1994; a la IX Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano, del 2 al 29 de octubre de 1994. Asistió a la Asamblea Especial para América del Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano, el 16 de noviembre al 12 de diciembre de 1997; a la II Asamblea Especial para Europa del Sínodo de los Obispos, Ciudad del Vaticano, del 1 al 23 de octubre de 1999.</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Alexander_Baumgartner&diff=4208Alexander Baumgartner2007-11-30T02:17:05Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Poeta y escritor [especialista] en la historia de la literatura, nacido en San Gall, Suiza, el 27 de junio de 1841; murió en Luxemburgo el 5 de septiembre de 1910. Su padre fue Gallo Jacobo Baumgartner, un estadista prominente. El padre Gallo Morel, un renombrado poeta y estudioso, ejerció una influencia decisiva sobre el impresionable espíritu del pupilo de catorce años de edad, cuando este ingresó a la escuela abacial María Einsiedeln, en Suiza, a cursar sus estudios superiores. La inclinación intelectual que Baumgartner desarolló allí se confirmó a este al trasladarse a la escuela jesuita en Feldkirch, en donde el muchacho pasó sus últimos dos años de estudios superiores. Tras lograr altas calificaciones en el examen [de admisión], Baumgartner ingresó a la Sociedad de Jesús en 1860. Al terminar sus estudios en 1874, fue asignado al panel editorial del periódico "Stimmen aus Maria-Laach," fundado tres años atrás. Por los próximos 36 años, Baumgartner se dedicó a colaborar lealmente con esta publicación, de tal modo que raramente aparecía un número sin que hubiese un artículo suyo. Debido a la expulsión de los jesuitas de Alemania, se pasaba cambiando el lugar desde donde publicaba su periódico. También se tomó dos largos viajes. En 1883 visitó Islandia, las Islas Faroe, Escandinavia, y las provincias bálticas hasta llegar a San Petersburgo. Tres años después visitó a Dinamarca, Suecia y Noruega. Los viajes fueron conmemorados en los conocidos libros de viaje titulados, "Nordische Fahrten" (1889 y 1890). Otros viajes vacacionales, algunos más cortos que otros, tuvieron como fin el descanso y relajamiento físico e intelectual de esos poderes que despuntaron en temprana edad. Baumgartner fue sepultado en el mismo cementerio en Luxemburgo donde yacía su viejo amigo y compatriota, el padre Joseph Spillman, S.J. <br />
<br />
El padre Baumgartner vino al mundo con una naturaleza poética. Su talento se evidencia mejor en sus poemas escritos para ocasiones especiales. Su mejor obra de este tipo es su “Festspiel zur Calderonfeier” (1881), el cual apareció por primera vez en “Stimmen aus Maria-Laach,” pero publicado poco después en un libro con una breve biografía del poeta español [Pedro Calderón de la Barca] a petición [de muchos]. El trabajo fue prontamente traducido al castellano por Orti y Lara. Sus "Lauretanische Litanei" en cincuenta y cinco sonetos, también escritos para una ocasión especial, fueron publicados por primera vez en 1883 y traducidos al holandés en 1890. También demostró su talento poético en sus brillantes traducciones de poesía extranjera. En 1884 apareció en un pequeño libro la traducción de un poema islándico dedicado a la Virgen del siglo XIV, titulado, "Die Lilie".<br />
<br />
Pero la fama de Baumgartner descansa sobre sus escritos relativos a la historia de la literatura. Sus numerosos artículos en aparecidos en "Stimmen aus Maria-Laach" fueron recogidos y entregados en un anexo a su "Geschichte der Weltliteratur," escritos con la intención de integrarlos a la obra de su vida. Anteriormente, como preparación, publicó he "Lessings religiosen Entwicklungsgang" (1877), y también "Longfellow," una apreciación de la obra del poeta estadounidense la cual vio su segunda edición diez años más tarde. También produjo "Joos van den Vondel" (1882), una biografía del gran neerlandés la cual fue traducida al holandés cuatro años más tarde y, finalmente, la célebre biografía de Goethe en tres tomos (1879). Adicionalmente, Baumgartner publicó dos obras como expresiones de gratitud y piedad: "Erinnerungen an Bischof Greith" (1884), y "Gallus Jakob Baumgartner" (1892). En los dos años previos, también publicó la obra incompleta de su padre, "Die Geschichte des Kantons St. Gallen," en tres tomos. Los seis tomos de su historia de la literatura mundial son bien conocidos: "Westasien und die Nillander" (1897); "Indien und Ostasien" (1897); "Die klassische Literatur der Griechen und Römer" (1900); "Die lateinische und griechische Literatur der christlichen Volker" (1900); "Die französische Literatur" (1905); y finalmente "Die italienische Literatur" (1911), en el curso del cual falleció.<br />
<br />
No es necesario decir que un hombre de tal espíritu también fue un crítico excelente. Su punto de vista completamente católico se evidencia a lo largo de toda su obra. Sus fuertes convicciones religiosas le llevaron a tomar parte en la disputa sobre la literatura católica en el panfleto titulado "Die Stellung der deutschen Katholiken zur neueren Literatur." El padre Baumgartner, sin embargo, no entraba en polémicas; era más bien un amante de la paz, aunque de vez en cuando sus escritos reflejaban un amor inofensivo a lo travieso. Como hijo fiel de su orden, siempre pensaba que mediante el uso de su pluma ejercía una labor sagrada en defensa de la verdad y del honor de Dios.<br />
<br />
Stimmen aus Maria-Laach, LXXIX (1910), 349-372; SCHEID, Baumgartner, ein Gedenkblatt seines Lebens und Wirkens (Hamm, 1911). <br />
<br />
N. SCHEID <br />
Trascrito en inglés por Herman F. Holbrook <br />
Ad majorem Dei gloriam. <br />
Trascrito y traducido al castellano por Pedro O. Vega.<br />
Ave María Gratia Plena.</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Marco_Battaglini&diff=4207Marco Battaglini2007-11-30T02:16:23Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Historiador de los concilios, nació en Rímini, Italia, el 25 de marzo de 1645; falleció en Cesena, el 19 septiembre de 1717. Estudió leyes en Cesena, civiles y eclesiásticas, y a la edad de dieciséis años obtuvo el grado de doctor en ambas ramas. Después de algunos años de servicio en la administración civil de los Estados Papales, entró en el sacerdocio, en 1690 fué designado Obispo de Nocera en Umbría, y en 1716 transferido a Cesena. Fué muy estimado por sus conocimientos, y por su carácter generoso y franco. Sus principales trabajos son: (1) "Il legista filosofo" (Roma, 1680), o el hombre de leyes como filósofo; (2) "Istoria universale di tutti i concilii" (Venecia, 1686, 1689, 1696, 1714). La primera edición contuvo la historia de sólo 475 concilios; se agregaron 403 más en ediciones subsiguientes. Un valioso suplemento fué el catálogo de todas las vistas episcopales antiguas y contemporáneas; (3) "Annali del sacerdozio e dell' imperio intorno all' intero secolo decimo settimo" (Venice, 1701-11; Ancona, 1742), o historia del mundo durante el decimoséptimo siglo en la forma de anales. <br />
<br />
Hurter, Nomenclator, II; Bauer en Kirchenlex., II. <br />
<br />
FRANCIS J. SCHAEFER <br />
Transcrito por Susan Birkenseer</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Santa_Batilde&diff=4206Santa Batilde2007-11-30T02:15:48Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>(o Batilde)<br />
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Esposa de Clovis II, Rey de Francia, momento y lugar de nacimiento desconocido; fallecida en enero de 680. De acuerdo con algunas crónicas vino desde Inglaterra y era una descendiente de los reyes Anglo-Sajones, pero esta es una afirmación dudosa. Es cierto que fue una esclava al servicio de la esposa de Erchinoald, alcalde del palacio de Neustria. Las inusuales cualidades mentales y sus virtudes inspiraron la confianza de su amo, quien puso a su cargo muchos de los asuntos domésticos, y, después de la muerte de su esposa, deseó desposarla. Entonces la joven chica huyó y no volvió hasta que Erchinoald se hubo casado nuevamente. Aproximadamente en esa época Clovis II la conoció en la casa del alcalde del palacio y fue impresionado por su belleza, su gracia y por los buenos informes que tenía de ella. La liberó y se casó con ella en 649. Esta repentina elevación no disminuyó las virtudes de Batilde sino que le dio nuevo lustre. Su humildad, espíritu de oración, y la generosidad de su gran corazón hacia los pobres fueron particularmente destacables.<br />
<br />
Siete años después de su matrimonio, Clovis II murió en 656, dejando a Batilde con tres hijos, Clotario, Childerico y Tierry. Una asamblea de los principales nobles proclamó a Clotario III, de cinco años de edad, rey bajo la regencia de su madre, Batilde. Ayudada por la autoridad y el consejo de Erchinoaldo y los santos obispos, Eloi (Eligio) de Noyon, Ouen de Rouen, Leéger de Autun, y Chrodebert de París, la reina pudo llevar a cabo útiles reformas. Abolió el desgraciado comercio de esclavos Cristianos, y firmemente reprimió la simonía entre el clero. También lideró la senda de la fundación de instituciones de caridad y religiosas, tales como hospitales y monasterios. A través de su generosidad fue fundada la Abadía de Corbey para hombres y la Abadía de Chilles cerca de París para mujeres. Alrededor de esta época fueron establecidas las famosas Abadías de Jumièges,.Jouarre y Luxeuil, muy probablemente, en gran parte, a través de la generosidad de Batilde. Bertilde, la primera Abadesa de Chilles, quien es honrada como una santa, vino desde Jouarre. La reina deseaba renunciar a su posición y entrar a la vida religiosa, pero sus obligaciones la mantuvieron en la corte. Erchinoaldo murió en 659 y fue sucedido por Ebroin.<br />
<br />
No obstante la ambición del nuevo alcalde del palacio, la reina tuvo la capacidad de mantener su autoridad y usarla para beneficio del reino. Después de que sus hijos fueron establecidos en sus respectivos territorios, Childerico IV en Austrasia y Thierry en Burgundia, volvió a su deseo de una vida recluida y se retiró a su favorita; la Abadía de Chilles cerca de París.<br />
<br />
Al entrar en la abadía, depositó la insignia de realeza y deseó ser la más baja en el rango entre las internas. Fue su placer tomar su posición detrás de las novicias y servir al pobre y al enfermo con sus propias manos. La oración y los trabajos manuales ocuparon su tiempo, y no deseó ninguna alusión a la grandeza de su antigua posición. De esta manera pasó quince años de retiro. A comienzos del año 680 tuvo el presentimiento de la proximidad de la muerte e hizo la preparación religiosa para la misma. Antes de su propio fin, aconteció el de Radegonde, un niño al que había sostenido en la pira bautismal y había entrenado en la virtud Cristiana. Fue enterrada en la Abadía de Chilles y canonizada por el Papa Nicolás I. El martirologio Romano ubica su fiesta el 26 de enero, y en Francia es celebrada el 30 de enero.<br />
<br />
Acta SS., II; DUBOIS, Histoire ecclésiastique de Paris, 198; BINET, La vie excellente de Sainte Bathilde (Paris, 1624); CORBLET, Hagiographie du diocèse d'Amiens (1874); DES ESSARTS, Sainte Bathilde in Correspondant (1873), XXXII, 227-246; DRIOUS, La reine Bathilde (Limoges, 1865); GREÉCY en Revue archéologique (1865), XII, 603-610. <br />
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A. FOURNET <br />
Trascrito por Steven Fanning <br />
Traducido por Luis Alberto Alvarez Bianchi</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=San_Basilio_el_Grande&diff=4205San Basilio el Grande2007-11-30T02:06:09Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Obispo de Cesarea, y uno de los mas distinguidos Doctores de la Iglesia . Nacido probablemente en 329; murió el 1o de enero de 379. El está considerado después de Atanasio como un defensor de la Iglesia Oriental contra las herejías del siglo cuarto . Con su amigo Gregorio de Nazianzo y su hermano Gregorio de Nisa, formaron un trío conocido como "Los Tres Cappadocianos", pero el sobrepasó a los dos en el genio práctico y los logros reales.<br />
<br />
Vida<br />
<br />
San Basilio el Anciano, padre de San Basilio el Grande, fue el hijo de un cristiano de buena cuna y su esposa, Macrina (Acta SS., Enero, II), ambos sufrieron de la persecución de la fe por Maximino Galerio (305-314), gastando varios años de vida dura en las montañas silvestres de Pontus. San Basilio el Anciano era notable por su virtud (Acta SS, Mayo, VII) y también ganó una buena reputación como maestro en Cesarea. El no fue sacerdote (Cf. Cave, Hist. Lit., I, 239). El estaba casado con Emelia, la hija de un mártir y fue padre de diez hijos. Tres de estos, Macrina, Basil, y Gregorio son honrados como santos; y de los hijos, Pedro, Gregorio, y Basilio alcanzaron la dignidad del Episcopado. <br />
<br />
Bajo el cuidado de su padre y de su abuela, la vieja Macrina, quien conservaba las tradiciones de sus paisanos , San Gregorio Taumaturgo (c. 213-275) Basilio fue formado en los hábitos de piedad y estudio . El era todavía joven cuando su padre murió y la familia se cambió a la propiedad de la vieja Macrina en Annesi en Pontus, en los bancos del Iris. Cuando era un muchacho, lo enviaron a la escuela en Cesarea, en ese entonces "una metropoli de las letras", y concibió una ferviente admiración por el obispo local, Dianio. Mas tarde, el fue a Constantinopla, en ese tiempo el fue "distinguido por sus maestros de filosofía y retórica", y de aquí se fue a Atenas. Aquí el se volvió el compañero inseparable de Gregorio de Naziano, quien, en su famoso panegírico sobre Basilio (Or. xliii),da una descripción sumamente interesante de sus experiencias académicas . De acuerdo a el , Basilio ya se distinguía por su mente brillante y seriedad de carácter y se asociaba solo con los estudiantes mas aplicados. El era capaz, serio, industrioso, y muy avanzado en retórica, gramática, filosofía, astronomía, geometría, y medicina. (A pesar de no saber Latín, ver Fialon, Etude historique et littéraire sur San Basilio, Paris, 1869). Nosotros sabemos los nombres de dos de los maestros de Basilio en Atenas - Prohaeresios, posiblemente un Cristiano, y Himerio, un pagano. Se ha afirmado, aunque probablemente incorrectamente, que Basilio pasó mucho tiempo bajo Libanio. El mismo nos dice que trataba sin éxito de engancharse como alumno de Eustacio (Ep., I). Al final de su residencia en Atenas, Basilio se volvió docto, dice San Gregorio de Nazianzo "con todo el aprendizaje obtenido por la naturaleza del hombre", estaba muy bien preparado para ser Maestro. Cesarea tomo posesión de el con gusto "como un fundador y segundo patron" (Or. xliii), y el nos dice (ccx), que rechazó las ofertas espléndidas de los ciudadanos de Neo-Cesarea, quienes deseaban que el tomara la educación de los jóvenes en la ciudad.<br />
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Para el estudiante mas exitoso y distinguido profesor, "ahora quedaba", dice Gregorio (Or. xliii), "no otra necesidad que la de la perfección espiritual". Gregorio de Nisa, en su vida de Macrina, nos da a entender que el éxito brillante de Basilio tanto como estudiante universal y profesor había dejado trazos mundanos y de autosuficiencia en el alma del joven. Afortunadamente, Basilio vino de nuevo en contacto con Dianio, Obispo de Cesarea, el objeto de su afección juvenil, y parece que Dianio lo bautizó a el, y lo ordenó como Lector tan pronto como regresó a Cesarea. Fue al mismo tiempo que el se sintió bajo la influencia de esa notable mujer , su hermana Macrina, quien había mientras tanto fundado una comunidad religiosa en la propiedad de la familia en Annesi. Basilio mismo nos dice como, como un hombre se levantó de su profundo sueño , y volvió sus ojos a la maravillosa verdad del Evangelio , vertió muchas lágrimas por su vida miserable, y oró pidiendo la guía de Dios "Entonces yo leí el Evangelio , y vi allí que un gran modo de alcanzar la perfección era vendiendo todos sus bienes, el compartirlos con los pobres, el deshacerse de todo el cuidado de su vida, y el rechazo a permitir al alma voltear a ver con simpatía a las cosas de esta tierra" (Ep. ccxxiii). Para aprender el camino de la perfección, Basilio ahora visitó los monasterios de Egipto, Palestina, Coele-Siria, y Mesopotamia. El regresó , lleno de admiración por la austeridad y piedad de los monjes , y fundó un monasterio en su lugar natal Pontus, en los bancos del Iris, cercanamente opuestos a Annesi. (Cf. Ramsay, Hist. Geog. of Asia Minor, Londres, 1890, p. 326). Eustasio de Sebaste ya había introducido la vida ermitaña en Asia Menor; Basilio agregó la forma cenobítica o forma de comunidad, y la nueva característica fuè imitada por muchas compañas de hombres y mujeres . (Cf. Sozomen, Hist. Eccl., VI, xxvii; Epiphanius, Haer., lxxv, 1; Basil, Ep. ccxxiii; Tillemont, Mém., IX, Art. XXI, y nota XXVI.) Basilio llegó a ser conocido como el padre del monasticismo oriental, al antecesor de San. Benedicto. Que bien le quedaba el título, que tan seriamente y con que espíritu el llevó a cabo la sistematización de la vida religiosa, puede ser visto mediante el estudio de su regla. Parece que el leyó los escritos de Origen muy sistemáticamente acerca de su época , porque junto con Gregorio de Nazianzo, escribieron una selección que ellos llamaron "Philocalia". <br />
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Basilio fue sacado de su retiro a el área de controversia teológica en el año 360 cuando el acompañó a dos delegados de Seleucia al emperador en Constantinopla, y apoyó en nombre de Ancira. Hay alguna disputa en cuanto a su coraje y su ortodoxia perfecta para esta ocasión (cf. Philostorgius, Hist. Eccl., IV, xii; respuesta por Gregorio de Nyssa, En Eunom., I, y Maran, Proleg., vii; Tillemont, Mém., nota XVIII). Un poco despuès, sin embargo, han quedado con suficiente evidencia, que Basil abandonó a Dianio por haber firmado el credo herético de Rimini. En esta época (c. 361) se le llamaba "Moralia"; y un poco mas tarde vino en libros contra Eunomius (363) y alguna correspondencia con Atanasio. Es posible, también, que Basilio escribió sus reglas monásticas en sus versiones mas cortas mientras que estaba en Pontus, y luego las alargó en Cesarea. Hay un registro de una invitación de Julián para Basilio para presentarse en una corte y también del rechazo de Basilio, junto con una advertencia que enojó al emperador y puso en peligro la seguridad de Basilio . Ambos incidentes y la correspondencia son cuestionados por algunos críticos. <br />
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Basilio todavía retuvo una considerable influencia en Cesarea, y se considera altamente probable que el tuvo que ver con la elección del sucesor de Dianio quien murió en el 362, después de haberse reconciliado con Basilio. En todo caso el nuevo obispo, Eusebio, fue prácticamente puesto en su oficina por el anciano Gregorio de Nazianzo . habiendo persuadido Eusebio al renegado Basilio de ser ordenado sacerdote, le dio un lugar permanente en la administración de la Diocesis (363). La capacidad de Basilio para administrar los asuntos eclipsó tanto al obispo, que surgió un sentimiento entre los dos. "Toda la porción mas sabia y eminente de la Iglesia se inclinó contra el obispo " (Greg. Naz., Or. xliii; Ep. x), y para evitar problemas Basilio se retiró de nuevo a la soledad de Pontus. Un poco mas tarde (365) cuando los intentos de Valens para imponer el Arianismo en los sacerdotes y la gente necesitaba la presencia de una personalidad fuerte, Basilio fue regresado a su puesto anterior, siendo reconciliado con el obispo por San Gregorio de Nazianzo. Parece que ya no hubo mas desacuerdos entre Eusebio y Basilio y este último llegó a ser la verdadera cabeza de la diócesis. "El uno",dice Gregorio de Nazianzo (Or. xliii), "conducía a la gente el otro conducía al líder". Durante los cinco años gastados en esta oficina tan importante, Basilio dio evidencia de ser un hombre de poderes poco usuales. El estableció la ley para conducir a los ciudadanos para los ciudadanos líderes y para los gobernadores imperiales, arregló disputas con sabiduría y fineza, asistió al necesitado espiritualmente, buscó "el apoyo al pobre, el entretenimiento de los extranjeros , el cuidado de las damas, legislación escrita y no escrita para la vida monástica , arreglo de oraciones, liturgia, adorno del santuario" (op. cit.). En tiempos de hambruna, el fue el salvador del pobre. <br />
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En el año 370 Basilio reemplazó a el Obispo de Cesarea, siendo consagrado de acuerdo a la tradición el14 de Junio. Cesarea era entonces una poderosa y rica ciudad (Soz., Hist. Eccl., V, v). El obispado comprendía la Metrópoli de Cappadocia y la extensión de Pontus lo cual abarcaba mas de la mitad de Asia Menor y comprendía once provincias. La sede de Cesarea estaba en el mismo rango que la de Efeso inmediatamente después de las sedes patriarcales y concilios, y el obispo era el superior de cincuenta personas en el obispado<br />
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(Baert). La influencia real de Basilio, dice Jackson (Prolegomena, XXXII) cubría todo lo ancho del país "desde los Balkanes al Mediterráneo y desde el mar Ageo al rió Eufrates". La necesidad de un hombre como Basilio en una sede como la de Cesarea era muy fuerte, y el debía saber esto bien. Algunos piensan que el se propuso que lo eligieran; otros (por ejemplo:. Maran, Baronius, Ceillier) dicen que el no hizo ningún intento de su parte. De cualquier forma, el llegó a ser el Obispo de Cesarea en gran parte por la influencia del anciano Gregorio de Nazianzo. Su elección, dice el Gregorio mas joven (loc. cit.), fue seguida de la falta de afecto de parte de varios obispos "a cuyo lado se encontraban los grandes mafiosos de la ciudad". Durante administraciones previas de la Diócesis Basil había definido claramente las ideas de disciplina y ortodoxia, que uno no podía dudar de la dirección y el vigor de esta política . A San Atanasio le dio gusto la elección de Basilio (Ad Pallad., 953; Ad Joann. et Ant., 951); pero al Emperador Ariano Valens, le dio considerable disgusto y la minoría de obispos derrotados llegaron a ser consistentemente hostiles al nuevo metropolitano. Mediante años de conducta con tacto, sin embargo, "mezclando su corrección con consideración y su gentileza con firmeza " (Greg. Naz., Or. xliii), el superó finalmente a sus oponentes.. <br />
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Las cartas de Basil dicen la historia de su actividad variada y tremenda; como el trabajó para la exclusión de candidatos inadecuados para el ministerio sagrado y alejar a los obispos de la tentación de la simonía; como el requería disciplina exacta y la observación llena de fe de los cánones de clérigos y seglares; como el reprimió lo pecaminoso, le dio seguimiento a las ofensas, y mantuvo la esperanza del perdón para el penitente. (Cf. Epp. xliv, xlv, y xlvi, la carta maravillosa a una virgen caída, así como también Epp. liii, liv, lv, clxxxviii, cxcix, ccxvii, y Ep. clxix, sobre el extraño incidente de Glycerio, cuya historia está bien descrita por Ramsay, La Iglesia en el Imperio Romano, Nueva York, 1893, p. 443 sqq.) Si por un lado el defendía estenuadamente los derechos clericales y las inmunidades (Ep. civ), por el otro el entrenaba a sus clérigos tan estrictamente que ellos se volvieron famosos como modelo de sacerdote a aspirar ser (Epp. cii, ciii). Basil no confinó su servicio a los asuntos pastorales, sino que se lanzó vigorosamente en las disputas teológicas llenas de problemas que en ese entonces rendían a la unidad del Cristianismo. El hizo un resumen de la fe ortodoxa; el atacó verbalmente a los herejes que estaban cerca y escribió vehementemente a los que estaban lejos. Su correspondencia muestra que el hizo visitas, envió mensajes, dio entrevistas, instruyó, reprobó, reaccionó, amenazó, reprochó, tomó a su cargo la protección de las naciones , ciudades, individuos grandes y pequeños. Hubo poca oportunidad de oponérsele con éxito, ya que el era un peleador frío, persistente, sin miedo en defensa de la doctrina y de los principios . Su fuerte postura contra Valens se equipara a la reunión entre Ambrosio y Teodocio. El emperador se vio como tonto ante la indiferencia calmada del arzobispo a su presencia y sus deseos . El incidente, como lo narra Gregorio de Nazianzo, no solo dice mucho en relación al caracter de Basil sino da una luz clara del tipo de obispo cristiano con el cual los emperadores tenían que tratar y va mas allá para justificar porque el arianismo, con poca corte detrás de el, podía hacer tan poca cosa en la historia del Catolicismo.. <br />
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Mientras asistía a Eusebio en el cuidado de su diócesis , Basilio había marcado un interés por el pobre y afligido; ese interés ahora se mostraba en la erección de una magnífica institución, el Tocotofeso, o Basileo, una casa para el cuidado de los extranjeros sin amigos ,el tratamiento médico del enfermo pobre, y el entrenamiento industrial del carente de habilidades. Construido en los suburbios, logró tal importancia que llegó a ser prácticamente el centro de una nueva ciudad con el nombre de he kaine polis o "Pueblo Nuevo". Era la Casa-Madre de las instituciones parecidas erigidas en otras diócesis y se sostuvo como un recordatorio constante al rico de su privilegio de gastar su riqueza en un modo cristiano. Se puede mencionar aquí que las obligaciones sociales del rico eran predicadas tan simple y fuertemente por San Basilio que los sociólogos modernos se han aventurado a decir que son ideas suyas, aunque sin mas fundamento que el que existe en el caso de cualquier otro maestro consistente con los principios de la ética Católica. La verdad es que San Basilio fue un amante práctico de la pobreza cristiana, y aún en un alto puesto conservó la simplicidad en la comida y la ropa y esa austeridad de la vida por la que el se hizo notar en su primera renuncia al mundo. <br />
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En medio de sus labores, Basilio pasó sufrimientos de muchas clases. Atanasio murió en el año 373 y el anciano Gregorio en el 374, ambos dejaron espacios que nunca se llenarían. En el año 373 se inició la dolorosa extradición de Gregorio de Nazianzo. Antimo, Obispo de Tiana, se convirtió en enemigo abiertamente, Apolinar "una causa de dolor para las iglesias" (Ep. cclxiii), Eustasio de Sebaste un traidor a la Fe y también un enemigo personal . Eusebio de Samosata fue desaparecido, Gregorio de Niza condenado y encadenado. Cuando murió el emperador Valentino y los Arianos recuperaron su influencia , todos los esfuerzos de Basilio deben haber parecido en vano. Su salud estaba débil, los godos estaban a las puertas del imperio, Antioquia estaba en cisma, Roma dudaba de su sinceridad, los obispos rechazaban reunirse como el deseaba . "Las notas de la Iglesia eran oscuras en su parte de Cristiandad , y el tenía que navegar lo mejor que podía ,--admirando, haciendo la corte, y sin embargo tratado con frialdad por el mundo Latino , deseando la amistad de Roma , sin embargo herido por su reserva,--sospechoso de herejía por Damaso, y acusado por Jerome de orgullo" (Newman, La Iglesia de los Padres). Si el hubiera vivido un poco mas y asistido al Concilio de Constantinopla (381), el hubiera visto la muerte de su primer presidente, su amigo Melesio, y la renuncia forzada de su segundo, Gregorio de Nazianzo. Basil murió el 1o de Enero del 379. Su muerte fue considerada como un duelo público; los Judíos, paganos, y extranjeros lo sintieron como uno de ellos . Los primeros martirologios Latinos (Hieronimian y Bede) no hacen mención de la fiesta de San Basilio. La primera mención es por Usuard y Ado quienes lo colocan en el 14 de Junio, la fecha supuesta de la consagración de Basilio al obispado . En la "Menaea" Griega el es conmemorado el 1o de Enero, el dia de su muerte. En 1081, Juan, Patriarca de Constantinopla, a consecuencia de una visión, estableció una fiesta en honor común a San Basilio , a Gregorio de Nazianzo y Juan Crisóstomo a celebrarse el 30 de Enero. Los Bolandistas dieron cuenta del origen de esta fiesta; ellos también anotaron como algo de valor que no se mencionaban reliquias de San Basilio antes del siglo doce, tiempo en el cual se decía que partes de su cuerpo, junto con otras reliquias muy extraordinarias que se habían llevado a Bruges por un cruzado que regresaba. Baronius (c. 1599) dio al Oratorio de Nápoles una reliquia de San Basilio enviada de Constantinopla a el Papa . Las descripciones impresas de los Bollandistas y Baronios sobre la apariencia personal de Basilio y la reproducción anterior de dos iconos, el mas viejo copiado de un códice presentado a Basilio, Emperador del Este (877-886). <br />
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Por consenso común, Basilio está entre las figuras mas grandes en la historia de la iglesia y el mas que extravagante panegírico por Gregorio de Nazianzo no ha sido sino igualado por muchos otros eulogistas. Físicamente delicado y ocupando un alto puesto pero en pocos años, Basilio hizo un trabajo magnífico y duradero en una época donde se experimentaron las mas violentas convulsiones mundiales que haya vivido la Cristiandad . (Cf. Newman, La Iglesia de los Padres). Por virtud personal el logró distinguirse en una era de santos; y su pureza, su fervor monástico, su estricta simpleza , su amistad por el pobre llegó a ser tradicional en la historia del ascetismo Cristiano . De hecho, la impresión de su genio fue sellada indeleblemente en la concepción Oriental de la vida religiosa . En las manos del obispado de la gran metrópoli de Cesarea se formó como un modelo de la diócesis Cristiana ; casi no hubo ningún detalle de la actividad episcopal que el dejara de señalar dando líneas para guiar y dando el ejemplo. No menos glorioso es el hecho de que el mantuvo una dignidad sin temor e independencia hacia los oficiales del estado lo cual la historia ha mostrado mas tarde ser una condición indispensable de la vida saludable del episcopado Católico.<br />
