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Martes, 16 de abril de 2024

Uso litúrgico del Agua

De Enciclopedia Católica

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Aparte del Agua Bendita (q.v.) que es usada por la Iglesia en muchos de sus ritos de bendición, y además del agua utilizada en el lavado de pies y manos (Verse LAVADO DE PIES Y MANOS) y en la fuente Bautismal (q.v.), el agua tiene un lugar reconocido en el ritual de toda Misa y en un cierto número de oficios pontificios y extraordinarios que incluye algunas formas de lavado. Con el respeto al agua mezclada con el vino en la Misa, los Padres desde mucho tiempo antes han tratado de buscar las razones de por qué la Iglesia usa un cáliz mixto mientras que la narrativa del evangelio implica que Cristo consagró vino puro. San Cipriano (Ep. LXIII, 13) discutiendo esta cuestión ve una analogía a la unión de Cristo con su gente creyente, pero, como el Concilio de Trento señala (Sess.XXII, De Missa, VII), es además esta referencia al flujo de sangre y agua del costado de Cristo, del cual la Iglesia, el dispensario de los sacramentos, fue formada, como una nueva Eva, del costado del nuevo Adán. Fue probablemente en alusión al anterior simbolismo (la unión de la gente con Cristo) que el antiguo “Ordines romani” dirigió el coro (schola cantorum) para presentar el agua en el ofertorio de la Misa. Podemos notar también que por largo tiempo se mantuvo la práctica de la Iglesia Griega Ortodoxa de verter un poquito de agua caliente en el cáliz inmediatamente antes de la Comunión, y aunque parece no haber evidencias confiables de una costumbre de ese tipo en los primeros siglos, la ausencia de esta usanza entre los Latinos es hecha por los Griegos un serio campo de reproche. En la purificación del cáliz, el agua es usada nuevamente en el segundo lavado, pero en la práctica del presente de acuerdo a la cual el lavado del vino y el agua son tomados por el sacerdote, no siempre predominó en la Edad Media. En la otra mano estaba una costumbre muy general de proveer agua, o agua y vino, a los comulgantes para beber como una “purificación” luego de la Comunión. De hecho esto está prescrito en las rúbricas existentes del Misal (Rit. Ser., X, 6) no obstante el “Caeremoniale episcoporum” en el Día del Este habla de una purificación de vino solo. Más allá, un estricto uso litúrgico del agua es también hecho en oficios tales como la colocación de la piedra de fundación de una iglesia y la consagración de un cementerio, no obstante aquí la bendición consiste solamente de cinco oraciones comúnmente usadas para hacer el agua bendita común. En la bendición de la campana, a diferencia de la dedicación de una iglesia donde algo más notable ocurre. En el caso de la campana, una oración completamente nueva, “Benedic, Domine, hanc aquam”, es insertada, y con el agua de este modo consagrada, la campana es lavada completamente por dentro y por fuera. Para la consagración de una iglesia un agua lustral especial es preparada después de que el obispo ha ingresado al edificio, y los varios ingredientes, sal, agua, cenizas y el vino, antes de ser mezclados, son bendecidos con oraciones que difieren completamente de esas utilizadas en el caso del agua bendita para uso común. Esta agua lustral es rociada mientras que el obispo hace siete veces el circuito del altar y tres veces el del interior de la iglesia. El rito de lavar el altar mayor el Jueves Santo es realizado en las basílicas Romanas y otras iglesias con una cierta solemnidad, y en los viejos tiempos era una función más notable que en el presente. Para este propósito, el vino y a veces el agua de rosas eran empleados igual que el elemento puro. Nuevamente en la apertura de las puertas santas en las Basílicas Romanas cuando el año del jubileo empieza, los penitenciarios, provistos con esponjas y toallas, lavan y secan el umbral, luego de que la puerta previamente obstruida ha sido liberada. Menos estricto es el uso litúrgico del agua que está bendecida con varias fórmulas especiales para propósitos devocionales. El “Rituale romanum” oficial contiene un cierto número de ciertas bendiciones, por ejemplo “Modus benedicendi aquam” con otras fórmulas similares en honor de San Adelaido, San Willibrord, San Vicente Ferrer, etc., particularmente. El propósito de esto es generalmente medicinal y hay una bendición particularmente larga del “agua de San Huberto” en contra de la mordida de un perro loco.

El lector debe hacer referencia a los libros mencionados en el artículo AGUA BENDITA; cf. También SCHROD en Kirchenlexikon, s.y. Weihwasser; THALHOFER, Liturgik (Freiburg, 1883-93); y para la Edad Media especialmente FRANZ, Die kirchlichen Benediktionem (Freiburg, 1909). Verse más allá los comentarios de CATALANI, Pontificale Romanum (Paris, 1850); y el Rituale Romanum (Roma, 1757); y THURSTON, El cáliz sin consagrar en el mes (Octubre, 1911).

HERBERT THURSTON Transcrito por Thomas M. Barret En agradecimiento al Agua de la vida Traducido por Alonso Teullet