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De la correspondencia de Basilio con la sede en Roma se capta alguna diferencia . No hay duda de que el estaba en comunión con los obispos occidentales y que el escribió repetidamente a Roma preguntando que pasos tomar para asistir a la Iglesia Oriental en su lucha con los herejes y cismáticos; pero el resultado negativo a sus apelaciones le sacaron palabras que requieren explicación. Evidentemente el estaba profundamente desilusionado de que el Papa Damasus por un lado dudara de condenar a Marcelo y a los Eustasianos, y por el otro prefiriera a Paulino en vez de Melesio en quien Basilio creía muy firmemente que tenía el derecho al obispado de Antioquia . Debe admitirse que Basilio al menos criticó al Papa libremente en una carta enviada a Eusebio de Samosata (Ep. ccxxxix) y que el estaba indignado a la vez que dolido de la falla de sus intentos para obtener ayuda del Occidente . Mas tarde , sin embargo, el debe haber reconocido que en algún aspecto el había sido irritante; en cualquier evento, su fuerte énfasis en la influencia sobre la cual la sede Romana puede ejercerse sobre los obispos orientales, y su abstinencia de un cargo de usurpación parecida son grandes hechos que sobresalen obviamente en la historia del desacuerdo . En relación a la cuestión de su asociación con los semi arianos , Filostorgio habla de el como el campeón de la causa Semi-Ariana , y Newman dice que le parecía inevitable haber Arianizado los primeros treinta años de su vida . La explicación de esto, tanto como el desacuerdo con la Santa Sede ,debe ser una búsqueda cuidadosa en el estudio de los tiempos , con la debida referencia a las condiciones inestables y cambiantes de las distinciones teológicas, la falta de algo así como un pronunciamiento final del poder definidor de la Iglesia , las "imperfecciones permanentes de los Santos" (Newman), la ortodoxia substancial de muchos de los llamados Semi-Arianos, y sobre todo el gran plan con el cual Basilio perseguía la unidad efectiva en un a Cristiandad dividida y confundida. <br />
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Escritos<br />
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Dogmático <br />
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De los cinco libros contra Eunomio (c. 364) los últimos dos se clasifican como falsos por algunos críticos . El trabajo ataca el Arianismo equivalente de Eunomio y defiende la Divinidad de las tres Personas de la Trinidad ; está bien resumido por Jackson ( Padres de Nicene y Post Nicene , Series II, VIII). El Trabajo "De Spiritu Sancto", o tratado sobre el Espíritu Santo (c. 375) fuè evocado en parte por la negación Macedonia de la Divinidad de la Tercera Persona y en parte por cargos que Basilio mismo había "pronunciado sobre el Espíritu" (Gregorio Naz., Ep. lviii),de que el había estado a favor de la comunión con todas estas cosas y debía admitir simplemente que el Espíritu Santo no era una criatura (Basilio, Ep. cxiii), y que el había ratificado el uso de una nueva doxología, a saber, "Gloria al Padre con el Hijo junto con el Espíritu Santo " (De Sp. S., I, i) El tratado enseña la doctrina de la divinidad del Espíritu Santo, mientras que evita la frase "Dios, el Espíritu Santo" por razones de prudencia (Greg. Naz., Or. xliii. Wuilcknis y Swete afirman la necesidad de alguna reserva por parte de Basilio. (Cf. Jackson, op. cit., p. XXIII, note.) en referencia a las enseñanzas de Basilio sobre la Tercera Persona, como lo expresó en su trabajo contra Eunomio (III, i), surgió una controversia en el Concilio de Florencia entre los Latinos y los Griegos ; pero fuertes argumentos tanto externos como internos , colocan a Basilio del lado del "Filioque".Los escritos dogmáticos fueron editados separadamente por Goldhorn, en su "S. Basilii Opera Dogmatica Selecta" (Leipzig, 1854). El "De Spiritu Sancto", fue traducido al ingles por Johnston (Oxford, 1892); por Lewis en la Serie Cristiana Clásica (1888); y por Jackson (op. cit.). <br />
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Explicativo <br />
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Estos incluyen nueve sermones "Sobre las Seis Partes" y trece (Maran) sermones genuinos sobre salmos particulares . Un amplio comentario sobre los dieciséis capítulos de Isaías es de autenticidad dudosa (Jackson),aunque por una mano contemporánea. Un comentario sobre Job ha desaparecido . "Las Seis Partes" fue altamente admirado por Gregorio de<br />
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Nazianzo(Or. xliii, no. 67).Está traducido en su totalidad por Jackson (op. cit.). Los sermones sobre los Salmos son morales y exhortativos mas que estrictamente explicativos. Al interpretar la escritura, Basilio usa tanto los métodos literales y alegóricos, pero favorece el sistema literal de Antioquia. Su segundo sermón contiene una denuncia de la usura, que lo hizo famoso. <br />
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Predicador <br />
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Veinticuatro sermones, de carácter doctrinal, moral, y de alabanza, se les considera generalmente como genuinos, ciertas dificultades críticas ,sin embargo, todavía permanecen sin resolver. Ocho de estos sermones fueron traducidos al Latín por Rufinus. Los discursos colocan a Basilio entre los mas grandes de los predicadores Cristianos y hacen evidente su talento especial en predicar sobre las responsabilidades de la riqueza .Lo mas notable de la colección son los sermones sobre los ricos (vi and vii) copiados por San Ambrosio (De Nabuthe Jez., v, 21-24), y el sermón (xxii) sobre el estudio de literatura pagana. Este último fuè editado por Fremion (Paris, 1819, con traducción Francesa ), Sommer (Paris, 1894), Bach (Muuml;nster, 1900), y Maloney (Nueva York, 1901). Se ha escrito mucho en referencia al estilo de Basilio y su éxito como predicador. (Cf. Villemain, "Tableau d'éloq. Chrét. au IVe siècle", Paris, 1891; Fialon, "Etude Litt. sur St. B.", Paris, 1861); Roux, "Etude sur la prédication de B. le Grand", Strasburg, 1867; Croiset, "Hist. de la litt. Grecque", Paris, 1899.) <br />
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Moral y Ascético<br />
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Este grupo contiene mucho de dudoso o falso origen. Probablemente, son auténticos los últimos dos de los tres tratados introductorios , y los cinco tratados: "Morales", "Sobre el juicio de Dios", "Sobre la Fè", "Las Reglas Monásticas Largas", "Las Reglas Monásticas Cortas". Los veinticuatro sermones en el área moral son un porcentaje resumido de los escritos de Basilio por Simeon Metaphrastes. En relación a la autenticidad de las reglas ha habido mucha discusión. Como está claro por los tratados y de los sermones que tratan sobre los asuntos morales y ascéticos, San. Basilio era particularmente hábil en el campo de la instrucción espiritual. <br />
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Correspondencia <br />
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Las cartas que quedan de Basilio son 366 , dos tercios de ellas pertenecen al período de su episcopado. Las así llamadas "Epístolas Canónicas" han sido catalogadas como falsas, pero son casi seguramente genuinas. La correspondencia con Julián y con Libanio es probablemente falsa; la correspondencia con Apolinar es incierta. todas las 366 cartas están traducidas en "Padres de Nicena y Post-Nicena". Algunas de las cartas son realmente tratados dogmáticos, y otras son repuestas apologéticas a ataques personales. En general son muy útiles porque revelan el carácter del santo y por las pinturas que se muestran de la época . <br />
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Litúrgico<br />
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Existe en Griego y en Cóptico la así llamada "Liturgia de San Basilio" . Data el menos del siglo sexto, pero su conexión con Basilio ha sido asunto de discusión crítica (Brightman, "Liturgias, Oriental y Occidental", Oxford, 1896, I; Probst, "Die Liturgie des vierten Jahrhunderts und deren Reform", Muumlnster, 1893, 377-412). <br />
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Ediciones de San Basilio <br />
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La editio princeps del texto original de las obras sobresalientes de Basilio aparecen en Basle, 1551, y la primera traducción completa al Latín en Roma , 1515 (manuscrito autografiado en el Museo Británico). La mejor edición es la de los Benedictinos Mauristas, Garnier y Maran (Paris, 1721-30), vuelta a publicar con apéndices por Migne (P. G., XXIX-XXXII). Por fragmentos atribuidos a Basilio con mayor o menor certidumbre, y editado por Matthaei, Mai, Pitra, y otros, ver Bardenhewer, "Patrología" (Freiburg, 1901), 247. Porciones de cartas recientemente descubiertas en papiro Egipcio fueron publicadas por H. Landwehr, "Grieschische Handschriften aus Fayûm", en "Philologus", XLIII (1884). <br />
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GREG. NAZ., Prationes, especialmente xliii; IDEM, Epistolae; Carm. de vit=E1 su=E2; GREG. NYSS., Vita Macrinae; IDEM, Or. in laudem fratris Basilii; IDEM, In Eunom., I; SOCRATES, Hist. Eccl., IV, xxvi; VI, iii; SOZOMON, Hist. Eccl., VI, xxvi; VI, xv, xvi, xvii, xxii; RUFINUS, Hist. Eccl., II, ix; THEODORET, Hist. Eccl., IV, xix; PHILOSTORGIUS, Hist. Eccl., VIII, xi-xiii; EPHILEM SYRUS, Encomium in Bas., ap. COTELIER, Mon. Eccl. Gr., II; JEROME, De Vir. Illust., cxvi. La Vita Basilii por AMPHILOCHIUS es una falsificación de alrededor del siglo noveno . NEWMAN, Church of the Fathers, I-III <br />
<br />
JOSEPH MCSORLEY <br />
Transcrito por Janet Grayson <br />
Traducido por Alfonso Enriquez</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Bas%C3%ADlica_de_San_Pedro&diff=4204Basílica de San Pedro2007-11-30T02:05:27Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>I. Topografía<br />
II. Basílica de Constantino<br />
III. Historia del Edificio <br />
IV. Arquitectura <br />
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A. Estadísticas<br />
B. Construcciones anexas <br />
C. Descripción de la Basílica <br />
D. El Ascenso hacia el Domo <br />
<br />
V. El Servicio Divino en San Pedro<br />
VI. Las Campañas de San Pedro<br />
VII. El Mantenimiento de la Basilica <br />
<br />
I. Topografía<br />
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La actual Iglesia de San Pedro está ubicada sobre el lugar en el que a principios del primer siglo, se encontraban los jardines de Agrippina. Su hijo, Caius Caligula, construyó allí un circo, en donde erigió el celebre obelisco sin jeroglíficos que fue traído desde Heliópolis y que actualmente se encuentra en la Plaza de San Pedro. El emperador Nerón se mostró especialmente complacido con este circo y montó muchos espectáculos en él, entre los que se encontraban los martirios de los cristianos (Tácito, "Anales", XV, 44) que tuvieron una gran notoriedad. El lugar exacto de la crucifixión de San Pedro en el circo fue preservado por la tradición a través de los siglos, y en la actual Iglesia de San Pedro, el lugar está identificado por un altar. La Via Cornelia pasaba directamente por el circo de Nerón y al igual que las autopistas romanas, estaba rodeada de monumentos sepulcrales. En tiempos cristianos, en este lugar se erigió en forma gradual una pequeña ciudad de iglesias y hospicios, pero sin que esta parte de Roma fuese incluida en los límites de la ciudad. Cuando en el año 847 los sarracenos arrasaron la Basílica de San Pedro y a todos los santuarios y edificaciones que allí se encontraban, León IV decidió rodear el extenso suburbio con un muro, que presentaba cada cierta distancia torres bien fortificadas. Dos de estas torres, así como un fragmento del muro, se preservan aún en los jardines del Vaticano y muestran una imagen interesante de la forma en que había sido fortificada. Debido a esta circunvalación hecha por el Papa León, la porción del Vaticano correspondiente a la ciudad fue llamada Civitas Leonina, nombre que se mantiene hasta nuestros días (Ciudad Leonina). La Colina Vaticana se yergue muy cercana al río Tiber. Entra ella, el río y el mausoleo de Adrián (Castillo de San Ángelo), se encuentra una pequeña explanada en donde no hubo construcciones sino hasta principios de la Edad Media. El territorio del Vaticano realmente no presentó características urbanas sino hasta finales del siglo quince. <br />
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II. Basílica de Constantino<br />
<br />
El modesto santuario del Príncipe de los Apóstoles dio lugar a una magnífica basílica en tiempos de Constantino el Grande, iniciada en el año 323 pero completada hasta después de su muerte. El lado sur de la antigua basílica fue levantada sobre el lado norte del circo, el cual en la Edad Media llevó el nombre de Palatium Neronis. Fue construido en forma de cruz y dividido en cinco naves por cuatro filas de 22 columnas cada una. En el transcurso de los siglos se colectaron vastos tesoros en este santuario principal de la Cristiandad Occidental: preciosas decoraciones con mosaicos externas e internas, ofrendas de gran valor rodeando la tumba del Príncipe de los Apóstoles, magníficas vestimentas en los guardarropas de la sacristía, entablados ricamente decorados, y pavimentos de colores brillantes y harmoniosos, pinturas, y cualquier otra cosa que el amor y la veneración pudiera concebir para adornar. Conectando la Basílica con la Puerta de San Pedro (Porta di S. Pietro) en el Castillo de San Ángelo, estaba un camino de columnas por donde pasaron innumerables peregrinos. Se hizo provisión en el Vaticano para protegerlos y surgió pronto la necesidad de construir un palacio cercano a la basílica en donde el papa pudiera vivir y recibir visitantes cuando se encontrara en San Pedro. Iglesias y monasterios, cementerios y hospicios surgieron en gran número alrededor de la tumba del "pescador de hombres". <br />
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Pasaron doce siglos entre la edificación de San Pedro y la primera demolición de una parte importante de la basílica. El plano de la nueva iglesia en el Renacimiento Temprano se convirtió en el juguete de los humoristas artísticos. Gracias a Miguel Angel, quien salvó el plano original de Bramante, se hizo algo estéticamente satisfactorio. <br />
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III. Historia del Edificio<br />
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Mientras el papa residió en Avignon se produjo un rechazo de las iglesias de Roma, y hacia el siglo XV el deterioro que sufrió San Pedro llegó a niveles alarmante. Nicolás V, un humanista entusiasta, concibió el plan de nivelar la antigua iglesia y erigir una nueva estructura en su lugar. Bernardo Rossellini, de Florencia, recibió instrucciones para esta tarea y de acuerdo con sus planos, la nueva basílica debía rodear completamente el coro y tener la planta de una cruz Latina con una nave alargada. Pero debido a que el proceso se inició en 1450 y que el papa murió en 1455, con la excepción de las fundaciones, nada más fue construido. Julio II, adoptando la idea de reconstruir la basílica, instituyó una competición en la cual el premio lo ganó Bramante. Su ilimitado entusiasmo por la extraordinaria concepción del papa, quedó atestiguada por numerosos planos y dibujos que hizo, los que aún se preservan en la galería Uffizi de Florencia. Bramante deseaba apilar el Panteón sobre la basílica Constantina, de tal manera que un grandioso domo se elevaría por encima de un edificio en forma de cruz griega. En la primavera de 1506 Julio, ante la presencia de 35 cardenales, colocó la fundación de esta imponente estructura, la que la posteridad cambió por algo peor en forma inexcusable. Bramante murió en 1514. Giuliano da Sangallo y Fra Giacondo da Verona, quienes junto con Rafael continuaron su trabajo, murieron en 1516 y en 1515 respectivamente. Rafael, cediendo ante toda forma de influencia, hizo cambios pero no promocionó el edificio. Después de su muerte en 1520, surgió un agudo conflicto sobre si la iglesia debía mantener la forma de cruz griega o de cruz latina. <br />
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Antonio da Sangallo, quien fue nombrado arquitecto en 1518, y Baldassari Peruzzi, nombrado en 1520, no tuvieron ningún plano y experimentaron con muchas formas, las que Miguel Angel, cuando tomó el control en 1548, puso fin en la manera en que ello fuera posible. El plan de Bramante le pareció tan bueno que construyó en base al mismo. Al fortalecer la parte central, permitiría hacer un domo. No vivió para ver la terminación de su concepción artística, ya que únicamente el tambor estaba terminado cuando murió. Pero en los años siguientes, se construyó una obra maestra de incomparable belleza de acuerdo a sus diseños. Debe enfatizarse de manera especial la fidelidad con la que Giacomo della Porta continuó con la construcción del domo después de la muerte del gran maestro (1546) Miguel Angel. La construcción se hubiese completado a comienzos del siguiente siglo si en 1606 el papa Pablo V no hubiera decidido darle la forma de cruz Latina. Durante los 20 años siguientes, Carlo Maderna construyó la actual fachada, y Bernini desperdició tiempo y dinero en adornar el frente con campanarios, que tuvieron que ser quitados por razones artísticas tan pronto fueron terminados. Finalmente, el 18 de noviembre de 1626, Urbano VIII dedicó en forma solemne la iglesia la que, con excepción de ciertos detalles sin importancia, podía considerarse terminada. Debemos distinguir tres estadíos claramente definidos en la construcción de San Pedro: (1) La cruz griega de Bramante con el domo; (2) Miguel Angel, cruz griega con domo, además de un vestíbulo con un pórtico de columnas; (3) Pablo V, cruz latina con fachada barroca. Cuanto más tiempo les llevó construir, más fueron alterados los planos originales, en una forma tal que el efecto exterior fue totalmente insatisfactorio. El error principal yace naturalmente en el hecho de que la extensión inadecuada de la nave oculta al domo de una línea directa de observación cercana desde la basílica. Solamente a una gran distancia, se revela al asombrado observador, la genial creación de Miguel Angel en toda su pureza y belleza. Todas las paredes externas están construidas de travertina en color dorado, las que incluso al sol brillante dan un efecto tranquilo y armonioso.<br />
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IV. Arquitectura<br />
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A. Estadísticas<br />
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La construcción de San Pedro, en lo que a la iglesia respecta, se concluyó en un período de 176 años (1450-1626). El costo de la construcción, incluyendo todas las adiciones del siglo XVII, totalizaron alrededor de US$48.000.000. El costo anual del mantenimiento del gigantesco edificio, incluyendo los anexos (sacristía y columnata), suma US$39.500, suma ésta que solamente es superada por los trabajos de restauración cuando estos son necesarios (tales como el mantenimiento de los dorados, la reparación del pavimento, trabajos en mármol en los pilares). La basílica recibe apoyo financiero de unas extensas propiedades en Roma y de amplias posesiones de terrenos en la zona del mediodía italiano. Basados en cálculos confiables hechos por Carlo Fontana, las proporciones del edificio son (En el original en inglés, éstas y las medidas que siguen a continuación están en pies, por lo que las hemos convertido al sistema métrico decimal. N. del T.): altura de la nave, 46,18 metros; ancho de la misma en la entrada, 27,29 metros; en la tribuna, 23,99 metros; longitud del crucero en el interior, 137,46 metros; longitud total de la basílica, incluyendo el vestíbulo, 211.47 metros. Desde el pavimento de la iglesia (medido desde el confesionario) al centro de la lámpara que descansa sobre el domo, la altura es de 123,38 metros, a la punta de la cruz que se encuentra sobre la lámpara, 132,50 metros. La medida del diámetro interior del domo varía algo, pero generalmente se computa en 41,97 metros, excediendo así al domo del Panteón por 1,49 metros. La superficie de San Pedro es de 15.160,12 metros cuadrados. <br />
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Medidas comparativas de longitud: <br />
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Longitud de San Pablo en Londres, 158,59 metros; <br />
Catedral de Florencia, 149,47 metros; <br />
Catedral de Milán, 135,39 metros; <br />
Basílica de San Pablo en Roma, 127,77 metros; <br />
Santa Sofía en Constantinopla, 107,90 metros. <br />
Medidas comparativas de superficie: <br />
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Milán, 8.406,05 metros cuadrados.; <br />
San Pablo en Londres, 7.875.07 metros cuadrados; <br />
Santa Sofía, 6.889,97 metros cuadrados; <br />
Colonia, Alemania, 6.166,05 metros cuadrados; <br />
Antwerp, Bélgica, 4.966,04 metros cuadrados. <br />
El vestíbulo de la basílica tiene 70,99 metros de ancho, 13.47 metros de fondo y 27.98 metros de alto. Hay cinco portales en la fachada; en la capilla del Santísimo Sacramento, hay una puerta que da directamente al Palacio Apostólico; en la capilla del coro y en el vestíbulo del crucero izquierdo, están las puertas que dan a la sacristía, junto a las que hay otras cuatro que generalmente son utilizadas para propósitos administrativos. Además de las dos galerías bajas de la capilla del coro que son para los cantantes, hay otras cuatro cuyo tamaño está restringido a los apoyos del domo. Además del altar principal en la tribuna y de los cuatro altares en las criptas, la basílica posee 29 altares, debajo de la mayoría de los cuales reposan cuerpos de santos, incluyendo el de varios Apóstoles. <br />
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B. Construcciones anexas <br />
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Las columnas que encierran el lugar público más hermoso del mundo, la Plaza de San Pedro, forman una parte orgánica de la basílica. Construidas en 1667 por Bernini, rodean la plaza en forma de elipse, midiendo el eje mayor 339,97 metros, y el eje menor 239,97 metros. Se gastó aproximadamente un millón de dólares para la construcción de las columnas y de las otras partes de la Plaza de San Pedro. Las columnas cubiertas consisten de cuatro filas de columnas en estilo dórico, formando tres pasajes, midiendo el pasaje central el ancho de un vagón de ferrocarril. Las 248 columnas y los 88 pilares están construidos totalmente con travertina. Colindante con la elipse, se encuentra un espacio cuadrado que disminuye en extensión hacia la iglesia. Sus lados lo forman extensos corredores, de los que, uno del lado derecho, pertenece al Palacio Apostólico del Vaticano. Las columnatas y los corredores presentan 162 figuras de santos basadas en diseños de Bernini. Hacia la mitad de la elipse se encuentra el conocido obelisco de Heliopólis. En 1586 fue trasladado a su lugar actual. A ambos lados del obelisco se encuentran dos hermosas fuentes de 14 metros de alto. El obelisco mide 254,81 metros de altura y pesa 360,2 toneladas. El ápice está adornado con una cruz de bronce que contiene un fragmento de la Verdadera Cruz. El cuadrángulo irregular que se encuentra entre la elipse y la basílica está ocupado, en su mayor parte, por la monumental escalera y su acceso que conduce a los peregrinos al nivel más alto de la iglesia. El área que ocupa solamente este acceso, es mayor que el de la mayoría de las iglesias de la Cristiandad. La sacristía de San Pedro, la casa de los cánones y beneficiaries, así como el hospicio papal de Santa Marta, están conectados con la basílica por medio de dos pasajes cubiertos. La sacristía, que contiene tesoros artísticos ,uy sobresalientes, fue construída en 1775 por Carlos Marchione bajo el papa Pio VI. La Palazzina, que se levanta en la Piazza di Santa Marta detrás de la basílica, pertenece directamente a San Pedro. Cuando este artículo fue escrito, en 1912, este lugar era la residencia oficial del arcipreste de San Pedro, quien siempre es un cardenal.<br />
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C. Descripción de la Basílica <br />
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Como puede verse en el plano adjunto (No disponible), las cuatro divisiones principales de la basílica se extienden desde el domo y están conectadas entre sí por pasajes que se encuentran detrás de los muelles de la cúpula. A la derecha e izquierda de la nave se encuentran los corredores más bajos y pequeños, estando bordeado el del lado derecho por cuatro capillas laterales, y el izquierdo por tres capillas y el pasaje hacia el techo. La decoración general consiste de incrustaciones de mármol de color, figuras de yeso, ricos dorados, decoraciones con mosaicos, y figuras de mármol sobre las pilastras, techo y paredes. El pavimento forma figuras geométricas de mármol de color basados en los diseños de Giacomo della Porta y de Bernini. El largo recorrido de la nave está cerrado por el precioso bronce baldaquino de 29 metros de alto, que fue erigido por Bernini en 1633 a solicitud de Urbano VI. Debajo de él se halla el Confesionario de San Pedro, en donde reposa el cuerpo del Príncipe de los Apóstoles. Ninguna silla ni banca obstruyen la visión; el ojo vaga libremente sobre la brillante superficie del pavimento de mármol, en donde hay espacio para miles de personas. <br />
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La tumba de San Pedro es el centro de toda la estructura (ver Confesión; San Pedro, Tumba de). Sumamente interesante es así mismo el altar mayor en la tribuna, que encierra la silla del Príncipe de los Apóstoles, y la poderosa losa sobre la que originalmente los emperadores romanos fueron coronados. Las magníficas pilas de agua bendita a la derecha e izquierda, muy conocidas a través de numerosas ilustraciones, se apoyan en gigantescas columnas. La bóveda reposa sobre una hermosa curvatura sobre los pilares y los arcos que los conectan. Hacia delante, percibimos también los relieves en mármol de muchos papas, mientras que los nichos contienen estatuas heroicas de los fundadores de las órdenes, una decoración que se extiende sobre la nave de la tribuna. Hacia el cuarto nicho de la derecha se encuentra una importante estatua de San Pedro, que erróneamente ha sido atribuida al siglo trece pero que en verdad data de los siglos cuarto o quinto. No se trata de la adaptación de otra estatua sino que intentó ser una estatua del Príncipe de los Apóstoles. Hacia la izquierda del crucero, los confesionarios de San Pedro revelan de la forma más hermosa la unidad de la Fe, ofreciendo la oportunidad de la confesión en los idiomas más importantes del mundo. Frente a los Confesionarios, y elevándose oblicuamente ante los muelles del domo, se encuentran las colosales estatuas de los santos Longino, Elena, Verónica y Andrés. En la galería que se encuentra sobre la estatua de Santa Elena, varias veces al año son expuestaslas llamadas grandes reliquias. La más importante de éstas es un gran fragmento de la Cruz Verdadera. Por encima de las cuatro galerías del domo, los cuatro Evangelistas están expuestos en magníficos mosaicos basados en el diseño de Cavaliere d'Arpino. En el friso que se encuentra por encima, se encuentra la orgullosa inscripción Latina con letras de 1,82 metros de alto que dicen: "Tú eres Pedro y sobre esta roca construiré mi Iglesia, y te daré las llaves del Cielo". <br />
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En la tribuna del crucero izquierdo se encuentran tres altares de los cuales el que está en el medio sobresale particularmente ya que, en primer lugar, la tumba del inmortal compositor Pierluigi da Palestrina yace frente a él; en segundo lugar, porque los cuerpos de dos Apóstoles, Simeón y Judas Tadeo, reposan en un sarcófago de piedra debajo del altar; y en tercer lugar, porque el altar marca el sitio en el circo de Nerón en donde se levantó la cruz en la que San Pedro exhaló su último aliento. El crucero derecho ha obtenido una importancia especial en la historia eclesiástica porque en 1870 el Concilio Vaticano I celebró aquí sus sesiones hasta que fue disperso por la marcha de la revolución que culminó en Roma. Regresando a la entrada, encontramos en la primera capilla lateral del corredor derecho el lugar que fue hecho famoso por la Pietá de Miguel Angel (1498). A su lado, en la capilla de San Nicolás, se encuentra el sitio en donde se guardan las reliquias de San Pedro, y a continuación sigue la capilla de San Sebastián, seguida de la espaciosa capilla del Sacramento. Entre las obras de arte que se encuentran en este lugar sobresale la tumba de Sixto IV, un impresionante monumento de bronce hecho meticulosamente por Antonio Pollajuolo. De la multitud de monumentos sepulcrales que adornan el crucero derecho, merecen especial atención los de León XII, de la Condesa Matilda de Toscana, la poderosa amiga de Gregorio VII, y de Gregorio XIII, el reformador del calendario. Contra el muelle del domo, directamente frente a nosotros, se levanta un altar con la "Comunión de San Jerónimo" de Domenichino. El pasadizo alrededor del domo hacia la derecha se llama capilla gregoriana porque fue decorada por Gregorio XIII en base a los diseños de Migel Angel. Próximo al monumento de Gregorio XVI se encuentra el altar de la Madonna dell Soccorso, cuya imagen data de la Antigua iglesia de San Pedro. Debajo del altar reposa el cuerpo de San Gregorio of Nazianceno y adyacente a él está la colosal tumba de Benedicto XIV. <br />
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En el pasaje opuesto al domo se encuentra la obra maestro de Canova, el monumento de Clemente XIII, y el altar por Guido Reni, que representa al Arcángel Miguel. En la misma division, hacia el lado izquierdo de la iglesia, sobresale a la distancia el monumento a Alejandro VIII, y bajo el altar de la Madonna della Colonna, en un antiguo sarcófago cristiano, yacen los restos mortales de los Santos León II, III y IV. El altar de San León I es superado por el relieve colossal en mérmol hecho por Algardi, y llamado "el retiro de Atila de Roma", las proporciones del cual parecen ser demasiado grandes, incluso para la Basílica de San Pedro. Más alejado se encuentra el monumento a Alejandro VII, y opuesto al mismo se halla la única obra de altar pintado al óleo, por Vareni, sobre San Pedro. Todos los restantes altares dentro de la iglesia son de mosaico. Pasando a través del crucero izquierdo, llegamos al pasaje que rodea el cuarto domo en donde, a la derecha y bajo el monumento a Pio VIII, se encuentra la entrada a la sacristía y, directamente hacia el frente, bajo el monumento de Pio VII hecho por Thorwaldsen, están las escaleras que llevan a la galería del coro. Aquí inicia el crucero izquierdo, cuya primera capilla lateral, es utilizada por las oradores canónicos, mientras que la última funciona como baptisterio. Junto a la capilla del coro y más allá de la entrada, a una altura de 4,57 metros sobre el pavimento, hay un nicho cerrado en el que se coloca el cuerpo de cada Papa fallecido hasta que su cuerpo sea llevado a su sepulcro definitivo. Cuando este artículo fue escrito, en ese lugar reposaba aún el cuerpo de León XIII (N. Del T.: El Papa León XIII sería llamado a la casa del Padre Eterno a los casi 94 años, el 20 de julio de 1903), aunque su sepulcro ya había sido finalizado hacía bastante tiempo. La incertidumbre de las condiciones de Roma que imperaban en esa época no permitían remover el cuerpo (N. Del T.: Recordemos que en 1900 es asesinado Humberto I en Monza por un anarquista y le sucede su hijo Victor Manuel III (1869-1947).<br />
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Nuestra atención es atraída hacia la tumba de León XI por un excelente relieve en mármol que representa al Rey Enrique IV de Francia, renunciando al protestantismo. Otro relieve que se encuentra sobre el monumento a Inocente XI, reviste una importancia similar, y se refiere al levantamiento que del sitio turco de Viena, hiciera John Sobieski, rey de Polonia. Entre los más hermosos monumentos funerarios de toda la basílica se encuentra el de Inocente VIII hecho por Antonio y Pietro Pollajuolo. Junto a estos se encuentran dos importantes tumbas: las de Urbano VIII por Bernini y Pablo III por Guglielmo della Porta. <br />
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Sagre Grotte Vaticane (Sagrada Gruta Vaticana) es el nombre que se aplica a las cámaras que se extienden por debajo del pavimento en San Pedro. Se distinguen en cripta antigua y en cripta nueva. La antigua yace bajo la nave, y mide 18 metros de ancho por 45,11 de largo. Ellas representan el pavimento de la antigua basilica de San Pedro. Numerosas tumbas de papas y emperadores que estaban en la Basílica de Constantino, se encuentran aquí, tal que entonces el bajo y extenso lugar de 3,47 metros de alto es de un gran interés histórico. Entre muchas otras se encuentran las tumbas de los papas: Nicolás I, Gregorio V, un alemán, Adriano IV, un inglés, Bonifacio VIII, Nicolás V, Pablo II, Alejandro VI, y el emperador Otto II. El corazón de Pio IX también reposa aquí en una sencilla urna. Las nuevas criptas se extienden cercanas a la tumba del Apóstol y yacen bajo el domo. Junto al pasaje en forma de herradura se encuentran varias capillas en las que se preservan obras de arte y valiosas antigüedades que han sido preservadas desde la antigua basílica. Hacia la mitad del pasaje mencionado, está el más sobresaliente de todos los primitivos sarcófagos cristianos, el de Junius Bassus, a quien Waal le dedicó una detallada y ricamente ilustrada monografía. Dos altares se levantan aquí en la más cercana proximidad al sarcófago en donde reposa el cuerpo de San Pedro. La admisión a las criptas y a la Santa Misa en el altar de las Confesiones era antes muy difícil de obtener, especialmente para las mujeres, pero en la actualidad eso ha sido superado. <br />
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D. El Ascenso hacia el Domo <br />
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Fue una costumbre el subir al techo de la iglesia por medio de una escalera sencilla; sin embargo, hoy día un espacioso elevador lleva a los visitantes hacia las alturas. Desde el techo, coronado de pequeñas cúpulas y casetas, se puede ver un lindo panorama de la Ciudad Eterna. El gran domo tiene una circunferencia de unos cien pasos y, si uno desea subir más arriba, lo puede hacer por medio de una escalera de casi 94 metros de alto, que lleva hacia la linterna. Entrando a la galería externa de la linterna, el observador se sorprende por la vista que se presenta ante sus ojos. Viendo hacia abajo, hacia los jardines del Palacio Vaticano, puede ver a la gente que camina como si fueran enanos. El panorama de a ciudad se despliega ante él con diferentes formas plásticas. Hacia la torre izquierda, la montaña de las Sabinas; y más allá de la Campagna bañada por el sol, se presentan las colinas Albán con su pico más alto: el Monte Cavo. Sobre la vertiente de esta cadena se encuentran las atractivas aldeas suburbanas de Frascati, Marino, Albano etc., y hacia el lado derecho brilla una veta plateada: el mar. Encerrando la galería, hacia el oeste, los jardines Vaticanos yacen debajo nuestro en forma rica y vairada aunque no elaborados artísticamente. Todo ello es un panorama que despierta el mayor interés. <br />
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V. El Servicio Divino en San Pedro<br />
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Aunque la Basílica Lateranense posee el título honorífico de catedral del Obispo de Roma, madre y cabeza de todas las iglesias de la tierra, esta basílica, tal como correctamente lo señala Waal, fue una iglesia que estuvo aislada durante mil años y que jugó un modesto papel en las devociones de los peregrinos romanos. La situación es muy diferente con San Pedro. El gran patrimonio de esta iglesia hizo siempre posible que se mantuviera el ritual más grande; y su proximidad a la ciudad interna, su gran tamaño y sus tesoros artísticos siempre han atraído a la gente. Además de numerosos cánones, beneficiarios, y capellanes, la iglesia tiene a su disposición el Seminario Vaticano, cuyos estudiantes siempre ayudan en la celebración del Oficio Divino. El desempeño de los coros, la Capella Giulia, es de una altísima calidad artística. Hay una celebración litúrgica que se da solamente en San Pedro y en ninguna otra iglesia de todo el mundo: el ceremonial del lavado del Altar el Jueves Santo: al terminar los Maitines de este día, el también llamado altar papal bajo el gran bronce baldachino es salpicado con vino y aceite. En una extensa procesión, el arcipreste, su vicario, los canónicos, los beneficiarios, los capellanes, y toda la clerecía se acercan ordenadamente, y en forma simbólica lavan el altar con el rociador. Esta impresionante ceremonia es terminada con una solemne bendición con las grandes reliquias de la galería de Santa Elena.<br />
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Las grandes funciones papales que León XIII por primera vez reasumió después del triste año de 1870, se han venido dando en San Pedro con muy pocas excepciones, cuando la Capilla Sixtina o la Sala Ducal fueron usadas. Jubileos, canonizaciones, coronaciones y otros eventos son presididos solemnemente por el papa ante unas 40,000 a 50,000 personas en los gigantescos patios de San Pedro. Esperan pacientemente durante horas hasta que a la hora acordada, el Vicario de Cristo, entronado en lo alto sobre la sedia gestatoria, bendice a la multitud mientras lentamente es llevado hacia el altar papal. Prevalece entonces un perfecto silencio cuando, después de largas preparaciones, el papa en su total atuendo pontifical, comienza el servicio. Repentinamente entonces, los tonos del Kyrie son entonados por el coro de la Capilla Sistina, únicos en tener el honor de cantar en presencia del Papa, y siempre sin el acompañamiento de un órgano. Es entonces en que el Papa se vuelve hacia el pueblo por vez primera cantando "Pax vobis" (La paz sea con todos ustedes). Al momento de la Elevación, resuenan las trompetas de plata del domo de Miguel Angel. (N. Del T.: Recordemos que este artículo fue escrito muchos años antes de los cambios de la liturgia conocidos como Novo Ordo, que tuvieron lugar después del Concilio Vaticano II, por lo que el lector puede notar cambios substanciales entre lo que aquí se describe y los hechos actuales).<br />
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VI. Las Campañas de San Pedro<br />
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Al igual que en muchas catedrales, las campanas de San Pedro poseen un fondo de fideicomiso propio que les sirve para cubrir los gastos de mantenimiento y afrontar los altos costos del complicado programa que se utiliza para hacerlas sonar. El servicio diario es sencillo; los sonidos más complicados son los de los domingos, de los días de ayuno, de los días de fiestas, de aniversarios de muerte y de coronación papal del papa presente y del precedente y, por ultimo, durante la fiesta de San Pedro sonando durante siete días antes de y durante la octava. Los sonidos son diferentes si se trata de la muerte de un canónico que de un papa. <br />
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VII. El Mantenimiento de la Basilica<br />
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Un edificio de tal magnitud requiere de un ejército de arquitectos quienes llevan a cabo el trabajo ordinario y extraordinario de la basílica. Este cuerpo de arquitectos es dirigido por un arquitecto en jefe quien, junto con el ecónomo de San Pedro, un canónico, discuten y arreglan todo en la medida en que no sea necesaria una intervención mayor. Un staff de artesanos seleccionados de toda clase, quienes están en servicio permanente y son llamados sampietrini, es dirigido por un maestro en jefe; existen muy pocas instituciones en el mundo que posean tal cuerpo de trabajadores escogidos, inteligentes, confiables y valientes. Solamente en muy raras situaciones, la gerencia de San Pedro debe buscar la ayuda de artesanos o de trabajadores que no pertenecen a los sampietrini. El mantenimiento de este majestuoso edificio es ejemplificadoramente concienzudo.<br />
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PAUL MARIA BAUMGARTEN<br />
Transcrito por Judy Levandoski<br />
Traducido por: Dr. Raúl Toledo, El Salvador.</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Bas%C3%ADlica_de_Guadalupe&diff=4203Basílica de Guadalupe2007-11-30T02:04:38Z<p>201.230.122.217: </p>
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Guadalupe en el sentido estricto es el nombre de una imagen, pero se extendió a la iglesia que la contenía y a la población que se desarrolló a su alrededor. La palabra es español arabizado, pero en México el nombre original puede representar algunos sonidos aztecas. El sitio denominado Guadalupe Hidalgo desde 1822, como el sitio del tratado de paz entre Estados Unidos y México se ubica a cinco kilómetros al noreste de la ciudad de México. Peregrinajes se han realizado a este santuario casi sin interrupciones desde 1531-32. Ya para el último año referido, existía un santuario al pie del cerro del Tepeyac que funcionó por noventa años, y todavía, forma parte de la sacristía parroquial. En 1622 un rico santuario fue eregido; un nuevo santuario, aún más rico, en 1709. Otras estructuras del siglo XVIII conectadas con este era una iglesia parroquial, un convento y una iglesia de monjas Capuchinas, una capilla con campana, y una capilla en el cerro propiamente. <br />
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En 1750 el santuario recibió el título de colegiado, con servicio canónico y coral establecidos. Siendo agregado a San Juan Laterán en 1754; y finalmente, en 1904 fue creada la primer basílica. El eclesiástico que la preside es llamado abad de la misma. La renovación ejecutada en aquel entonces en un hermoso estilo Bizantino, presenta una impactante ilustración del relato Guadalupano. En la actualidad la imagen es exhibida en la última y moderna Basílica en cuyo diseño se mezclan elementos indígenas y modernos, ubicada en el atrio del complejo de los edificios del santuario de Guadalupe, misma que fue dedicada en 1976 a donde se trasladó la imagen en procesión solemne. <br />
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La imagen realmente constituye Guadalupe. Ella forma el santuario: en ocasiones la devoción. Se le toma como la representación de la Inmaculada Concepción, constituida por la figura aislada de la mujer con el sol, luna, y estrellas acompañantes de la gran señal apocalíptica, y como añadido un ángel que la sostiene bajo la luna creciente. Su tradición es, como las nuevas lecciones del breviario declaran, "permanente y constante". El relato oral y escrito, en nahuátl y español, relata sin embajes. A un neófito, de cincuenta y siete años de edad, llamado Cuautlatoatzin y bautizado como Juan Diego, que apresuraba el paso por el cerro del Tepeyac para recibir instrucción y escuchar la misa en México, el sábado 9 de Diciembre de 1531, la Santísima Virgen se le apareció para encomendarle acudir con el obispo Zumárraga, para construir un templo en el sitio donde ella estaba. Ella estaba en el mismo sitio esa tarde y la tarde del Domingo para recibir la respuesta del obispo. El no creyó a las primeras al mensajero, después de cuestionarlo y mandar vigilarle, finalmente le pidió por una señal de la señora que decía ser la madre del verdadero Dios. El neófito aceptó con entusiasmo pedirle por cualquier signo que deseara, que el obispo impresionado dejó la decisión a la aparición. Juan Diego se ocupó todo el lunes con Juan Bernardino, tío suyo, que al parecer agonizaba de fiebres. Al fallar los remedios disponibles, de madrugada el Martes 12 de Diciembre, el preocupado sobrino corría en dirección del convento de Santiago Tlatelolco por un sacerdote. Para evitar la aparición y verse ocupado con mensajes al obispo, rodeó el sitio donde ahora se ubica la capilla de la campana. Pero la Santísima Virgen cruzó para encontrarse con él y decirle " Que camino es esté que has tomado hijo?" desarrollándose un diálogo pródigo de ternura. Confirmando a Juan Diego que su tío en ese mismo instante yacía sanado, a quién también se le había aparecido, y haciéndose llamar Santa María de Guadalupe le ordenó fuese de nuevo con el obispo. Sin demora le pidió entusiastamente por la señal. A lo que ella le ordenó subiera a las peñas y recogiera rosas. Él sabía que no era temporada ni lugar de rosas, pero al acudir las encontró. Juntando tantas como pudo en el cuenco de su tilma una capa larga de fibra de maguey usada por los mexicanos regresó con ella. La Santa Madre, reacomodando las rosas, le indicó mantenerlas intactas y ajenas a la vista hasta entregarlas al obispo. Una vez en presencia de Zumárraga, Juan Diego ofreció la señal. Mientras desdoblaba su tilma las rosas cayeron, y se sorprendió de ver al obispo y asistentes arrodillándose frente a él: la figura perfecta de la Virgen Madre, tal como la había descrito, resplandecía en la pobre tilma. Un gran mural decora la antigua basílica conmemorando la escena. La imagen fue venerada, guardada en la capilla del obispo, y poco después conducida en procesión al primer santuario.<br />
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El burdamente tejido que porta la imagen es tan delgado y abierto como un costal. Esta formado de una fibra vegetal, muy probablemente maguey. Consiste de dos franjas, de cerca de 1.70 mt de largo y 45 cms. De ancho, unidas entre sí por una débil costura. La costura es visible a lo largo del centro de la figura, torciéndose a un lado en el rostro. Pintores de renombre no comprenden como fue que los colores se aplicaron. Han manifestado que la superficie no solo es inadecuada y sin preparación; maravillándose de la ausencia de aceites, temple, agua , etc. colorantes en la misma figura. Quedando admirados por los tintes florales y la abundancia de oro. Ellos y otros artistas encuentran que las proporciones corresponden perfectamente a una doncella de quince años. La figura y la actitud simulan avance. Hay ligereza y descanso en el atento ángel que la soporta. Los colores principales son oro profundo en los rayos y estrellas, verde azulado en el manto, y rosa en la floreada túnica. Evidencia jurada fue dada en varias comisiones investigadoras corroborando el relato tradicional del milagroso origen e influencia de la imagen. Algunos testamentos conectados con Juan Diego y sus contemporáneos fueron aceptados como evidencia documental. Constancias fueron emitidas de la carta del Obispo Zumárraga a sus hermanos Franciscanos en España relativa a las apariciones. Su sucesor, Montúfar, instituyó una investigación canónica, en 1556, en un sermón en que los pastores y el pueblo fueron regañados por abarrotar el nuevo santuario. En 1568 el renombrado historiador Bernal Díaz, compañero de Cortés, hace referencia incidental a Guadalupe y sus diarios milagros. El virrey laico, Enríquez, aunque no se oponía a la devoción, escribió en 1575 a Felipe II pidiéndole prevenir al tercer arzobispo construir una parroquia y monasterio en el santuario; peregrinaciones inaugurales eran realizadas en su dirección por virreyes y otros magistrados principales. Procesos, nacionales y eclesiásticos, fueron laboriosamente formulados y atestiguados para presentación en Roma, en 1663, 1666, 1723, 1750.<br />
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El clero, secular y regular, han sido notablemente fieles en la devoción hacia Nuestra Señora de Guadalupe, los obispos en especial estimulándola, al grado incluso de hacer protesta de fé en el asunto del milagro como obligación ocasional. Los papas Benedicto XIV y Leo XIII fueron dos de sus más fuertes apoyos. El primero decretó que Nuestra Señora de Guadalupe fuera la patrona nacional, e hizo del 12 de Diciembre como día de observancia con una octava, y ordenó una Misa y Oficio especiales; el último aprobó una histórica segunda Nocturna, ordenando que la imagen fuera coronada en su nombre, componiendo una inscripción poética en la misma. Pío X permitió a sacerdotes mexicanos decir Misa de Santa María de Guadalupe en el día doce de cada mes, otorgando indulgencias que pueden ser ganadas en cualquier parte del mundo al rezar frente a una copia de la imagen. Una copia milagrosa en Roma para la cual Pío IX ordenó su propia capilla celebra anualmente los "Prodigia" del 9 de Julio. Siendo visitado por primera vez por un papa en Enero de 1979, por el actual sucesor de Pedro, el polaco Karol Wojtyla bajo su nombre papal de Juan Pablo II, el papa que más a viajado en la historia de la iglesia, y que se ha manifestado como especialmente devoto de la Santísima Virgen María.<br />
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Nota del Traductor: El nombre indígena de Cuautlatoatzin, significa en nahuátl el idioma del centro de México a la llegada de Cortés, -- -El que habla por o como las águilas- nombre de notable significación. El idioma que se registra ocurrió el diálogo entre el vidente y Nuestra Señora fue el mismo nahuátl, donde el vocablo Guadalupe es la adaptación española de el título con el que se le presenta a Juan Diego, como Coatlecoxupeu, que significa –La que aplasta a la serpiente–. <br />
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G. LEE <br />
Transcribed by Mary Ann Grelinger<br />
Traducido del inglés y actualizado por Edmundo Bennett Durell<br />
En agradecimiento por la canonización de Juan Diego-Cuautlatoatzin</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Basilios&diff=4202Basilios2007-11-30T02:03:49Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>(Sacerdotes de la Comunidad de san Basilio) <br />
Durante la Revolución Francesa, monseñor D’Aviau, último arzobispo de Vienne, fue testigo de la disminución más rápida de su clerecía a causa de la persecución, que sólo quedó un tercio, sin reclutas que los fueran a sustituir. Le era imposible mantener un colegio o un seminario, por lo cual en 1800 fundó una escuela en St. Symphorien de Mahun, pequeño poblado, literalmente inaccesible, en las montañas de Vivarais. La institución quedó a cargo del padre Lapierre, quien se las había ingeniado para hacerse cargo de la parroquia de St. Symphorien en aquellos tiempos de represión. Su ayudante era el padre Marie Joseph Actorie, quien fuera profesor de filosofía en el seminario de Die antes de la Revolución. No obstante sus humildes inicios y los muchos peligros a los que estaba expuesta, la escuela prosperó. En 1802, el estado de cosas en el país habían mejorado a tal punto que el secreto dejó de ser necesario; el padre Picansel, párroco de Annonay y vicario general de la diócesis, obtuvo de las autoridades municipales el arrendamiento del exmonasterio franciscano, a donde se mudó la escuela. Durante muchos años, la escuela cumplió las funciones que el obispo le pedía, pero la difícil lucha contra la pobreza y la persecución de los llamados liberales terminó por resultar demasiado para quienes la tenían a su cargo. Era necesario ensayar otro método, por lo cual en 1822 los profesores solicitaron permiso para fundar una comunidad religiosa, con el colegio de Annonay como casa matriz. El obispo de Vivier, cuya diócesis incluía la población de Annonay, dio el permiso, nombrando una comisión que redactaría la regla de la nueva sociedad. El 21 de noviembre de 1822, los diez miembros del cuerpo docente hicieron el voto que los ligaba temporalmente al trabajo. Fueron los padres Lapierre, Duret, Vallon, Polly, Tourvieille, Tracol, Martinèche, Fayolle, Payan y Pages.<br />
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En 1837 se redactó una constitución, que se envió a Roma para su aprobación. Sometería a los miembros de la sociedad a los simples votos de pobreza, obediencia, castidad y estabilidad. El voto de pobreza, sin embargo, estaba limitado. Cada miembro de la comunidad podía conservar todo su patrimonio y sus intenciones misales, y recibiría un pequeño salario de la comunidad. En virtud de su voto, no podía incrementar sus propiedades sino que debía gastar todo su salario y sus rentas, ni podía tampoco practicar la especulación u obtener rentas por ningún otro medio mundano. La comunidad quedaría bajo la dirección de un superior general que residiría en Annonay, diócesis de Vivier, Francia. El propósito de la sociedad era la educación de la juventud católica, particularmente aquélla que buscara el sacerdocio. Esta constitución fue firmada por varios obispos franceses que habían tenido oportunidad de apreciar el trabajo de la comunidad y habían atestiguado la piedad y celo de sus miembros. Plugo a la Santa Sede declarar a la sociedad digna de elogio y en 1863, Pío IX confirmó el decreto, concediéndole al mismo tiempo ciertos privilegios e imponiendo ciertas restricciones en las posesiones de la comunidad. Hace algunos años, las constituciones fueron enviadas de nuevo a Roma, pero la Santa Sede sólo deseaba hacer algunos cambios en la administración de la comunidad, y ahora, dichas constituciones están a prueba, en vistas a su aprobación final. Al llevarse a efecto el reciente decreto que excluye de Francia a las órdenes religiosas, los basilianos tenían colegios en Annonay, Périgueux, Aubenas, Privas y Vernoux, en Francia; Blidah y Bone en Argelia, y Plymouth, en Inglaterra. Todos a excepción del último, fueron traspasados a manos seculares o confiscados, forzándose la dispersión de la orden hasta tiempos más propicios.<br />
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En 1852, monseñor De Charbonnel, obispo de Toronto, Canadá, solicitó a los basilianos fundar un colegio en su diócesis. En consecuencia, se mandó allá a un pequeño número de miembros, estableciéndose una escuela que se ha convertido en el Colegio de San Miguel, cuartel de los basilianos en América. Inició en una pequeña casa pero pronto se mudó a un ala del palacio obispal, construida al propósito. En septiembre de 1855, se puso la primera piedra del edificio actual. Desde entonces se han hecho varias adiciones y el colegio ya puede recibir un gran número de estudiantes. El primer superior fue el padre Soulerin, quien dirigió el colegio desde 1852 hasta 1865, en que se le eligió superior general de su comunidad. San Miguel está federado a la Universidad de Toronto, su presidente es miembro ex officio de senado y consejo universitarios y también designa a otros dos miembros del senado. Para los docentes hay tres vías de estudio, la comercial, la clásica y la filosófica. Entre los más prominentes de quienes han hecho parcial o completamente sus estudios en San Miguel, están el arzobispo de Toronto y los obispos de Hamilton, Peterborough, Londres, Sault Ste. Marie en Canadá, más Albany y Columbus en Estados Unidos.<br />
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La provincia americana incluye otros cuatro colegios y numerosas parroquias. Los colegios son: el Colegio de la Asunción, Sandwich, Canadá; el Colegio de San Basilio, Waco; el Colegio de Santo Tomás, Houston, y el Seminario de Sta. María, La Porte, Texas. Entre las parroquias a cargo de los basilianos, las más importantes son San Basilio y el Santo Rosario, Toronto, Sandwich, Amherstburg y Owen Sound en Canadá, y Santa Ana en Detroit. Noviciado y escolasticado de la comunidad se encuentran en Toronto. El noviciado dura un año, al cabo del cual los miembros permanecen bajo votos temporales durante tres años. Puesto que no puede entrar a la sociedad nadie que no tenga la intención del sacerdocio, los votos finales no se toman sino hasta el subdiaconado, de manera que si al cabo de tres años el colegial no está listo para recibir la santa ordenación, renueva sus votos temporales. El Colegio de San Basilio en Waco, Texas, se fundó en 1889. El programa de estudios incluye los departamentos comercial y clásico. El Colegio de Santo Tomás, Houston, Texas, se fundó en 1900. Es diurno. El Seminario de Sta. María, La Porte, Texas, fue inaugurado en octubre de 1901 por el Muy Rev. N.A. Gallagher, obispo de Galveston. Su principal objetivo es la educación de jóvenes para el sacerdocio, pero también se mantiene un colegio para niños y jóvenes, relacionado con el seminario, en donde se les prepara profesionalmente. Está bajo la supervisión directa del obispo de Galveston.<br />
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J.C. PLOMER <br />
Transcrito por Ted Rego<br />
Traducido por Gabriel E. Breña</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Baruc&diff=4201Baruc2007-11-30T02:02:55Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>(Hebreo Barûkh, Bendecido, Bendito; Sept.Baruc). <br />
Discípulo de Jeremías y autor tradicional del libro profético que lleva su nombre. Era hijo de Neriyyá (Jer.32:12, 32:16,36:4, 8,32; Bar. 1:1) y probablemente hermano de Saraias, chambelán jefe del Rey Sedecías (Jer.32:12, 51:59; Bar.1:1).<br />
Después de que el Templo de Jerusalén fue saqueado por Nabucodonosor (559 B.C.) Baruc escribió, bajo el dictado de Jeremías, el oráculo de ese gran profeta que predijo a los judíos, arriesgando su vida al hacerlo, el regreso de los Babilonios. También escribió la segunda y más extensa edición de las profecías de Jeremías después de que éste fuese quemado por el enojado Rey Joaquín (Jer. 36). Durante toda su vida permaneció fiel a los ideales y enseñanzas de ese gran profeta que fue Jeremías a pesar de que a veces pareció sucumbir al desaliento y tal vez incluso a la ambición personal (cf. Jer.45). Estuvo con Jeremías en el último sitio de Jerusalén y fue testigo de la compra por parte de Jeremías de la propiedad de sus antepasados en Anatot (Jeremías 32). Después de la caída de la Ciudad Santa y la ruina del Templo (588 B.C.), Baruc probablemente vivió durante un tiempo con Jeremías en Masfat. Sus enemigos le acusaron de haber influenciado al profeta para que aconsejara a los judíos que permanecieran en Judá en lugar de continuar hasta Egipto (Jer. 43), tal y como según una tradición hebrea preservada por San Jerónimo ( En Isaías 30:6,7) ambos murieron antes de que Nabucodonosor invadiera ese país. No obstante esa tradición se contradice con los datos aportados en la apertura del capítulo de la profecía de Baruc en la que se nos cuenta que Baruc está escribiendo su libro en Babilonia, leyéndolo públicamente cinco años después de la quema de la Ciudad Santa y aparentemente, siendo enviado a Jerusalén por los judíos cautivos con recipientes sagrados y regalos destinados al servicio de sacrificios en el Templo de Yahvé. Estos datos entran en conflicto con varias tradiciones, tanto judías como cristianas, las cuales posiblemente, tienen alguna parte de verdad pero que no nos permiten determinar, con ninguna probabilidad, la fecha, los pasos o la forma en la que murió Baruc.<br />
<br />
En la Biblia Católica la “Profecía de Baruc” consta de seis capítulos, el último de los cuales lleva el título tan especial de “Epístola de Jeremías” y no pertenece al libro propiamente dicho. La Profecía comienza con una introducción histórica (1:1-14), diciendo lo primero (1-2) que el libro fue escrito por Baruc en Babilonia cinco años después de que Jerusalén fuese quemada por los Caldeos y lo siguiente (versos 3-14) qsue nos cuenta es que fue públicamente leído en una asamblea del Rey Jeconías y otros exiliados Babilonios, a los que produjo efectos de lo más beneficiosos. La primera sección en el cuerpo del libro (1:15, 3:8) contiene una confesión, plegada en dos, de los pecados que condujeron al exilio (1:15-2:25; 2:6-13) junto con una oración rogativa para que Dios perdonase a su pueblo (2:14, 3:8). Mientras que la sección siguiente tiene mucho en común con el Libro de Daniel (Dan 9:4-19), la segunda sección de Baruch nos recuerda mucho a los pasajes de Job 28 y 38. Es un bello panegírico sobre la Sabiduría Divina que no encontramos en ningún otro pasaje excepto en la Ley dada a Israel. Solamente bajo la apariencia de la Ley ha aparecido la Sabiduría en la tierra y se hecho accesible al hombre; dejemos, por lo tanto, que Israel demuestre su fe nuevamente a la Ley. La última sección del Libro de Baruc se extiende desde 4:5 al 5:9. Se compone de cuatro odas, cada una comenzando con la expresión, “Ánimo, pueblo mío” (4:5,21,27,30) y de un salmo íntimamente conectado con el onceavo de los apócrifos Salmos de Salomón (4:36; 5:9). El capítulo 6 contiene como un apéndice a la totalidad del libro “La Epístola de Jeremías” enviada por ese profeta a “aquellos que fueron enviados cautivos a Babilonia” por Nabucodonosor. Por sus pecados fueron sacados de su tierra y llevados a Babilonia y permanecieron allí “durante largo tiempo, incluso hasta siete generaciones”. En esa calurosa ciudad serían testigos de la impresionante adoración que allí se prestaba a “dioses de oro, plata, piedra y madera”, pero no se sometieron a ellos. Tales dioses, se argumenta de varias maneras, no son poderosos y perecederamente fabricados por la mano del hombre; no pueden hacer ni bien, ni mal porque no son en absoluto dioses.<br />
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Es cierto que este sexto capítulo de Baruc es realmente distinto del resto de la obra. No sólo tiene un título especial, “La Epístola de Jeremías”, sino que también su estilo y contenidos prueban claramente que es un escrito totalmente independiente de la Profecía de Baruc. De nuevo, mientras algunos manuscritos Griegos que tiene Baruc no tienen la Epístola, otros, entre los mejores, la tienen separada del Libro de Baruc e inmediatamente antes del de las Lamentaciones de Jeremías. De hecho, este capítulo sexto de Baruc lleva el titulo de “Epístola de Jeremías” y ha sido, y es todavía a los ojos de muchos, una razón decisiva para mantener el honroso punto de vista de que el gran profeta es su autor. También anima que la vívida y precisa descripción de la espléndida, aunque infame, adoración de los dioses Babilonios en Baruc, hace que la tradicional autoría, desde Jer. 13:5, 6, probablemente hable de un doble viaje de Jeremías al Eúfrates. Finalmente se afirma que un cierto número de judaísmos nos llevan a remontarnos a un hebreo original que apunta en esa misma dirección. En oposición a este tradicional punto de vista, los críticos mas contemporáneos argumentan que el estilo griego de Baruc, vi, prueba que originalmente no fue escrito en hebreo, sino en griego y por consiguiente Jeremías no es el autor de la epístola que se le atribuye. Por esta y otras razones sugeridas por el estudio de los contenidos de Baruc, vi, piensan que San Jerónimo estuvo decididamente correcto cuando denominó a estos escritos seudónimos, esto es, inscritos bajo falso nombre. No obstante, esto se puede deber, tal y como un importante estudio del Canon del Santo Tribunal demuestra que, a pesar de las aseveraciones contrarias de los protestantes, Baruc 6 ha sido reconocido por la Iglesia como una obra inspirada.<br />
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Con respecto al lenguaje del el Libro de Baruc (capítulos 1-5) una variedad de opiniones prevalecen entre los escolásticos contemporáneos. Naturalmente suficientes, algunos hay quienes simplemente se atienen al título que atribuye el libro a Baruc, admiten que la obra entera fue originalmente escrita en hebreo. Por el contrario, muchos de los que cuestionan o rechazan la corrección del título piensan que este escrito fue totalmente o al menos parcialmente, escrito en griego. Es bien cierto que la literatura griega que presenta en varias secciones no apuntan con igual fuerza a un hebreo original. Aún así, difícilmente podemos dudar que la totalidad de Baruc, todavía existente en griego, parezca una traducción. La evidencia lingüística está también confirmada por las siguientes consideraciones:<br />
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Es muy probable que Teodosión (finales del segundo siglo de nuestra era) tradujese el Libro de Baruc del hebreo original.<br />
Existen varias notas marginales del texto Siro-Hexaplar diciendo que algunas palabras en el griego”no se encuentran en el Hebreo”.<br />
Baruc 1:14 dice que el libro se había redactado para ser leído públicamente en el Templo; por lo tanto, debió de ser escrito en hebreo para tal propósito.<br />
Aparte de esta unidad como consideración a su lengua original, Baruc presenta una cierta unidad en el punto sujeto-materia, por eso la mayoría de los que mantienen que la obra entera fue primitivamente escrita en hebreo admiten también su unidad de composición. Existen, no obstante, en el Libro de Baruc muchas rastros del proceso compilatorio donde las varias partes fueron aparentemente reunidas. La diferencia literaria entre 1-3:8 y 3:9-5, es enorme y reunidas con la de manera abrupta con que el panegírico de la Sabiduría es introducido en el 3:9, sugiere una diferencia con respecto al original. Las dos confesiones de los que condujeron al exilio en 1:15; 3:8 son apartadas sin ninguna transición natural. Las diferencias literarias entre 3:9-4:4 y 4:5-5:9 son considerables y al comienzo de la tercera sección en el 4:5 no es menos abrupta que la de la segunda en el 3:9. De nuevo, una introducción histórica parece haber sido escrita como prefacio a solamente 1:15-2:5. A la vista de estos y otros hechos, los críticos contemporáneos creen que la obra es la salida a un proceso compilatorio y que su unidad se debe al editor final que reunió los diferentes documentos, los cuales, obviamente, nacieron bajo el exilio. Tal método de composición literaria no entra necesariamente en conflicto con la autoría del Libro de Baruc. Muchos de los escritores sagrados de la Biblia fueron compiladores y Baruc puede y debe, de acuerdo con los escolásticos Católicos que admiten el carácter compilatorio de la obra inscrita a él, ser numerada entre ellas. Las bases para el punto de vista Católico son principalmente tres:<br />
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El libro es atribuido a Baruc por su título;<br />
Siempre se la ha considerado obra de Baruc por tradición;<br />
Su contenido no presenta nada que pudiera ser posterior a la época de Baruc o que pudiese ser considerado ajeno al estilo y manera de ese devoto y creyente discípulo y secretario de Jeremías.<br />
<br />
En contra de esto los no Católicos argumentan:<br />
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Que su última base es simplemente el título del libro;<br />
Que el propio título no está en armonía con los contenidos históricos y literarios de la obra; y<br />
Que esos contenidos cuando son imparcialmente analizados apuntan a un compilados mucho más posterior que Baruc; de hecho, algunos de ellos llegan tan lejos como hasta atribuir la composición del libro a un escritor que vivió 70 años D.C.<br />
Los Católicos fácilmente echan por tierra esta última datación del Libro de Baruc pero no tan fácilmente se desechan las dificultades que han aparecido en contra de su propia atribución de todo la obra a Baruc. Sus respuestas generalmente, son consideradas suficientes por los escolásticos Católicos. Si alguno, no obstante, las juzgara inadecuadas y por lo tanto, considerase el Libro de Baruc obra de algún otro escritor posterior, el inspirado carácter del libro aún permanecería, con tal que este último editor hubiese así mismo sido considerado como inspirado en su trabajo de compilación.. Que el Libro de Baruc es un escrito “sagrado y canónico” ha sido definido así por el Concilio de Trento; que tiene tanto o más derecho a ser considerado “inspirado por Dios” como cualquier otro libro del Tribunal Sagrado se puede ver mediante un estudio de cerca del Canon de la Biblia. Su Latin traducido a nuestro Vulgata se remonta a la antigua versión latina anterior a San Jerónimo y es tolerablemente literal del texto Griego.<br />
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FRANCES E. GIGOT <br />
Transcrito por Janet Grayson <br />
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Traducido por Alicia Fernandez Jarrín</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Bartolommeo_Pacca&diff=4200Bartolommeo Pacca2007-11-30T02:02:26Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Cardenal, intelectual y estadista, nacido en Benevento el 27 de diciembre de 1756; falleció en Roma el 19 de febrero de 1844. Hijo de Horacio Pacca, Marqués de Matrice, y de Crispina Malaspina. Fue educado por los jesuitas en Nápoles, por los Somaschanos en el Colegio Clementino de Roma, y en la Academia de los Eclesiásticos Nobles. En 1785 el Papa Pío VI lo nombró nuncio en Colonia, el centro de la agitación antiromana. Fue consagrado Arzobispo titular de Damiata y llegó a Colonia en junio de 1786. El Arzobispo de Colonia, archiduque Maximiliano de Austria, quien había escrito una cortés carta a Pacca en Roma, le informó que no sería reconocido a menos que prometiera formalmente no ejercer acto alguno de jurisdicción en la arquidiócesis; los arzobispos de Tréveris y Maguncia tomaron la misma actitud. La hostilidad en contra de Roma, incitada principalmente por el trabajo de Febronio (véase FEBRONIANISMO) estaba en ese entonces en su grado más alto debido al establecimiento de la nueva nunciatura en Munich. Los otros obispos, sin embargo, y la magistratura de Colonia, recibieron a Pacca con el respeto debido. Ni siquiera Prusia creó dificultades, y a su monarca, en reconocimiento de su actitud amistosa, se le acordó en Roma el título de rey, contra lo cual había protestado Clemente XI (1701) al ser otorgado por el emperador. En sus viajes a través de sus dominios en el Rin, Federico Guillermo recibió al nuncio con grandes honores.<br />
<br />
La posición de Pacca con respecto a los tres electores eclesiásticos era difícil. Cuando el Arzobispo de Colonia, en 1786, inauguró la Universidad de Bonn, que aún era leal a la Santa Sede, los discursos que se pronunciaron fueron una declaración de guerra contra el Vaticano. También en Colonia se llevó a cabo un intento de apoyar las proposiciones Febronianas, pero fue frustrado por el nuncio, contra quien se dirigieron innumerables panfletos. Sin embargo, Pacca indujo a algunos importantes escritores alemanes para que apoyaran los derechos de la Santa Sede. Pronto tuvo una disputa con el elector de Colonia. De conformidad con las decisiones del Congreso de Ems, acordadas por los tres arzobispos electores y el arzobispo de Salzburgo en 1786, el arzobispo de Colonia protestó contra una dispensa matrimonial dada por el nuncio en virtud de sus facultades, y fue tan lejos como para conceder dispensas que no estaban contenidas en sus facultades quinquenales, instruyendo a los pastores para que no ya no recurrieran al nuncio en caso de dispensas similares. El nuncio, de acuerdo con las instrucciones de Roma, envió una circular a todos los pastores dentro de su jurisdicción informándoles de la invalidez de dichas dispensas. Después de esto, los cuatro arzobispos apelaron ante José II para que aboliera completamente la autoridad de los nuncios, y el emperador remitió el problema a la Dieta de Ratisbona, donde fue desestimado. Pacca también se opuso a la libertad de culto de los protestantes de Colonia, pero tan diplomáticamente que no se notó su intervención, y así no ofendió al rey de Prusia. En 1790 se trasladó en misión secreta a la Dieta de Francfort para salvaguardar los intereses de la Santa Sede, y para evitar que se adoptara un nuevo concordato.<br />
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Cuando los franceses invadieron las provincias del Rin se le ordenó que dejara Colonia, pero tuvo la satisfacción de ser finalmente reconocido como nuncio por el arzobispo de Tréveris. En 1794 fue nombrado nuncio en Portugal, pero no realizó nada de importancia allí. Escribió unas memorias de ambas nunciaturas, que contienen observaciones sobre el carácter de los países y sus gobiernos. Mientras todavía estaba en Lisboa, fue creado Cardenal titular de San Silvestro in Capite (23 de febrero de 1801), y asignado a varias congregaciones. En 1808 las tropas francesas invadieron Roma. Cediendo ante la insistencia de Napoleón, Pío VII sacrificó al Cardenal Cansalvi, su fiel Secretario de Estado, y a los pro-secretarios, Casoni, Doria y Gabrielli. Estos últimos fueron sorprendidos en sus departamentos por los soldados, se les puso bajo arresto y se les ordenó abandonar el territorio papal. Dos días después (el 18 de junio de 1808) el Papa nombró a Pacca como pro-secretario.<br />
<br />
En su nueva posición, Pacca evitó cuidadosamente todo lo que pudiera provocar la ira del emperador, incluso ignorando los abusos de los soldados franceses en el interior y en los alrededores de Roma. Pero en agosto se sintió obligado a publicar en cada provincia un decreto prohibiendo a los súbditos de la Santa Sede el enrolarse en la nueva “ Guardia Cívica” (Véase NAPOLEÓN I) y, en general, en cualquier comando extranjero. La “Guardia Cívica” era un nido de turbulencia que fácilmente podría producir una rebelión en los Estados Pontificios. Sin embargo Miollis, el comandante francés, estaba furioso, y amenazó a Pacca con expulsarlo de Roma; el pro-secretario replicó que sólo recibía órdenes del Papa. Cuando se dio cuenta que la anexión de Roma era inevitable, Pacca tomó precauciones para prevenir un ataque repentino contra el Quirinal, al tiempo que recomendaba calma y quietud. La Bula de excomunión en contra de Napoléon había sido preparada en 1806, para ser publicada en la eventualidad de una anexión. El 10 de junio de 1809, cuando el cambio de gobierno se llevó a cabo realmente, se promulgó la Bula; el 6 de junio se atacó al Quirinal y se arrestó al Papa, siendo llevado a Francia y de ahí a Savona; Pacca se encontraba entre quienes lo acompañaron. Hasta que llegaron a Florencia intentó animar a Pío VII, pero allí fue alejado del Pontífice, muy a su pesar, y lo vio de nuevo sólo en Rívoli y Grenoble. De Grenoble se le condujo (6 de agosto de 1809) a Fenestrelle, donde se le confinó con gran severidad, y difícilmente pudo encontrar oportunidades para confesarse y comulgar. Posteriormente, sin embargo, se eliminó esta restricción. Durante este periodo el cautivo tuvo tiempo para transcribir aquellos recuerdos que forman la esencia de su “Memorie storiche del ministero" etc.<br />
<br />
Finalmente, el 30 de enero de 1813, se le informó que en vista del concordato entre el Papa y Napoléon en Fontainebleau (25 de enero) era libre para reunirse con el pontífice; Napoléon se había opuesto por largo tiempo a su liberación, declarando: “Pacca es mi enemigo”. En Fontainebleau, él y los otros cardenales liberados insistieron en que Pío VII debía retractarse del último concordato y rechazar cualquier otra negociación hasta que estuviera de vuelta en Roma con total libertad. Pacca también sugirió el restablecimiento de la Compañía de Jesús, aunque tanto él como el Papa habían sido educados con prejuicios en contra de esta comunidad. Cuando Pío VII fue conducido a Savona por segunda vez, se deportó a Pacca a Uzes (Enero de 1814), dejando dicho lugar el 22 de abril. Se unió al Papa en Sinigaglia, de donde lo acompañó a Roma. Nombrado Cardenal Camarlengo en ese mismo año, se empeñó en restablecer las órdenes religiosas que todavía no habían sido liquidadas.<br />
<br />
Durante la ausencia de Consalvi en el Congreso de Viena, Pacca se convirtió de nuevo en pro-secretario de Estado, recayendo así sobre él la restauración del gobierno pontificio. Consalvi lo criticó desde Viena por su severidad hacia quienes apoyaban el régimen napoleónico, y trató en vano de justificar su conducta. Cuando Murat, rey de Nápoles, envió sus tropas a través de los Estados Pontificios para enfrentar a los austriacos, Pacca aconsejó a Pío VII que buscara refugio temporal en Génova, temiendo que Murat intentara devastar los dominios de la Santa Sede. Durante la ausencia del Papa, el gobierno provisional provocó el arresto del cardenal Maury bajo el cargo de tener entendimiento en secreto con Murat, y su juicio se continuó incluso después del retorno del Pontífice. No obstante Consalvi, tan pronto regresó, detuvo el procedimiento. El resto de la vida de Pacca estuvo ocupado en los asuntos de diferentes congregaciones a las cuales había sido asignado, y en la administración de las sedes suburbicarias. León XII lo nombró pro-datario, fue el primero en detentar el cargo de cardenal delegado de Velletri, y trabajó en contra de los Carbonarios. <br />
<br />
La casa del cardenal Pacca fue frecuentada por los más ilustres científicos, letrados y artistas, tanto de Roma como del extranjero. Realizó algunas excavaciones en Ostia con su propio dinero, y con los objetos descubiertos formó un pequeño museo en su viñedo de la Vía Aurelia (Casino de Pío V).<br />
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Observaciones agudas sobre política y filosofía de la historia se pueden encontrar en sus "Memorie storiche della nunziatura di Colonia"; "Dei grandi meriti verso la Chiesa Cattolica del clero dell' Universita e de' Magistrati di Colonia nel secolo XVI"; "Notizie sul Portogallo e sulla nunziatura di Lisbona"; "Memorie storiche per servire alla storia ecclesiastica del secolo XIX" (1809-14); "Notizie storiche intorno alla vita e gli scritti di Mons. Franc. Pacca, arcivescovo di Benevento (1752-75)". (Véase también CONSALVI; PÍO VII.). Diario di Roma (1844), n. 39; Album di Roma (1844), n. 16; RINIERI, Corrispondenza inedita de' cardinali Consalvi e Pacca nel tempo del Congresso di Vienna in Diplomazia pontificia, V (Turin, 1903); WISEMAN, Recollections of the Last Four Popes (London, 1858). <br />
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U. BENIGNI <br />
Transcrito por Herman F. Holbrook <br />
Traducido por Carlos A. Díaz</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Bartolomeu_Dias&diff=4199Bartolomeu Dias2007-11-30T02:01:52Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Famoso navegante portugués del siglo XIV, descubridor del Cabo de Buena Esperanza; murió en el mar el 29 de mayo de 1500.<br />
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Muchos historiadores portugueses sostienen que era pariente o descendiente de Juan (João) Dias, quien dobló el Cabo Bojador en 1434 y de Diniz Dias, de quien se dice descubrió las islas Cabo Verde. Ya en 1481 Bartolomé Dias había acompañado a Diego de Azambuja en una expedición a la Costa de Oro.<br />
<br />
Dias era caballero de la corte real, superintendente de los almacenes reales y maestro velero del navío de guerra "San Christovão", cuando el Rey Juan (João) II lo nombró jefe de una expedición que debía rodear África por el sur. El objetivo principal era encontrar el país de Rey cristiano africano conocido como Prester John, sobre el cual se tenía noticias recientes (1486) a través de Juan Alfonso d'Aveiro y con quien el reino portugués quería establecer relaciones amistosas.<br />
<br />
Luego de diez meses de preparación, Dias salió de Lisboa a fines de julio o comienzo de agosto de 1487, con dos carabelas armadas de cincuenta toneladas y un barco de provisiones. Entre sus compañeros estaban Pero d'Alemquer, quien escribió una descripción del primer viaje de Vasco da Gama, Leitão, João Infante, Álvaro Martins y João Grego. El barco de provisiones era comandado por el hermano de Bartolomé, Pero. También había dos hombres y cuatro mujeres de raza negra, quienes bajarían en lugares apropiados para explicarles a los nativos el propósito de la expedición.<br />
<br />
Dias navegó primero hacia la desembocadura del río Congo, descubierto el año anterior por Cao y Behaim, luego siguiendo la costa africana, ingresó a Walbisbaai y probablemente puso la primera de sus columnas de piedra cerca a la actual Angra Pequena En el paralelo 29 (Port Nolloth), dejó de ver la costa y fue empujado por una tormenta por trece días lejos del cabo al sur. Cuando se calmó la tormenta enrumbó al este y, al no ver tierra, volteó al norte, atracando en la Bahía de los Vaqueros (Mosselbaai). Siguiendo la costa llegó a Algoa Bay y, luego, al límite de su exploración al Río del Gran Pescado (Great Fish River). , llamado así por el comandante de su barco acompañante, Río Infante. Fue sólo en su viaje de regreso en el que descubrió el cabo, al que, según Barros, puso por nombre Cabo Tormentoso. Se dice que el Rey Juan, en vista del éxito de la expedición, le puso el nombre que aún tiene, Cabo de Buena Esperanza. En diciembre de 1488, Dias retornó a Lisboa luego de una ausencia de dieciséis meses y diecisiete días. Le había mostrado el camino a Vasco da Gama a quien en 1497 acompañó, aunque como subordinado, hasta las islas Cabo Verde.<br />
<br />
En el 1500 Dias comandó un barco en la expedición de Cabral; su nave, sin embargo, fue uno de los que naufragó no muy lejos del Cabo de Buena Esperanza que había descubierto trece años antes. No se ha hallado reporte oficial alguno sobre la expedición al cabo. Salvo el relato de Barros, existe una nota al margen de la página 13 de una copia manuscrita del "Imago Mundi" del Cardenal Pierre d'Ailly, que es importante ya que esta copia fue propiedad alguna vez de Cristóbal Colón. Ravenstein ha tratado, sin éxito, con ayuda de cartas de la época reconstruir el viaje siguiendo los puntos de desembarco.<br />
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BARROS, Decadas da Asia, Dec. I, bk. III, iv; RAVENSTEIN, The Voyages of Diogo Cao and Bartholomew Dias in The Geographical Journal (London, 1900), XVI, 625-55; BEHRENS, Die erste Umsegelung des Kaps der Guten Hoffnung, durch Bartholomeu Dias in Die Natur (Halle, 1901), L, 7-9, 15 19. <br />
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OTTO HARTIG <br />
Transcrito por Joseph E. O'Connor<br />
Traducido por Rodrigo de Piérola C.</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=San_Bartolom%C3%A9&diff=4198San Bartolomé2007-11-30T02:01:09Z<p>201.230.122.217: </p>
<hr />
<div>Uno de los doce apóstoles, mencionado sexto en tres de los Evangelios (Mateo 10:3; Marcos 3:18; Lucas 6:14) y séptimo en los Hechos de los Apóstoles (1:13).<br />
<br />
El nombre (Bartholomaios) significa “hijo de Talmai” (o Tholmai) que es un antiguo nombre hebreo, llevado por el Rey de Gessur cuya hija era esposa de David (II Reyes 3:3). Esto demuestra, al menos, que Bartolomé era un descendiente hebreo, esté puede haber sido su genuino nombre propio o simplemente añadido para distinguirlo como el hijo de Talmai. Fuera de las instancias referidas, no ocurre otra mención de su nombre en el Nuevo Testamento. Nada más es sabido acerca de su vida con certeza. Sin embargo, muchos eruditos lo identifican con Natanaél (Juan 1:45-51; 21:2). Las razones de esta suposición es que Bartolomé no es un nombre apropiado para un apóstol; que el nombre nunca aparece en el cuarto Testamento, mientras que Natanaél no es mencionado en las sinópticas; que Bartolomé es un nombre emparejado con Felipe en los evangelios de Mateo y Lucas, y encontrado al lado suyo en el evangelio de Marcos, que concuerda bien por el hecho demostrado por San Juan, que Philip era un viejo amigo de Natanaél y lo guió hacia Jesús; que la llamada de Natanaél, mencionada con el llamado de distintos apóstoles, parece que lo marca para el apostolado, especialmente desde que la completa y bella narrativa nos guíe hacia un desarrollo importante; que Natanaél era de Galilea donde Jesús encontró a la mayoría sino a todos los Doce Apóstoles; finalmente, que en la ocasión de la aparición del Salvador a orilla del Mar de Tiberias, Natanaél es encontrado presente, junto con algunos apóstoles que están nombrados y dos no nombrados discípulos de Jesús , que eran probablemente apóstoles (la palabra “apóstol” no se encuentra en el cuarto Evangelio y “discípulo” de Jesús ordinariamente significa apóstol) y así, presumiblemente, era uno de los Doce. Esta cadena de evidencia circunstancial es ingeniosa y muy fuerte; el eslabón débil es que, a pesar de todo, Natanaél puede haber sido otro personaje en el cuál, por alguna razón, el autor del cuarto evangelio puede haber estado muy interesado, como lo hizo con Nicodemus, quien al igual que él no está nombrado en las sinópticas.<br />
<br />
Ninguna mención de San Bartolomé ocurre en literatura eclesiástica antes de Eusebio, quien menciona que Pantaenus, el maestro del Origen, mientras evangelizaba la India, se le dijo que un apóstol ya había evangelizado allí antes que él y que le había dado a sus convertidos en Evangelio de Mateo escrito en hebreo, que todavía era atesorado por la Iglesia. “India” era un nombre cubriendo una vasta área, incluido Arabia Felix. Otras tradiciones representan a San Bartolomé como predicador en Mesopotamia, Persia, Egipto, Armenia, Lycaonia, Phrygia, y en las orillas del Mar Negro; una legenda, es iteresante notar, lo identifica con Natanaél. Su muerte, se dice que fue en Albanopolis en Armenia, esto es igual de inseguro; de acuerdo a algunos, él fue decapitado, de acuerdo a otros desollado vivo y luego crucificado, con ola cabeza hacia abajo, por ordenes de Astyages, por haber convertido a su hermano Polymus, Rey de Armenia. En cuenta de esta leyenda, es representado en arte (como en El Último Juicio de Miguel Ángel) desollado y sosteniendo su piel con sus propias manos. Sus reliquias se cree que están conservadas en la iglesia de San Bartolomé en la Isla, en Roma. Su fiesta es celebrada el 24 de agosto. Un evangelio apócrifo de Bartolomé existió en los primeros años. <br />
LE CAMUS, Vie de Notre Seigneur (tr. New York, 1906), I; IDEM in VIG., Dict. de la Bible, where references are given for the sources of the traditions, FOUARD, Life of Christ (New York, 1891). <br />
<br />
JOHN F. FENLON <br />
Transcrito por Cloistered Dominican Nuns, Monastery of the Infant Jesus, Lufkin, Texas <br />
Dedicado a Cristo Redentor<br />
Traducido por Fernando Arriola</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=George_Faribault_Barth%C3%A9lemy&diff=4197George Faribault Barthélemy2007-11-30T01:54:46Z<p>201.230.122.217: </p>
<hr />
<div>Arqueólogo nacido en Quebec, Canadá, el 3 de diciembre de 1789. Murió en 1866. Fue primo de Jean-Baptiste, fundador de la ciudad de Faribault, Minn., Estados Unidos. Luego de asistir a una escuela en la que enseñaban veteranos escoceses del ejército Wolfe, completó mediante esfuerzos personales, sus estudios preparatorios en leyes y fue admitido mediante el exámen "bar" en 1811.<br />
<br />
En 1812 sirvió en las milicias durante la invasión de Canadá por parte de los estadounidenses. En 1822, entró al servicio civil, obteniendo en 1832, el rango de asistente de la Asamblea Legisladora, una oficina en la que estuvo trabajando luego de la unión de Canadá (1841) hasta 1855, cuando por motivos de enfermedad tuvo que renunciar.<br />
<br />
Mostró pasión por su país y sus pasadas glorias. Invirtió su tiempo libre en la recolección de documentos y libros pertenecientes a la historia de Canadá. Su buena colección (1700) de libros raros y de manuscritos originales, se perdieron con el incendio de la Casa del Parlamento en Montreal (1849). Con mucha valentía, procedió entonces a llevar a cabo una segunda colección, la que legó a la Universidad Laval.<br />
<br />
Faribault no publicó trabajos originales, sino reproducciones y una serie con anotaciones referente a documentos históricos, en las transacciones de la literatura de Quebec y la Sociedad Histórica, de la cual él fue uno de sus principales promotores y benefactores. Su publicación principal es "Catalogue of Works" el que se relaciona con la historia de America, incluyendo notas literarias, bibliográficas y críticas (Québec, 1837), la que acompañada de unos pocos catálogos diferentes, se encuentra entre las mejores obras de su tipo. En 1859 llevó a cabo un proyecto que durante mucho tiempo estuvo pospuesto, y que fue concebido en 1761 por los compañeros en armas de Montcalm. Se trató de la construcción de un monumento para la tumba de los soldados.<br />
<br />
El epitafio, debidamente escrito por la Academia Francesa en un tiempo en el cual el motivo fue establecido y aprobado por William Pitt. En su vida privada, Faribault fue el tipo de hombre cristiano, modesto, hospitalario y caritativo. Solamente tuvo amigos, y dejó una impecable carrera, dedicada al servicio de Dios y del país.<br />
<br />
<br />
MORGAN, Bibliotheca Canadensis (Ottawa, 1867);<br />
Casgrain, OEuvres completes (Quebec, 1873). <br />
<br />
LIONEL LINDSAY <br />
Transcripción de Joseph P. Thomas <br />
Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Paul_de_Barry&diff=4196Paul de Barry2007-11-30T01:54:06Z<p>201.230.122.217: </p>
<hr />
<div>Nacido en Leucate, en 1587; murió en Avignon, el 28 de julio de 1661. Fue miembro de la Sociedad de Jesús, rector de los colegios Jesuitas en Aix, Nimes y Avignon, y provincial de Lyons. Compuso un buen número de obras piadosas sobre la Bendita Virgen, San José y los santos, y una "Pensez-y-bien", que mas tarde tuvo una larga circulación y que fue traducida a varios idiomas. Las únicas de sus obras traducidas al Inglés son <br />
<br />
"Observaciones Piadosas sobre la vida de San José", publicada en 1600; las "Glorias de San José" (Dublin, 1835); "Devociones a San José", editada por el Reverendo G. Tickell, S.J. (Londres, 1872)<br />
<br />
Bibliotheque de la compagnie de Jesus, I, 945.<br />
<br />
S.H. FRISBEE<br />
Traducido por Alonso Teullet</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Estilo_Barroco&diff=4195Estilo Barroco2007-11-30T01:46:50Z<p>201.230.122.217: </p>
<hr />
<div><br />
(fr. barroque) <br />
Forma de aplicación en la arquitectura del Renacimiento. El término es usado en ocasiones para denotar mal gusto en el diseño y decoración en general (como sinónimo de recargado). Carlo Maderna (1556-1639), Bernini (1598-1680) y Borromoni (1599.1667), son los personajes más reconocidos en el uso práctico de esta forma de arte. Refiere, además, a los más prominentes ejemplos de este arte como las iglesias de Santa Maria della Vitoriapor, de Maderna, y Santa Agenese, de Borromini, ambas se encuentran en Roma. Nápoles en particular es una ciudad recargada de iglesias barrocas, algunas de ellas como Gesù Nuovo son dignos y acreditables ejemplos de este tipo de diseño.<br />
<br />
La iglesia dominical de Santa Maria della Salute, en Venecia, de Longhema, es un magnífico edificio, excelente en la aplicación del estilo. En general se puede apreciar en muchas partes el ejemplo de arquitectura barroca. Las tres iglesias vencecianas: San Barnaba (1749), San Basso (1670) y San Moisés son ejemplo de tres tipos distintos de barroco. Este estilo prevaleció en la construcción de Iglesias por lo menos dos siglos.<br />
<br />
Ver RENACIMIENTO.<br />
<br />
Thomas H Pole<br />
Trascrito por las Monjas Dominicas de Claustro del Monasterio del Niño Jesús, Lufkin, Texas. Estados Unidos.<br />
Dedicado a la Gloria de Dios Y salvación de las Almas<br />
Traducido por CAL</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Sebasti%C3%A3o_Barradas&diff=4194Sebastião Barradas2007-11-30T01:45:21Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Exegeta y predicador Portugués, nació en Lisboa en 1543; murió en Coimbra en 1615. En 1558 ingresó a la Sociedad de Jesús. Fue profesor de la Sagrada Escritura por muchos años en Coimbra y Evora, y predicó con tal empeño que fue llamado el Apóstol de Portugal. Publico dos obras: "Commentaria in concordiam et historiam evangelicam" (4 vols., Coimbra, 1599-1611). Esta obra, que es una casa del tesoro para los predicadores del evangelio, fue frecuentemente reeditada en Alemania, Italia y Francia. La última edición fue editada en Sugsburg, 1642. "Itinererarium filiorum Israel ex Aegypto in terram repromissis" (Lyons, 1620). Es un útil comentario sobre el Libro del Éxodo.<br />
<br />
JOHN CORBETT <br />
Transcrito por Michael C. Tinkler <br />
Traducido por Alonso Teullet</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=John_Emerich_Edward_Dalberg_Acton_Baron_Acton&diff=4193John Emerich Edward Dalberg Acton Baron Acton2007-11-30T01:44:37Z<p>201.230.122.217: </p>
<hr />
<div>Baron Acton, Profesor de Historia moderna en Cambridge, 1895-1902, nació en Napoles, el 10 de Enero de 1834, Donde su padre, Don Ricardo Acton, tenia una posicion importante diplomatica; murio en Tegernsee, Bavaria, 19 de Junio, 1902. <br />
<br />
Su madre era la heredera de una familia distinguida de Bavaria, los Dalbergs. Los Actons, a pesar de una casta Antigua Catolica Inglesa, desde hace tiempo se habian naturalizado en Napoles, donde el abuelo de los Acton's habia sido primer ministro. El futuro historiador era a un grado extraordinario cosmopolita,y mucho de sus conocimientos literarios historicos se adjudican al hecho que su lengua principal de Europa eran tan familiares a el como su lengua natal. En 1843 el niño fue enviado a la universidad de Oscott College, Birmingham, se hizo Doctor, despues Cardinal, Nicholas Wiseman era entonces presidente. Despues de 5 años en Oscott, Acton termino su educacion en Munich, como pupilo del historiador renombrado Döllinger. Con Döllinger el visito Francia, y tanto ahi como en Alemania vivio muy cercanamente junto con los escolares historicas mas eminentes de esos dias. Regresando a Inglaterra, aunsinembargo, en 1859, para establecerse en las propiedades de la familia de Aldenham en Shropshire, entro al parlamento como miembro del distrito electoral de Irlanda, y mantuvo ese puesto por 6 años, votando con los Liberales, pero no tomando parte en los debates. Por lo tanto el se dedicaba a trabajo literario, y despues de la jubilacion de Newman, en 1859, tomo su lugar como Editor de un periodico Catolico llamado "El Caminante", el cual, despues de 1862, fue transformado en trimestral bajo el nombre de "La Casa y Reseñas extranjeras”. El entorno ultra liberal de este periodico se consideraba ofensivo a las autoridades eclesiasticas., y Acton eventualmente considero necesario el descontinuar su publicacion, en Abril de 1864., cuando el escribio, en respecto a algunos principios de el, los cuales eran mal vistos o desaprobados, que "los principios no han cesado de ser ciertos, ni la autoridades que los censura es legitima, porque ambos estan en contradiccion." La publicacion de el "Programa de Estudios" por Pio IX en 1864 tendia el alienar a Acton aun mas de los concejos Ultramontane. El por mientras se habia convertido muy amigo con el Sr.Gladstone, por el cual fue recomendado como noble en1869, y en tiempos del Concejo del Vaticano Señor Acton fue a Roma con el objetivo expreso de organizar un partido de oposicion o resistencia a la definicion propuesta de infabilidad papal . El decreto, cuando llego, parecio que tuvo un efecto permanente amargando los sentimientos de Acton hacia las autoridades romanas, pero el no, como su amigo Döllinger, formalmente corto sus conexiones/relaciones con la Iglesia, En efecto en años posteriores en Cambridge el regularmente atendia Misa, y recibio los ultimos sacramentos, en Tegernsee, en su muerte se le ofrecio a el El profesorado de Cambridge de Historia Moderna por el Sr. Roseberry en 1895, y, por sus conferencias que realizo ahi, el concibio y parcialmente organizo la "Historia Morderna en Cambridge", el primer volumen se dio a conocer despues de su muerte,. El Sr. Acton no realizo nada que se le merece llamar libro, pero escribio algunas reseñas y ocasionalemtne un articulo o una conferencia. Como historiador era mas notable por su conocimiento en detalles que por su discernimiento o intuicion.. Las "Cartas de Quirinus," publicado en Allgemeine Zeitung", en tiempos del Concejo del vaticano, y atribuidas al Sr. Acton, como tambien otras cartas dirigidas a el "Times", en Noviembre, en 1874, mostro una mentalidad deforme o en contra del sistema Romano. La "cartas a la Sra. Drew" (La hija del Sr. Gladstone), el cual se publico por el Sr. Herberto Paulo en 1903, fueron brillantes pero muy seguido escritas con amargura. Una impresion mas placentera se contempla en otra coleccion privada del Sr.Acton. (publicadas en1906) bajo la Edicion del Abato Gasquet. Algunos de los mejores trabajos de Acton fueron sus contribuciones a las "Reseñas Historicas Inglesas". Su articulo en "Historia de las escuelas alemanas", en su primer tomo, y en el "Trabajo Historial de Döllinger", en el quinto, merecen mencion especial. <br />
<br />
HERBERT THURSTON <br />
Transcribed by Michael C. Tinkler<br />
Traduccion: Lourdes P. Gómez</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Barjes%C3%BAs&diff=4192Barjesús2007-11-30T01:43:55Z<p>201.230.122.217: </p>
<hr />
<div>(Gr. Bariesous).<br />
<br />
Un falso profeta hallado en compañía del Procónsul Sergius Paulus por San Pablo y Barnabás durante su estadía en Paphos en Cyprus (Actas, xiii, 6-12). Debido a su oposición a la conversión del Procónsul al Cristianismo, Barjesús fue cegado de repente por San Pablo. También era llamado Elymos (Árabe, 'alim, i.e. "sabio") que San Lucas tradujo como "mago" (Actas, xiii, 8).<br />
<br />
F.X.E. ALBERT<br />
Transcrito por las Monjas Dominicas de Clausura del Monasterio del Infante Jesús, Lufkin, Texas<br />
Dedicado a la propagación de la Fe Católica<br />
Traducido por Alonso Teullet</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Barjes%C3%BAs&diff=876Barjesús2007-11-30T01:43:40Z<p>201.230.122.217: </p>
<hr />
<div>(Gr. Bariesous).<br />
<br />
Un falso profeta hallado en compañía del Procónsul Sergius Paulus por San Pablo y Barnabás durante su estadía en Paphos en Cyprus (Actas, xiii, 6-12). Debido a su oposición a la conversión del Procónsul al Cristianismo, Barjesús fue cegado de repente por San Pablo. También era llamado Elymos (Árabe, 'alim, i.e. "sabio") que San Lucas tradujo como "mago" (Actas, xiii, 8).<br />
<br />
F.X.E. ALBERT<br />
Transcrito por las Monjas Dominicas de Clausura del Monasterio del Infante Jesús, Lufkin, Texas<br />
Dedicado a la propagación de la Fe Católica<br />
Traducido por Alonso Teullet</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Bari&diff=4191Bari2007-11-30T01:43:01Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Una arquidiócesis situada en la provincia del mismo nombre en Apulia, al Sur de Italia. La ciudad de Bari es la ciudad principal en la provincia con una población de alrededor de 65000 y esta localizada en una peninsula que se extiende en el Adriático.<br />
<br />
Antiguamente llamada Barium, se siente en el poder de los romanos después de la guerra de Pirros, que conserva sin embargo su autonomía. Siendo un puerto de mar frente al Oriente, Bari, debe haber recibido la cristiandad en una temprana época. De acuerdo a la tradición local, San Pedro el mismo predico El Espíritu y consagró al primer obispo. La historia sin embargo, es silente como al principio de la cristiandad en la ciudad.<br />
<br />
El primer conocido obispo de Bari fue Gervasio, quien en 347 asistió al Concilio de Sardica. En 530 Obispo Pedro, tomo el titulo e Metropolitano bajo Epifanio, Patriarca de Constantinopla. En 780 el Obispo Leoncio fue presentado al séptimo concilio ecuménico, el Segundo de Nicasea. En el siglo noveno los sarracenos fijaron el consumo Apulia, destruyeron la ciudad de Canosa (Canusium) y capturaron Bari. En 841, sin embargo, la armada bizantina reconquisto Bari y en 844 San Angelario, obispo de Canosa, entonces en ruinas, trajo a Bari las reliquias de Santos Rufino, Memorus y Sabino, que el había rescatado de las ruinas. El Papa Sergio II, le confirió el título de obispo de dos diócesis de Bari y Canosa, un titulo que los arzobispos de Bari retenían en el tiempo presente. En 933, El Papa Juan XI, garantizo a los obispos de Bari, el uso del palio. Se veía que los obispos eran dependientes en el Patriarca de Constantinopla hasta el siglo diez. Juan II (952) fue capaz de retirar de esta influencia, rechazando aceptar las prescripciones del patriarca concernientes a puntos litúrgicos. Toda conexión fue finalmente severa en el siglo once, y Bari se volvió una directa dependencia de Roma. El arzobispo Bisancio (1025) obtuvo forma de Papa el privilegio de consagrar sus sufragios, el también empezó la construcción de la nueva catedral que fue continuada por su sucesor Nicolo (1035) Andrea (1062) y Elia (1089) el ultimo llamado un miembro de la orden benedictina.<br />
<br />
En 1097, algunos vendedores de Bari, en su regreso desde el Este trajo con ellos las reliquias de San Nicolas obispo de Mira, para el que Roger, Duque de Apulia construyo una espléndida iglesia, esto vino el objeto de gran veneración e innumerables peregrinajes. Acerca de este tiempo Urbano II empezó en Apulia, fue a Bari a venerar las reliquias del santo, maravilloso trabajador y consagrado a la basílica. Aquí también el llevo un concilio, esperado por 283 obispos, al considerar la reunión de los griegos con la iglesia de Roma. San Anselmo de Canterbury, distinguió el mismo como este concilio por su defensa aprendida de la procesión del Santo Espíritu y el uso de pan sin levadura para la Santa Eucaristía. Otro concilio ha sido llevado a Bari en 1064 presidido sobre Arnoldo, Vicario de Alejandro II, Del ultimo provincial, concilios que de 1607, es palabra de mencionar. En la reorganización de la diócesis del Reino de Nápoles y el comienzo del siglo diecinueve, la Diócesis de Bitetto, fue suprimida y hecha una parte de la Diócesis de Bari. Los sufragantes vistos bajo Bari son Conversano, Rufo y Bitonto.<br />
<br />
El mas celebrado edificio religioso de Bari es la iglesia de San Nicolo, una de los mas bellos ejemplos de arquitectura Normana. Consiste en alto y baja iglesia, ambas ricamente adornadas con mármoles preciosos. La catedral dedicada a la Asunción, es como remarcable para las dos altas torres de campanas con las que esta colindando.<br />
<br />
Los mas celebrados arzobispos de Bari, en adición a estos ya mencionados son Romualdo Grisoni (1280) distinguidos por sus restauraciones de iglesias, Bartolomeo Prignano (1377), después el Papa Urbano VI, quien sin embargo, nunca vio esta sede, Ascanio Gesualdo (1613) quien dio un maravilloso ejemplo de caridad en el temblor de 1632, Diego Sersale (1638) quien a su propio gasto reconstruyo la catedral, el palacio episcopal y el seminario, el dominicano Tommaso Maria, del Duque de Bagnara (1684) quien murió en el olor de santidad.<br />
<br />
La diócesis de Bari contiene una población de 300, 400. Contiene 7 decanatos, 33 parroquias 260 iglesias, capillas y oratorios 250 padres seculares, 110 seminaristas, 30 cleros regulares, 34 hermanos legos, 200 miembros de congregaciones femeninas, 45 escuelas para niños y niñas.<br />
<br />
Para cualquier actualización escribir a ec@aciprensa.com <br />
<br />
<br />
U BENIGNI<br />
Transcrito por Susan Birkenseer.<br />
Traducción por Patricia Reyes</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Universidad_de_Barcelona&diff=4190Universidad de Barcelona2007-11-30T01:41:59Z<p>201.230.122.217: </p>
<hr />
<div>Fue el resultado de las escuelas eclesiásticas fundadas en el siglo XI. A éstas se sumaron gradualmente las cátedras ocupadas por los Dominicos en su convento y aquellas constituidas en la Academia por los Reyes de Aragón. En 1430, el consejo de la ciudad de Barcelona adoptó las medidas para la fundación de un Stadium Generale en vistas a evitar la emigración de los jóvenes hacia Lérida y otras universidades extranjeras como la de París, Toulouse y Boloña. En 1450 Alfonso V de Aragón otorgó la carta a la universidad y fue confirmada por la Bula "Constitutus in Speculo" del Papa Nicolás V. El Papa concedió a la Universidad todos los privilegios disfrutados por la Universidad de Toulouse y autorizó la creación de cátedras en Teología, Derecho Canónico y Derecho Civil, Artes y Medicina. La joven institución tuvo que enfrentarse a todo tipo de dificultades. Durante casi un siglo no dispuso de edificios adecuados a sus propósitos. De todas formas, en 1544, se entró en una nueva etapa, con estructuras y equipamientos adecuados y en 1567 recibió la abundante dotación del priorato de Santa Ana, antaño perteneciente a la Orden de San Juan. La enseñanza de la Gramática y Retórica fue encomendada a los Jesuitas (1576) y el seminario diocesano fue asociado a la Universidad (1568). En 1714, las Facultades, excepto la de Medicina, fueron transferidas a Cervera. Un real decreto de Carlos III estableció la Facultad de cirugía en Barcelona en 1764. Las Facultades regresaron a Barcelona en 1823 y en 1837 fue inaugurada oficialmente la nueva universidad. Resistió los disturbios acontecidos en 1840 y 1856 y pasó a estar bajo control estatal en 1857 y fue dotada con nuevos edificios (1863-73). <br />
<br />
Nota del traductor: La Universidad cuenta en la actualidad con 20 Facultades estructuradas en cinco divisiones temáticas (Ciencias Humanas y Sociales, Ciencias Económicas, Jurídicas y Sociales, Ciencias Experimentales y Matemáticas, Ciencias de la Salud y Ciencias de la Educación) y 71 estudios universitarios repartidos en cuatro campus diferentes dentro la ciudad. El número de alumnos asciende a 74.000 y el de profesores a 3.900. La Biblioteca de la universidad es la segunda más importante de España, después de la Biblioteca Nacional de Madrid, con un fondo de dos millones de libros y 38.000 títulos de publicaciones periódicas.<br />
<br />
La Fuente, Historia de las Universidades (Madrid, 1884), I; Zarate, De la Instrucción Publica en España (Madrid, 1855); Rashdall, Universities of Europe in the M. A. (Oxford, 1895), II, Pt. 1, 94. <br />
<br />
E.A. PACE <br />
Transcrito por Susan Birkenseer<br />
Traducido por Francisco M. Moreno del Valle</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Ignacio_Barbosa-Machado&diff=4189Ignacio Barbosa-Machado2007-11-30T01:41:10Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Historiador Portugués, nacido en Lisboa en 1686; murió en 1734. Siguó sus estudios en la Universidad de Coimbra, y más tarde enviado a Brasil como magistrado, entrando al estado eclesiástico luego de la muerte de su esposa. Dejó un importante número de obras históricas, de las cuales la más importante es "Fastos Politicos e Militares de Antiqua e Nova Lusitania" (Lisboa, 1745), en relación a la historia de Portugal y Brasil. Era hermano del famoso Diego Machado Barbosa (1682-1772), también sacerdote y escritor, autor de un notable monumento de la literatura Portuguesa, literature "Bibliotheca Lusitana, Historica, Critica e Chronologica" (Lisboa, 1741-59).<br />
<br />
V. FUENTES <br />
Transcrito por Susan Birkenseer<br />
Traducido por Alonso Teullet</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Santa_B%C3%A1rbara&diff=4188Santa Bárbara2007-11-30T01:31:49Z<p>201.230.122.217: </p>
<hr />
<div>Virgen y mártir. No hay referencias a Santa Bárbara contenidas en las primeras autoridades históricas de la antigua cristiandad, ni tampoco aparece su nombre en la revisión del martirologio de San Jerónimo. La veneración a esta santa era común, aun así, desde el siglo VII. Alrededor de esta fecha existieron las legendarias Actas de su martirio, los cuales fueron incluidos en la colección de Simeón Metafrastes, y fueron usados asimismo por los autores (Ado, Usuardo, etc.) de los martirologios ampliados redactados durante el siglo IX en la Europa occidental. De acuerdo a estas narrativas, las cuales eran esencialmente las mismas, Bárbara era la hija de un rico pagano llamado Dióscoro. Fue cuidadosamente protegida por su padre, quien la mantuvo encerrada en una torre, a fin de protegerla del mundo exterior. Una propuesta de matrimonio recibida a través de él fue rechazada por ella. Antes de partir en un viaje, su padre ordenó que se erigiera un baño para el uso de ella cerca de su casa, y durante su ausencia, Bárbara hizo poner en él tres ventanas, como un símbolo de la Santísima Trinidad, en vez de las dos planeadas originalmente. Cuando su padre regresó, ella se dio a conocer como cristiana; a partir de esto él la maltrató y la arrastró hasta el prefecto de la provincia, Martiniano, quien la hizo torturar cruelmente, y finalmente la condenó a muerte por decapitación. Su mismo padre ejecutó la sentencia, pero en castigo por esto, fue fulminado por un rayo en el camino a su casa, y su cuerpo fue consumido. Otra cristiana llamada Juliana sufrió la muerte de martirio junto con Bárbara. Un hombre piadoso llamado Valentín enterró los cuerpos de las santas; en esta tumba los enfermos eran sanados, y los peregrinos que iban a rezar recibían auxilio y consolación. El emperador en cuyo reino se ubica el martirio es a veces llamado Maximino y a veces Maximiano; debido al carácter puramente legendario de los relatos del martirio, no hay una buena base para las investigaciones hechas en una fecha anterior a fin de confirmar si era Maximino I (235-238) o Maximino Daza (de las persecuciones dioclecianas).<br />
<br />
Las tradiciones varían en cuanto al lugar del martirio, existiendo dos opiniones: Simeón Metafrastes y la leyenda latina dada por Mombrito hacen de Heliópolis, en Egipto, el sitio del martirio, mientras que otros relatos, a los cuales Baronio da más peso, afirman que es Nicomedia. En la Martyrologium Romanum parvum (alrededor de 700), el martirologio más antiguo de la Iglesia latina en el cual su nombre aparece, dice: "In Tuscia Barbarae virginis et martyris", una afirmación repetida por Ado y otros, mientras que en aumentos posteriores de los martirologios de San Jerónimo y Bede, dice "Romae Barbarae virginis" o "apud Antiochiam passio S. Barbarae virg". Estas diversas afirmaciones, de cualquier manera, prueban sólo las adaptaciones locales de la veneración de la mártir santa, de quien no hay una tradición histórica genuina. Es seguro que antes del siglo IX ella era públicamente venerada tanto en oriente como en occidente, y que era muy popular en el pueblo cristiano. La leyenda de que su padre fue fulminado por un rayo causó, probablemente, que fuera considerada por la gente común como la santa patrona en tiempos de peligro por las tormentas eléctricas y el fuego, y luego, por analogía, como la protectora de los artilleros y los mineros. También se le invoca como intercesora para asegurar el recibimiento de la Penitencia y la Sagrada Comunión en la hora de la muerte. Un suceso del año 1448 dio pie a la difusión de la veneración a esta santa. Un hombre llamado Enrique Kock estaba a punto de ser quemado en la hoguera en Gorkum; invocó a Santa Bárbara, a quien siempre le había tenido gran devoción. Ella le ayudó a escapar de la hoguera y lo mantuvo vivo hasta que pudo recibir los últimos sacramentos. Una circunstancia similar es relatada en una adición a la Legenda aurea. En los calendarios griegos y en los romanos de hoy en día, la fiesta de Santa Bárbara cae el 4 de diciembre, mientras que en los martirologios del siglo IX, a excepción de Rabano Mauro, la ubican el 16 de diciembre. Santa Bárbara ha sido frecuentemente representada en el arte, parada en una torre con tres ventanas, sosteniendo la palma de un mártir en su mano; a menudo también sostiene un cáliz y la hostia sacramental; a veces aparecen cañones cerca de ella.<br />
<br />
Passio, en SIMEÓN METAFRASTES (Migne, P.G., CXVI, col.301 sqq.); MOMBRITO, Vitae sanctorum (Venecia, 1474), I, fol.74, SURIO, Deprobatis sanctorum historiis (Colonia, 1575), VI, 690, un trabajo relativo al incidente en Gorkum; WIRTH, Danae in christlichen Legenden (Viena, 1892); VITEAU, Passio ns des saints Ecaterine, Pierre d'Alexandrie, Barbara et Ansyia (París, 1897); Legenda aurea des Jacobus a Voragine, ed. GRÄSSE (Leipzig, 1846), 901; Martyrologies de BEDE (Migne, P.L.,XCIV, col. 1134), ADO (Migne, op. cit., CXXIII, col.415), USUARDO (ibid., CXXIV, col.765 y 807), RABANO MAURO (ibid., CX, col. 1183); GALESINO, S. Barbarae virg. et mart., ed. SURIUS, loc. cit., 690-692; CÉLESTIN, Histoire de S. Barbe (París, 1853); VILLEMOT, Histoire de S. Barbe, vierge et martyre (París, 1865); PEINE, St. Barbara, die Schutzheilige der Bergleute unde der Artillerie, und ihre Darstellung in der Kunst (Freiberg, 1896). <br />
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J.P. KIRSCH <br />
Transcrito por Michael T. Barrett <br />
Dedicado a su hermana Barbara J. Barrett <br />
Traducido por Bárbara de la Garza</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Baraq&diff=4187Baraq2007-11-30T01:14:43Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>(Heb. Baraq, rayo) <br />
Liberador de los israelitas del poder de los canaanitas durante el juicio de Débora. Fue hijo de Abinoam de Quedes de Neftalí (Jc 4,6) y probablemente perteneció a la tribu de Isacar (5,15). Cuando, tras la muerte del juez Ehod, "los hijos de Israel volvieron a hacer lo que desagradaba a Yahveh" (4,1), fueron puestos en manos del rey canaanita Yabín de Jasor quien los oprimió con crueldad por veinte años (4,3). Acto seguido la profetisa Débora del monte Efraím, entre Ramá y Betel, instiga a Baraq, evidentemente un destacado capitán de ese tiempo, a reunir a 10,000 hombres de las tribus de Neftalí y Zabulón (4,6; cf. 5,14) y a salir al campo contra Sísara, el general del ejército de Yabín. Baraq reúne a sus guerreros en Quedes, se traslada al monte Tabor y con un movimiento montaña abajo sorprende a los canaanitas (4,10.12.14; cf. 5,15.19.21). Presa del pánico, el ejército de Sísara es atacado, derrotado, perseguido y finalmente destrozado (4,16). Sísara, habiendo escapado, busca refugio en la tienda de Yael, la esposa de Jéber el quenita, donde se encuentra con una traición final (4,21; cf. 5,26). Esta significativa victoria de Baraq, que puso fin al poderío y opresión de Yabín y que fue seguida por un periodo de cuarenta años de paz, es conmemorada en el cántico triunfal de Débora y Baraq (5). Para los diversos relatos de las hazañas de Baraq que los especialistas encuentran en Jueces 4 y 5, véase Jueces, Libro de.<br />
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F.X.E. ALBERT <br />
Transcrito por Susan Birkenseer<br />
Traducido por E.M.G.</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Beata_Baptista_Varani&diff=4186Beata Baptista Varani2007-11-30T01:12:44Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Una excelente escritora. Nació en Camerino, en la marcha de Ancona, el 9 de abril de 1458, y murió el 31 de Mayo de 1527. Su padre Julio Cesar Varano o de Varanis, duque de Camerino. Perteneció a una ilustre familia, su madre, Joanna Malatesta, era hermana de Sigismund, Príncipe de Riminni. <br />
En el bautizo Baptista recibió el nombre de Camilla. <br />
De los primero diez y últimos veintitrés años de su vida poco o nada se sabe; nuestros conocimientos acerca de los años que se le conoce, es por sus propias escrituras realizadas. Esta revelación acerca de ella misma fue conocida por las influencias de su confesor, Pedro de Mogliano, proveniente de los Franciscanos en la marca (1940). Parece tener la elocuencia de Mogliano, lo que logro realizar la conversión de Baptista, quien por un tiempo parecía estar atrapada por el glamour del mundo. Su padre hizo todo lo que estaba a su alcance para forzar a su hija a tener un gran matrimonio, hasta incluso la extensión de encarcelarla. Pero Baptista no cedió a sus planes, así que firmemente, luego de dos años y medio su padre le devolvió la libertad, por miedo como dijo, a verse reflejado en la venganza de su hija, finalmente la dejo convertirse en monja. <br />
<br />
El 14 de noviembre de 1948, Baptista ingreso al monasterio de las pobres claras de Urbino. No mucho tiempo después, su padre encontró un nuevo monasterio de la orden de Camerino, y se lo presento a su hija, quien entró y estuvo en observación de las reglas, y desde entonces su vigorosa y su impresionante personalidad encontró un alcance no sólo en la administración del monasterio, en el cual ella se convirtió en la primera Abadesa, pero también en la producción de varias obras literarias, estas incluyen: "Recordationes et instructiones spirituales novem" que lo escribió alrededor de 1491; "Opus de doloribus mentalibus D.N.J.C." escrito entre 1488-1491 y fue recién publicada en Macerata en 1624. Estos trabajos han sido editados por Bolandistas en conexión con algunas de las escrituras de Baptista. Pero la mayoría de "Epistolae spirituales ad devotas personas" también como <br />
<br />
Todas las escrituras de Baptista son remarcables por la originalidad del pensamiento, llamativa espiritualidad, y su ilustrado lenguaje. Tanto como San Felipe Neri y San Alfonso tiene un admirable recuerdo por esta bendita mujer quien escribió con igual facilidad en italiano y latín, y quien fue considerada una de las mas brillantes alumnas de su días. Baptista murió en la fecha del Corpus Christi, y fue enterrada en el coro de su monasterio. Treinta años después el cuerpo fue exhumado y encontrado en un estado perfecto de preservación, luego fue vuelto a enterrar para volver a ser exhumado en 1593. La carne fue reducida a polvo, pero la lengua se mantuvo bien fresca y roja. <br />
Los inmemorables cultos de Baptista fueron aprobados por Gregorio XVI en 1843, y su fiesta esta guardada en la orden franciscana el 2 de Junio.<br />
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Acta SS., May, VII (Antwerp, 1688), 476-514; WADDING, Annales Minorum ad annum 1509, n. 25; IDEM, Scriptores ord. Min. (3rd ed., 1906), 36; SBARALEA, Supplementum, pt. I (1908), 113-114; LEON DE CLARY, Lives of the Saints and Blessed of the Three Orders of St. Francis, II (Taunton, 1886), 315-48; DE RAMBUTEAU, La Bienheureuse Varani, Princesse de Camerino et religieuse franciscaine (Paris, 1906); JORGENSEN, I det Hoje (Copenhagen, 1908), German tr. in Excelsis (Kempten and Munich, 1911), which contains a charming sketch of Baptista and gives us a glimpse of her poetic talent. For an appreciation of her poetry see CRESCIMBENI, Storia della volgare poesia, I, lib. 2, cap. xiii. <br />
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STANISLAUS WOYWOD <br />
Trascrito por Herman F. Holbrook<br />
Traducido por Gonzalo Valderrama<br />
Omnes sanctae Virgines et Viduae, orate pro nobis.</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=John_Bannister_Tabb&diff=4185John Bannister Tabb2007-11-30T01:12:07Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Poeta y educador estadounidense, nació en "The Forest" cerca de Richmond, en 1845; murió en Ellicott City, Maryland, en 1909. Provenía de una de las más antiguas y acaudaladas familias de Virginia, recibió una esmerada educación impartida por tutores privados. A los catorce años su visión se había deteriorado tanto que se vio obligado a abandonar los libros y, durante tres años, dedicó gran parte de su tiempo a tocar el piano hasta convertirse en un excelente músico. Cuando estalló la Guerra Civil se alistó bajo la Confederación y prestó servicio en la marina hasta que fue hecho prisionero, en 4 de junio de 1864. Fue enviado al "Bull-Pen" en Point Lookout, donde conoció a Sidney Lanier con quien estableció una amistad que habría de durar toda la vida. Cuando lo dejaron en libertad, en febrero del año siguiente, no tenía un centavo. Se propuso prepararse para estudiar música y practicaba varias horas al día. Debido a la quiebra de su acudiente, tuvo que ganarse la vida como maestro, oficio que desempeño en St. Paul's School, en Baltimore. Durante ese tiempo, estuvo bajo la influencia del Rev. Alfred Curtis, quien más tarde se convertiría del episcopalianismo al catolicismo. En 1872, Tabb siguió en ejemplo de su maestro y, unos años más tarde, entró a St. Charles's College donde se preparó para el sacerdocio. Al terminar sus estudio clásicos, el cuerpo de profesores lo retuvo como profesor de inglés. Por esta razón interrumpió sus estudios de teología los que sólo terminó en la Navidad de 1884, cuando fue ordenado. Continuó enseñando gramática inglesa en St. Charles hasta que perdió por completo la vista, poco antes de su muerte. Su libro "Bones Rules" se considera una valiosa contribución a su arte. Es su única obra en prosa. El Padre Tabb consagró todas sus energías a su vocación de maestro. Escribía sus poemas en cualquier parte, pero cada uno de ellos lleva la impronta de su mente de cultura refinada y de su gran don para la poesía; se publicaban en las principales revistas y eran muy apreciados por sus ávidos lectores. En su estilo conciso y sugestivo, estas joyas literarias se fijan en la imaginación y cumplen así la modesta ambición de su autor, expresada en el primer poema de su libro "Later Lyrics": <br />
<br />
"O little bird, I'd be <br />
A poet like to thee <br />
Singing my native song, <br />
Brief to the ear, but long <br />
To love and memory." *<br />
<br />
Fue muy admirado en el campo de la lírica. Por virtud de su musa, los objetos inanimados cobran vida y belleza y lo abstracto se torna concreto y personal. Sus poemas están recopilados en cinco volúmenes que se publicaron en el siguiente orden: "Poems"; "Lyrics"; "Child Verse"; "Later Lyrics"; "Sonnets". <br />
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T.S. DUGGAN <br />
Trascrito por Christine J. Murray<br />
Traducido por Rosario Camacho-Koppel<br />
www.catholicmedia.net</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Bancarrota&diff=4184Bancarrota2007-11-30T01:11:29Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>(Bancarrota)<br />
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La quiebra o bancarrota (La banqueroute; términos ingleses más antiguos, bankruptship, bankrupture) en la jurisprudencia civil al igual que en el significado popular, es el hecho caer en, o el estado de estar en quiebra. En el Estatuto de 1705, 4 Anne, c. XVII, tal como aparece en la edición de Cambridge de los Estatutos ingleses, la palabra aparece escrita como bankrupcy, pero el estatuto de 1711, 10 Anne, c. XV, tal como aparece en la misma edición y en la de Londres, adopta la ortografía inglesa actual, bankruptcy. Puesto que esta palabra se deriva de bankrupt, de la misma manera que insolvency se deriva de insolvent, se ha sugerido que la retención de la letra t es un ejemplo de mala ortografía (Murray, Dict., s.v. "Bankruptcy"). Etimológicamente, se ha dicho que la palabra bancarrota está compuesta de las palabras latinas bancus, "banco" (nombre que se daba a la mesa de trabajo de los cambistas), y ruptus, "quebrado", y denota la "quiebra o rotura del negocio de un comerciante" (Murray, Dict., loc. cit.), "cuyo establecimiento o sitio de trabajo está quebrado o ya no existe" (Wharton, Law Lexicon, s.v. "Bankrupt"). <br />
<br />
Las menciones estatutarias de la palabra bankrupt parecen anteriores a las de la palabra bankrupcy, y la primera vez que se encuentra es en el título del Estatuto inglés de 1542, "against such persons as do make bankrupt" (contra aquellas personas que simulan estar en bancarrota), que constituye, tal vez, una traducción del francés "qui font banque route". (Blackstone, Commentaires, Libro II, c. xxxi, p. 472, Nota e). Este estatuto relata que algunas "personas que habilidosamente han tomado en sus manos gran caudal de los bienes de otras personas" huyen a partes desconocidas o permanecen en sus casas, sin pagar "sus deudas y obligaciones" y más bien consumen "el caudal de bienes obtenido por crédito de otras personas para su propio placer y vida muelle". Para una distribución proporcional de los bienes de dichas personas entre sus acreedores, este estatuto proporciona un método sumario que, para citar a Blackstone, es "extrajudicial" ..."permitido solamente para el beneficio del comercio". (II Commentaires, 477). Sin embargo, por los relatos de un estatuto de 1570, nos enteramos de que, a pesar de la ley de 1542 "estatuida contra los quebrados", "el número de éstos ha aumentado y continúa aumentando". Y por esto se da una nueva definición de un deudor que "será considerado, reputado y tomado como quebrado" y sujeto a un método "extrajudicial". Dicho deudor, según lo establece el estatuto, debe ser un súbdito nativo o un extranjero naturalizado que, siendo un "comerciante u otra persona que en el uso o ejercicio del comercio de mercancías", "o que al buscar su ocupación o modo de vida por medio de comprar y vender mercancías", haya sido encontrado culpable de cierto fraude y ocultamiento específicos. Los bienes de dicho deudor pueden, en el cumplimiento de este estatuto, ser divididos proporcionalmente entre los acreedores que sean súbditos nativos. De esta manera, la limitación de significado sugerida por la explicación de su etimología latina fue asignada a la palabra bankrupt, y desde entonces, solamente un comerciante podía ser declarado en quiebra. Los demás deudores no comerciantes y cuyos medios de fortuna eran inadecuados para cumplir con el pago de sus deudas en el curso ordinario de los negocios, recibían la calificación de insolventes. Pero la definición estatutaria de las personas consideradas ocupadas en el comercio se fue haciendo muy amplia. Sin embargo, y aparentemente con especial consideración hacia "nobles, caballeros y personas de alta posición social" que invertían en la "Compañía de la India Oriental (East India Company) o en la Compañía de Guinea (Guiney Company) y en ciertas otras empresas, un estatuto de 1662 exceptuaba expresamente a las personas que invertían en acciones de estas empresas, de la imputación de ser comerciantes o negociantes sujetos a cualquier tipo de "estatutos aplicables a quebrados". La circunstancia del tipo de ocupación es inmaterial bajo la actual Ley de Quiebras inglesa. Los extranjeros y los ciudadanos naturalizados habían sido cobijados por la ley a partir de la promulgación de un estatuto de 1623. De acuerdo con la ley de Escocia, la quiebra no está limitada a ninguna ocupación particular. Pero, de acuerdo con la ley escocesa, la insolvencia, es decir, la incapacidad de pagar las deudas o cumplir los compromisos, no se convierte en quiebra hasta que, de acuerdo con el procedimiento determinado por el estatuto, esta incapacidad es públicamente reconocida y es así, como lo expresa el estatuto, "notour (notoria)". El propósito de los Estatutos ingleses de 1542 y 1570 no iba más allá de la distribución de la propiedad del quebrado entre sus acreedores. Estos estatutos preservaban el derecho de recurso contra el deudor para reclamar por el proceso legal ordinario el pago de las deudas remanentes. Pero según el estatuto de 1705, el quebrado, al hacer debidamente la entrega de todos sus bienes y acogerse a la ley, podía obtener la liberación de toda obligación por deudas contraídas hasta ese momento. Estatutos más modernos permiten que sea el mismo deudor quien instaure los procedimientos de quiebra. La ley escocesa ahora permite a un "notorio quebrado" solicitar lo que ahora se denomina un decreto de cessio bonorum (cesión de bienes), por el cual puede ser liberado de sus deudas. <br />
<br />
La Constitución de los Estados Unidos (Art. I, § 8) confiere al Congreso la facultad de "establecer leyes uniformes sobre las quiebras, válidas en todo el territorio de los Estados Unidos". Bajo esta facultad, el Congreso puede desestimar cualquier tipo de distinción entre leyes sobre quiebras y leyes sobre insolvencia. Sobre estas leyes, el Juez Marshall, Presidente de la Corte Suprema, anota (Wheaton's Reports, IV, 194) que la línea de separación entre ellas no es tan claramente demarcada como para permitir a cualquier persona decir con precisión absoluta qué aspectos pertenecen exclusivamente a una clase de leyes y no a la otra. Originalmente, sin embargo, las leyes sobre insolvencia y las leyes sobre quiebras fueron promovidas por motivos opuestos y eran claramente distinguibles. El motivo de las leyes sobre insolvencia buscaba el alivio de los deudores insolventes, proporcionándoles un remedio contra el encarcelamiento y, en la antigua Roma, contra otras penas. Por el contrario, el motivo de las leyes sobre quiebras era, como ya se ha visto, ayudar a los acreedores proporcionándoles un remedio contra deudores deshonestos, que posiblemente no eran insolventes pero cuya conducta, cuando estaban endeudados era considerada suficiente justificación para que los acreedores tuvieran derecho al alivio sumario que proporcionaba la ley "promulgada contra los quebrados". Las leyes inglesas sobre la insolvencia, lo mismo que las romanas, contemplaban los casos de los deudores a quienes podía alcanzar el proceso ordinario de la ley, pero la operación del estatuto inglés de 1542 estaba limitada a deudores que "simulaban la quiebra" y contra los cuales dicho proceso no era efectivo, y el estatuto de 1570 lo limita todavía más al restringirlo a los comerciantes. El tribunal que se estableció posteriormente para casos de insolvencia, durante el reinado de Jorge III, fue el "Tribunal para el alivio de deudores insolventes", pero las leyes sobre quiebras, anota Sir Edward Coke, deben interpretarse "para la ayuda, apoyo y alivio de los acreedores". Y, bajo ciertas circunstancias, un deudor solvente puede ser declarado en quiebra bajo las leyes de los Estados Unidos. <br />
<br />
El Congreso de los Estados Unidos ha aprobado cuatro leyes sobre quiebras; la Ley aprobada el 4 de abril de 1800, que fue derogada por Ley del 19 de diciembre de 1803; la Ley aprobada el 19 de agosto de 1841, derogada por Ley del 3 de marzo de 1843; la Ley aprobada el 2 de marzo de 1867 y derogada el 7 de junio de 1878, y la Ley del 1 de julio de 1898, todavía (1907) vigente.<br />
<br />
En el momento de la adopción de la Constitución de los Estados Unidos, fue rechazada una sugerencia de que la facultad que se confería al Congreso para legislar sobre quiebras debería restringirse para cobijar sólo a los comerciantes y negociantes. Sin embargo, según la Ley de 1800, solamente puede ser declarado en quiebra un comerciante u otra persona residente en los Estados Unidos y que esté "efectivamente valiéndose del intercambio de mercancías, comprando y vendiendo al por mayor o al detal, o trabajando como cambista, banquero, comisionista, agente, garante o asegurador marino". La Ley de 1800 no menciona la quiebra voluntaria, pero en la Ley de 1841, "todas las personas" que residan en cualquier Estado, Distrito o Territorio de los Estados Unidos, que tengan deudas en las cuales no hayan incurrido por desfalco como empleados públicos o en el desempeño de un encargo fiduciario, podían solicitar ser admitidos en quiebra voluntaria. La quiebra involuntaria todavía estaba restringida a los comerciantes y a ciertas otras clases de hombres de negocios. La Ley de 1867 contenía provisiones sobre las quiebras tanto voluntarias como involuntarias, sin importar la ocupación del deudor. Por medio de la Ley de 1898 se asignaron las funciones de tribunal de quiebras a los Tribunales de Distrito de los Estados Unidos, al Tribunal Supremo del Distrito de Columbia, a los Tribunales de Distrito de los diferentes Territorios y a los Tribunales de los Estados Unidos en el Territorio Indio y en el Distrito de Alaska. Según la definición de esta Ley, una persona es insolvente si sus propiedades (exceptuando aquellas dolosamente cedidas, transferidas, escondidas o removidas), valoradas objetivamente, son insuficientes para pagar sus deudas. Cualquier persona natural o compañía no incorporada como persona jurídica o corporación de negocios, según son definidas en la Ley, y que deban por lo menos mil dólares (exceptuando a ciertas personas naturales especificadas por la Ley), puede ser declarado en quiebra involuntaria. El proceso de quiebra se puede instaurar por medio de una petición radicada dentro de los cuatro meses siguientes a una acción de quiebra. Dicha acción puede consistir en ceder, transferir, ocultar o remover, o permitir que sea ocultada o removida cualquier parte de los bienes del deudor con la intención de obstaculizar, demorar o defraudar a sus acreedores o a cualquiera de ellos; o en transferir, mientras está insolvente, alguna parte de sus propiedades con la intención de preferir a algún acreedor a a algunos de ellos; o en tolerar o permitir, mientras está insolvente, que algún acreedor obtenga trato preferencial por medio de procedimientos judiciales, o en no obrar para que esa preferencia sea anulada o revocada. De este modo, una cesión general para beneficio de los acreedores y ciertos procedimientos instaurados en el marco de las Leyes de Insolvencia, o la solicitud que hace un insolvente para que se le designe un síndico o liquidador son acciones de quiebra. Por otra parte, "cualquier persona que califica", es decir, cualquier persona que tiene deudas comprobables en una quiebra (excepto una corporación) "puede radicar una petición para ser declarado en quiebra voluntaria". Los bienes del quebrado deberán dividirse entre sus acreedores y el tribunal de quiebras está facultado para concederle una exoneración, es decir, "una liberación ...de todas sus deudas que sean comprobables en la quiebra, excepto aquellas exceptuadas por esta Ley".<br />
<br />
La facultad conferida al Congreso por la Constitución no impide que los Estados de la Unión promulguen leyes sobre quiebras. Un Estado puede adoptar leyes de este tipo, concluyentes en cuanto a los derechos de sus propios ciudadanos, siempre y cuando dichas leyes no menoscaben las obligaciones de los contratos en el sentido implicado en la Constitución, ni estén en conflicto con ninguna Ley vigente del Congreso que establezca un sistema uniforme de legislación sobre quiebras.<br />
<br />
Hasta ahora hemos considerado nuestro tema desde el punto de vista legal. Desde el punto de vista del economista político, las leyes sobre quiebras e insolvencia son de gran importancia. Esto es así, dado que el costo de producción de los bienes económicos incluye el riesgo de las deudas incobrables, y por consiguiente, las leyes que aminoran este riesgo disminuyen el costo de producción. John Stuart Mill concluye que la mayoría de las insolvencias individuales son el resultado de malos manejos. Pero la ocurrencia de muchas quiebras de negocios en una comunidad en cualquier período es una señal de alarma o un síntoma de "la enfermedad político-económica" que los economistas denominan crisis comercial, y para ésta es necesario buscar causas más profundas que los malos manejos individuales. Los cálculos más cuidadosos pueden fallar debido a causas que no podían haberse previsto; la demanda para una clase particular de bienes puede no marchar al paso de una oferta que se ha hecho excesiva a causa de errores de los "capitanes de la industria" en la previsión la magnitud de la demanda futura. Y de esto resulta un trastorno en la relación entre producción y consumo, una perturbación del equilibrio, de tal manera que se hace imposible concluir los acuerdos comerciales y se desencadena la crisis. En tiempos modernos ha habido crisis notables: La crisis de Hamburgo de 1799, en la cual se presentaron 82 quiebras; la crisis inglesa de 1814, en la cual 240 bancos suspendieron pagos; en los Estados Unidos, la crisis wildcat (referente a bancos que emiten papeles sin respaldo) de 1837, en la cual todos los bancos cerraron, la crisis de 1837, en la cual ocurrieron 7200 quiebras, y la crisis de 1873. Para los economistas, estos sucesos que resultan de las causas ya mencionadas, parecen denotar la necesidad de establecer un nuevo equilibrio. Se ha sugerido que el Jubileo judío era un medio para tal fin y una ordenanza de un carácter similar al de la legislación sobre insolvencia o sobre quiebras.<br />
<br />
De la misma manera que un individuo, una comunidad política puede quedar mal en el cumplimiento de sus compromisos financieros. En este caso puede entonces ocurrir lo que se ha denominado quiebra del estado o pública. Un ejemplo antiguo de este caso lo constituyó la acción del Senado romano que redujo el peso del as (moneda romana) después de la primera Guerra Púnica. También ocurrieron casos similares de deshonestidad del gobierno durante la Edad Media. En tiempos posteriores la bancarrota del Estado ha tomado la forma de la conversión forzosa (de la moneda o de la deuda pública) con repudiación parcial de la deuda del Estado. Hacia el final del reinado de Luis XIV de Francia, el Estado estaba en bancarrota, y su rescate financiero fue encomendado vanamente al celebrado banquero John Law. El gobierno instaurado por la Revolución Francesa no sólo cayó en bancarrota, sino que también por su contienda con Austria arrastró a este último imperio a la bancarrota de 1811. Y se ha llegado a decir que la quiebra de Austria se ha convertido en algo permanente. Turquía, España y algunas repúblicas hispanoamericanas son otros estados que pueden mencionarse como estados que han caído en bancarrota por la repudiación de sus deudas. Lo mismo puede decirse con relación a algunos Estados de los Estados Unidos.<br />
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MURRAY, New English Dictionary (Oxford y Nueva York, 1888); WHARTON, Law Lexicon (10a ed., Londres, 1902); STEPHEN, New Commentaries on the Laws of England (14a ed., Londres, 1903), II, 190, 215, 220; LAROUSSE, Grand Dictionnaire universel du XIXe siècle (París, 1867), s. v. Banqueroute; La Grande Encycl. (París), s. v. Banqueroute; The Statutes at Large (Cambridge, 1763-64), V, 132; VI, 271; VII, 288; VIII, 128; XI, 162; XII, 308; XVI, 340; The Statutes at Large (Londres, 1769), IV, 525; Statutes of the United Kingdom (Londres, 1813), 375; COKE, The Fourth Part of the Institutes of the Laws of England (Londres, 1797), 277; PARSONS, The Law of Contracts (8a ed.), III, 379, 383, 384, 385; STORY, Commentaries on the Constitution of the United States (4a ed., Boston, 1873), II, § 1113; ibid., nota 2, § 1106; WHEATON, Reports: Supreme Court of the United States (Nueva York, 1819), IV, 208, y (Nueva York, 1827), XII, 213; KENT, Commentaries on American Law, II, 389; United States Statutes at Large (Boston, 1848), II, 19 y 248; ibid., V, 440 y 614; ibid. (Boston, 1868); XIV, 517, y (Washington, 1879) XX, 99; United States Compiled Statutes, 1901 (St. Paul, 1902), III, 3418; ibid. (St. Paul, 1905, Supplement, 1905), 683; BRANDENBURG, The Law of Bankruptcy (2a ed., Chicago, 1901), 66; BELL, Dictionary and Digest of the Law of Scotland (7a ed., Edimburgo, 1890), s. vv. Bankruptcy, Cessio bonorum; BRODIEINNES, Comparative Principles of the Laws of England and Scotland (Edimburgo, 1903), 25, 26; WILLIAMS, The Law and Practice of Bankruptcy (8a ed., Londres, 1904); MILL, Principles of Political Economy (Nueva York, 1881), Libro. V, ix, § 8; ROSCHER, tr. LALOR, Principles of Political Economy (Nueva York, 1878), Libro. IV, i, § 215; MULHALL, The Dictionary of Statistics (Londres, 1899), s. v. Bankruptcy; GIBBINS, Industry in England (2a ed., Nueva York, 1898) §§ 259-260; CRABB, English Synonyms (Nueva York, 1879), s. v. Insolvency, etc.<br />
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CHARLES W. SLOANE. <br />
Transcrito por Douglas J. Potter<br />
Traducido por Jorge Lopera Palacios <br />
Dedicado al Sagrado Corazón de Jesús</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Ulrico_de_Bamberg&diff=4183Ulrico de Bamberg2007-11-30T01:10:17Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>(Udalricus Babenbergensis), clérigo de la iglesia catedral de Bamberg de quien solo se conoce que vivió aproximadamente alrededor de 1.100 en Bamberg. Probablemente se puede identificar con el sacerdote de Bamberg del mismo nombre (fallec. el 7 julio de 1127), que es mencionado a menudo en documentos oficiales y a quién se dio grandes beneficios en el monasterio de Michelsberg. La obra de Ulrich se llama "Codex epistolaris, continens variorum pontificum et imperatorum Romanorum, ut et S.R.E. cardinalium et S.R.I. principum e cclesiasticorum seculariumque epistolas". Esta colección de documentos se completó en 1125 y fue dedicada al Obispo Gebhard de Würzburg. Contiene cartas del año 900 en adelante y se pensó indudablemente para la formación de cancilleres y estadistas, dando ejemplos, como modelo, de formularios, cartas y documentos públicos. Numerosas cartas importantes y exhortos de ese período, que se han conservado, ofrecen un rico material para la historia de las relaciones entre los emperadores y los papas; en particular las cartas intercambiadas por el emperador Lotario, Enrique (X) el Soberbio e Inocencio I dan una imagen animada e instructiva de las condiciones en ese momento. Estas cartas también muestran cómo estaban instruidos los estadistas en las cortes episcopales y probablemente también los obispos. Después de que la colección fuera terminada por Ulrich, se agregaron varios suplementos que se extienden a 1134; estos documentos adicionales, generalmente. se dirigen al obispo Otto de Bamberg.<br />
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PATRICIUS SCHLAGER<br />
Transcrito por Carol Kerstner<br />
Traducido por Quique Sancho Pons</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Etienne_Baluze&diff=4182Etienne Baluze2007-11-30T01:09:33Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Erudito e historiador francés, nacido en Tulle, el 24 de diciembre de 1630; muerto en París, el 28 de julio de 1718. Comenzó su educación en el colegio jesuita de su ciudad natal, donde se distinguió por su inteligencia, su dedicación constante al estudio y su prodigiosa memoria. Tras obtener una beca por recomendación de sus profesores, Baluze completó sus estudios clásicos en el Colegio de San Marcial, que había sido fundado en Toulouse en el siglo XIV por el Papa Inocencio VI para veinte estudiantes del Lenguadoc. Decidió dedicarse al estudio de la literatura y la historia, tarea que Baluze emprendió con gran celo, perseverancia y éxito. Crítico y cuidadoso en sus investigaciones, estudió los orígenes de la nación francesa, de sus costumbres, leyes e instituciones, usando para ello únicamente documentos genuinos y registros originales, en vez de leyendas imaginarias e historias fabulosas. De este modo, introdujo el espíritu científico en la investigación histórica, la filología y la cronología.<br />
<br />
Con 22 años escribió una importante obra de criticismo histórico. El jesuita padre Frizon acababa de publicar un libro (Gallia purpurata) sobre la vida de los cardenales francés, contra el que Baluze escribió en 1652 su Anti-Frizonius, en el que indicó y corrigió muchos errores cometidos por el padre Frizon. En 1654, Pierre de Marca, uno de los mayores eruditos franceses del siglo XVII, nombró a Baluze como su secretario. A la muerte de su patrón, en junio de 1652, Baluze publicó la Marca Hispanica, una destacada descripción histórica y geográfica de Cataluña. Este trabajo hizo que Baluze fuera conocido por Colbert, que le designó su bibliotecario, un puesto que Baluze mantuvo durante treinta años, es decir, incluso después de la muerte de Colbert. Fruto de su cuidado y dedicación, fue la excelente colección de manuscritos y libros que se hallaron al final de su trabajo en la biblioteca. La propia colección de Baluze fue muy importante: comprendía, aproximadamente, 1.100 libros impresos, 957 manuscritos, más de 500 planos y siete cajas repletas de documentos. Baluze merece ser recordado entre aquellos benefactores de la literatura, que emplearon su vida y saber en la recopilación de todo tipo de fuentes manuscritas antiguas, libros preciosos y papeles estatales. Baluze los anotó con valiosos e inteligentes comentarios sobre la historia profana y eclesiástica, así como sobre el derecho canónico, antiguo y moderno.<br />
<br />
La cantidad de obras publicadas por Baluze es considerable. Entre las más importantes podemos mencionar: 1) Marii Mercatoris opera (1684), cotejada con manuscritos y ampliada con notas ilustrativas de la historia de la Edad Media. 2) Capitularia regum Francorum (1677). Esta recopilación contiene muchas actas capitulares que jamás habían sido publicadas. Baluze las corrigió con extremo cuidado y, en su prefacio, hizo una relación de documentos originales y de la autoridad de varias colecciones de capitulares. 3) Epistolarum Innocentii III, Romani Pontificis (1682); no es una recopilación completa, porque se rechazó el uso de las cartas preservadas en Roma a Baluze. 4) Nova Collectio Conciliorum (1683), que contenía muchas piezas que completaban la colección de Labbe. 5) Vitae Paparum Avenionensium (1693), en la que muestra su preferencia por Aviñón sobre Roma como sede de los Papas. 6) Miscellaneorum (1680), de la que Mansi publicó una nueva edición en 1761. 7) Historiae Tutelensis (1717), o Historia de Tulle. Fue la obra favorita de Baluze. La escribió para mostrar su amor por su lugar natal, “ne in nostrae patriae peregrini atque hospites esse videamur”. Abarca un período de ocho siglos, desde la fundación de la ciudad (900) al obispado de Daniel de Saint-Aulaire (1702). La historia de Tulle está dividida en tres libros, el primero trata de los condes, el segundo de los abades y el tercero de los obispos.<br />
<br />
En 1670, Baluze fue designado profesor de derecho canónico en el Colegio de Francia, cuya dirección asumió en 1707 con una pensión concedida por el rey. Muy pronto conoció la inseguridad de los favores cortesanos. Habiéndose vinculado al Cardenal de Bouillon, para escribir la historia de su familia, Baluze se vio perjudicado por la caída en desgracia del Cardenal. Baluze fue acusado de haber usado documentos falsos en interés de su patrón, por lo que recibió una lettre de cachet en la que se le ordenaba retirarse a Lyón. Fue expulsado de la universidad y privado de su fortuna. Vagó de Rouen a Blois, de Blois a Tours, y finalmente a Orléans, ciudad en la que vivió hasta 1713. Tras la paz de Utrecht, la familia del Cardenal de Bouillon recuperó el favor regio y Baluze fue rehabilitado, pero ya no fue empleado nunca como profesor ni como director del Colegio de Francia. Vivió lejos de París y, hasta su muerte, se ocupó de la edición de las obras de San Cipriano. Baluze, junto con Luc d’Achéry, Mabillon, Sainte-Marthe, Ducange, Montfaucon y otros autores, reunió una ingente cantidad de ricos materiales que los historiadores del siglo XIX, como Sismondi, Guizot, Augustin y Amédée Thierry, Michelet, Henri Martin o Fustel de Coulanges, usaron con el mayor provecho.<br />
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Bibliografía<br />
E. Fage, Etienne Baluze, sa vie, ses ouvrages, son exil, sa défense, Tulle, 1899, 156 p.; L. G. Michaud, Biographie universelle ancienne et moderne, vol. II, s. v.; E. Fage, “Les oeuvres de Baluze cataloguées et décrites”, Mémoire de l’Académie des Inscriptions, vol. XVIII; L. Delisle, Le cabinet des manuscrits de la Bibliothèque impériale (Baluze, Colbert, I).<br />
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JEAN LE BARS<br />
Traducido por B. H. H.</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Baltasar_Barreira&diff=4181Baltasar Barreira2007-11-30T01:08:59Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div> <br />
Un misionero Jesuita Portugués, nació en Lisboa en 1531; murió en 1612, en la misión de Angola, costa suroeste de África, la escena de las labores de su vida. Sus obras literarias consisten principalmente de “Relaciones”, escritas a los sobrevivientes de la Sociedad de Jesús, describiendo las condiciones de la provincia con relación al aspecto político y espiritual. Relató con detalle la victoria de los Españoles, dirigida por Pablo de Morales, sobre un ejército de nativos negros, en el año 1583. Datos sobre la conversión de tribus paganas, y el bautismo de reyes nativos así como disertaciones sobre las maneras y costumbres de la gente, son los principales sujetos de sus escritos <br />
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Sommervogel, Bibl. de la c. de J., I, 918.<br />
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JAMES M. COTTER <br />
Traducido por Alonso Teullet</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Jaime_Luciano_Balmes&diff=4180Jaime Luciano Balmes2007-11-30T01:07:49Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div><br />
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Filósofo y publicista, nacido en Vich, España, el 28 de agosto de 1810; murió allí mismo el 9 de julio de 1848. Sus padres no lo dotaron de riquezas materiales, pero a ellos les debe un temperamento bien equilibrado, una educación completa y -probablemente a su padre- una excelente memoria. Si a estas prendas agregamos un entendimiento penetrante, el sentido instintivo perfectamente metódico y una pasión absorbente de conocimientos, una ambición resuelta aunque noble, una determinación indómita, una vida pura -en que ninguna sensualidad ingobernable parece haber nublado el espíritu- y abundantes oportunidades para el desarrollo de la mente, podemos estar preparados para aceptar incluso lo que parece como una extravagancia de sus biógrafos, que a sus dieciséis años, habiendo pasado por las escuelas de Vich, él haya completado el curso seminarístico, que incluía la filosofía y la teología elemental.<br />
<br />
La siguiente etapa de su educación la completó en la Universidad de Cervera donde, tras siete años recibió su licencia en 1833. Con posterioridad se presentó como candidato a la dignidad de magistral de Vich, concursando por la posición con su antiguo maestro, el Dr. Soler. Al volver a Cervera tras su ordenación sacerdotal, obtuvo una posición como profesor asistente y continuó los estudios en ambos derechos (civil y canónico). Poco después recibió el doctorado in pompa. En 1834 volvió a su lugar nativo donde se dedicó con su pasión acostumbrada a la física y a las matemáticas, aceptando el cargo de profesor en la última materia y combinando sus pesados deberes con el cultivo de los clásicos y escribiendo poemas. Escribió para el "Madrileño católico" un ensayo laureado sobre el Celibato clerical, que fue tan favorablemente recibido por el público que lo animaron a enviar un folleto titulado Observaciones sociales, políticas y económicas sobre los bienes del clero (1840), que le ganó una distinción nacional, despertando especial interés en las Cortes. Poco después escribió Consideraciones sobre la situación en España, dirigido particularmente contra Espartero, que estaría luego en el zenit del poder. Era una obra atrevida y fácilmente podría haber sido fatal para Balmes.<br />
<br />
Esta fue seguida por una traducción, con una introducción en español, de las máximas de San Francisco de Sales (1840). Llevaba bastante avanzada su obra El protestantismo comparado con el catolicismo, pero tuvo que suspender la obra durante quince días para escribir La religión demostrada al alcance de los niños, obra de instrucción para niños que rápidamente se difundió en España y en América hispana y que fue traducida al inglés. Elegido miembro de la Academia de Barcelona (1841), escribió su disertación inaugural acerca de la Originalidad. Un ensayo que ejemplifica el rasgo predominante de la mente del autor. Habiendo completado su réplica a la Civilización en Europa de Guizot, Balmes la publicó en Barcelona (1844) bajo el título de El protestantismo comparado con el catolicismo en sus relaciones con la civilización europea. Inmediatamente la obra fue traducida al francés y en seguida al italiano, alemán e inglés y la fama de Balmes se extendió en todo el mundo. Esta obra, que por su riqueza y su visión crítica hubiera agotado por sí sola las capacidades de una vida más larga que la que se le había asignado a Balmes, dejó a su autor tiempo y energías suficientes para completar tareas de menor magnitud e importancia. <br />
<br />
Durante el bombardeo de Barcelona por Espartero, huyendo de mala gana con sus amigos, Balmes se refugió en una casa de campo sin más libros que su breviario, la Imitación de Cristo y la Biblia, y en tanto los cañones rugían en sus oídos, el filósofo, repitiendo la experiencia de Arquímedes en el sitio de Siracusa, compuso El Criterio, una guía práctica completa sobre el método para lograr el conocimiento. Parece increíble que esta obra hubiera podido de esta manera concebirse -como de hecho lo fue- en un mes. Muy pronto Balmes se asoció con dos amigos -Roca y Cornet; Ferrer y Subirana-, para editar La Civilización, revista de amplia influencia donde apareció uno de sus más poderosos artículos -por compasivo-, acerca de O'Connell. En 1843 Balmes se retiró de la editorial para fundar una revista de su propiedad, La Sociedad. Su contenido era una cantidad importante de artículos sobre las exigencias sociales, políticas y religiosas de su tiempo. La Sociedad se reimprimió en Barcelona en 1851. En sus páginas estaba la mayor parte de una obra notable, que posteriormente completó el autor bajo el título de Cartas a un escéptico.<br />
<br />
Alrededor de la fecha en que apareció El Protestantismo (1844) Balmes fue llamado a Madrid, donde fundó el periódico El Pensamiento de la Nación para personas interesadas en política y religión. Su principal propósito era la defensa del matrimonio de Isabel II con el hijo mayor de Don Carlos, unión que a Balmes le parecía ofrecer la solución más eficaz a los problemas políticos existentes de España. Incluso aceptó una misión para Don Carlos y tuvo éxito en persuadirlo para renunciar a su título de rey en favor del Conde de Montemolín. Desafortunadamente, el plan que podría haber ahorrado a su país muchos infortunios falló por la injerencia francesa. Al ver Balmes que sus esperanzas se frustraban por el matrimonio de Isabel con su primo Don Francisco de Asís, suspendió la publicación de El Pensamiento, no obstante la reconvención en pro y en contra que el diario había ganado, pues le había impreso ya su pensamiento y carácter y fuerza literaria, que marca una época en la historia de la prensa española. <br />
<br />
Entonces Balmes se retira de la arena política para dedicar los limitados años de una vida demasiado corta a la publicación de sus escritos filosóficos. En mayo de 1845 visitó Francia, Bélgica e Inglaterra, un viaje del que hay pocos detalles salvo que fue homenajeado en París (donde también conoció a Chateaubriand), en Bruselas y en Malinas. Vuelto a Madrid se dirigió a Barcelona donde publicó en 1846 su Filosofía fundamental (traducido al inglés por Henry F. Brownson, con una introducción de su padre, el Dr. Orestes A. Brownson -New York, 1864-). Esta obra es una exposición de la filosofía de Santo Tomás, dadas las condiciones del siglo diecinueve. Su biógrafo, el Dr. Soler, opina de esta obra como de una que "desde la estupenda variedad de conocimientos que muestra y la riqueza de sus tesoros mentales, aparece una colección de bibliotecas, una mina de ciencia, en la que no hay nada extraño a la vasta comprensión de su autor". Permitiendo cierta extravagancia en su ferviente elogio, ningún lector competente en juzgar puede equivocarse al reconocer la anchura, profundidad y oportunidad práctica de la Filosofía fundamental.<br />
<br />
De Barcelona volvió a su lugar nativo donde compuso su Filosofía elemental (Madrid, 1847), un compendio que se hizo ampliamente popular en las escuelas y que también se tradujo al inglés. En 1847 escribió un folleto Pío Nono en que defiende la política liberal de Pío IX, al inicio de su pontificado, cuando el Papa otorgó la amnistía universal y adoptó el gobierno constitucional. Aun cuando quizá es el mejor escrito de las obras de Balmes, fue recibido desfavorablemente, acremente atacado por sus enemigos y rechazado por la mayoría de sus amigos.<br />
<br />
La pena infligida en su espíritu sensible por las injustas calumnias y las insidiosas insinuaciones de sus oponentes hizo presa en su constitución que, aparte de que jamás fue robusta, había sido gravemente agotada por sus trabajos incesantes. Una vez más se retiró a Barcelona en donde dividió su tiempo entre estudios lingüísticos, su discurso inaugural para la Real Academia Española -a la que había sido admitido-- y la traducción al latín de su Filosofía elemental, emprendida a solicitud del arzobispo Affre de París. Volvió a su nativo Vich en mayo de 1848, donde su salud declinó definitivamente hasta que el fin llegó el 9 de julio siguiente.<br />
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A Balmes lo describen como una persona de estatura superior a la media, de complexión delgada pero bien desarrollada; de rostro pálido pero delicadamente agradable; mirada penetrante; aspecto agradable y naturalmente majestuoso. Su temperamento era una combinación de los mejores elementos de los cuatro tradicionales. Era moderado en todos los aspectos de su conducta, excepto probablemente en el estudio y en el trabajo intelectual, en que parecía a veces que lo llevaba un exceso de pasión. Sus pensamientos y su expresión eran tan abundantes y acudían tan prestos que fácilmente podía dictar a dos secretarias en cualquier materia que pudiera tener a mano. Exacto y metódico en sus relaciones con Dios, no era menos consciente en sus relaciones con el prójimo. Caritativo sin ostentación con los pobres, era bondadoso y afable sin afectación, aunque algo reservado en su trato social. Un alma fuerte en un organismo sensible, su vida intelectual absorbía y espiritualizaba la física.<br />
<br />
Entre los grandes filósofos de los tiempos modernos Balmes tiene un lugar de honor aceptado universalmente. Conoció el pensamiento reflexivo de su tiempo y del pasado. Los sistemas de Alemania -desde Kant hasta Hegel- los estudió con cuidado e hizo una juiciosa crítica; por otra parte, los escolásticos le fueron familiares -especialmente Santo Tomás--. Meditó profundamente en sus enseñanzas y adoptó muchas de ellas, pero las filtró por sus propios procesos mentales y las vació en el molde de su propio genio. Descartes, Leibnitz, en particular la escuela de Scoto -especialmente Jouffroy-tuvieron considerable influencia en el método y materia de su pensamiento, que se caracterizó en consecuencia por el eclecticismo. Para él era peligroso tomar a la ligera las opiniones de cualquier gran pensador puesto que aun cuando no reflejaran toda la realidad, rara vez estaban desprovistas de fuertes fundamentos y por lo menos de una parte de verdad. Por consiguiente, Balmes fue una de las personas más influyentes en revivir la filosofía en España y también en toda Europa durante la segunda cuarta parte del siglo diecinueve, influencia que aún continúa a través de sus obras permanentes. Ciertamente algunas de sus teorías están abiertas a la crítica. Tal vez concuerda demasiado con un instinto intelectual -teoría de la escuela escotista- y muy poco con la evidencia objetiva en la percepción de la verdad. En psicología rechaza el intellectus agens (el intelecto abstracto) y la species intelligibilis (las representaciones intermedias), y sostiene que el principio de vida en los brutos es naturalmente imperecedero.<br />
<br />
Sin embargo, estas divergencias no son sino accidentales y relativamente sin importancia del cuerpo permanente de la filosofía tradicional -el sistema que acoge en su Filosofía fundamental, una interpretación fresca y desarrollo ulterior en respuesta a las condiciones intelectuales de su época; la convicción habitual de Balmes era que el negocio del filósofo no sólo es repensar y volver a plantear sino reformar y desarrollar. En tanto que en el libro mencionado se refleja el aspecto especulativo del pensamiento de su autor, la obra que manifiesta su personalidad de cuerpo entero, su mente, su moral, su carácter religioso y sus ideales sociales y políticos, junto con el alcance y precisión de su aprendizaje, la obra que más probablemente lo hará perdurar es El protestantismo comparado con el catolcisimo. Aun cuando originalmente fue concebido como una respuesta a La historia de la civilización de Guizot, el libro es más que una crítica o una polémica. Realmente es una filosofía de la historia, o mejor de la cristiandad, en que se combina una profunda penetración y análisis crítico con una amplia erudición. Investiga los principios básicos del catolicismo y del protestantismo y cita la evidencia de la historia concerniente a la influencia comparativa ejercida por uno y otro en las diversas esferas de la vida -intelectual, moral, social y política--. El lado por el que el se inclina lo dice con franqueza, al tiempo que apela a los hechos históricos para justificarse. Debe leerse en español para apreciarlo completamente, pues la traducción al inglés, hecha del francés, aunque es cuidadosa y con erudición, difícilmente puede esperarse que refleje toda la luz del original.<br />
<br />
Del resto, la posición general de Balmes entre sus compatriotas puede resumirse en las palabras de uno de los diarios españoles más importantes, El Heraldo, el día de su muerte. "Balmes surgió, como Chateaubriand, el último día de la revolución de su país para exigirle cuentas de sus excesos y para reclamar los derechos olvidados de las antiguas instituciones. Ambas cosas fueron llevadas en alas del genio a alturas elevadas muy por encima de las pasiones partidistas, que todos les rinden respeto y veneración. Una y otra trajeron tal gloria a su país que, aun cuando combatieron generalmente prevaleciendo sobre opiniones y prejuicios, todos los buenos ciudadanos tejieron para ellas coronas bien ganadas y las amaron con entusiasmo." <br />
<br />
Además de las obras mencionadas, una colección de fragmentos y de artículos no publicados se editaron después de su muerte bajo el título de Escritos póstumos (Barcelona, 1850); también Poesías póstumas (ib.), y Escritos políticos (ib.).<br />
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SOLER, Biografía del D. J. Balmes (Barcelona, 1850); GARCÍA DE LOS SANTOS, Vida de Balmes (Madrid, 1848); RAFFIN, J. Balmes, sa vie et ses ouvrages (Paris, 1849; Ger. Tr. Ratisbon, 1852); Art of Thinking (Dublín, 1882, Biog. Introd.); Protestantism and Catholicism Compared (Baltimore, 1850, Biog. Introd.); GONZÁLEZ HERRERO, Estudio histórico-crítico sobre las doctrinas de Balmes (Oviedo, 1905); MENÉNDEZ Y PELAYO, Historia de los heterodoxos españoles (Madrid, 1881) III, lib. VIII, iii; Baranera, Balmes (Vich, 1905). <br />
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F.P. SIEGFRIED<br />
Traducido por Ernesto Bañuelos C.</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Henry_Balme&diff=4179Henry Balme2007-11-30T01:07:01Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>(O Balma; también llamado Hugh)<br />
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Teólogo Franciscano, nacido en Genera, fecha incierta; murió el 23 de febrero de 1439. Entro a la Orden de Frailes Menores en la provincia de Burgundy. Era un hombre de excepcional valor, de acuerdo al testimonio de San Colette, quien era su confesor. Poseyendo un íntimo conocimiento de la vida de su penitente, escribió una breve cuenta de sus maravillosos dones. El santo sin embargo, conociendo de su existencia, la destruyó. Entre sus otros escritos existe uno de “Teología Mística” que fue atribuido a San Buenaventura y se encuentra en muchos trabajos del último, pero el editor de la última edición (Quaracchi, 1898, Vol. VIII, p. cxi), siguiendo a Sbaralea, se la devolvió a su autor original.<br />
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ANDREW EGAN <br />
Transcrito por Susan Birkenseer <br />
Traducido por Alonso Teullet</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=San_Baldred&diff=4178San Baldred2007-11-30T01:06:02Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Se reconocen varias acepciones<br />
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(1) Un Obispo célta de Strathclyde. Nació aproximadamente en 643; murió en Aldhame, Haddingtonshire, aproximadamente en 607. <br />
<br />
Se dice que fue el sucesor inmediato del gran San Kentigern o Mungo, el fundador de la Sede de Glasglow, Escocia. Al igual que San Kentigern, tenía ascendencia irlandesa, pero se le reconoce como un santo ingles, dado que se considera a Strathclyde como parte de Bretaña.<br />
<br />
Es un tanto obscura la cronología del período en el cual vivió, pero los más connotados historiadores de escocia están de acuerdo en que San Baldred nació a mediados del Siglo VI. Previo a su consagración, San Baldred había trabajado durante muchos años en Strathclyde, y había fundado muchas casas para monjes, casas para santas vírgenes, e iglesias en Haladme, Tyinguham y Preston Kira. <br />
<br />
Debido al clima de intranquilidad que era prevaleciente, se tuvo que retirar luego de haber ejercido el gobierno espiritual durante corto tiempo, algo que también le sucedió a su sucesor. Su festividad se observa el 6 de marzo.<br />
<br />
(2) Baldred, o Baltherus, un sacerdote ermitaño del Siglo VIII, que en ocasiones se ha confundido con el santo escocés al que anteriormente nos hemos referido. <br />
<br />
De conformidad con Simeon de Dirham, y Hovendeus, la fecha de su muerte es 756. Turgot de Dirham es más explícito, y nos dice que Baldred o Baltherus, el sacerdote, murió “en el año diecisiete del episcopado de Cynulf”, es decir en 756, o el 6 de marzo de 757. Este Baldred se asocia con la Sede de Lidisfrane, y fue un inglés. <br />
<br />
Se le atribuyen numerosos milagros, y su festividad es el 6 de marzo.<br />
<br />
Agregando más confusion, algunos escritores han imaginado que este Baldred es idéntico con Bilfritt o Bilfrid, un herrero u orfebre ermitaño, cuyo exquisito trabajo puede ser visto en el Museo Británico, en la cobertura del Libro de los Evangelios, generalmente conocidos como los Evangelios de San Cuthbert.<br />
<br />
Estas cubiertas fueron hechas durante el tiempo de los obispos Eadfrid y Ethelwold de Lindisfarne, de 698 a 740. Las reliquias de San Bilfrid fueron descubiertas por Aelfrid, y fueron colocadas con las de San Baldred, en San Cuthbert en Dirham, pero subsecuentemente fueron trasladadas a San Bede en 1104. <br />
<br />
COMERARIUS, citado en FORBE, Calendario de los Santos Escoceses; BOETIUS, Hist. Scot,; Reg. Ep. Glas., II; CHALMER, Caledonia; LESLEY, De Orig. Mor., et Rebus Gest. Scot.; BUTLER, Lives of the Saints (March 6). Acta SS. (March 6), I; BARING GOULD, Lives of the Saints, III; Turgot, Hist. Of Denelon; O'HANLON, Lives of the Irish Saints (March), III. <br />
<br />
W.H. GRATTAN FLOOD <br />
Transcripción de Becca Lyman<br />
Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes <br />
Dedicado a Santa Rita of Cascia</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Baldaquino_del_Altar&diff=4177Baldaquino del Altar2007-11-30T01:05:05Z<p>201.230.122.217: </p>
<hr />
<div>El "Caeremoniale Episcoporum (I, XII, 13), el tratar de los ornamentos del altar, dice que un pabellón (baldachinum) se debe suspender sobre el altar. Debe ser cuadrado en la forma, y lo suficientemente grande para cubrir el altar y el predella (oratorio) en el cual el celebrante está parado, y si puede ser hecho fácilmente, el color del terciopelo del material, de seda o de otro paño, con los cuales se cubre, debe variar con el color de los ornamentos del altar. Puede ser suspendido del techo por una cadena movible, para poder ser bajado o levantar cuando es necesario, o puede ser unido a la pared, o a los reredos en la parte posterior del altar. Puede tambien ser una estructura fija, y este es generalmente el caso en las iglesias grandes, y entonces se hace de marmol, piedra, metal, o madera maravillosamente tallada y recubierta con oro o plata, en la forma de una cupula erigida en cuatro pilares. En liturgia se llama el ciborium. El pabellon o el ciborium , segun la decision del Cong. Saco. Rit., debe ser erigido sobre el altar del Santisimo Sacramento (el 23 de mayo de 1846), y los otros altares de la iglesia (el 27 de abril de 1697). Pero como costumbre contraria, que ha prevalecido hasta ahora incluyendo Roma, es erigido solamente sobre el Altar Mayor y el altar del Sagrado Sacramento. El proposito del pabellon es proteger el altar de polvo o de otro material que caiga del techo, el cual es generalmente muy alto, y es dificil de mantener limpio. En festivales solemnes o solemnidades especiales, un pabellon temporal es erigido sobre el altar o en el exterior de la iglesia. La armazon en la cual se edifica el pabellon es llamada “altar-hearse”, una palabra probablemente derivada del coche funebre, cuyo marco se cubria con un pano , el cual cubria el cadaver en entierros solemnes. <br />
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A. J. SCHULTE<br />
Transcrito por Michael C. Tinkler<br />
Imagen proveida por Wm. Stuart French Jr.<br />
Traduccion X. L. Vilar – Del Castillo</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Bernardo_de_Balbuena&diff=4176Bernardo de Balbuena2007-11-30T01:03:39Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Poeta español nacido en 1568 en Valdepeñas y fallecido en 1627 en Puerto Rico. A muy temprana edad fue llevado por sus padres a México, donde recibió su educación. Después pasó veinte años en Jamaica y vivió el resto de sus días como obispo de Puerto Rico, para cuya sede fue designado en 1620. Publicó la Grandeza mexicana en 1604, y en 1608 en Madrid, Siglo de oro en las selvas de Erifile, una muy erudita novela pastoril abundante en bellos pasajes poéticos. El libro empero no contiene descripción alguna de paisajes o costumbres del Nuevo Mundo, ni conecta con la historia de su tiempo. Posiblemente por esta razón no alcanzó una gran demanda entre sus contemporáneos. Sin embargo, alcanzó el honor de ser reimpresa en 1821 por la Real Academia de la Lengua Española. Otra obra diferente, El Bernardo o La victoria de Roncesvalles, se publicó en Madrid en 1624 (nueva edición, 1808). Es un poema épico sobre el tema de la resistencia de España a la invasión de Carlomagno.<br />
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VENTURA FUENTES<br />
Transcrita por Christine J. Murray<br />
Traducido por Ángel Romera</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Miguel_Cabello_de_Balboa&diff=4175Miguel Cabello de Balboa2007-11-30T01:02:40Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Sacerdote secular nacido en Archidona, España, las fechas de su nacimiento y su muerte son desconocidas. En 1556 emigró al Perú, en América de Sur; Desde ahí fue a Quito, Ecuador, donde comenzó a escribir la “Miscelánea Antártica”, terminándola en Lima en 1586. No se conoce nada más sobre él, excepto que en los años 1602-1603, escribió una carta dando valiosos detalles acerca de las provincias de Pelechuco y Apolobamba en el este de Bolivia, entre los Andes y el río Beni. En esta carta él no afirma explícitamente que haya visitado esos distritos, pero la información impartida permite implicar esto. La carta se tomó de un libro escrito por el Padre Cabello del que no se sabe nada más.<br />
<br />
La “Miscelánea Antártica”, sin embargo, es una importante fuente. Desgraciadamente, la mayoría de esta permanece en manuscrito. Solo la tercera parte ha sido publicada en Francés por Ternaux Compans. El original estaba (1853) en posesión del célebre historiador Don Joaquín García Ycazbalceta en México. Una copia completa también existe en el Lenox Branch de la biblioteca pública de Nueva York. Esta contiene memorias tradicionales indias de la venida de los hombres blancos a Sudamérica de quienes se dice que predicaron la palabra de Dios a los aborígenes; también una teoría que afirma que los indios de la Patagonia y de Chile son descendientes de los piratas de Macassar. La legendaria historia de la tribu Inca es expuesta con amplitud, y el origen del Inca dado en una manera distinta a los acontecimientos relatados por otros autores españoles.<br />
<br />
TERNAUX COMPANS, Histoire du Pérou (tr. of part of CABELLO'S book) furnishes a few biographical data. More is told in the Diccionario universal de Historia (Mexico, 1853); LEóN Y PINELO, Epítome (1737-1738), has a short notice of the work. <br />
On the missions to the Bolivian Andes and Apolobamba, see the letter by CABELLO in Relaciones geográficas de Indias (Madrid, 1885), II; MENDIBURú, Diccionario etc. (Lima, 1876), II, gives only meagre information. <br />
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AD. F. BANDELIER<br />
Transcrito por Matthew Reak<br />
Traducido Alonso Teullet</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Santa_Balbina&diff=4174Santa Balbina2007-11-30T00:58:57Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Se encuentran en Roma recuerdos de Santa Balbina en tres puntos diferentes, que están relacionados con las primeras antigüedades de la Cristiandad en esa ciudad. En el relato puramente legendario del martirio de San Alejandro (acta SS., Maii, I, 367 sqq.) se menciona al tribuno Quirino, quien murió mártir y fue enterrado en la catacumba de Praetextatus sobre la Via Appia. Su gracia fue estimada con gran veneración y se describe en los viejos itinerarios (guías para los peregrinos) de las catacumbas romanas. La tradición dice que su hija Balbina, quien había sido bautizada por San Alejandro y que pasó su vida siendo soltera, fue enterrada luego de la muerte de su padre en la misma catacumba. La fiesta de Santa Balbina se celebra el 31 de marzo. Usuardo habla de ella en su martirologio, y su relato de Santa Balbina se apoya en los registros del martirio de San Alejandro. Existe otra Balbina cuyo nombre fue dado a una catacumba (come. Balbinae) que se extiende entre la Via Appia y la Via Ardeatina, a poca distancia de la pequeña Iglesia llamada Domine quo vadis (Dónde vas Señor). Sobre este cementerio en el siglo cuarto el Papa Marcos erigió una basílica. Existe todavía sobre la pequeña Aventina dentro de la misma ciudad el viejo título de San Balbina, primero mencionado en un epitafio del siglo sexto y en las firmas del Consejo romano (595) en tiempos del Papa Gregorio I. Esta iglesia fue erigida en un antiguo y amplio salón. Su santo titular se supone es idéntico con San Balbina que fue enterrada en las catacumbas de Praetextatus y cuyos huesos junto con los de su padre fueron traídos aquí en fecha más tardía. Sin embargo, no es seguro que los dos nombres se refieran a la misma persona. <br />
J.P. KIRSCH <br />
Transcrito por Christine J. Murray <br />
Traducido por Ángel Nadales</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Thomas_Bak%C3%B3cz&diff=4173Thomas Bakócz2007-11-30T00:58:24Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div> <br />
Cardenal y hombre de estado, nacido aproximadamente en 1442, en la villa de Erdoed, condado de Szatmar, en Hungría nororiental; murió el 15 de junio de 1521. Su familia perteneció a una clase baja, pero fue elevado al rango de la nobleza por su hermano mayor Valentino.<br />
<br />
Fue por medio de la generosidad del mismo hermano, que pudo continuar con sus estudios en el pueblo de Szatmár-Németi, luego en Cracovia, Polonia y finalmente en las ciudades italianas de Ferrara y Padua. Regresó a su país natal aproximadamente en el año 1470, con el grado de doctor, y fue muy rápidamente que se hizo conocido de los miembros más distinguidos del grupo eclesiástico de Italia, tal como Gabriel Rangoni, quien gozaba de la confianza del Rey Matías (1458-90) y mantenía altas posiciones en Hungría.<br />
<br />
Por un prelado, Bakócz fue presentado ante el rey en el año 1474; y a través de un afortunado incidente, atrajo la atención del soberano. Fue retenido en la corte y trabajó en la cancillería, y luego llegó a ser secretario del rey y substituto del canciller real. En 1480 recibió el grado de provost del pueblo de Titel, Sur de Hungría, y en 1486 fue promovido al obispado de Raab.<br />
<br />
Luego de la muerte de Matías, en 1490, nuestro personaje tomó parte activa en la selección de un nuevo rey; y cuando su candidato Ladislau II (1490-1516) fue seleccionado como príncipe y rey de Bohemia, Bakócz fue nombrado canciller. Llegó a ser casi el verdadero gobernante de su país, cuyos destinos dirigió con firmeza y habilidad.<br />
<br />
Estableció ventajosos tratados con otros poderes, e hizo de la alianza con Venecia, el pivote de su política exterior. Fue por ello que mantuvo a Hungría fuera de la Liga de Cambrai, formada en 1508 entre el Papa Julio II (1503-13), Francia, España, y el Emperador Maximiliano (1493-1519) contra Venecia. No es de extrañar entonces que las autoridades de Venecia aseguraran, por intermedio del Rey Ladislau, honores y riquezas para el poderoso y ambicioso prelado.<br />
<br />
Cuando el obispado de Erlau quedó vacante en 1491, Bakócz fue nombrado en ese cargo, por decisión del rey. El Papa Alejandro VI (1492-1503) al principio su opuso, pero luego ratificó la decisión, en 1492. En diciembre de ese mismo año, se transfirió a nuestro personaje a la Sede de Gran. Además, fue nombrado cardenal en 1500, y también Patriarca de Constantinopla en 1507.<br />
<br />
Ante ello, la República de Venecia con gusto le asignó a él los ingresos que correspondían, por estar dentro de la jurisdicción del nuevo territorio patriarcal. No satisfecho con esto, Bakócz aspiró al trono papal, y llegó a tener las garantías de apoyo por parte del Emperador Maximiliano, y de Venecia. Sin embargo, circunstancias adversas impidieron que estas esperanzas se concretaran. Un hombre de tal prominencia tenía que dejar su impresión en los eventos eclesiásticos. Cuando en 1510 varios cardenales se rebelaron contra el Papa Julio II, ambos bandos trataron de ganarse sus simpatías.<br />
<br />
Bakócz mantuvo una actitud de expectativa, hasta que el Papa, en 1511, condenó el esquematismo del Concilio de Pisa y anunció un sínodo general que debía ser celebrado en Luterano en 1512. Bakócz fue invitado a este concilio y sin reticencias, embarcó desde Ancona, Venecia, hacia Roma, a donde arribó en enero de 1512. Allí fue recibido por el papa, con pompa y esplendor.<br />
<br />
Tomó parte activa en el concilio que se iniciaba al día siguiente. Participó en el Comité de Reforma a la Iglesia y de la Curia Romana. Después de la muerte del Papa Julio II, a principios de 1513, y durante el cónclave, fue evidente que tenía pocas posibilidades de ser pontífice; el 10 de marzo, el Cardenal Medici fue seleccionado, y se constituyó en el Papa León X (1513-21).<br />
<br />
El nuevo papa se aseguró los servicios del influyente Bakócz para una cruzada contra los turcos. Le nombró delegado no solamente ante Hungría, sino también ante los países vecinos, y le dio amplias facultades. Luego de su retorno a Hungría en 1514, hizo preparativos para la expedición y pronto se reunieron unos 100,000 soldados bajo el liderazgo de Jorge Dozsa.<br />
<br />
Desafortunadamente los nobles se opusieron a esta empresa, y toda la iniciativa terminó en una guerra civil entre los Cruzados; de ella la nobleza resultó victoriosa. Luego de la muerte del Rey Ladislau II en 1516, la influencia de Bakócz cesó casi completamente; los últimos días de su vida los pasó en retiro.<br />
<br />
Fue un hombre de mundo, muy ambicioso, no siempre delicado en la utilización de los medios y de la definición de los fines. Su gran fortuna e influencia fueron heredadas a los miembros de su familia. En su uso del poder llegó a ganarse enemigos, los que al final triunfaron. Su conducta personal fue sin mancha. Sus enemigos no le pudieron adscribir aún sospechas de cosas mal hechas.<br />
<br />
Fue un hombre profundamente religioso y tuvo especial devoción por la Virgen María, en cuyo honor estableció la Catedral de Erlau, y construyó otra en Gran. En esta última, tienen descanso sus restos, en una estructura renacentista.<br />
<br />
Fraknot, Erdodi Bakócz Tamais (Budapest, 1889); Danko, in Kirchenlex s. v. Bakacz (Freiburg, 1886), I. <br />
<br />
FRANCIS J. SCHAEFER <br />
Transcripción de Susan Birkenseer <br />
Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Venerable_Charles_Baker&diff=4172Venerable Charles Baker2007-11-30T00:57:54Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Jesuita mártir inglés, conocido también como David Lewis, nacido en Monmouthshire en 1616; murió en Usk el 27 de agosto de 1679. Su padre Morgan Lewis, fue católico convertido; su madre Margaret Pritchard, fue devota católica.<br />
<br />
Nuestro personaje fue criado como protestante y educado en la Escuela Real de Gramática de Abergavenny, de la cual su padre fue el director. Cuando tenía 16 años de edad, estuvo tres meses en París acompañando al hijo de Earl Rivers; allí fue recibido en la Iglesia, por el Padre Talbot, S.J. A su regreso a Inglaterra, permaneció con sus padres hasta la muerte de estos. Luego teniendo el deseo de ser sacerdote, fue a Roma, donde fue adminitido como alumno en el Colegio Inglés, el 3 de noviembre de 1638.<br />
<br />
<br />
Fue ordenado sacerdote en 1642, y entró en el noviciado de la Sociedad de Santa Andrea, el 16 de abril de 1644. En 1647 fue enviado a la misión inglesa, pero fue llamado de retorno y se le nombró Padre Espiritual del Colegio Romano. En 1648 retornó finalmente a Inglaterra, y fue asignado al Distrito South Wales, donde laboró con mucho celo durante 28 años. Se dice que con el fin de evitar las persecuciones, tomó largos y peligrosos viajes de nocturnos, de manera que pudiera visitar a los fieles cubierto por las sombras, y su devoción le mereció ser llamado Padre de los Pobres.<br />
<br />
En el verano de 1678, Tito Oates se hizo presente con sus pretendidas revelaciones y ofreció en medio de la discriminación, recompensas por el descubrimiento y arresto de padres y Jesuitas. El Padre David fue una de las víctimas. Un discriminador y perseguidor calvinista llamado Arnoldo, que antes le había profesado amistad, le hizo arrestar en Llantarnam en Monmouthshire, el 17 de noviembre de 1678.<br />
<br />
Fue llevado en algo así como una procesión triunfal a Abergavenny, donde en alusión a uno de los artículos que había fabricado Oates, fue mostrado ante la gente como el “pretendido Obispo de Llandaff”. Fue enjuiciado y mientras duraban las actividades legales, encarcelado, primero en Monmouth y luego en Usk. El juicio comenzó en Monmouth el 16 de marzo de 1679. Fue imposible establecer las relaciones entre nuestro personaje y el pretendido delito que se le imputaba; en vista de ello, se le atribuyeron cargos en función del estatuto 27 de Elizabeth. Esto último establecía en el rango de gran traición, el tomar órdenes de la Iglesia de Roma, y luego de ello regresar a Inglaterra y decir Misa.<br />
<br />
El juicio no fue justamente conducido, y los testigos no tenían valor. Aún con todo ello, fue condenado a penas bárbaras prescritas en la ley. En un primer momento, como prisionero, fue conducido a Londres, y confrontado allí con Oates y sus asociados. Se esperaba que pudiera salvar su vida mediante apostasía o inculpando a otros. Pero estas situaciones no ocurrieron. Por tanto, fue enviado de regreso a Monmouthshire, y la sentencia fue llevada a cabo en Usk. La causa de su beatificación fue introducida con el nombre de “David Lewis, alias Charles Baker” por decreto del 4 de diciembre de 1886.<br />
<br />
Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Francis_Asbury_Baker&diff=4171Francis Asbury Baker2007-11-30T00:57:02Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Francis Asbury Baker<br />
Sacerdote de la Congregación de San Pablo Apóstol; nacido en Baltimore, Maryland, Estados Unidos, el 30 de marzo de 1820. Murió el 4 de abril de 1865. El padre Baker fue hijo del Dr. Samuel Baker, un notable cirujano de Baltimore. <br />
Se graduó del Colegio de Princeton en 1839. Sus padres, a quienes perdió tempranamente en su vida, habían sido metodistas, pero los hijos sobrevivientes se unieron a la Iglesia Episcopal. El tomó las órdenes en comunión y fue ordenado presbítero en septiembre de 1846. Su carrera prometió ser no solamente exitosa, sino brillante.<br />
<br />
Poseía muchos dones mentales, además de una personalidad refinada y atractiva. Fue profundamente piadoso, muy consagrado al trabajo que había seleccionado. Fue asignado como primer asistente en la Iglesia de San Pablo en Baltimore, y seis años más tarde fue nombrado rector de la Iglesia de San Lucas en la misma ciudad. Llegó a ser un elocuente predicador.<br />
<br />
Los años del movimiento de Oxford coincidieron con los de su temprana preparación y su influencia en los Estados Unidos dio como resultado la conversión de muchas personas distinguidas. No era posible que alguien tan sincero e inteligente como Baker pudiera permanecer inmóvil ante el retorno de los principios del catolicismo. Algo que causó el estudio de la historia y la teología patrística.<br />
<br />
Las decisiones que llegó a tomar fueron costosas en términos afectivos, pero escuchó la llamada, y en 1853, hizo su profesión de fe. Atraído por la vida religiosa, entró en la orden Redentorista. Fue ordenado sacerdote en la Catedral de Baltimore el 21 de septiembre de 1856. Desde entonces principió una fecunda labor como misionero.<br />
<br />
Los redentoristas habían inaugurado su trabajo en 1851, en lo que compete a los católicos de habla inglesa en Estados Unidos. La mayor inmigración que tuvo lugar hizo que su trabajo fuera exhaustivo y continuo. El grupo misionero incluyó a los Padres Hecker, Walworth, Hewit, y Deshon. Todos convertidos, y todos estadounidenses, una inusual y variada combinación. En medio de ello, la llegada del Padre Baker fue algo muy valioso.<br />
<br />
Realizó su trabajo con mucha dedicación, como un apóstol, con madura y persuasiva elocuencia, llegó a tener el carácter atractivo y el magnetismo de la santidad. Estas no son palabras de solamente elogios. Se basa en las percepciones de que dieron testimonio los críticos, las numerosas conversiones, las impresiones de afecto, y las evidencias que provocaron en quienes escucharon sus dotes en oratoria. Ello colocó al Padre Baker en un lugar privilegiado entre los predicadores católicos.<br />
<br />
En sus sermones encontramos una prédica con argumentos convincentes, una dicción clara y finalizada, una utilización abundante de la escritura, lo que combinado con su honesta presentación, llegó a producir un mensaje con efecto poderoso.<br />
<br />
Dejó los redentoristas, conjuntamente con los Padres Hecker, Walworth, Hewitt y Deshon, a fin de establecer una misión comunitaria para las parroquias inglesas. Llegaron a fundar el Instituto Paulino. Fue él quien dio el impulso a fin de establecer la tradición de realizar con exactitud y resplandor, el ceremonial religioso; algo que llegó a ser característico de la comunidad. Murió de tifoidea neumónica, la que contrajo mientras atendía a los enfermos.<br />
<br />
HEWIT, Memoir of the Life of the Rev. Francis A. Baker (New York, 1865); Sermons of the Rev. Francis A. Baker (New York, 1896); WALWORTH, The Oxford Movement in the U.S. (New York, 1895). <br />
<br />
MICHAEL PAUL SMITH <br />
Transcrito por Herman F. Holbrook<br />
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Traducción al español por Giovanni E. Reyes</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=David_Augustine_Baker&diff=4170David Augustine Baker2007-11-30T00:56:11Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Famoso monje benedictino, místico y ascético, escritor nacido en Abergavenny, Inglaterra, el 9 de diciembre de 1575. Murió víctima de la plaga en Londres, el 9 de agosto de 1641. Su padre fue William Baker, trabajador de Lord Abergavenny, su madre, una hija de Lewis John (alias Wallis) Vicario de Abergavenny. Fue educado en el Hospital de Cristo y en Broadgate, ahora Colegio Pembroke de Oxford. Luego llegó a ser miembro de Clifford y más tarde del Middle Temple. En Oxford, perdió su fe en la existencia de Dios, pero años más tarde, experimentó en lo que pareció ser un milagro: se salvo de la muerte estando en condiciones de mucha gravedad. <br />
Esa fue una forma en la que cruzó el umbral de la Iglesia Católica y fue recibido en el seno de la fe. En 1605 se unió a la orden benedictina en Papua, pero su frágil salud le obligó a posponer su profesión religiosa, y retornó a casa donde encontró a su padre a punto de morir. Habiéndose reconciliado con la Iglesia asistió a su padre en los últimos momentos; puso las cosas mundanas de lado, y regresó a la vida de clausura. Hizo profesión de fe con los padres de Italia e Inglaterra como miembro de la Congregación Cassinese. Más tarde fue agregado a la Congregación Inglesa.<br />
<br />
Cumplió con el deseo que tenían sus superiores, en función de dedicarse a la investigación y al estudio. Todo ello con el fin de rechazar, refutar, el error que la congregación de Inglaterra estaba cometiendo en relación con la disposición antigua benedictina en Cluny, que había sido fundada en 910. Fue vitalmente ayudado en sus estudios, por el contenido de la Biblioteca Cottonian, la que fue puesta a su disposición.<br />
<br />
Con la colaboración de los padres Jones y Clement Reyner, pudo colocar el fruto de su trabajo investigativo, en el volumen titulado “Apostolatus Benedictorum in Anglia”. Por medio de Sir Robert Cotton, el Padre Baker estableció contacto con el anticuario William Carden, y con otras personalidades de su época. En 1624 fue enviado al convento benedictino de Cambrai, el que para ese entonces estaba recientemente inaugurado. Su misión fue la de fortalecer el espíritu religioso.<br />
<br />
En ese lugar permaneció por espacio de unos nueve años, tiempo durante el cual escribió muchos de sus tratados ascéticos, los que están contenidos en el valioso trabajo “Sancta Sophia”. Esta obra fue compilada por Serenus Cressy. En 1633 fue trasladado a Douai, donde escribió su extenso tratado sobre la misión inglesa. Sus hábitos austeros fueron reducidos debido a la subsistencia que estuvo obligado a realizar en Londres, debido a que perseguidores se encontraban tras sus pasos.<br />
<br />
Su vida, no obstante estas peripecias, no terminó en el martirio, sino que su final fue causado por la plaga que asolaba Europa. Sucumbió a los 66 años de edad. Muchos de los treinta tratados escritos por el Padre Baker, se pueden encontrar en forma de manuscritos en Downside, Ampleforth, Stanbrook y en monasterios benedictinos de Inglaterra. Aún se espera que pueda producirse una adecuada biografía de este maestro de la vida ascética.<br />
<br />
SWEENEY, Life and Spirit of Father Baker (London, 1861); DODD, Church History, III, 112; WOOD, Athenae Oxon, ed. BLISS, III, 7; Cotton.MS., Julius C., III, f.12; EVANS, Portraits, 12,348-12,349; Dublin Review, New Series, XXVII,337; The Rambler, March, 1851, p.214; COXE, Cat. Codd. MSS. Collegii Jesu, Oxon., 25-30; WELDON, Chronological Notes; Catalogue of Rawlinson MSS.; COOPER in Dict. of Nat. Biog. <br />
<br />
J.M. STONE <br />
Transcrito por Herman F. Holbrook<br />
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Traducido al español por Giovanni E. Reyes.</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=San_Baithen_de_Iona&diff=4169San Baithen de Iona2007-11-30T00:55:39Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Monje irlandés, especialmente seleccionado por San Columba para ser parte de un grupo de misioneros que fue enviado a Bretaña en 563. Nació en 536, siendo hijo de Brenaron, fue ardiente discípulo de Columba y fue nombrado Abad de Tiree Island, un monaterio fundado por San Comgall de Bangor. San Adamiano, al recordar la muerte de San Colomba, nos dice que las palabras últimas del Apóstol de Iona al estar transcribiendo el Salmo 53, fueron: “Debo detenerme aquí, dejen que Baithen escriba lo que sigue”. <br />
A Baithen se le había considerado como el más probable sucesor de Columba. Así fue. A la muerte del Gran Apóstol, en 596, los monjes, unánimemente confirmaron su opción en el lugar de su fundador. San Baithen fue mantenido en alta estima y fue también un sabio consejero. Su consejo fue buscado por muchos santos irlandeses, incluyendo San Fintan Munnu de Taghmon.<br />
<br />
San Adamnan (Eunan), el biógrafo de San Columba, nos narra muchos incidentes interesantes en la vida de San Baithen, pero el mero hecho de ser el sucesor de San Columba, por el expreso deseo de sus apóstoles, es elemento casi suficiente para atestiguar su valía. El Martirologio de Donegal, contiene las siguientes anécdotas.<br />
<br />
Cuando San Baithen repartía el alimento, antes de ello, recitaba “Deus in adjutorium deum intende”. También “cuando trabajaba en el campo, conjuntamente con los monjes, en la colecta de las cosechas, acostumbraba dirigir una mano al cielo, bendiciendo a Dios, mientras con la otra mano tomaba el fruto del campo”. A San Baithen de Iona también se le conoce como Baithen Mor, a fin de distinguirlo de los otros ocho santos que comparten el mismo nombre. El sufijo Mor, significa “el Grande”. Escribió una vida de su maestro, y algunos poemas irlandeses, los que ahora se han perdido, pero que fueron vistos por San Adamnan.<br />
<br />
Dirigió Iona solamente durante tres años. Su muerte ocurrió en el año 600, aunque los “Annals de Ulster” datan de 598. Quizá el verdadero año fue el de 599. Sin embargo su festividad tiene lugar el 6 de octubre. Algunos escritores puntualizan que San Baithen de Iona es el patrón de Ennisboyne, del condado de Wicklow, pero esto se debe a la confusión existente con San Baoithin, o Baithin MacFindech, cuyas festividades se conmemoran el 22 de mayo. Otro San Baoithin, hijo de Cuana, es el patrón de Tibohin en Elphin, y su festividad tiene lugar el 19 de febrero.<br />
<br />
W.H. GRATTAN FLOOD <br />
Transcrito por Christine J. Murray <br />
Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Abbate_Giuseppe_Baini&diff=1528Abbate Giuseppe Baini2007-11-30T00:54:52Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Nació en Roma el 21 de octubre de 1775. Murió allí el 21 de mayo de 1844. Baini realizó sus primeros estudios musicales bajo la dirección de su tío Lorenzo Baini, un distinguido discípulo de la Escuela de Roma, quien le introdujo en el espíritu y las tradiciones del estilo palestrina. <br />
Más tarde, Baini llegó a ser alumno y amigo de Jannaconi, el director de coro en la Basílica Vaticana. Fue por intermedio de este maestro, que Baini fue admitido en el coro de la Capilla Sextina como parte de los cantantes bajos. En 1818 fue electo por unanimidad como director del famoso coro, una posición que mantuvo hasta su muerte.<br />
<br />
Baini dejó un número considerable de composiciones (notablemente su “Miserere” que cantada a diez voces, aún se presenta, alternativamente con Allegri y Bai, durante la Semana Santa, por parte del coro de la Capilla Sixtina). Todas esas obras fueron escritas en el estilo del gran período de la polifonía clásica. Empero, el gran trabajo de su vida fue su “Memorie storico-critiche della vita e delle opere di Giovanni Pierluigi da Palestrina” (1828).<br />
<br />
La traducción de los trabajos al alemán, por Francis de Sales Kandler (Viena, 1834), fue un factor muy importante para que la escuela Palestrina se constituyera en una influencia notable en la restauración de la música litúrgica. Algo que estaba teniendo lugar por ese entonces.<br />
<br />
La publicación de los trabajos completos de Palestrina, fue uno de los resultados de la dedicación de Baini en función de biógrafo del maestro. Baini vivió tan vívidamente grandes épocas de pasado musical, que quizá escasamente tuvo simpatía o entendimiento por los movimientos modernos del arte que ocurrían en su tiempo. Además de la biografía de Palestrina, dejó un estudio sobre el ritmo, titulado “Saggio sopra l´identit á di ritmo musicali e poetici”, una historia no concluida sobre el Coro de la Capilla Sixtina. Dejó además, otras obras cuyo contenido enfatiza más el sentido crítico o retórico.<br />
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AMBROS, Geschichte der Musik (Leipzig, 1881); REIMANN, Musik Lex. (Leipzig, 1905). <br />
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JOSEPH OTTEN <br />
Transcripción de Maelin Crockett <br />
Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Ralph_Baines&diff=4167Ralph Baines2007-11-30T00:54:19Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Obispo de Lichfield y Conventry, Inglaterra; nació en Knowsthorp, York, es incierta su fecha de nacimiento. Murió el 18 de noviembre de 1559. Educado en el Colegio de San Juan, Cambridge. Fue ordenado sacerdote en Ely, en 1519. Fue rector de Hardwicke en Cambridgeshire hasta 1544 cuando fue enviado a París, donde llegó a ser profesor de hebreo. En 1553, regresó a Inglaterra donde fue consagrado Obispo de Lichfield y Conventry, el 18 de noviembre de 1554. Vigorosamente se opuso a los reformistas y fue de los ocho defensores de la doctrina católica en la Conferencia de Westminster 1558-59. <br />
Con la llegada de Elizabeth al poder, fue privado de su condición de obispo (21 de junio de 1559) y entregado al cuidado de Guindal, obispo protestante de Londres; ello lo convirtió en ser uno de los once obispos encarcelados. Las recientes investigaciones del Reverendo G. Philips, quien ha estudiado exhaustivamente la situación de los obispos encarcelados, muestra que aún cuando formalmente se les declaraba huéspedes, en verdad eran prisioneros.<br />
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Su cautiverio duró hasta el 18 de noviembre de 1559, cuando, tal y como lo escribe Pitts, “murió el ilustre Confesor del Señor”. El escribió "Prima Rudimenta in linguam Hebraicam" (París, 1550); "Compendium Michol, hoc est absolutissimæ grammatices Davidis Chimhi" (París, 1554); "In Proverbia Salomonis" (París, 1555). <br />
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SANDERS, Report to Cardinal Moroni, 1561 (Cath. Record Soc. Pubs., 1905), I; PITTS, De Angl. Script. (1623); DODD, Church History (1688), Pt. III, ii, art. 3; COOPER, Athenæ Cantabrigienses, 1,202; GILLOW, Bibl. Dict. Eng. Cath. (Londres, 1885); BRIDGETT AND KNOX, Q. Eliz. and the Cath. Hierarchy (Londres, 1889); PHILLIPS, Extinction of the Ancient Hierarchy (Londres, 1905). <br />
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EDWIN BURTON <br />
Traducido al español por Giovanni E. Reyes</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Peter_Augustine_Baines&diff=4166Peter Augustine Baines2007-11-30T00:53:48Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Obispo titular de Siga, una de las figuras más notables entre los católicos ingleses en el periodo de la Emancipación, nació en Kirkby, Lancashire, el 25 de Enero de 1787; muerto el 6 de Julio de 1843. Para su educación primaria fue enviado al monasterio inglés de Lampsing, en Hannover, donde llegó en 1798. Cuatro años más tarde el monasterio fue suprimido por el gobierno prusiano, y los monjes y sus discípulos regresaron a Inglaterra. Algunos, entre ellos Baines, se refugiaron en el recién fundado monasterio de Ampleforth, en Yorkshire. No pasó mucho antes de que sus talentos y fuerza de carácter le destacaran en esta pequeña comunidad. Ingresó en la Orden Benedictina, y tuvo sucesivamente todos los puestos de autoridad en el monasterio, excepto únicamente el de prior. En 1817 Baines dejó Ampleforth y fue destinado a Bath, una de las misiones benedictinas más importantes del país. Allí se convirtió en una figura bien conocida, atrayendo sus sermones gran atención no sólo entre los católicos, sino también entre los protestantes. Sus cartas impresas en respuesta al arcediano Moysey crearon bastante revuelo, siendo comúnmente conocidas como “la defensa de Baines”. Al continuar creciendo su reputación, el obispo Collingridge, O.S.F., Vicario Apostólico del Distrito Occidental, le eligió como su coadjutor. Recibió la consagración episcopal como obispo titular de Siga de manos del arzobispo Murray, en Dublín, el 1 de Mayo de 1823.<br />
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El obispo Baines empezó enseguida a formular planes para el futuro del distrito, en la amplia escala que cuadraba a su mente. Dándose cuenta de que, único entre los cuatro distritos, estaba sin seminario regular para la educación de su clero, se puso a trabajar para cubrir el vacío. El Distrito Occidental difería de los otros tres en que el obispo había sido siempre elegido de entre el clero regular – Benedictinos y Franciscanos – y una gran parte de las misiones estaban en sus manos. El doctor Baines pensó que encontraba la solución a su dificultad utilizando la nueva escuela que se había abierto recientemente en Downside, Bath. El hecho de que estuviera bajo dirección benedictina no le pareció una desventaja, y nos ha asegurado que entendía que el plan en conjunto beneficiaría a su orden. Pero consideraba que un obispo debe ser supremo en su propio seminario, y audazmente propuso que toda la comunidad de monjes de Downside abandonara la Congregación benedictina inglesa, y se colocara bajo la autoridad del obispo del Distrito Occidental. La idea no fue recibida favorablemente en Downside, así que el obispo presentó la propuesta alternativa de que intercambiaran su propiedad con la de Ampleforth, esperando que los miembros de su propio monasterio acogerían más favorablemente su plan. Esta propuesta, sin embargo, fue también rechazada, y las cosas quedaron así durante algunos años.<br />
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En 1826 la salud del obispo Baines se quebrantó, y se le ordenó un largo viaje al Continente. Pasó la mayor parte del tiempo en Roma, y Wiseman nos cuenta (Últimos cuatro Papas, p. 323) que León XII, deseando crear un cardenal benedictino, se fijó en el obispo Baines para tal dignidad, y sólo la muerte le impidió llevar a cabo su intención. El obispo Collingridge murió el 3 de Mrazo de 1829, el mismo año en que se aprobó la Emancipación católica, y el obispo Baines volvió a Inglaterra, restablecido de salud, para sucederle como Vicario Apostólico. Enseguida resucitó su plan de un seminario en Downside, y, habiendo fracasado en lograr el consentimiento de los monjes, planteó el argumento de que los monasterios de Downside y Ampleforth nunca habían sido erigidos canónicamente, pues, debido a la condición inestable de la misión inglesa, se había pasado por alto la formalidad de obtener el consentimiento escrito del ordinario. Sacaba la drástica conclusión de que todos los votos monásticos habían sido inválidos, y que la propiedad pertenecía a los obispos. El caso se discutió en Roma, pero se consideró que, incluso si la ley en sentido estricto estaba a favor del obispo Baines, la equidad pedía que se mantuvieran los derechos de los benedictinos, y se emitió una sanatio por la autoridad papal, dando por bueno cualquier posible defecto del pasado. Se dio permiso, sin embargo, a cuatro de los monjes de Ampleforth, incluyendo al prior, para que se secularizasen. Lo dejaron, junto con treinta de los alumnos, para unirse al obispo Baines, que se había secularizado, en la fundación de un nuevo colegio. El sitio elegido fue Prior Park, una vasta mansión en las afueras de Bath, que compró el obispo Baines, y empezó a trabajar para construir dos colegios, a ambos extremos de la mansión, que dedicó a San Pedro y San Pablo respectivamente, pretendiendo que el primero fuera un colegio laico, y el segundo un seminario. Parece haber tenido ideas de una Universidad católica como secuela de la Emancipación, y se pretendía que Prior Park fuera su centro. <br />
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El nuevo colegio se abrió así bajo los más favorables auspicios; pero nunca llegó a ser realmente próspero. Los edificios eran de escala demasiado vasta para el número de estudiantes, y el clero más antiguo vio con recelo una empresa que temía absorbiera todos los recursos de la diócesis. En añadidura a las dificultades, en el año 1836 un fuego destructor consumió el interior de la mansión, implicando nuevos gastos para reparar el daño. En 1840 el numero de vicariatos se elevó de cuatro a ocho, separándose Gales como distrito propio. El obispo Baines continuó en el Distrito Occidental hasta tres años después, cuando tuvo lugar su repentina muerte. El 4 de Julio de 1843 distribuyó los premios en Prior Park; al día siguiente predicó en la inauguración de la nueva iglesia de St. Mary on the Quay, Bristol, volviendo por la tarde a Prior Park, aparentemente con su salud habitual; pero a la mañana siguiente se le encontró muerto en su cama. Su funeral en Prior Park se llevó a cabo con la solemnidad debida a su posición y personalidad; pero cuando, algunos años después, se vendió el colegio, su cuerpo fue trasladado a Downside, donde descansa hoy.<br />
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Muchos de los sermones, pastorales, etc., del obispo Baines se publicaron, y algunos tuvieron varias ediciones. Una pintura al óleo suya, antiguamente en Prior Park, está ahora en Bishop’s House (St. Ambrose), Clifton. Hay un grabado suyo en el Directorio católico para 1844. <br />
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GILLOW, Bibl. Dict .Eng. Cath; KENT en Dict. Nat. Biog.; BRADY, Episcopal Succession; OLIVER, Collections; WISEMAN, Last Four Popes; BIRT, Downside; ALMOND, Hist. of Ampleforth; Memoria en Cath. Directory, 1844.<br />
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BERNARD WARD<br />
Traducido por Francisco Vázquez</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Christopher_Bainbridge&diff=4165Christopher Bainbridge2007-11-30T00:53:02Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Arzobispo de York, y Cardenal. Nació en Hilton, cerca de Appleby, en Westmoreland, probablemente en el año 1464. Murió en Roma, el 14 de julio de 1514. Procedente de Oxford, entró al Queen´s College del cual llegó a ser “provost” en 1495. Llegó a ser un benefactor de su colegio. <br />
Llegó a ocupar cierto número de cargos, incluyendo el de tesorero de la Diócesis de Londres, en el tiempo de Enrique VII, fue también Maestro de Rolls, un puesto que tuvo hasta que fue enviado a la Sede de Durham. Esto tuvo lugar en 1507. El rey, mediante tal medida, restauraba la sede a nuestro personaje.<br />
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Fue consagrado el 12 de diciembre. Tuvo el cargo solamente durante un breve período, luego del cual fue trasladado a York, al año siguiente, tal y como lo daba a conocer una Bula Papal del 20 de septiembre de 1508. En 1509, fue enviado por Enrique VIII como su embajador a Roma. Julio II lo hizo cardenal el 10 de marzo de 1511, dándole con ello el título de San Praxedis. Debido a que negoció la adhesión de Henry al Papa contra Francia, este último país le tuvo antipatía durante toda su vida.<br />
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Como cardenal, fue comisionado por Julio para dirigir una expedición militar contra Ferrara, la cual exitosamente fue sitiada. Tuvo un papel muy importante en lograr que el Papa León X, estableciera que Henry tuviera el título del “Rey más Cristiano”, el cual, Luis de Francia había reducido en mérito al entablar guerra contra el papado. No obstante, en 1514, su proyecto de paz fue abortado.<br />
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Bainbridge fue envenenado por un sacerdote italiano llamado Rinaldo de Modena, quien actuó de esa manera como una manifestación de venganza, ante una afrenta que el cardenal, siendo hombre de temperamento violento, le había infringido. Se indicó que el crimen había sido perpetrado por Silvestre de Giglis, Obispo de Worcester, embajador inglés, residente en Roma, pero de Giglis se exoneró. Bainbridge fue sepultado en el Hospicio Inglés, ahora conocido como Colegio Inglés, en Roma. Fue quien mantuvo los intereses de Henry en la Curia.<br />
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GAIRDNER in Dict. Nat. Biogr.; WOOD, Athenæ Oxon.; GODWIN, De Præsul.; LE NEVE, Fasti; STUBBS, Episc. Succession; WEAVER, Somerset Incumbents. <br />
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HENRY N. BIRT <br />
Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes</div>201.230.122.217https://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Thomas_Baily&diff=4164Thomas Baily2007-11-30T00:52:33Z<p>201.230.122.217: </p>
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<div>Fue clérigo católico. Nació en Yorkshire, Inglaterra; murió en Douai, Francia el 7 de Octubre del 1591. Estudió en Glare Hall, Cambridge; donde obtuvo el título de Bachiller de las Artes en 1546. Poco después se convirtió en profesor de esa misma casa, llegando a ostentar la Jefatura de Artes en 1549. En 1554 fue nombrado Vigilante y al año siguiente se suscribió a los Artículos de la Iglesia Católica Romana. <br />
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En noviembre del 1557 fue nombrado Director de Glare Hall y se le concedió el grado de Bachiller de Divinidad en 1558. En el mismo año la reina Isabel I ascendió al trono y los protestantes hicieron denodados esfuerzos por reclutar nuevos miembros entre sus filas pero Baily rehusó aceptar la nueva religión. Como consecuencia de esto fue destituido de la Dirección. Visitó Louvain donde permaneció hasta el 30 de Enero de 1576, en el intervalo que transcurrió hasta que fue nombrado Doctor en Divinidad. De Louvain se trasladó a Douai por invitación del Doctor Allen (posteriormente Cardenal) durante cuya ausencia Tomás ocupaba el cargo de Rector de la Universidad Inglesa, tanto en Douai como en Reims. Finalmente abandonó Reims el 27 de Enero de 1589, regresando a Douai donde permaneció hasta su fallecimiento. Compartió con el Cardenal Allen la Dirección de la Universidad, estando la disciplina en manos del Cardenal, los asuntos temporales en manos del Dr. Baily y en manos de Bristow y de otros colaboradores del Cardenal, los estudios. Fue enterrado en la capilla de San Nicolás, en la iglesia parroquial de San Jaime, en Douai.<br />
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Traducido al español por Alicia Fernandez Jarrín</div>201.230.122.217